THE LORD AND THE LADY OF THE BUILDING
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 11. Cómo alegrar a la lady.
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A partir de que habían tenido aquella maravillosa cita, las cosas entre Sasuke y Sakura estaban avanzando lenta pero efectivamente.
Es decir, aún no se habían dicho explícitamente que se gustaban ni mucho menos se habían dado el título de "novios", pero sí podían afirmarles a sus conocidos que estaban saliendo con alguien especial.
Se habían acercado tanto que, al salir del trabajo, sin ninguna duda y sintiéndose completamente capaz de afrontar un plan de último minuto, Sasuke llamó a Sakura para saber dónde estaba y recogerla si acaso estaba en la ciudad, lo que ella aceptó.
Sin embargo, lejos de ser un encuentro animado y meloso como era común entre ellos, había un aura de reserva y angustia alrededor de la pelirrosa que fue imposible de ignorar para el Uchiha. Ni siquiera el hecho de que la dama le había besado la mejilla al verlo a modo de saludo, el que una vez que salieron del auto caminara tomada de su brazo igual que siempre y que intentara responder de la mejor manera todo lo que él decía, podían distraer el hecho de que algo le sucedía.
—¿Ha pasado algo en tu trabajo? — él le preguntó suavemente mientras entraban en el ascensor.
—¿Eh? ¿Por qué lo preguntas?
—Porque te ves condenadamente triste — ante esa afirmación, Sakura se acercó más a él y escondió el rostro en su costado, siendo rodeada suavemente por el cálido brazo masculino de su acompañante —. ¿Quieres contarme qué sucede?
—No te preocupes, ya se me pasará...
Sasuke no quería presionarla con el tema, pero quería hacerle saber que estaba más que dispuesto a escucharla si ella llegaba a animarse a hablarle, solo que, antes de verbalizarlo, el conocido sonido del elevador deteniéndose hizo aparición.
Anunciando que estaban atrapados ahí dentro hasta que el aparato decidiera volver a funcionar.
—Gran forma de terminar el día ¿No Sasuke-kun? — ella comentó con agrio humor.
—Supongo que sí...
Aunque los dos acontecimientos desalentadores que estaban teniendo lugar en ese momento debían ocupar toda la atención del pelinegro, lo cierto era que no podía evitar solo concentrarse en disfrutar de la cercanía de su futura novia.
Le encantaba que a pesar del suave abrigo blanco de piel que usaba todavía podía sentir sus femeninas curvas contra su cuerpo y que, sin importar que tan altos fueran los tacones que usara, seguía siendo más pequeña que él. Inconscientemente comenzó a acariciarle los rizados mechones de cabello que se escapaban del elegante recogido que se había hecho ese día, consiguiendo relajarla y hacerla suspirar.
Por su lado, la dama estaba disfrutando como nunca del refugio tan encantador que resultaba la imponente figura del hombre, así como del varonil aroma que desprendía su gabardina negra y de la vista que tenía de su atractivo rostro desde su posición. Vaya que Sasuke era una delicia, ojalá pudiera estirarse, besar sus labios y hacérselo saber.
—Por cierto, Sakura, ¿Qué llevas ahí? — bajando abruptamente la mirada para dirigirse a ella, el Uchiha la descubrió mirándolo con adoración, lo que la hizo enrojecer avergonzada.
—¿Ah? ¿Esto? — con gracia, la Haruno se agachó para recoger la bolsa de compras que llevaba consigo y la abrió para mostrarle que tenía una caja dentro —. Me he comprado un par de zapatos.
—¿Dirías que tienes que una adicción por ellos? — él le quitó suavemente la caja y al abrirla se encontró con un despampanante modelo color negro con probablemente el tacón de aguja más alto que la había visto usar hasta ahora.
Eran el tipo de zapatos seductores que rogaría porque ella se dejara puestos mientras le hacía el amor.
De tan solo imaginar su delicado y sensual cuerpo desnudo bajo él, con sus largas piernas sobre sus hombros y ese par de tacones a los costados de su rostro...
—Eso creo, normalmente los compro cuando estoy feliz, pero esta vez lo hice porque estaba triste.
Esa respuesta fue altamente efectiva para bajarle la calentura y hacerlo sentir un completo cretino por haberse olvidado de que ella estaba vulnerable y con un humor completamente opuesto al suyo.
Necesitaba alguien que la reconfortara, no que se pusiera a imaginar perversiones a su lado.
—¿Y funcionaron? ¿Te sientes un poco mejor? — él cerró la caja y procedió a guardarla de regreso en la bolsa.
—Eso creo, aunque definitivamente el verte sirvió mucho más para ello.
Lo que daría por responder a sus palabras con un beso tan profundo que su labial rojo se corriera y transfiriera a él. Desgraciadamente, no era el momento adecuado para ello. No podía aprovecharse del mal rato que estaba pasando.
—Me da gusto ser de ayuda — respondió mirándola con profundidad y acariciando con cariño su brazo.
—¿Qué hay de ti? ¿Tienes algo a lo que seas adepto?
—Últimamente a estar contigo — aunque en otra época se creyó incapaz de decir algo así, en ese momento y dirigiéndose a su maravillosa lady se sintió muy seguro de hacerlo. Comprobando que había sido la mejor decisión cuando la vio sonreír encantada.
—¿Estar conmigo a secas? ¿O justo como estamos ahora? — sorprendentemente dado su humor, ella le coqueteó cambiando de posición para esta vez verlo de frente y pasar los brazos por su espalda, recargando su rostro en su pecho como un pequeño oso.
—Ambas cosas, aunque en este momento estoy disfrutando bastante la segunda — él la sostuvo por la cintura con una mano y la otra la uso para acariciar su mejilla.
Vaya que estaba dichoso del gran avance que había tenido su relación, ahora era más que un hecho que estaban por encima de poder llamarse simplemente amigos y las intenciones que ambos tenían eran cada vez más transparentes.
La falla del elevador había pasado de ser un contratiempo a tratarse de una auténtica bendición y con tal de tenerla en sus brazos así a Sasuke ya no le importaba cuanto se demorara en volver a funcionar.
—Sasuke-kun... — la pelirrosa interrumpió el momento llamándolo con un tono de voz ligeramente apenado —. ¿Sabes? Me acabo de dar cuenta que al comprar esos zapatos solo entre en la tienda y pedí que me los empacaran en mi número, sin molestarme en probármelos.
—¿Temes que no te queden? — ella asintió trémulamente.
—Y que arruinen el espléndido trabajo que estás haciendo al consolar mi corazón.
Un poco renuente a dejarla ir, él se separó suavemente de ella y la dejo volver a recoger los zapatos para comprobar que la numeración era la correcta.
Fue en ese momento que viendo uno de los elegantes tacones fuera de su empaque, el Uchiha tuvo una idea que no podía perder oportunidad de llevar a cabo.
—¿Me permites? — dudosa, la pelirrosa le pasó el calzado y sus grandes ojos verdes parpadearon sorprendidos cuando lo vio agacharse frente a ella.
Sobre una rodilla y conteniéndose en mirar la expresión que Sakura tenía mientras trabajaba para no retroceder en sus intenciones, Sasuke le dio un suave toque en el tobillo del pie derecho indicándole que lo levantara un poco. Lo que la chica obedeció sin dudar.
Con gracia y delicadeza entonces él le quitó el tacón de inmaculado color blanco igual que su ropa y lo remplazó por el negro. Comprobando que era de la talla perfecta y que se le veía magnífico.
Definitivamente esa noche iba a soñar con ella usándolos.
—¿Ahora puedo continuar con mi labor sin más infortunios de por medio?
—Oh Sasuke-kun, descuida, ya has salvado con creces mi día — ella lo miró enormemente emocionada, poniendo nada de atención a cómo se veían sus zapatos nuevos ya que solo podía contemplar con adoración al hombre que seguía agachado frente a ella.
Era como ser Cenicienta, pero cien veces más enamorada y sin la clásica zapatilla de cristal.
Estaba tan encantada por lo adorable y caballeroso que Sasuke era que no pudo resistirse a inclinarse lentamente hacia él y besarlo en la mejilla, cada vez más cerca de los labios, siendo que en esa ocasión la tinta roja de su labial le marcó un poco la comisura de la boca.
Habiendo estado demasiado concentrado en la placida sensación de haber tocado la suave y cremosa piel de su pierna, él no tuvo tiempo para anticiparse a ese roce, porque estando tan envalentonado como se sentía en ese momento, seguro se habría movido un par de centímetros para finalmente compartir un verdadero beso.
Aunque por la brillante y hermosa sonrisa que ella tenía en su sonrojado rostro, no creía que eso fuera necesario para hacer aún más memorable ese día.
—Anda Sasuke-kun, ponme el otro también por favor — ella le pidió con el mismo tinte jovial y adorable de siempre en su voz, como si nunca hubiera estado triste para empezar, lo que lo hizo esbozar una media sonrisa y hacer lo que le pedía.
En el proceso, el elevador en lugar de moverse se abrió abruptamente en lo que sin duda era el cuarto piso, pues las presencias de Tsunade y Chiyo estaban a las afueras de la caja de metal.
Observando impresionadas como el lord estaba agachado frente a su lady, sosteniendo su pierna izquierda, con una expresión que denotaba bochorno al verse descubierto y un beso marcado carmesí marcado en su rostro.
Al menos Sakura ya volvía a ser la misma de siempre y supo abordar perfectamente la situación.
—Buenas noticias señoras, como ven, creo que he encontrado a mi príncipe azul.
...
NOTAS FINALES:
¡YA DENSE COMO CAJON QUE NO CIERRA! jajaj no se crean. Miren la cosa es que quiero mantenerme fiel a la versión original que hice en mi mente de esta historia y en ella estos dos van más lento y su relación es más del tipo tierna. Aunque como ya les dije, sí habrá sexo, es una promesa, solo que todavía falta para poder cumplirla.
Lo que trato de decir es que este fic tiene una trama más sencilla, más soft, más "este es el romance que quisiera vivir en mis treintas", sin drama ni los típicos impulsos de la inmadurez.
Esto son dos personas que se enamoran y ya jajaja.
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Como siempre quiero agradecerles mucho a lxs que están leyendo y que me echan porras con sus comentarios y notificaciones, les aprecio demasiado.
Si también les gusto ese capítulo o les causó algo plis díganme, amo la retroalimentación y saber qué les está pareciendo la historia.
Sin más que decir, me despido y nos leemos luego. Bye!
