Llorar por tí


14

—El maestro Kitagawa —Akane asintió confirmando las palabras de su padre. Había reunido mucho valor para pedirle esto, no porque él fuera a negarse, sino por las preguntas que surgirían con su elección—. Supongo que después de meditarlo apropiadamente, es tu mejor decisión hija —apuntó el mayor otorgándole una sonrisa tranquilizadora— ¿Tienes ya tu itinerario?

—Estuve pensando que si aspiro al podio en la Competencia de las Tres Ventiscas debería entrenar tan pronto como sea posible. Un mes y medio debería bastarme para arreglar todo con las academias antes de ir a Ryugenzaga por ocho meses.

Soun adoptó entonces una expresión más seria, entonando—. Me agrada tu pasión por las Artes marciales —apuntó. Era un pequeño deleite personal ver a una de sus hijas seguir un legado de generaciones con tanta determinación—. Aunque creo que podrías aplazar un poco tu partida. La boda de Sentaro es en dos meses y me gustaría que fueras conmigo a felicitarlo. Después de todo, nuestras familias han sido cercanas desde hace tiempo.

Las palabras que Akane más temía finalmente fueron pronunciadas por el mayor. No tenía muchas esperanzas de que pudiera marcharse antes de la boda porque las invitaciones contenían un pase de entrada proporcionado solo para los asistentes confirmados. Desperdiciar el lugar que otro invitado pudo haber tenido era una severa falta de respeto, lo sabía, pero no dejaba de ser agobiante.

La chica no tuvo más remedio que acceder. Su abuela le había enseñado que las peticiones de su padre no eran peticiones, eran órdenes; y como su hija, le fue imposible rechazar—. Claro papá. Esperaré a la boda. Eso me dará más espacio para terminar todo correctamente —concedió de forma dócil.

—Gracias hija —Soun le otorgó una sonrisa amplia—. Y como ya has decidido a tu maestro, me pondré en contacto con el templo para saber si él tiene espacio para tu evaluación. Así también me preparo para acompañarte.

—¿Vendrás conmigo?

—¡Por supuesto! No quiero perderme la última etapa de tu entrenamiento.

Akane sonrió de forma amplia. De verdad le emocionaba escuchar que su siempre ocupado padre, quisiera ir con ella para tomar a su último maestro. Se tuvo la intención de que él fuera parte del pináculo de su enseñanza con las técnicas especiales de la familia Tendo, pero ahora todo su tiempo se veía consumido por los negocios.

El tiempo para entrenar juntos se redujo a cero y a ambos no les quedó otra opción que dejarla tomar a otra persona como su entrenador final.

—Por cierto, ¿ya se lo has dicho a tu novio?

Akane se vio sorprendida por esa pregunta. Tan repentino que sus mejillas no pudieron ocultar el delicado rubor que le provocó ese fraseo—. Se lo he mencionado el otro día. Fuimos a almorzar juntos.

Soun sonrió de forma que sus dientes fueron revelados. Era una expresión de satisfacción pura—. Es bueno saber que se llevan tan bien. Supongo que él se puso triste al escuchar las noticias.

Akane nuevamente sintió el cosquilleo que le provocaron las palabras de Ranma durante su encuentro. ¿Me extrañarías? -había preguntado ella-. Por supuesto que si -respondió él antes de decirle que le gustaba. Sus labios tiraron hacia arriba dejando escapar una risita tímida.

—Dijo que me extrañaría —se sinceró con su padre. De cualquier forma, era mejor que su progenitor estuviera al corriente de sus avances. También quería compartirle esas pequeñas alegrías en este noviazgo aceptado por ella misma. No quería presionarlo o hacerle parecer que tomó una decisión equivocada.

Soun entonces liberó una gran carcajada. Parecía rebosar de felicidad ante la formalización de su promesa con su viejo amigo, ante la idea de que esos pequeños niños ahora estaban dando un paso más cerca de la tan esperada unión de ambos legados. Ranma siempre había sido un buen muchacho, pero las preocupaciones de Soun sobre los rumores a su alrededor lo habían hecho reticente a ver cómo su hija podría terminar agraviada en medio de todo.

Para fortuna, no parecía ser el caso. Ranma demostró ser un muchacho con columna vertebral, un hombre dispuesto a tomar una relación con la seriedad que exigía tal compromiso. Restándole una gran preocupación al Tendo mayor.

—Deberían tener un viaje a algún lugar antes de que te vayas.

Akane no encontró esta idea de todo descabellada. Sería lindo pasar un par de días juntos antes que se marchara a las montañas de Ryugenzawa. Después de todo, estaban iniciando su relación y ella parecía poner distanciamiento a tan pocos meses. Era su primer noviazgo también, quería tener momentos especiales para recordar.

—Le diré a Ranma para saber si podemos ir juntos a alguna parte —reafirmó ella dándole una mirada agradecida a su padre. A veces, cuando era pequeña, Soun les contaba alguna que otra anécdota del noviazgo entre la difunta madre de la joven peleadora y él. Sus historias siempre parecían llenas de momentos especiales.

Akane quería ese tipo de felicidad para sí misma.

En una sociedad donde se priorizaba el futuro financiero de la familia, ella sentía que era muy complicado mantener un romance. Sus expectativas no habían sido altas al respecto, pero cuando volvió del extranjero, se idealizó con el pensamiento de que ella se esforzaría por vivir la relación que quería. Era una chica emocional después de todo.

Antes creyó que debería renunciar a su romance soñado debido a la promesa de su padre. Un compromiso era un compromiso y muchas ocasiones no se necesitaba ninguna interacción antes de establecer el matrimonio como medio para agilizar los trámites. También existió el pensamiento de renunciar a su compromiso pero era mucho menos probable dadas sus circunstancias.

Afortunadamente, no tuvo que renunciar a ninguno.

Los días siguientes fueron cómodos y fáciles. A pesar de tener un poco de tristeza en su corazón, era manejable ahora. Tenía claro que no pudo evadir la boda entre los Miyakoji y los Daimonji pero fue mejor hacerlo acompañada, por eso, cuando Ranma la invitó a cenar ella aprovechó para mencionarle respecto a ir con ella.

—¿Quieres que vaya contigo?

Ranma tenía una expresión de asombro que resultaba graciosa. Era como si hubiera recibido una noticia tan agradable que apenas podría creérselo. Akane se vio conmovida por eso, asintiendo repetidas veces con la cabeza—. Si no tienes otros planes… La boda va a ser en un lugar privado sin periodistas —se apresuró a explicarle.

La familia Daimonji era conservadora prefiriendo siempre la privacidad. Los Tendo y ellos habían hecho muchas conexiones para siempre evitar cualquier intruso que pretendiera merodear en sus asuntos personales. Era por eso que Akane estaba segura de que ningún asistente de la boda iría a revelar nada sobre ellos.

—¿En qué fecha es?

—Dentro de dos semanas. Pensé en decirte antes pero tampoco estaba segura de asistir. Planeaba hacer mi viaje de entrenamiento a estas alturas, aunque papá me pidió posponerlo un poco.

Ranma sintió que sus latidos se aceleraban. ¿Ella había decidido irse tan pronto? Sus ojos no tardaron en reflejar la ligera decepción al saberlo—. ¿Le has dicho al tío Soun sobre ir a Ryugenzawa?

—Lo hice, creo que si aspiro a ganar la competencia de artes marciales debería iniciar cuanto antes. Él me apoyó al respecto.

—Me alegro que sea así —el azabache se mantuvo en silencio por un momento, sopesando los horarios que tenía para el fin de mes. Pronto no tuvo que pensarlo demasiado, al final era una actividad que podían hacer juntos antes de separarse—. Claro, iré contigo —otorgó una sonrisa especialmente cálida.

—Además… ejem. Quería saber si… ¿Te gustaría ir de viaje conmigo a algún lugar antes de que me vaya de entrenamiento?

Ante sus palabras, el semblante antes nublado del chico se iluminó. Sus pupilas bailaban mientras una sonrisa de debilidad temblaba por extenderse en todo su esplendor—. Ah —no esperaba que ella le propusiera tal cosa. Pasar un día entero juntos era todo lo que él podía pedir para sentirse menos «abandonado»—. Seguro, a donde quieras.

El resto de su cena se la pasaron discutiendo sobre los sitios que les gustaría visitar, decidiendo pasar un fin de semana en Shirakawa-go. Ya que no era temporada nevada con seguridad hubo mucho menos turistas en esta época del año. El sitio era un lugar conocido por su postal de romanticismo. Ambos pensaron que era un magnífico lugar para crear recuerdos felices.

Ranma no podía controlar su felicidad, tanta fue su euforia al saber que tendría unas mini vacaciones con su novia que se abalanzó a abrazarla cuando la dejó en la puerta del penthouse de los Tendo—. Te vengo a recoger para ir a la boda juntos —esa fue una afirmación.

Akane asintió con la cabeza con felicidad. Su corazón acelerado al sentirse envuelta en su calor, su aroma. Era la primera vez que él la abrazaba tan fuerte, aún no se separaban y ya se sentía extrañada. La sensación de seguridad fue creciendo poco a poco con todos esos actos pequeños, abriendo lentamente su corazón aunque ella no fuera realmente consciente.

Se abrazaron por un largo raro hasta que ella lo instó para volver a casa al recordar lo tarde que era. Ranma estaba renuente, hundiéndola más en su propio pecho—. Akane, me gustas mucho. Lo sabes ¿verdad? —susurró cerca de su oído, como un secreto que solo ella pudiera saber.

Al oír esas palabras, la chica sintió el calor acudir a sus mejillas. Se aferró más a él sonriendo mientras decía—. No tenía idea —él se rio. Aunque esto pretendía ser una broma, era también la verdad. Nunca supo que de todas las personas, su prometido estuviera atraído por ella de esta forma.

Tal vez habían sido los rumores alrededor de Ranma o su propia indiferencia respecto a su compromiso, en cualquier caso, hubo algo que no le permitió darse cuenta de esos sentimientos antes, ahora dejándole un gran sentimiento de expectativa. Cuando la envolvieron de esa forma tan firme, se dio cuenta de que nunca había experimentado nada igual.

Pronto los días pasaron y la boda de Sentaro llegó. La propiedad donde se llevaba a cabo la ceremonia alguna vez fue un patio imperial que ahora era posible rentar para eventos privados. La seguridad como estimó Akane era completamente hermética y los invitados fueron llevados dentro del jardín para encontrarse con una bonita estampa adornada por flores y un altar. Ambas familias parecían apreciar su alianza poniendo todo de sí mismos para volver este día inolvidable en la vida de sus herederos.

Akane sintió su estómago encogerse antes de aferrar con fuerza su agarre en el antebrazo de Ranma. Incluso si no quería admitirlo, dolía saber que estaba a punto de presenciar como su amor unilateral uniría su vida a otra persona.

Continuará…