La familia feliz

Sus ojos eran una copia de los de Erin, carmesí intensos, su piel era blanca pálida más que la de Erin, y su cabello era rubio oscuro y lacio, tal como el del caballero que estaba con ellos Erin, aliviada por la llegada de su hijo, no podía estar más feliz, no había pasado tanto tiempo sin verlo, una clase de alivio la invadió pero también de miedo e inseguridad, porque a partir de ahora, estaba segura que habría más de una duda y tendría que ser cuidadosa en cómo manejaba todo, sin embargo ahora en ese instante sólo podía controlar una cosa a la vez y eso inevitablemente marcar un límite para ella, para lo que ocurrió la noche anterior, una zona de seguridad, con Lucas ahí. Erin miraba a este maravilloso hombre que destacaba en el lugar, con su porte y con acento francés, y por su puesto su mano derecha durante todos estos años en Francia, el único ser humano al que le podría dejar a Lucas durante un mes entero, pero ahora tenía que tomar su nueva posición de trabajo, seria dificil que lo viera.

El hombre, con su porte elegante y apariencia atractiva, rápidamente se convirtió en el centro de atención de las alumnas que pasaban por allí y al verlo con Erin iniciaban los cuchicheos. Erin entonces tomó una decisión, que tomó por sorpresa al hombre, con el que había quedado en un acuerdo, una decisión sorpresiva aún más a los presentes, Erin se inclinó hacia él y con una sonrisa singular, lo besó en los labios. -Cariño, te extrañe-su voz suave fue clara y sobre todo en un tono que la mayoría escucho. Al principio, el hombre no comprendió del todo la situación, pero al ver los ojos de Erin, llenos de súplica, rápidamente entendió lo que solicitaba.

Dumbledore, como siempre, observó todo con una calma enigmática. Snape, por el contrario, se quedó pasmado contemplando la escena con una mezcla de incredulidad y un sentimiento que no terminaba de identificar, dejo caer ligeramente su taza.

El hombre adoptó sin problemas el papel que ella le había asignado, rodeándola por la cintura con naturalidad devolviéndole el beso. Lucas el pequeño miro aquella escena igual conun poco de singularidad pero con la inocencia de un niño se limito a sonreir.

Erin, consciente de las miradas, especialmente la de Snape, sintió una punzada de incomodidad, pero no dejó que eso la detuviera. Sabía que debía mantener el papel por el bien de Lucas y de su propia seguridad.

-bueno debemos ponernos al día- dijo Erin, mirando al hombre con una sonrisa que intentaba ser convincente, Sin acercarse a la mesa y sin dar más explicaciones,se despidio con su mano, rápidamente sus ojos esquivaron a los de Snape se giró hacia Lucas, quien la observaba con ojos llenos de curiosidad, y le tomó la mano- Lucas, vamos a mostrarle a... Pierre a nuestros habitaciones y luego las maravillas de Hogwarts-aseguro.

Pierre, se limitó a inclinar la cabeza con cortesía hacia los presentes en el fondo que lo miraban con prepelejidad, es especial una cara amarga de parte de uno de cabello castaño y largo, los tres sin decir o explicar algo mas salieron del comedor. El ambiente en la sala quedó impregnado de una tensión, y aunque los estudiantes continuaron con sus conversaciones, no dejaron de lanzar miradas furtivas hacia la puerta por la que habían salido.

Snape, aún intentando procesar lo que acababa de ocurrir. La imagen de Erin besando a aquel hombre, el niño y lo que habían compartido en el carruaje la noche anterior. Retumbaban en su cabeza sin sentido, su estómago se revolvió. Dumbledore, por su parte, simplemente observó a Snape, con una pequeña sonrisa en los labios, como si ya supiera que todo aquello era solo el comienzo de algo mucho más complejo.

Sirius, con una mano en la cabeza y un gesto desanimado hablo—Creo que tengo más jaqueca ahora que antes-

Remus, sentado a su lado, susurró casi para sí mismo—Parece que Tonks se equivocó con su pronóstico…-

Los otros profesores en la mesa no podían ocultar su asombro. McGonagall, aunque sorprendida, no pudo evitar un destello de aprobación en su mirada.

-eso explicaria porque es tan reservada,-agregó la bruja dando un sorbo a su te emocionada McGonagall tan acostumbrada a las tradiciones conservaduristas, entendía que una buena madre era abnegada y seria, por la cabeza de Snape solo recordo, lo que Erin le dijo en el carruaje, las veces que bailó con bastantes hombres, la cantidad de alcohol que ingirió digno de un leñador del doble de su tamaño y por su puesto su pequeño desliz en el carruaje, no quedaría muy en su descripción de reservada

Poppy Pomfrey, por su parte, observaba a Snape con un ojo crítico, consciente del torbellino interno que debía estar enfrentando, Poppy conocia mejor que nadie a Severus tantos años siendo la que lo atendió de las palizas que le propinaban sus matones, tantos años siendo su confidente cuando volvia de sus juntas con los mortifagos o arrastrandose por las heridas producto de proteger a Harry sabia por mas que lo que esta iniciando con Erin era algo diferente que ella misma lo cambiaba en esencia, algo que evidentemente el mago no aceptaría, pero solo ella sabria que pasaba por la cabeza del mago en ese instante.

Slughorn, siempre con un toque de imprudencia en las situaciones más incómodas, comentó con una risa nerviosa—Bueno, menos mal el joven entró después. A nadie le gustaría enterarse de que su esposa o novia, o lo que sean esos dos, se durmió en un carruaje con otro hombre. Aunque, claro, todos sabemos que Severus es incapaz de…-

El comentario dejó el aire cargado de incomodidad. Todos en la mesa giraron para observar al mago, quien permaneció taciturno, con la mandíbula apretada y la mirada fija en un punto indefinido del comedor. No dijo una palabra, pero la tensión en su postura era palpable

Snape, con una expresión imperturbable, respondió con frialdad:

—Descuida, si te refieres a que jamás me metería con una mujer casada. estas en lo correcto Horace ¿Qué tal tú, Sirius?-

El tono pesado de su voz hizo que las palabras cayeran como una losa sobre la mesa. Mientras Sirius fruncía el ceño, Snape terminó su taza de té con un último sorbo, se levantó de su asiento, y sin esperar respuesta, se retiró del comedor, dejando tras de sí un silencio denso y cargado.

Sirius, aún aturdido por la insinuación, se quedó mirando la puerta por la que Snape había salido, con las palabras atrapadas en su garganta. Los demás en la mesa intercambiaron miradas nerviosas, conscientes de que el ambiente se había vuelto más tenso que nunca.


Pierre se acomodó en la silla de la habitación con una sonrisa sardónica en sus labios mientras observaba a Erin. -Para mí, cualquiera de los dos son buenos partidos- comentó con sorna, inclinándose hacia adelante. -Pero, ¿sabes? tengo un pésimo gusto para los hombres y aunque hay demasiada variedad de estirados británicos, prefiero a los libertinos de Francia, me costará adaptarme-aseguro Pierre

Erin no pudo evitar reaccionar. Con un movimiento rápido, le dio un golpe en el brazo. -¡No seas imbécil, Pierre! ¿de qué estás hablando?- replicó, aunque había una nota de risa en su voz, mezcla de frustración.

-no me mientas cariño, te conozcode toda la vida de ese ángel que amo con todo mi ser- menciono viendo a Lucas que miraba con curiosidad todo en las instancias que ahora serian su hogar-, y claro note tu cara- afirmó con cautela- eso y que sabes soy un legeremante muy hábil y tu cabecita fue un libro bastante preciso con el hombre de cabello negro y bueno el hombre de cabello castaño ondulado casi se muere cuando te bese-afirmó el hombre, cruzando su pierna con elegancia.

Erin suspiro-te he repito esto de nuevo, odio leas mis pensamientos Simon Pierre-dijo con firmeza

-sabes que no puedo controlarlo siempre dulzura y mas cuando son pensamientos tan intensos-agrego en disculpa luego tomo su mano-¿En qué embrollo te metiste Erin Dune?-indago el hombre afilando la mirada- habiamos acordado fingir ser un matrimonio separado, y ahora parece que somos ¿pareja?-aseguró con una mueca de desagrado-¿con quien te acostaste? que necesitas ahora alejarlo-el hombre mencionó al fin bajando la voz con lo ultimo- y aunque asi fuera, te he visto salir de camas mas incómodas,-

-no menciones a la ministra del comité de magia de Francia-agrego Erin con culpa recargándose en sus manos suspirando

- sin necesidad de que te saque de un apuro, llevas un mes aquí, por Merlin, que te hizo recurrir a esto-dijo impaciente Pierre mirándola con cuidado.

-Pierre, te juro que te explicare todo pero hoy no, hoy no por favor…-suplico.

Pierre con un largo suspiro, asintió-esta bien dulzura, solo que ahora tendré que esperar para, encontrar a mi príncipe azul ¿crees que el castaño después este interesado?…-agrego al fin con sorna.

-si quieres luego te lo presento Pierre, pero porfavor controlate-agrego Erin, con un poco mas de calma

Lucas, estaba jugando en la habitación, saltó emocionado y se acercó a su madre. -¡Mamá, quiero salir a pasear! ¿Podemos?- indago el pequeño rascándose la cabeza- y cuando podré tener mi cabello normal-indago

Erin suspiro, una parte del plan era que Lucas llegará, pero la otra parte consistia en guardar hasta el último momento que seria despues del juicio de Lucius quien era su padre y por ende al ser la viva imagen de Rabastan en algunas facciones, se habia dado a la tarea de cambiar algunas cosas en el, para ello Pierre se había ofrecido a jugar el rol.

-solo serán un tiempo cariño, es como jugar a los dobles agentes, ¿te gusta como tu mama se disfrazaba cuando iba a trabajar con Pierre no?-aseguro con cuidado dándole un beso, el pequeño asintió- bueno entonces esta es tu primera misión ¿si?-

Pierre miró al niño con una expresión que rápidamente se suavizó. Lucas- ¿recuerdas lo que te dije?- preguntó en un tono más serio-

Lucas asintió, sus ojos brillantes con la inocencia de un niño. -Sí, lo recuerdo,ya no seras mi tio Pierre, tu eres mi papa, siempre lo haz sido y tu y mamá se conocieron trabajando, ah y tu no te besas con hombres- respondió con firmeza y lo abrazo

Ante aquella respuesta Erin se rio un poco, Pierre suspiró y miró a Erin. -Bueno, no sería el primer homosexual con su falsa familia,- dijo con una chispa de humor en sus ojos.

Erin le dio unas palmadas suaves en el brazo, luego se inclinó y le dio un beso en la frente. -Eres el mejor padre homosexual, mentiroso y de dudosa moral que conozco Simon Pierre-

Pierre sonrió, un poco más genuinamente esta vez asintió. -Lo sé, querida, lo sé. Ahora, ¿vamos a darle a este niño el paseo que se merece?-


Erin y Pierre caminaron juntos, las manos entrelazadas como si fueran una pareja de verdad. No era la primera vez que lo hacían, y la familiaridad con la que actuaban hacía, en algunas otras ya habían fingido ser una pareja en trabajos de encubierto, por lo que parecían una familia genuina. Para Lucas, Pierre había asumido un rol casi paterno, un miembro más de la pequeña unidad que Erin había creado para proteger a su hijo, por lo que también ya estába habituado al hombre.

Mientras paseaban, Erin observaba a Lucas correr un poco más adelante, disfrutando de la libertad del aire libre, pocas veces desde que habia nacido le habia permitido estar en el exterior, por lo que una parte de aceptar el trabajo era darle mas libertad al niño, razón por la que constantemente sentía culpa, su sonrisa se borro ligeramente, nostalgica. Pierre, siempre fiel a su fachada, le sonrió y apretó suavemente su mano. -Recuerda, querida, estamos jugando a la familia feliz ,podrías darme una sonrisa- murmuró, con una nota de diversión en su voz.

Erin sonrió, aunque había algo en sus ojos que indicaba una preocupación constante. -ya lo sé, Pierre. Gracias por hacer esto-

A lo lejos, Severus Snape los seguía con cautela. No sabía exactamente qué lo había impulsado a espiarlos, pero la visión de Erin con Pierre, luciendo tan... familiar, lo incomodaba más de lo que quería admitir. Caminó a una distancia segura, ocultándose entre las sombras mientras trataba de discernir qué estaba ocurriendo realmente.

De repente, algo inesperado sucedió. Lucas, en su entusiasmo, corrió demasiado rápido y chocó directamente con Draco Malfoy, quien estaba caminando por el pasillo. Snape se tensó, al insistente pero seria una oportunidad para acercarse, esperando una reacción airada de Draco como siempre. Pero, para su sorpresa, Draco no mostró enojo. En cambio, se quedó quieto por un momento, y luego, con una familiaridad sorprendente, cargó al niño en sus brazos.

-¿Estás bien, pequeño?- preguntó Draco con una suavidad que Snape no esperaba. Luego, sin titubear, estrechó la mano de Pierre, quien respondió con una sonrisa cortés.

-Draco, ¿como esta todo?- dijo Pierre con tono despreocupado, como si fuera lo más normal del mundo.

Snape observaba el intercambio con creciente desconcierto, tan absorto en tratar de entender la dinámica que no se dio cuenta de que alguien se acercaba por detrás. De repente, una voz suave y divertida lo sacó de su concentración.

-¿Dando un paseo Severus?-preguntó Dumbledore, con una chispa de diversión en sus ojos azules.

Snape se quedó helado, sin saber cómo responder de inmediato. Trató de recomponerse rápidamente, escondiendo la confusión que sentía. -caminando.., Albus- respondió con su habitual tono frío, aunque sabía que no había engañado al viejo director.

Dumbledore sonrió, claramente disfrutando del momento. -Ah, ya veo. Observando, por supuesto. A veces, Severus, las cosas no son siempre lo que parecen a simple vista, no todos tiene propósitos obscuros para guardar secretos-Snape frunció el ceño, pero antes de que pudiera decir algo más, Dumbledore continuó, su tono más serio ahora. -Cuidado con lo que decides hacer, Severus. Algunas cosas están mejor no reveladas.-

Con esas palabras crípticas, Dumbledore se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección opuesta, dejando a Snape con más preguntas que respuestas. Mientras observaba a Draco, Pierre y Lucas alejarse con Erin, sintió un peso en el pecho, una mezcla de celos, confusión y una incomodidad que no sabía cómo manejar.

De inmediato se dio vuelta, necesitaba hablar con Narcisa cuanto antes.


Tras un recorrido largo y extenuante, mostrandoles los invernaderos, las aulas y donde capacitaba a los aspirantes aurores, Lucas miro a su madre.-¿podemos ir a cenar al comedor gigante ?-indago el pequeño que solo tenía un almuerzo que Pierre preparo para ambos.

Erin sabia la connotación que aquello significaba,era llevar a ambos al gran comedor-¿no quieres comer en nuestra nueva casa,¿solo los tres?-indago Erin, Lucas nego con la cabeza,ambos se miraron y asintieron como si estuvieran preparados.

El ambiente en Hogwarts estaba cargado de murmullos y miradas curiosas cuando Erin, Pierre y Lucas entraron al Gran Comedor para la cena. Las miradas de los estudiantes y profesores se centraron de inmediato en el pequeño Lucas, mientras caminaban por el corredor, Lucas que en la tarde no se impresiono por la cantidad de gente que en ese momento era poco, se asusto por tanta atención al estar casi lleno el lugar, levantó los brazos hacia su madre, pidiéndole silenciosamente que lo cargara. Erin lo tomó en brazos, estrechándolo contra su pecho con una mezcla de protección y amor.

Al llegar a la mesa de los profesores, como si fuera raro, la mesa estaba llena, asi que todos se recorrieron, Erin se sento con Lucas en sus piernas, sin embargo Pierre, con su actitud despreocupada, se sentó a su lado, sin darse cuenta, que ocupaba el lugar de Severus Snape.-No Pierre, ese lugar es del profesor Snape-susurro Erin pero las miradas se intensificaron cuando Snape llegó justo en ese momento, su expresión oscureciéndose al ver a Pierre en su lugar. Pierre lo miró con una sonrisa tranquila sin inmutarse

-lo siento no sabia que ya tenia dueño.. el lugar, adelante no pretendo quitarte lo que no me pertenece Snape- dijo Pierre en un tono sutil cargado de un doble sentido para fastidiar a Erin. Con un movimiento ágil, se sento hacia el otro lado de Erin, cuando los profesores se recorrieron, cediéndole el asiento a Snape.

-Abuelo Albus-saludo a Albus que estrecho su manita en saludo, todos para variar miraron Albus con recelo, no era la primera vez que el mago estaba al tanto de una situacion y no les decia nada.

Minerva McGonagall y Poppy Pomfrey intercambiaron miradas cálidas mientras observaban a Lucas. Sus expresiones eran de una ternura inusual, como la de esos familiares que ven a un niño después de mucho tiempo. Hagrid, siempre el gigante de corazón blando, hacía gestos cómicos y graciosos para entretener al pequeño, provocando risas tímidas de Lucas, lo que ayudó a disipar la tensión que inicialmente lo había abrumado.

En medio de este ambiente, Horace Slughorn, siempre el hombre curioso y afable, no pudo contener su curiosidad. -Erin, niña, ¿cómo es que nos has ocultado a este pequeño? ¡Es adorable!. exclamó con una sonrisa amplia, reflejando la sorpresa compartida por muchos.

Erin, nerviosa, sintió todas las miradas sobre ella. No estaba acostumbrada a ser el centro de atención de esta manera, y mucho menos con Lucas en brazos. Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. -Disculpenme, todos… La verdad es que… algo que aprendí de Alastor es a ser muy reservada.-Su voz temblaba ligeramente, revelando una vulnerabilidad que no solía mostrar.

Pierre, notando la dificultad de Erin para continuar, aclaró su garganta con delicadeza, llamando la atención tanto de ella como del resto. Erin lo miró, y él le devolvió una mirada significativa, como recordándole algo. Erin, sintiendo la presión, decidió continuar con la fachada que habían acordado.

-El es... mi ex esposo, Pierre- dijo, su voz sonando un poco más segura pero aún titubeante. -Es el padre de Lucas... y bueno, estamos... intentando arreglarnos.- Mientras hablaba, Erin no pudo evitar balbucear ligeramente, algo muy inusual en ella, una mujer acostumbrada a manejar situaciones de alta presión como auror. Pero había algo en esta situación que la descolocaba, una parte de ella que quería seguir el plan y otra que anhelaba mostrarse libre, como si alguien más en esa sala, aparte de Sirius, pudiera estar interesado en su vida personal.

Se maldijo internamente por su inseguridad, pero antes de que pudiera perder completamente el hilo de la conversación, Pierre intervino suavemente, sacándola del apuro con su característico encanto.

-Así es- dijo Pierre, con una sonrisa encantadora que parecía calmar la tensión en el aire. -Erin y yo estamos en ese delicado proceso de... reevaluar las cosas, especialmente por Lucas. Queremos lo mejor para él, ¿verdad, cariño?, yo acepté un trabajo para estar cerca de ambos- Pierre miró a Erin con una expresión que mezclaba complicidad y afecto, siguiendo la fachada que habían creado.

Los profesores y estudiantes asintieron con comprensión, aunque las miradas seguían llenas de curiosidad. Sirius, con una expresión entre malhumorada y desconfiada, observaba la escena desde su asiento, mientras Severus Snape mantenía su habitual máscara impasible, aunque sus ojos oscuros traicionaban una intensidad que solo unos pocos en la sala podrían interpretar.

Mientras la conversación continuaba en el Gran Comedor, la curiosidad de los profesores no cesaba. Filius Flitwick, con su habitual entusiasmo y agudeza, decidió indagar un poco más sobre el -Entonces, Pierre,-comenzó Filius con una sonrisa afable, -¿a qué te dedicas? Debo decir que tu presencia aquí ha sido una sorpresa muy agradable.-

Sinistra, siempre observadora, se unió a la conversación con un interés genuino. -Sí, cuéntanos más sobre tu trabajo. Es raro ver a alguien tan cercano a Erin, y nos encantaría saber más.-

Pierre, con la calma y confianza que lo caracterizaba, sonrió y tomó un sorbo de su bebida antes de responder. -Bueno, recientemente me han ofrecido un puesto importante aquí en Inglaterra. Deje que Erin tomara su posicion en Hogwarts y cuidar de Lucas y luego asumir mi rol, seré el próximo Ministro de Aurores- Su voz era suave pero firme, y la revelación de su futuro cargo causó un pequeño revuelo en la mesa.

Erin en el fondo sabía que Pierre estaba gozando de ser el centro de atencion, dio un sorbo a su copa ahora llena de agua, sin embargo podia sentir como su piel ardia al estar a lado de Snape, incapaz de verlo.

Hubo un instante de silencio, seguido de un estallido de aplausos y murmullos de admiración. Los profesores, sorprendidos y ciertamente impresionados, comenzaron a felicitarlo.-¡Qué honor, Pierre!- exclamó Minerva, con un brillo en los ojos.-Ese es un cargo de gran responsabilidad. Inglaterra estará en buenas manos.-

Dumbledore, observando la escena con sus habituales ojos brillantes, dejó escapar una sonrisa tranquila. Sabía perfectamente que ese mismo puesto había sido ofrecido a Erin, y que ella lo había rechazado, probablemente para proteger a Lucas y mantener su vida lo más simple posible.

Sirius, aún observando con una mezcla de desdén, no pudo evitar lanzar una mirada rápida hacia el hombre y al fin hablo -¿Cuánto tiempo piensas quedarte, Pierre?-preguntó con una mezcla de desprecio y curiosidad.

Pierre, con su sonrisa imperturbable, respondió con calma -en realidad aunque quisiera quedarme mucho mas, solo esta noche, Sirius. Pero..- añadió, sus ojos brillando con una insinuación clara, -creo que será suficiente... hasta la proxima vez que pueda ver de nuevo a Erin y Lucas, por supuesto.-

El comentario provocó una reacción inmediata. Remus, sentado junto a Sirius, le dio una patada discreta bajo la mesa, en un intento de silenciarlo antes de que dijera algo más imprudente. Sirius se removió en su asiento, lanzando una mirada iracunda hacia su amigo, pero se mordió la lengua, consciente de que su comportamiento estaba empezando a ser notado por los demás.

Mientras tanto, Pierre, con su aire relajado y seguro, parecía disfrutar de la pequeña tensión que había generado, algo en su actitud que contrastaba claramente con la engreída forma de ser de Sirius, pero que también tenía su propio tipo de confianza y despreocupación.

Snape observaba en silencio, su mirada fija en Lucas. Había algo en el niño que le resultaba extrañamente familiar, una sensación que no podía sacudirse. Erin, que estaba atenta a cada pequeño detalle, notó cómo la mirada de Snape se detenía en su hijo. Se tensó al instante, su cuerpo reaccionando antes de que pudiera controlar sus emociones. Su mirada se cruzó con la de Snape, y por un breve momento, el tiempo pareció detenerse

Snape fue el primero en desviar la vista, recobrando su habitual expresión fría y distante, pero Erin sabía que la semilla de la duda había sido plantada en su mente. Ella también trató de recuperar la compostura, volviendo su atención hacia Lucas.

Fue entonces cuando Lucas, que había comenzado a sentirse más cómodo, notó los botones en la túnica de Snape. Con la curiosidad inocente de un niño, estiró la mano y comenzó a jugar con ellos, girándolos y tirando suavemente.

Erin, al darse cuenta de lo que estaba haciendo su hijo, se sonrojó, claramente incómoda con la situación. Los ojos de varios en la mesa se dirigieron hacia ellos, algunos observando con una mezcla de sorpresa y ternura, mientras otros, como Snape, mantenían una expresión más contenida.

-Lucas, deja al profesor Snape en paz, por favor-dijo Erin suavemente, pero con firmeza, tratando de no llamar más la atención de lo necesario.

Snape, acostumbrado a mantener su espacio personal inviolable, observó al niño con su habitual severidad. Pero en lugar de reprenderlo como muchos habrían esperado, simplemente jaló su manga, alejando sus botones de las manos de Lucas. -No deberías hacer eso,- murmuró en su tono áspero, aunque sin la dureza habitual.

-Perdón- murmuró Lucas, mirando a Snape con sus grandes ojos, idénticos a los de su madre. Algo en esa mirada provocó un leve destello de reconocimiento en Snape, como si un pequeño déjà vu lo atravesara. No era un sentimiento familiar, sino algo diferente, más profundo, algo que no lograba definir del todo.

Snape mantuvo la mirada del niño por un breve instante, observando esos ojos que reflejaban una inocencia que parecía casi desconcertante. Algo en su mente intentó conectar los puntos, pero antes de que pudiera profundizar en el pensamiento, lo apartó de su mente, recuperando su habitual expresión inescrutable.

Erin, que había estado vigilando la interacción de reojo, sintió una extraña tensión al ver a ambos así. Una corriente de nerviosismo recorrió su cuerpo, haciéndola tragar saliva con dificultad.

Los que lo conocían bien, como Minerva y Poppy, intercambiaron miradas de asombro. Algo estaba cambiando en Snape, aunque era difícil saber exactamente qué. Mientras tanto, Lucas, ahora un poco más consciente, se quedó quieto en el regazo de su madre, observando con grandes ojos a Severus, como si intentara entender al enigmático hombre que todos temían y respetaban.

Erin, consciente de que esa noche le tocaba guardia con Snape, se armó de valor y habló sin mirarlo directamente. -Snape,-comenzó en un tono bajo, casi como si quisiera evitar ser escuchada por los demás, -podría cubrirme solo por esta noche. Se lo repondré cuando quiera tomar una noche libre.-

Snape, quien había estado observando la interacción entre Lucas y Pierre, respondió con su habitual tono seco. -No hay razón para pagar la guardia, Dune. Lo haré.-

Pierre, siempre dispuesto a molestar, intervino con una sonrisa sarcástica. -Gracias, profesor Snape, por ser tan protector con mi esposa,- dijo, disfrutando de la tensión en el aire. Pero antes de que pudiera seguir hablando, Erin lo pateó suavemente debajo de la mesa, advirtiéndole que no continuara con su actitud.

Lucas, quien había estado activo y curioso momentos antes, ahora se había quedado profundamente dormido en los brazos de Pierre. La situación, que al principio parecía estar bajo control, comenzó a desmoronarse cuando Snape, con un tono ácido, replicó, -No es mi trabajo cuidar esposas ajenas, Pierre. Quizás deberías prestar más atención a la suya.-

Las palabras cortaron el aire, cargadas de un veneno que hizo que la atmósfera en la mesa se volviera tensa al instante. Erin, sintiendo la provocación, afiló la mirada hacia Snape, resistiendo el impulso de contestarle. La rabia y la frustración se mezclaban en su pecho, pero sabía que este no era el momento ni el lugar para explotar.

Minerva McGonagall, quien había estado observando la escena dedico una mirada de desaprobación a sabiendo que aquello iria por un buen lugar dejo terminar la noche ahi-Será mejor que llevemos a Lucas a la cama. Ha tenido un día largo.-aseguroErin. Intentó cargarlo ella misma, pero Lucas, aunque pequeño, ya pesaba más de lo que su madre podía manejar cómodamente sola.

Pierre, observando su dificultad, se levantó con una sonrisa suave y tomó al niño en sus brazos. -Déjamelo a mí, querida. Ya me he acostumbrado a cargar con este pequeño cuando se queda dormido,- comentó con un tono afectuoso . Erin, agradecida pero también un poco desconcertada por toda la atención que su pequeño estaba recibiendo, se despidió de los demás con un gesto educado

Sin embargo, antes de salir del Gran Comedor, Erin se acercó a Poppy Pomfrey con una expresión de duda en su rostro.-Poppy, tengo un problema…-comenzó Erin en voz baja, casi tímida,. -No tengo con quién dejar a Lucas. La niñera que había contratado finalmente rechazó la oferta, y... bueno, me preguntaba si podrías cuidarlo unas horas mientras ajusto mis horarios. Por supuesto, te pagaré por tu tiempo, una suma importante, y si no puedes no te preocupes…—

Antes de que pudiera terminar, Poppy levantó una mano en señal de protesta, su rostro mostrando una mezcla de sorpresa e indignación. -¡Ni hablar de pagarme, Erin Dunne! ¿Acaso crees que aceptaría dinero por cuidar a ese pequeño ángel? Nada de niñeras, yo misma cuidaré de él con gusto.-

Erin apenas tuvo tiempo de procesar la respuesta de Poppy cuando Minerva McGonagall, intervino con una expresión ofendida. -¿Por qué no fui yo la primera opción? Erin, querida, sería un honor cuidar a Lucas. No puedo permitir que Poppy tenga todo el placer.-

Y, como si el comentario de Minerva hubiera abierto una puerta, Hagrid se unió a la conversación, sonriendo de oreja a oreja. -¡Oh, me encantaría pasar tiempo con el pequeño! Los niños siempre se llevan bien con las criaturas mágicas, ¿verdad? -

Por último, con una voz calmada pero autoritaria, Dumbledore añadió su oferta. -Erin, si alguna vez necesitas una mano con Lucas, estaré encantado de ayudar. Hogwarts es su hogar tanto como el tuyo. Siempre tendrá un lugar seguro aquí-

Erin se quedó pasmada, sin saber cómo reaccionar ante la avalancha de ofertas. Ella, que no tenía familia más allá de Pierre y Alastor, quien lamentablemente ya había fallecido, se encontró rodeada de personas que se preocupaban genuinamente por el bienestar de su hijo. Aquello era tan raro para ella, tan inesperado, que apenas pudo articular una respuesta.

Con una sonrisa agradecida y un nudo en la garganta, Erin finalmente respondió, -Gracias... gracias a todos. Esto significa más de lo que pueden imaginar.-

Mientras salía del Gran Comedor con Pierre y el dormido Lucas en brazos, sintió un calor en el corazón, una sensación de pertenencia que no había experimentado en mucho tiempo. Hogwarts, con todas sus complicaciones, era también un lugar donde había encontrado algo parecido a una familia, algo que había creído perdido para siempre.

Al llegar al cuarto, Erin lucía exhausta. Pierre recostó a Lucas en su cama con cuidado, asegurándose de que estuviera cómodo antes de volverse hacia Erin con una expresión reflexiva. -Así que ese es Severus Snape,- comentó en un tono lleno de curiosidad y cierta ironía. -El lacayo de los Malfoy y, según dicen, el doble espía que salvó al elegido ¿De verdad crees que va a querer ayudarte contra Lucius?-

Erin negó con la cabeza, un suspiro pesado escapando de sus labios. -No estoy segura,pero si lo hace no lo hara por mi, hasta donde yo se tiene sus encuentros con la esposa de este-admitió, su voz cargada de incertidumbre y cansancio. La verdad era que ni siquiera ella misma sabía en qué dirección ir con respecto a Snape.}

Pierre la observó con una mezcla de simpatía y preocupación. -Tantos años en los mismos lugares con este hombre, tantas misiones que indirectamente compartieron... y justo ahora decides confundirte por él,- dijo, su tono mitad burla, mitad preocupación.

Erin lo miró, sus ojos reflejando la confusión interna que la había estado atormentando. -No entiendo qué me pasa- confesó-la falta de sexo si que me afecta-agrego con sorna-

Pierre, intentando aliviar la tensión, soltó una risa suave y burlona. -Te gustan los hombres problemáticos, Erin. Primero Rabastan, y ahora parece que tienes a tu 'vampiro' en mente.- La apodó así por la apariencia oscura y enigmática de Snape, que tanto le recordaba a esos personajes que Erin solía detestar... y de alguna forma, sentirse atraída.

Sin poder evitarlo, Erin se echó a reír también, aunque su risa estaba teñida de un cansancio profundo. -Pero tengo a mi flamante esposo homosexual, mi alma gemela- dijo mientras lo abrazaba, buscando consuelo en la familiaridad de su relación. -No habrá sexo, ni besos, pero estoy feliz a tu lado, Pierre.-

Pierre la abrazó con fuerza, comprendiendo el peso de sus palabras. -Siempre estaré aquí para ti, Erin- susurró, sus palabras cargadas de una sinceridad que atravesaba cualquier fachada que pudiera haber construido para el mundo exterior. En ese momento, todo lo que importaba era la conexión que compartían, una que iba más allá de las complicaciones románticas y se basaba en una lealtad inquebrantable.

Erin asintió, sintiéndose un poco más ligera. Sabía que, aunque sus sentimientos hacia Snape eran confusos y nuevos, siempre podría contar con Pierre. Y mientras se preparaba para enfrentarse a un mañana incierto, se permitió relajarse un poco, reconociendo que en medio de toda la confusión, al menos tenía a alguien que la entendía completamente.