Capítulo 26: Desenlace y ¿una alianza?
El choque de golpes había dejado su marca en el campo de batalla, pero lo más impresionante fue la transformación de Kagami. Su apariencia había cambiado drásticamente, volviéndose terrorífica. Sus ojos ahora brillaban con un rojo carmesí, y sus pupilas eran de un negro puro. Su cuerpo, tonificado al extremo, resaltaba con las heridas y cortes que se tornaron de un rojo oscuro, dando una apariencia aún más aterradora.
El 1,75 observaba con asombro y determinación la transformación de Kagami. Esta nueva forma era algo que nunca había visto, y el miedo comenzó a mezclarse con la adrenalina de la batalla. Kagami, con una sonrisa que parecía más una mueca monstruosa, se preparaba para el enfrentamiento final.
Kagami y el 1,75 se quedaron viendo en medio de la batalla, el aire entre ellos lleno de tensión. En un abrir y cerrar de ojos, Kagami ya estaba lanzando una ráfaga continua de ataques, sus movimientos casi imperceptibles para el ojo humano. El 1,75 se puso en guardia, apenas logrando defenderse mientras retrocedía bajo la presión de los golpes.
Kagami, con una velocidad y fuerza abrumadora, forzó al 1,75 a retroceder hasta que chocó violentamente contra una pared que se desmoronó bajo el impacto. "No es solo su velocidad, su fuerza está aumentando" pensó el 1,75, sintiendo el dolor y el cansancio acumulándose en su cuerpo.
Entre la ráfaga de golpes, el 1,75 reunió toda su fuerza y lanzó un golpe directo hacia Kagami, cargado con un poder inmenso. Kagami, con una agilidad increíble, se agachó y se deslizó hacia el pecho del 1,75, juntando sus manos como una cobra. Con un movimiento rápido y certero, golpeó con ambas manos en el pecho y estómago del 1,75, enviándolo volando hacia atrás. La pared detrás de él se destruyó en una explosión de escombros, y el 1,75 fue lanzado varios metros antes de caer pesadamente al suelo.
El impacto hizo que el 1,75 escupiera sangre, y con un temblor en su voz, murmuró: "Ella me está usando como un escalón... me está usando para probar su técnica y fuerza." Temblaba por la contusión y el cuerpo adormecido, intentando levantarse con gran esfuerzo.
Kagami, con pasos lentos y seguros, se acercó al 1,75. El sonido de sus pisadas resonaba en el silencio tenso que había caído sobre el campo de batalla. "¿Qué pasa, 1,75? ¿No dijiste que me ibas a acabar con tu siguiente ataque? Y aun así sigo de pie frente a ti..." Kagami lo miraba a los ojos, su expresión llena de determinación y una pizca de desafío.
El 1,75 intentó ponerse en pie, sus músculos temblando con el esfuerzo. "No... puedo perder aquí," murmuró, su voz llena de desesperación y dolor. Pero Kagami, con una calma inquebrantable, continuó acercándose, su presencia imponente y aterradora.
El 1,75 miró a Kagami, sus ojos llenos de asombro y miedo. "Esa apariencia es parecida a..." Intentó terminar su frase, pero antes de que pudiera hacerlo, Kagami comenzó a atacar rápidamente. El 1,75, abrumado por la velocidad y la ferocidad del ataque, apenas pudo defenderse. Entre la ráfaga de golpes, sus pensamientos se desbordaron: "¿Esto es realmente lo que quería? ¿Realmente ansío pelear?"
La pelea continuaba mientras el 1,75 intentaba responder, pero Kagami se movía en zigzag entre el polvo, acercándose rápidamente. A medida que el 1,75 intentaba alejarse, Kagami apareció nuevamente frente a él, lanzando un golpe con una fuerza imparable. El 1,75 no pudo bloquearlo y recibió el golpe de lleno en la cara. Intentó contraatacar, pero los ataques de Kagami eran más rápidos y potentes. El 1,75 comenzó a sudar de miedo y otros sentimientos que una vez dejó atrás comenzaron a resurgir. "Esta chica es realmente muy, muy fuerte," pensó. Recordó cómo siempre había buscado un oponente que pudiera presionarlo al 100%, pero esta sensación era diferente.
Narrador: En ese instante, el 1,75 pensó: "Puede que no salga ileso de esta pelea." El miedo que una vez había olvidado comenzó a crecer y crecer hasta ser gigantesco.
De regreso al presente, el 1,75 estaba siendo presionado demasiado haciendo que grite y lance un derechazo con fuerza, pero Kagami lo esquivó con facilidad y le pateó la cabeza, dejándolo en el piso. Kagami gritó: "¡Golpe de doble hoja!" mientras una risa sádica escapaba de sus labios. El 1,75 hizo un gesto de terror y emitió un sonido de miedo. Kagami dejó de atacar y saltó hacia atrás, alejándose del 1,75.
El 1,75 se levantó con la guardia en alto, pero su expresión había cambiado. Aquella inquebrantable confianza estaba destruida, y solo se veía a un hombre asustado. Kagami, al verlo, chasqueó la lengua y dijo: "¿Qué pasa con esa expresión de debilucho? Es casi como si yo estuviera acosándote."
Kagami suspiró y murmuró: "No debería dudar... pero no puedo evitarlo, ya que no me gusta abusar de los débiles." De repente, el cuerpo de Kagami comenzó a pasarle factura. Cayó al suelo, aguantando los increíbles calambres que su cuerpo empezaba a sufrir. Su respiración se volvió pesada y su visión se nubló momentáneamente mientras luchaba por mantenerse consciente.
El 1,75 miró a Kagami, sus ojos llenos de asombro y miedo, pregunto. "Oye, ¿estás bien?" preguntó, pero antes de que Kagami pudiera responder, un hombre con túnica negra apareció de repente en un abrir y cerrar de ojos.
"Retírate, 1,75. Ya has hecho suficiente," dijo el hombre encapuchado. El 1,75 solo asintió y se fue caminando hasta desaparecer en la distancia.
El hombre misterioso miró a Kagami, que seguía resistiendo en el suelo, apretando los dientes mientras sus ojos, llenos de venas prominentes, lo miraban con una feroz determinación. El enmascarado tuvo una reacción de sorpresa y luego se rió. "¡Ya veo! Con razón me dabas tantos problemas." Pero antes de que pudiera reaccionar, fue disparado hacia atrás. Al abrir los ojos, Kagami ya no estaba. Sin darse cuenta, fue amarrado con cuerdas en el abdomen y luego disparado hacia arriba.
El hombre misterioso solo se rió y cerró los ojos por unos segundos y murmuró. "Son cinco, pero una de ellas es más rápida que los demás." Hizo fuerza y se liberó fácilmente. En un parpadeo, el hombre desapareció y comenzó a arrastrar algo contra el piso a gran velocidad. Era Konata, a quien había agarrado por el cuello. Konata se rió y dijo: "Inténtalo otra vez."
El hombre fue agarrado por los pies y arrastrado lejos de ella. Chasqueó la lengua y gritó: "¡Salgan!" Al hacerlo, un montón de enemigos aparecieron por todas partes. El campo de batalla se llenó de figuras hostiles que surgían de entre las sombras.
Miyuki apareció con una cuerda en la mano, seguida por Misao, que estaba agarrada a la otra punta de la cuerda. "¡Lánzame!" gritó Misao.
Miyuki asintió y lanzó la cuerda hacia la gran multitud y misao realizo una tacleada fuerte que hizo caer a todos. "¡Toma eso!" gritó Misao, mientras se lanzaba al combate con una sonrisa decidida.
Ayano apareció corriendo cuesta abajo, trazando círculos mientras disparaba a los enemigos, derribando a la mayoría. "¡No se metan con nosotras!" gritó mientras esquivaba ataques y disparaba con precisión.
El hombre misterioso, ahora amarrado contra el muro, murmuró: "¿Quiénes son estas chicas y por qué se animaron a actuar ahora?" Miró las cuerdas que lo ataban y añadió: "¿Qué sucede con estas cuerdas? Son muy duras y me han amarrado de tantas maneras increíblemente rápidas y difíciles de soltar."
Konata se rió y habló por la radio: "Patricia, ¿cómo se encuentra Kagami?"
Patricia respondió: "Está bien, la dejé junto a Yuki y los lobos."
Ayano, disparando a los últimos enemigos, dijo: "Nosotras te daremos tiempo para que te la lleves."
"Entendido," respondió Patricia, cortando la comunicación.
Patricia miró a Kagami, que seguía aguantando el dolor, y le agarró la mano. "Mira cómo te dejaron, Kagami... Estás totalmente destrozada. Pero te daré algo que te ayudará." Sacó un frasco y, a duras penas, logró hacer que Kagami bebiera el contenido debido a los movimientos bruscos de su cuerpo.
Yuki observaba desde arriba junto a los lobos, después de unos minutos de tensión yuki, sonrio al ver cómo Kagami parpadeaba y miraba a ambas. Kagami finalmente se levantó, diciendo: "Yuki... Patricia..." Luego suspiró y se puso de pie.
Patricia le advirtió: "No hagas nada precipitado, estás en mal estado. Hasta incluso tomamos la inyección del diablo para poder sacarte de ahí."
Al escuchar esto, la cara de Kagami pasó de relajada a molesta. "¿Qué hicieron? No se los pedí. ¿Saben lo que les va a pasar ahora? Cuando se toma esa inyección, el cuerpo ya no será como antes," dijo, sosteniendo los hombros de Patricia con ojos de enojo y preocupación.
Patricia, viendo la cara de Kagami, le agarró una mano de un modo gentil y dijo: "Está bien... No te preocupes."
Kagami apartó su mano por reflejo y dijo: "Ahora vuelvo."
"Pero tus heridas..." intentó decir Patricia.
"No te preocupes," replicó Kagami, corriendo de nuevo por donde la habían traído, decidida a continuar la batalla.
Mientras tanto las chicas seguían peleando contra los enemigos, con Ayano disparando y esquivando, Misao y Konata atacando cuerpo a cuerpo, y Miyuki apoyando desde la distancia. De repente, Ayano escuchó el sonido de algo rompiéndose. Giró la cabeza y ve que el hombre ya no estaba y el hombre enmascarado de repente aparece detrás de Miyuki, diciendo con malicia: "Primero empezaré contigo."
Antes de que lograra golpear a Miyuki, Genzo apareció de la nada, lanzando un potente puñetazo al hombre enmascarado. "Qué molestia tener que ayudar a unas mocosas," dijo Genzo, con un toque de arrogancia.
El hombre enmascarado se incorporó y murmuró con exasperación: "No dejan de aparecer..."
Ayano, Misao, Miyuki, Konata y Genzo se alinearon frente al hombre enmascarado, mirándose fijamente desde una distancia prudente. El hombre chasqueó los dientes y dijo: "Yo no vine por ustedes..."
Chasqueó los dedos, y varios hombres musculosos aparecieron de la nada, corriendo directamente hacia las chicas. Konata, con su velocidad, ya estaba en la otra esquina, esquivando a uno de los hombres en un abrir y cerrar de ojos.
El hombre enmascarado observó a Konata moverse rápidamente de lado a lado, saltando con agilidad. "Ella va a ser molesta por esa velocidad que tiene" murmuró. En un parpadeo, se enfocó en Konata y en un abrir y cerrar de ojos ya la tenía agarrada del cuello. "Será mejor que te mate a ti primero," dijo con una sonrisa siniestra.
Genzo gritó: "¡Maldito!" y se lanzó hacia el hombre, pero antes de que pudiera alcanzarlo, Kagami apareció de repente, golpeando al hombre enmascarado con una fuerza increíble, haciendo que saliera disparado hacia atrás.
El hombre se reincorporó rápidamente, viendo a Kagami. "No seas tonta, aún tengo a tu amig..." Pero al mirar su brazo, vio que estaba rota. "Esto es una sorpresa," dijo, y con un movimiento rápido, hizo crujir su brazo, volviendo a su estado normal. Kagami se sorprendió al verlo. "Se recupera rápido" murmuró.
Konata, en un tono tímido y avergonzado, dijo: "Kagami... ya puedes bajarme..."
Kagami la bajó de inmediato y le dijo: "Retrocede." Pero al dar unos pasos, Kagami cayó de rodillas, comenzando a toser sangre y tocándose el pecho. Estuvo así por unos segundos, luego se reincorporó y se levantó de nuevo.
El hombre enmascarado la observó con interés. "Interesante... entonces eres tú... te he estado buscando por todos lados... mi peque..." Pero antes de que pudiera terminar, Tadao apareció y lo golpeó desde abajo, mandándolo a los aires.
Tadao le dijo a Kagami: "Descansa, por mientras que yo peleo contra el" y luego saltó para seguir al hombre, juntando ambos puños y golpeando hacia abajo. El hombre cayó con fuerza, creando una gran grieta donde impactó, pero rápidamente se levantó, enfrentándose cara a cara con Tadao en un enfrentamiento de puños a gran velocidad.
Tanto las chicas como los enemigos miraban hacia arriba, apenas siguiendo la pelea debido a la velocidad. Kagami, sin embargo, podía ver claramente el intercambio entre Tadao y el hombre enmascarado. De nuevo, Tadao ejecutó un golpe hacia abajo, pero el hombre lo agarró de los pies y ambos cayeron.
Ya en el suelo, Tadao golpeó rápidamente al hombre, haciendo que su capucha se cayera, revelando su cara. Kagami, la única que pudo articular una palabra, murmuró con asombro: "¿Papá...?"
El hombre enmascarado soltó una risa oscura. "¿No me digas que no reconoces a tu propio padre, Kagami?"
Kagami, atónita, respondió con un simple "¿Qué…?"
Tadao, luchando contra el hombre, gritó: "¡No le escuches!" mientras ponía todo su esfuerzo en el combate.
Miyuki observó con incredulidad. "¿Por qué se parece tanto al padre de Tadao?"
El resto del grupo murmuraba entre ellos, algunos simplemente quedándose en silencio, asimilando la revelación.
El hombre enmascarado lanzó una patada a Tadao, mandándolo a volar. Con una sonrisa siniestra, se dirigió a Kagami. "Esto te puede sorprender, Kagami, pero te lo diré de todas maneras." Tomó un gran suspiro antes de continuar: "Tú en realidad eres mi hija, modificada desde tu nacimiento. Pero tu padre, no... mi hermano... te robó de mis manos y desde ese entonces te he estado buscando."
Kagami abrió los ojos de par en par, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Miró a Tadao, quien tenía una expresión amarga en su rostro, casi confirmando la terrible verdad.
Inori murmuró, "Es... imposible."
Matsuri permaneció en silencio, procesando la revelación. La tensión en el aire era palpable.
Misao se sobresaltó de repente al escuchar a kagami gritar con desesperación: "¡Es mentira!"
El hombre enmascarado rió. "Es verdad. ¿Acaso no lo sabes? Soy ese tipo de persona. Y además..." Su sonrisa se ensanchó. "Ni siquiera fuiste planeada, solo fuiste un capricho mío..."
Los ojos de Kagami de repente se llenaron de un rojo furioso. En un abrir y cerrar de ojos, desapareció, levantando escombros con su velocidad y fuerza, y se lanzó hacia el hombre. Él se puso en guardia, recibiendo el impacto. Mientras se enfrentaban, él le susurró: "¿Lo puedes notar, no? El cambio en tu cuerpo, la eficiencia de la droga del diablo que no te afectaba."
El hombre aprovechó un momento de distracción, agarró la cara de Kagami y la estampó contra el suelo. Con una voz baja y venenosa, le susurró: "Tú eres la causa de todo... los hombres... la masacre de Tokio... todo fue causado a base de tu sangre y la mia..."
Antes de que pudiera decir más, Tadao se lanzó hacia él con toda su fuerza. El hombre bloqueó el ataque con la palma de su mano y, al notar el ataque de Genzo, alzó la otra mano para bloquearlo también. Con un giro rápido, mandó a Tadao y Genzo a volar lejos, impactando contra la pared.
Kagami levantó la mirada, pero el hombre ya no estaba allí.
Kagami yacía en el suelo, sin moverse. Las demás corrieron a ayudarla a levantarse. Al ponerla de pie, Kagami tenía la mirada vacía, fija en el suelo.
Miyuki la sostuvo por los hombros. "Kagami, ¿puedes oírme? Estamos aquí para ti."
Ayano, nerviosa, murmuró: "No sé qué decir... pero estamos contigo."
Misao, con lágrimas en los ojos, susurró: "No estás sola, Kagami. Estamos aquí." Pero a pesar de eso, kagami aun tenia la mirada vacia.
Justo entonces, los hombres de Koji, habiéndose recuperado, regresaron con fuerza, gritando. Los otros hombres malos que quedaban se retiraron corriendo. Los secuaces de Koji gritaron por su victoria.
Koji bajó cojeando hacia ellos. "Es hora de retirarse," dijo con firmeza.
Tadao pasó junto a kagami sin mirarle al rostro. "Vamos" dijo en voz baja. Minoru, aún encima del lobo echado, aunque débil, había escuchado todo lo que pasó.
Kagami, que estaba sostenida por sus amigas, las apartó suavemente y comenzó a caminar sola. Las chicas la siguieron de cerca, preocupadas por su estado.
De repente, se escucharon los sonidos de helicópteros y varios hombres armados comenzaron a descender. Todos corrieron a los alrededores, formando un círculo defensivo.
Uno de esos hombres se acercó a Miyuki, se arrodilló y dijo: "Miyuki-sama, venimos a resguardarla."
Miyuki, un poco extrañada por la repentina aparición, preguntó: "¿Vienen por parte de mi madre?"
El hombre respondió: "No, fue de hecho por orden de su padre."
Eso sorprendió a Miyuki, que solo dijo: "Ya veo." Notó una silueta en el helicóptero arriba y añadió: "No es necesario que me lleven, pero pueden seguirnos hasta llegar a casa."
Los hombres accedieron y subieron de nuevo al helicóptero. Todos comenzaron a subir a los autos. Kagami, debido a su falta de movimiento, fue llevada al helicóptero junto con Konata, Miyuki y Ryoko, que aún seguía herida pero ya estaba despierta. Ryoko, preocupada por Kagami, notaba que ella no apartaba la mirada de la ventana.
Yuki y los lobos seguían a los autos, hasta que vieron a Kosuke también en el suelo. Koji silbó y Genzo tuvo que bajar para recogerlo y subirlo al automóvil.
Finalmente, todos estaban regresando a casa por el mismo camino, ya que por fin todo acabo por el momento, pero el ambiente estaba cargado de tensión y preocupación por el estado de Kagami.
Después de unas horas:
De regreso a la cabaña, ya era de día. Eran las 7 de la mañana y Minami y Yutaka estaban conversando mientras desayunaban. Minami hablaba tranquilamente con Yutaka, disfrutando de la calma de la mañana.
De repente, el suelo comenzó a sacudirse, interrumpiendo su conversación. Ambas giraron la cabeza y vieron cómo tanto autos como aviones se acercaban rápidamente hacia ellos.
Yutaka, con una sonrisa alegre, dijo: "¡Parece que han regresado!"
Minami asintió, observando la escena con atención. De repente, vieron a Tsukasa correr hacia los autos, desapareciendo entre la multitud.
Miki apareció en la puerta y, viendo la reacción de Tsukasa, comentó con una leve sonrisa: "Veo que Tsukasa no pudo aguantar las ganas de ver a su hermana."
Los helicópteros llegaron y las personas comenzaron a bajar rápidamente. Kosuke, Ryoko y Minoru fueron llevados en camillas, directo al cuarto de emergencias. Kagami bajó del helicóptero, temblando, pero sorprendentemente de pie. Los paramédicos se apresuraron a ayudarla a sentarse en una camilla y luego a recostarse.
Entre la multitud, Tsukasa apareció corriendo y abrazó a Kagami con fuerza. "Me alegra tanto que hayas vuelto con vida, onee-chan," dijo con lágrimas en los ojos.
Kagami respondió al abrazo, aunque con una voz débil. "Lamento haberte preocupado... pero ya estoy bien... estoy bien..." Sus palabras se desvanecieron y cerró los ojos.
Tsukasa se alarmó y llamó a su hermana, pero Kagami no respondía. Los paramédicos intervinieron rápidamente. "Por favor, retírate. Necesita reposo, está muy agotada."
Tsukasa asintió, retrocediendo con lágrimas en los ojos. Al volver, vio a Inori y Matsuri y las abrazó mientras lloraba. Matsuri la consoló, diciendo: "Ella se pondrá bien, Tsukasa. Kagami es fuerte."
Inori asintió y añadió: "No te preocupes, todo ha terminado por el momento."
Las demás chicas - Ayano, Miyuki, Konata, Misao y Yuki - estaban siendo revisadas afuera, ya que sus heridas eran leves.
Narrador: El equipo de kagami logro romper límites y expectativas de muchos, pero a pesar de que ganaron la pelea, porque se sentía tan mal después de todo eso, ganaron, pero… ¿a que costo?
Capitulo 26: Reconciliación y ¿una propuesta?
Espero les haya gustado, nos vemos en el siguiente capitulo.
