Nota del autor: Esta historia se ubica entre los años 2003 y 2005. Es meramente contexto y sirve para responder por qué todo el mundo usa tecnología relativamente antigua o anticuada.


Capítulo 1: Secreto

Fluttershy se movió de un lado a otro con el nerviosismo a flor de piel, su cabeza dando vueltas sobre el mismo escenario hasta el punto de la desesperación. Frotó sus manos sudorosas para calmarse; pero solo consiguió caer más en esa espiral de pensamiento desastroso que le impidió hacer nada y la mantuvo dando vueltas sobre el mismo punto. Sus pies cambiaron de dirección constantemente, debatiéndose el caminar en línea recta hacia su destino o regresar por donde vino e intentarlo en otra ocasión, cosa que había pasado más de diez veces desde la primera vez que lo pensó.

Sabía que era una cobarde por no hacer algo tan simple como acercarse a esa persona tan interesante que la había cautivado desde la primera vez que la vio. Pero, al mismo tiempo, se sentía tan intimidada que la parte reservada y temerosa de sí misma le hizo cuestionar la fuerza de aquella motivación tan poco natural. Porque no era propio que la nerviosa y tímida Fluttershy tuviera el valor de hacer algo por sí misma, sino todo lo contrario, que era correr en dirección opuesta porque las cosas nuevas le daban miedo.

Sobre todo, cuando se trataba de interactuar con personas nuevas.

—Pero ella vale la pena… —se dijo a sí misma de manera inconsciente.

El problema no era que la persona a la que Fluttershy se quería acercar fuera desagradable o algo más, sino que existía una serie de escalones en las que ambas no compartían la misma altura, siendo la tímida chica de cabello rosado alguien muy por debajo de estudiantes de su propia edad que gozaban de una vida social considerablemente más abundante. Con eso en mente, la mujer que robó sus pensamientos durante meses estaba en una liga ridículamente superior, y el simple hecho de que Fluttershy tuviera la intención de tratar de llamar su atención era una estupidez, porque ¿cómo es que alguien tan increíble tendría interés en ella en primer lugar? Seguramente ella ya tenía a alguien, o como mínimo decenas de pretendientes más interesantes que ella.

Sí, era ridículo que siquiera haya pensado en la posibilidad de poder entablar una conversación con una chica así, pero le hizo tanta ilusión que no pudo evitar tomarse el tiempo para admirarla desde lejos por perturbador que fuera.

Si tan solo no fuera tan cobarde, si tan solo tuviera la suerte de encontrarse con ella accidentalmente como ocurrió hace dos meses quizás no tendría que estar debatiendo consigo misma y haciéndose menos a favor de evitar los problemas.

—¿Fluttershy? —una voz conocida vino detrás de ella—. ¿Qué haces aquí, querida?

Fluttershy dio un pequeño salto y se congeló en su lugar por unos segundos antes de voltear hacia su mejor amiga. Rarity levantó una ceja y se acercó con cierta curiosidad.

—H-hola, Rarity —respondió Fluttershy.

—Bueno, qué sorpresa verte por aquí tan tarde después de clases —Rarity le regaló una tranquila sonrisa—. Pensé que estarías en casa.

—Um… Esa era la idea, pero… —Fluttershy dejó de hablar y volvió a su actitud reservada de siempre. La vergüenza de decir en voz alta lo que sentía hizo que sus mejillas obtuvieran un adorable color rosado.

Rarity miró a su alrededor en busca de alguna pista; sin embargo, solo estaban ellas en una calle sin nada especial frente a una tienda de autoservicio. Quizás Fluttershy iba a comprar algo, pero eso no justificaba su temerosa actitud frente a ella. Era como si estuviera esperando algo.

—¿Pasa algo? —Rarity preguntó—. Si necesitas lo que sea, no dudes en pedirlo.

—Yo… ¿Recuerdas que te dije que hay alguien que me…?

—¿Gusta? —Rarity agregó con una pequeña sonrisa—. Obviamente lo voy a recordar, Fluttershy. Pero aún no me has dicho de quién se trata.

—Oh, lo siento —Fluttershy jugó con su cabello un tanto nerviosa—. Debí decírtelo la vez que me preguntaste.

—Eso ya no importa. En cualquier caso, depende de ti hablar de tu vida amorosa —Rarity soltó una risita juguetona—. Aunque nunca me voy a negar a escuchar un buen chisme. Sobre todo, de una persona tan reservada como tú, cariño.

—Sí, gracias por ser tan paciente conmigo —Fluttershy le devolvió la sonrisa un poco más relajada—. Sobre la persona que me gusta. Ella trabaja en la tienda de ahí.

Rarity levantó una ceja y miró en dirección a la tienda que formaba parte de una cadena de tiendas de 24 horas. Rara vez pasaba por ese lugar y menos prestaba atención a las personas, por lo que no pudo traer cara a su memoria para analizar elocuentemente los beneficios que podría traer a su mejor amiga. En cualquier caso, fuera la persona que fuera, seguramente se trataba de alguien similar a Fluttershy, y eso la aliviaba en gran medida. Jamás tendría que preocuparse por el tipo de personas que estaban llenas de sí mismas, y eran insoportables.

Lo que más llamó su atención fue que se trataba de una mujer. Bueno, si bien desde la perspectiva de Rarity, Fluttershy se veía más como alguien que tendría una preferencia por los hombres, no era sorprendente que la delicadeza y pensamientos de una chica se ajustaran a sus preferencias. Ya podía imaginarlo, una chica igual a Fluttershy, ambas siendo la pareja más tierna de su generación.

Ese era un pensamiento agradable.

—Entonces, ¿conoces su nombre? —Rarity preguntó tratando de contener la emoción—. ¿Quién es la persona que se robó el corazón de nuestra tímida chica?

Fluttershy se sonrojó y se ocultó detrás de su cabello, pues era esta la primera vez que revelaba el nombre de quien le gustaba. Sintió cierta emoción revoloteante en el vientre y su corazón se hinchó de calidez cuando trajo a esa chica tan especial a su mente. El sentimiento de estar enamorada era divertido y reconfortante, y le trajo cierta alegría que no podía comparar con nada, el tipo de alegría que solo podía ocurrir la primera vez que uno se enamoraba.

—Su nombre es… Rainbow Dash.

—…

El silencio descendió sobre ambas con un extraño sentimiento de malestar, casi como si hubiera dicho algo incorrecto en el lugar incorrecto. Todo esto se presentó como un escalofrío que recorrió la espalda de Fluttershy, quien se abrazó a sí misma en un intento de recuperar calor. Por otra parte, Rarity se quedó inmóvil, mirando a su mejor amiga fijamente en una desconcertante y espeluznante acción.

—¿Rarity? —Fluttershy esperaba que su mejor amiga reaccionara; sin embargo, lo único que obtuvo fue una sonrisa medio muerta, que volvió a la normalidad cuando la fashionista recuperó la conciencia.

—Perdóname, cariño —Rarity acentuó su sonrisa una vez más—. ¿Me puedes repetir el nombre?

—Um… claro. Es Rainbow Dash, ella va a Canterlot High —respondió con un fuerte rubor rojo apoderándose de su rostro.

—¿Estás segura? ¡Eh! No lo digo por nada en específico, en serio —Rarity rápidamente reorganizó sus palabras—. Pero es que conozco a Rainbow Dash y ella es un poco diferente a ti.

—L-lo sé, y creo que es por eso mismo —Fluttershy respondió—. Ella es muy diferente a mí, tanto que a veces pienso que no podríamos siquiera ser amigas. Pero también eso la hace tan… atractiva que quiero intentarlo.

Rarity rápidamente se retractó de su forma de pensar y le dio a Fluttershy una suave mirada, aceptando la forma en que se sentía a pesar de que no tenía a Rainbow Dash en alta estima. A ella no debía importarle de quién se enamoraba su mejor amiga, sino apoyarla y aconsejarla lo mejor que podía. Al final, lo que era realmente importante era que Fluttershy fuera feliz y se sintiera segura con su decisión, independientemente de las consecuencias.

Además, incluso si Rainbow Dash no fuera el partido más prometedor y en realidad era todo lo contrario a lo que Rarity esperaba, ¿cómo podría desalentar a su amiga de tal manera? Jamás se atrevería a hacerlo, mucho menos cuando su mirada tenía una determinación que nunca antes había visto. Más o menos.

—Está bien, creo que puedo entenderlo —Rarity soltó un suspiro y sonrió con un poco de entusiasmo—. Lo que más me sorprende es que estés enamorada a tal punto que estás luchando contra ti misma. Como mujer respeto eso.

—Pero creo que esto es lo mejor que puedo hacer —Fluttershy respondió un tanto abatida—. Llevo aquí 20 minutos y no he podido hacer nada más… Yo… Quisiera acercarme y hablar con ella. Al menos saludarla. Pero es imposible.

—Supongo que tienes razón, puede resultar algo complicado dar el primer paso —Rarity se llevó una mano a la barbilla y lo meditó por unos segundos—. Pero para eso están las amigas. Deja que te ayude con eso.

—¿¡Eh!? ¿¡Qué!? —Fluttershy alzó la voz sorprendida.

—¿Qué tiene de malo? —Rarity sonrió orgullosa, levantando su cabello—. Ya sabes que soy una dama de romance, y no puedo quedarme de brazos cruzados cuando una amiga está en un momento de necesidad.

—¿¡T-tan rápido!? Quiero decir… ¿No es muy pronto? —Fluttershy desvió la mirada y jugó nerviosamente con sus manos, tratando de buscar alguna excusa para escapar—. Um… No creo que hoy sea el mejor día para…

—Shh. No digas eso, querida —Rarity la silencio con un dedo sobre sus labios—. Hoy es tan buen día como cualquier otro, sobre todo porque ya estás aquí y solo necesitas un pequeño empujoncito que te dé impulso.

—No es solo eso, Rarity… —Fluttershy trato de refutar, pero ya estaba siendo empujada hacia la tienda—. ¿De verdad no podemos hacerlo en otra ocasión? Tengo tarea y todavía no he alimentado a mi conejito Angel. Y tengo que preparar algunas cosas para el refugio de animales. En serio, Rarity, hoy no me siento… bien.

Rarity se detuvo y se paró frente a ella con los brazos cruzados, la mirada de la modista la escudriñó de pies a cabeza. Sea lo que sea que estaba haciendo, había ignorado las palabras de Fluttershy y parecía concentrada en otra cosa de la que no tenía idea. Si de algo estaba segura, es que ahora no podía retroceder, pues una vez que su mejor amiga tenía planes, difícilmente los cancelaría por un par excusas tan pobres. En cualquier caso, su mejor opción era centrarse en calmar el pánico y hacerse a la idea de que pronto estaría hablando con Rainbow Dash.

—Hmm… no me gusta mucho que uses el uniforme de la escuela, pero al menos es lo suficientemente elegante para causar una buena impresión —Rarity dijo, acercándose a Fluttershy para deshacer algunas arrugas y acomodar algunas partes—. Eres demasiado bonita para hacer que luzca bien en ti, así que tiene mi aprobación. Por supuesto, no espero que alguien como Rainbow Dash lo note, pero es mejor que nada.

Fluttershy se sintió aún más nerviosa ante las palabras de Rarity. La idea de que su amiga la estuviera arreglando para impresionar a Rainbow Dash la llenaba de ansiedad. Sin embargo, agradeció el apoyo y le dio una tímida sonrisa que no duró mucho una vez que Rarity abrió la puerta.

Ni siquiera tuvo tiempo de prepararse, Rarity ya estaba adentro y se vio obligada a seguirla antes de que sus pensamientos la traicionaran. Tan solo se trataba de hablar con una persona, nada más. No iba a pedirle que sea su amiga, ni mucho menos la invitaría a salir, tan solo tenía que conocerla.

...—

Rainbow Dash bostezó y se revolvió el cabello tratando de mantenerse despierta. Sus ojos se llenaron de lágrimas y las limpió con el dorso de su mano, que inmediatamente fue ocupada para sostener su cabeza por la barbilla en una posición completamente aburrida y cansada después de un agotador día de escuela.

No estaba contenta con tener un trabajo de medio tiempo ni nada por el estilo, sino todo lo contrario. Sin embargo, tampoco es que tuviera más opciones más allá de quejarse y lidiar con el aburrimiento viendo las horas pasar. Era lo que tenía que sufrir si necesitaba ganar su propio dinero bajo sus propias condiciones, sobre todo si quería conseguir una buena guitarra que fuera completamente suya.

Por supuesto que la opción de sus padres era una cosa existente y le darían más dinero en una semana del que ella podría ganar en un mes, pero tenía el horrible factor de ser acosada hasta la muerte para ver los frutos de su esfuerzo que su pequeña había conseguido. Y sería completamente normal, si sus padres no fueran increíblemente molestos más allá de lo humanamente posible.

En serio, alabar y fotografiar cada pequeño paso era absurdo incluso para una persona con un ego tan grande como Rainbow Dash. Era fastidioso y se encontró necesitada de un poco de paz y privacidad más pronto de lo que pensó. Así que una vez cumplió 16, tomó la iniciativa de encontrar un trabajo y ganarse sus propias cosas, sumado al beneficio de estar lejos de sus padres por varias horas extra. Con eso en mente, el trabajo no era nada que no pudiera manejar y el aburrimiento era mil veces preferible que tener a su madre mirando por encima del hombro todo lo que ella hacía.

Casi estaba agradecida consigo misma por tener un plan tan eficaz, de no ser por el hecho de que tenía que trabajar, considerando que apenas hacía la tarea.

Rainbow Dash dejó escapar un largo suspiro mientras miraba alrededor de la tienda, buscando desesperadamente algo que la entretuviera. Sacó su celular con la intención de romper su récord en Snake, pero el hecho de que lo haya superado esa misma mañana en clase la hizo retractarse inmediatamente y moverse por el menú de manera ociosa.

Mientras se perdía en sus pensamientos, escuchó la puerta de la tienda abrirse y volteó hacia allí, observando a dos chicas entrar. Rápidamente reconoció sus uniformes, y miró con curiosidad al par de Crystal Prep caminar entre las estanterías. No era común que los estudiantes de una escuela privada se desviaran tanto en su camino para comprar algo en una tienda que bien consideraban de baja categoría, sino que preferían ir al centro comercial por el simple hecho de que tenía todo lo que necesitaban y estaba más cerca.

Ambas eran ciertamente únicas por solo su aspecto y forma de ser: eran una chica de cabello largo y rosa, con una expresión tímida y nerviosa en el rostro, que entró tímidamente en la tienda, seguida de cerca por una mujer elegante y de expresiones exageradas, de la que no tuvo ninguna duda de que formaba parte del grupo de las estudiantes más populares. Eran ciertamente bonitas y Rainbow habría admitido que tenían una gracia inusual, pero el que pertenecieran a Crystal Prep rápidamente hizo que torciera la cara en una mueca de disgusto.

Canterlot High y Crystal Prep tenían una historia de rivalidad que se remontaba más allá de lo que Rainbow Dash podía recordar. Como era de esperar las diferencias más obvias como el vestir sus estudiantes o la clara capacidad económica de ellos, hizo que el conflicto se desarrollara a nivel académico y que ambas escuelas se enfrentaran constantemente con la finalidad de demostrar su superioridad. Al principio la rivalidad era pareja y Canterlot demostró que no hacía falta tener un sustento económico desbordante para desarrollar sus habilidades, pero más pronto que tarde Crystal Prep dejó en claro que tanto profesores dedicados a sus alumnos junto a instalaciones sobresalientes hacían que sus alumnos alcanzaran un mejor rendimiento que era difícil de superar.

Rainbow en un principio creyó que ella sola era más que suficiente para cambiar el lado ganador de la balanza, pero año tras año le hicieron darse cuenta de que Crystal Prep era un enorme obstáculo que se tomaba todo en serio a tal punto que, si no destrozaban a sus rivales, entonces se consideraba un fracaso. Y así fue como arrasaron con el equipo de futbol femenil una y otra vez hasta volver sus encuentros partidos en los que Crystal Prep se mofaría Canterlot High, y entonces los abatirían con un marcador bastante irregular donde dejaban en claro que eran las mejores.

"Es el curso natural de las cosas", fue lo que dijeron los alumnos de Crystal Prep.

Fue difícil no estar molesta con esa escuela, pero trató de restarle importancia mientras pudiera mantener su orgullo intacto y no ser pisoteada por nadie. Aunque eso no significaba que no se sintiera incómoda cuando veía a estudiantes de Crystal Prep merodeando por toda la tienda como si estuvieran buscando algo en específico.

Fingió desinterés mientras cuidadosamente las observaba, o al menos trató hasta que un cliente de verdad entró a la tienda y ocupó su atención. Rápidamente lo atendió con una sonrisa apenas real y volvió su atención a ellas, pero habían desaparecido. Sus ojos se encontraron sorprendidos y tuvo que mirar a su alrededor para asegurarse, pues ni siquiera escuchó la puerta abrirse.

—Qué extraño —dijo, rascándose la cabeza.

Salió de detrás del mostrador y caminó por los pasillos, queriendo confirmar si esas chicas de verdad habían entrado a la tienda o simplemente su cansado cerebro le estaba jugando una mala broma.

Al dar la vuelta, tropezó con algo en medio del camino que gritó como un juguete de goma. Recobró el equilibrio y se dio la vuelta para hallar al par agachado a un lado de las estanterías, la chica de cabello rosa tomándose la parte adolorida con la que Rainbow se había golpeado, y la chica de cabello morado asegurándose de que su amiga estuviera bien.

—¿Qué están haciendo ustedes dos? —Rainbow preguntó molesta.

La chica de piel pálida dejó a su amiga y se levantó para encarar a Rainbow con el ceño fruncido.

—¿Tú qué crees que estás haciendo? —preguntó de regreso—. Caminas de manera descuidada y todavía tienes esa actitud tan desagradable. Como mínimo deberías tener la decencia de preguntar si estamos bien… Oh, Fluttershy, ¿cómo te encuentras?

—No fue nada, Rarity —respondió la chica de cabello rosa, tomando la mano de Rarity para levantarse.

—Por supuesto que fue algo —Rarity contestó enojada, dirigiendo una mirada acusatoria a Rainbow—. Esta… empleada te embistió por su descuido. Supongo que fue demasiado esperar algo bueno de los estudiantes de Canterlot High.

Rainbow dio un paso atrás un tanto ofendida y clavó sus ojos en Rarity, quien por alguna razón había comenzado a atacarla y acusarla de haber hecho algo horrible. ¿Y cómo es que sabía a qué escuela iba? ¿Acaso sabían quién era ella? Una mala sensación se instauró en la parte posterior de su cabeza, preguntándose por qué estas chicas estaban aquí.

Sin embargo, Rarity podría tener un poco de razón, por mucho que odiara admitirlo. Había caminado sobre Fluttershy de manera inconsciente por culpa de su curiosidad y, como era de esperar de los frágiles estudiantes de Crystal Prep, la había lastimado accidentalmente cuando se encontraron. Así que, solo por esta vez, tomaría responsabilidad. Y, bueno, ella era la empleada aquí, lo último que necesitaba es que Rarity hiciera un escándalo que la metiera en problemas con su jefe.

Así que se acercó a Fluttershy y la tomó del hombro. La chica de cabello rosado se encogió ante el repentino tacto y Rainbow inmediatamente retiró su mano, levantando ambas en señal de paz.

—Perdón por eso —Rainbow retrocedió—. Solo quiero asegurarme de que estás bien. Ya sé que fue mi culpa, pero también es de ustedes por estar ahí agachadas como si planearan algo.

—Increíble que creas que somos esa clase de personas —Rarity habló molesta. Rainbow estaba comenzando a fastidiarse de todo el dramatismo de esa mujer—. Que quede claro que no necesito nada de este humilde lugar.

—Yo no dije nada de eso… vaya. Tan solo quiero saber qué hacían —aclaró, volviendo su atención a Fluttershy—. Cómo sea, no te lastimaste, ¿cierto?

Por otra parte, Fluttershy se sonrojó y bajó la mirada una vez que la de Rainbow hizo contacto directo con ella. Esta no era la manera en que esperaba encontrarse con ella; sin embargo, ahí estaban las dos, hablando después de mucho tiempo. Aunque era una pena que su timidez y desafortunado desarrollo de los acontecimientos le hayan hecho congelarse frente a ella.

Los engranajes de su cabeza comenzaron a girar furiosamente en un intento de traerla de regreso a la realidad, y lo mejor que obtuvieron fue una tosca y suave respuesta que al menos hizo que Rainbow quitara esa ceja levantada cuando no la vio responder inmediatamente.

—E-estoy bien… —Fluttershy respondió, su corazón golpeando contra su pecho como si tratara de escapar.

—¿Hmm? ¿Sí? Si tú lo dices —Rainbow asintió no muy segura de esa respuesta—. Bueno, lo siento entonces. ¿Por qué no me dejas compensarte por eso?

Rainbow le dio una sonrisa y se alejó del par hacia el congelador cerca del mostrador, tomó una de las paletas y se la ofreció a Fluttershy, quien tardó un poco en reaccionar y la tomó entre sus manos algo confundida.

—¿Crees que es una niña a la que…? —Rarity estaba por volver a discutir con Rainbow, pero esta vez Fluttershy se adelantó.

—Gracias —dijo con una sonrisa.

Ahora fue el turno de Rainbow de congelarse y apartar la mirada sutilmente. Solo fue un segundo lo que tardó en volver a su confiada apariencia, mientras se rascaba la mejilla y sonreía orgullosa de sí misma.

—Por supuesto —Rainbow dijo de manera desinteresada, encogiéndose de hombros—. Así que… ¿Todo bien? No hay problemas entre nosotras, ¿verdad?

—Yo no diría que estamos bien, pero… —Rarity volvió a hablar.

—¡Oh, por dios! —Rainbow se pasó una mano por la cara—. ¿Cuál es tu problema? Ni siquiera estaba hablando contigo. Eres la típica estudiante de Crystal Prep, siempre quejándose por todo.

—Y tú eres una grosera maleducada que… ¡Ay! Ya no quiero hablar contigo —Rarity se cruzó de brazos y giró su cuerpo en otra dirección.

El intercambio entre Rainbow Dash y Rarity había dejado un mal ambiente entre las tres, lo que dejo a Fluttershy en medio de una incómoda situación. No entendió por qué ambas se llevaron mal a pesar de haberse conocido recientemente, pero no podía dejar que su relación quedara así. La idea de que su mejor amiga y la chica que le interesaba románticamente chocaran no le agradaba en lo absoluto.

—Um, chicas, por favor —intervino Fluttershy tímidamente, tratando de poner fin a la discusión—. Creo que deberíamos calmarnos un poco. No es bueno pelearse por algo tan pequeño.

Rarity lanzó una mirada molesta a Rainbow Dash antes de volver su atención a Fluttershy. Sus ojos reflejaban una mezcla de irritación y decepción. La modista cayó en cuenta de que era vergonzoso dejarse llevar por prejuicios, y que lo último que quería era arruinar el futuro amoroso de Fluttershy.

—Tienes razón, Fluttershy. No debería permitir que alguien como ella me saque de quicio —dijo Rarity con un suspiro, tratando de calmarse—. Lo siento, querida. Y también te perdono, eh…

—Me llamo Rainbow Dash y no tengo nada por lo que disculparme contigo —Rainbow sacudió la cabeza—. Pero no importa. Estamos en paz, por ahora. Así que, si me permiten, tengo que volver al trabajo.

Mientras Rainbow volvía a su trabajo, Rarity se acercó a Fluttershy y le hizo una señal para que siguiera a Rainbow Dash.

—Vamos, Fluttershy, ya hiciste la parte más difícil —Rarity dijo con una mirada decidida—. Ahora tienes que continuar la charla. Trata de saber un poco más de ella.

—¿Q-qué? Eso es imposible, siento que ya hice demasiado —Fluttershy respondió temerosa, encogiéndose en su lugar.

Rarity se movió junto con Fluttershy y tomó una botella de agua antes de volver a hablar.

—Sé que te resulta complicado entablar una conversación con gente nueva, pero tienes que entender que para acercarte a quien sea debes de enviar al fondo todas esas inseguridades sociales —Rarity dijo, dándole un golpecito en la cabeza con la botella—. No puedes llegar al corazón de una chica si eres tan reservada y si retrocedes dos pasos cuando das uno hacia adelante.

—P-pero…

—Nada de peros, Fluttershy —Rarity la interrumpió—. O tienes el valor de enfrentar a la persona que te gusta, o te retiras sabiendo que jamás habrá nada entre ustedes.

Fluttershy sabía que Rarity tenía razón, incluso ella misma comprendía toda la lógica detrás de aquellas palabras y era obvia la conclusión a la que eso la llevaría. Sin embargo, a pesar de que en su mente tenía la certeza de que deseaba acercarse a Rainbow Dash, el resto de su cuerpo reaccionó de forma contraria con el miedo de equivocarse o causar una mala impresión.

Y no es que su encuentro haya sido de lo más agradable, pero estaba segura de que era algo afortunado que difícilmente podría volver a suceder. Así que tenía que tomar una decisión, aquella que su corazón tanto anhelaba y por la que primera vez tenía que luchar contra su falta de valor.

Si bien no iba a dejar de ser la tímida Fluttershy que todo el mundo conocía, como mínimo podría satisfacerse a sí misma sabiendo que tomó el camino más difícil.

—Lo… lo intentaré —Fluttershy finalmente dijo, inhalando y exhalando suavemente.

—Grandioso, querida. No esperaba menos —Rarity sonrió complacida—. Y ya que estás tan decidida, es mejor que me retire. Rainbow y yo no iniciamos con el pie correcto, por lo que prefiero evitarla de momento.

—¿Ya te vas? Ahora no estoy tan segura de mi decisión —Fluttershy estaba por entrar en pánico, pero Rarity la tomó de los hombros y la sacudió—. Rarity…

—Nada de malos pensamientos, Fluttershy —Rarity la regañó—. Céntrate y actúa. No dejes que tontos pensamientos sin sentido te digan qué hacer. Solo ve con ella, entablas una conversación sin importar lo corta que sea, y sigues con tu vida. Mañana hablamos de eso.

Fluttershy asintió. Tampoco es que pudiera discutir con Rarity.

—Okey, entonces nos vemos —Rarity se despidió y se acercó a Rainbow—. Voy a llevarme esto.

Rainbow salió de su dormitada ensoñación y miró a Rarity desconcertada.

—Sigues aquí. Creí que ya se habían ido —Rainbow bufó molesta—. Y tanto tiempo por una botella de agua. ¿Es que te pusiste a revisar cada una para ver cuál se adapta mejor a tu refinado paladar?

—Es solo agua, tonta. No hay necesidad de revisar nada, por muy baja que sea la calidad del agua —Rarity contestó de igual manera—. Y no es de tu incumbencia lo que tus clientes hagan. Tu trabajo es atenderme.

—Por supuesto, señora —Rainbow le ofreció una fingida sonrisa—. ¿Va a llevar algo más?

—Es señorita, y no, no voy a necesitar nada más —Rarity respondió, sin dirigirle la mirada—. Que tengas una buena tarde.

—Ajá…

Rarity salió de la tienda y Fluttershy se armó de valor, desalojando ese horrible sobrepensamiento de su mente.

—H-hola —se acercó, tratando de traer una sonrisa a su rostro.

A diferencia de Rarity, Rainbow cambió a una expresión más considerada con Fluttershy, pues con ella no tenía ningún problema. Eso y que no quería asustar a la tímida mujer.

—Hey, ¿qué pasa? —Rainbow dijo.

—Me preguntaba si de verdad está bien que me lleve esto sin pagar —Fluttershy habló, mostrando la paleta congelada—. No, lo mejor será que lo pague.

—¿Ah? No hagas eso —Rainbow dijo, deteniéndola antes de que saque el dinero—. No me importa, lo juro. Es una cosa de nada. Ya sabes que es una manera de disculparme por chocar contra ti. Además, ni siquiera sé si es tu sabor favorito.

—Um, entiendo. Entonces, gracias, no tenías que molestarte tanto —Fluttershy le dio una sonrisa sincera—. También fue mi culpa por estar en medio del pasillo.

—Eres completamente diferente a esa chica que te acompañaba hace un momento —Rainbow dijo ligeramente estupefacta—. Creí que todos en Crystal Prep eran unos prepotentes que hacían su voluntad donde sea.

—Rarity no es así normalmente. Ella suele ser más amigable y amable de lo que aparenta —respondió inmediatamente, defendiendo a su amiga—. Solo que estaba un poco molesta.

—Okey, okey. Si lo dices, debe ser cierto —Rainbow se encogió de hombros—. Pero eso no quita el hecho de que eres más agradable de hablar. Quiero decir, no me estás gritando ni hablando como lo haría alguien de Crystal Prep. Ugh, conozco a los suficientes para asegurar que su manera habitual de comunicación es menospreciar al resto.

—No todos son tan malos…

—Tan malos —Rainbow sonrió divertida.

—Hay compañeros que son realmente agradables —Fluttershy expresó tímidamente—. Desafortunadamente, son pocos en comparación con los que te has encontrado.

—Ya lo creo, casi parece que, si no cumplen con esas características, no pueden entrar —se burló Rainbow Dash—. Pero es bastante increíble que exista al menos una persona que no sea un completo fastidio. ¿De dónde saliste? ¿Eres nueva o algo así?

Fluttershy se sonrojó ligeramente, el que Rainbow haya estado dispuesta a charlar con ella creo un sentimiento cálido en su pecho que fue difícil de ignorar. Y el hecho de que esté siendo amigable fue un buen augurio del que no pudo evitar aferrarse.

—Toda mi vida he ido a Crystal Prep, pero mi presencia no es algo que todos noten —Fluttershy respondió, jugando con su cabello.

—Entiendo. Entonces nunca tuvimos la suerte de encontrarnos en el evento de competición anual entre las dos escuelas —Rainbow mencionó, tratando de recordar algo inusual. Rápidamente recordó que ni siquiera se había presentado adecuadamente—. ¡Ah! ¡Mi error! Soy Rainbow Dash, estudiante de Canterlot High. Je. Empecé a hablarte como si nos conociéramos.

—N-no te preocupes —Fluttershy contestó—. Escuché tu nombre en tu discusión con Rarity… Um… Soy Fluttershy.

—Así que acabo de conocer a alguien que se llama Flutter[shy] y asiste a Crystal Prep —Rainbow miró al techo de forma amena—. Más raro que ver pasar una estrella fugaz. ¿Debo pedir un deseo?

¿Eso fue un cumplido? Si era así, Fluttershy estaba por desmayarse de la emoción. El calor subió hasta su rostro y lo cubrió de carmesí hasta la punta de las orejas. De pronto su vista se nubló por todo el torrente de emociones desbordantes que azotaron su cuerpo como una rama en medio de una tormenta.

—¿...shy? ¿Fluttershy? —Rainbow llamó su atención agitando una mano frente a su rostro—. ¿Sigues ahí? ¿Qué te pasó?

—¿Eh? ¿Dónde…? —Fluttershy volvió a sí misma y observó a Rainbow levantar una ceja—. ¡P-perdón! No quería…

—No pasa nada, chica —Rainbow negó con la cabeza—. En fin, tengo que volver al trabajo. Si alguien descubre que estoy hablando con un cliente por demasiado tiempo, podría meterme en problemas. No es que quiera echarte de aquí ni nada por el estilo, en serio, eres genial y todo, pero no puedo tomar demasiado tiempo libre.

—Oh, s-siento tomar tanto de tu tiempo —Fluttershy dijo, agachando ligeramente la cabeza—. También tengo cosas que hacer, así que debo retirarme. Gracias por todo.

—Nah, deja de mencionar una pequeñez como esa —Rainbow agitó una mano para restarle importancia—. Pero si quieres compensarlo, pásate por aquí otra vez.

—¿Qué?

—¡Si quieres! ¡Solo si quieres! ¡No trato de decir nada más! —Rainbow se rio nerviosa, rascándose la nuca—. B-bueno es que fue agradable hablar contigo, ya sabes, para ser de Crystal Prep… Ugh.

—Entonces trataré de estar aquí mañana, si te parece bien —Fluttershy respondió, ocultándose detrás de su cabello.

—¿En serio? Ah, por supuesto, mañana voy a estar aquí como siempre —Rainbow asintió.

—Adiós, Rainbow —se despidió Fluttershy, saliendo por la puerta.

—Nos vemos —Rainbow sonrió, y su rostro se iluminó de rojo una vez Fluttershy quedó fuera de su vista—. Dios, qué vergonzoso. ¿Qué diablos me pasó ahí?

Fluttershy salió del lugar con el corazón golpeando su pecho con más fuerza de la jamás experimento, y al mismo tiempo se sentía tan bien que apenas le importaba si de pronto sufría un paro cardiaco y pasaba a la vida eterna. Había cumplido su meta de hablar con Rainbow Dash, e incluso consiguió más y logró formar un pequeño lazo amistoso con ella, lo que definitivamente superó sus expectativas iniciales.

No podía ser más feliz, y esta noche iría a dormir con una enrome sonrisa en el rostro.

—¡Te lo juro! ¡No puedo creer que vendan agua así! ¿Qué pasa si me hace daño o...? —Fluttershy escuchó la voz de Rarity a la distancia.

Tan solo tuvo que girar la cabeza para ver a su mejor amiga hablar con un par de chicos con cara aburrida sobre las desgracias de comprar productos de baja calidad. Sin embargo, Fluttershy estaba demasiado atontada para prestar atención. No fue hasta que Rarity se percató de su presencia que dejó de importunar a los desconocidos y se acercó a ella con un rostro lleno de curiosidad.

—Fluttershy querida, ¿cómo te fue con Rainbow Dash? —preguntó—. A juzgar por tu cara, asumo que todo fue mejor que bien, ¿cierto?

—¿Rarity? ¿Por qué sigues aquí? —Fluttershy preguntó genuinamente interesada.

—Sinceramente no pude evitar espiarlas —las mejillas de Rarity es tiñeron de un suave rosa avergonzado—. Entonces vi que había personas que querían entrar a la tienda y tuve que evitarlo. No podía permitir que nadie interrumpiera un momento tan importante. Nadie necesita personajes irrelevantes en una historia de amor. Es muy poco estético, querida.

—¿Okey?

—En fin, sabiendo que todo fue tan perfecto como pudo ir, me voy —Rarity soltó un suspiro agotado, y bajó los hombros cansada—. Opal y mis diseños me esperan en casa. Si no los atiendo hoy, me voy a arrepentir mañana. Sobre todo, con Opal, esa gata resulta ser una diva cuando se lo propone. Pero en la escuela tienes que contarme todo a detalle. Absolutamente todo.

—Claro, Rarity, también me gustaría recibir consejos tuyos —Fluttershy dijo tímidamente—. Es la primera vez que hago algo como esto...

—No digas más, Fluttershy —Rarity levantó una mano—. Obviamente pienso prestarte toda mi ayuda y hacer de tu primer amor el mejor de todos. Y no me importa si tengo que lidiar con Rainbow Dash toda mi vida, porque lo hago por mi mejor amiga.

—En verdad lo aprecio, en serio —Fluttershy le regaló una sonrisa.

—Ahora sí, me voy —Rarity dijo finalmente—. Hay mucho que hacer a partir de hoy. ¡Oh! ¡Toda esta inspiración necesita un buen uso!

Fluttershy vio a Rarity alejarse y no pudo evitar soltar una risita. Toda esa alegría la puso de muy buen humor y aunque no estaba segura del futuro de su relación con Rainbow Dash, por hoy estaba más que satisfecha consigo misma.

Una buena forma de terminar el día.

—¡Ay, no! Conejito Angel... —Fluttershy aceleró el paso a casa y desapareció al dar la vuelta en una esquina.