THE LORD AND THE LADY OF THE BUILDING

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 2. La presentación de la lady

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Uno de los pocos placeres que Sasuke había incorporado a su rutina d del trabajo era recostarse en el sillón, con la habitación en completo silencio y una vela aromática llenando el ambiente con su fragancia a rosas.

Su empleo como abogado a veces le robaba mucha de la calma y salud mental que toda persona necesitaba para vivir sin querer tirarse por la ventana, por lo que la hora completa que pasaba cada día luego de cenar, con los ojos cerrados y completamente inerte, era esencial para él.

Para su buena suerte, a pesar de estar localizado cerca del centro de la ciudad, el edificio "Konoha" resultó ser un sitio bastante silencioso, así que, gracias a ello, los de tres días que llevaba viviendo ahí, su sagrado momento en blanco había sido respetado.

Solo que esa noche, cuando terminó de relajarse y estaba por levantarse para irse a dar un baño, fue sorprendido por un pequeño toque en su puerta.

Extrañado se acercó a ésta y toda la calma que había adquirido gracias a su tiempo de descanso se fue a la basura cuando se asomó por la mirilla y se encontró con su vecina de enfrente esperando pacientemente a que le abriera.

Como se le aceleró el pulso de solo verla, el Uchiha necesitó de un momento para inhalar y exhalar, regulando su respiración, antes de finalmente abrir.

—Buenas noches Uchiha-san — Sakura saludó con una gentil sonrisa apenas él apareció.

—Buenas noches — con mucha suerte, Sasuke consiguió que su voz sonara tan firme y segura como siempre, aunque sus ojos no demostraron el mismo control al vagar sin disimulo por la apariencia de la dama.

La falda larga de seda azul oscuro que se apegaba al seductor contorno de sus caderas y que hacía conjunto con la blusa de finos tirantes en el mismo color, le resaltaba el color de la piel exquisitamente y no le quitaba atención a los rizos sueltos que caían sobre sus hombros.

De pronto, se sintió abrumado por la conciencia de su propio atuendo compuesto por una camisa y pantalón de algodón simples en color negro, aunque luego esa incomodidad se convirtió en curiosidad, ya que, a esa hora de la noche, lo extraño era que esa mujer siguiera usando esa ropa tan fina, así como los altos tacones dorados que enfundaban sus pequeños pies.

—Lamento estarme presentando formalmente a ya varios días de que se mudara, he estado teniendo unos días muy ocupados en el trabajo. Por favor acepte mi disculpa y este obsequio de bienvenida — obligándose a apartar lejos sus pensamientos, Sasuke se dio cuenta de que la dama sostenía una caja de madera de tamaño mediano entre sus manos.

—No tenía que molestarse, ni tampoco necesita disculparse — le respondió mientras tomaba el presente y se hizo a un lado invitándola a pasar a su hogar. Con un poco de timidez, la dama aceptó y verla dar lentos pasos hasta la sala de estar, para luego aceptar tomar asiento con cuidado de no arrugar su ropa y cruzando delicadamente los tobillos, hizo que se le secara la boca —. ¿Le ofrezco algo de beber?

—Asi está bien, le agradezco mucho — él asintió y se sentó en un sillón frente a ella, luego, con la mirada, comenzó a inspeccionar la ligera caja de madera que ella le había dado —. Es una colección de té con más de cien sobres, espero la disfrute.

—Tenga por seguro que lo haré... — murmuró más para sí mismo que para ella cuando la abrió y se encontró con varios sabores que reconocía por sus propiedades relajantes.

Que regalo más apropiado para alguien cuyas jornadas laborales siempre lo tenían al borde de la locura. Estaba más que sorprendido y al mismo tiempo asustado de la hábil, rayando en sospechosa, elección de esa mujer.

—Me alegra mucho, lo escogí debido a que sé lo estresante que puede llegar a ser vivir en una ciudad como esta — como si hubiera leído sus o

pensamientos, ella disipó sus dudas haciendo alusión a una innegable verdad de conocimiento común —. Había pensando que tal vez un difusor de aromas le gustaría, pero sentí que sería algo que algún otro de nuestros vecinos ya habría venido a darle.

—En realidad eres la primera que viene a saludar.

—¿Lo dice en serio? — cuando lo vio asentir, la dama frunció el ceño levemente, analizando lo que eso significaba —. Bueno, Kurenai y Asuma-san acaban de tener a su segundo bebé así que le ruego comprenda lo ocupados que están, Sarutobi-san raramente sale de su casa a menos que sea estrictamente necesario, mientras que Iruka-san tal vez incluso ya olvidó que tenemos un nuevo vecino.

—¿Hay alguna razón para que este edificio esté mayormente habitado por adultos mayores? — aquella era una duda que tenía desde que solicitó rentar ahí.

—Yo también solía preguntármelo cuando llegué, pero seguro es por la misma razón por la que es un poco difícil que acepten nuevos inquilinos y los que ya vivimos aquí seamos tan pocos, porque a los que llegaron primero les gusta rodearse de personas igual de tranquilas que ellos — Sakura rió inconscientemente, lo que le hizo darse a cuenta a su acompañante de los tiernos hoyuelos que aparecían en sus mejillas cuando lo hacía —. Sobre todo, a las que podríamos considerar la autoridad aquí en Konoha: Chiyo-sama, Tsunade-sama, Shizune-san y Anko-san.

—Me imagino que son el grupo de mujeres que huyen de mi cada que me ven en el vestíbulo y que evitan meterse conmigo en el elevador.

—En efecto, normalmente son educadas, pero en esencia son señoras algo secas y difíciles de tratar, asi que no se sienta ofendido si no vienen a recibirlo — en todo momento mientras le hablaba, los grandes ojos verdes de Sakura estaban sobre su rostro, sin un gramo de timidez o reserva, lo que intrigó al hombre al estar demasiado acostumbrado a que las chicas no pudieran sostener su normalmente fría mirada —. Confío en que eventualmente cederán como lo hicieron conmigo.

—¿También eran así con usted? — de nueva cuenta su invitada se rió levemente, al tiempo que se llevaba un mechón de su rosado cabello tras la espalda.

—Sí, desconfiaban de mi debido a que aún a mi edad sigo soltera — por dentro, algo en Sasuke saltó interesado al escuchar esa declaración. No lo había pensado hasta ahora, pero sí resultaba un poco raro que esa atractiva pelirrosa, que no debía pasar de los treinta años, no tuviera una pareja. Aunque ese hecho a él le pareció bastante bien —. Puede ser que también sea por eso que no quieren tener algo que ver con usted...

—¿Qué tiene de malo ser soltero?

—Son mujeres mayores, de pensamiento un poco a la antigua, así que creen que en esta época moderna lo que las personas sin pareja hacemos tiene que ver con toda clase de cosas indecentes — un brillo travieso en sus orbes esmeralda acompañó su comentario, haciendo sonreír levemente al Uchiha para sorpresa de él mismo —. Y como yo no estoy de acuerdo con esa percepción, abogue para que lo dejaran rentar aquí cuando hicieron la reunión para revisar su solicitud.

—¿Por qué tenemos eso en común? — saber que ella lo había elegido de entre los muchos candidatos que seguro se postularon para vivir ahí lo hizo sentir dichoso, de cierta manera.

—Exactamente y aunque intentaron rechazarlo, con el apoyo de Madara-san y unos cuantos argumentos inteligentes de su parte no tuvieron más que aceptar que, por su impecable perfil, usted era la mejor elección.

—¿Madara? — enarcó una ceja, era la primera vez lo oía nombrar.

—Sí, él vive un piso arriba del nuestro, también es un soltero que ronda nuestra edad, pero como trabaja por la noche y descansa en el día, es raro verlo — la dama se encogió de hombros, aunque hubo una cierta familiaridad en su tono de voz que le pareció diferente a la forma en la que se había estado expresando hasta ahora. Pero antes de que pudiera indagar más sobre ello, Sakura le dio una distraída mirada al reloj que colgaba en la pared —. Oh, lamento mucho haberle quitado tanto de su valioso tiempo ya es hora de que me marche.

En lo que el Uchiha buscaba una excusa para prolongar su visita, la pelirrosa ya se había movido hasta la entrada, por lo que no tuvo de otra más que abrirle la puerta caballerosamente.

—Muchas gracias otra vez por el regalo.

—No hay de que Uchiha-san, nos vemos en otra ocasión — Sakura estaba por caminar hacia su apartamento cuando abruptamente se dio la vuelta y lo dejó helado viéndolo con una encantadora sonrisa y sus preciosos ojos brillando... ¿coquetamente? —. Y por favor, no permita que nuestros difíciles vecinos lo hagan sentir mal, usted parece ser una persona realmente agradable.

—Gracias, lo tomaré en cuenta — afectado por sus palabras, él apenas pudo encontrar su voz, aunque, una vez que la vio abrir su puerta para entrar a su propio hogar, consiguió recordar que era un hombre con educación —. Y Haruno-san, usted también me parece una mujer agradable. No dude en acudir a mi para lo que necesite.

Entonces, viéndolo por sobre su hombro, el rubor de su rostro incrementó, así como la extensión de su bella sonrisa.

—Llámeme Sakura, por favor.

—Lo haré, si usted me llama Sasuke.

Sus palabras consiguieron arrancarle una breve risa y luego, dándole una última mirada al tiempo que apretaba sus seductores labios, la mujer de cabellos rosados por fin se despidió en lo que sonó casi como un ronroneo.

—De acuerdo, entonces ten una linda noche... Sasuke-kun.

...

NOTAS FINALES:

Definitivamente cuando se trata de este fic corto conseguiré venir bastante seguido a traer actualizaciones, escribirlo resulta bastante fluido.

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Como en cada ocasión quiero pedirles que me digan que es lo que piensan o si les gusta lo que están leyendo, cada comentario que recibo es un granito de arena que me ayuda a motivarme y se los agradezco desde el fondo de mi corazón.

Muchas gracias por llegar hasta aquí, nos leemos pronto. Bye!