Fic

Historias de Albert y Candy

Festival Hilo Rojo del Destino 2024

Pensando en ti

Por Mayra Exitosa

Equipo Damas Ardlay

Había pasado un par de años de que él se fue, sabía poco de su vida, pero la mayoría de las ocasiones lo pensaba cuando observaba a otras parejas sonreír, incluso pensó en él al ver a un animal herido, su mente volaba imaginándolo en esas situaciones, su trabajo era demandante y nunca le había dicho exactamente hasta que lugar se había visto obligado a viajar, lo único de lo que si tenía certeza era que no tenía novia, al menos cuando convivían como amigos, sin embargo, con lo atractivo que era, posiblemente ya estaría muy asediado. Su familia dependía de él, quizás tenía una serie de hermanos o un par de hermanas muy demandantes, imaginaba una serie de cosas cada que lo pensaba y es así como muchas veces él le había robado los mejores instantes y le había extraído sonrisas involuntarias cada que lo recordaba. ¡Oh, Albert!

La rubia sabía que solo fueron buenos amigos, casualmente estuvo de manera oportuna en varias ocasiones donde por asares del destino se hallaba en peligro y aparecía de forma inesperada. Candy se dedicaba a la enfermería desde hacía tres años, de los cuales dos de ellos no había visto al rubio, más que en sueños y su trabajo cada día se expandía de una forma insólita, primero con el rumbo de vida que tenía, después por buena samaritana y ahora por ayudar a un par de amigas, al final su día se volvía de pocas horas para descansar y de muchas personas a quienes ayudar.

Lejos de ahí, el rubio se encontraba completamente agotado, después de haber logrado una inversión que le llevaba más de un año y medio, además de constantes actividades para que por fin diera los resultados que tanto anhelaba, su tía y su madre se habían propuesto a negarle un mes de vacaciones hasta no saldar un problema que llevaban arrastrando las finanzas y la fuga de efectivo se había localizado, además, Johnson había ayudado a que la revisión y auditoria no fueran retrasándose como deseaban los inversionistas para que al final se pudiera traspasar en venta esa falla que había estado por años perjudicando a sus inversiones familiares y que orgulloso daba en adquisición a un mejor postor, no siempre se tenían resultados a largo plazo, pero lo más afectable era tener un accionista despilfarrador, imposible solventar a un hombre que gastaba hasta lo que no tenía y al final había cedido sus acciones sin costo por todas las deudas acumuladas notadas en esa ultima auditoria de la que no podía librarse, recuperar todo lo perdido no fue fácil, afectó en mucho al banco y a otros accionistas, pero la parte que le correspondía al fin se encontraba vendida y ya ese problema sería de quienes habían insistido en la inversión a largo plazo, ahora endosando el problema a sus insistentes accionistas en el negocio de tala de arboles ya no sería factible ni para él ni para nadie, eso es un negocio que no estaba dispuesto a respaldar.

- Lo logramos Johnson, - Si, señor, esto por fin dio un poco de ganancias, recuperamos la inversión y al final quienes trajeron ese problema se tuvieron que quedar con él, al menos no queda en nuestras acciones y para deshacer todas las demandas del cuidado ambiental será un problema que no nos corresponde y en el que ni nuestro nombre quedara en la historia, - Johnson debiste haberte negado, mi tía debió de ver que no estábamos de acuerdo, - creo que ni siquiera leyó esos documentos, no estaban de acuerdo y debieron haber traspapelado las hojas para que fueran firmadas. - Tal vez, pero esto fue muy extenuante, ahora regresare a américa y por lo menos deje todo en orden, me he ganado un merecido descanso. - Por supuesto señor, todo quedo en regla, esto lo podremos continuar manejando desde América. - ¿lo podemos? ¿vendrás también? - ¿me piensa dejar aquí? - por lo menos tendrás que dejar las cosas en regla, mi parte ya esta realizada, ahora deberás hacer lo tuyo si deseas escapar de la mirada de mi tía o de mi madre, yo al menos estoy libre. - ¡no me deje, señor! - Te escuchas lamentable. No quisiera estar en tu lugar.

William Albert Andrew era el dueño legítimo de todos los negocios de la familia, un heredero en toda regla, por más que deseaban llevar las inversiones sus familiares, la parte de él jamás podía ser delegada. Su madre estaba orgullosa del hombre en que se había convertido, su tía al igual estaba segura de que la lista de prospectas a casarse abundarían en cuanto planeara una buena redada para atraparlo y aunque él no aprobaba fácilmente entrar en un festejo para conocer a hijas de socios, estaba segura que contando con Pauna, la madre de William, podrían lograr una buena unidad que acrecentara las finanzas de la familia.

Para William salir de sus negocios era un descanso que había estado posponiendo, meditar cada noche en volver, no tenía otro nombre que el de ella, temía que algo malo le sucediera, más sus contactos le aseguraban que se había establecido y que su vida era monótona y aburrida, ahora se dedicaba a la caridad la mayor parte del tiempo, después de trabajar como enfermera por todos esos meses en los que él no había estado, Candy era la razón principal por la que deseaba volver, tenía dos o tres pretendientes, los cuales a la fecha no podían tomar el ritmo en el que estaba sometida, habían desistido el doctor que tanto la admiraba y hasta el actor que declaro que era la musa que lo hacía actuar, para Candy no había todavía un hombre que la conquistara y eso le daba la posibilidad para volver sin el temor de encontrarla con alguien comprometida, durante los primeros seis meses temía haberla perdido, la tristeza muchas ocasiones lo superaba y en otras cuando le decían informes sobre ella, había tomado hasta olvidarla, era un amor que no se había declarado, platónico en todos los aspectos y al final le aseguraron que ella no acepto ninguna propuesta de los tipos que estuvieron cerca. Por lo que no iba a quedarse más tiempo en Europa esperando a perderla, tenía que volver a verla y ganarse de nuevo su confianza, aunque ella ignoraba que él era un hombre con grandes posibilidades económicas y eso era algo que apreciaba en ella, pues a pesar de creerlo un hombre de trabajo arduo y con una familia dependiendo económicamente de él, se había asegurado de confirmar que no tenía novia, además que por su familia y los gastos, era imposible sostener una relación, más ella nunca recibió una propuesta de su parte, solo una amistad incondicional entre ambos y un apoyo que la había salvado en más de tres ocasiones de situaciones muy peligrosas, hasta esta tarde en la que tuvo que salir de viaje luego de una alarmante declinación de las finanzas, fue que dejaba a uno de los choferes de la mansión de Chicago al cuidado de ella, para poder tener un poco de información y a su vez vigilar que la joven no sufriera ningún altercado.

Para Candy el hospital había sido el mejor lugar de trabajo, más el orfanato demandaba de alguien constantemente y ella lo hacía gratis con tal de pagar lo mucho que le habían dado al becar sus estudios de enfermería, agregado a ese edificio de vagabundos que no tenía un servicio de médicos constantes solo cada quince días, su visita siempre fue bien recibida y los antibióticos gratuitos eran un apoyo que solo ella daba sin costo para los que más necesitaban. Candy era el ángel que la sección donde vivía demandaba por su generosidad, más ella recibía del hospital medicinas gratuitas que el médico le daba al saber que eran los necesitados de un barrio muy abandonado, donde un doctor general retirado apoyaba de manera eventual y que por su vicio al alcohol muchas ocasiones no atendía.

La llegada del rubio a la mansión de Chicago sorprendía a todos, pues había un festejo en el cual él no había sido invitado, la novia caritativa de Archie, había logrado reunir una seria cantidad para ayudar a varias instituciones, por lo que su meta había sido superada con un baile en el que los Cornwall casualmente eran los mayores donadores. Para William escuchar eso, le dio una mala espina y luego saber cuales eran las empresas que estaban administrado esos fondos, lo hizo taparse la boca para no soltar alguna palabra indebida, pues los donativos de los Andrew siempre habían sido a instituciones de caridad, pero ver el reporte de sus finanzas y notar que el edificio donado para las personas sin recursos no estaba recibiendo nada de esos fondos, le hizo querer buscar a donde estaban yéndose sus donativos y eso lo sacaba de su comodidad, moviendo con agilidad y antes de que se diera por sentado, las cantidades establecidas para los donadores que estaban en los proyectos de sus compañías y no de las ajenas, mandar ese resultado a Johnson fue solo un aviso de que regresara pronto, que lo establecido había sido cambiado y ahora todo estaba en otras áreas que no habían autorizado.

Candy regresaba a su departamento luego de una tarde en el hospital, ver el cabello rubio al final del pasillo le hizo sonreír, como en esas tantas veces que lo imaginaba esperándola a su regreso, pero esta ocasión, al acercarse, se encontraba de frente con él, Albert le sonreía, lucía sin barba y con el cabello corto. - ¿Albert? - ¡Candy!

Continuará...


Gracias por su consideración a esta historia la cual ahora forma parte del Festival hilo rojo del destino 2024, se les agradece sus comentarios,

En esta ocasión la participación será una semana intensa por lo que estaré actualizando cuanto antes.

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Agradecida por no tomar mis escritos, ni adaptar ni utilizar por ningún medio auditivo o plataforma alternativa, en parte o completa ninguno de estos.