Luego de entregarle mi caldo de tostada y demás jugos gástricos al balde, mi estómago ardía horrible. Tuenji me recomendó que me diera un baño, pues, según ella, olía mal; después de la escena anterior no me extrañó que lo dijera. Luego de la ducha me sentí un poco más curado; las náuseas casi se habían desaparecido y los mareos se volvieron casi inexistentes.
Me encontré a Tuenji acostada en el sofá, abrazando un cojín; no parecía que quería dormir ni nada parecido, su expresión estaba fría como de costumbre.
¿Qué significaba eso? Si estaba enojada, no lo parecía. Lo que si era cierto es que no abría mucho la boca cuando yo le preguntaba o le decía algo.
Con la excusa de ir a tomar aire, le dije a Tuenji que saldría un rato. Estaba claro que ella no se iba a comer esa excusa; ella sabía qué iba a hacer.
—Cuídate —me dijo con menos emoción que un robot.
Era la primera vez que me decía eso. Verla ahí acostada como una pobre alma, abrazando el cojín como si fuera su única casa, me dieron ganas de abrazarla de vuelta, pero pensé que ya habíamos tenido suficiente de eso.
Por temor a cagarla en algo, no dije nada y salí al aire libre. El clima no había mejorado desde que me había levantado: una capa de nubes bloqueaba el cielo infinito, pero no me entristecí por eso, el aire fresco golpeándome la cara ayudaba más a mi malestar.
Paseé por Ponyville buscando el remolque de Trixie, pues consideré que era la primera con la que tenía que hablar. Pero, antes de encontrarla, ya estaba cerca del castillo de Twilight, así que decidí aprovechar y empezar ahí mismo, aunque no creía que Twilight estuviera.
Golpeé las puertas del castillo y me recibió Spike con regocijo porque me encontraba bien. Y a ver, tan bien no estaba, aún me dolía el estómago, pero al menos estaba vivo y Tuenji no me había secuestrado ni torturado.
Le pregunté si Twilight había llegado y él me dijo que sí. Yo lo seguí por los pasillos para reunirme con ella. En el camino me habló de algunos cómics que estaba leyendo y de por qué debería leerlos. Yo solo le hacía las primeras preguntas que me llegaban a la cabeza para continuar la conversación; luego de hablar con Twilight ya me habría olvidado de qué trataban esos cómics de los que hablaba.
Encontramos a Twilight en una biblioteca: tenía los párpados un poco caídos mientras sacaba libros aquí y allá de los estantes, como buscando uno en concreto. Se enteró de que había llegado y su rostro ceñudo desapareció para revelar los dientes en una hermosa sonrisa.
—¡Witer, que bueno verte! —exclamó—. ¿Cómo estás? —Voló hacia mí con prontitud para recibirme.
En serio, no había forma en la que pudiera odiar a esta pony. Si en lo más profundo de su ser estaba corrupto y solo quería utilizarme luego, era el mismo demonio ponificado; pero, mientras tanto, esas alas eran más de ángel que de pegaso o de alicornio.
—Un poco enfermo —respondí—, pero al menos ya tengo ánimos de salir a caminar un rato.
—¡Genial! —dijo Twilight—. Spike, ¿podrías traer unos bocadillos?
—¡Oh, yo estoy bien así! —dije—. Todavía tengo el estómago un poco débil.
Spike se alegró por no tener que ir a preparar nada, y salió corriendo de la habitación para ir a proseguir con sus cómics.
Seguí a Twilight a una sala de estar donde había unos sillones alrededor de una chimenea. Con su magia, la encendió y se sentó en uno de los sillones. Yo me senté en uno justo frente a ella.
—¿Tuenji te ha hecho algo? —preguntó Twilight preocupada.
—Ah no, para nada —respondí—. Solo que los mariscos no son lo mío.
—¿Así que fue eso? Creí que te había hecho algo.
—¿Por qué crees eso, Twilight?
—Ella está actuando algo sospechosa. No fue hasta después de que ella se había ido que ocurrió el ataque de ayer.
—Pero ella me salvó —respondí.
—Lo sé, eso me extraña mucho, pero yo no me sentiría nada segura con ella al lado. ¿Qué hicieron ustedes dos cuando llegaron a casa?
—Nada, en realidad, solo nos acostamos a dormir.
—¿Se acostaron? —Twilight tenía los cachetes rojos.
—Sí. —Luego caí en cuenta—. ¡Pero no hicimos nada! —me apresuré a decir.
—Oh, discúlpame —dijo Twilight, avergonzada—, no quería entrometerme en su intimidad. —Se aclaró la garganta—. Quiero decir, ¿no hablaron sobre algo ayer o esta mañana?
—Pues sí —dije.
—¿Se puede saber de qué hablaron? —preguntó Twilight con cortesía.
Guardé silencio. Tuenji y yo habíamos hablado de varias cosas, incluso de la surrealista discusión de si era gay o no, lo cual, claro, no le iba a comentar. Quizás le interesaría más la teoría de Tuenji, pero tampoco era demasiado de lo que podría sacar provecho. El sueño podría ser interesante también, pero preferí reservármelo.
—Nada relevante —respondí, lo que en parte no estaba mintiendo.
—Sé que sabes más que eso, Witer. —Twilight respondió tan rápido como si hubiera predicho mi respuesta—. Entiendo que tengas miedo por lo que te pueda pasar si dices alguna palabra de lo que sabes, pero en serio, y lo digoen serio, necesito que me des alguna pista. ¿Quién está detrás de todo y qué planea? ¿Qué es lo que te ha dicho Tuenji? ¿Qué ha pasado todo este tiempo cuando yo no estaba? Lo que sea, Witer, pero por favor, dime algo. Te prometo que no permitiré que ningún pony ni nada te haga daño.
El tono de su voz no pudo haber sido más suave y dulce, y sus ojos de perrito hambriento no pudo mostrar menos preocupación.
Ahora sí me sentía amarrado e inmóvil. Twilight tenía una forma de hablar horriblemente persuasiva, pero no vi rastros de malicia, a no ser que los ocultase muy bien.
Por alguna razón percibía que la teoría de Tuenji era falsa, y que podía responder sin tapujos en exponer a Trixie, o incluso a Tuenji; pero, tal y como le había dicho a esta última, no iba a hacer nada que pudiera perjudicar a ninguna, al menos no de momento.
—Tengo que decir, Twilight —respondí—, que no pienso decir nada, al menos no de momento. Antes que nada, quisiera ordenar un poco todo este asunto. Quizás todo termine bien si te digo todo lo que sé, pero algo me dice que no será así. Quisiera que confíes en mí y en mis próximas decisiones. Si te tranquiliza: todo está bien por ahora, y creo que se mantendrá así un buen rato. Si ocurre algo serás de las primeras en saberlo, tenlo por seguro.
En silencio, Twilight me miraba; la preocupación no se borró ni aún después de lo que había dicho. Dejó la mirada en el suelo y suspiró.
—No puedo negarme ante palabras tan valientes, Witer —respondió con voz calma—. Estos han sido unos días estresantes para mí; procurando que nada se me escape de los cascos. Ni siquiera sé si puedo hacer esto sola. Aunque sea una princesa, sigo cometiendo errores atroces, y ahora un error lo veo inconcebible.
»Voy a confiar en ti, pero eso no significa que me voy a quedar de brazos cruzados; si algo malo ocurre, tomaré las decisiones que me parezcan pertinentes, aunque eso significa ir en contra de tus deseos. Confío en que quieres lo mejor para toda Equestria, y te deseo suerte con ello. No olvides que estaré aquí para lo que necesites. —De nuevo sonrió con dulzura.
—Muchas gracias, Twilight —respondí—. Haré lo mejor que pueda. Ahora quisiera hacerte una pregunta.
—Lo que sea, dime.
—¿Trixie te está ayudando con todo este problema? —me atreví a preguntar.
—Hmm no —respondió Twilight inclinando un poco la cabeza a un lado—. Rara vez viene acá, y si lo hace, viene con Starlight.
Se me ocurrió otras preguntas, pero todas acrecentarían las dudas hacia Tuenji y Trixie, lo que no era la idea.
—Entiendo. Bueno, creo que no tengo nada más que añadir. —Me levanté y Twilight me imitó.
—Está bien —dijo—, te acompañaré a la salida.
—Ah, acabo de recordar algo. ¿Has escuchado algo sobre un alicornio azul de melena y verde?
Twilight vaciló y se rascó la barbilla, pensativa.
—Creo que he leído algo sobre... no, pero él no era alicornio —respondió como hablando consigo misma—. Hmm, no lo sé. ¿Por qué lo preguntas?
—Bueno, digamos que tuve un sueño y un alicornio apareció en él.
—Interesante. Investigaré sobre eso.
Me guio hasta la salida. Afuera, le dije que no se esmerara tanto en investigar sobre ese alicornio, pues no consideraba que fuera relevante.
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Ahora tocaba buscar a la más difícil de las tres. Recordé que Tuenji me había dicho que no debía confiar ni en ella ni en Twilight. Si bien es cierto que con Twilight todo había salido fenomenal, Trixie para mí era muy diferente a ella, y sabiendo cómo era, sentí un poco de miedo el solo hecho de pensar que la estaba buscando.
No estaba en ninguna parte de Ponyville que visité, así que salí a las afueras del pueblo. Logré distinguir el remolque azul de Trixie en el mismo árbol de la vez pasada; me pregunté qué tendría de especial ese árbol como para dejar su remolque ahí.
Me acerqué y vi a Trixie sacando cajas del remolque, todas llenas de objetos mágicos.
—¡Trixie! —la llamé.
Ella alzó la vista para mirarme: no estaba nada contenta de verme. Me dio la espalda y continuó descargando su remolque.
—¿Podemos hablar, Trixie? —pregunté cuando llegué a las cajas que estaba descargando.
—¡Trixie no tiene nada de qué hablar con Witer! —exclamó Trixie enfadada—. Vuelva cuando recupere el respeto por él.
—En serio, tengo que hablar contigo —insistí—. ¿Por qué estás enfadada?
—¿Que por qué?—me gritó ella con furia en la cara—. ¡Por qué tú...! ¡Con esa...! —Soltó un gruñido. Me tomó con su magia y me arrastró adentro del remolque que estaba casi limpio: había unas tres cajas restantes, y en una esquina había un pequeño cojín, y encima de este parecía haber un objeto esférico, cubierto por un pañuelo blanco.
Una vez dentro, Trixie cerró la puerta de golpe.
—¡Estásenamoradode esa pony, Witer! —me soltó—. ¡Haces todo lo que ella te dice! ¡Pudiste haberle dicho algo a Twilight y ayudarnos con esto, pero no quisiste! Prefieres ignorarla y rechazar su ayuda para irte a casa de Tuenji.¿Qué significa eso?¡Más te vale que tengas una respuesta para que Trixie pueda concebir esto!
¿De qué servía escondernos en el remolque si de todas formas iba a gritar a todo pulmón? Como tal no me pregunté eso; yo estaba aturdido por la forma tan dura de hablar que hasta me rociaba con su saliva.
—No estoy enamorado de ella. —Bajo esa presión, no pude hallar una mejor respuesta.
—¡Ajá, sí! ¿Entonces por qué confías tanto en ella?
—Ella también hace cosas buenas, aunque no lo creas. Ayer en la gala me salvó.
—¡Oh sí, claro, esmuybuena! ¿Que no ves que te la está colando? ¡Se retira justo antes de que ataquen la gala, y de repente,vaya, aparece en el momento justo para salvarte la cola! Por favor, Witer. ¡Es una clara trampa para que creas que está de tu lado, y Twilight piensa lo mismo!
Como un rayo, me llegó a la mente la teoría de Tuenji.
—¿Y no habrás sido tú, de casualidad? —le pregunté.
—¿Yo?—exclamó Trixie como si la hubiese ofendido—. ¿Te tengo que decir que te tengo ahora mismo sin necesidad de planear un ataque a una gala? Créeme, Trixie puede hacer lo que quiera contigo ahora mismo.
—Entiendo, pero no has respondido a mi pregunta como tal —señalé.
—Quieres otra respuesta, ¿eh? Pues pídesela a Twilight, yo estuve con ella en el momento en que se dio el ataque.
Si Twilight la podía defender, la teoría de Tuenji ganaba más fuerza.
—Te estás cegando por el amor que le tienes por Tuenji —continuó Trixie—. ¿Qué te ha dicho sobre Zecora?
—No le he preguntado, en realidad.
Trixie suspiró y rodó los ojos.
—Eso prueba que de verdad estás cegado —dijo—, y muy gravemente. Pero, de cualquier forma, no le tienes que preguntar; si responde, es mentira, porque no tiene nada con qué justificar lo que ha hecho. ¡Olvídate de ella de una vez!Nos vas a condenar a todos nosotros como sigas con esto.
—No voy a hacer lo que me dices, Trixie —dije—. Ya tomé una decisión.
—¿Decisión de qué? —Trixie frunció aún más el ceño; ya se imaginaba qué era lo que le iba a decir.
—Decidí que voy a tomar mis propias decisiones. No voy a hacer nada que perjudique a nadie más. Haré lo que me parezca conveniente, pero no diré tu secreto a nadie, a la vez que no voy a dejar a Tuenji.
—¡Esononos sirve, Witer! Tú mismo te estás enredando en la telaraña de Tuenji. ¿No te importa lo que te conté de Zecora? ¿No te importa que te esté alejando de Twilight?¿No te importa que te esté usando?
Requerí de unos momentos para recuperarme esas palabras.
—Creo que necesito más detalles y contexto para dar por hecho todo eso —respondí lo más calmado que pude—. Yo confío en Tuenji, al menos de momento, y confiaré en ti también mientras las cosas no se descarrilen.
Esperé tranquilizarla con esas últimas palabras, pero ella se enfureció más. Una sombra tiñó los ojos de Trixie, y justo detrás suyo, en la pared del remolque, apareció una sombra enorme que oscurecía el interior, peor que como si fuera de noche. Solté un grito y me arrastré en reversa sin dejar de mirar la mancha negra. Justo detrás me golpeé la cabeza contra la pared del remolque.
De la sombra emergieron varios tentáculos que parecían sombras y danzaban mientras se acercaban a mí. De pronto vi una luz azul en la esquina del remolque: era la esfera que estaba oculta bajo el pañuelo, y su luz azul se destacaba en la oscuridad, traspasando la tela del pañuelo que la cubría.
Volví a ver a Trixie y a los tentáculos que ahora estaban cerca de mí para tomarme y hacer cosas que no quería ni imaginar. Pero, de pronto, la sombra desapareció y volvió la luz dentro del remolque.
Trixie gruñó y se llevó el casco a la frente como si le doliera.
—Vete antes de que Trixie haga algo que lamente —dijo.
Temblando de terror me levanté, pero con ciertas dificultades.
—¡Ahora!—exclamó Trixie.
Corrí hacia la puerta, la abrí y hui como pude de regreso a Ponyville.
