THE LORD AND THE LADY OF THE BUILDING
DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.
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Capítulo 37. El lord y la lady son una pareja cautivadora.
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Ser secretaria nunca fue la primera opción de Karin en lo que al trabajo de sus sueños se refería, sin embargo, cuando que fue contratada en "Golden Law" y conoció a la persona para la que trabajaría directamente sintió que asi era como su vida debía ser.
Incluso si su jefe era exigente, seco y metódico hasta el punto de la exageración.
La primera vez que vio a Sasuke Uchiha, reprimir el acelerado latido de su corazón le costó horrores y cada que él se dirigía a ella o la miraba, aunque fuera por cortos milisegundos, sentía su rostro arder de vergüenza. Era un hombre sumamente apuesto, alto, varonil y sexy.
Sin mencionar que el hecho de que ostentara un cargo de poder sobre ella elevaba su atracción por él hasta los cielos.
La chica de flamantes cabellos rojos, ojos de rubí y cuerpo envidiable, confiaba plenamente en su belleza y durante su primera semana trabajando para él trató de llamar su atención de todas las maneras posibles, sutil y, al mismo tiempo, evidentemente. Ya fuera desabotonándose la blusa para mostrar un poco más de escote, usando faldas cortas para mostrar sus bien trabajadas piernas o aprovechando que usaba gafas para insinuar ser el cliché de la chica sexy intelectual.
Sin embargo, nada le resultó. Su jefe apenas y se fijaba en ella y aunque era amable y nunca se comportó desconsiderado u hostil en su relación laboral, su indiferencia hizo que ella se tomara como un reto personal el conquistarlo.
Hasta que en su segunda semana trabajando para él reparó en un detalle que nunca se había molestado en notar: el anillo de casado sobre su dedo.
Una pequeña y aparentemente fina joya que consiguió destruir sus ilusiones rápidamente... Aunque no por mucho tiempo, pues luego de pensarlo mucho Karin decidió que aún podía intentar conseguir la atención de Sasuke y tal vez lograr robarlo.
Después de todo, ninguna pareja está exenta de llegar a la oficina de divorcios ¿No?
Si bien la idea de ser una rompe hogares no la enorgullecía y hasta admitía avergonzarla de sí misma, cada que miraba a su atractivo jefe o lo escuchaba llamarla con su fría y sensual voz olvidaba sus principios morales y reafirmaba sus planes. A veces incluso se consolaba pensando en la posibilidad de que el Uchiha viviera en un matrimonio infeliz y su mujer fuera una bruja insufrible de la que debería ser salvado.
—Esto lo envía mi esposa para ti — su jefe interrumpió sus pensamientos esa mañana al inicio de su jornada laboral poniendo una pequeña caja envuelta en papel rosado sobre su escritorio. Su confusión debió ser evidente en su rostro, pues Sasuke elaboró más instantáneamente —. Es el día de la secretaria. Felicidades.
—Gra-gracias señor...
Tras un breve asentimiento, el pelinegro se adentró en su oficina por lo que la mujer se apresuró a abrir el regalo sin disimular su ansiedad. Dentro se encontró con una hermosa taza dorada y un par de pendientes de oro, además de una nota que rezaba: "Gracias por tu duro trabajo y por cuidar de Sasuke-kun"
Bien, podía ser que no fuera una arpía como se había imaginado, pero ese obsequio también podía tratarse de una estratagema de su rival en el amor para aparentar ser buena. Aunque dentro suyo algo en Karin se removió al reconocer que solo estaba pensando en cómo le gustaría que fueran las cosas y no en lo que los hechos indicaban que eran.
Así pues, los siguientes días a la hora del almuerzo comenzó a hacer una investigación con diversos compañeros de la oficina para averiguar sobre la esposa de su jefe y el matrimonio que tenían.
—¡Ah, la señora Uchiha! Sí, la he visto un par de veces — un colega de otro departamento cuyo nombre no conocía rápidamente soltó la lengua en cuanto lo cuestionó —. Es una mujer muy bella y bastante amable. Le viene bien a Uchiha-san y no tiene idea de lo mucho que él ha cambiado desde que se casaron.
—¿En serio? ¿Por qué lo dices?
—Su matrimonio es reciente. Según supe se casaron hace seis meses, pero el cambio en Uchiha-sama ha sido tan evidente para todos como el día y la noche — una recepcionista joven e ingenua a la que fue muy fácil sacarle información le explicó días después —. Antes de ella, Uchiha-sama solía ser un tirano con el que todos tenían miedo de colaborar o tan siquiera compartir el elevador, pero desde que su novia apareció se volvió más suave y fácil de tratar.
—Está sumamente enamorado y nadie puede culparlo por ello, he visto a su mujer en algunas cenas de la empresa y es un completo encanto — uno de los abogados de mayor edad en el bufete le compartió sin dudar, pues era un hombre al que le encantaba conversar con quien fuera y de lo que fuera —. Definitivamente nadie puede refutar que son el uno para el otro al verlos.
Una tras otra, todas las respuestas que la pelirroja obtuvo sobre el matrimonio Uchiha estaban llenas de elogios para ambos y pregonaban la maravilla que era su amor y su felicidad. Escuchar de boca de otros que Sasuke era un marido amoroso y muy amado era un hecho tan cursi que le producía ganas de vomitar y, para colmo, la hacía dudar de las posibilidades de conseguir llegar a su corazón.
—Puedes irte a casa temprano si te sientes mal — y aunque intentó no demostrar que estaba nauseabunda y frustrada por todo, su jefe se dio cuenta.
—No señor, estoy bien. Le agradezco la consideración — ella repuso con rapidez, esbozando una expresión de convencimiento.
Sasuke no dijo más tras eso y simplemente se marchó a su oficina tan impasible como siempre. Eran esos pequeños gestos amables lo que también dificultaban a Karin darse por vencida y que, al mismo tiempo, la motivaban no solo a lucir cada día más bonita que el anterior sino también a trabajar mejor y más duro para obtener su reconocimiento.
Aunque, una tarde, al final de una exhaustiva jornada, se dio cuenta de que eso jamás bastaría para competir contra la esposa de su jefe y solo necesitó un par de segundos viendo a la hermosa obra de arte hecha mujer, saliendo del elevador, para entenderlo.
—Buenas noches, Karin-san — la saludó la desconocida que, aún sin presentación, la pelirroja supo de inmediato quien era.
—B-buenas noches — apenas y pudo responder con dignidad debido a la impresión.
Si bien sabia de boca de otros que la señora Uchiha era sumamente bella, tenerla en frente y comprobarlo de primera mano era otro nivel. Si se la hubieran descrito, característica por característica, seguro se habría reído por lo chillona de su paleta de colores, pero ahora, contemplando el largo y sedoso cabello rosado, el aterciopelado rojo de sus labios y sus brillantes orbes esmeralda, entendía la perfecta combinación que eso suponía.
—No me he presentado adecuadamente, lo lamento. Soy Sakura, la esposa de Sasuke-kun — ella le dijo con una dulce sonrisa mientras le extendía una mano. Karin dudo en tomarla por unos breves segundos, pero cuando lo hizo se maravilló con la suavidad de su piel y no pudo evitar sonrojarse —. Debes estar muy cansada, supe que han tenido días largos y difíciles.
—Sí, p-pero no se preocupe. Esta todo en orden.
—Me alegro, aunque deberías pedir un descanso si te sientes enferma o muy agotada. — por la forma cuidadosa y compasiva en que la veía, la pelirroja asumió que su marido le había contado del estado de ánimo el que se había sumido los últimos días.
Al final sólo pudo asentir mecánicamente y dar un torpe agradecimiento.
—Ya estás aquí — una tercera presencia hizo aparición en el pasillo dirigiéndose a la mujer de cabello rosado, era Sasuke, quien ya estaba listo para marcharse y terminar el día. Sin demora, el hombre se posicionó al lado de su mujer y rodeó su cintura con una mano para irse juntos. Aunque antes habló con su secretaria brevemente —. Karin sé que has estado aguantándote tus malestares toda la semana, por favor tomate el día mañana.
—S-señor no, no es necesario. No estoy enferma.
—Si no tomas un descanso terminaras estándolo, así que no discutamos más. Soy tu jefe, mi deber es cuidar de ti y vigilar que no te excedas trabajando — el pelinegro sentenció y esas últimas palabras encendieron sus mejillas brevemente. Aunque luego enrojeció todavía más cuando recordó que Sakura estaba ahí y, al levantar la mirada, se encontró con una sonrisa y un guiño cómplice dirigido para ella.
Mierda.
No podía ser.
Eso que estaba sintiendo no podía ser tan parecido a lo que había sentido por su jefe el día que lo conoció.
Su vida no podía ser un chiste tan cruel.
—Hasta pronto Karin-san, que tengas un día tan lindo como tú mañana.
Mierda.
Acababa de comprobar que era una masoquista a la que le gustaba todo lo que no podía tener.
Desde ese día hubo varias ocasiones en las que Sakura se apareció en la oficina para esperar a su esposo e irse juntos a casa, sobre todo, los días en que sus labores se extendían y debían hacer horas extra.
La pelirrosa era una mujer inteligente dulce y amistosa, por lo que Karin no tardó en comenzar a sentirse cómoda en su compañía y disfrutarla hasta el punto en que suspiraba soñadoramente cuando era hora de despedirse.
Cada día rogaba al cielo que surgiera un problema en el trabajo que los obligara a quedarse más tiempo para así recibir a la elegante esposa de su jefe y conversar con ella un poco.
Inconscientemente, comenzó a arreglarse con mucho más esmero para mostrarle a Sakura que era una mujer a su nivel y que merecía su reconocimiento, aun cuando ella solía elogiarla hasta por el detalle más sencillo.
Sus charlas con ella poco a poco se volvieron más personales, animadas y divertidas, por lo que la pelirroja se sintió más que optimista por estarse vinculando con ella y estrechando su vínculo.
Inclusive, sin querer, comenzó a buscarle defectos a su jefe con el propósito de justificar su conclusión sobre lo inapropiado que resultaba para una mujer tan linda y genial como Sakura. Ya fuera su frialdad, su adicción al trabajo o incluso lo lúgubre de su apariencia, algo que no hacía mucho fue una cualidad por la que se sintió atraída.
Ahora todo era diferente.
Más bello, más deleitoso, más emocionante.
Más... rosa.
—Dudo mucho que en algún momento se vaya a terminar la etapa de la luna de miel para mí. Creo que amo a Sasuke-kun más cada día que pasa.
Aunque también se volvía gris cada que la pelirrosa le recordaba que amaba perdidamente al hombre con el que estaba casada.
—Si, eso puedo notarlo Sakura-san... — respondió tratando de disimular que no le dolían sus palabras, aunque no lo logró del todo y su acompañante malinterpretó su actitud.
—Sé que es un poco molesto mi comportamiento de colegiala enamorada, lo siento — su disculpa y su expresión avergonzada encendieron de inmediato en Karin la necesidad de explicarse, pero terminó por tropezar con sus palabras y haciendo reír a la pelirrosa —. No te preocupes, no tienes que fingir que no soy irritante a veces, pero... Tal vez cuando llegue a ti esa persona maravillosa que te mereces me comprendas un poquito.
—Sakura-san... — la pelirroja murmuró, afectada.
La Uchiha solía hacerle ese tipo de comentarios todo el tiempo y nunca dudaba en expresarle lo segura que estaba de que un día el amor verdadero llegaría a su vida y experimentaría un auténtico cuento de hadas romántico, igual o incluso mayor al que ella y su esposo estaban viviendo.
"Hay una persona para todos y no dudes que la que espera por ti será tan hermosa, por dentro y por fuera, como tú"
Aunque claro, nunca se refirió a que podía encontrar a ese ser especial en ella pues ya pertenecía a alguien más.
—Ya estoy listo, hay que darnos prisa si no queremos perder la reservación — tan hábil para interrumpir sus cavilaciones mentales como siempre, Sasuke salió de su oficina y se acercó a su mujer, quien manifestó su alegría al escuchar que cenarían fuera de casa. Karin se despidió respetuosamente de ambos, desesperada por salir de ahí y no tener que presenciar más el verlos juntos. La pareja hizo lo mismo, solo que antes de marcharse, el Uchiha le habló nuevamente —. Y por cierto Karin, el informe de hoy estuvo realmente completo, buen trabajo y muchas gracias.
Lo último que la secretaria vio antes de perderlos de vista fue lo adorable y perfecta que lucía la pequeña y alegre dama de ojos verdes al lado de su alto e imponente marido. Un hombre que, si bien a simple vista era frío e intimidante, a solas bajaba la guardia con su amada y dejaba salir su lado más tierno para mostrarle su afecto físicamente. Como en ese momento, mientras la estrechaba contra su costado con cariño y le dejaba unos cuantos besos en la frente. Solo que antes de que Karin pudiera saber cuánto más amoroso podía ser, las puertas del ascensor se cerraron.
Sí, podía ser que los sentimientos que tenía ahora por Sakura y los que en algún momento había tenido por Sasuke, fueran reales e intensos, pero tenía que comprender que no se comparaban con los que ellos tenían el uno por el otro.
Los Uchiha eran la prueba viviente de que existían las almas gemelas y de que incluso las personas interesadas en separarlos no podían negar lo fuerte de su amor.
Y aunque la pelirroja sabía que tenía que resignarse, siempre tendría un rayo de esperanza en su corazón.
Mientras el proceso legal del divorcio existiera, ella no iría a ningún lado.
...
NOTAS FINALES:
Los que me leen desde hace mucho saben que me gusta el SakuKarin, lo siento, pero así es jajaja. Ya sé que me había tardado mucho en actualizar, pero estoy mega sumergida en Angels Punishment y se me dificulta seguir mis otras historias cuando constantemente quiero concentrarme en una sola.
Díganme qué les pareció este capítulo. Ya saben que sus opiniones son un gran apoyo que valoro inmensamente y que me motiva como no tienen idea a seguir escribiendo.
No tengo palabras para agradecerles venir a leer a pesar del tiempo, en serio, muchas muchas gracias.
En fin, espero estén bien y nos leemos en la próxima actualización. Bye!
