THE LORD AND THE LADY OF THE BUILDING

DISCLAIMER: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, pero la historia es de mi autoría.

Capítulo 38. El lord y la lady saben anteponerse a las dificultades.

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Los Uchiha habían hecho planes para ese día con anticipación. Calcularon los horarios, solicitaron una cita y se prepararon mentalmente para ello. No obstante, al final el clima no estuvo de su lado y les impidió acudir a su destino.

—Este tipo de tormentas me hacen recordar a una muy particular — Sakura señaló con tono juguetón, mientras observaba la furiosa lluvia, frente a la ventana. Desde el penthouse, la vista de la ciudad era siempre un espectáculo, aun cuando estaba teñido de gris.

Su marido, quien le llevaba una taza de té caliente y se acercaba a ella por detrás, sonrió levemente ante sus palabras.

¿Cómo olvidar que había sido durante y gracias a una tormenta como esa que se habían besado y vuelto novios, hacía ya más de dos años?

—Al menos aquella vez no sentía que mi cabello iba a volverme loco — Sasuke expresó, hastiado y luego le dio un largo sorbo a su bebida.

—Concuerdo — la mujer se tocó los largos rizos rosados e hizo un puchero con los labios.

Se suponía que ese día habían hecho cita en un salón de bastante exclusividad y buena reputación en la ciudad, pues ambos querían un corte urgentemente. Sobre todo, Sakura, pues su marido no quería más que su despunte habitual.

Aun así, los dos estaban igualmente decepcionados por cómo el clima había arruinado por completo sus planes.

—Al menos tú puedes sobrevivir un rato más con el cabello largo, ¿no? — el hombre le dijo abrazándola por los hombros y retorciendo alrededor de su dedo unos cuantos mechones. Tal y cómo estos siempre habían sido, los encontró suaves, brillantes y sanos —. Después de todo, sigue igual de hermoso.

—No se trata de que este en mal estado, sino de que necesito un cambio y realmente estaba emocionada por él. Estoy muy decepcionada porque no pudiéramos ir al salón — en su voz fue evidente su estado de ánimo, aunque, de repente, una idea acudió a su mente y saltó a mirar a su marido, entusiasmada —. ¡Pero ahora que lo pienso, tú puedes hacérmelo!

—¿Yo? — Sasuke enarcó una ceja, totalmente confundido.

—¡Sí cariño! Solo debes dejarlo corto y recto. No es tan difícil.

—No deberías subestimar su dificultad — él fue razonable mientras se dirigía a la cocina para lavar su taza, en acto evasivo —. Por algo hay gente que hace carrera cortando el cabello de los demás.

—Tú eres bueno en todo lo que haces, sería pan comido para ti hacérmelo — ella insistió.

—Sakura, cuando se trata de "hacértelo", hay cosas más interesantes que se me vienen a la mente y en las que soy muy bueno — el Uchiha se permitió jugar con ella y su indirecta fue captada de inmediato, pues la vio bajar la cabeza y ruborizarse —. Sin embargo, ser estilista no es una de ellas.

Internamente, Sakura reflexionó acerca de lo inflexible que su marido podía ser en algunas circunstancias y en que, aunque gozaba de plena confianza en sí mismo, tenía sus límites respecto a cosas que no quería ni siquiera intentar.

Aun así, hasta un hombre tan terco como él tenía una debilidad y la pelirrosa pensaba aprovecharla y valerse de ella para convencerlo.

—¿No piensas hacerlo ni siquiera como un favor a tu esposa? — lo cuestionó acercándose para abrazarlo y rozar su nariz contra su cuello —. Si hicieras esto por mí me harías realmente feliz... Y a ti te gusta hacer eso, ¿no?

La reacción que quería apareció inmediatamente. Sasuke se puso tenso y se quedó en silencio varios segundos al tiempo que su expresión se tornaba atormentada.

En efecto, el punto débil del hombre era su mujer y la delgada línea entre complacerla y tenerla insatisfecha.

Que mujer tan inteligente.

—Y si lo hago mal, ¿voy a tener que compensarte o tú tendrás que hacerlo conmigo? — le preguntó prácticamente ya habiendo aceptado ayudarla.

—Voy a compensarte yo a ti, mi amor — ella saltó a rodear su cuello con sus brazos, emocionada, para hacerlo inclinarse hacia su rostro y comenzó a besarlo profundamente —. Y lo haré como tú quieras.

Aunque en otras circunstancias esa promesa lo habría entusiasmado, Sasuke esbozó una mueca y antes de que pudiera arrepentirse, Sakura se alejó en busca de todo lo que necesitaban para llevar a cabo su tarea.

En pocos minutos, ambos estaban frente al espejo del baño y el hombre tenía entre sus manos unas afiladas tijeras a las que no podía sostener firmemente debido al nerviosismo.

El cabello de su esposa siempre había sido preciado para él. Era lo primero que le había llamado la atención de ella debido a la gran belleza que le confería.

Adoraba que sin problema la gente la identificara como su pareja debido a esa peculiar característica, cuando estaban juntos en la cama, le gustaba despertar con su cabellera a su lado, como si estuviera en un lecho de rosas y, sin duda, encontraba su propia dicha en lo feliz y segura que ella se sentía gracias a él.

El estar a punto de cortarlo, con la posibilidad de arruinarlo debido a su carencia de habilidad en dicha tarea, lo tenía más que aterrado y sentía que estaba cometiendo un error que recordaría todos los días, por el resto de su vida.

Si su esposa terminaba con el pelo maltrecho y arruinado sería su completa responsabilidad y la verdad era que no se sentía capaz de vivir con la culpa de hacerle algo así.

—Vamos, cariño. Solo tienes que cortar la trenza en la base de mi cuello y luego alinear el corte — Sakura dio un par de saltos, impaciente y, a través del espejo, lo miró con esos ilusionados ojos de ciervo que tanto lo derretían.

—Bueno, aquí voy... — murmuró y tras dar una profunda respiración para calmarse, sostuvo las tijeras con fuerza y dio el primer paso.

En cuanto la navaja separó la larga trenza rosada del resto del cabello de la mujer, éste cayó a los lados de su rostro en un desigual, aunque favorecedor corte a la altura de los hombros.

Mientras que ella aplaudió y se rió alegre por el parcial resultado, su esposo la miró entre sorprendido y contrariado. Realmente lo había hecho y la verdad, no había quedado tan mal.

—¿Lo ves? ¡Pan comido! ¡Ahora ayúdame a dejarlo parejo! — ella solicitó, demasiado emocionada.

Nuevamente, él se apresuró a obedecerla y comenzó a recortar mechón por mechón, cómo una vez había visto a su estilista hacer, dejando poco a poco cada vez más alineada la cabellera de su esposa.

En el proceso sus dedos rozaron su nuca y sus orejas un par de veces, lo que la hizo estremecer y gemir de manera bastante sugerente.

Al menos algo bueno saldría para él de la terrible experiencia que acababa de pasar. Sabiendo lo sensible que ella era en esas zonas, su nuevo estilo le permitiría acariciarla con más libertad y facilidad, en todo momento.

—Mi esposo es el hombre más hábil del mundo — Sakura dijo con la voz y los ojos enamorados al verlo trabajar —. No puede hacer nada mal.

—Esto no quiere decir que vaya a prestarme para una segunda ocasión. Esto fue un evento único e irrepetible — él le advirtió rápidamente.

Tras unos minutos de más cortes, hechos cada vez con un poco más de confianza, el hombre observó con detenimiento su obra y, tan perfeccionista como siempre había sido con cualquier cosa que hacía, dio un último tijerazo para dejarlo impecable. Tal vez había quedado con más volumen del que ella esperaba debido al espesor de su cabello, pero había hecho un trabajo más que decente y su esposa maravillosa.

Aunque, si él no podía hacer nada mal, para ella era imposible no verse hermosa de cualquier manera.

—Eres un ángel, mi Sasuke — Sakura se dio la vuelta más que contenta con su nuevo estilo y tomó su rostro entre sus manos para mirarlo con los ojos rebosantes de adoración —. Muchas gracias.

—Voy a tener pesadillas con esto durante meses — suspiró liberando toda la tensión que había estado reteniendo y le permitió darle tres cortos besos en los labios.

—Bueno, ahora, ¿qué te parece si yo intento cortar el tuyo? — ella sugirió dándole una mirada traviesa.

—Tú de verdad subestimas demasiado la labor de las personas cuya vida depende de esto.

—Prometo solo cortar un poquito, cariño — la mujer levantó su meñique frente a su rostro y luego lo usó para acariciar el puente de la nariz masculina. Nuevamente usando una de sus infalibles tácticas para conseguir que su marido hiciera lo que ella quisiera.

—Vale, pero si queda muy corto olvídate de que yo te compense este favor — sí claro, como si él fuera a negarse de "recompensarla" de esa manera en particular.

—¡Bien! ¡Solo dame un momento!

Antes de que su marido pudiera preguntarle la razón, la mujer de ahora corto cabello rosa salió del baño a toda prisa y cuando regresó lo hizo en compañía de un muy bajo taburete. De inmediato Sasuke comprendió y se sentó sobre éste, quedando apenas a una altura apropiada para que su pequeña esposa lo atendiera.

Si bien para él fue necesario tomarse un momento de preparación mental antes de proceder a usurpar un profesional del estilismo, Sakura no dudó en sumergirse en su tarea.

Paso a paso, para sorpresa del Uchiha, su mujer demostró más control y conocimiento sobre cómo hacerle un corte de cabello del que él esperaba.

Su procedimiento a seguir fue decidido y fluido, sus manos se movieron con total sabiduría al humedecer y seccionar su oscura melena y su manejo de las tijeras estuvo tan lleno de seguridad que francamente lo dejó con la boca abierta.

—¿Cómo es que lo haces tan bien? — la cuestionó, viendo a través del espejo su recién descubierto talento.

—He ido contigo a incontables citas con el estilista, ¿recuerdas? — ella sonrió con dulzura —. Con el tiempo, comencé a memorizar todo lo que le veía hacer contigo y además...

Antes de continuar hablando se quedó en silencio y sus ojos reflejaron un sentimiento extraño, que dejó intrigado al hombre.

—¿Además qué?

—B-bueno es que... Crecí viendo a mi madre hacer esto por padre — confesó con las mejillas y las orejas ardiendo y evitó mirarlo a los ojos para no avergonzarse más —. Y, ya que lo considero una de las muestras más reales y bonitas de confianza en una pareja, siempre ha sido algo que yo quería hacer por mi esposo también.

Lejos de querer reírse o sentir pena ajena por su infantil deseo, como ella creía, Sasuke sintió que su corazón se inflamaba de amor. Cuando creía que esa mujer no podía ser más adorable, le sorprendía con una nueva prueba de su absoluta pureza.

Sin pensarlo, el hombre se puso de pie, interrumpiendo la tarea de su mujer, y antes de que ella pudiera reclamarle por ello, sostuvo su rostro entre sus manos y la observó, intensamente.

—Entonces de ahora en adelante no dejaré que nadie más que tú se ocupe de mí cabello, ¿está bien?

Había algo en la forma en que Sasuke la miraba que siempre había sido poderosa a la hora de dejar sin palabras o aliento a la pelirrosa. Desde antes de ser su marido o siquiera su novio, el Uchiha siempre había sabido cómo comunicarle sentimientos o transmitirle sensaciones a través de sus hermosos ojos y esa fue una de esas ocasiones en las que una simple mirada tuvo la facultad de casi hacerla llorar.

Sin duda, si ella lo amaba con cada fibra de su ser, él le correspondía con el mismo fervor.

—¿Entonces? — él la sacó de su ensoñación y acercó su nariz a la suya para rozarla, tiernamente —. ¿Eso te gustaría?

—Sí mi amor, me encantaría — Sakura por fin pudo responder, por completo conmovida y con la voz ligeramente rota —. Gracias.

—Soy yo quien te agradece. Siempre me haces sentir el hombre más afortunado del mundo por lo mucho que me quieres y por haberme concedido la gracia de ser tu esposo.

No le dio oportunidad de responder a su declaración con otra aún más romántica como ella siempre conseguía hacer y en cambio tomó sus labios en un largo y delicado beso, cuya intención no era otra más que comunicarle que la quería y apreciaba más allá de las palabras.

Todo el tiempo se encontraba reflexionando acerca de lo feliz y completo que se sentía por estar casado con una mujer tan cariñosa y pura como Sakura, pero había momentos específicos, como ese, en los que sentía que podría explotar de amor por ella.

Sentía que sus sentimientos estaban bordeando lo insano y que estaban a nada de volverlo loco, pero, al mismo tiempo, su alma le decía que no había otra forma en que pudiera quererla.

Estaban destinados a amarse como pocas parejas conseguían hacerlo y cada día por el resto de sus vidas iban a comprobarlo.

—Mi amor... Tengo que terminar... — ella logró decirle entre acalorados besos.

—Después, ¿qué tal si primero yo te hago terminar a ti?

Así mismo, si bien el amor era el más grande sentimiento que los rodeaba, la pasión también era inevitable e incontenible. Difícilmente podían quitarse las manos uno del otro una vez que estaban cerca y a solas.

—No, realmente quiero que veas lo buena que soy con esto — pero, aun así, aún quedaba suficiente consciencia en uno de los dos cuando era necesario anteponerse a la lujuria.

Un poco a regañadientes, Sasuke le permitió terminar con su labor y una vez ésta estuvo finalizada, pudo reconocer que de ahora en más no tendría necesidad de salir de casa para sus habituales cortes de cabello, pues Sakura podía replicar a la perfección lo que su profesional de confianza sabía hacer.

¿Será conveniente avisarle que no pensaba volver al salón ahora que sabía que su esposa podía ayudarle con esto?, pensó pasándose una mano por su todavía húmeda melena.

Pero antes de que pudiera repetir dicho cuestionamiento para obtener la opinión de su mujer, ésta compuso una expresión de malestar y se cubrió la boca con el dorso de la mano.

—¿Sakura? ¿Estas bien? — en lugar de darle una respuesta, la pelirrosa lo sacó con brusquedad del baño y cerró la puerta en su cara, con seguro. Dejándolo confundido y asustado, afuera —. ¡Sakura! ¡¿Qué sucede?! ¡¿Qué te pasa!?

Interrumpiendo sus gritos, desde el interior pudo escuchar claros sonidos de arcadas, indicando que la mujer estaba devolviendo el estómago, lo que lo hizo alertarse y entrar aún más en desesperación.

No pensaba subestimar ni por medio segundo la advertencia que su suegro le dio el día de su boda respecto a vigilar estrictamente la salud de su enfermiza hija. Había prometido ante todos incluyendo al mismísimo Dios que siempre la cuidaría.

Mientras seguía llamándola y escuchándola vomitar, Sasuke agitó la perilla queriendo forzarla a abrirle o presionarla para que saliera, pero, al no ser atendido de ninguna manera, rápidamente se dio la vuelta para ir a la cocina y buscar las llaves de repuesto.

Solo que antes de encontrarlas, su esposa finalmente decidió salir.

—Sasuke-kun... — Sakura murmuró con los labios entreabiertos y una expresión de completo terror que jamás había visto en ella.

Entonces su esposo compartió el mismo pensamiento que ella estaba teniendo y sintió que las náuseas también acudían a él.

...

NOTAS FINALES:

¡Estamos de regreso! Ajuaaaa

Me tarde un montoooon en volver a actualizar. Lo siento! Es que pues otros proyectos se atravesaron y aunque tengo este fic muy dentro de mi corazón no pude darle la atención que se merecía.

Qué les ha parecido esta actualización? Espero no les pareciera decepcionante luego de tanto tiempo ausente. A mi por mi lado me ha encantado volver a escribir esta pelusa mega cursi (más tomando en cuenta que vengo de escribir pura cosa triste en el angstruary).

Quiero agradecerles por permanecer fieles a esta historia y haberme esperado todo el tiempo que tarde. En serio lo aprecio un montón.

Estoy trabajando en otros proyectos, pero aún no pienso abandonar este y quiero volver a traer actualizaciones con cierta regularidad, así que plis apóyenme mucho.

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Otra vez muchas gracias por su larga espera y sin más nos leemos pronto. Bye!