En una noche oscura, la lluvia caía a cántaros sobre los edificios de concreto y vidrio de una ciudad indistinguible de las miles que existían. A pesar de la tormentosa noche, una sombra recorría las vacías calles, dando grandes zancadas evitando hundir sus zapatos en los charcos que minaban el pavimento.
Se trataba de Norman, un joven hombre, de apariencia y manera de vestir de lo más común, lo único que no se ciñe a un estándar era su vida social, prácticamente inexistente. Sin amigos, pareja ni familia y con un resentimiento profundo a cualquiera que le rodé y se atreva a decir en voz alta que la vida es más que sufrimiento y agonía.
"¡Qué buena semana!, me despiden, luego me roban los neumáticos del auto... ¡Y la perra de mi novia se va con el imbécil de mi vecino!... Bueno, ahora exnovia y ex vecino. No debí de romperle la nariz enfrente del casero, de su padre... Encima, he perdido el último maldito autobús a casa de mis padres. ¿Cómo mierda les explicaré que debo regresar a vivir con ellos?... después de que les gritase que no los necesitaba y qué no me volverían a ver cuando me mudé...", mascullo, esquivando un gran charco en el pavimento.
"Además... ¡SE PUSO A LLOVER!", gimoteo mientras pateaba una lata de refresco, la cual rodó hasta la entrada de un callejón, con curiosidad miró su interior y pudo ver la calle contigua al final del oscuro pasaje. Sin duda su camino se acortaría si cruzaba por el, parecía un atajo simple, una línea recta sin desvío alguno. Pero la oscuridad, las pilas de basura y electrodomésticos abandonados arrumbados en las paredes, lo intimidaron lo suficiente para pensarse dos veces si debía tomar esta repentina oportunidad.
De pronto un rayo iluminó la noche nublada y un ruidoso trueno resonó, era el cielo amenazando con empeorar la lluvia que caía sobre el,"... ¡A la mierda!, si me van a apuñalar espero por lo menos sea mortal", con esa declaración, sus dudas se disiparon. La idea de seguir debajo de la lluvia le parecía peor que terminar siendo asaltado por un drogadicto, después de todo no es que llevará nada de valor.
Nunca se había interesado en resaltar en lo absoluto, su vestimenta era prueba de ello: Una camiseta negra barata con un estampado de la banda Metálica, una banda que nunca ha escuchado en su vida y ni le interesa escuchar, unos Jeans azules comprados en una tienda de pulgas, gracias a una oferta de 3 por 1 y unos tenis negros de marcar "Addidos". Una vestimenta que ya se podría considerar cómo su "uniforme", ningún accesorio adornaba su cuerpo y en sus bolsillos apenas lleva sus llaves, un celular barato comprado de una casa de empeño y el dinero suficiente para tomar un par de autobuses, sin duda era a prueba de robos.
Se adentró al callejón, pasando con cuidado al lado de los contenedores de basura que se encontraban en contra de las paredes, sabía que eran lugares perfectos para ocultarse. Por suerte, al parecer incluso para los sin techo la idea de quedarse debajo de la lluvia no era muy atractiva, ya que solo de ellos salieron un par de ratas que huyeron de el a toda velocidad.
"¡Maldita ciudad!, ¡por qué tengo que pasar por esto!", grito mientras se apartaba debido a la sorpresa y el asco, se quedó quieto por un segundo y tras no detectar más señales de vida a su alrededor avanzo aún más por el estrecho camino con cautela.
De pronto una luz blanca ilumino el borde izquierdo de su visión, cegándolo por unos segundos, tras parpadear y recuperar la vista alcanzó a ver un segundo camino al lado suyo. "¿Qu-que demonios?, pero si justo ahora no había...", pensó en voz alta, había jurado que aquel camino era solo una línea recta, con las paredes de los edificios alzándose de extremo a extremo de este. El nuevo corredor era un pasillo que doblaba en una esquina, lo que fuera que causaba esa luz estaba oculto tras ella.
"¿La luz de un foco exterior?", pensó, pero era demasiado intensa, "¿una fogata de algún vagabundo?", no, con esta lluvia sería imposible que un fuego se mantuviera encendido. La duda lo consumió y decidió tomar esta nueva ruta movido por su curiosidad, "solo voy a asomarme por un segundo, solo eso, relájate, mirabas todo el tiempo el interior del vestuario de chicas y nunca te atraparon", se decía así mismo para ganar confianza. Al llegar a la esquina del camino, se detuvo por un segundo y tomó una bocanada de aire antes de asomar su cabeza.
Solo pudo ver la luz cegadora al final del camino, era cálida y agradable. Entrecerró sus ojos para no quedar ciego y lograr ver mejor de que se trataba, pero no alcanzaba a distinguir nada. Cómo si estuviera siendo víctima de un hechizo que tomaba control de su cuerpo, salió de su escondite y se acercó a paso lento, sin preocuparse de su seguridad, quería ver si tal vez, estar más cerca le ayudaría a verificar la identidad del objeto que despedía esa luz, hasta que percibió una silueta, una enorme de dos metros como mínimo.
La silueta parecía femenina, con un cabello que sin duda no podía ser natural, de color azul celeste, morado y verde con toques rosados y destellos de luz, como si fuera una aurora boreal, ondeando con una ingravidez etérea, era la fuente de la luz, pronto su intensidad fue bajando hasta apenas iluminar el lugar, al mismo tiempo, la lluvia también empezó amainar, siendo demasiado conveniente para ser una mera casualidad.
Las últimas gotas de lluvia cayeron sobre el cuerpo de la misteriosa mujer, "Ma-madre de dios..." susurró, al poder ver al fin la verdadera apariencia de ella, su piel tenía un intenso bronceado, el cuál se tornaba color cobrizo bajo la luz que irradiaba su melena y que se reflejaba sobre su cuerpo, de apariencia húmeda. Norman Supuso que al igual que él, debía de estar empapada por la lluvia.
Su vestimenta apenas era una túnica blanca, echa de una tela tan fina que era prácticamente transparente. Con un escote que bajaba hasta su vientre, deteniéndose apenas unos centímetros antes de revelar su entrepierna.
Una tímida muestra de pudor inútil, ya que sus hinchadas areolas más claras que su piel y de una circunferencia imposible de ocultar en cualquier escote mínimamente atrevido se asomaban. Sus pezones, más gruesos y largos que unos pulgares se veían perfectamente marcados por debajo de la tela, sin mencionar que su vestido era tan corto que apenas llegaba hasta sus caderas, dejando expuesta por completo su vulva carnosa, un "camel toe" perfectamente depilado.
Aunque sin duda era un atuendo de lo más pervertido, que calificaría más como lencería fetichista que un vestido genuino, realmente no cambiaría nada si estuviera vestida con algo mucho más apropiado. Sus proporciones eran tan eróticas que incluso llevando un hábito de monja o un burka su mera presencia sería tildada de obscena.
Por ello, Norman no pudo evitar mirar con mayor atención su cuerpo, debajo de unos notables hombros redondeados y firmes se encontraban sus pechos que sobresalían en cualquier medida común, fácilmente eran el doble de grandes que cualquier sandía ordinaria, "¿Una copa doble Z?...", pensó, eran monstruosas, o lo serían si estuvieran en el cuerpo de una mujer de una altura más normal.
Poseían una caída hermosa y natural, con una forma de un par de gotas de agua perfectamente redondeadas y simétricas que ocultaban gran parte de su torso. Se notaba que tenían una gran suavidad maleable, ya que con solo el suave movimiento de su cuerpo al respirar, estas se bamboleaban ligeramente con un rebote hipnótico.
Notó como gotas tímidas de leche se deslizaban por la curvatura de sus grandes senos, bajando hasta su torso, eclipsado por la sombra de su gran busto. Su producto lácteo bañaba unos abdominales desarrollados, no tan definidos como para mostrarse individualmente en un imponente six pack, pero si para marcarse en un par de columnas visibles en su abdomen.
Aún así, tenía una gordura medida, una cantidad de grasa en su cuerpo que la hacía ver suave. En especial en su vientre donde resaltaba una pequeña barriga típica de las mujeres maduras con un poco de peso. Aun así esa combinación de músculo y grasa no le impedían mostrar una cintura estrecha, al menos para sus proporciones, sus pechos y caderas, tan amplias como el marco de una puerta le daban a su cuerpo una forma de reloj de arena, uno muy ancho.
Cómo era de esperar sus piernas también eran impresionantes, sus muslos, eran mucho más gruesos que el torso de él, incluso sus pantorrillas eran enormes. No cabía duda que había unos músculos poderosos sosteniendo ese cuerpo, en especial esas gigantes tetas. Su cuerpo, en términos simples, solo se podría describir como el avatar de todos las diosas de la fertilidad que han existido y existirán en la historia de la humanidad unidos en un solo ser.
Tras haberse recreado, al recorrer con la mirada cada centímetro del cuerpo lascivo de la mujer, Norman levantó la mirada, dándole atención a la única parte por la que no se había preocupado en mirar en lo más mínimo, su rostro.
Como era esperable, tenía unos rasgos finos y bellos, de grandes ojos color lila que lo miraban fijamente, una nariz afilada pequeña y unos carnosos labios con un labial de un rojo intenso, los cuales formaban una suave sonrisa tranquila, pero con una ligera aura traviesa.
"¡Mierda!, ¡Me ha visto!", se dijo a si mismo al darse cuenta que había salido de su escondite y estaba parado enfrente de ella, muy lentamente retrocedió mientras levantaba sus manos en señal de calma, "¡Lo-lo siento!, ¡yo no!... ¡quería interferir en tu paseo desnu-nocturno!, ¡paseo nocturno!, jajaja...", dijo Norman con voz temblorosa, pensando que ella se podía histérica por haber sido descubierta haciendo exhibicionismo... y también por la nada disimulada, inspección visual que él hizo a su cuerpo. Aun que el creía, que ser atrapado sin duda debería de ser parte natural del "juego" de ir por ahí desnudo en vía pública, el esperaba que ella se hiciera la ofendida y atacada, en un arranque de dignidad ilógica.
"Demonios, solo tienes que darme dinero o por lo menos una mamada para comprar mi silencio...", pensó, si, era consciente que una resolución así a una situación como está sería algo totalmente fantasioso, algo propio de una película porno. Aún que siempre ha creído que, en una situación así, lo más inteligente y hasta reconciliador es hacer participe del crimen al que te a descubierto, en especial cuando no se está haciendo un daño a un tercero.
De golpe sus divagaciones se detuvieron en seco al sentir como su espalda se topaba contra una superficie plana, confundido, se dió la vuelta solo para encontrarse con un muro, dejándolo perplejo, el camino por donde había venido ha desaparecido. No era posible, con sus manos palpó la superficie, pensando que se debía de tratar de una ilusión o muro falso de papel o cartón.
"No tengas miedo~, lo que estás a punto de experimentar no te lastimará, solo necesito algo de ti y es algo que tú, también disfrutarás~...", fueron las palabras que escuchó a sus espaldas mientras revisaba la pared cada vez más desesperado por entender cómo esta se había materializado detras suyo. Confundido regreso su mirada a la dirección de la misteriosa mujer, solo para encontrarse con sus enormes pechos a centímetros de su cara.
Sin que él se percatara, ella se había acercado con un sigilo difícil de creer para su enorme tamaño, casi provocando que escupa su corazón de la sorpresa. Pensando que ella se estaba abalanzándo sobre él, con una intención violenta, levantó sus manos por puro instinto y cerró sus ojos, cómo si de verdad creyera tener la fuerza para detener el ataque de tal amazona.
Pronto sintió sus manos sujetar algo caliente, suave y mullido, cubierto de una sustancia aceitosa y otra más líquida, que fluía por sus dedos y brazos hasta caer al suelo. Muy lentamente abrió los ojos y de nuevo sintió que se le escapaba el alma del cuerpo, se había aferrado a los enormes pechos de la mujer, hundiendo sus manos en la suavidad de su piel, con sus gordas areolas, y pezones, más parecidos a los de una vaca, sobresaliendo de entre sus dedos. Dejando escapar una cantidad de leche que solo se puede calificar como industrial, en chorros más que generosos.
Su corazón latió con una velocidad que nunca había sentido, como si estuviera hipnotizado, comenzó a amasar esas tetas gigantes. Tenían una elasticidad y volumen increíbles, moldeándose a sus manos en la justa medida, eran como si estuvieran hechas de una especie de silicona o látex, que se asemejaba a la perfección en textura a la piel humana. la leche, salía con diferente potencia de ellas dependiendo de cómo las apretara, disparando chorros sobre su camisa.
Maravillado por lo perfectas que eran, libero ambos pechos de su agarré, cortando el suministro de leche que se derramaba de ellos y como si fueran un par de pelotas de playa, las hizo rebotar con algo de esfuerzo. "PLOP, PLOP", era el sonido que hacían al chocar entre sí y sus palmas, cada uno de estos inmensos flotadores no debían de pesar menos de 10 kilos. Aún así se agitaban como si de flanes se tratarán, estirando y recuperando su forma de inmediato, era claro que no eran para nada implantes.
De ser ese el caso, con tal tamaño serían esferas pegadas a su torso tan duras como el cemento. Con areolas estiradas hasta la deformidad, desalineadas y en los peores casos con cicatrices, las cuales busco al mirar bien el borde de estas y debajo de sus pechos, lugares dónde sin duda se verían tales secuelas postoperatorias.
Pero no encontró nada, debían de ser los pechos naturales más perfectos que jamás han existido o eran resultado de una intervención médica revolucionaria, si era así, no podía desear más que nada en el mundo, que se volvieran la cirugía estética más popular entre las mujeres.
Pero su diversión se acabó al escuchar de pronto una suave risa coqueta, "Juuh, juuh~ realmente te deben de gustar, mis pechos~", tardó un par de segundos en procesarlo, pero cuando regresó a la realidad dio un saltó hacia atrás, golpeando su espalda contra la pared, que para haber aparecido de un momento a otro se sentía muy sólida.
Con nerviosismo levantó su mirada todo lo que podía para ver el rostro de la alta mujer, "¡Lo-lo siento, yo...!", balbuceo, tratando de inventar una excusa para su atrevimiento mientras alzó en el aire sus manos cubiertas de leche, pero se tranquilizó cuando vio una suave sonrisa en los labios gruesos y definidos de ella. Su mirada era maternal, con un aura tranquilizadora, lo miraba como si fuera una madre viendo a un niño haciendo una travesura inocente.
Norman no pudo evitar fruncir el ceño extrañado, "¿Ella está bien con ésto?... ¿acaso... quiere tener sexo conmigo?...", pensó, él no se podía creer lo bien que ella había reaccionado ante sus manoseos. "vale, no es una exhibicionista cualquiera...", siguió analizando la situación en su cabeza, ligeramente ilusionado al creer que se a encontrado con alguien que no niega su naturaleza perversa, pero para fortuna y desgracia suya, era demasiado consciente de la realidad. Una persona que va a por la calle desnuda y teniendo sexo con cualquiera debe de ser sin dudas el mayor reservorio de ETS del planeta.
Antes de poder decidir que hacer, un característico olor llegó a su nariz, atrapando por completo su atención, un suave aroma agrió y salado que era inconfundible. El bajó su mirada para contemplar los pechos de la mujer, mirando la capa húmeda que los cubría, como al restó de su cuerpo, recordando esa sensación aceitosa que palpó mientras jugueteaba con ellos, dándose cuenta que no era agua de lluvia, sinó sudor.
Lo sabía muy bien, ya que durante un par de meses vivió cerca de un gimnasio, bendecido con una clientela, casi, formada exclusivamente por las amas de casa del vecindario y sus hijas. Como se esperaría de alguien como él, al principio solo asistió para disfrutar de "las vistas".
Los sujetadores deportivos tomando el contorno perfecto de los pechos que cubrían, los leggins que se enterraban entre las nalgas y coños a los que se aferraban.
Eran su objetivo a espiar, pero al pasar las semanas, el sudor que terminaba bañando los cuerpos de todas esas mujeres le empezó a interesar. El cómo le daba esa apariencia brillante a la piel y ese olor salado tan íntimo despertó en él un nuevo fetiche, uno más de entre muchos.
Norman sintió como sus hombros y rodillas se debilitaron ante ese embriagador aroma, casi como si su cuerpo se rindiera a la tentación de lamer el sudor de esa diosa de la fertilidad. Pero se resistió y se escabulló por un lado de la mujer con una agilidad proveniente de un repentino instinto de supervivencia. Consiguiendo rodearla y ponerse detrás de la amazona de cabello astral, mientras ella lo seguía con la mirada, mostrando una suave expresión de sorpresa en su hermoso rostro.
Enseguida busco una salida pero, debido a que su atención se había centrado hasta ahora en admirar con deseo el cuerpo de la gigante venus de carné y hueso, no se había percatado de que no había ni una sola puerta o ventana por ningún lado, incluso, recién a notado algo que ya anunciaba que esto no era una situación normal, lo realmente pulcro que estaba el lugar.
"¡No tiene sentido!, ¡El callejón estaba hasta el tope de mierda!", exclamó al ahora ser consciente de lo impoluto que era el extraño camino, en comparación al resto del callejón. Se sentía como un idiota al no percatarse antes de las banderas rojas obvias, fue guiado a una trampa. Molesto, encaró a la mujer misteriosa, decidido a conseguir respuestas, "¡¿Qué es esto?!, ¿Qué está pasando?!", exclamó mientras señalaba a la enorme fémina con su dedo acusatorio.
La mujer, quién seguía de espaldas mirándolo sobré uno de sus hombros, se dio la vuelta con bastante calma, dejando que él viera bien su espalda y brazos sin que sus enormes tetas se interpusieran en su camino, tenían una definición sutil, desarrollados con una gracia que no desentonaba con el resto de su cuerpo.
También vio la única parte "importante" que le faltaba por ver para poder dar una "calificación objetiva" sobre que tan atractiva era ella, su trasero.
Como se sospecharía por el tamaño de sus caderas y piernas, era inmenso, unas nalgas que nacían con naturalidad de debajo de su espalda baja, provistas de una simetría y formas redondeadas perfectas. Descansaban sobre sus gruesos muslos, sin una marca de imperfección en ellos, Era fácil suponer que poseían la misma suavidad y firmeza que sus senos, cuando ambos se agitaron con elasticidad al momento que ella giró sobre sí misma, para poder estar enfrente suyo de nuevo.
Norman tragó un poco de saliva ante tal espectáculo carnal y trato de continuar con su interrogatorio, "¿¡E-es una broma?!", "¡¿una trampa?!, ¡¿ahora es cuando aparece tu chulo y me amenaza con romperme las piernas si no le pago un "servicio" que no he solicitado?!", Era claro que ya se había hecho una idea sobre lo que estaba ocurriendo, en su mente solo podía tratarse de una única cosa. Una prostituta, con trucos extraños para atraer y asaltar clientes, muy seguramente con la ayuda de algún proxeneta, que ha invertido una fortuna en ella para convertir su cuerpo en la máxima carnada para hombres.
El rostro de la mujer era dignó de una pintura, sus ojos y boca se abrieron asombrada por su atrevida acusación, pero trás unos segundos, una gran sonrisa se marcó en sus labios, la cuál ocultó tras una de sus manos al intentar reprimir una risa, que a diferencia de las anteriores no trataba de sonar coqueta, era una de genuina gracia, un gesto educado que no era propio del tipo de mujer que él la acusaba de ser, "¿Eso es lo que te parezco?~, veo que eres bastante desconfiado, eso no está mal, pero, me temo que estás equivocado~".
Con calma separó su mano de su boca y con un pequeño gesto de sus dedos, lo levanto del suelo con una fuerza ajena de este mundo, mientras un aura de energía dorada lo envolvía y lo hacía flotar hacia ella a pesar de toda la resistencia que él pudiera dar.
"¡Espera!, ¡Espera!, ¡¿Que es esto?!, ¡E-está bien, está bien!, ¡No eres una prostituta!, ¡ahora déjame ir!", por más que pateara y lanzará puñetazos al aire le era imposible liberarse de esa energía que solo se puede calificar como un tipo de magia. Estaba a merced de la mujer que lo contemplaba con gracia en su rostro, como quien ve un pequeño cachorro travieso tratando de huir de los mimos de su dueño.
Sus intentos de dar pelea fueron truncados cuando ella lo atrapó entré sus brazos en un abrazo íntimo, que lo apretó contra su suave y maternal cuerpo. Su cabeza se perdió entre sus enormes pechos color chocolate, los cuales lo envolvieron hasta casi hacerlo desaparecer.
Sintió la tersa y húmeda piel de ella contra su rostro y saboreó al instante la salinidad de su sudor y la dulzura de su leche en sus labios. Trató de zafarse de su agarré al empujar su cuerpo, pero era imposible, la capa de transpiración que la bañaba provocaba que sus manos se deslizasen por su piel.
Si bien esta "loción" natural que la cubría podría hacer pensar a cualquiera que escapar de su abrazo era una tarea fácil, al solo dejarse deslizar, la firmeza de sus brazos no le permitían a Norman moverse en ninguna dirección por más que se esforzará.
"Tranquilo~... siento si he sido intimidante para ti hasta ahora, no es algo que sea común en mí... pero realmente, necesito que me ayudes a encontrar un poco de... alivio~", estas palabras, junto a la excitación que sentía al respirar directamente el seductor olor sudoroso y lácteo del cuerpo de la mujer hizo que las fuerzas de Norman se terminarán, dejando de luchar y deslizando sus manos por los anchos costados de ella, en un abrazo sumiso.
No pudo evitar sentirse confundido, el tamaño y la fuerza de la amazona mágica sin duda lo intimidaban. Aun así su actitud maternal y suavidad le daba una sensación de confort, por un segundo recordó cuando era un niño pequeño y abrasaba a su madre al llegar del jardín de niños. Algo extraño ya que ciertamente su progenitora no tenía ni de lejos el físico de esta mujer, pero aun así sentía una, "seguridad", maternal en ella.
La enorme fémina, entendiendo este abrazo como una señal de consentimiento, lo tomó de sus costados, Sorprendiéndolo mientras lo empujaba contra una de las paredes del lugar. "¡O-oye!, ¡¿Puedes tener más cuidado?!", reclamó por la rudeza inesperada que ella ejerció sobre él.
"Lo siento~, es solo que me cuesta medir mi fuerza a veces~", contesto la mujer con una pequeña, pero sincera expresión de vergüenza, la cuál rápidamente dio lugar a una más traviesa en el momento que se inco enfrente de él. "¿Qué tenemos aquí?~", dijo con un tono juguetón, mientras acariciaba de manera suave el muslo izquierdo de Norman, hasta llegar a su entrepierna, esperando encontrarse una erección debajo de la tela. Pero tras frotar durante unos segundos no sintió ese pene erguido que buscaba, se mostró un poco incómoda y confundida, "Yo... acaso... ¿No soy tu tipo? o es que tú...", en su voz había algo de indulgencia, más que de desconfianza.
Sus palabras, ya fueran intencionales o no, golpearon el orgullo masculino de Norman, que, en un intento de retomar algo de confianza le contesto con cinismo, "¡Bu-bueno!... ¡Puede que me hayas levantado del suelo con esa magia Jedi extraña, rompiera cualquier tipo de "humor" que pudiera tener!... ¡¿sabes?!". Intentó mostrarse indignado, parándose recto e inflando su pecho con la intención de verse más imponente y autoritario.
Pero su intento era en vano, como si estuviera viendo a un niño jugando a ser adulto, ella volvió a contener una clara carcajada, "Jeh~, ejem, yo... Siento haberte asustado, te lo compensaré~".
Norman solo se desinfló, bajando sus hombros mientras en sus ojos se podía ver la frustración por no ser tomado en serio, aunque no era ni de lejos la primera vez y seguro no sería la última que una mujer lo mirá con desdén.
La diosa de la fertilidad, mostro más sus habilidades mágicas al mover uno de sus dedos en círculos, al mismo tiempo que se iluminaba de nuevo con esa extraña aura dorada, envolviendo también el cinturón, y los pantalones de él con su luz, abriéndo y bajándolos en menos de un segundo. Revelando una buena mata de vello rizado y grueso cubriendo su pubis, de dónde sobresalía su semi erecto pene cubierto por su prepucio, el cual tenía algunos pelos atrapados en la punta. Por último sus gónadas colgaban debajo, eran del tamaño de pelotas de tenis, unas bastante peludas.
Pronto el aire que les rodeaba y que estaba cargado con el aroma del sudor de la mujer, se mezcló con el que desprendían los genitales de Norman.
Debido a que su día había sido más movido de lo que había planeado, no había podido tomar un baño desde la mañana, dejando que su cuerpo adquiriera un olor más natural en especial en su zona íntima.
"Mierda... De haber sabido que esto pasaría, me hubiera pegado un baño y pasado el rastrillo para estar más presentable...", se dijo a sí mismo, preocupado por la reacción de ella. Si bien no estaba sucio cómo tal, sabe que hay mujeres a las que no les gusta ver un solo pelo ni percibir algún olor que no sea el del jabón, por más que a ellas les apeste el coño a pescadería callejera en un día de verano.
"Seguro le va a dar asco... una mujer tan bien depilada, no le puede hacer nada de gracia terminar con los pelos sueltos de mis huevos apestosos pegados por todas partes...", no pudo evitar suponer al recordar la vívida imagen de la entrepierna sin un solo vello de ella, Quién veía la de él en silencio, con sus ojos entrecerrados, moviendo un poco su nariz al percibir su aroma y manteniendo su boca ligeramente abierta. Era claro que estaba juzgando la apariencia y olor de los genitales de Norman en silencio.
Para su sorpresa, la mujer no mostró ningún gesto de asco o desagradó, en cambio, ella tomó su miembro y gónadas y los levanto de manera amorosa hasta acercarlos a su cara. por un segundo el pensó que la mujer tomaría con su boca su virilidad, pero repentinamente, ella presionó su rostro contra su falo y sus redondos amigos, escondiendo casi por completo su cara contra el arbusto de pelo rizados que los cubría, él podía sentir y escuchar como la mujer olfateaba con intensidad sus genitales, mientras veía su gran torso inflarse al llenar sus pulmones con su olor varonil.
Trás dar un par de fuertes aspiradas, acariciando el pene y bolas de Norman con el aire caliente que salía y entraba de su nariz, comenzó a tener salvajes espasmos por todo su cuerpo, sacudiendo sus pechos junto a su inmenso trasero en un sonoro coro de "aplausos", unos sonoros "¡CLAP!, ¡CLAP!~" que resonaba por todo EL callejón.
Está reacción tan inesperada y casi feral no paso desapercibida para él. Verla comportarse como un animal en celo le asusto en un principio más de lo que se hubiera imaginado, pero también encendió un "interruptor" que desconocía que había en él, causando que su pene creciera a plenitud a un lado de la cara de la mujer.
Cómo todo en su vida, su miembro viril era la definición de "común", apenas más grueso y largo que el promedio, con su glande romo, brillante y color rosado intenso ya expuesto al bajar su piel de manera natural, con aún un vello atascado entre ambos. Después de unos cuantos minutos, los cuales ella no paro de restregar su rostro en los genitales de Norman, los violentos espasmos que inundaban su cuerpo se detuvieron mientras ella se separaba de él con un par de sus vellos íntimo pegados en su cara, resoplando como si hubiera llegado al clímax con solo su fragancia.
Cómo todo en su vida, su miembro viril era la definición de "común", apenas más grueso y largo que el promedio, con su glande romo, brillante y color rosado intenso ya expuesto al bajar su piel de manera natural, con aún un vello atascado entre ambos. Después de unos cuantos minutos, los cuales ella no paro de restregar su rostro en los genitales de Norman, los violentos espasmos que inundaban su cuerpo se detuvieron mientras ella se separaba de él con un par de sus vellos íntimo pegados en su cara, resoplando como si hubiera llegado al clímax con solo su fragancia.
"Aah~, tienes un... buen olor~, hace mucho tiempo que no sentía este aroma varonil y natural en estos otros reinos~... Al menos no sin estar mezclado con jabón claro~", dijo la mujer con un suave tono de felicidad en su voz, mientras pegaba su nariz sobre la cabeza del miembro viril de Norman. Dando un par de olisqueadas, siendo visibles como sus fosas nasales se expandian en cada una de ellas. Si bien no le desagradaba, ver qué solo estaba oliendo su pene y huevos, sin más, le parecía algo frustrante.
"¡V-vale!, ya lo pillo, te gusta el olor de mis huevos sudados, pero... ¿Quieres?... ya sabe... ¿Empezar de una vez?...", pregunto algo nervioso por ya empezar a tener sexo con ella. Por su parte, la mujer sonrió al notar lo ansioso que el se veía.
Las grandes pero femeninas manos de la mujer de pelo boreal se posaron sobre las caderas de Norman haciéndole pensar, "¡Al fin!, la diversión va a empezar~", apenas logrando ocultar su curiosidad por qué tan buena Será dando una mamada."¿Será una tiquismiquis y solo lamera la punta?", ella era lo suficientemente grande para tragarlo por completo sin siquiera considerarlo una garganta profunda.
Pero no sería la primera vez que se topaba con una chica que se cree que es una "súcubo", para al final resultar ser más mojigata que una monja. El sabía bien que la desilusión es siempre la opción más probable ante toda nueva experiencia, pero sus dudas con respecto a las habilidades de la mujer pronto se disiparian.
Ella exhaló todo el aire que llenaba sus pulmones, siendo visible como su torso se comprimia y en menos de un segundo, succiono el órgano viril de Norman por completo, obligando que su pelvis se moviera en contra de su voluntad, golpeando los gruesos labios de ella con su pubis, sellando por completo la succión como si fuera una ventosa. Sus mejillas se hundieron ante el propio vacío del interior de su boca, dándole una expresión lasciva y obscena, apenas visible por la selva de vello rizado que ahora cubría su rostro.
"¡¡Uuugh!!", él no pudo evitar soltar un quejido sonoro, sus piernas y caderas se estremecieron, debido a un chispazo de placer que recorrió todo su cuerpo, la succión que ella estaba haciendo con su boca era algo que nunca había experimentado antes. Solo comparable a la que puede ofrecer una bomba de vacío para penes, no es que el necesitara una para conseguir una erección.
Simplemente, a lo largo de su vida ha probado muchos juguetes sexuales y miles de maneras de masturbarse, en su búsqueda de superar sus límites, como el pervertido que era. Pero incluso para él, la fuerza con la que ella chupaba su miembro viril era demasiado, estaba tan firmemente aferrada que llegaba a ser un poco doloroso, pero al mismo tiempo placentero.
"¡Aagh!~, ¡Es-espera!, ¡Espera!, ¡Estás chupando demasiado duro!, ¡me vas a arrancar el pene!", grito con cierta angustia, mientras intentaba alejar sus caderas de ella, incluso poniendo sus manos sobre su cabeza, buscando empujarla, sin importarle tener que tocar ese cabello etéreo, que a cualquiera le haría pensar al verlo por primera vez, "radiación nuclear".
Una acción de la que se arrepentiría, ya que solo sirvió para aumentar la presión sobre su miembro, al separar los labios de ella de la base, solo hizo que el vacío del interior lo jalara con más fuerza. La mujer de piel chocolate lo miraba con sus enormes ojos color lila, en los cuáles un tenue brillo se reflejaba, como si le excitarse el verlo experimentar un placer tan intenso.
El ardor que sentía Norman en su miembro se intensificó en el momento que ella lo sujetó contra la pared y con una calma tortuosa movió su cabeza hacia atrás. Su expresión se hizo más obscena si cabe al estirar su boca, escuchándose un ruidoso "Slurrrrp~", provocado por el aire que se escapaba del sellado de sus labios, mientras se deslizaban por el tronco de su virilidad, dejando un rastro de lápiz labial sobre su piel, hasta alcanzar el cuello de su cabeza hinchada.
Donde se quedó por unos segundos atascada entre el cuello y la corona, hasta que un repentino "¡POP!~", sonó, como si una burbuja de aire reventara, era su boca superando el borde de su glande, el cuál se despegó, rompiendo la succión por completo. Un hilo de saliva quedó colgando entre la punta del miembro viril y el labio inferior de ella, el cual no duró mucho, ya que enseguida la mujer lamió su carnosa y bien definida boca, recogiendo esa baba con una lengua realmente larga. Se apartó unos centímetros para darle espacio a Norman, quien como si fuera un animal, meneó sus caderas de una manera violenta, casi feral mientras jadeaba.
"¡Ummgh!~", era todo lo que salió de la boca de él mientras daba unas violentas arremetidas contra el aire, llegando a doblar sus rodillas para hacer que el recorrido de sus "estocadas" fueran más largas y con mayor impulso. No sabía por qué lo estaba haciendo, solo sabía que se sentía muy placentero. En cada golpe el aire acariciaba su miembro viril, tan sensible ahora, que solo con eso estaba cerca de llegar al climax.
De la punta cóncava se derramaba su lubricante natural, transparente y de consistencia viscosa, salpicando todo a su alrededor, en especial el rostro y pechos de la mujer, quien lo miraba con una sonrisa orgullosa en sus humectados labios, gracias a su lengua que los repasaba de manera insistente, mientras cerraba uno de sus ojos, al protegerlo de ser bañado de tal líquido perverso.
Las caderas de Norman se detuvieron muy lentamente, hasta quedarse por completo quietas. Ocultando la cara de la amazona de su vista con su miembro palpitante, el cuál le ardía con intensidad, se quedó boca abierto al contemplar su órgano viril, dándose cuenta del por qué sentía que le quemaba mientras trataba de recuperar el aliento. Antes de una tonalidad más morena que el resto de su cuerpo, ahora se veía enrojecido, junto a su glande que había pasado de un color rosa a un rojo brillante, pareciendo una manzana por lo hinchado que estaba.
Aunque lo más llamativo, es que había ganado varios centímetros de grosor y muchos más de longitud, con su prepucio estirado hasta el punto de casi desaparecer, apenas retenido por su frenillo. Sus venas, antes apenas marcadas, ahora estaban tan sobresaltadas que parecían querer brotar de su piel, llenas de la sangre que había sido forzada a inundar el cuerpo esponjoso de su órgano hasta su límite.
"¡Qu-qué demonios!... ca-así acabó... ¡CON UNA SOLA CHUPADA! y ¡¿Que le ha hecho a mi pene?!", se preguntó a sí mismo, estupefacto, le era imposible pensar que alguien pudiera hacer tal cosa con su boca, usarla como si se tratará de una bomba de vacío. El miedo se apodero de él por un momento, solo podía pensar en una cosa, "¡Mierda!, ella, ella está en una liga... ¡¡MUY SUPERIOR A MÍ!!".
Pero antes de poder arrepentirse y echarse para atrás, la suave mano de la mujer apareció, apretando con firmeza la base de su pene con tan solo dos de sus dedos, cortando su flujo de sangre y pre en un instante. Otro chispazo de placer recorrió su cuerpo, causándole pequeños espasmos contenidos por su agarre.
La mujer presionó su mejilla izquierda contra el miembro, dejando que esté se frotara contra su piel, "Veo que ya estás de... humor~", su tono de voz no sólo era travieso, también tenía un aire de burla, una provocación que era acompañada con una serie de besos, que recorrían la longitud del falo, desde la base, hasta llegar a la cabeza redondeada, la cuál era frotada por sus labios.
"So-solo espera un momento... De verdad... estoy a nada de correrm-", antes de que el pudiera seguir suplicando, un fuerte sonido de "PLOF~" lo interrumpió junto a una presión que envolvió su virilidad repentinamente. Los causantes de tal sonido y sensación no eran otros que los pechos de la enorme diosa de la fertilidad, ella los había tomado entre sus manos y los hizo chocar entre sí, con el pene de Norman entre medió, haciéndolo desaparecer en todos esos kilos de carne.
Cómo era de esperarse, esto le causó un espasmo violento, que le hizo cerrar sus ojos, apretar los dientes y por puro instinto empujar sus caderas con todas sus fuerzas, azotando las tetas de la mujer desdé abajo, haciendo las rebotar sobre su pelvis.
La sensación de su torso siendo mojado lo obligó a abrir sus párpados de nuevo, dándose cuenta que se trataba de una docena de chorros de leche en forma de hilos finos que nacían de las areolas de la mujer, siendo los que salían de la punta de sus pezones los más abundantes. Sin ningún pudor, ella se llevó a la boca su par de largas fuentes de leche y las chupo a la vez, dejando sus areolas apenas visibles, mientras seguía apretando la barra de carne de él entre sus senos.
Confundido, Norman la miro sin saber que pasaba, "¿Le dió sed?", pensó al ver cómo llenaba su boca con su propio producto lácteo hasta inflar sus mejillas, como si fuera una ardilla transportando nueces.
Bajo la atenta y expectante mirada de Norman, ella soltó sus pezones de su succión, dejando que sus senos rebotaran suavemente en su torso y mezcló su leche con su saliva. En una masticación descuidada y ruidosa, dejando que algo de ese líquido blanco y viscoso se derramara por su barbilla. Tras unos segundos sacó su lengua y dejó que la mezcla se deslizara de esta, hasta caer en un denso chorro que escurría entre sus senos, lubricando el interior de ambas montañas de carne y cubriendo la virilidad de él.
El cerebro de Norman quedó frito, solo había visto algo así en las películas porno más salvajes y fetichistas, pero ahora, lo estaba experimentando en persona y sin tener que soltar una cantidad de dinero insana por ello... Hasta donde sabe. La sensación de ese tibio mejunje lácteo escurrir sobre su miembro, mientras la suavidad caliente de las tetas de la mujer lo apretaba era como estar en el cielo, una experiencia divina en toda regla.
Se relajo tanto, que le pillo por sorpresa el movimiento repentino de esos grandes globos llenos de leche. El clásico "arriba a abajo", azotándose contra su pelvis con facilidad gracias a toda la humedad que ya bañaba a ambos y el lubricante de lo más inusual como obsceno que ella había preparado.
El intenso, "¡SPLASH!, ¡SPLASH!~", de sus pieles al chocar, callaba los contenidos gemidos de Norman, en un intento extremo de no liberar su semilla al instante, entre esos gigantescos malvaviscos de chocolate y quedar como un hombre precoz. Pero su rostro era un libro abierto, la enorme mujer podía ver perfectamente la desesperación en él y en un arrebato de malicia atrevida levantó aún más sus senos y los azotó sobre el con mayor fuerza. Era como si un enorme trasero le estuviera haciendo el assjob más salvaje de su vida, simplemente no lo pudo resistir más.
"¡¡¡AHHHG!!!, ¡¡¡ME CORRO!!!~", fue la única advertencia que dio Norman mientras sus caderas temblaban y daba unas salvajes embestidas, propias de un animal buscando preñar a una hembra. Como si su instinto reproductivo hubiera tomado control de su mente y se olvidará por un segundo que está arremetiendo contra unos pechos.
Sus testículos bombearon su espeso esperma con bastante violencia, brotando como un géiser entre las tetas de la mujer, cada disparo fue recibido por ella con una gran mirada de satisfacción, maravillada por la cantidad generosa que el derramaba en su escote, cubriéndola con su regalo blanco y cremoso. Con entusiasmo, extendió su lengua y atrapó varios de los chorros color marfil, mientras con la punta lamía su frenillo, causándole más espasmos de placer.
Al pasar los segundos, su descarga era menos potente, hasta que dejó de salir de entre las montañas morenas de ella, escurriendo hasta su tembloroso regazo. Sus piernas cedieron y se deslizó por la pared derrotado, su miembro salió de entre esas tetas de apariencia tan obscena, cubiertas de sudor y ahora de su semen, hasta quedar sentado en el suelo exhausto, con su miembro semi flácido aún contrayendose.
La enorme mujer le ignoró, estaba más ocupada admirando la recompensa de su arduo trabajo derramado sobre ella, sus pechos parecían un par de enormes bizcochos, bañados en leche condensada de manera generosa. Su lengua tenía una capa de varios milimetros de aquel líquido dador de vida, el cuál enseguida llevo a su boca, dejándola abierta y volviendo a repetir el mismo acto obceno que hizo con su leche.
Le mostró a Norman como su esperma se pegaba a su paladar mientras lo masticaba y revolvía en círculos. Tras estar jugando, casi por un minuto entero con su "comida" de manera tan perversa, termino por tragarlo, volviendo a abrir su mandíbula para mostrarle como no quedaba nada. "Qué sabor~... es... de buena calidad~", agregó, tras tal exhibición lasciva, mientras tomaba sus pechos por debajo y con regocijo lamió el semen que los cubría, hasta dejarlas relucientes, como si para ella fuera un dulce de lo más exquisito.
Antes de que Norman pudiera hacer un chiste ingenioso sobre Gordon Ramsay criticando un Risotto rancio, ella lo tomó de sus pantalones, arrastrándolo hasta acostarlo en el suelo. En menos de un segundo arrancó la prenda que sujetaba, dejándolo desnudo de cintura hacia abajo con excepción de sus zapatos.
"Estás listo~... para una segunda ronda~... ¿Verdad?~", su voz suave hasta ese momento, ahora se sentía pesada, contenida, mientras que de su nariz salía algo de aire caliente, sonando parecido al resoplido de un caballo y sus ojos brillaban con una intensidad sexual que le hizo sentirse intimidado.
El semblante maternal que la había caracterizado hasta ahora empezaba a empañarse con un creciente deseo sexual ca vez menos sutil. Sin decirle más, ella se paró sobre Norman, con cada pierna a los lados de su pelvis y se hincó, cubriéndolo por completo con la imponente sombra que proyectaba su cuerpo y sus pechos.
Con suavidad ella tomó el pene de él con una de sus manos, alineando este contra su húmeda y carnosa vulva, "besando" con sus gruesos pliegues, su punta redondeada e hinchada. La suavidad de su piel y la pegajosidad que la cubría provocó que su pene reaccionará, recuperando su erección al cien porciento, alcanzando a tocar sus verdaderos labios vaginales, notando cómo el néctar caliente y viscoso que fluía de ellos baño su miembro viril hasta la base en segundos.
Con un único y preciso sentón, la enorme mujer bajó su cuerpo sobre él, obligando que su pene se abriera paso dentro de ella, mientras sus caderas rebotaban con un sonoro, "¡Splash!~", gracias a sus pieles húmedas al chocar. Era imposible no notar su enorme peso, él ya suponía que una mujer de ese tamaño no sería para nada liviana, pero no esperaba que con solo sentarse sobre él su pelvis estaría ya a punto de sufrir una fractura. Pero lo que realmente lo tomó por sorpresa, era como su interior apretaba su miembro viril con una fuerza aplastante. esperaba encontrarse con algo mucho más holgado, más proporcional al tamaño del cuerpo de ella, pero no podía estar más equivocado.
"¡Mierda!, ¡Cómo aprieta tu coño!~", exclamó Norman, siendo presa de las paredes carnosas y húmedas que envolvían y estrujaban su pene, amenazando con reventar su hinchado miembro en cada violenta contracción. El ardiente dolor regresó, aunque no era como con su boca, no era una fuerte succión al vacío, esta vez se trataba de unos músculos vaginales poderosos, que lo apretaban con locura.
Se aferró con sus manos a las rodillas de ella, en un intento de resistir la increíble presión que sentía, mientras veía, con cierto miedo, como la enorme amazona levantaba sus caderas lentamente, juntó a las de él unos cuantos centímetros del suelo en contra de su voluntad. Así de fuerte era su coño, pero inevitablemente él terminó por resbalar gracias la lubricación torrencial que fluía de su interior, golpeando el pavimento con su trasero.
Para él no supuso más que una pequeña molestia, pero eso cambiaría cuando ella arremetió sobre el dejando caer sus caderas de nuevo con otro poderoso "¡SPLASH!~", seguido por otro más, siendo cada vez más rápidos, e intensos. Los sonoros azotes húmedos ahogaban los quejidos de Norman mientras el suelo alrededor suyo se agrietaba.
"¡S-sí!, ¡Sí!~, ¡Esto era lo que necesitaba!~", exclamó ella, al mismo tiempo que subía y bajaba como si se tratará de un martillo neumático, golpeando sus grandes nalgas en los muslos de él, dejando sendos hilos de humedad pegajosa conectando sus cuerpos. Su cabalgata era tan salvaje, que toda la espalda baja de Norman rebotaba en el pavimento en cada sentada y los imponentes pechos de la mujer se agitaban con intensidad.
Elevándose en el aire hasta chocar entre sí, ocultando el rostro de placer de ella por un instante, para luego rebotar en su torso, soltando pequeños chorros de su producto lácteo con cada impacto. Sin que Norman lo pudiera evitar, ella lo tomó de sus manos y entrelazó sus dedos para recostarse sobre él, manteniéndolo contra el suelo con su gran cuerpo, mientras sus enormes pechos envolvían su cabeza, dejando apenas visible su cabello sobresaliendo de entre ellos.
"¡Ah!~ ¡Tu pene!, ¡Es muy bueno!, ¡Ohh!~, ¡tan duro!~", exclamo mientras detenía su cabalgata y movía sus caderas en amplios círculos muy lentamente, frotando su apretado interior alrededor del pene de él. Si bien con esto su pelvis ya no estaba en peligro, el estar envuelto en toda esa carne caliente era sofocante para Norman, apenas consiguiendo respirar algo de aire, uno llenó por completo del olor de su cuerpo sudoroso y tan caliente que le ardía los pulmones gracias a la alta temperatura de ella. Era su perversa sauna personal.
Se empezó a sentir mareado, confuso, por un segundo cerro los ojos, y su mente se vació. Se perdió por la suavidad del cuerpo de ella, el cual lo envolvía por completo, bañándolo con su sudor que a estas alturas lo cubría como si fuera un aceite. De un momento a otro se sintió flotando en el espacio, estaba a punto de perder el conocimiento. Pero de pronto notó algo entre sus labios. Un botón grande y carnoso, un sentimiento de confort le surgió desde lo más profundo de su ser y comenzó a chupar de el por pura memoria muscular, llenando su boca con el líquido cremoso y tibio que brotaba al succionar.
Reconoció el sabor, uno que le trae recuerdos de su dulce infancia, era leche, de golpe una energía recorrió su cuerpo, revitalizándolo. Una "chispa" de supervivencia se había encendido en el, consiguiendo recuperar la consciencia mientras liberaba sus manos del agarre de ella gracias a toda la humedad que lo bañaba. Con una fuerza propia de alguien que está buscando sobrevivir, conectó un par de nalgadas con ambas palmas sobre el bamboleante trasero de la mujer.
"¡¡UghuGh!!~", un gemido ahogado salió de la boca de la enorme amazona, sorprendida y adolorida por el azote, mientras abría sus ojos por completo y contraía sus pupilas hasta convertirse en dos puntos negros como el carbón. Su espalda se arqueó hacia atrás, levantando su cuerpo lo suficiente para dejar de aplastar la cabeza de Norman con sus pesados pechos.
"¡Al fin!, ¡No podía respirar por tus...!, ¡JODIDAS TETAS!, ¡MALDITA SEA!", exclamó, mientras soltaba de su boca el pezón del cual se amamantando, dejando que la leche bañara su cara ante el rebote obsceno que hizo su pecho. Una llama de coraje brillaba en sus ojos, ya no estaba dispuesto a dejar que ella siguiera con la batuta de toda esta situación, la cual seguía escapándose de su total entendimiento. Lo que sí comprendía, era que tenía una mujer que actuaba como un animal en celo enfrente suyo y si quería imponerse y sobrevivir a esta experiencia, debía comportarse igual.
Ya sin dudas, se aferró a sus gordas nalgas, justo en el lugar donde habían impactado sus manos, marcadas con sus siluetas, "¡Giiigh!~", chilló ella, mientras su cuerpo se tensaba al sentir tal inesperada rudeza mientras alzaba todo lo que podía sus caderas, intentando huir de tal estimulación intensa. Un error que él aprovecharía, con una furia sexual que había estado reteniendo durante años, arremetió varias veces desde abajo de una manera bestial.
Le importaba poco que gracias a su inesperado contrataque, el interior de ella se había estrechado tanto que apenas un pelo podría caber, igual se abrió paso hasta sentir como la punta de su virilidad golpeaba su cérvix, la entrada de su útero, una cantidad de veces incontables en unos cuantos segundos.
"¡¡AahHng!!... ¡¡E-ESPERA!!~", suplicó ella entre gemidos mientras su cuerpo se tambaleaba ante el apabullante movimiento de pistón de las caderas de Norman, a pesar de que se lo pedía, ella no hacía el más mínimo intento por detenerlo, algo que le sería de lo más fácil gracias a su fuerza y sus extrañas habilidades mágicas. Solo se limitó a quedarse quieta, mostrando en su hermoso rostro unas obscenas expresiones de placer intenso. Estaba esforzándose por resistir el ataque despiadado en su feminidad, que no dejaba de chorrear su néctar sobre la pelvis de Norman de una manera torrencial.
"¡Mierda!, ¡Mierda!, ¡Voy a acabar de nuevo!~", grito él, acelerando sus arremetidas, casi sobrepasando el límite humano con bastante esfuerzo, ya que la entrada cérvix en forma de dona hinchada, se pegaba a su redondeado glande en un "beso" perverso que le succionaba y retenía por un segundo. Era como si su interior estuviera exigiendo que le entregará su semilla directamente en su útero. El cuerpo de la "diosa de la fertilidad" temblaba gracia al "besuqueo" obceno que ocurría dentro de ella, sufriendo de espasmos incontrolables que sacudían sus caderas de manera incontrolable.
Sus ojos se giraron hacia arriba, casi desaparecido sus pupilas por debajo de sus párpados, mientras apretaba los dientes con fuerza, dejando que su saliva espumosa se derramara por las comisuras de sus labios y goteara de su barbilla, estaba siendo presa de un orgasmo cercano, uno muy poderoso.
"¡AhHhg!, ¡Acabó!, ¡ACABÓ!~", Norman se aferró a la cintura de la mujer con un firmé abrazo y dio unas últimas estocadas salvajes al mismo tiempo que derramaba su semilla. Penetrándola en lo más profundo de su ser cada vez que liberaba uno de sus chorros, para luego retirar su miembro cuando sus gónadas preparaban otro disparo, dejando solo la punta ancha anclada en la entrada, para enseguida arremeter de nuevo mientras descargaba más de su leche masculina. Los "besos" que le daba el útero de la mujer a su glande se habían convertido en unos fuertes "chupetones", como si su cuerpo buscará maximizar la posibilidad de quedar embarazada al absorber toda su esperma dentro de su órgano creador de vida.
"¡HnNnnG!, ¡AaAaAH!~", ella soltó un fuerte gemido mientras su lengua salía de su boca abierta por completo y su cuerpo se agitaba con un poderoso espasmo mientras sus grandes y gruesas piernas rodearon su pelvis, pegando su entrepierna contra la de él, haciéndole imposible seguir con sus arremetidas o intentar sacar su virilidad de su interior, de haberlo querido, claro.
Norman sentía como sus energías se acababan junto a su orgasmo y la cantidad de semen que bombeaban sus testículos, hasta que sus brazos dejaron de abrazar a la mujer, cayendo estos sobre el pavimento.
Una nube de vapor salió de entre sus cuerpos, en el momento que la mujer se levantó hasta quedar sentada sobre él. aún estaban conectados por sus genitales sintiendo las contracciones y espasmos del contrario, en total silencio. Todo el que podía haber al estar ambos jadeando con todas sus fuerzas, pareciendo un par de perros en un día caluroso.
"Maldita sea... LO LOGRÉ... Hice que se viniera está mujer... DE CALIDAD PREMIUM, a esta DIOSA DE LA FERTILIDAD~", pensó Norman, entusiasmado, El pensar que ha podido satisfacer a tal mujer infló su ego masculino, tanto o más que su pecho, aún en búsqueda de oxígeno. Ya no le importaba que hace tan solo unas horas había terminado con su novia y obligado a dejar su departamento, todo había valido la pena si fue lo que lo llevo a conocer a esta mujer gigante, de proporciones totalmente fuera de este mundo.
Pero un movimiento inesperado lo sacó de sus regocijo, la mujer se había puesto de cuclillas y con una ferocidad animal lo volvió a cabalgar con aún más fuerza que antes, entumeciendo su cuerpo al instante. "No esperarás que esté satisfecha con solo una ronda... ¿verdad?~", una sonrisa maliciosa se dibujo en la boca de la mujer, pero a diferencia de las anteriores veces, no tenía un semblante de simple picardía, había una verdadera satisfacción en ella al verlo subyugado a su poder sexual. Su pelo etéreo lentamente dejaba de ser aquel espectáculo de colores verdes y azules, tornándose en una llama roja, como si su pasión se viera materializada.
"¡E-espera!, ¡¡ESPERA!!, ¡¡Déjame descansar un poco!!... ¡¡Además!!, ¡¡Esta ya fue la segunda ronda!!", grito Norman, asustado por el repentino cambio de ella. En un intento desesperado tomó sus caderas, apretando su trasero con la misma fuerza con la que la sorprendió hace un momento atrás, tratando de "someterla" de nuevo, pero resultó inútil. Esa rudeza ya no era nada para ella, inclusive pareciera que sólo la incentivo a ser aún más violenta con sus sentones.
"¿Segunda?, ¡JA, JA, JA!, ¡Lo Que hice con mi boca fue sólo el juego previo!~... ¡Vamos humano!, dame más tu, dulce crema~", una reverberación casi demoníaca había sustituido a su tranquila y maternal voz, la temperatura de su cuerpo comenzó a aumentar de a poco pero de manera constante, el sudor de ambos comenzó a deslizarse por sus cuerpos, como si de una fina cascada de agua se tratará. El cuerpo de ella tomó una tonalidad totalmente dorada, ante la fuerte Luz del fuego que se alzaba sobre si misma. Sus iris dejaron de ser violetas para pasar a ser de un amarillo brillante, mientras sus pupilas se cerraban verticalmente, como los ojos de un gato, volviéndose irreconocible.
"Juh... No siento que tú pene, esté igual de GRANDE que antes...", dijo la mujer con un tono ligeramente enfadado, mientras detenía sus mortales sentadillas y levantaba sus caderas, con la intención de comprobar si estaban en lo correcto. Lo estaba, el pene de Norman apenas se mantenía semi erecto más que nada por su ruda estimulación que por verdadera excitación, sino fuera por qué su cabeza sigue dentro de ella, en lo absoluto se mantendría erguido.
"Vaya... Supongo que esperaba, DEMASIADO DE TI~", si bien su burla era más que suficiente para lastimarlo, lo que realmente le causaría dolor, sería un contundente golpe con su dedo tras hacerlo chasquear en su pulgar, golpeando su tronco venoso, causándole un pequeño rasguño con su uña.
"¡AHHG!", su bien era apenas algo que se podía considerar una herida, el lugar y la fuerza que ella aplicó fue suficiente para sobresaltarlo, enterrando de manera inconsciente sus propias uñas en las nalgas de la mujer, marcando su piel con sus propios rasguños. Pero ésto más que causarle dolor, la excitó, se sonrojo y apretando su trasero como respuesta, acompañada de un sonoro gemido.
"Aah~, ¡siii~!, ¡ASÍ es como debes tratar a una hembra en celo!~", cómo si su vida fuera un déjà vu continúo, la mujer se recostó sobre él nuevamente, pero está vez dejando caer su pesado cuerpo de manera intencional, golpéandolo en la cabeza con sus enormes pechos, dejándolo inconciente por un instante y regresando en sí al momento de sentir como su cara era restregada con fuerza contra esos enormes tanques de leche, que derramaban su contenido lácteo por la presión que ella hacía contra él.
"Vamoos~, recuerdas esto, ¿Veerdad?~, adelante, puedes volver a beber de mi leche~", realmente parecía disfrutar el humillarlo de manera tan burlona, pero su voz se volvió seria cuando agregó, "Realmente, REALMENTE deberías... ¿Sabes?~, ya lo habrás notado, pero mi leche es bastante, "nutritiva~", te dará la energía que necesitas, si no lo haces... simplemente vas a desfallecer, muy rápido~", tras estas últimas palabras ella le sonreía con malicia y le acerco sus erectos pezones a su boca, mientras su leche brotaba de estos con fluidez.
Tras un momento de duda, Norman suspiro, con solo ésto dejo en claro cuál sería su decisión, siendo un hombre con un ego muy frágil, no podía sentir más que rabia al ver cómo el control de la situación, se le escapaba de nuevo de entre las manos. Pero sabía que no sólo no sería capaz de sobrevivir por si mismo al agresivo lívido de ella, tampoco podría seguir aguantando el intenso calor que ahora irradiaba. Si no bebía algo pronto, simplemente moriría deshidratado y a no ser que se decidiera a bener el sudor de ambos, no tenía otra opción.
Una sonrisa de oreja a oreja apareció en el rostro de la ahora demoníaca mujer, quién ofreció con más insistencia sus pezones. Sin resistirse más, él pegó sus labios en uno de ellos y se amamantó sin mucho entusiasmo, llenando su boca un par de veces, antes de notar como esa energía súbita, que sintió la primera vez que bebió de uno de sus senos, invadió su cuerpo, su pelvis dejó de doler y su virilidad comenzó a recuperar su longitud, grosor y firmeza, al mismo tiempo que sus gónadas vacías trabajaban horas extras al llenarse de nuevo con su semilla, fresca y aún más fértil que antes.
"Fuuh~, Excelentee~", la mujer parecía complacida al sentir dentro suyo los resultados, "Ahora, no perdamos más el tiempo, la noche no es eterna~", de manera repentina ella se levantó, sacando de su interior, el duro miembro que tanto quería que recuperará su erección, confundiendo a Norman.
"¿Tanta insistencia para sacarlo ahora?", se preguntó a si mismo, con miedo de cuestionar su actuar. Pero enseguida se vio sorprendido, cuando ellas lo tomo de sus piernas y las levanto hasta forzar que sus rodillas tocarán sus hombros, exponiendo su ahora visible ano. El pánico lo invadió, se imagino ultrajado, por algún juguete, por su magia o peor, algo que estuviera botado por ahí, "¡¡E-espera!!, ¡¡ESPERA!!, ¡¡No metas nada ahí!!, ¡¡N-NO SOY GAY!!", enseguida ocultó su rosada y virginal entrada con sus manos.
Al principio la mujer no pareciera entender a qué se refería, pero trás mirar como ocultaba su trasero, lo comprendió de sopetón y simplemente se echó a reír, "¡ja, ja, ja!, ¡¿Eres estúpido?!, yo no quiero destrozar tu culo~... No soy como Cadence, dominar a un hombre de manera masculina no es... mi estilo~", sus palabras, si bien agresivas calmaron un poco a Norman, al menos su masculinidad más básica se mantendría a salvo.
Al principio la mujer no pareciera entender a qué se refería, pero trás mirar como ocultaba su trasero, lo comprendió de sopetón y simplemente se echó a reír, "¡JA, JA, JA!, ¡¿ERES ESTÚPIDO?!, yo no quiero destrozar tu culo~... No soy como Cadence, dominar a un hombre de manera masculina no es... mi estilo~", sus palabras, si bien agresivas calmaron un poco a Norman, al menos su masculinidad más básica se mantendría a salvo.
"Es más divertido aplastar la masculinidad de un hombre... de manera femenina~", estás palabras ominiosas dieron lugar a qué ella tomara su pene erecto, y lo obligará a hacerlo apuntar hacia ella, en una dirección totalmente antinatural.
Su duro tronco se presionó contra sus testículos hinchados, aplastando éstos contra su perineo. Y esa posición tan extraña, ella metió de nuevo su miembro dentro de ella. Cómo si hubieran cambiado lugares, ella comenzó a azotar sus gruesos muslos, contra las escasas nalgas que él poseía, con una fuerza arrolladora que le quitó la voz al instante. Ver a tal mujer, de cuerpo exageradamente femenino y fértil moverse como lo haría un hombre durante el sexo. Era una escena... como poco, inusual, en especial cuando se considera que, aún que están en tal posición, sigue siendo ella quién está siendo penetrada por él.
En cada embestida, Norman podía sentir como sus gónadas eran aplastadas por la vulva de ella de manera salvaje, con aún más violencia que él había usado antes. En solo unos cuantos minutos, volvió a vertir su descarga dadora de vida, dentro de la amazona ahora envuelta en fuego, mientras ella se seguía moviendo, dando unas últimas estocadas contra él.
Jadeante, la "diosa de la fertilidad" sonreía de oreja a oreja, mientras su pelvis temblaba por el intenso orgasmo que sentía. Pero su mayor goce era ver cómo Norman yacía totalmente sumiso, aturdido con su mirada ausenté, abrazado a sus piernas, jadeando y teniendo intensos espasmos.
De inmediato la mujer libero las piernas de Norman, las cuales cayeron flácidas, sin reacción por parte de él, quedando con la mirada perdida. Solo reaccionó cuando ella lo levanto tirando con fuerza de uno de sus brazos y lo sostuvo, abrazándolo y tomando la parte posterior de la cabeza, para así presionar su rostro contra una de sus lactantes pechos.
"B E B E... pequeño niño~", le ordenó con una autoridad temible, así que no dudó en obedecerla.
En las siguientes horas, se divirtió con él con toda libertad, con ninguna objeción o queja de su parte, había quebrado su mente, simplemente se dejaba llevar, alimentandose con el revitalizante lácteo de ella entre cada "Descanso".
La siguiente ronda, lo ordeño mientras estaba a cuatro sobre el suelo, con su trasero levantado, dejando que ella bese y lama con una obscena hambre, su virginal ano. Sentía la húmeda lengua de la amazona dentro de su apretado y hasta ese momento inexplorado lugar, estimulando su próstata con precisas lamidas, mientras frotaba su miembro viril con sus pechos.
Su descarga fue realmente intensa, al experimentar por primera vez un orgasmo prostático, fue tan placentero que no pudo evitar hacer una cara obscena, no tan diferente a las que le había provocado a ella hacé solo unos momentos.
La quinta fue otra "cabalgada" por parte de ella, está vez ella dándole la espalda mostrando pars él sus enormes nalgas carnosas rebotar sobre su cuerpo, Norman podía sentir sus huesos crujir y el pavimento debajo de el agrietarse, amenazando con de verdad "matarlo por Snu-snu".
Lo único que evitaba que ella llegará a destrozarlo eran unas contundentes nalgadas que él le daba, obligándola a levantar enseguida sus caderas gracias al dolor ardiente.
Al llegar al climax ya había dejado todo el trasero de la amazona marcado con sus palmas y aún más hinchado de lo que él hubiera creído posible. Sin darse cuenta, se estaba adaptando a su agresividad.
Ella empujó su par de pezones dentro de boca boca de él, y le dijo con arrogancia, "Al fin estás dejando de llorar~, ¿Acaso ya te has vuelto un hombre?~, ¡Jajaja!, ¡si es así deja de beber de mis pechos como lo haría un bebé!~, se más rudo~".
Sin pensarlo mordió con pasión sus areolas y pezones todo lo que quiso mientras se alimentaba, dejando marcada su mordida entre ambos senos. Más que parecer algo doloroso, podía verse en el rostro de la mujer y su respiración jadeante que el sexo así de agresivo, era lo que encendía su "interruptor".
Ella empujo una vez más su par de pezones dentro de la boca de él, y le dijo con arrogancia, "Al fin estás dejando de llorar~, ¿Acaso ya te has vuelto un hombre?~, ¡JA, JA, JA!, si es así, ¡Deja de beber de mis pechos como lo haría un bebé!~, ¡Y SE UN SEMENTAL DE VERDAD!~". Sin pensarlo mordió con pasión sus areolas y pezones todo lo que quiso mientras se alimentaba, dejando marcada su mordida entre ambos senos. Más que parecer algo doloroso, podía verse en el rostro de la mujer y su respiración jadeante que el sexo así de agresivo, era lo que encendía su "interruptor".
Le siguieron una sexta, séptima, octava y novena ronda, en cada una la mujer usaba diferentes maneras de darle placer, cada vez más intenso. Y aún que él seguía obteniendo la suficiente energía de la leche de ella como para seguir sobreviviendo y produciendo aún el suficiente esperma para satisfacerla, cada vez era menos efectivo, al parecer, incluso los efectos mágicos que tenía no eran suficientes para competir con el lívido de tal "demonio de la lujuria".
Norman comenzó a perder la conciencia a pesar de beber cada vez más leche entré cada round, simplemente, el calor intenso del cuerpo de la mujer y de su cabellera y su insaciable deseo sexual estaba siendo demasiado para él.
Lo último que recuerda fue a la mujer dando unos salvajes sentones sobre él, hasta que el libero su décima corrida, directo en su útero, tan llenó de su crema vital para ése momento, que su vientre ya estaba ligeramente abultado. Al parecer la décima fue la vencida, ya que ella disparo un poderoso squirt que baño por completo a Norman mientras gritaba y su cuerpo se sacudía en un orgasmo casi demoníaco que duró varios minutos. cayó de espaldas, quedando boca arriba, al fin exhausta.
Norman pronto sintió algo acariciar su cabeza, con un cuidado y gentileza reconfortante, mientras descansaba sobre algo grande, terso y calientito, se sentía en el paraíso. Pero pronto una luz comenzó a molestarle en los ojos y el sonido del tráfico cercano le comenzó a sacar de su sueño, abriendo sus ojos con pesadez. Esperaba ver el cielo, pero con lo que se encontró fue con los enormes pechos de la mujer y es que su cabeza estaba descansando sobré el regazo de ella, mientras se encontraba sentada sobre uno de los muchos epicentros de grietas que había sobre el pavimento, una prueba visible y palpable de lo salvaje que ella había sido la noche anterior.
Sus grandes, pero femeninas manos eran lo que estaba acariciando su pelo y aunque no podía ver su rostro, gracias a sus imponentes atributos maternales, el sabía que habia recuperado su personalidad maternal, no tan sólo por sus caricias amables, sino por qué el estar cerca de ella ya no se sentía como estar en un horno.
"¿Ya despertaste?, oh querido, realmente has dormido durante horas~... Yo... Realmente lamento... El haber perdido... "La compostura", anoche...", la angustia y vergüenza era audible en la voz de la mujer. Norman frunció el ceño, por supuesto el no estaba contento, básicamente ella había abusado de él, aún que, no puede negar que algunas cosas que hicieron realmente le gustaron... Al menos de las que recuerda. La adrenalina de tal situación realmente lo había marcado de por vida.
"...¡Ja!, ¿Sabes la envidia que tendrán los demás discapacitados cuando les cuente cómo acabé en sillas de ruedas?~, no te preocupes, todos tenemos que desfogarnos", le respondió en un tono arrogante y esbozando una pequeña sonrisa en su rostro, "No te preocupes... no fue tan malo, aún estoy vivo... por ahora...", con mucho cuidado se levantaba de su regazo, no haciendo nada por esquivar sus pechos restregando descaradamente su cara contra ellos, consiguiendo sentarse apenas adolorido en el frío suelo.
La mujer le vió con algo de incredulidad ante su respuesta, pero en su boca se esbozo una pequeña sonrisa al darse cuenta de que no había rencor o miedo en sus palabras, sin poder contenerse lo abrazo por la espalda, envolviendo su torso con sus brazos y presionando sus grandes senos contra él, bañando inevitablemente su espalda con su leche.
"¡¡Gracias!!, yo... No sabes lo mucho que tengo que contenerme y ocultar esta parte de mí, no puedo permitir que nadie me vea así... perderían el respeto que tienen por mí, en especial... ella...", la preocupación en sus palabras parecían genuinas, Norman no termina de entender a quienes se refiere, pero por lo que está diciendo, sin duda ella es alguien importante.
"N-no te preocupes hay que agradecer nada~, jajaja... Quiero decir, si eres una amazona de dos metros y medio, y casi me rompes la pelvis miles de veces, pero... para mí no ha sido nada~... y no deberías de contenerte, no si después vas a terminar explotando así... no sé quién seas, pero... todos tenemos nuestras necesidades, no creo que nadie que no sea un idiota te pierda el respeto por tener la necesidad de tener sexo, como cualquier otro ser humano sano", Norman no era bueno mostrando humildad o empatía, aun así, sorpresivamente, pudo decir algo lo suficiente amable como para calmar a la angustiada mujer.
Aún así no pudo aguantar mucho tiempo antes de decir una tontería, "Además... No todos los días alguien puede hacerlo con una yegua como tu~". Las palabras jocosas resonaron en la cabeza de la mujer, quien se sobresaltó hasta el punto de separarse de él un par de metros, mostrándose asustada. Norman enseguida se giro a verla, confundido por su reacción, "¿Qué ocurre?".
"¡¿Y-YEGUA?!, ¡¿P-POR QUÉ ME HAS LLAMADO ASÍ?!", parecía bastante nerviosa ante la palabra "yegua", pero no parecía ser por qué la hubiera ofendido, era como si estuviera sorprendida y confundida, "¿Significará algo extraño de dónde ella viene?" Pensó Norman.
Él se incorporó del suelo con dificultad y trato de explicarse, "Bueno... aquí llamamos "yeguas" o "caballonas" a las mujeres que tienen... Que son muy... "Grandes"... Por así decirlo... ¡Muy altas y hermosas como tú!", claramente ese no es el significado de tal terminó, la verdad, esas expresiones hacen referencia a las mujeres con grandes proporciones generosas, más que nada traseros inmensos, redondos y firmes, sin que sean producto de la gordura o el bisturí.
Mientras pensaba en ello, cayó en algo en lo que no se había percatado antes, el que se refieran a las mujeres con traseros perfectos como "yeguas", es como poco, extraño, "El pensar que el trasero de un caballo es el ejemplo máximo de lo que debería de ser un trasero perfecto... ¿no es un poco... Zoofilico...?".
Mientras Norman se perdía en sus pensamientos, la mujer lo miró con un deje de sospecha en sus ojos, pero rápidamente se relajo, tomando la explicación que el dió como veraz, suspirando y recuperaba su sonrisa dulce, llevando una de sus manos hasta el centro de su pecho en señal de alivio, por supuesto, teniendo que presionar uno de sus grandes senos con su brazo al estar en medio del camino, rodeando con elasticidad su antebrazo.
"Mierda, que son grandes e hinchadas... No puedo dejarlas ir, tienen que ser mías~", No pudo evitar pensar al verla, el saber que había estado teniendo sexo con tal diosa toda la noche alimentaba su ego como nada podría hacerlo y sabía que nunca se volvería a encontrar con otra mujer así en su vida.
Con una soberbia confianza se acercó a ella y pregunto algo que no esperaba, "oye, tu... ¿Eres de por aquí?, bu-bueno, supongo que no, las amazonas de 2 metros y medio, con poderes mágicos y cabello boreal no son muy comunes... Por aquí... ¿Eres de otra dimensión?...¡No importa!, yo... ahh... ¡Conozco una cafetería!, hacen unos sandwiches de atún de muerteee~, eso sí, nunca te quejes del café a no ser que quieras un escupitajo en el... Jajaja... ja~", si bien tenía la actitud, sin duda sus habilidades para ligar no eran las mejores.
La enorme amazona le sonrió, solo una mujer con un fuerte instinto maternal consideraría adorable a alguien como él, aunque por la manera que arqueo sus cejas y bajo su mirada se podía ver que intentaba ocultar que algo le incomodaba y no, no era el propio Norman.
en silencio ella se le acercó y lo sujetó de sus hombros para besar una de sus mejillas, por supuesto debido a la cercanía de sus cuerpos no se podía evitar que ella presioné de nuevo sus grandes senos contra él, bañando su torso con su tibio néctar maternal.
"Esto... será un problema cuando salgamos a pasear por ahí... Tendré que mantener vacíos estos pechos~... Si es que siquiera eso es posible... ¿Siquiera existe ropa de su talla?... ¿Ella puede entrar en un auto?, ¿En la bañera?", dudó, pensando ya en cómo será la relación que tendrán antes de siquiera saber si ella aceptará su pobre invitación.
Pero antes de que empiece a pensar en que nombres le podrán a sus hijos, ella lo saco de su fantasía con bastante rapidez, "Cariño, yo... debo marcharme... gracias de verdad, aprecio lo que has hecho por mí, no te olvidaré, al menos no pronto... te lo prometo~", después de uns segundos, ella se apartó vacilante de él, acariciando su mejilla recién besada, para dar unos cuantos pasos hacía atrás hasta.
Fue como un balde de agua fría, él no quería qué esto fuera algo fugaz, no podía permitir que ésto fuera algo fugaz, además, dio un vistazo a su alrededor, seguían levantadas en medio de cuatro paredes.
"¡E-espera!, ¿S-siquiera como saldremos de aquí?", le pregunto, tratando de acercarse a ella de nuevo, pero con solo un movimiento de su mano izquierda, la mujer izó desaparecer el muro en medió de un chispazo de luz, mostrando de nuevo el camino por donde él había venido, Norman se acercó con pasos temblorosos, con algo de miedo para comprobar este hecho imposible para él con sus manos.
Mientras el se encontraba absorto tratando de buscar una ranura en el suelo o en las paredes próximas para tratar de entender el "truco", aunque ya había visto a la mujer usar magia imposible de explicar de manera racional, aún. Así quería encontrarle algún sentido explicable, pero pronto una luz cegadora brillo detrás de él, al voltear solo pudo ver a la mujer dedicándole una última mirada antes de cruzar el portal y a su silueta cambiar de manera radical, parecía una criatura cuadrúpeda, "¿un... caballo?", pensó sorprendido, la distorsión del portal no le dejaba ver con claridad, solo sabía una cosa con seguridad, no va a permitir que ella se vaya sin más.
"¡ESPERA!, ¡no puedes irte así sin más!", Norman corrió detrás de ella, desnudo de cintura para abajo, mientras el portal se empezaba a cerrar, la ahora yegua volteaba a mirar a Norman con sorpresa, pero pronto desaparecía entré luces y brillos, en un acto de agilidad, solo explicable por la inmensa necesidad de afecto femenino que él tiene saltó y alcanzo a cruzar el portal, pronto se vio envuelto por una energía misteriosa, flotando por un túnel de luces y colores que solo podían ser propios de un viaje de LSD.
De golpe una luz lo cegó, obligándolo a cerrar sus ojos, pero pronto el viento contra su rostro lo obligo a ver qué estaba pasando, y tras abrir de nuevo sus ojos, solo pudo ver el suelo, acercándose a toda velocidad hacia su rostro antes de perder la conciencia.
(Fin del primer episodio)
Sus opiniones serían de mucha ayuda, gracias por haber leído esta parte de la historia.
-Esta es una actualización de una versión pasada, si por esto se ha perdido comentarios suyos le pedimos perdón por el inconveniente-
