¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!
Como no hay reviews, pasaremos directamente al capítulo.
¡Disfruta!
Tonalli y Aether ya se encontraban fuera del territorio Grutheka, navegando en el gran río de lava que servía como frontera entre ambas culturas enemistadas. En esta ocasión, el viajero decidió no aventurarse demasiado por lo que ahora estaba en el mismo Burticol que era controlado por Tonalli, por lo que el circuito de viaje era bastante tranquilo si lo comparamos con el anterior.
"¿Crees que esto está bien?" Tonalli rompió el silencio, a lo que Aether hizo una pequeña mueca.
"No me gusta mentir, pero ella lo hizo primero." Respondió el viajero con simpleza, aunque notó que su compañero no estaba muy conforme. "Si te sirve de algo, dejame decirte que cualquiera que decida involucrarse con los Fatuis es una muy mala idea. Quizás si hubiera sido honesta me hubiera planteado advertirla, pero sus intenciones están claras." Aether hizo una pequeña pausa para observar el gran río de lava. "Si ella estuvo dispuesta a construir unas armas de tal calidad, entonces no creo que le importe mucho utilizarlas contra los demás, incluso si eso significa matarlos." Tonalli frunció un poco el ceño tras escuchar sus palabras.
"Gruthecóatl siempre ha sido así. Creo que simplemente la criaron con ese tipo de mentalidad. Ya sabes, destruir o ser destruido." Las explicaciones de Tonalli sacaron un leve bufido cubierto de gracia en Aether.
"Y yo pensaba que era el único benevolente..." Declaró el rubio.
"No es que quiera excusarla. No existen excusas para eso, pero..." Tonalli se detuvo, un gran suspiro emergió de sus labios. "Ella sigue siendo mi madre, ¿sabes?" Aether no pudo evitar esbozar una sonrisa triste tras escucharlo.
"Lo entiendo. A veces la familia puede ser un dolor de cabeza." Aether le respondió, comprendiendo su dolor como pocas personas podrían hacerlo.
"¿Y ahora qué? Estamos regresando muy temprano. Quizás deberíamos investigar más acerca del volcán." Tonalli expresó sus pensamientos, recibiendo un asentimiento como respuesta.
"Creo que la idea de Venti no solo era buena para salirnos del control de Murata." Comentó el rubio, haciendo que Tonalli bajara un poco su cabeza.
"Hablando de eso, le he mentido tanto estos días..." Aether simplemente negó con la cabeza al ver lo angustiado que se encontraba su nuevo amigo.
"No te preocupes, lo hiciste por el bien de Natlan. Y si realmente lo sientes, ¿entonces por qué no te disculpas cuando volvamos?" Tonalli lo observó con gran asombro.
"¿Podría disculparme? Quiero decir..."
"¡No te preocupes, ya no hay motivos para ocultar la verdad!" Exclamó Aether con una sonrisa. "Después de todo, ha quedado claro que Murata parece ser la única que quiere unificar ambas razas sin que suceda una gran destrucción de por medio." Concluyó, la sonrisa en su rostro se volvió mucho más suave.
"Si... yo también lo creo." Tonalli asintió, volviendo su mirada hacia el frente.
_ CAPÍTULO 24: EL ÚLTIMO ENSAYO (PARTE 1) _
Diluc observó en silencio al gran Coloso de las Ruinas que estaba frente a él. Su mirada se desvió hacia el suelo y no tardó en agacharse para tocar la superficie de la maquinaria gigante, en donde tenía ciertas marcas extrañas, esas marcas eran idénticas a las escrituras que se habían encontrado en aquel volcán.
Diluc volvió a ponerse de pie y observó como Kokomi y Ayaka estaban charlando entre sí sobre algo del coloso, mientras que Gorou y los demás se encontraban haciendo guardia por si algún nativo se acercaba al sitio.
"¿Encontraron algo interesante?" Preguntó Diluc, quien se acercó a las dos damas.
"Solo estábamos pensando que la estructura y los mecanismos visibles de esta máquina son algo diferentes a lo que nos encontrábamos usualmente en Inazuma." Explicó Kokomi, haciendo que Diluc se agarrara el mentón.
"Incluso también son diferentes a esos escasos guardianes de las ruinas que nos encontramos en esta región. Quizás eso se deba a que se necesita otro tipo de energía o sistema para poder activar algo tan grande como esto." Ayaka agregó mientras observaba uno de los dedos a medio enterrar de la enorme criatura mecánica.
"Eso no es necesario. Lo único que deberían hacer es trabajar con una escala aún mayor, además de ciertos agregados que no deberían tener tanto impacto a simple vista." Concluyó el pelirrojo, algo que asombró a las dos jóvenes.
"¿Qué quieres decir con un impacto a simple vista?" Fue Kokomi quien hizo la pregunta, haciendo que Diluc fijara su mirada en el coloso.
"Tal y como lo escuchaste. Este Coloso de las Ruinas se ve diferente." Dijo Diluc sin rodeos, haciendo que ambas chicas se miraran entre sí.
"¿Eso es algo bueno o malo?" Preguntó Ayaka con muchas dudas.
"Ninguna de las dos. Simplemente es información. Lo malo es que aún hay muchos cabos sueltos, y eso solo podrán ser respondidos por la Arconte Pyro." El pelirrojo volvió a mirarlas tras decir su respuesta.
"Tienes razón, es una lastima que no haya manera de entrar en esta máquina..." Comentó Kokomi con cierta resiliencia, ya que los significativos avances volvían a estancarse.
"Confiemos en que Murata tenga las respuestas necesarias." Ayaka agregó con una sonrisa.
"Lo que más me interesa es que sea honesta." Dijo Diluc con los brazos cruzados y una mirada dura. "La he notado bastante a la defensiva últimamente."
"Bueno, yo también me sentiría algo hostigada si 2 Arcontes llegan a mi territorio sin previo aviso..." Comentó Kokomi con una risita nerviosa.
"¡Jefe!" El grito de Itto hizo que la conversación de los tres se acabara.
"¿Qué sucede?" El ceño fruncido en Diluc no tardó en aparecer tras ver como el Oni había llegado a ellos algo agitado.
"¡Hemos descubierto un grupo de patrullas que se está acercando, tenemos que irnos ahora!" Exclamó Itto con total seriedad.
"Me gustaría quedarme un rato más, pero supongo que no hay opción..." Diluc murmuró para sí mismo mientras tocaba la rara escritura sobre el dedo del coloso por última vez.
_ SALTO DE LÍNEA _
Natlan
Unas horas más tarde...
"¿¡Cómo es que llegamos a este punto!?" Gritó Paimon con disgusto.
¿La razón?
Era simple.
Desde su lado solo quedaba una carta con un punto de vida, mientras que las cartas de Ei se encontraban casi en perfecto estado.
Venti y Murata estaban observando la partida muy atentos, ya que ellos habían sido derrotados ya hace tiempo.
"¿En qué momento te volviste tan buena en este juego?" Preguntó Murata con suma curiosidad, observando como Ei le daba el golpe final a una Paimon que gritó de manera dramática.
"Creo que soy buena para aprender estrategias." Respondió Ei con calma, ordenando sus cartas mientras ignoraba el llanto de Paimon.
Justo en ese momento llegaron Aether y todos los demás, haciendo que los Dioses se pusieran de pie.
"¿Encontraron algo interesante?" Preguntó Murata, viendo como Paimon se acercaba volando a su compañero de viaje.
"Antes de hablar sobre el coloso, estuvimos de acuerdo que lo mejor es aclarar ciertas cosas." Comentó Diluc, a lo que Murata se notó curiosa.
"Por mi no hay problema." Respondió la Diosa con confianza, observando como Aether daba un paso al frente.
"Lo cierto es que hicimos un par de visitas a Gruthecóatl." Una vez que Aether dijo esas palabras, la habitación se quedó en completo silencio.
"¿Hace cuánto tiempo?" Murata se mostró calmada, aunque esa calma era justo lo que preocupaba a algunos.
"Tu fuiste primero, y unos pocos días después hablamos con ella. Fueron dos veces." Contestó el rubio, ganándose un lento asentimiento por parte de Murata, que estaba evaluando la información.
"Aunque estoy enojada, supongo que si me lo están diciendo es porque encontraron quien es la que miente y quién es la que dice la verdad, ¿no es así?" Murata observó sus reacciones, algunos no podían mirarla por la incomodidad de haberla engañado, mientras que otros simplemente asintieron.
"Bueno, no creo que solo exista el blanco y negro. Ambas son grises, pero tu eres la más blanca de las dos." La respuesta sumamente extraña de Aether hizo que Murata frunciera sus cejas en confusión.
"¿Y eso qué significa?" Preguntó la Diosa.
"Eso significa que tú también nos estuviste ocultando cosas. Un ejemplo sería que invades el territorio Grutheka para robar sus recursos." Respondió el rubio, a lo que Murata solo pudo bajar la cabeza.
"No es como si tuviera otra posibilidad..." Susurró la Diosa con mucha pena.
"Escucha, son cosas complicadas, creeme que lo sé." Ei fue quien tomó la palabra. "Nosotros encontraremos la manera de apoyarte y a partir de ahora seremos completamente honestos contigo. Solo necesitamos que tú hagas lo mismo." La Arconte Electro colocó una mano sobre su hombro, a lo que Murata le respondió con una sonrisa.
"Entiendo que tuvieron la necesidad de escuchar a Gruthecóatl. Después de todo, ustedes vienen a ayudar a Natlan, no a mi o a ella." Murata miró a todos con una sonrisa simpatica en su rostro. "Prometo que las cosas serán completamente transparentes a partir de ahora. Todo sea por el futuro de Natlan."
"Bien, pero para eso, nosotros somos los que debemos dar el primer paso." Aclaró Aether al instante. "Como muestra de nuestra iniciativa, te diremos todo lo que estuvimos hablando con Gruthecóatl." Murata asintió de acuerdo.
"En ese caso, tomen asiento. Todo apunta a que estaremos un rato." Declaró la Diosa, volviendo a sentarse.
De esa manera, Aether le contó todo lo que había descubierto de manos de Gruthecóatl. Siendo honestos, no es que hubieran descubierto demasiado ya que ahora tenían las dudas de cuantas cosas eran mentiras y cuántas eran verdades, pero lo cierto es que lograron convencerla para hacer un "ataque a traición" sobre Murata, algo que la impresionó.
"¿Así que utilizaron mi propio plan para convencerla? Me sorprende que no se le haya ocurrido a ella..." Comentó la Diosa con suma sorpresa.
"Solo vimos la oportunidad perfecta de ganarnos su confianza. El hecho de que le hayamos dicho tu plan inicial creó una falsa sensación de confidencia que vamos a usar en su contra." Comentó el rubio, haciendo que Murata tomara de su copa de vino.
"¿Eso quiere decir que el plan para detener a Gruthecóatl sigue siendo el mismo?" Se preguntó más que nada para sí misma.
"Pues digamos que en esencia sigue siendo lo mismo." Respondió Aether, quien simplemente se inclinó de hombros para restarle importancia.
"Ya veo, eres alguien terrible. Pero no soy nadie para decir eso." Comentó Murata con gracia, logrando que Aether se frotara el cabello con vergüenza.
"¡Yo...!" Tonalli se puso de pie repentinamente, llamando la atención de todos.
Murata se puso seria de inmediato al notar el rostro del joven, ya que se veía bastante frustrado y decepcionado consigo mismo.
"¡Lamento mucho haber dudado de usted!" Tonalli gritó e hizo una profunda reverencia. "¡Aceptaré cualquier tipo de castigo!" Concluyó, cerrando sus ojos con fuerza.
"Levanta la cabeza. No tengo motivos para castigarte." Tonalli abrió sus ojos bastante impresionado por lo que había escuchado.
"Pero yo..."
"Lo hiciste por Natlan, ¿verdad?" Murata lo interrumpió, haciendo que Tonalli bajara un poco su mirada. "Al final, solo me alegra saber que te preocupas tanto por nuestra región. No puedo estar enojada contigo." Murata rodeó su escritorio para acercarse a él. "De hecho, estoy orgullosa. Siempre supe que serías un excelente general no para mi, si no para todos." Murata tomó su rostro para alzarlo y hacer que la mirara.
"Yo-yo... solo puedo pedir perdón por desconfiar de usted. Prometo que no lo volveré hacer." Tonalli colocó una mano sobre su pecho para hacer énfasis en sus palabras.
"No te culpo por eso. Incluso digo que hiciste bien en desconfiar de mí." Murata revolvió el cabello del joven. "Después de todo, no hice ningún cambio en Natlan desde que estoy en el poder."
"Pero eso cambiará ahora." Declaró Tonalli con convicción, sacando una sonrisa en la Diosa.
"Eso ya lo veremos. Ahora lo más importante es hablar sobre nuestros invitados indeseados." Respondió la Diosa al mismo tiempo que fijaba su mirada en Diluc.
"Supongo que te refieres tanto a la Orden del Abismo como a los Fatui..." Declaró el pelirrojo, recibiendo un asentimiento por parte de Murata. "No puedo decir mucho acerca del Abismo. Hemos encontrado varias similitudes extrañas en el Coloso de las Ruinas, y la investigación realizada me dejó entender que esa máquina es de una generación más antigua." Esas palabras sorprendieron a todos.
"¿Eso quiere decir que si estamos ante los vestigios del origen de la Orden del Abismo o incluso previo a eso?" Preguntó Venti con bastantes dudas.
"Eso no es algo que se pueda responder con tanta exactitud. Quizás sería más fácil entenderlo si la Arconte Pyro nos habla de cómo llegaron algunas maquinarias de la Orden del Abismo hasta aquí." Diluc fijó su mirada en Murata, optando por una expresión seria. "Nosotros colaboraremos, ahora tienes que hacer tu parte." La Diosa dio un leve suspiro ante sus palabras.
"Lo sé, lo sé. En realidad no es una historia tan complicada." Murata explicó sin problemas. "Pero en esa época esas cosas aún no pertenecían a la Orden del Abismo, eran de Khaenri'ah. Les pedí ayuda exactamente con la misma intención con la que los llamé a ustedes, pero esas cosas se descontrolaron en poco tiempo a causa de la caída de Khaenri'ah." El rostro pasivo de Murata cambió a una sonrisa. "¿Quieren que les diga algo curioso? Mucha gente quiso venir a Natlan por culpa de todo lo que estaba sucediendo allí afuera. A mi me pareció sorprendente que esta región haya sido vista como un lugar seguro y próspero, aunque solo hayan sido por unos pocos años." Concluyó la Diosa con una sonrisa.
"Aunque la historia es interesante, creo que nos estamos desviando del tema..." Ei fue la que habló, evidentemente no le gustaba recordar esa época.
"Oh, lo siento." Murata se disculpó.
"En resumen, no sabemos qué es lo que querían esos tipos aquí. Dudo mucho que nos enteremos, ya que pasaron cientos de años..." Comentó Diluc con los ojos cerrados. "Pero estoy seguro que los dos viejos laboratorios deben estar enterrados o ocultos de alguna manera en esos dos puntos estratégicos. De seguro que los Fatui no tardarán en descubrir estas cosas tampoco, por lo que deberíamos mantener los lugares vigilados, especialmente durante el Ritual Escarlata, que será el momento idóneo para que hagan sus movimientos." Concluyó el pelirrojo.
"En eso estamos de acuerdo." Murata asintió. "Las cosas en el ritual irán bien con su ayuda, pero necesitamos encontrar la manera de contener a los Fatui y al ejército de Gruthecóatl antes de que las cosas se descontrolen. Lo malo es que al saber la gran ayuda que tendrán, me veo en la necesidad de consumir todos los fondos de la ciudad para contratar aventureros en el afán de equiparar las fuerzas militares. Y no necesito solo eso, ya que nuestro lado del territorio carece de recursos ricos en metales, por lo que fabricar armas no es posible." Comunicó la Diosa con una mirada frustrada en su rostro.
"¿Por eso es que siempre intentabas robar los recursos de Gruthecóatl?" Murata dio un leve asentimiento ante la pregunta de Aether, haciendo que todos se quedaran en silencio.
"Sé que no era la manera, pero..."
"Te ayudaré." Aether interrumpió a Murata, quien lo miró con sumo asombro.
"Pero el coste es realmente alto, no creo que puedas..."
"Tengo millones y millones de moras." El rubio la volvió a interrumpir. "También cuento con una gran cantidad de recursos, y una gran cantidad de aliados que seguramente estarán dispuestos a unirse a esta guerra."
"Aunque digas eso, no puedo aceptar todo esto gratis." Mencionó Murata con una mirada conflictiva.
"No es que lo hagamos completamente gratis. Quiero decir, obviamente queremos ayudarte, pero a cambio queremos una cosa." La respuesta de Aether hizo que Murata lo mirara con interés.
"Si es algo con lo que pueda ayudarte, entonces lo haré sin pensarlo." Respondió la Arconte con una sonrisa.
"Necesitamos tu Gnosis." Murata se quedó en silencio tras escucharlo.
"¿Mi Gnosis? ¿Por eso aceptaron venir aquí?" Murata preguntó, recibiendo un asentimiento por parte de Aether. "Ya veo... lo malo es que no tengo la Gnosis en mi poder." Esas palabras llevaron a diferentes reacciones, aunque la que más resaltó fue la de Paimon.
"¿Por qué siempre los Arcontes no tienen su Gnosis?" Se preguntó el hada mientras se sostenía el rostro con frustración.
"En realidad si la tiene una Arconte, pero no soy yo." Aclaró Murata al instante.
"¿Quieres decir que la tiene Gruthecóatl? Eso puede ser un problema..." Aether bajó un poco la mirada, pensando que las cosas se estaban complicando.
"Podemos esperar hasta el Ritual Escarlata. Cuando logremos derribarla, entonces le pediremos que nos la entregue." Murata compartió su idea, recibiendo un pequeño asentimiento en Aether.
"No es una mala idea, pero eso no es lo que me preocupa..." Comentó Aether, haciendo que Murata lo mirara con confusión.
"El problema es que no sabemos si Gruthecóatl ya entregó la Gnosis a los Fatui." Ei se encargó de aclarar las preocupaciones del viajero.
"¿Ellos también la están buscando?" Preguntó Murata algo sorprendida.
"A partir de ahora sería solo especular, pero no tenemos otra opción..." Declaró Diluc más que nada para sí mismo, pero pronto alzó su mirada para enfrentar a Murata. "Aún así, te ayudaremos. Es la forma de pagar nuestra descortesía, y de todos modos no íbamos a dejar esta región a su suerte." El pelirrojo dijo lo que todos pensaban, haciendo que una gran sonrisa apareciera en la Diosa.
"¡Muchas gracias a todos, son unas personas increíbles!" Exclamó Murata, su tono de voz se notaba bastante conmovido.
"Entonces, ¿cuál será el primer movimiento?" Preguntó un Venti bastante interesado.
"Lo mejor es no apresurarse. Creeme que es mejor mantener un perfil bajo por ahora." Las palabras de Aether no solo intrigaron a Venti, sino también a casi todos los que estaban allí.
"Ya veo..." Pensó Ei para sus adentros. "Es una estupenda idea retrasar la llegada de ellos todo lo posible, así Gruthecóatl no tendrá tiempo a reaccionar." La Diosa concluyó sus pensamientos con una pequeña sonrisa.
"¿Eso significa que tendremos unas pequeñas vacaciones?" Preguntó Paimon con mucha emoción, a lo que muchos se miraron entre sí.
"No nos olvidemos que también vinimos a disfrutar de Natlan, así que en las siguientes semanas deberíamos relajarnos un poco." Respondió el rubio con una sonrisa refrescante en su rostro.
"¡Eso es!" Exclamó Paimon con mucha emoción.
"¿Tiene alguna sugerencia?" La que hizo la pregunta fue Kokomi, haciendo que Murata esbozara una media sonrisa.
"Si hay algo de lo que estoy orgullosa, es sin duda sobre las aguas termales naturales de esta región." Explicó la mujer con sabiduría, y evidentemente eso hizo que sus compañeras femeninas también se interesaran.
"Escuché que eso ayuda a mejorar la piel." Habló una Ayaka muy emocionada.
"¿En dónde escuchaste esas cosas? ¿Acaso quieres verte bien para alguien?" Ayato fue quien hizo la pregunta, y obviamente su hermana se puso bastante nerviosa.
"¡Só-sólo estaba-estaba...! ¡Fue casualidad!" Gritó la pobre joven, que tenía sus mejillas más rojas que un tomate.
Todas las demás mujeres de la sala miraron hacia otro lado, ya que no querían que les hicieran esa misma pregunta. Mientras tanto, todos los hombres, a excepción de Diluc y Venti, no lograron entender la razón de reaccionar de esa manera.
Y después de todos ellos estaba Ei, quien simplemente lucía bastante curiosa y confundida.
"¿Acaso me perdí de algo? Sólo estamos hablando de un baño caliente..."
_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _
¡Espero que lo hayas disfrutado!
Como ya sospecharan, en el próximo capítulo vendrá un poco de fanservice antes de que llegue el clímax de este arco.
Estoy pensando si agregar un lemon o no, eso dependerá de ustedes y que tan largo puede ser el siguiente capítulo.
Antes de despedirme, me gustaría agradecer a Surfysun una vez más, ya que gracias a él fue que tuvimos dos capítulos consecutivos de esta historia. Recuerda que si quieres pedir algún capítulo extra de cualquier historia en desarrollo, lo único que debes hacer es volverte miembro de mi Patre-on por un dólar, puedes buscarme como: Jyanzein.
Sin nada más que agregar, me despido.
¡Muchas gracias por leer!
