Ladies and Gentlemen!

¡Ahora si pueden disfrutar del capítulo 1! Realmente me disculpo por haber tardado en subir el capítulo, pero como esta vez quiero que puedan disfrutar de una buena lectura, decidí desde un principio que los capítulos serian aun más largos que de costumbre. Así podre enfocarme en el tema y poder cerrar cualquier tema que deje abierto en su momento. Es un plan muy ambicioso, pero realmente quiero cerrar muy bien esta historia. He disfrutado de escribir en todos estos años así que quiero que termine muy bien, con un final que se merece. ¡Bien! No voy hablar de más, es mejor que lo disfruten de principio a fin porque las cosas se pondrán interesantes desde este primer capítulo, habrá algunos sentimientos de por medio, así que traigan sus pañuelos para llorar bien.

It's time to read!

It's showtime!


Aclaración: Yu-Gi-Oh! VRAINS no me pertenece. Es propiedad de Kazuki Takahashi. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias que se podrán leer a continuación.

Aclaración: Con estas historias no estoy cobrando por ninguna ganancia o regalía. Solo escribo para el entretenimiento de todo público pidiendo permisos al autor. Cualquier aclaración, pueden escribir en los comentarios su opinión al respecto.


Abrir los ojos con pesar era una costumbre ya en él desde hace algún tiempo. Sentir un fuerte dolor de cabeza por la luz que se colaba de sus cortinas que prefería girarse para darle la espalda, fue hasta ese momento que se percató que no se había cambiado de ropa, simplemente había caído derrotado en su cama después de un pesado día de trabajo. Quería dormir un poco más antes de que alguien entrara a su cuarto y lo despertara. Pero en el momento que se movió, se dio cuenta que algo más se encontraba a su lado, aquella persona ya se encontraba ahí. No tenía que ser un genio para saber que escondida entre aquellas sabanas, se encontraría con un pequeño cuerpo que dormía plácidamente junto a él. Ahora podía comprender porque su brazo se encontraba un poco agarrotado.

Soltó una pequeña risita mientras, con suavidad, alzaba las sábanas para encontrarse con unos cabellos oscuros revueltos y un flequillo blanco pegado a esa pequeña carita. Sus ojos se encontraban cerrados, su respiración era tranquila y su boca se encontraba un poco abierta, podía jurar en ese momento que un hilo de saliva se podía apreciar de la misma.

Kogami Ryoken sonrió en el momento que se encontró con aquella tierna imagen de su pequeña hija, Kogami Aiko. Con su mano libre, acaricio aquellas mejillas e hizo a un lado el flequillo blanco de su frente para apreciar aún más su hermosa carita y ese lunar debajo de su ojo que a muchas personas les gustaba. Pues muchos decían que parecía una pequeña muñequita de porcelana por lo linda y tierna que era, claro que estaba orgulloso de lo linda que era Aiko, pero también le molestaba que su niña estuviera a la vista de todos que siempre prefería tomar a la menor entre brazos e irse lo más rápido de ahí.

La menor se removió entre las sábanas mientras buscaba y abrazaba con fuerza aquella fuente de calor a su lado. Al momento de pegar su mejilla a su brazo, la pequeña niña sonrió inconscientemente para seguir durmiendo. Fue más que suficiente para sacarlo de sus pensamientos y enfocarse solo en ella.

Una vez más, Ryoken sonrió con ternura, tomo aquel pequeño cuerpo entre sus brazos y la abrazo con un poco más de fuerza. La pegó a su pecho y cerro sus ojos con fuerza, tomo una gran bocanada de aire para soltarla poco a poco, en la espera de volver a dormir antes de que sus pensamientos empiecen a atormentarlo.

Cuatro años habían pasado ya, pero si era sincero, sentía que había pasado más tiempo.

Cuatro años desde aquella horrible pesadilla donde seguía esperando que, al despertar, solo se hubiera tratado de un mal sueño. Deseaba tanto volver a verla a su lado, abrazar ese delgado cuerpo entre sus brazos, enterrar su nariz en aquellos cabellos azul oscuro y aspirar lentamente aquella fragancia de la misma. Deseaba tanto besar sus labios y perderse en sus ojos esmeraldas que siempre lo miraban con amor al igual que aquella bella sonrisa que únicamente le dedicaba a él. Deseaba tanto perderse entre su cuerpo y sus suaves caricias. Deseaba tanto perderse entre ese suave palpitar que le encantaba escuchar cuando acercaba su oído a su pecho.

Deseaba tanto que ella estuviera a su lado que cuando se daba cuenta de sus estúpidos deseos, caía en la cruda realidad. Era una maldita desgracia la que vivía en ese momento y que, al abrir los ojos, lo primero que nota, es su ausencia a su lado.

Se sentía tan desgraciado por no haber hecho más que era aquello lo que lo carcomía día y noche sin parar. No había día en el que no se maldecía por no haber sido más fuerte, por no haber leído cada una de las señales que ella dio antes de que sucediera aquella tragedia donde la perdió para siempre.

Eran aquellas pesadillas las que se repetían cada noche. Donde ella, al final le dedicaba la sonrisa más grande antes de dar media vuelta y marcharse. No importando que intentara estirar su mano para detenerla, no importando que su garganta se desgarre en ese momento, ella no volteaba, solo desaparecía entre datos que volaban en el aire.

Cuando despierta a la mitad de la noche, el sudor lo baña por completo, el corazón se encuentra acelerado y las lágrimas son capaces de mojar sus mejillas sin poder detenerlas. Cuando eso sucede, se sienta en la cama, se encoje en su lugar y sollozos es lo único que se puede escuchar de su cuarto.

Aquello era tan desgastante, pero en esos cuatro años que han pasado, él ya se ha acostumbrado.

El trabajo se volvió una obsesión para él, eso ayudaba a distraerse y enfocarse en lo que realmente necesitaba.

Restaurar la red para empezar la búsqueda de los datos dispersos de ella.

Fue una explosión en la red lo que se la quito, podía ser la misma red quien se la devolviera. Ese era su simple pensamiento el que cruzo por su cabeza cuando empezó a buscar una forma de traerla de regreso. Porque iba a ser difícil quedarse con los brazos cruzados, era momento de hacer a un lado sus lamentos y pensar en una idea para poder traerla a su lado de nuevo.

Por eso cuando tenían a Zaizen Akira contra las cuerdas, él decidió aparecer para brindarle una mano y una posible salida a los problemas que todas esas personas aquejaban. Porque aquello que sucedió, también era en parte su culpa. Debía asumir responsabilidades y ayudar al que ha sido un buen amigo que siempre les ha brindado su apoyo, era lo primero que tenía que hacer. Claro, no iba a permitir que SOL tuviera otro jefe, le convenia que Akira se quedara ahí. Fue de esa manera en que todos aquellos que exigían respuestas, pudieron confiar en aquel joven. Aunque sería imposible quitarse las miradas a sus espaldas, pero al menos podía estar seguro de que esta vez, todo iba a salir bien. Esta vez, sería capaz de devolverle sus datos a esa persona que se encuentra durmiendo desde hace tiempo.

Porque al igual que una vez hizo con su propio padre. Mantendría con vida a Fujiki Yusaku con aquel casco que sería el encargado de monitorear las señales que su cerebro sea capaz de mandar en cuanto restauren la red en su totalidad. Mientras tanto, aquel cuerpo delgado y débil, permanecía acostado en una cama de hospital. En uno de los cuartos apartados de aquel edificio donde pocas personas tienen acceso y donde se encuentra monitoreado día y noche sin parar.

Ahí esperaría a su lado hasta el día que ella despierte.

Tal vez sean días, semanas, meses o años. No le importa el tiempo que pase, permanecería a su lado para toda su vida si es necesario.

Después de que ella desapareció, así ha sido su vida desde entonces.

Un suave toque sintió en sus mejillas. Despacio, abrió sus ojos para empezar a enfocar el lugar donde se encontraba y la pequeña persona que había tocado su mejilla. Sonrió en el momento que se encontró con la mirada triste de su pequeña niña, de aquellos pequeños ojitos turquesa, empezaban a bajar lágrimas, empezaba a hipar y estaba más que seguro que iba a empezar a llorar con todas sus fuerzas. Con una suave caricia a su pequeña cabecita, la menor se lanzó a sus brazos.

Sentir esas pequeñas manitas tomar con fuerza la bata blanca y como restregaba su carita en su pecho. Ryoken carcajeo mientras rodaba en la cama con ella. Provoco que la menor olvidara las lágrimas y empezara a soltar grandes carcajadas mientras le pedía que la soltara. Una vez que se detuvo, bajo la vista para encontrarse con su pequeña niña que lo miraba con preocupación, una vez más, la menor subió su pequeña manita a la mejilla de su papá para darle suaves caricias. El mayor la miro embobado, agradeciendo aquella ternura de su hija.

-¿Papá estaba llorando?

-Tuve una fea pesadilla -Respondió Ryoken con dulzura.- Pero tuve suerte porque tenía a mi pequeña aquí a mi lado -Bajo un poco su rostro y beso la frente de Aiko. Con su mano, quito las lágrimas que aún se juntaban en los pequeños ojitos de su hija.- Me salvaste mi pequeña Aiko

-¿Aiko es un héroe? -Pregunto la menor ilusionada, aunque Ryoken dudo en responder, al final asintió.- ¿Aiko salvo a papá?

-Si, me has salvado

Una pequeña risita soltaba la menor. Se puso de pie en la cama y empezó a brincar en la misma. Ryoken que la miraba con intención para atraparla antes de que diera un mal paso y cayera al piso, se dio cuenta que las palabras que le dijo, en realidad tenía un doble significado.

Era por Aiko que podía soportar todo.

Era por su pequeña niña que aún no se daba por vencido.

Porque Fujiki Yusaku desapareció en ese entonces, pero dejo atrás a una pequeña niña que todas las mañanas lo despierta con un beso en la frente, una pequeña niña que no duda en tomar su mano y brincar de un lado a otro mientras suelta grandes carcajadas. Una pequeña niña que siempre le recuerda que debe comer, darse un merecido baño después del trabajo y dormir temprano para despertar bien al siguiente día. Una pequeña niña que lo mira como su más grande héroe y que aquella gran sonrisa que es capaz de mostrarle, es capaz de calmar todas las voces de su cabeza.

Ella es su pequeña Kogami Aiko, aunque sus rasgos eran un poco más similares a los suyos, aquella mirada, aquella sonrisa y esa paciencia, sin duda la heredo de su madre. De una madre que la pequeña no es capaz de recordar por culpa suya y que, aunque cada mañana vayan a visitarla al hospital, Aiko no muestra interés alguno en quien dice ser su madre. Cada que la veía bajar sus pequeñas manitas a su cintura y mirarlo con severidad, sentía que estaba viendo a Yusaku en ella que era algo común que le doliera el pecho por ello.

Hizo tantas cosas de las que ahora mismo se arrepiente. La traiciono en el momento donde ella más lo necesitaba, la abandono a su suerte esperando que fuera olvidado y odiado, a pesar de todo, ella fue capaz de perdonarlo y siempre hablo de él a su pequeña hija.

¿Por qué no pudo hacer lo mismo por Aiko cuando su madre se fue de la casa para intentar salvar el mundo?

Por despecho, hizo que su pequeña olvidara aquel amor que su madre siempre le mostraba en cada tierna caricia, en cada beso en la frente y en cada abrazo. Provoco que Aiko creciera como él, que creciera con una madre que nunca se interesó por él cuando era un niño. Pero aquí se equivocó él, porque Yusaku si regreso, si volteo atrás y se encargó de apuñalarla por la espalda como el cobarde que es.

Y, aun así, una vez más, fue perdonado por ella. Nunca lo culpo de ello.

Realmente era una mala persona. No tenía por qué ser el héroe de su hija cuando no fue capaz de proteger a la persona que tanto amaba. No podía ser el héroe que Playmaker le pidió que fuera cuando ahora ni siquiera tenía interés en tomar su deck y enfrentarse a un duelo con alguien.

Toda la emoción y la diversión se fueron cuando ella desapareció frente a sus ojos.

Pero no era capaz de decirle esas cosas a su pequeña hija, aún era una niña y no sería capaz de entender porque los adultos hacen estupideces. Solo esperaba que cuando creciera, pudiera comprender por qué se hicieron tantas cosas tontas y pudiera amar como perdonar a su madre por haberla dejado atrás. Sin duda, sería una larga platica la que tendría con Aiko cuando sea más grande.

-¿Papá? -La menor bajo su pequeña manita a la frente de su padre y después subió su propia manita a su frente.- ¿Estas enfermo? ¿Te sientes mal?

Salió de sus pensamientos cuando su pequeña lo miro. Lo que menos quería en ese momento, era preocupar a su pequeña niña por cosas que no podría explicarle ahora. Ryoken volvió a sonreír ante ese tierno toque, se estiro en su cama y se levantó de un salto. La menor aplaudió y con mucho cuidado, se bajó de la cama de su padre para seguirlo al baño donde cepillarían sus dientes y así empezarían un nuevo día.

Al otro lado de la puerta, Pandor se encontraba ahí. Con una pequeña sonrisa en su rostro al escuchar los gritos de la pequeña niña de ojos turquesa y el leve regaño de Revolver en ella. La SOLtis carcajeo un poco al momento que puso un poco del sartén en uno de los platos frente a ella, tomarlo y dejarlo en la mesa donde ya se encontraba el desayuno preparado.

Aunque todo exploto hace cuatro años, los SOLtis fue algo de lo que se pudo recuperar fácilmente. Gracias a estos, es que se podían enfocar en otras tareas mientras ellos se ocupaban de algo más importante. Su única opción en ese momento, era confiar en ellos, algo de lo que Revolver no se hubiera creado hace tiempo. Pandor no fue la excepción. Con la explosión, se perdió a la misma por algunos meses, pero en el momento que logro traerla de vuelta, por primera vez se alegró que ella estuviera a su lado, fue cuando pensó que podría hacer lo mismo por Yusa.

Dejarle a ella la tarea de cuidar a Aiko por algunas horas mientras su amo se encarga de hacer más investigaciones y ayudar a Zaizen con la restauración de la red. Menos mal que Fausto y Gerome le ayudaban incluso con su pequeña niña en los días que se encontraban sin tanta carga a causa del trabajo. Claro, sin olvidar a Spectre que, por algún motivo, la pequeña Aiko le agarro cierto cariño y este le correspondía al momento de cargarla entre sus brazos y una sonrisa en su rostro. Aunque podía decir que a la que quería más, era a su "Abuela Taki", ella, siendo una de las primeras involucradas en monitorear a la madre de la pequeña en aquel cuarto de hospital donde todas las maquinas están conectadas a ese delgado cuerpo que duerme profundamente ahí, la mujer siempre tenía tiempo para la pequeña niña que pasaba el mayor parte del tiempo a su lado.

Pandor movió su cabeza de un lado a otro mientras soltaba un pequeño suspiro. El tiempo había pasado tan rápido y era imposible olvidar la tarea que tanto Ai como Fujiki Yusaku le encomendaron.

El de cuidar a todos sus seres queridos.

Aquella pequeña que tenía ya cinco años, crecía muy rápido y realmente deseaba que creciera bien.

-¡Pandor! -Grito la pequeña niña mientras corría a la mesa de la cocina y alzaba sus pequeñas manitas para que le ayudara a sentarse en la sillita alta.- ¿En qué pensabas?

La SOLtis tomo a la pequeña entre brazos para ayudarla a que se sentara bien. En silencio, empezó a poner algunos platos de comida en su pequeña mesita y le sonrió con tranquilidad cuando Aiko empezó a comer.

-Pensaba en que mi pequeña niña está creciendo muy rápido -La menor soltó una risita ante la caricia de Pandor a su cabecita.- Cuando salga de la guardería ¿Le gustaría pasar con Shoichi y Jin?

-¡Si! -Respondió la niña feliz mientras metía una cucharada de cereal de colores a su pequeña boquita.- ¡Aiko quiere ver a sus tíos!

La menor siguió hablando sobre algunas cosas mientras la SOLtis se encargaba de recoger un poco la cocina y le prestaba atención a lo que la menor preguntaba.

Ryoken se recargo en la pared de la cocina y miro aquel escenario con cierta fascinación. Escuchar a su pequeña hija soltar pequeñas risitas en la mañana mientras hace un poco de batidillo en el proceso. Ver la tierna manera en que Pandor se encarga de limpiar su pequeña carita mientras Aiko presta atención a lo que dice ella. Ese era el escenario perfecto si Yusaku aún se encontrara a su lado.

Movió su cabeza de un lado a otro.

No. Ella aún se encuentra ahí, solo tiene que buscar la manera para llegar a donde ella se encontraba y todo volvería a la normalidad.

En silencio, camino para sentarse al lado de su pequeña niña y empezar a desayunar mientras miraba la tableta que le había acercado Pandor. De vez en cuando bajaba la tableta a la mesa y tomaba una de las servilletas para limpiar las manos de Aiko. En lugar de regañarla, solo suspiraba y soltaba una pequeña risita al sentir como ella lo ensuciaba también.

Solo tenía que esperar un poco más y podría restaurar la red para ir a donde sea que ella se encontrara. Solo tenía que seguir esperando.

Una vez que terminaron de desayunar, limpiaron sus dientes y terminaron de alistarse para salir de aquella casa. Ryoken tomo su mochila y la de Aiko, la menor terminaba de atarse sus tenis.

-Ya nos vamos Yusaku -Susurro Ryoken a la foto de aquella hermosa mujer de cabellos oscuros, ojos esmeraldas y gran sonrisa que se encontraba en la entrada de la casa.- Despídete de mamá, Aiko

-Adiós mamá

Dijo la pequeña niña a secas mientras salía con mucha prisa de la casa para subirse al carro de su padre. Ryoken soltó un pesado suspiro, aquí era cuando se mostraban las consecuencias de sus actos.

Sin querer decir más, solo salió de la casa.

.o.

Cargando a su pequeña niña, fue como entraron al hospital donde la mayoría de médicos y enfermeras de aquel lugar, ya los conocía a la perfección. Hace cuatro años que aquella bella chica había ingresado al hospital después de lo sucedió en el caso Lost y desde entonces que ella no ha despertado, el padre y la hija cada mañana van a visitarla. Se les hacía algo común verlos pasear por los pasillos y más a la pequeña de ojos turquesa que siempre corría para esconderse de su padre y su abuela. De vez en cuando le ayudaban con una pequeña travesura y ella educadamente agradecía mientras corría para esconderse en otro lugar.

A esa bella mujer que dormía en aquel cuarto, muy pocas personas podían visitarla, pero era tranquilizador verla rodeada de amigos y familiares que no perdían la esperanza por verla despierta.

Para la pequeña de flequillo blanco, no le importaba que aquellos señores vestidos de blanco trataran de sonreírle con amabilidad, Aiko era demasiado penosa y un poco seria con personas desconocidas y prefería esconderse entre el cuello y el hombro de su padre. Aunque de alguna manera aquello le ayudaba demasiado para salir de la vista de todos mientras esperaba a que el elevador llegaba para subir al piso indicado y poder caminar a donde Taki los esperaba cada mañana

Ryoken no pudo evitar mirar de reojo a su hija. La menor siempre se mantenía en silencio y trataba de evitar su mirada. Normalmente bajaba su vista y siempre jugaba con sus pequeñas manitas, hacia oídos sordos a lo que él trataba de decirle y mejor se alejaba de donde él se encontraba.

Sabía lo pesado que era para una niña comprender que, la madre que ella no recuerda y que él trata de asegurar que amaba tanto a su pequeña niña, se encuentra dormida en aquel lugar y es casi obligatorio que antes de ir a la guardería, ambos tienen que ir a saludarla.

-¿Mamá no abandono a Aiko? -Fue lo primero que le dijo la pequeña a Ryoken la primera vez que fueron a visitarla.

-¿Por qué lo dices? -Pregunto Ryoken incrédulo.

-Porque Aiko sabe que mamá nunca estuvo con nosotros -Hablo la pequeña con palabras que a Ryoken le dolió tanto escuchar.- Ella dejo a papá y Aiko solos

-No es cierto -El mayor se arrodillo para tomar las pequeñas manitas de su hija.- Mamá siempre ha estado a nuestro lado

-¿Y dónde estaba? -Pregunto Aiko con cierta tristeza.

Era difícil explicarle a una pequeña niña la verdadera razón de su ausencia. Tenía miedo que su propia hija empezara a odiarla cada vez más en lugar de quererla, así que esa vez abrazo a su pequeña con mucha fuerza mientras le repetía una y otra vez que no tenía que pensar en eso. Porque su madre siempre la amo y estaba más que seguro que aún lo hacía a donde sea que ella se encuentre.

Salió de sus pensamientos en el momento que el elevador le anunciaba que habían llegado al piso marcado. En el momento que las puertas se abrieron, al final del pasillo se podía apreciar a Taki con su termo de café.

-¡Abuela Taki!

Fue lo que Aiko grito en ese momento que la vio y que provoco que la mayor volteara a su dirección.

Sin esperar más, la pequeña le pidió a su padre que la bajara. Ignorando al mismo que le decía que no corriera por los pasillos, Aiko corrió para encontrarse con su abuela que la esperaba con una sonrisa mientras se agachaba para atraparla entre sus brazos y levantarla mientras daban algunas vueltas en el proceso. Ryoken volvió a sonreír, le encantaba escuchar a su pequeña carcajear, no podía evitar pensar que tenía una muy bonita risa.

-¿Dormiste bien mi pequeña niña? -Pregunto Taki con dulzura.

-Aiko durmió bien -Aseguro la menor, pero al poco rato, subió su pequeño dedo a su boquita y miro a su papá que venía caminando hacia ellas.- Pero papá estaba llorando -Dijo con cierta tristeza y preocupación. Taki abrió los ojos con sorpresa, alzo la vista para encontrarse con el de cabellos blancos y este solo negó.- Dijo que tuvo una pesadilla y Aiko lloro con él

-Eres una buena niña Ai-chan -Taki beso la frente de la menor.- De seguro al momento que tu papá te vio, él sonrió, ¿No es así?

-Papá dijo que Aiko es su héroe -La sonrisa de la menor al momento de decir esas palabras, era tan grande que incluso sus mejillas se pintaron de un bonito rojo.

-Estoy segura que así lo es

Una vez que Ryoken llego a su lado, empezaron a caminar en silencio hacia la última puerta. Aiko abrazo con un poco más de fuerza a su querida abuela mientras escondía su pequeño rostro en el cuello de ella. Ambos adultos que la observaron, soltaron un pequeño suspiro.

Como todos los días, Ryoken no puede evitar quedarse congelado frente a esa puerta. Toma una gran bocanada de aire para armarse de valor y con su muñequera, es que activa la puerta para que se abra y los tres puedan entrar en el momento.

En aquella habitación, el único sonido que se puede percibir, es el de aquellas maquinas que intentan mantener con vida a ese cuerpo delgado que descansa en aquella cama. Cuando Ryoken empieza a caminar por aquella habitación, se dirige hacia la ventana para abrir las cortinas y dejar que un poco de luz entre. Después de cuatro años, aun se le hace difícil ver aquel escenario, es por eso que debe mentalizarse y aceptar lo que vera en aquella habitación.

-Buenos días Yusa -Hablaba el de cabellos blancos con suavidad al acercarse a esa cama y tomar la mano de aquella persona con dulzura. Bajo un poco su rostro y beso el dorso de la misma. Al alzar la vista, se encontró con aquel delgado cuerpo, no se veía tan demacrado como el de su padre, pero no podía evitar rompérsele el corazón al verla. Era una fortuna al mismo tiempo que era una desgracia no poder ver el rostro de la misma por el casco que cubría el mismo. Lo que si se podía percibir, era el largo cabello azul oscuro que le llegaba ya hasta la cintura de la misma.- Ya hemos llegado para saludarte como cada mañana -Miro a su pequeña que jugaba con sus manitas en los brazos de su abuela. Ryoken suspiro, no tenía por qué obligar a su hija hacer algo que a la menor no le gustaba. Taki asintió ante aquellas silenciosas palabras y salió de la habitación para darle un poco de privacidad.- Aiko también está aquí, pero me temo que es mi culpa que ella no quiere estar aquí contigo, sé que hay que darle tiempo, lo sé muy bien, sé muy bien que estas son las consecuencias de mis actos -Carcajeo con suavidad, fue hasta ese momento en el que se dio cuenta que las lágrimas empezaban a bajar por sus mejillas.- Ya estamos muy cerca de poder restaurar la red al cien por ciento, después de estos cuatro años, realmente supiste como salirte con la tuya a lo grande, Playmaker -Tomo un respiro, con su antebrazo quito las lágrimas y volvió a sonreír.- Tengo miedo de que todo lo que intente hacer estos cuatro años sea erróneo, pero es lo único que me ha dado esperanza de seguir y si me equivoco -Se quedo unos minutos en silencio. Había pensado en eso muchas veces, era muy temprano para darse por vencido pero las opciones caían una por una.- Si me equivoco, entonces ya no lo volveré a intentar -Pego su frente al dorso de la mano de aquella persona.- Por eso tiene que funcionar esto, no quiero darme por vencido pero se me acaban las ideas, tienes que decirme que puedo continuar, que puedo hacer un último esfuerzo, es todo lo que necesito escuchar de ti, así que por favor -Empezaba a sollozar.- Despierta Fujiki Yusaku, todos te necesitamos, Aiko te necesita, yo te necesito para seguir viviendo

Ryoken sabía muy bien que, al decir aquellas palabras, había una mínima posibilidad que ella las escuchara, aun así, no quería darse por vencido. Aún tenía esperanzas, era demasiado pronto como para caer de rodillas.

Al alzar la vista, se encontró con Taki en la habitación, le sonreía de manera maternal que Ryoken solo atino por devolverle la sonrisa. Aiko se encontraba sentada en uno de los sillones de la misma mientras coloreaba en alguno de los libros que había sacado de su mochila. En el momento que la menor sintió la mirada de los adultos sobre ella, Aiko les sonrió.

-Tenemos que hablar sobre algunas cosas -Le sonrió Taki para tranquilizarlo. Ryoken asintió, se levantó y quito las lágrimas de su rostro. Una vez que el de cabellos blancos salió, Aiko se quedó viendo a su abuela.- ¿Puedes esperarnos unos minutos aquí?

-Si abuela -Respondió la pequeña Aiko con tranquilidad.

-Por si necesitas algo, no dudes en tocar la puerta -Sonrió Taki mientras se agachaba un poco y besaba la frente de la menor.- Se muy bien que te portaras bien

La menor se despidió de su abuela y su padre con una sonrisa hasta que cerraron la puerta detrás de ellos y ella se quedó sola.

Fue hasta ese momento que la menor miro a todos lados y se levantó de su asiento para poder caminar de un lado a otro, prestaba atención a lo que esas pantallas decían. No entendía muy bien que eran esos números, letras y líneas que subían y bajaban, pero de alguna manera, dentro de ella, podía sentir que había algo más que siempre le causaba curiosidad. Había veces en las que no podía evitar tocar aquellos aparatos con curiosidad y soltar suaves risitas ante las cosquillas en la yema de sus pequeños dedos.

Se fijo en la persona que dormía en aquella cama. Muchas veces, su papá había intentado que se acercara, pero ella no podía evitar tenerle miedo a pesar de que le decía que se trataba de su mamá. Sentía que era una mentira, aquella persona no era su madre. Aquel casco que cubría su rostro, era algo horrible, no tenía un rostro y tenía demasiado miedo de ella, pero después de quedarse un rato a solas, comprendió que era necesario para que esa persona pudiera seguir durmiendo y así esa persona no le haría daño.

Aun así, no aceptaba que ella fuera su madre.

Lo había visto con los demás niños, ver como aquellas mamás reciben a sus hijos con una sonrisa en su rostro, ver como los abrazan con cariño y toman sus manos para caminar juntos por algún helado.

A pesar de su corta edad, había muchas cosas que comprendía a la perfección.

Y podía asegurar que ella no era su madre. Era imposible que lo fuera porque no tenía recuerdos de ella. Nunca hizo algo así por ella. Siempre era la que se quedaba al final, esperando a que Pandor, su abuela Taki o la abuela Haruka fueran por ella a la guardería. Siempre estuvieron ellas, pero nunca su mamá.

¿Acaso no la quería?

¿Por qué le hacía tanto daño a ella y a su papá?

-Si es cierto que eres la mamá de Aiko -Susurro la menor en aquella habitación.- Si eso es verdad, ¿Aiko puede pedir algo? -No recibió respuesta, así que ella tomo un pequeño respiro y tomo la mano de aquella persona. No entendía el porqué, pero cada que la tomaba de la mano, podía sentir que algo le llamaba. Como algo que recorría de la mano de esa persona para llegar a la suya, era un sentimiento extraño que no sabía cómo decirle a su papá.- Ya no hagas sufrir más a papá, llora mucho y no le gusta a Aiko verlo así -Murmuro la menor mientras cerraba con fuerza sus pequeños ojitos, como si estuviera pidiendo un deseo.- Papá es importante para Aiko y duele mucho verlo llorar -La inocencia con la que hablaba, la tierna sonrisa que mostraba, no entendía porque estaba diciendo esas palabras, pero había algo más grande dentro de ella. Justo en su pecho, podía sentir calidez.- Si en verdad papá es importante, no deberías hacerlo sufrir más -La pequeña separo sus manos de esa persona y las bajo a su cintura para mirarlo con cierta severidad.- Papá es el héroe de Aiko y si eres la mamá de Aiko, solo debes amarlo -Negó con suavidad.- No importa si no amas a Aiko pero debes prometer que no harás más daño, ¿Lo prometes?

Al final, la pequeña sonrió, soltó una pequeña risita que cubrió inmediatamente con sus pequeñas manitas. Así como le había enseñado su abuela Haruka, alzo su dedo meñique y sin dudar, lo enlazo con el meñique de aquella persona.

Era una promesa que por ningún motivo se podía romper.

Cuando Ryoken entro a la habitación, se encontró con Aiko agachada en el piso mientras intentaba alcanzar el color que se había ido debajo del sillón.

Al sacar juntos el color, la menor se levantó, sacudió su ropa y empezó a guardar todo en su mochila. Una vez que se aseguró que todo se encontraba en su lugar, la menor observo como su papá besaba la mano de aquella persona para despedirse, aquella tierna sonrisa que le dedicaba como la suavidad en que acomodo el brazo sobre el colchón. Antes de salir de la habitación, escucho un fuerte suspiro que no dudo en mirar a su papá y como miraba atrás. La pequeña Aiko se quedó un rato en silencio, tomo un poco de aire y miro a sus espaldas mientras hacia un pequeño movimiento de su muñeca.

-Adiós

Fue la manera en que Aiko se despidió de esa persona para salir a encontrarse con su abuela Taki que la llevaría a la guardería.

-Nos veremos en la tarde, Yusa

Fue así como se despidió de la misma y la puerta se cerró detrás de él.

Ver a su pequeña hablar con su abuela mientras una pequeña sonrisa adornaba su rostro. Era lo que más le animaba a Ryoken a continuar con aquel pesado día.

-Presta atención a todo lo que digan tus maestros Aiko -Ryoken se acercó y beso la mejilla de su hija.- No hagas travesuras

-Aiko nunca hace travesuras -Se defendió la menor como si estuviera ofendida, tanto Taki como Ryoken soltaron una pequeña risita.- Aiko siempre se porta bien

-Así es -Le respaldo Taki.- Nuestra niña nunca se mete en problemas

-La abuela Taki te llevará y Pandor te recogerá en la tarde -El hombre de cabellos blancos revolvió un poco los cabellos de su hija, acaricio sus mejillas y deposito otro beso en la frente de su hija, le sorprendía lo inteligente que era y lo bien que prestaba atención a sus indicaciones.- No sigas a extraños, no importa si los golpeas, papá se encargara de devolverles el doble

-¡Porque papá es muy fuerte! -Carcajeo la menor.- ¡Y después iremos con el tío Jin! -Hablo la menor feliz.- Aiko quiere mermelada de fresa

-Ahí te vere, ¿Entendido?

La menor asintió, fue turno de ella para acercarse al rostro de su padre y besar sus mejillas con ternura.

-¡Que te vaya bien en el trabajo, papá!

Era de esa manera en la que Aiko se despedía de su papá. El padre carcajeo un poco avergonzado por las miradas puestas en él. Camino un poco apresurado para alcanzar el elevador, seguía despidiéndose de Taki y de su pequeña hija hasta que las puertas se cerraron y empezó a bajar.

Claro que era afortunado.

Claro que era feliz.

Solo hacía falta una persona más para que su vida fuera perfecta.

-Kogami Ryoken -El nombrado se detuvo cuando llego al estacionamiento.

Al darse media vuelta, nunca creyó encontrarse con esa persona. Soltó un pesado suspiro al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.

-Vladimir Hinosuke

.o.

Zaizen Akira no pudo evitar mirar con preocupación a Kogami Ryoken en el momento que llego a su oficina y se dejó caer en la silla frente al escritorio del jefe de SOL. Iba a decir algo, incluso palmear su espalda de manera amigable hasta que lo observo cubrir su rostro con sus manos y soltar un grave grito que lo sorprendió.

Cuando lo veía llegar de esa manera, solo podía significar una cosa.

-¿Te volviste a encontrar con esa persona? -Pregunto Akira cuando sintió que las cosas se habían calmado un poco.

-El bastardo de Vladimir Hinosuke me esperaba afuera del hospital como lo ha hecho desde hace cuatro años -Respondió Ryoken bastante molesto.

-No sabe cómo darse por vencido -Suspiro el jefe de SOL.

Akira se levantó de su asiento y se dirigió a la cafetera de su oficina. Menos mal que Furukawa Makoto se había encargado de preparar café esa mañana. Tomo dos tazas limpias y las sirvió de café. Con mucho cuidado llevo ambas tazas a su escritorio. Tocando el hombro de Ryoken con suavidad, fue como llamo la atención de este.

-Gracias -Murmuro Ryoken al tomar la taza, soplo un par de veces y después dio un pequeño sorbo.- Es solo que me tiene harto

-Incluso yo sigo molesto con él -Se quejo Akira.- Querer intentar entrar a la habitación donde Yusaku se encuentra solo para probarle a los demás que ella mentía, fue lo que provocó que todos lo miraran como loco y se ganara esa orden de restricción

-Menos mal que Taki siempre sale acompañada de alguien cuando va con Aiko, incluso Pandor o Shoichi me mantienen informados de si ven a ese tipo -Suspiro Ryoken.- No quiero siquiera imaginar lo que hará con tal de seguir llamando la atención

-Es un hombre de armas tomar -Akira volvió a dar un sorbo a su café.- Y no se dará por vencido hasta que le den la razón

Ambos hombres suspiraron.

Desde hace cuatro años que Vladimir Hinosuke no deja de acosar a Ryoken. Desde hace cuatro años que el que había sido considerado como el mejor oficial de Den, ahora solo sea una persona que no deja de vigilar el hospital día y noche. Aquel buen porte y gran orgullo desaparecieron. Aquel rostro amargo, aroma a alcohol y desagradable apariencia provocaba que todos quisieran huir asustados de aquella persona que se enojaba con facilidad.

No creyendo que Fujiki Yusaku se encontraba inconsciente en una cama de hospital y mucho menos que los jóvenes que fueron secuestrados fueran parte del plan de Unknown como todos creían. Aquel exagente quería traer la verdad al mundo incluso si tendría que ser a la fuerza. No le importaba las consecuencias que traería a su carrera y a su imagen en ese momento. Aunque ya no era el jefe de seguridad y todos los agentes que estuvieron involucrados con él tuvieron que cambiarlos para mayor seguridad de los presentes después de saber que algunos de esos estuvieron involucrados en el trabajo sucio donde se hablaba sobre Nakadachi Ryuto y algunos más inversionistas de SOL, la reputación del exagente empezaba a decaer.

Cuando se notificó sobre el traslado de los jóvenes al hospital de la ciudad, Vladimir Hinosuke estuvo presente en todo momento, poco le importaba las miradas sobre sus hombros o la incomodidad que pudiera causar con su presencia. Quería ver con sus propios ojos como todos ellos mentían al mundo sobre lo que realmente paso. Porque él no era tan idiota como querían creer, pero para su mala suerte, no pudo hablar sobre ello antes, si no, aun hubiera conservado su puesto y poder entrar y salir de los cuartos, interrogar a las personas en todo momento e incluso. Mantener cautiva a esa joven durmiente para encontrar las respuestas necesarias y si era posible, obtener para si aquel poder que Tetsuya Kaiou podía jurar que se encontraba en manos de la joven de ojos esmeraldas.

La ambición humana era demasiado grande y él lo sabía a la perfección, llegados a este punto realmente no le importaba caer en la misma. Quería ese poder para sí mismo, quería no solo tener su puesto de vuelta. Quería algo más, quería ser algo más en el mundo. Sin medir sus acciones, poco a poco es que caía a la locura.

El primer error que cometió y del que era imposible olvidar.

Creer que aún era aquel jefe de policía que podía entrar como don juan por su casa y exigir ver a Fujiki Yusaku. Entre empujones pudo entrar al cuarto donde la joven dormía conectada a esas máquinas, todos aquellos eran unos mentirosos, aquella chica se encontraba bien y solo intentaban jugar con él. Era una fachada para que ella no pudiera ser detenida al ser sospechosa de muchas investigaciones, segundo lo que le había dicho el bastardo de Tetsuya, ella escondía muchas cosas. Ahora lo sabía muy bien, fue culpa de ella que su vida se arruino. Desde el momento que se involucró con ella, todo fue empeorando hasta perderlo todo, perder la oportunidad de hablar, perder a su familia, perder su reputación y su orgullo.

Por culpa de ella perdió todo, pero sería gracias a ella que podría recuperarlo y hasta ganar más.

Ese era su pensamiento en el momento que intento acercarse a esa joven durmiente y arrancar los tubos de sus manos. No le daría el programa a nadie, sería solo suyo.

Con suerte, fue detenido a tiempo antes de que hiciera más daño. Su ira creció en el momento que dio media vuelta para ver quien era el bastardo que lo estaba deteniendo y se encontró con las miradas de Kogami Ryoken, Dojun Kengo. Era Homura Takeru quien lo había inmovilizado e intentaba sacarlo de la habitación. Por más que Vladimir Hinosuke ponía resistencia, para aquel joven de lentes fue demasiado fácil tirarlo al piso y esperar a que seguridad lo sacara a rastras de ahí.

-Yo no olvido nunca Kogami Ryoken -Escupió Vladimir Hinosuke en ese momento.- Puedo comprender porque Tetsuya Kaiou tenía una fascinación por ella -Se quejo en ese momento que jalaron un poco más sus brazos.- Ella miente, todos ustedes están involucrados en sus mentiras pero yo no voy a caer, ella es especial y sé muy bien porque -Carcajeo. Ryoken tuvo que controlarse a la perfección para no caer en sus palabras. Sabían muy bien que eso era lo que estaba buscando esa persona y no iban a caer en sus sucios trucos.- Cuando menos te lo esperes, ella ya no se encontrara en esa cama y te juro que nunca más la volverás a ver

Una amenaza que sirvió en su contra para evitar el acceso al hospital de ese hombre y ordenar una orden de restricción hacia todos ellos por su seguridad. Su imagen pública empezaba a decaer y muchos no podían evitar temer cuando lo veían caminar por las calles. Los nuevos agentes de seguridad que fueron puestos a las afueras del hospital, no eran tipos fáciles de manipular. Fue un error más de Vladimir Hinosuke el intentar hacerlo. Estaba en la mira de muchos, era difícil que quisiera escapar ahora.

Un solo movimiento en falso de aquella persona y estaría perdido para siempre. Por eso, solo se la pasaba deambulando afuera del hospital y sus alrededores. Cuando se encuentra con Kogami Ryoken, es imposible no volver a recordarle las palabras que le juro en ese momento.

Desde ese momento, se convirtió en una persona no deseada para todos.

La ambición humana había llegado demasiado lejos con él y se perdió para nunca regresar.

Querían olvidarlo, querían dejarlo a un lado y eso parecía ser una tarea fácil. Lo único que no podían evitar pensar que la mirada que tenía en ese momento Vladimir Hinosuke, era la que les causaría tantos escalofríos con solo recordar.

Kogami Ryoken soltó un pesado suspiro al mismo tiempo que dejaba su taza sobre el escritorio de Akira y revolvía ligeramente sus cabellos blancos mientras soltaba alguna que otra maldición. El actual jefe de SOL solo lo miro con compasión mientras lo acompañaba en aquella molestia que le causo el solo ver a esa persona.

-Si no fuera porque prometí ya no hacer daño a las personas -Hablo entre dientes Ryoken, con aquella voz que muchas veces fue capaz de congelar a sus adversarios.- Ese tipo ya estuviera enterrado en el olvido

-Es lo malo de hacer promesas, toca cumplirlo, aunque realmente ese tipo se lo merece

Fue lo único que pudo decir Akira mientras miraba a otro lado. Siendo sincero, no sentía pena por ese tipo, realmente se lo merecía. Pero, por otro lado, se aflojo un poco la corbata del cuello para poder respirar mejor, era una fortuna que Kogami Ryoken se encontrara de su lado. Ni siquiera era capaz de imaginar lo que sucederá si se vuelve su enemigo como en los viejos tiempos. Claro, las condiciones en las que él se encontraba, era razón más que suficiente para volverse el villano. Quizá era por ella que aun podía soportar. Zaizen sonrió un poco, era una fortuna que ahora conocía a la perfección ese sentimiento que era capaz de hacerlo enloquecer. Alzo un poco su mano izquierda para ver el bonito anillo dorado que se encontraba en su dedo que conectaba con su corazón. Si, puede entenderlo muy bien ahora que alguien ha atrapado su corazón.

Bajo la vista a su café, movió la taza un poco y después soltó un suspiro.

-¿Alguna señal?

-Aun no -Respondió Ryoken una vez que tomo una gran bocanada de aire para poder tranquilizarse.- Pero no me voy a rendir

-No estoy pidiendo que lo hagas, admiro que en todo este tiempo aun no te has dado por vencido -Sonrió Akira para tranquilizarlo un poco.- Solo estaba pensando que ya han pasado cuatro años -Akira dio un sorbo a su café mientras se recargaba en su silla.- Han sido cuatro largos años los que hemos esperado para este momento -Soltó una suave risita.- Cuatro años para restaurar al completo la red que se destruyó en ese momento, veremos si es la misma la que nos puede devolver a Playmaker

-La red fue quien se la llevo, entonces la misma red es la que debe devolvérmela -Ryoken alzo la tableta donde guardaba todo el trabajo que estaba haciendo, Zaizen la tomo mientras prestaba atención a lo que ahí se indicaba.- Y podría esperar más tiempo por ella -Dijo Ryoken con seguridad pero en el momento que Akira lo miro de reojo, se dio cuenta de lo cansado que este ya se encontraba.- Es muy pronto para darse por vencido, aun si mi teoría es incorrecta y ella no es capaz de regresar, yo la seguiré esperando

Akira volvió a sonreírle. Podía notar aquel amor, aquel cariño, no solo en aquella mirada cansada, también en las acciones.

Fue por eso que él decidió ayudarle a cargar aquella pesada labor.

Zaizen Akira estuvo a punto de renunciar a su puesto como jefe de SOL, al final en cuentas, todo había sucedido en sus narices y él no hizo nada por detenerlos. Era razón más que suficiente para dejar su cargo y aceptar la culpa de todo lo sucedido. Desde el momento que acepto la petición de Yusaku sobre llevar la guerra a Vrains, sabía que las cosas podrían terminar de esa manera, sabía que la red podía ser destruida, sabía que algo más podía suceder. Y él simplemente acepto esperando ya su destino, no le importaba sufrir las consecuencias sabiendo que hizo bien.

Con gusto lo hubiera aceptado, estaba cansado de estar en ese lugar, realmente estaba harto de todas aquellas personas que creían que sabía más que él y que venían aquí a ordenarle. Estaba harto de seguir siendo el perro de ellos, solo porque ahora tomo una decisión que podría ayudar a todos, le señalaban. Pero ellos cuando hacían cosas más horribles, nadie era capaz de hablar sobre ello. Al final, todos mentían y estaba cansado de ello.

Estuvo a punto de quitarse la corbata y renunciar en ese momento hasta que Ryoken entro por aquella misma puerta y todos en la oficina decidieran guardar silencio al escucharlo hablar. Con una mirada decisiva y un plan que podría funcionar ante aquella emergencia que se presentaba. Fue la forma en que el de cabellos blancos logro convencer a todos de que aquello podía funcionar. Solo con dos condiciones:

En la primera pedía que todas las personas ajenas de SOL no se involucraran más y dejaran trabajar a toda la empresa para iniciar con el protocolo de recuperación. Aquello provoco un gran revuelto entre todos los presentes, no estaban seguros de volver a dejarles la seguridad de la red a ellos, otros más opinaban que a pesar de los años juntos, era la primera vez que sucedía algo de esa magnitud. Otros más decían que SOL han sido y serán los únicos que han sido capaces de controlar una red de esa magnitud. Había opiniones divididas, eso de alguna manera ayudo a Ryoken a seguir convenciéndolos en invertir sobre SOL y sobre su idea.

Fue sorprendente la manera en que una persona tan joven como el que una vez fue llamado el villano de Vrains, logro convencer a esos viejos.

Al final, Ryoken pidió una segunda condición. Y aquello que pidió era que Zaizen Akira conservara su puesto como jefe.

Aquella segunda le sorprendió. Iba a preguntar cuál era su razón hasta que vio aquellos ojos mirarle con confianza y seguridad. La misma mirada con la que Fujiki Yusaku muchas veces llegaba a su oficina para contarle sobre alguna idea, sobre algún plan que se le hacía extravagante, sobre algún tema que podía parecer ridículo, pero al ver esa gran sonrisa y esos ojos decisivos, sabía que podía confiar plenamente en ella y las cosas saldrían bien. Fue ese mismo sentimiento el que sintió con Ryoken al momento de verlo mirar únicamente a él, su plan podía sonar como algo loco, pero de alguna manera, quería ver hasta donde era capaz de llegar. Era la primera vez que se sentía tan emocionado con un plan como ese.

Había algo más que el líder de Hanoi no había querido decir pero que confiaba plenamente en él para poder hacerlo realidad. Es por eso que únicamente lo estaba pidiendo a él.

Muchos estuvieron en desacuerdo hasta que Ryoken dijo que, si no era Zaizen, entonces él no participaría en nada. Aun si les costara mucho dinero y muchos años recuperar en su totalidad lo perdido, nadie sería capaz de ejecutar un plan como el suyo donde solo tardaría de cuatro a cinco años máximo.

Guardaron silencio ante aquellas palabras. Fue Zaizen el único que dio un paso adelante mientras se acomodaba la corbata en su cuello y sonreía con confianza.

-Hagámoslo

Fue así como ambos empezaron a trabajar en un proyecto demasiado ambicioso pero que, a pesar de todo, ahora es capaz de ver los resultados de aquel esfuerzo. Un proyecto que los dejaba agotados todos los días, pero que tenían que cumplir con los cuatro años que le habían puesto de limite o la Data Material pasaría a ser de alguien más que estuviera interesado a obtenerla y mantenerla como SOL lo ha hecho en todos estos años. Eso era algo que tanto a Ryoken como Zaizen no le gustaría. Era un trabajo que creo Kogami Kiyoshi, era un secreto que SOL se lo arrebato y lo monopolizo, había tantos secretos que no podían permitir dárselo a alguien más sin conocimiento alguno.

Es por eso que ambos se esforzaban sin descansar. Siendo solo ellos dos y los demás técnicos de SOL que decidieron apoyarlos en una situación tan arriesgada como esa, dieron inicio al plan. Furukawa Makoto era uno de esos tantos que les estaban ayudando. Dojun Kengo se encontraba fuera porque no creía que algo como eso podía llegar a funcionar, estaba totalmente en contra.

Teniendo muchas opiniones encontradas, algunos descontentos y algunos desvelos, es que podían ver con sus propios ojos como al fin todo iba a llegar a su fin. Solo necesitaban algunos códigos más para verificar, otros protocolos que aún estaban en prueba, pero todo se encontraba listo para que diera inicio en unos cuantos días.

-Confió en ti -Dijo Zaizen en el momento que salió de sus pensamientos, Ryoken lo miro de reojo mientras dejaba de teclear.- Se que seras capaz de traerla de vuelta y si esto no llega a funcionar, yo seguiré dispuesto a ayudarte en lo que sea necesario -Subió su mano a su pecho.- Yusa siempre ha sido una buena amiga con Aoi, incluso cuando estuvo trabajando aquí por algún tiempo hizo muchas cosas importantes en SOL, le debo mucho desde entonces y quiero participar en esto, quiero verla devuelta

-Gracias por apoyarme siempre Zaizen -Dijo con sinceridad Ryoken.

Era bueno tener un amigo en quien apoyarse en momentos como ese. Donde la mayoría le dieron la espalda o simplemente no creían que lograría llegar hasta donde están ahora. Les demostraría a todos ellos que nunca dejo de confiar en ella, nunca dejo de confiar en que ella regresaría en algún momento.

-Lo hago con gusto -Carcajeo con suavidad Akira.- Lo hago por Yusa y por Aiko -Sonrió el jefe de SOL al momento de recordar a esa pequeña niña adorable.- Lo hago por ellas dos

-También lo hago por ella, es por eso que debo terminar a tiempo todo esto antes del cumpleaños de Aiko -Se estiro Ryoken.- Me perdono el año pasado que olvide su cumpleaños, este año quiero sorprenderla

-Espero que el sorprendido no seas tú -Suspiro Akira con cierta diversión.

Ryoken al final solo suspiro mientras negaba. Aiko lo perdono una vez con aquellos ojitos llorosos y sus pequeñas manitas en su cintura, estaba más que seguro que no lo perdonaría una segunda. Era igual de severa que su madre, esa fuerte mirada, esos ojos que era imposible hacerle cambiar de opinión, a veces no podía evitar tener un poco de miedo, aunque se tratara de su propia hija. El hombre de cabellos blancos no pudo evitar sonreír con ternura, aunque verla enojada, era igual de tierno y un poco divertido. Tomo una gran bocanada de aire y volvió a concentrarse en su computadora mientras Zaizen hacia lo mismo y pedía llamar algunas personas para preguntar sobre el resultado de las pruebas.

No podía fallar.

Estando tan cerca.

Tenía que esforzarse un poco más.


¡Muchas gracias por leer!

Para este proyecto tengo dos betas, una me ayuda con el análisis de la historia y la otra me ayuda con el desarrollo de los sentimientos y lo que primero me dijeron las dos: ¡Me prometiste un final feliz no ahogarme con cloro! Las hice llorar un poco con lo que escribí de mi pequeña Aiko pero a partir de este momento les puedo jurar que será un buen final que dejara satisfechos a todos. ¡Se muy bien que no los decepcionare! Me esforzare en cada capítulo, aunque me tarde un poco en escribir el siguiente capítulo, pero les quiero asegurar que no lo dejare abandonado. Sera una serie que disfrutare mucho en escribir.

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¡Nos vemos a la próxima!


Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Jueves 8 de Agosto de 2024