Un mes después de convertirse oficialmente en Shinobi y en el equipo 7, HanaYasha y sus alumnos comenzaron a realizar misiones sencillas, a lo ancho y largo de los distritos de Konoha.

Sacar a pasear perros; en donde Naruto siempre destacaba por escoger al más grande y terminar sin querer en los campos minados. Ordenar pergaminos de la biblioteca Hyuga, algo que sin duda Sakura disfrutó mucho... por ponerse a leer en lugar de acomodar su parte en los estantes.

Buscar objetos y mascotas extraviadas. Ayudarles a los adultos mayores con sus compras del mercado del centro. Incluso tuvieron que recolectar bellotas para una chef de dulces, topándose en varias ocasiones con las travesuras de Kuri; un monito Youkai blanco que vive en el bosque.

Ese día, habiendo completado otra misión; quedando cubiertos de hojas de los árboles y con los cabellos revueltos, Naruto tuvo la osadía de quejarse con los sannin sobre su próxima misión. ¡Otra tarea molesta que no tenía nada que ver con un monstruo!

Jiraiya, sentado en medio de sus compañeros, suspiró. Estaba bien que fuera entusiasta y determinado... ¡Pero no tanto!

-¡Mira, Naruto...! - exclamó con autoridad. - ¡En estos momentos, no estamos para soportar tus exigencias de niño mimado! ¡Así que te daré dos opciones! ¡O haces las misiones que nosotros te damos o renuncias a ser ninja!

-¡Eso no es justo y lo sabes, sabio pervertido! - le replicó el chico, señalándolo de manera acusadora, mientras Tsunade y Orochimaru se cubrían los rostros con un par de papeles en sus manos.

-¡NO SE RIAN! - exigió el líder del clan Uzumaki, volteando hacia ellos, avergonzado y sonrojado.

-¡Vamos, señores! ¡Estoy hablando muy en serio! - Naruto bramó de nuevo. - ¡¿No tienen entre esa montaña de papeles alguna misión que podamos hacer para eliminar a un Youkai?!

-Naruto. - esta vez, fue Tsunade quien tomó la palabra. - Comprendo que te sientas ansioso de poder probar tus habilidades en ese tipo de situaciones. Sin embargo, no deben olvidar que apenas son principiantes. Por lo tanto, se les asignarán encargos adecuados a su nivel.

-Como pasear perros. - agregó Orochimaru, girando la hoja en sus manos.

-¡NOOOOOOOOOOOOOOOO! - gritó el rubio, enojado y en estado de pánico, aproximándose al hombre de piel pálida y rompiendo la hoja. - ¡TODO MENOS ESO! - de un salto, volvió con su equipo y señaló a los sannin. - ¡¿SABEN LO QUE ME PASÓ LA ÚLTIMA VEZ QUE SAQUÉ A UNO DE ESOS ANIMALES?!

FFFFF

-¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHH! - gritaba Naruto, llorando, saltando y girando en la tierra del bosque, con un perrito pequeño mordiéndole la cabeza. - ¡QUÍTENMELO, QUÍTENMELO! ¡ME CONTAGIARÁ LA RABIA O ALGO ASÍ, DE VERÁS!

Sus compañeros y su maestra lo vieron con una gotita de sudor bajando por sus cabezas.

FFFFF

-¡Después de eso, Shizune-sensei me tuvo que poner como 20 vacunas contra la rabia!

-No exageres, solo fueron 5. - dijo Sasuke con una mueca.

-¡Pues yo las sentí como si hubieran sido más, de verás!

Sakura lo vio con una gotita de sudor bajando por su nuca. HanaYasha se pasó una mano por su largo cabello plateado y Tsunade suspiró.

-Bueno, ya que las cosas se han dado de esta manera... - dijo la mujer. - no tenemos más opción que ceder.

-¡¿D-D-De verdad?! - cuestionaron el rubio y la pelirrosa al unísono.

-Con la condición de que estarán inactivos una semana.

Al instante, sus caras de asombro, se transformaron en muecas de inconformidad.

-¡¿PERO QUÉ CLASE DE TRAMPA DIABOLICA ES ESTA, ABUELA TSUNADE?! - exigió saber Naruto, dando patadas al piso.

Frunciendo el ceño y cerrando con fuerza el puño derecho, la sannin de las babosas destruyó una parte de la mesa, asustando, tanto a Jiraiya como a su nieto. El primero, se escondió detrás de Orochimaru y el segundo, detrás de HanaYasha.

-L-Lo que Tsunade quiere decir... - habló el sannin de las serpientes, dirigiéndose al equipo 7 con una sonrisa nerviosa. - es que conseguir este tipo de solicitudes llevan tiempo. Así que, mientras esperan, lo mejor será que descansen o entrenen.

PPPPP

-Cielos... - dijo Sakura, arrastrando los pies mientras caminaban por una calle del distrito del clan Uzumaki. - eso fue un desastre...

-El más doloroso que haya presenciado en mi vida. - agregó Sasuke, acompañándola en su lado izquierdo, con sus manos guardadas en los bolsillos de sus cortos pantalones blancos.

-¡¿Qué?! - exclamó Naruto, parado detrás de ellos. - ¡Por lo menos yo me esforcé para que nos dieran una misión diferente, de verás!

-Es verdad. - pensó HanaYasha, con la vista dirigida al despejado cielo de esa tarde. - Ya llevamos un mes trabajando como equipo y no hemos recibido una solicitud para exterminar a un Youkai.

En eso, al cambiar sus ojos de posición, enfocándolos en un cartel que mostraba una casa de campaña, se le ocurrió una idea.

-¡Chicos!

Los jóvenes ninjas se giraron hacia ella.

-¿Qué les parece si hacemos un campamento?

-¿Qué estás planeando? - cuestionó Sasuke.

-Nada en especial. - aseguró la joven, levantando el mentón con confianza. - Solo quiero pasar tiempo libre con mis alumnos, es todo.

Al escuchar su respuesta, el Uchiha relajó su expresión.

-¿Cuándo y en dónde?

-Mañana, después del atardecer... - HanaYasha hizo una pausa, aproximándose más a ellos para que nadie en los alrededores la escuchara. - en el campo de entrenamiento 44.

Sakura palideció.

-E-E-Es una broma, ¿Verdad? - interrogó nerviosa, ganándose en automático la confusión de los muchachos.

Sin desaparecer su sonrisa, la Hanyou negó con la cabeza.

-No olviden llevar una muda de ropa, comida, linternas, frazadas y un saco de dormir. - explicó rápidamente, dispersando su silueta en un remolino de viento. - ¡Nos vemos!

PPPPP

Lo primero que Sasuke hizo al llegar a casa, fue moverse de un lado a otro para conseguir las cosas que necesitaría en el campamento.

Más tarde prepararía la comida... aunque también estaba la posibilidad de llevarse unas cañas de pescar.

Con tantas dudas sobre las cosas que ocuparía; esparcidas en el piso de su habitación, no se dio cuenta de que su madre se encontraba detrás de él, hasta que la escuchó preguntar:

-¿Te estás preparando para una nueva misión?

Un poco sorprendido por su aparición, asintió con la cabeza.

-Iremos de campamento con HanaYasha. - respondió, sentándose y guardando un saco de dormir. - Será mañana pero, quiero estar preparado.

-Me parece grandioso que pasen ratos divertidos con ella. - dijo la mujer con una sonrisa. - Cuando tu bisabuelo Danzou la reclutó en Raíz, dejó de reír y su mirada se volvió fría y distante. Algo que también les pasó a Itachi y a Taichi.

-¿A mi hermano también? - preguntó, girándose hacia Mikoto.

-Convertirte en ANBU es un compromiso que requiere la completa ausencia de las emociones. - explicó seriamente, agachándose a su altura. - Itachi, habiéndolo experimentado de primera mano, lo comprendía perfectamente. Pero los demás no. Por eso, cuando tu hermano se dio de baja en Raíz para unirse a la organización de Yahiko Uzumaki, fue tan criticado por la policía militar que incluso tu padre tuvo que intervenir y defenderlo.

-Si... - musitó el muchacho, con tristeza. - aun lo recuerdo. - volteando de nuevo a su madre, se percató de un pedazo de tela azul que llevaba en sus brazos. - ¿Qué es eso?

-Es un regalo. - respondió. - Pero con todas las cosas que tengo qué hacer, creo que no estará listo hasta el próximo año. - se levantó y regresó a la puerta corredera. - Bueno, volveré a la cocina. Si necesitas ayuda, puedes pedirme lo que sea.

Él asintió, viéndola marchar tan rápido como llegó. Pensativo, se tiró en el piso, dirigiendo sus ojos negros hacia el techo.

Raíz.

ANBU.

Carencia de emociones.

Su bisabuelo Danzou.

Su hermano.

HanaYasha...

Deteniendo una de sus tantas sonrisas en su mente, le resultaba imposible imaginársela sin emociones.

PPPPP

Al atardecer del día siguiente; con el cielo difuminándose en colores anaranjados y azules, y el canto de las aves marchándose hacia el horizonte, los jóvenes ninjas se adentraron en los campos de entrenamiento. Tomando las correas de sus mochilas, caminaban con seguridad hacia el sitio indicado por su maestra.

Sakura se acercaba con nerviosismo. Durante la noche anterior, se había replanteado no participar en la actividad, pensando incluso en enviarle un pergamino a HanaYasha. Sin embargo, al recordar la gran sonrisa que tenía, al decirles lo del campamento... suspiró.

Eso sí. Si algo paranormal o escalofriante ocurría en los alrededores... ¡Ella sería la primera en salir corriendo! ¡Estaba más que decidido! Aunque, considerando el hecho de que no quería ser egoísta y abandonar a sus compañeros... estaba perdida.

-¡Anímate, Sakura! - exclamó Naruto, dándole una suave palmada en su hombro derecho. - ¡La pasaremos genial, de verás!

-Por primera vez... - dijo Sasuke, dejando sus pertenencias en la tierra. - concuerdo con el perdedor.

-¡AY, SI SERÁS...! - gritó el rubio, con dos círculos blancos en lugar de ojos, dispuesto a darle una paliza.

No obstante, HanaYasha fue más rápida, apareciendo de la nada y sujetándolo del cuello de su chamarra anaranjada.

-¡SUELTEME, HANA-SENSEI! ¡LE DARÉ SU MERECIDO!

-No tienes permiso para golpear a alguien de tu propio equipo.

Después de que las cosas entre los chicos se calmaran, ordenaron todo para comenzar con su campamento. Los sacos de dormir estaban en el suelo. Cerca de los arbustos, se encontraban armadas dos tiendas de campaña. Una para las chicas y otra para los chicos.

Una vez que la fogata fue encendida por Sasuke y su estilo de fuego, pudieron relajarse a su alrededor, escuchando los lejanos y cercanos sonidos de los animales, Aves sobre todo, bajo un despejado cielo oscuro lleno de estrellas brillantes.

-Cuanta tranquilidad... - dijo la Hanyou, levantando la mirada y cerrando un momento los ojos.

-H-HanaYasha-sensei... - Sakura la llamó de repente, obteniendo su atención. - si no es mucha molestia, ¿Podría explicarme porque escogió este lugar para acampar?

-Porque, además de que casi nadie viene... - respondió sonriendo. - ¡Es el ambiente perfecto para contar historias de terror!

Al instante, la joven cayó con los pies hacia arriba.

-No sabía que te gustaran esas cosas... - habló Sasuke, mirándola a su izquierda con una mueca.

-Cuando Shisui, Itachi, Taichi y yo éramos niños, nos encantaba acampar en la noche. - explicó, subiendo de nuevo su rostro hacia el cielo. - Venir al bosque, sentarnos frente a una fogata y contar historias. - bajó la cabeza y le sonrió apenada a su estudiante. - Aunque muchas de ellas resultaban ser leyendas de otros lugares lejanos.

El muchacho la vio con una gotita de sudor bajando por su nuca.

-Y bueno, ya que estamos hablando de eso... - dirigiéndose a los demás, chocó las palmas de sus manos. - ¿A quién le gustaría comenzar?

-¡Yo, yo! ¡Yo quiero! - bramó Naruto, levantando la mano.

HanaYasha le sonrió y le cedió la palabra, por lo que se aclaró la garganta antes de narrar.

-Esto me pasó en una tarde muy lluviosa de verano. - comenzó seriamente. - En el cielo, los relámpagos no dejaban de aparecer, de verás. Y aunque la casa se encontrara en completa oscuridad, tenía que ser valiente para bajar hacia la cocina. Por el miedo, la linterna que llevaba en mi mano derecha, no dejaba de temblar. Y cada paso que daba, hacía rechinar el piso. Entonces, cuando llegué a las escaleras... la vi.

-¿Q-Qué cosa? - preguntó Sakura.

-Una puerta abierta. - respondió, volteando hacia ella un segundo. - Sin evitarlo, tragué saliva. Y acercándome lentamente, me percaté de que la puerta, no correspondía a una habitación, sino a la de la alacena de la cocina. Nervioso, la tomé del borde superior y, con gran pesar... - hizo una pausa, gritando con fuerza y con dos círculos blancos en lugar de ojos: - ¡VI QUE SE HABÍAN COMIDO MI PLATO DE RAMEN, DE VERÁS!

Su maestra y sus compañeros cayeron por la impresión.

-¡¿Qué clase de historia de terror es esa?! - interrogaron Sakura y Sasuke al unísono, fulminándolo con sus miradas.

-¡Y lo peor de todo...! ¡...ES QUE TAMPOCO HABÍA LECHE!

-¡YA ENTENDIMOS!

-Creo que yo también me hubiera asustado si se hubieran comido mi platillo favorito. - agregó HanaYasha, ganándose una mueca por parte de Sasuke. -Bueno, pasando a alguien más... ¿Qué tal tú, Sakura?

-P-Perdón, HanaYasha-sensei... - dijo avergonzada. - la verdad es que no me gusta mucho leer historias de terror.

La mayor asintió con comprensión.

-¿Y tú, Sasuke? - volvió a preguntar, volteando a su derecha. - ¿Quieres intentarlo?

-Conozco una, pero... - comentó, sonriendo confiado. - temo que si la cuento, el perdedor se orinará en los pantalones.

-¡¿Acaso me estás retando, maldito?! - exclamó Naruto con furia. - ¡Adelante, cuéntala! ¡Nada de lo que digas me hará temblar, de verás!

-Ya lo veremos. - pensó, sonriendo de lado.

El viento comenzó a soplar un poco, levantando las hojas de los árboles caídas en la tierra.

-Esto ocurrió antes de que Konoha se formara como la gran aldea que es hoy en día. - comenzó Sasuke, con sus ojos negros dirigidos a la fogata. - En aquel entonces, el clan Uchiha siempre se encontraba en constante conflicto con otros clanes Shinobi, por lo que siempre llevaban su sharingan y sus ojos al límite. No paraban hasta que no se aseguraban de haberles quitado hasta el último aliento de vida a sus enemigos. Entonces, en cierta ocasión, el ninja más formidable de los Uchiha, Madara Uchiha, cayó enfermo. Y aunque conocía la solución, no estaba seguro de querer realizarla.

-¿P-Por qué? - cuestionó Sakura.

Naruto, sentado a su lado izquierdo, tragó saliva grueso.

-Porque tenía que quitarle los ojos a alguien más.

Al saber aquello, sus compañeros y su maestra lo vieron atónitos.

-¡O-Oye, no estés inventando cosas raras! - pidió el rubio, enojado.

-No es ningún invento. - aseguró Sasuke. - Cuando Madara le explicó las circunstancias a Izuna, su hermano menor... este sin dudar, aceptó a que le quitara los ojos. Ya que no podía permitir que, al encontrarse al frente del ejército del clan, pereciera por un problema en su vista. Así que, postrado en un futon, Madara llevó con lentitud su mano derecha, a sus ojos... - hizo una pausa. - y se los quitó para después comérselos.

Sakura soltó un gemido, horrorizada por aquella imagen tan macabra.

-Al morir Izuna, Madara sintió tanta tristeza y arrepentimiento por lo que hizo, que una vez cada 10 años, en las noches como esta, se dice que su espíritu regresa al distrito del clan Uchiha... - al hacer una nueva pausa, sonrió. - para buscar unos nuevos ojos para su hermano.

De repente, las copas de los árboles y los arbustos se movieron abruptamente.

-¿O-Oyeron eso? - interrogó la pelirrosa, temblando.

-Solo es el viento moviendo las hojas. - concluyó HanaYasha, levantando un momento la vista... para luego voltear al frente y ver a un Naruto desmayado en la tierra.

-HMP. - Sasuke bufó, sonriendo de nuevo. - Parece que gané.

-Y eso que no he contado la mejor historia de toda la noche. - comentó la Hanyou. - La del campo de entrenamiento 44.

Al escuchar aquello, Sakura saltó hacia el rubio, poniéndose en horcajadas.

-¡Naruto, ya despierta! - exigió, dándole una bofetada tras otra y moviéndolo de sus ropas de atrás hacia adelante. - ¡Necesito abrazarte porque tengo miedo!

El Uchiha la vio con una gotita de sudor bajando por su cabeza. Después de que el Uzumaki recobrara con éxito el conocimiento, volvió a ocupar su lugar, con Sakura abrazándolo con fuerza.

-Lo que voy a contarles, ocurrió cuando yo tenía 10 años. - afirmó HanaYasha seriamente, cruzada de brazos. - Cada vez que intentaba cruzar por aquí, para acortar mi camino a casa, un vigilante se me acercaba y me decía que tenía que rodear... - sonrió. - porque este lugar está maldito.

Sakura cerró los ojos.

-Al principio, no entendía el por qué, hasta que me contaron lo que pasó.

El viento sopló de nuevo en las cercanías.

-Tres ninjas de la misma edad que ustedes, habían estado entrenando arduamente, para combatir en el festival Shinobi de Konoha y así, obtener mejores misiones de los sannin. - hizo una pausa. - Sin embargo, cuatro días antes del evento, los tres sufrieron accidentes que ni siquiera Tsunade-sama supo explicar.

-¿Cómo cuáles? - preguntó Sasuke, con sus ojos fijos en ella.

-Al primer chico, se le enredaron unas cuerdas al cuello, ahorcándolo hasta la muerte. - contestó, estremeciendo a sus estudiantes al otro lado del fuego. - Al segundo, le clavaron una inmensa lanza de madera en el pecho, matándolo al instante. Y al tercero... - hizo otra pausa. - el filo de un arma le pasó volando por el cuello, decapitándolo en el acto.

La pelirrosa lloraba y temblaba en el regazo de Naruto, al mismo tiempo que las copas y los arbustos volvieron a moverse con brusquedad.

-O-Otra vez es el viento, ¿Verdad? - se atrevió a cuestionar el Uzumaki.

-El festival...

Escuchando una voz espectral detrás de ellos, Sakura y Naruto sintieron un horrible escalofrío recorriendo sus espaldas. Con lentitud, voltearon hacia atrás.

-¡TENGO QUE IR AL FESTIVAL! - de los arbustos, salió un muchacho sin cabeza.

Los chicos gritaron horrorizados, antes de echarse a correr fuera del lugar. Al verlos huir, HanaYasha se sostuvo el estómago, cayendo en la tierra muerta de la risa.

-¡No puedo creer que hayan caído! - se burló, limpiándose una lagrimita y volteando a su derecha. - Pero, ¿Tú porque no corriste?

-Ya me esperaba algo como esto. - dijo Sasuke con una mueca.

-De haber sabido que Sasuke contaría esa historia del clan Uchiha... - comentó Daika Higurashi, sacándose encima el disfraz que usó para parecer decapitado. Taichi apareció junto a él. - ...me hubiera disfrazado de Madara para asustarlos antes.

-¡Hubiera estado bueno! - aseguró su hermana, con una gran sonrisa.

-¿Quieres que los traiga de vuelta? - interrogó Taichi.

-No, tranquilo. - comentó la Hanyou, poniéndose de pie, al igual que Sasuke. - Quiero que recuerden este momento, como uno de los más terroríficos de sus vidas. Mejor ayúdenme a recoger todo.

Los tres jóvenes asintieron, reuniendo las cosas que los chicos dejaron abandonadas en los alrededores. De pronto, Daika encontró algo inusual, junto a la mochila que le pertenecía a Naruto.

-Oye, hermana. - la llamó con dudas. - ¿De quién es este kunai?

-Se ve muy viejo... - señaló Taichi, parándose a su lado izquierdo, mientras los otros se reunían con ellos para ver el objeto. - incluso tiene sangre seca...

De repente, la fogata se apagó y los cuatro sintieron incómodos escalofríos. Volteando con lentitud, se toparon con tres figuras espectrales que brillaban por cuenta propia, coincidiendo con la perfecta descripción de HanaYasha.

Un chico ahorcado por una cuerda. Un muchacho con una gran lanza en el pecho y otro joven sin cabeza.

-El festival...

Al verlos, los ninjas gritaron aterrados. Después de que HanaYasha tomara en brazos a Sasuke y de que Taichi hiciera lo mismo con Daika, corrieron despavoridos hacia la salida del campo de entrenamiento.

Fin del capítulo.