Ya conocen mis advertencias, incluso aquí todavía va a ser peor (Más jóvenes), por lo que solo queda decir si no son adeptos a este tipo de historia favor de salir y leer otro tipo de historias, mas family friendly, por lo que por lo demás disfruten la lectura.

No soy dueño de Naruto o de la mitología griega y la historia se hace solo con el fin de entretener sin ánimos de lucro.


Capítulo 01.- Esposa


La confusión del momento paso a ira para los otros participantes, varios de ellos señalaban y exclaman que era una farsa, al menos eso creían hasta que la propia Atalanta lanzo el venablo en sus manos en la entrepierna de unos de los más efusivos en negar la victoria del niño.

Ahí es cuando todos recordaron que esa misma mujer era la que menos deseaba casarse a tal punto que cualquiera que perdiera en contra de ella seria asesinado sin miramientos, todos por miedo retrocedieron ante la mirada de la hermosa joven.

"Cobardes" Susurró Atalanta con cierto asco en su voz.

La mirada de la joven volvió hacia el niño.

"Tu victoria fue justa" Dijo la chica "De igual forma, justa será la recompensa, mi esposo".

"Eh" El chico solo miro confundido hacia la joven.

La chica alzo la ceja "Una vez me ganaste en una carrera, obtuviste el derecho sobre mí, ahora y para siempre serás si esposo".

Las manos del chico se alzaron hacia su pecho "Espera, espera, que no ganaría solo el tesoro del rey" Expresó confusa.

"Así es, yo soy su mayor tesoro" Ella lo miro confusa "Acaso no sabias que esta carrera, era para conseguirme un marido".

Tales palabras dejaron paralizado al chico rubio, mientras que una fuerte risa retumbo dentro de él.

"Mi esposo estas bien" Dijo preocupada Atalanta.

"Yo, casado dattenayo" Fue lo último que dijo solo para caer desmayado.

El zorro definitivamente estaba disfrutando de tal situación "Solo tu Naruto, solo tu".


Unas horas después.

Un leve gemido broto de un joven rubio, sus ojos azules empezaron a abrirse lentamente.

"Tuve el sueño más extraño de toda mi vida dattebayo" Murmuró el niño.

"Enserio crees que fue un sueño Naruto" Expresó con burla Kurama.

"Eh".

"Porque no das una mirada a tu lado" Explicó el zorro.

Cuando lo hizo, la vio.

A su lado había una hermosa niña, claro que el la reconoció, era nada más y menos que Atalanta.

Su pequeña pero ligera figura era bastante atrayente, su perizoma era incluso más corto de lo que había sido cuando ellos compitieron, a tal punto que sus tiernos muslos blancos eran completamente visibles, un pequeño triangulo solo cubría su monte venus, aunque no evitaba que tal prenda se introdujera entre los pequeños labios inferiores.

"Te gusta lo que vez esposo mío" Una dulce y seductora vez hizo que su mirada se dirigiera hacia el rostro de la niña.

Ella parecía alegre y traviesa, mientras que sus ojos turquesa brillaban seductoramente.

Un sonrojo cruzo el rostro del niño, lo habían descubierto mirándola de manera descarada, peor aún estaba tal cual como termino el torneo, en pocas palabras ambos estaban en ropa interior.

"Hay algún problema esposo mío" Dijo seductoramente Atalanta.

"Espera, espera, realmente era una competencia para casarse contigo tebayo" Expresó un nervioso rubio

"Enserio no sabias eso" Dijo tranquilamente la niña, aunque en su mente era un vaivén de ideas.

Naruto negó con la cabeza "Solo escuche de que quien ganara la carrera obtendría el mayor tesoro del rey" Explicó una mirada confusa cruzo su rostro "No sabía que sería su propia hija".

El niño frunció el ceño ante lo último, algo que no pasó desapercibido por ella.

"¿No eres de nuestras tierras?" Viendo que el niño negó con la cabeza, Atalante empezó idear planes, tanto para ella como para su nuevo querido esposo "Ya veo" Dijo tranquilamente y con una pequeña sonrisa "Aquí, eso es muy común" Mintió "Un padre puede hacer lo que quiera con su hijas" Verdadero "Incluso casarlas aunque no lo deseen" Verdadero "Por lo que hizo mi padre en entregarme a un hombre que me ganara, es algo común para las mujeres como yo" Mentira, ella mismo declaró, que se casaría con quien pudiera ganarle en una carrera y si no lo hacían los mataría "Incluso si eso significa, que me casara con mis hermanos o tíos" Miro un poco al niño quien fruncia el ceño.

"Pero no eres demasiado joven para casarte dattebayo" Expresó algo enojado.

"No" Negó con la cabeza "Soy lo suficiente mayor para casarme, incluso en otros lugares donde se llegan casar después de su primera Menarquia, eso puede ser a más temprano de lo años hasta más tardar los 15 o 16 años, y normalmente nos casaríamos con hombres que llegan a duplicar o incluso triplicar nuestra edad, creo ya debería haber visto" Señaló "Cuando participaste en la carrera, que había hombres tanto de 15 hasta los 35 años, y eso que solo tengo 12 años" Se quedo un rato pensativa "Bueno casi 13 años"

Lo dicho por ella no era del todo mentira, normalmente la niñas se llegaban a casar entre los 14 o 16 años ante hombres bastante mayores, los matrimonios más jóvenes generalmente eran cuando eran raptadas por hombres, los cuales la mayoría eran semidioses, un ejemplo claro y muy conocido, era el de la propia Helena, ella fue raptada cuando tenía 7 años incluso antes que tuviera su primera menarquia por Teseo, quien buscaba una esposa, si no fuera por Cástor y Pólux, hermanos de Helena, ella talvez hubiera sido violada por Teseo y se hubiera convertido a la fuerza en su esposa.

(Ojo, soy consciente que el Rapto de Helena sucedió bastantes años después de la cacería del Jabalí de Calidon, estamos hablando de que Helena aun no nacía cuando paso esa aventura mitologica, solo que a para efectos de este fanfic y para acortar años, y adelantar la Guerra de Troya, El héroe y muy joven Teseo intento raptar a Helena, antes de tener su primera esposa Fedra o incluso antes de viajar al reino de Atenas)

"Pero eso está mal" Murmuró el niño.

Ella sonrió beatíficamente al niño, él podría ser quien le podría ayudar a salir de aquí, por supuesto que ella le recomenzaría muy bien, después de todo, ella ya era su esposa.

"Es mal para otros" Explicó "Pero para nosotros no" Tomo con cariño la mano del niño "A los ojos de los demás y a mis ojos, tú eres mi esposo y yo soy tu esposa".

"No quiero obligar a nadie a estar conmigo".

Ella sonrió "No me estas obligando, sobre todo si deseo ser tu esposa".

"Quieres ser mi esposa tebayo" Expresó incrédulo.

"Claro, acaso tan extraño es".

El tímidamente se rascó la parte posterior de su cabeza "Un poco" Murmuró "No era muy popular con las niñas en mi pueblo" Expresó "Bueno tal vez solo una" Dijo con cariño ante el recuerdo de la joven Hinata.

"Estas ya casado" Preguntó curiosa al escuchar lo último.

Los ojos del niño se ampliaron y negó rápidamente con la cabeza "No, no lo estoy" Tartamudeó "Ni siquiera pude responder a sus sentimientos, pasaron muchas cosas a tal punto que me hicieron caer aquí" Expresó con cierta tristeza.

Ella era curiosa "Si regresas a tu hogar, que le responderías".

Él se sonrojo "Que quiero estar con ella" Tímidamente bajo la cabeza.

Una punzada cruzo ligeramente su pecho, tal vez eran celos de la chica de la cual su nuevo esposo estaba enamorado, pero luego recordó algo, los esposos pueden tener cuantas esposas o amantes quisieran siempre y cuando tengas el poder para tenerlas.

Ella tomo tímidamente tomo la mano del niño "Quiero ayudarte a regresar, para que puedas estas con ella".

Los ojos azules del niño brillaron por unos instantes "Enserio".

Ella sonrió "Claro, como tu esposa, es mi deber apoyarte en todo, incluso si eso significa que tengas otra esposa más" Sin que el rubio se diera cuenta, poco a poco, Atalanta le estaba metiendo en la cabeza la idea que ella definitivamente era su esposa, incluso cuando no quisiera, él ya estaba en dulce trampa de miel.

"Espera, ¡Que!".

"Si, aquí no es prohibido tener más de una mujer como amante" Explicó, tomando una decisión ella se sentó en su regazo, claro sin dejar de lado un buen restriego de su alegre trasero en la ingle del niño.

Su reacción fue inmediata, un gran sonrojo cubrió el cuerpo del niño y cierta anatomía del niño empezaba a crecer, a tal punto que parecía querer salir de su propia ropa interior, incluso lo escucho inhalar su dulce olor a flores silvestres, un regalo de propia Artemisa cuando la adopto en su cacería, todas aquellas chicas junto a ella olerían siempre a la diosa caza, y ese olor era a flores silvestres.

*Vaya, es bastante bien dotado para su edad* Pensó Atalanta, mientas se acurrucaba en su pecho.

"Mi esposo, puede tener tantas esposas como quiera tener" Susurró tentadoramente "Así tendré más hermanas para toda la vida".

Lo cual no era mentira, ella era hija única de rey, de todas sus esposa y amates ella fue la única hija que tubo los demás eran sus hermanos menores, algo que siempre su padre quiso tener, no por nada la abandono cuando nació, si no fuera por la bondad de Artemisa y sus cazadoras, ella actualmente no estaría aquí, además como siempre estuvo desde que tiene uso de razón con mujeres, se acostumbró a estar con ellas, por lo que tener nuevas hermanas le haría definitivamente feliz.

*Tal vez incluso pueda formar mi propia legión de cazadoras* Pensó Atalanta.

"Yo, yo" Empezó a tartamudear, hasta que le llego un mal olor "Si, necesito una ducha dattebayo" Rápidamente salió de la cama.

Los ojos turquesa de la chica brillaron.

Su esposo era muy lindo cuando se sonrojaba, aunque no podía negar que incluso ella misma empezaba a sonrojarse de sí misma, jamás había sido tan atrevida ante un hombre.

"Aun puedo ser más atrevida" Un brillo lujurioso cruzo su rostro y una sonrisa coqueta apareció.

Él se miraba nervioso y algo confundido.

Ella le sonrió.

"Las mías están por aquí" Guió a su joven esposo hacia el cuarto de baño.

Había un grupo de esclavas quienes estaban calentando el agua y llevaban en sus manos aceites y perfumes aromáticos.

"Yo, um" Miraba nervioso hacia las acompañantes, quienes parecían no querer irse.

Atalanta sonrió ante eso.

Tales acciones eran un claro ejemplo que su esposo, no era de Grecia, por lo que no sabía cómo actuar en tal situación.

"Recuera esposo mío" Susurró al oído "Las tradiciones aquí, son diferentes de dónde vienes, aquí es muy común, que un sirviente te ayude durante tu baño, incluso tu esposa, que soy yo, tengo que acompañarte para bañarnos juntos" Claro que esto último era una completa mentira, aquí las esposas eran un adorno para sus esposos, a tal punto que incluso llegaban a buscar placer en otras mujeres o en su caso amor en su Erómenos.

Para sorpresa de las sirvientes Atalanta tomo los utensilios de ellas y les ordenó que salieran.

Ella misma se haría cargo de su esposo.

"Antes que eso" Se acerco seductora y lentamente empezó a mover sus manos por el pecho de niño.

El detuvo sus manos y le dio una mirada nerviosa, el chico estaba totalmente perdido y nervioso por las acciones de la niña.

Ella en cambio de sonrió tiernamente "Déjame quitarte lo último tuyo" Susurró, mientras le daba una mirada dulce "Por favor, mi esposo".

El chico rubio no pudo ante aquella mirada.

Su corazón latió con fuerza cuando vio que sus manos cayeron y dejaron que los suyos se movieran ante el niño, sus delicadas manos recorrieron su definido cuerpo, hasta encontrar aquella extraña ropa interior, esta estaba muy pegada a su cuerpo, casi parecía una segunda piel, tal cosa incluso fácilmente podía observar su miembro totalmente erecto incluso los testículos de su esposo atrapados entre la ropa.

Ella lamio ligeramente sus labios, anteriormente había visto hombres desnudos, pero aquellos hombres por alguna razón no le eran apreciables a sus ojos, pero en cambio la de su nuevo marido, era bastante atractivo a sus ojos.

Tratando de detener su corazón, ella lentamente se hinco, sin dudarlo le bajo su ropa interior.

Una cosa dura y caliente golpeo su rostro.

Pudo verlo, era asombroso ver como un niño más joven que ella, tenía un miembro casi tan grande como la de un adulto.

A su ver eran 7 Daktylos (13.51 centímetros) de carne dura y caliente.

El fuerte olor a hombre empezó a llegar a sus fosas nasales.

Su mente estaba en blanco por unos instantes, hasta la voz de la mujer era melodiosamente atrayente le hizo llegar un torrente de información en su mente, una imagen de una hermosa mujer apareció guiñándole el ojo e hizo que todas aquellas inhibiciones que tenia se perdieran.

"Gracias Afrodita" Susurró, Lentamente abrió sus pequeños labios, e introdujo aquel miembro en su boca, su lengua bailo alegremente en la cabeza rosada, un ligero vaivén de cabeza, chupando con una incesante necesidad, sus manos se enterraron entre las carnosas nalgas de su marido, poco a poco, aquel miembro se introducía más y más en su garganta, por alguna razón aquella sensación de arqueadas en su garganta se fue yendo, su cuerpo parecía estar aceptando el pene de su hombre.

"Mas rápido y profundo querida, estoy segura de que a él le encantara" Una voz en cabeza, mientras disfrutaba los gemidos de placer y respiración andrajosa de su marido.

No solo era el vaivén de la joven, sino que también el cuerpo de Naruto reacciono de manera natural ante aquel placer, a tal punto que no soporto más y el mismo tomo la cabeza de Atalanta, cuando sintió que era el momento que eyacular acelero el paso, hasta que con fuerte gemido y sintiendo como los labios de la niña incluso llegaban hasta sus testículos, llenando la garganta de la chica de abundante semen.

El sonido de tragar fue llegando a sus oídos, mientras empezaba lucidamente su mente en aclararse, ahí fue cuando, se separó de ella.

Lo que vio fue una joven, hincada mirando al techo mientras saboreaba el semen del rubio.

"Lo siento, lo siento" Dijo el chico con culpa y vergüenza.

Atalante en cambio cerro los ojos por un momento, por alguna razón el sabor le era bastante delicioso, entre un poco salado, pero mayormente dulce.

Sinceramente quería más.

Pero una vez que dirigió su mirada hacia su esposo, este parecía estar sintiendo culpa por lo sucedido.

Ella se levantó y se fue acercando hacia él.

"No hay nada de que disculparse, esposo mío" Expresó seductoramente mientras lo abrazaba con cariño "Ten por seguro, que lo disfrute tanto como lo hiciste tu" Se acerco a su oído "Quieres una prueba de ello".

Se alejo un poco, tomo su mano, dirigiéndola lentamente desde su vientre plano, más y más abajo, donde su diminuto perizoma de lana, este al tacto estaba húmedo.

Atalanta estaba realmente excitada por lo que había hecho.

Ella sonrió hacia él, tal como su esposo estaba desnudo, ella también quería mostrase a sus ojos, desato la cinta de su pecho, dejando a la vista de los hermosos ojos azules de niño, su pequeño pero floreciente pecho, eran del tamaño de media manzana, sus pezones que adornaban sus pechos eran pequeños al igual que sus aureolas, ambos estaban completamente erectos.

Las manos curiosas del niño empezaron a recorrer sus florecientes senos, sus caricias eran suaves pero muy placenteras, tal cosa le provoco un suspiro soñador y un ligero gemido de placer.

Pero quería aún más, desato también su perizoma, dejándolo caer al suelo.

Dejándola ahí, a la vista de su esposo, aquello que alguna vez juro proteger, pero ahora estaba más que dispuesta a entregárselo a Naruto.

Su monte venus era pequeño, pero bastante notable, como recorría su piel liasa y completamente visible sin ningún vello, ella misma los había removido uno a uno, dejándola completamente calva en su pubis, se veía claramente como aquel monte era partido por la mitad, aquellos labios protegían herméticamente el tesoro de la niña, su virginidad, pero ante todo una humedad cubría su suave piel.

Nuevamente Atalanta dirigió la mano de su marido hacia su zona especial, pero esta vez no había nada que impidiera su toque directo, ella quería sentirlo, anhelaba su tuque.

Cuando sintió de amoroso toque, fue como una corriente eléctrica recorriera su cuerpo, se sentía placida, antas que unos de los dedos de su esposo toco un diminuto botón resaltaba la vista.

Y una ola de placer causo que gimiera fuertemente, mientras pedía más.

La velocidad del vaivén de cadera de niña contra la mano del chico fue cada vez más prominente, a tal punto que incluso alguno de sus dedos que acariciaban a la joven, se fueron introducción poco a poco en ella a través de la fricción.

Hasta que una sensación cálida inundó su vientre y una gran corrida empapo la mano del joven mientas ella apretaba su ingle.

Cayo sin fuerza en el abrazo del niño, mientas su respiración era entrecortada.

Ambos pares de ojos azules se encontraron, un turquesa cálido con el brillante zafiro.

Sus suaves respiraciones se entrelazaron, ella observó como el rubio se fue agachando más y más, hasta que una suave sensación, lleno sus labios.

La estaba besando, él la estaba besado, SU MARIDO LA ESTABA BESANDO.

Algo insólito para una pareja casada en la Grecia, pero ella lo recordó, su marido no era griego, era extranjero.

A sus ojos besar a su esposa, no debería estar mal visto.

Dejándose llevar por la sensación del beso, cerro los ojos suspirando.

Sintió como la legua de su esposo abría más y más sus labios, hasta que ella misma no aguato más, convirtiéndose en una danza mutua, la lengua de su marido bailo junto a la suya.

Sus brazos rodearon su cuello, mientras que los de su marido, la rodearon desde la cintura.

Ambos cuerpos quedaron completamente juntos en la desnudez.

Sintiendo entre sus piernas la erección de su esposo, las abrió dando cabida para que su miembro quedara entre sus muslos.

El calor lleno sus labios inferiores.

"Mueve tus caderas cariño" Susurro la suave voz de Afrodita.

Y su cuerpo respondió ante ese llamado, la humedad que había en sus labios inferiores le hicieron más sencilla la fricción del pene.

El sonido de caderas poco a poco se fue intensificando, sobre todo cuando el niño también respondió con su propio vaivén

Sintió como ambas manos del niño bajaron desde su cintura hasta su carnoso trasero, como ambas se fueron introduciendo entre la división de ambas nalgas, a tal punto que ambos dedos medios tocaron ligeramente su pequeño y rosado agujero trasero.

Cuando por sorpresa, ambas manos atrajeron su cuerpo al vaivén de amabas caderas, a tal punto que ambos se introdujeron un poco en su culo.

Fua tal la sorpresa y placer.

Tanto el como ella soltaron un gemido sin sonido, sus ojos se abrieron, su monte venus quedo completamente pegado a la pelvis del niño, mientras otro orgasmo brotaba de la joven y un chorro de semen tanto femenino como masculino se entremezclaron entre los muslos de la niña.

Después de eso, ambos se quedaron mirándose un por un momento, hasta que ella junto sus frentes.

"Mi adorable y amado esposo" Susurró dándole ligeros besos "Soy tuya, en cuerpo y alma".


Una hora después

La pareja salió de una ducha bastante larga, ahora eran muy limpios y bastante sonrojados.

No creía lo que acaba de suceder, tanto para ella como para él, apenas se habían conocido y casi habían tenido sexo, aunque para Atalanta ahora que estaba muy influenciada por la Diosa Afrodita, tal cosa seria lo más normal, no solo eso, incluso ahora en la joven mente de la niña empezaban a brotar idea tras idea, sin embargo, para Naruto tal cosa era algo nuevo, en él los dioses no podían interferir y tampoco influenciar en él.

Sinceramente para la Diosa de amor, esa pareja era algo muy interesante para ella, jamás había visto a alguien como Naruto, con quien no podría interferir y tampoco había previsto como la propia Atalanta caía tan rápidamente en el amor y lujuria ante su nuevo esposo.

Sinceramente había encontrado una nueva pareja favorita.

Naruto estaba confundido.

*¿Qué hice tebayo?* Pensó.

Una voz burlona retumbó su mente "Los humanos le llaman felación".

*Se qué es eso dattbayo* Replicó el rubio *Estoy hablando de mis acciones*.

"Yo lo llamo lujuria" Expresó el zorro con una ligera risa.

*Habló enserió Kurama* Gruñó con enojo.

El zorro suspiro

"¿Acaso es malo que lo hayas hecho?" Le cuestionó el Biju "Porque por lo visto ella estaba muy receptiva al acto al igual que tu".

*Pero me gusta Hinata-chan* Exclamó el rubio.

"Lo sé, pero tampoco puedes negar que te sientes atraído por Atalanta desde que la viste" Tales palabras hizo encoger mentalmente al niño "Dejando de lado a Haku, hay pocas mujeres a las que les han dicho o pensado que son hermosas o incluso hacer cosas tan solo con una mirada, solo Sakura, Hinata y ahora Atalanta".

La respuesta del rubio su silencio.

"Naruto, no sabemos en donde estamos, ni tampoco como regresar" Señaló "Aquí es diferente a como vivíamos Konoha, mucho menos en las naciones elementales, diferentes tradiciones y culturas" El Zorro dejo un momento para que el niño asimilara la sus palabras "Ya los has visto, el rey entregó a su hija al ganador de una carrera y si no lo recuerdas, también tuviste un contrato matrimonial cuando estabas en Konoha, algo que rechazaste, pero aquí es diferente, ya no se trata de un contrato, sino de un verdadero matrimonio".

El niño hizo una mueca interna.

"A los ojos de los demás, en palabras de misma Atalanta tu eres su esposo" Su voz era más tranquila "Pero también debes saber de qué si reniegas de este matrimonio, el Rey casara a Atlanta con otro hombre, que puede ser tres veces mayor que ella, hombres que vimos durante la competencia, esos mismo que al parecer la ven como una herramienta".

El rubio frunció el ceño ante esas palabras.

Naruto volvió su mirada hacia Atalanta, quien parecía contenta mientras hablaba con él, incluso ella misma ya lo veía como su esposo.

"Naruto" Kurama habló con voz suave "Puedes elegir si te la tomas o no como esposa, solo ten en cuenta que tus acciones siempre tendrán consecuencias"

*Lo sé Kurama*

Mientras la pareja caminaba, Atalanta le conto a Naruto sobre su vida, como fue abandonada por su padre, como fue acogida por las cazadoras e incluso lo llego a sorprender cuando le conto que llego a conocer a la propia Diosa Artemisa, como se hizo una gran usuaria del arco, su encuentro con los centauros, su cacería del jabalí, como los hombres no la dejaron obtener la piel y como Meleagro la defendió, ella llego a ver a ese hombre casi como un padre, desque que la ayudo con los Centauros hasta su viaje en la cacería.

Atalanta estaba contenta

Ella vio como su esposo la escuchó atentamente, incluso dio algunos consejos sobre cómo realizar ataques furtivos, incluso el mismo le pidió consejos en algunas cosas.

Definitivamente su marido era diferente a los hombres que ella llego a conocer, incluso el propio Meleagro tenía sus dudas en ella o en algunos casos no le llego a hacer caso durante la cacería, algo que provoco que se retrasaran, en cambio Naruto, le pidió consejos, escucho y pregunto sobre sus dudas.

Cada momento que pasaba a su lado, su cariño se iba incrementando más y más, peor aún era su lujuria, literalmente lo quería llevar de nuevo a su cuarto, y entregar por completo su virginidad.

Claro que el momento armonioso que pasaban juntos fue completamente roto cuando se encontraron con el Rey, quien frunció el ceño ante la vista de ambos.

"Padre" Murmuró la joven.

En su voz no había ningún rastro de calidez.

Aunque claro como lo tendría ante aquel que la dejo morir y solo la volvió a recibir cuando se hizo un nombre y por su belleza.

Ella misma había captado infraganti a su propio padre casi espiándola en los baños, por lo que ese hombre que se hacía llamar su padre, también la deseaba como mujer, algo que la asqueó.

El Rey dirigió ambos en el comedor.

Los esclavos y sirvientes empezaron a traer frutas, carne y vino.

Sinceramente la hora de la comida fue bastante incómodo para el rubio.

El Rey no parecía muy contento con su presencia.

"Hay algunas actividades que desean hacer durante su ceremonia" Cuestionó el Rey.

Naruto se quedó en silencio por un momento, recordó las palabras de su amigo, vio el actuar de Atalanta con su padre, las miradas que le brindaba la chica con esos ojos turquesa y las propias acciones del Rey quien parecía estar enojado, suspiro internamente y al final decidió seguir las acciones actuales

El rubio puso su mano de forma pensativa "Tal ver una cerca de bosques y con varios animales silvestres cercas" Volvió su mirada hacia la joven Atalanta.

Los ojos de la niña brillaron ante eso, recordó que ella amaba mucho el bosque y la caza.

"Así podre cazar" Dijo con una sonrisa "Sería bueno hacer una competencia de arco" Murmuró pensativa.

"No seas tonta" Gruñó "Tales pensamientos no son dignas de una mujer"

Naruto frunció el ceño "No lo veo de tal forma" Dijo tranquilamente "El hecho que quiera ser fuerte, que quiera ser una grandiosa cazadora, no veo ninguna razón para impedírselo dattebayo"

Atalanta sonrió ante las palabras de su marido.

"Abra rumores y desvergüenza" Frunció el ceño.

"Simplemente ignóralos, no es como si ellos decidan sobre nosotros" Se encogió en hombros con simpleza.

El rey observo al niño "Y tu joven Guerrero ¿Qué es lo que deseas hacer?"

"Quiero viajar" Explicó "Quiero ver si puedo regresar a mi hogar".

Los ojos del rey eran bastante interesantes ante eso.

Atalanta sabía sobre los pensamientos de su padre, simplemente dejaría ir a su esposo, mientras ella solo permanece en el Reino y tal vez haría algo con ella.

"Ya veo" Dijo con una sonrisa codiciosa "No se puede evitar".

"Quiero acompañarte" Replicó la chica.

"Hija" La mirada furiosa del Rey se dirigió hacia Atalanta.

Ella simplemente negó con la cabeza "Quiero estar junto a mi esposo"

El rey simplemente bufo en respuesta "Las esposas solo deben quedarse en casa y esperar a sus maridos" Replicó.

Naruto frunció el ceño, *Que pasara si la dejo sola tebayo* Pensó mientras hacía una mueca, ´El Rey casara a Atlanta con otro hombre, que puede ser tres veces mayor que ella, hombres que vimos que solo al parecer la ven como una herramienta´ tales palabras resonaren en su mente, aquellas dichas por Kurama "Realmente no tengo ninguna objeción si viene conmigo" Tales palabras salieron de su boca sin pensar, pero también gracias a ellas detuvieron la pelea entre padre e hija.

Ambos observaron al chico rubio, quien solo se encogió en hombros.

"No le veo ningún problema en que ella me acompañe en mi viaje tebayo" Dijo mientras pensaba *No tengo la intención de abandonarla, esposa o no tebayo, ella no tiene que ser obligada a casarse solo porque su padre lo desee*.

Los ojos turquesa de la chica brillaron en emoción y se abalanzó en el regazo de su esposo, observo con tal cariño a su nuevo esposo a tal punto de lo jamás imagino sentir, su esposo era perfecto.

El jamás la juzgo, jamás la retuvo, la escucho, la alentó y sobre todo siempre la apoyo.

No había conocido a ningún otro hombre como el, por lo que tales cosas le hicieron adorarlo más o más.

El Rey gruñó ante eso.

Realmente no quería dejar ir a su hija.

"Tengo el permiso de mi esposo" Murmuró en el regazo del rubio "No debería ser ningún problema".

Ella tomó con alegría al niño y se alejó de su padre mientras caminaban hacia su propia recamara.


"Gracias esposo mío" Murmuró con cariño.

El rubio solo se sonrojo ante el cariño de la chica, no estaba para nada acostumbrado a tales muestras de afecto.

"No tienes idea de lo feliz soy, porque tu seas mi esposo" Murmuró "Para los demás hombres solo soy un premio".

Frunció el ceño "No lo eres" Replicó el joven "Eres una persona con sueños y quien debe tomar sus propias decisiones dattebayo".

"Lo sé, pero nuestras tradiciones no me dejarían hacer tal cosa" Explicó la niña "Aquí esperan que solo esté para el hogar y la familia" La joven se enterró en los brazos de niño "Pero tú eres diferente, realmente me escuchas y me apoyas, quiero realmente acompañarte por tu viaje".

El rubio simplemente se rasco la cabeza "Claro, aunque no se hacía dónde ir" Dijo avergonzado "Realmente no sé por dónde empezar tebayo" Frunció el ceño.

Atalanta sonrió y en su mente llego una respuesta "Conozco a alguien que nos puede ayudar".

Una emoción recorrió el rostro del niño "¿Quién?".

"Oh, eso será una sorpresa mi querido esposo" Le giñó el ojo.

El rubio hizo un puchero "Dime tebayo".

"Nop" Dijo y sus ojos brillaron con emoción "Es más, para no perder tiempo hay que irnos hoy".

"Que no se supone que debería haber una ceremonia dattebayo" Expresó el joven confundido, aun su mente estaba procesando la situación actual.

Ella en cambio alzo la ceja con una sonrisa pícara "Acaso importa" Rodeo con los brazos el cuello del niño, he inicio un tierno y dulce beso "Soy tuya para toda la vida, con o sin ceremonia".

Dejando a un paralizado rubio, quien nerviosamente miraba de un lado a otro sin saber que decir, por las acciones de niña.

Ella realmente estaba disfrutando de los dulces besos, jamás imagino que se sentirían así, sobre todo con el hecho que un esposo jamás besaría de tal manera a su esposa, tal vez lo haría con su Erómenos, pero jamás con su esposa, pero cuando el niño rubio inicio primero ese beso, realmente le lleno de felicidad, incluso cuando para el público en general tal cosa era totalmente mal vista.

"Creo que deberíamos irnos hoy mismo" Señalo la chica, realmente ella era una mujer de espíritu libre.

El chico se encogió en hombros "Que hay de la ropa, armas, suministros entre otras cosas" Señaló.

Ella se mordió ligeramente los labios "Tal vez podemos encontrar una manera de llevárnosla".

"Los sellos mocoso, acaso lo olvidaste" Gruñó el zorro "Ya tienes suficiente Chakra para realizar pergaminos de almacenamiento".

Los ojos de chico se abrieron y se golpeó con una mano su rostro *Lo había olvidado* Gruñó

"Idiota" Replicó.

Un suspiro broto ligeramente del niño.

"Pasa algo mi esposo" Preguntó la niña al ver las reacciones del otro niño.

El simplemente le brindo una ligera sonrisa tímida "Tal vez tengo una manera tebayo".

La pareja recogió con rapidez la ropa necesaria, cuando Atalanta iba a preguntar el niño simplemente le hizo una seña de espera.

Lo que siguió la asombro.

"Por Artemisa" La boca abierta fue lo que causo ver como todas sus pertenencias desaparecieron a su vista "Acaso eres un semidios" Cuestionó.

"Eh" Expresó confundido.

"Si un hijo de un dios y una mortal" Explicó "A través de la historia e incluso en la actualidad existen"

Pero el oji azul negó con la cabeza "No lo soy, soy un mortal" Se encogió en hombros "Simplemente soy diferente y super genial dattebayo" Expresó

"Oh".

"Bueno, tu diriges, porque no tengo la más remota idea hacia donde vamos".

Ella simplemente le sonrío.

Atalanta estaba bien versada en los pasadizos de su hogar, incluso durante su trayecto se dieron el lujo saquear la cocina y una gran parte de dracmas del tesoro nacional.

Una vez que salieron, buscaron una carreta que lo llevara hacia el Reino vecino, donde aquellas personas que ella conoce estarían unos días para abastecerse para su viaje.

Mientras tanto en la carreta, Atalanta observó como su esposo empezaba a escribir algunos símbolos.

"Eso era lo que hiciste cuando guardaste nuestras pertenencias" Dijo curiosa.

"Es diferente, los otros se llamas sellos de almacenamiento, estos son sellos explosivos, sellos de durabilidad, sellos de aislamiento, entre otros" Al ver la mirada confusa de la niña Naruto explico "Estos con capaces de destruir rocas gigantes o causar agujero en el suelo con solo pegarlos o lanzarlos".

Los ojos de la niña se ampliaron, en sus pensamientos le era imposible asimilar que tales papeles pudieran causas tal cosa, pero recordando lo que hizo anteriormente con su ropa, empezaba a creer en las palabras de su misterioso marido.

Su esposo no solo era poderoso en sí mismo, sino que también era capaz de hacer cosas que se les podría atribuir a semidioses.

Ella no podría estar más satisfecha del hombre que la derroto.

El viaje fue bastante tranquilo, incluso en algunos momentos la niña le daba de comer frutas a su esposo, para la vergüenza del rubio y envidia de los hombres, incluso ella misma se los daba con su propia boca.

Por supuesto de que a la vista de las personas tal cosa era inmoral al público, después de todo, que hombre permitiría tales acciones de su esposa.

En cambio, Atalanta estaba extasiada, le encantaba las reacciones del niño, como se sonrojaba, como actuaba con timidez, pero sobre todo cuando él era quien tomaba la batuda de las acciones, a la vista de otros el sería una vergüenza para los hombres, pero para ella solo le hacía caer más y más hacia su nuevo esposo.

El camino hacia aquel lugar mencionado por Atalanta fue algo largo, a tal punto que llegaron en las primeras horas de la madrugada al día siguiente

Cuando entraron al Reino vecino, aun se podían ver las estrellas y el sol no salía, llegaron específicamente al puerto del Reino.

Pequeños y grandes barcos llenaban la vista.

El olor a pescado, sal y mariscos llenaban el lugar, hombres y mujeres iban y venían, comprando y vendiendo.

Era un lugar bastante ajetreado, entre todo el lugar la chica lo dirigió a un astillero en particular.

Un gran y hermoso barco de madera fue la presentación de aquel lugar, hombres de todas las edades subían y bajaban de él, en hombros llevaban cajas de madera, armas y raciones para el viaje.

Entre ellos había un hombre bastante alto dando órdenes a diestra y siniestra, poseía una barba bastante tupida, rizada melena rubia, ojos grises verdosos, vestía la piel de una pantera, claramente musculoso y cuya piel estaba ligeramente bronceado por el sol.

Una vez que Atalanta lo vio sonrió un poco y se dirigieron hacia él.

"Como siempre tan ajetreado Jason" Dijo con humor la chica.


Notas del Autor

Esposas

1.- Atalanta (Especialidad: Arco) Edad: 12 años Edad Física: 13 Años. (Presente)

2.-¿?

Concubinas

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