THE LORD AND THE LADY OF THE BUILDING
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 16. Las citas son complicadas para el lord.
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Había un par de detalles sobre su persona que a Sasuke se le había pasado hacerle saber a su novia cuando estaban en proceso de conocerse y que con su relación apenas floreciendo temía que fueran a cambiar la percepción que ella se había formado de él.
Siendo más específicos el hecho de que no era una persona divertida.
Es decir, tenía el extraño don de hacerla reír con una facilidad que hasta a él lo impresionaba y ella siempre le había dicho que adoraba lo involuntariamente cómico que resultaba en conversaciones casuales, pero eso era diferente a la activa participación que se suponía debía tener en ciertas situaciones típicas de un noviazgo. Sobre todo, en la que se encontraba en ese momento:
Soportando una cita en un parque de diversiones con su ángel de cabello rosa.
Al principio había tenido muy pocas dificultades a las que enfrentarse. Podía hacer oídos sordos a los niños que hacían pataletas a su alrededor, ignorar el aroma a dulces que colmaba cada rincón del amplio terreno, subir a distintas atracciones en las que su altura resultaba un inconveniente, comprar cada recuerdo que la chica quería llevar por más innecesario que fuera y posar en fotos con las ridículas orejas de gato que todos usaban al ser la merch oficial del parque.
Todo con tal de que ella estuviera feliz y disfrutara de la tarde.
Sin embargo, su límite fue sobrepasado cuando Sakura le pidió subir con ella a la montaña rusa. El juego mecánico más grande del lugar y cuya altura, pendientes y velocidad definitivamente le hicieron plantearse el negarle algo por primera vez en su relación.
No se consideraba en lo absoluto un cobarde, pero tampoco tan masoquista como para arriesgarse a pasear en una máquina que perfectamente podía matarlos si no tenía el mantenimiento adecuado.
—Realmente eres del tipo osado ¿No, Sasuke-kun? — ella le dijo con dulzura al tiempo que tomaba su gran mano entre las suyas y depositaba un tierno beso en su dorso —. Es una de las razones por las que estoy tan enamorada de ti.
Pero esas simples palabras le impidieron llevar a cabo sus intenciones e inconscientemente consiguieron llevarlo a la fila de esa infame atracción mortal.
Era una cola una poco larga y el tiempo de espera auguraba ser extenso así que, para su desgracia, tuvo mucho tiempo para torturarse pensando en lo que le esperaba al subir. Ni siquiera los suaves mimos que la pelirrosa enlazada a su brazo le daba podían distraerlo.
Nunca se había sentido más atrapado en su vida que en ese momento y tampoco se había imaginado que la imagen de hombre gallardo e imperturbable que Sakura tenía de él le fuera a jugar en contra. Solo esperaba que no se le notara tanto en la cara lo mal que la estaba pasando.
—¿Mi amor? — de repente un llamado a su lado lo sacó de sus cavilaciones mentales, por lo que de inmediato bajó la mirada y se inclinó hacia quien lo llamaba.
La pelirrosa tenía la mejilla recargada en su fuerte brazo y lo contemplaba con mirada y sonrisa tierna. Esa expresión que lo derretía en un segundo y que le aceleraba el pulso, pues pesar de que no era el tipo de hombre que disfrutaba de dar muestras abiertas de cariño en público, sí le agradaba recibirlas.
—¿Qué pasa? — le preguntó tratando de que su voz sonara igual que siempre.
—No quieres subir ¿Verdad? — mierda, al parecer su intento de actuar valiente y seguro no había logrado convencerla.
—¿Ah? N-no, yo no dije eso, sí quiero.
Captando que obviamente mentía, Sakura soltó una melodiosa risa para después estirarse y ponerle un mechón de cabello oscuro tras la oreja con enorme delicadeza. Lo que lo hizo sonrojar aún más de vergüenza.
Se sentía como un niño siendo pillado en una travesura.
—Mi hermoso novio es un poco mentiroso. Espero no le crezca la nariz por ello — la joven canturreó al tiempo que daba una suave caricia con su dedo medio al puente de la nariz masculina —. Pero si lo hace... Aunque sea un poco difícil besarte, te querré igual.
—Sakura... — él murmuró un poco apenado, no sólo por haber sido descubierto, sino también porque quienes estaban detrás de ellos los estaban observando comportarse terriblemente melosos.
—Ven, vayamos a otra parte — la pelirrosa intentó jalarlo fuera de la fila, aunque él no se movió ni un centímetro.
—Pero tú quieres subir.
—No si tú no vas a pasártela bien — lo miró completamente convencida —. Además, hay un lugar mejor al que podemos ir.
En efecto, la atracción que sustituyó a la monstruosa montaña rusa resultó ser un destino mucho más agradable para ambos. La rueda de la fortuna era igual de enorme, aunque más lenta y tenía la ventaja de que los vagones completamente cerrados les permitían estar completamente a solas.
Desde lo alto podía verse todo el parque, así como una buena parte de la ciudad, la cual estaba pintándose de naranja ya que había atardecido. Eso y el que su preciosa novia estuviera abrazada a él mientras contemplaban la vista eran el tipo de situación romántica que le parecía una delicia experimentar.
—Sí, esto es mucho mejor — como si le hubiera leído la mente, la chica murmuró soñadoramente, aunque luego su tono de voz se volvió apenado —. Lamento que la estés pasando mal, Sasuke-kun. No volveremos a venir nunca más, lo prometo.
Al parecer su novia no solo había captado su incomodidad respecto a la montaña rusa, sino también a todo el parque en general y para colmo se sentía culpable y arrepentida de haberlo llevado.
Apartando la mirada del horizonte, Sasuke se giró hacia a ella y depositó un casto beso en su frente al tiempo que la acurraba más contra él.
—Soy yo quien lamenta ser un mal novio en este tipo de circunstancias.
—No lo eres. Aceptaste venir y soportaste todo este tiempo sin quejarte a pesar de que no te gusta el lugar — Sakura estiró una mano para acariciar su mejilla —. Solo un gran novio y un hombre virtuoso hace eso, así que ahora me siento mucho más enamorada de ti que antes.
Al escucharla, el Uchiha sonrió levemente para ella y, a modo de agradecimiento por sus palabras, tomó sus labios en un suave y amoroso beso. Aunque fue bastante corto y eso dejó inconforme a la pelirrosa.
—¿Quieres que te bese otra vez? — él jugueteó con ella delineado su voluptuoso labio inferior con el pulgar.
—Sí, por favor.
Ni corto ni perezoso, Sasuke obedeció su pedido y tomó su pequeña boca con la suya paulatinamente acelerando el ritmo y la demanda con la que la adoraba. Ahuecando su pequeño rostro entre sus manos, torturando su lengua con la suya y haciéndola jadear necesitada de aire, así como de más atenciones de su parte.
Que bueno que nadie los estaba viendo y que la rueda de la fortuna apenas estaba a mitad de su viaje pues sus respiraciones agitadas y el lascivo movimiento de sus bocas eran todo un espectáculo indecente.
Incluso, motivado por el momento, él la tomó por la cintura y la sentó en su regazo.
—Ven aquí — murmuró ronco en su boca volviendo a poseerla con aún más vehemencia.
Sakura envolvió sus brazos alrededor del cuello del hombre y se pegó aún más a él, mientras le permitía acariciar sus piernas visibles gracias a su mini falda. La fuerza y demanda con la que la besaba tenía a la chica sumida en un maravilloso paraíso del que no quería salir jamás y que internamente la estaban haciendo perder la razón.
El momento era simplemente perfecto.
Sin embargo, anticipándose a que cierta parte de su anatomía estaba adquiriendo tamaño y firmeza, así como el hecho de que pronto tendrían que bajar del juego mecánico, Sasuke tuvo que detener sus besos, aunque aún estaba renuente a quitársela de encima.
—A veces es tan injusto lo irresistible que eres — le dijo al oído, haciéndola reír seductoramente.
—Debería ser yo quien diga eso, siempre dejas derrotada cuando estamos juntos — la joven se recargó en su hombro y le dio un pequeño beso en el cuello, al tiempo que él le daba otro en la sien.
Estuvieron así por los siguientes minutos. Tan cómodos que ni siquiera se dieron cuenta de que habían regresado a tierra firme hasta que la puerta se abrió abruptamente y las personas que estaban afuera esperando su turno los miraron impresionados al haber sido descubiertos tan acaramelados.
Aunque, como siempre, a Sakura no le importó en lo absoluto y se marchó del lugar pegada a su novio como tanto le gustaba ir. Orgullosa y notoriamente enamorada.
Por su lado, aunque era el más tímido y discreto de los dos, Sasuke le rodeó la cintura para atraerla a él, en un gesto posesivo que le salió del corazón al ver como las personas que querían subir al juego y los operadores, los miraban con cierto brillo indecente por las circunstancias en las que los encontraron. Incluso, para dejar más que claro que no tenían nada de que avergonzarse, le besó fugazmente los labios a pesar de estar en un lugar público, algo que antes no se habría creído capaz de hacer.
Aunque sus gestos también se debían a que su sesión de besos lo había dejado de tan buen humor que se sentía con ganas hasta de cargar a su pelirrosa en sus brazos.
Tras marcharse lejos de la rueda de la fortuna, el Uchiha pensó que su novia podría intentar convencerlo de subir a otro juego potencialmente violento, pero, contrario a eso, Sakura respetó su deseo de ya no montarse a esa clase de cosas y prefirió llevarlo a un café temático dentro del parque.
Era un lugar con la misma pinta infantil de felinos, aunque con una ambientación acuática, por lo que gran parte del lugar estaba lleno de niñas corriendo con trajes de sirena y orejas de gato. Algo que su pelirrosa novia se derritió de ternura al ver y sorprendentemente a él no le pareció tan disruptivo como otros espacios más bien pensados para varones.
Tal vez era porque siempre había sentido que le gustaría más tener una hija en lugar de un hijo y eso inevitablemente le hizo preguntarse ¿Qué preferiría Sakura? ¿Siquiera tenía planeado formar una familia en el futuro? Y de ser así ¿Le gustaría que fuera con él? Tenía mucha curiosidad por saberlo, pero no creía que fuera prudente traer el tema a colación en esa etapa tan temprana de su noviazgo.
En cambio, comieron y charlaron de otras cosas tranquilamente. Tiempo en el que su novia estuvo sonriéndole y observándolo con esa admiración que siempre tenía reservada para él. Sin embargo, al distraerse con el ruido a su alrededor, cayó en cuenta de que un grupo de niñas los estaban mirando fijamente.
—¿Qué crees que estén pensando? — la mujer cuestionó a su novio indicándole discretamente lo que pasaba a unos metros de ellos.
—Seguramente que tienes el cabello de la sirena de la pared — él teorizó señalándole la pintura de la criatura mitológica a sus espaldas y que la hizo exclamar sorprendida en cuanto la vio.
Realmente eran idénticas, con el mismo color de cabello y ojos, solo que la mujer con cola de pez además poseía unas orejas de gato y bigotes. Sin duda eso debía ser lo que estaba llamando la atención de las pequeñitas, así que encantada por ello, Sakura sonrió en dirección de las niñas y les guiñó un ojo haciendo la misma pose que la sirena de la pared, consiguiendo así hacerlas reír y sonrojar.
—Son tan bonitas y tiernas y más porque están felices de estar aquí — la chica comentó a su novio con un tinte soñador en su voz, aunque luego su expresión se tornó nostálgica —. Yo siempre quise venir a un lugar de estos cuando era niña, pero viviendo en el campo y apenas teniendo dinero para comer eso era un sueño imposible de cumplir.
—A tu manera también tuviste una infancia feliz ahí, no tienes nada que envidiarles — él la consoló acariciándole el dorso de la mano y luego besándoselo.
—Lo sé, pero aun así este tipo de lugares me parecen una muy necesaria fantasía infantil — de repente, su expresión volvió a cambiar haciendo alarde de esa versatilidad que tanto impresionaba a su novio —. Por eso me prometí a mí misma que si algún día tenía hijos los traería a este tipo de lugares siempre que pudiera.
Bueno, ahora sí que era conveniente aclarar sus dudas respecto a sus deseos futuros.
—¿En serio? ¿Y que otros detalles ya tienes planificados? — Sasuke preguntó notando como los grandes ojos verdes de su novia observaban atentamente a las pequeñas que aún seguían pendientes de ella. Aunque, al escucharlo, toda su atención fue de regreso al maravilloso hombre que tenía en frente y que hacia su corazón agrandarse en un incontenible amor.
—Solo algunos, como que me gustaría tener una niña — sonrió radiantemente, consiguiendo que él le respondiera de la misma manera. Implícitamente indicándole que estaba de acuerdo.
Con eso dicho, Sasuke comprobó que era más compatible con ella de lo que sus inseguridades le dejaban ver y que su futuro podría ser increíblemente perfecto si se quedaba para siempre a su lado.
Incluso ya podía imaginarse así mismo regresando a ese parque dentro de unos cuantos años, acompañado de ella y alguien más.
...
NOTAS FINALES:
¡EXACTO! Sí pienso llevar esta historia hasta el punto en que tengan hijos. Yo les dije que sería una historia larga, aunque naturalmente aún falta muchooo para eso jajaja.
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Quiero darles las gracias a todos por sus buenos deseos en el capítulo anterior y todas sus porras, son muy muy amables y los aprecio demasiado. Como siempre les pido que también me hagan saber que les pareció este cap, para así saber si voy por un buen camino.
¡Gracias otra vez por llegar hasta aquí y sin más por añadir nos vemos luego! Bye!
