Hola se que no siempre suelos escribirles, queridos lectores, pero en esta ocasión, decidí romper la cuarta pared,escribir esta historia con este ritmo ha sido muy cansado, pero sin duda lo hago con mucho cariño, no les aseguro pueda aguantar el ritmo de un capítulo al dia y puede que incluso la deje en pausa un rato , pero por el afecto que le tengo a estos personajes, espero terminarla antes de que acabar esta primera parte este año, sin embargo, sería interesante saber su opinion, aportes, ideas,si les gusta o no.
Siempre es genial interactuar con aquellos que siguen mis historias
Disculpen si estos dos capítulos han sido para dar contexto, pero creo que era importante, hacerles saber las motivaciones de Erin, igual, me gustaría dejarles de recomendación a partir de ahora, algunas bandas sonoras que acompañen su lectura.
Banda sonora recomendada:
Omoi saku toki When Whishes Bloom- Aoiema
What Was I Made For?-Billie Elish
TV-Billie Elish
También pueden seguirme en TIKTOK: 6622 .Sin más les dejo este capitulo.
Draco Malfoy
Snape, después de una larga y agotadora guardia, finalmente se dispuso a descansar antes de enfrentar otro día de trabajo en Hogwarts. Sin embargo, en lugar del consuelo del sueño, fue invadido por pesadillas que lo arrastraron de vuelta a los oscuros días de las reuniones con los Malfoy y la influencia omnipresente de Voldemort.
Las voces de su pasado resonaban en su mente, distorsionadas y aterradoras. Podía escuchar a Lucius Malfoy, siempre tan seguro de sí mismo, discutiendo planes con Rabastan Lestrange. "Es solo una mujer, Rabastan,¿cómo pudiste olvidar a tu hermano?" decía Lucius con desprecio. "No vale la pena perder la cabeza por ella y si todo sale bien, podrán estar juntos..." En ese entonces, Snape era solo uno más en el círculo de seguidores de Voldemort, observando en silencio, sin saber el verdadero alcance de las palabras de Lucius.
Los recuerdos se hicieron más oscuros y violentos cuando recordó el final de noticia de su muerte había llegado como un susurro en los corredores de la Mansión Malfoy. En ese entonces Lucius tenia un golpe en la cara pero la risa fría de Lucius, que resonó después, quedó grabada en la mente de Snape. "Un eslabón débil eliminado," había dicho Lucius, como si la vida de Rabastan no fuera más que un obstáculo insignificante en su camino.
Pero lo más perturbador de sus pesadillas no eran las reuniones, ni la muerte de Rabastan, sino los recuerdos que surgieron después. Eran como flashes, breves destellos de imágenes, mezclando pasado y presente. Recordó a Erin, más joven, jugando con un pequeño Draco. En ese momento, la dulzura con la que ella interactuaba con el niño le parecía trivial, pero ahora, después de verla con Lucas, algo comenzaba a encajar en su mente. Había una ternura en Erin que no había visto antes, o quizás no había querido ver.
La recordaba en los jardines de la mansión Malfoy, tan ajena a todo lo que sus puertas encerraba y él era incapaz de revelarle, lo mejor que podía hacer era revelarlo a Dumbledore pero la terca mujer estaba ciega, y sin embargo la lealtad inquebrantable que tenia la mujer, era abrumadora. Recordo la pequeña ceremonia para ser los padrinos de Draco el no permaneció mucho, pero noto el profundo cariño que Erin sostenía sobre el unigénito de los Malfoy.
Mientras los recuerdos continuaban desbordándose en su mente, Snape se sintió atrapado en una tormenta de emociones contradictorias. La imagen de Erin con su hijo, Lucas, se sobreponía a las viejas memorias, creando una sensación incómoda en su pecho. Algo encajaba, algo que no había considerado antes, pero que ahora, bajo la sombra de su subconsciente, comenzaba a cobrar sentido.
Despertó de repente, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. El sudor frío corría por su frente mientras intentaba ordenar sus pensamientos. No podía sacudirse la sensación de que había algo más, algo que aún no entendía completamente. Erin, Rabastan, Lucius, Draco... todo estaba conectado de alguna manera. Y mientras la primera luz del amanecer comenzaba a filtrarse por su ventana, supo que no encontraría descanso hasta descubrir qué era.
Snape siempre se había considerado a sí mismo un hombre calculador, alguien que podía sobreponerse a cualquier obstáculo con frialdad y lógica implacable. Pero, en el caso de Erin Dune, algo había cambiado. Había pasado tanto tiempo enfocado en un objetivo claro y preciso su deber en Hogwarts y sus propios motivos personales que había perdido de vista los detalles que ahora parecían tan importantes y desconcertantes.
La incertidumbre que sentía era perturbadora, y la idea de que Erin pudiera tener conexiones más profundas con el pasado, con personajes como Lucius Malfoy y Rabastan Lestrange, lo hacía cuestionar sus propios juicios. Con el amanecer, Snape se dio cuenta de que tal vez lo más sensato sería olvidar esas complicaciones personales, centrarse en finalizar el año académico y alejarse de todo lo que pudiera complicar aún más su vida.
Mientras tomaba un sorbo de té en sus habitaciones, tratando de despejar su mente, una carta de Narcisa Malfoy apareció de manera inesperada. El simple hecho de recibir correspondencia de la familia Malfoy ya era motivo suficiente para estar en guardia, pero lo que encontró en la carta lo desconcertó aún más.
La letra cursiva y elegante de Narcisa lo saludó cordialmente antes de ir al grano: -Lucius quiere verte-
El mensaje dejó a Snape desconcertado. Una parte de él dudaba de la invitación, cuestionando las intenciones de Lucius Malfoy y si esta reunión podría ser una trampa o un simple juego de poder, para ayudarlo a liberar de la prisión Sin embargo, otra parte de él, impulsada por la necesidad de despejar las dudas que giraban en torno a Erin y sus conexiones con el pasado, consideraba que la reunión podría ofrecer respuestas, o al menos, aclarar algunas cuestiones.
Snape se quedó en silencio, el té aún caliente en su taza. Las implicaciones de la invitación eran significativas. Si Lucius deseaba verlo, podría significar que había algo más en juego, algo que podría influir en el desarrollo de los acontecimientos en Hogwarts y en la vida de Erin Dune. Pero también podría ser una simple maniobra, él reiteradamente dijo que no se metería.
Con una determinación renovada, Snape decidió que debía enfrentar esta nueva etapa con cautela. Respondería a la invitación, pero mantendría sus propios objetivos en mente. No permitiría que las complicaciones personales nublaran su juicio. En lugar de ser arrastrado por las corrientes de la intriga y el conflicto, se prepararía para la reunión, asegurándose de estar completamente alerta y preparado para cualquier eventualidad.
Así, con una resolución firme, Snape dejó su taza de té y comenzó a prepararse para su nuevo dia, consciente de que esta reunión podría ser crucial para resolver los enredos de su propio pasado y el futuro que aún le esperaba.
(Flashback)
La guerra había terminado, y el eco de la caída de Voldemort resonaba por todo el mundo mágico. Las calles de Diagon Alley estaban llenas de magos y brujas celebrando la libertad, la victoria, y el nuevo amanecer. El nombre de Severus Snape aparecía en la portada del Profeta como el héroe inesperado, junto con el famoso trío de oro: Harry Potter, Hermione Granger, y Ron Weasley. Sin embargo, en la mansión Malfoy, el ambiente era diferente.
Draco Malfoy se encontraba en su habitación, con la corbata de la familia en la mano, mirándola con una mezcla de repulsión y tristeza. Había testificado a favor de su padre ese mismo día había tenido que mentir, hablando de las presiones y amenazas bajo las que había vivido durante la guerra. Narcisa, su madre, insistía en que llevara el nombre Malfoy en alto, pero Draco solo quería descansar, quería huir,se sentía asqueado, llevaba meses sin dormir, comer, la resaca de una guerra del lado de los malos y los que pierden es una historia diferente a los que ganan.
Había visto morir a amigos, familiares, personas, en las entrañas de la mansión, se había sentido más solo que nunca, atrapado en un bucle de culpa y desesperación. A pesar de todo, había hecho las paces con Potter, de alguna manera, pero eso no remediaba el vacío que sentía.
La puerta de su habitación se abrió bruscamente, revelando a Narcisa, con una expresión mezcla de enojo y preocupación.
—Draco, ¿qué estás haciendo? —demandó, tomando un vaso de whisky
-solo quiero descansar-agregó.
-Draco, tienes que demostrar la valía de nuestro apellido-exigio Narcisa-tienes que ir al ministerio, hacer algunos papeleos, asumir tu papel,Hogwarts será reconstruido al parecer , y nosotros pese a todo seguimos siendo parte del comité-
Draco suspiró, sin mirarla directamente. Sabía que sus palabras solo serían un eco en la mente de su madre.
—Madre, no puedo más con esto —respondió finalmente, su voz apenas un susurro—. No puedo seguir pretendiendo que todo está bien, que somos la familia perfecta. Ya no soy ese niño que pensaba que éramos mejores que los demás solo por nuestro nombre-
Narcisa se acercó rápidamente, agarrándolo del brazo.
—Eres un Malfoy, Draco. Este es nuestro hogar, nuestro legado. No puedes simplemente huir-dijo con voz cruda-no sabes cuanto sacrifique para mantenerte vivo, por suerte Severus cumplio su parte y tu padre…-
Draco finalmente la miró, sus ojos grises llenos de una tristeza y un cansancio que Narcisa no había visto antes.
—Es que no quiero ser un Malfoy, al menos no el tipo de Malfoy que siempre me dijeron que debía ser. Quiero ser alguien más, alguien que no esté tan cargado de expectativas y mentiras.-
Narcisa aflojó su agarre, notando por primera vez el dolor en los ojos de su hijo.
—¿Qué pasa contigo Draco?—preguntó con un tono más suave, pero aún firme.
Draco, cansado de la presión y el conflicto continuó con su madre, no tuvo fuerza para discutir , finalmente aceptó lo que le pidio. Sabía que debía enfrentar sus propios demonios para poder seguir adelante.
-nade madre, solo estoy cansado, pero ire...-
Se dirigió al Ministerio para una reunión del comité de Hogwarts destinada a comenzar con la reconstrucción tras la guerra. Su decisión era firme, pero también lo era la preocupación que sentía por el futuro.
Al llegar al Ministerio, Draco notó inmediatamente el impacto de su presencia. Las miradas se volvieron hacia él, los susurros y murmullos se esparcieron por la sala. Algunos lo miraban con desprecio, otros con curiosidad. La atmósfera estaba cargada de incomodidad, y Draco podía sentir cada juicio implícito en las miradas que recibía.
—¿De verdad él está aquí? ¿Después de todo lo que hizo su familia?-
—No debería estar en este comité. ¿Cómo podemos confiar en él después de todo?-
Draco era consicete de los murmullos, de las miradas, y aun asi se quedo quieto la voz de un funcionario del Ministerio hablo directo hacia el con desdén-Parece que el hijo de los Malfoy ha decidido mostrarse después de todo…-
La carga de su apellido y las expectativas que lo acompañaban eran pesadas, pero sabía que debía enfrentar su realidad. Se dirigió hacia el centro de la sala, donde el comité lo esperaba, y con cada paso sentía el peso de las decisiones que había tomado y las que aún tenía que enfrentar.
Draco con voz firme, intentando no dejar que su desánimo lo venciera-Estoy aquí en nombre de mi familia, para ayudar en la reconstrucción de Hogwarts-
Entonces Draco observó a Dumbledore entrar en la sala, su presencia serena y autoritaria se sintió como una ola de terror en medio del tumulto. Dumbledore, con su cabello plateado y su túnica azul claro, tenía un brillo en los ojos que parecía reflejar una sabiduría y una paz que Draco no sabía si merecía, aun tenia algunas heridas producto de la guerra pero estaba bien.
Un nudo en el estómago se formo recordó el tiempo en que había estado al borde de matar al mago, y ese pensamiento lo envolvió en una ola de miedo y arrepentimiento. La culpa y el horror por sus propias acciones durante esos días oscuros lo golpearon con una nueva intensidad al ver a Dumbledore, recuperado y en pie frente a él.
Draco pensando para sí mismo miraba nervioso Es una suerte que esté bien. ¿Qué pensará de mí ahora, sabiendo lo que hice y lo que pude haber hecho? ¿Cómo podría siquiera pensar en pedir perdón?
El miedo de Draco creció rápidamente cuando el mago se sentó a su lado, después de todo Dumbledore siempre estuvo al tanto de todos los detalles del plan de matarlo, lo sabia porque Snape se lo habia dicho aunque poniendolo en retrospectiva eso explicaba la aceptación de ayudarle tan facil, haciendo un pacto de su madre todo como parte de un plan más amplio que el conocia, aun asi palideció al ver la afabilidad de Dumbledore, su rostro cálido y comprensivo, que contrastaba de manera dolorosa con el caos interno que sentía.
Dumbledore con una sonrisa comprensiva lo saludo-Draco, veo que has llegado. Estoy seguro de que tu presencia aquí es un paso importante hacia la reconciliación y el progreso.-
Draco, abrumado por la sensación de ser observado, intentó mantener la compostura. Aunque la sonrisa de Dumbledore era cálida, no podía evitar preguntarse si su amabilidad era un recordatorio de todo lo que había fallado.
Draco con voz temblorosa hablo-Profesor Dumbledore-
Finalmente Dumbledore se levantó para presentar su propuesta ante el comité, la sala se llenó de una expectativa palpable. Su propuesta no solo incluía la reconstrucción de Hogwarts, sino también la creación de programas avanzados para Aurores, Pocionistas y Sanadores. Con una expresión decidida,
Dumbledore comenzó a explicar los detalles.- creo es bien sabido que Hogwarts fue el epicentro de la batalla final hemos enfrentado grandes pérdidas, y es imperativo que transformemos este dolor en un futuro más seguro y preparado. Mi propuesta incluye la introducción de programas avanzados en Hogwarts que cubrirán áreas vitales como la formación de Aurores, Pocionistas y Sanadores-
Los miembros del comité, que habían escuchado el número alarmante de estudiantes muertos y heridos, mostraron interés inmediato. Cada mención de los programas y sus beneficios captó su atención.
-¿Qué podemos saber sobre los profesores encargados de estos programas?-indago uno de los miembros del comite.
Dumbledore anticipándose a su pregunta continuo-Para los Pocionistas avanzados, me gustaría contar con Horace Slughorn, cuyo conocimiento y experiencia son inigualables. Y para los Sanadores, Poppy Pomfrey, quien ha demostrado ser indispensable en el cuidado de nuestros estudiantes y en la recuperación de aquellos afectados por la guerra y sus aportes a la magia en general.
La mención de Poppy Pomfrey fue recibida con aprobación general. Todos sabían que su habilidad y dedicación la hacían una opción excepcional.
Otro miembro se pronuncio-¿Y qué hay del programa de Aurores? ¿Quiénes estarán a cargo de ese programa?, muchos estariamos mas tranquilos si el héroe de guerra Severus Snape fuera contemplado, de otra forma lo pondremos en debate-
Dumbledore levantó su manos para pedir la palabra-la participación de Severus Snape aun está a reserva de su recuperación pero sin duda, es un nombre que está contemplado -esperó un momento antes de mencionar el nombre que, él sabía, causaría sorpresa.-Finalmente, quiero presentar para el programa de los Aurores, a Sirius Black, Remus Lupin y Erin Dune-
El nombre resonó en la sala como un trueno. Hubo murmullos sorprendidos y miradas de incredulidad. Algunos miembros del comité se miraron entre sí, claramente impresionados-Erin Dunne... Pensamos que estaba muerta o en otro país. ¿Es cierto que ella está dispuesta a regresar?-
-Erin ha estado trabajando en secreto para nosotros desde tiempos inmemorables. Su compromiso con el bienestar de los demás y su habilidad en el campo son reconocidos y son excepcionales. Su regreso a Hogwarts sería un gran beneficio para todos y ya he estado en platicas con ella al respecto- aseguró
El Ministro, que había estado escuchando con atención, se inclinó hacia adelante, su expresión mostrando una mezcla de interés y cautela -Dumbledore, si lo que dices es verdad, sería interesante, pero debes saber que el Ministerio también estará involucrado en asegurar la participación de Erin Dune. Si ella regresa, habrá ciertas consideraciones y negociaciones que deberás tener en cuenta, y tendras que buscar a otro encargado, Severus Snape por ejemplo,de otra forma este comité evaluará a aprobación de este programa, aunque el señor Lupin, es bien conocido no podemos ignorar el hecho de su padecimiento, por otro lado Black pese haber limpiado su nombre, sigue siendo reconocido como un ex prófugo, cargos que aunque ya han sido pagados con una fianza, sigue siendo cuestionable para dejar a cargo de un programa tan importante-
Dumbledore asintió con calma, sabiendo que la propuesta tenía sus desafíos,el interés y la sorpresa en las caras de los miembros del comité y del Ministro mostraban que la propuesta tenía el potencial de traer un cambio significativo, pero no estaban dispuestos a negociar, sin sus peticiones.
Con la aprobación general de su propuesta, Dumbledore cerró la reunión con una nota optimista. La reconstrucción de Hogwarts y el establecimiento de los nuevos programas estaban en marcha,
Draco tras escuchar el nombre recordó a Erin Dune, la mujer que había sido cálida y amable con él cuando otros lo trataban con frialdad o distancia. Erin había sido su madrina, al menos hasta que su madre le prohibió verla después de que su padre había vuelto con un golpe en la cara y gritaba que Erin misma había matado a Rabastan.
Dumbledore, al notar el estado de Draco, lo siguió fuera de la sala, con una expresión de empatía y preocupación. Con una voz suave, lo llamó-Draco me preguntaba si le gustaría acompañarme a tomar una taza de té. Creo que sería beneficioso para ambos.-
Draco, sorprendido por la oferta inesperada, asintió en silencio. Juntos ocuparon la red flu en dirección a una casa, propiedad de los Dumbledore, que parecía estar en proceso de remodelación. La casa tenía un aire de calidez y serenidad, en contraste con el ambiente tenso del Ministerio.
Dumbledore guió a Draco hacia una pequeña salita acogedora, decorada con gusto y con una ventana que ofrecía una vista tranquila del jardín en remodelación. Cuando se sentaron, Dumbledore preparó el té con un gesto medido, dando a Draco tiempo para acomodarse en el ambiente tranquilo.
Finalmente, Dumbledore se sentó frente a él, tomando su taza con manos firmes, tras unos instantes el mago rompió el silencio.
—Entiendo, Draco, por qué te sientes vacío —dijo Dumbledore, rompiendo el silencio—. La guerra deja marcas profundas, no solo en el cuerpo, sino también en el espíritu-
Draco miró su taza de té, el vapor ascendiendo en espirales tranquilizadoras e ignorando el comentario del mago, contestó.
-¿de que quería hablar conmigo profesor?-Indago el rubio
-Erin Dune, Draco…se que el nombre no es desconocido para ti…tambien se que no la haz visto en mucho tiempo-agregó con calma.
-Se marchó tras matar a Rabastan-dijo Draco.
-¿estás seguro que es la única razón hijo?-indago
-es lo que me dijeron mis padres…-afirmó removiendose incómodo en su asiento.
-¿te gustaría verla de nuevo?-indago el mago, provocando que Draco levantó su mirada de golpe.
Draco- No lo se señor-confesó al fin-han pasado años. Ella debe creer que soy como mi padre, o como mi padrino... ¿cómo podría ella perdonar eso? sin querer matarme tambien…-
Dumbledore sonrió comprensivo-Erin ha estado lidiando con su propia carga, pero su cariño por ti ha sido genuino. Ella nunca ha querido hacerte daño. Las circunstancias la obligaron a tomar decisiones difíciles, pero su propósito siempre fue el de proteger a aquellos a quienes ama.-
El peso de las palabras de Dumbledore cayó sobre Draco como un balde de agua. La verdad sobre Erin y la complejidad de su situación se mezclaban con la realidad de su propia vida y la historia familiar que había aprendido a aceptar.
—El camino hacia la redención no es fácil, Draco, pero si sigues haciendo lo mismo, no podrás tener respuestas diferentes… —menciono con un gesto suave, Dumbledore terminando su te- visitame cuando quieras o necesites…-
Draco se despidió de Dumbledore con una mezcla de confusión y resolución, sintiendo el peso de las revelaciones sobre Erin Dune. Mientras caminaba hacia casa, su mente se debatía entre la necesidad de entender la verdad y el dolor de las mentiras familiares.
Al llegar a la mansion, Narcisa lo esperó con una mirada expectante y algo inquieta. Sin rodeos, le preguntó qué había pasado en la reunión. Draco, aún con el corazón agitado, le informó sobre la propuesta de reconstrucción y el nombre de Erin Dune, intentando mantener la conversación lo más neutral posible.
Narcisa al escuchar su nombre se impaciento y lo miró con cuidado-¿ Erin Dune?-el tono de su voz se volvió frío y tenso, una reacción que Draco no había anticipado.
Draco la miró con el ceño fruncido-Sí, y al parecer, hay planes para incluirla en el programa de Hogwarts. Dumbledore me ha hablado sobre su papel y su implicación en todo esto.-
Narcisa se tensó visiblemente, su expresión endureciéndose mientras se acercaba a Draco con una firmeza implacable-Te prohíbo rotundamente acercarte a ella. Es peligrosa y desleal.-
Draco sintió una punzada de desconcierto ante la reacción de su madre. Con frialdad en su voz, le preguntó el motivo detrás de su firme prohibición-¿Qué ha hecho ella que la convierte en una amenaza tan grande?-
Narcisa vaciló por un momento, el peso de sus palabras eran casi palpables. Finalmente, se dirigió hacia él con una mezcla de frustración y tristeza-La última vez que supe de ella fue cuando tu padre fue apresado y ¿sabes porque? porque ella estaba involucrada en su aprehensión, ella solo nos desprecia y quiere acabar con nosotros, por culpa de las decisiones de Rabastan-
El silencio que siguió a sus palabras era denso, lleno de la incomodidad de verdades no reveladas. Draco, frustrado, insistió en conocer más.-¿Entonces mi padre es inocente de lo que ella lo acusa? ¿Por qué no me dices la verdad?-
Narcisa no respondió, su expresión cambiando a una que Draco no había visto antes una mezcla de arrepentimiento y desesperación. Ella repitió que su padre había hecho lo que tenía que hacer, pero no ofreció más detalles. Draco se sintió atrapado entre la frustración y la decepción, el peso de las mentiras familiares aplastándolo.
Draco habló en voz baja pero pronto subió el tono de su voz- Estoy harto de todas las mentiras. Si quieres sacar a esa mujer, hazlo tú misma. Estoy cansado de todo esto, necesito respuestas-
Con una resolución que nunca había mostrado antes, Draco recogió algunas de sus cosas, preparándose para marcharse. Narcisa, sorprendentemente molesta, intentó detenerlo.
Narcisa le gritó -No puedes irte. Necesitas estar en el comité para enfrentar a esa mujer- lo retuvo del brazo.
Draco, sin dejarse influenciar, se volvió hacia ella con firmeza se soltó del agarre-Si quieres hacerlo, hazlo tú misma. Yo necesito encontrar mi propio camino….-
Con esas palabras, Draco dejó la casa, llevándose consigo un sentimiento de ruptura y liberación. La decisión de partir marcó un cambio significativo en su vida. Mientras se alejaba, sabía que enfrentaría la realidad de su familia y sus propios conflictos internos de una manera que nunca había imaginado.
Al llegar a Hogwarts, Erin se dirigió directamente al despacho reconstruido de Dumbledore. Los pasillos del castillo aún estaban llenos de cicatrices de la guerra, pero la magia y el esfuerzo humano habían comenzado a devolverle su esplendor. A pesar de la devastación que había presenciado y vivido, Hogwarts seguía siendo un faro de esperanza.
Dumbledore la recibió calurosamente, con una sonrisa suave y sus ojos brillando tras sus medias lunas a Erin con un abrazo—Erin, es un placer verte de nuevo —
Erin aceptó el saludo de Dumbledore, pero su rostro permaneció serio —Albus, vamos al grano —dijo, su voz reflejando un cansancio evidente.
Había regresado de un viaje rápido al Ministerio, donde había entregado finalmente las pruebas que había recolectado durante años para capturar a Lucius Malfoy. Sin embargo, le informaron que, incluso con esas pruebas, necesitaría testigos para avanzar, lo que había afectado aún más su ya malhumorado estado y continuo-—la verdad es que me sorprendió que el Ministro de Magia me ofreciera un trabajo y dinero, especialmente cuando estoy en negociaciones para ser profesora en el programa de Aurores de Hogwarts. Es curioso, porque no sabía nada al respecto-
—Estaba por decírtelo, hija, cuando dijiste que volverías, la verdad no encontré el momento adecuado para mencionarlo. Y no, no voy a competir con el Ministerio. Sé que la oferta que te hicieron es importante, tanto en términos de paga como de posición….pero…-
Erin levantó una ceja, mostrando interés pero manteniéndose cautelosa. Había aprendido a ser escéptica después de tantas traiciones y pérdidas.
—¿pero? Dumbledore, hemos hablado por años y nunca me mencionaste esto. ¿que estas tramando- indago la mujer, pero Albus se levantó de su lugar.—Quisiera hablar en otro lugar. Acompáñame.
Con un movimiento de su varita, se transportaron por la red Flú a una casa que había sido recientemente reconstruida. Al llegar, Dumbledore dirigió a Erin a una sala privada, decorada con sobriedad y serenidad, una vez en el lugar se sentaron en una mesa que ya los esperaba con dos tazas de té
—Sabes tan bien como yo que Hogwarts no es solo una escuela, sino un símbolo, un refugio para aquellos que buscan conocimiento y protección. Con la guerra finalmente terminada, necesitamos reconstruir no solo los muros, sino también la confianza y la seguridad en nuestras futuras generaciones. Quiero que te encargues del nuevo programa de entrenamiento para Aurores-
Erin lo miró fijamente, procesando la magnitud de la oferta. Dumbledore continuó, su tono grave pero lleno de esperanza.
—Sé que has tenido aprendices antes, y también sé por qué decidiste huir. Pero esta vez, quiero que vuelvas a enseñar, a guiar, a proteger. El legado de Alastor no puede terminar con su muerte, y no hay nadie más adecuado que tú para continuar con su trabajo-
Erin sintió una punzada de dolor al recordar a los aprendices que había perdido, jóvenes brillantes que habían sido ejecutados La herida aún era profunda, y el miedo a repetir esa tragedia la había llevado a rechazar múltiples veces la propuesta Sin embargo, aquí estaba, Dumbledore, creyendo que podría hacerle cambiar de opinión
—Alastor era más que un mentor,era como un padre —dijo Erin, se removio incomoda- atentas a remover mi sentido de culpa para convencerme de un trabajo con mucho menor paga o prestigio ¿Qué más me quieres decir?- indago Erin molesta.
Dumbledore la miró con más cuidado, consciente de la importancia de sus palabras.
—También puede ser una oportunidad para Lucas-
Erin sintió que su corazón se aceleraba al escuchar el nombre de su hijo. Dumbledore continuó con tacto, sabiendo cuánto significaba ese tema para ella.
—se que haz iniciado trámites contra Lucius, pero no estoy tan seguro de cómo irá todo , también sé que sabes que Bellatrix no ha sido encontrada y su cuerpo sigue sin ser localizado y se que tu mayor miedo es Lucas-
Erin estaba a punto de marcharse, Dumbledore la detuvo con un gesto tranquilo.
—Espera un momento, Erin sabes que en el castillo podrían estar Snape , te podría ayudar…—Se detuvo, observando la expresión de Erin.
-no necesito su ayuda...solo que no se meta, se que tu confias en el pero para mi sigue siento la mascota de los Malfoy-aseguro Erin.
. —por cierto hablando de Malfoy, Draco…-
Erin se giró bruscamente, el nombre de Draco Malfoy evocando una mezcla de emociones.
—No lo metas en nada —dijo con firmeza y se levantó de su asiento.
Dumbledore le pidió que se sentara nuevamente. Con un suspiro, Erin obedeció, cruzando los brazos y frunciendo el ceño.—No me interesa el dinero ni la posición, Dumbledore. Solo quiero lo mejor para Lucas —dijo con determinación.
Dumbledore asintió con comprensión.
—Reconozco el carácter de Alastor. Él solo deseaba que Lucas tuviera la libertad que nunca tuvo. Se sintió tan culpable de no poder despedirse Y sé que aquí, en Hogwarts, podrías lograr no solo un nuevo comienzo para ti y tambien para Lucas , vamos Erin jamas hubiera pensado en la propuesta si no te contemplara-aseguro Dumbledore
Erin lo miró, sopesando sus palabras. Sabía que aceptar esta oferta significaría enfrentarse a viejas heridas y desafíos desconocidos, pero también podría ofrecerle a Lucas la oportunidad de una vida más segura y llena de , Erin asintió lentamente, con una resolución renovada.—Está bien. Lo haré-
-Ahora retomando lo que te decía de Draco…-mencionaba con lentitud el mago Dumbledore, consciente de que Erin estaba en un estado emocional delicado, sabía que debía que ser cuidadoso—, antes de que te vayas, necesito pedirte que no me tomes a mal por lo que voy a hacer. Por favor y no te alteres, el chico desde que supo que volverías quería verte- La visión del joven rubio con un vendaje en el antebrazo, que entraba por la puerta que Dumbledore abrió trajo consigo una oleada de recuerdos y emociones que había intentado enterrar. Su instinto fue protegerse, y antes de darse cuenta, había deslizado su varita de manera defensiva, y mantuvo sus ojos fijos en los de Draco.
Draco, nervioso, recordó las palabras de su madre: "Ella es peligrosa, solo quiere acabarnos." El miedo se apoderó de él, y por un instante, se quedó paralizado, sin saber qué esperar de Erin. Ambos quedaron inmóviles, como si el tiempo se hubiera detenido, y el silencio en la habitación era ensordecedor.
Pero en un momento de vulnerabilidad, algo cambió en Erin. La visión de Draco, tan perdido y asustado, le recordó a alguien más, a un joven que una vez había conocido y amo. Sin pensarlo, bajó su varita y, en un impulso que brotó desde lo más profundo de su ser, lo abrazó con fuerza.
Draco, inicialmente desconcertado, sintió una mezcla de emociones que lo abrumaron. Las palabras de su madre luchaban en su mente, pero la calidez del abrazo de Erin derrumbó sus defensas. Después de unos segundos, cedió y la abrazó de vuelta, sintiendo un alivio que no sabía que necesitaba.
Dumbledore, que había estado observando en silencio, sonrió con comprensión. Sabía que este momento era crucial para ambos, y sin hacer ruido, decidió retirarse no sin antes susurrarle a Erin—Recuerda—dijo con voz suave— todos pueden cambiar , pero el cambiar el destino de nuestros errores, depende de nuestras acciones en el esto como una señal de que aún hay esperanza y oportunidades para todos-
Con esas palabras, Dumbledore se retiró, dejándolos en su momento. Erin y Draco, envueltos en un abrazo silencioso, sintieron el peso de los años y las pérdidas desvanecerse lentamente mientras se reencontraban.
Erin y Draco se sentaron en silencio por un momento, ambos inmersos en sus pensamientos. Erin fue la primera en romper el silencio, con un tono suave y cauteloso.
—Draco… —comenzó—, sé que has pasado por mucho, y no puedo comprender todo lo que has vivido durante estos años y también puede que sepas que soy la culpable de que tu padre este preso… no te pido que me perdones porque no creo que tenga una razón para disculparme, porque se que lo que hago es lo correcto, lo único que quiero lamentar es el dolor que te puedo provocar... —Erin hizo una pausa, una lágrima asomando en sus ojos mientras intentaba mantener la compostura.
Draco la miró, su expresión era una mezcla de tristeza y cansancio. —Erin, no tienes que disculparte. Todos hicimos lo que pudimos en circunstancias terribles. Pero estoy... tan cansado. Por eso necesitaba venir aquí, a esta casa, lejos de todo lo que solía ser quería escucharte, mis padre me han dado una versión toda mi vida…
Erin asintió, dejando que las palabras de Draco resonaran en su mente. Su voz tembló un poco al intentar continuar. —Lo que ocurrió con Rabastan… quizá lo intuyas, pero él era un mortífago. Sé que quería cambiar, que intentó alejarse de esa oscuridad, pero cuando conoció a tu padre… cambió. Volvió a ese camino. No lo excuso, porque al final, él tomó sus propias decisiones. Pero estoy convencida de que tu padre tuvo algo que ver, que lo manipuló para que regresara a esa vida... —Erin hizo una pausa, luchando contra el nudo que le cerraba la garganta. —Ahora tengo las pruebas para que tu padre pague... No te pido que me creas, pero necesitabas saberlo. No maté a Rabastan porque quisiera… ni me alejé de ti por elección…-
Draco la miró fijamente, buscando la verdad en sus palabras. Con un gesto lento, descubrió su antebrazo vendado, revelando el lugar donde estaba antes una Marca Tenebrosa. Erin sintió un abismo abrirse en su interior al ver la marca, una mezcla de tristeza y temor la invadió. Sabía lo que significaba, y se contuvo de hablar mal del padre de Draco, consciente de cuánto le afectaría.
—No necesito escucharte para saber de lo que es capaz mi padre —dijo Draco, su voz cargada de amargura mientras volvía a cubrir la marca.
Erin, con el corazón apesadumbrado, hizo un esfuerzo por mantener la calma. Sabía que Draco luchaba con el peso de sus propias decisiones, con el temor de que ya estuviera irremediablemente perdido. —Pero quiero que sepas que esas decisiones no te definen —continuó Erin, su voz llena de una firmeza suave—. Ni siquiera Rabastan fue definido por sus acciones pasadas. Y sé cuánto lo querías…
Erin vaciló, consciente de que mencionar a Rabastan era un terreno delicado, pero también sabiendo que era necesario para que Draco entendiera que aún había esperanza, incluso para él.
-¿En cuanto a tu madre?-indago Erin, Draco resopló.
-Me fui de casa, llevo dos semanas aquí, ella me ha buscado por mar y tierra, pero este seria el ultimo lugar donde buscaría, no quiero verla o escucharla…-aseguro.
Erin le tomó la mano con suavidad. —Tu madre, Narcisa, hizo lo que toda madre haría, Draco. Intentó protegerte de la única manera que sabía. No fue fácil para ella, y aunque quizás no lo entiendas del todo ahora, lo hizo por amor...-
Draco, con los ojos llenos de una mezcla de dolor y resignación, suspiró, su resistencia desmoronándose lentamente. —Lo sé, pero es tan difícil. Todo lo que quiero es... paz. Y parece que eso es lo más difícil de conseguir cuando ella siempre está pidiendo que actúe como un Malfoy.
Erin lo miró con una profunda comprensión, sintiendo el peso de sus palabras. —Alejarte asi de tu casa puede que ayude a aclarar, podría darte algo de esa paz que buscas y no estás solo en esto, estaré aquí para ayudarte en lo que pueda, pero cuando puedas, habla con ella…al final del dia ella te ama…-La voz de Erin tembló levemente, revelando sus propias heridas no sanadas. —Entiendo por qué tu madre te pudo decir su versión, Draco. Ella temía por ti, igual que yo he temido por otros. A veces, el miedo nos hace tomar decisiones que, en retrospectiva, parecen equivocadas, pero en el momento, es lo único que podemos hacer para proteger a quienes amamos. He estado allí... He cometido errores y he perdido a personas importantes por intentar protegerlas. Por eso entiendo a Narcisa…-
Draco la miró fijamente, captando por primera vez la profundidad del dolor que Erin había ocultado. —Tú también has sufrido, ¿verdad?-
Erin asintió lentamente, sus ojos reflejando el peso de su pasado. —Sí, Draco. He perdido mucho y he cometido errores que aún me atormentan. Pero lo que importa es lo que hacemos ahora, con las oportunidades que se nos presentan. No dejes que las sombras de tu pasado determinen tu futuro…
Ver a Draco tan temeroso y herido era un recordatorio constante de lo difícil que había sido todo para él. Su regreso a Hogwarts, que en un principio había sido una obligación más que un deseo, ahora tenía un propósito claro. Quería ayudar a Draco a encontrar un camino que no estuviera marcado por el dolor y la desesperanza. Su resolución se fortaleció al ver que, aunque el camino sería difícil, no estaba sola en su lucha, y tampoco lo estaría Draco
Los días pasaron, y Erin continuó haciendo viajes para preparar su regreso, visitaba a Draco con calma en su nueva residencia momentánea, siempre manteniendo un ojo atento en Draco. Sabía que cada día era una lucha interna para él, y aunque no compartía mucho verbalmente, sus acciones y expresiones lo revelaban. Había una tensión constante en sus hombros, un peso que parecía llevar a todas partes, y Erin no podía evitar preocuparse.
De vez en cuando, Draco dejaba escapar fragmentos de su pasado, recuerdos de su tiempo en Hogwarts. Hablaba con cierta nostalgia, pero siempre con un velo de reserva. Un día, en un momento de inusual vulnerabilidad, mencionó a Severus Snape, su voz cargada de incertidumbre. —Snape… —dijo, con una pausa que parecía durar una eternidad—. Sigue recuperándose de todo lo que pasó, y no lo he visitado, Dumbledore dice que acepto trabajar, aunque se quedó con la vacante que querías…sabes no estoy seguro de cuánto de lo que hizo fue real. ¿Me veía como algo más que una pieza en el rompecabezas para salvar a Harry Potter?
Erin sintió un nudo formarse en su pecho al escuchar esas palabras. Sabía que la relación entre Draco y Snape era compleja, llena de lealtades inciertas—Draco —respondió con suavidad, buscando las palabras adecuadas—. Lo que pasamos durante la guerra nos cambió a todos. Es difícil distinguir entre lo que fue real y lo que fue una fachada para sobrevivir. Pero creo que, aunque Snape tenía sus propios motivos y misiones, no eras solo una pieza para él. Te veía como alguien importante, aunque tal vez no siempre supo cómo demostrarlo-
Un día, recordando los viejos momentos, Erin sugirió a Draco que fueran por un helado al lugar donde solían ir cuando él era pequeño. La idea, que pretendía ser un respiro del presente, terminó siendo un recordatorio doloroso del pasado.
Después de más de siete años de no verla, se encontraron con Narcisa, la madre de Draco. Ya no era la mujer altiva que Erin recordaba. Su porte seguía siendo impecable, pero su mirada reflejaba las cicatrices de la guerra, el peso de un esposo encarcelado y un hijo que se alejaba de ella. Erin, consciente de la tensión, mantuvo la calma pero tenía su varita preparada, anticipando lo peor.
Narcisa, visiblemente alterada, no tardó en lanzar un ataque verbal en cuanto vio a Erin. Sus palabras estaban llenas de veneno y resentimiento, como si cada sílaba fuera una descarga de todo el dolor que había acumulado. —Por tu culpa, Draco ha cambiado. ¡Lo has alejado de su familia, de sus raíces! Me quieres arrancar todo lo que amo..—Narcisa lanzó las acusaciones con dureza, su voz temblando por una mezcla de ira y desesperación.
Erin, aunque molesta por las palabras de Narcisa, hizo un esfuerzo por mantener la calma. Cada acusación era como una daga, pero sabía que dejarse llevar por las emociones solo empeoraría la situación. —Narcisa, no estoy aquí para separarlos. Todo lo que he hecho ha sido para ayudar a Draco a encontrar su propio camino…y buscar justicia..—Trató de sonar conciliadora, pero sabía que sus palabras probablemente caerían en oídos sordos.
La tensión entre ambas mujeres parecía estar a punto de estallar cuando Draco intervino, colocándose firmemente al lado de Erin. Su postura defensiva era una clara señal de que estaba dispuesto a protegerla, incluso de su propia madre. —Madre, por favor. No es culpa de Erin que yo me haya ido, Necesito ser yo mismo, no solo lo que todos esperan de mí. —Su voz era firme, pero el dolor que sentía al enfrentarse a su madre era evidente.
Narcisa se detuvo, como si las palabras de su hijo hubieran traspasado su coraza. El dolor en su rostro era innegable, y Erin lo notó de inmediato. A pesar de todo, entendía que Narcisa solo quería lo mejor para Draco, aunque sus métodos y su visión del mundo fueran profundamente cuestionables, asi que cuando la mujer miro a su alrededor notando que estaban llamando la atención, decidió darse la vuelta y dejarlos atrás.
Erin respiró hondo, buscando el equilibrio entre las emociones que la embargaban. Sabía que la situación era delicada, pero también vio una oportunidad para que Draco y su madre comenzaran a sanar. —Draco —dijo con suavidad—, tal vez sea mejor vayas ataras ella…habla con ella, tal vez podrías aprovechar este momento para hablar con tu madre sobre tu decisión de unirte al programa de Aurores- susurro-ya es hora..-agrego al fin el rubio estrecho su mano y asintió.
Draco, que había estado preparado para un enfrentamiento, se sorprendió ante la sugerencia. Miró a su madre, cuyos ojos reflejaban una mezcla de dolor y esperanza. La idea de unirse a los Aurores era algo que no había discutido abiertamente con Narcisa, en parte por temor a su reacción. Pero ahora, viendo la situación, comprendió que era necesario hablar de ello.
Draco regresó a casa con una presencia distinta, marcada por una resolución que no tenía antes. Su postura era firme, y sus palabras con su madre fueron claras y directas: no asumiría el rol de su padre. Era tiempo de que Narcisa enfrentara las decisiones que había postergado durante tanto tiempo. Esto creó una nueva dinámica entre ellos, una en la que Draco ya no era el niño obediente, sino un hombre que exigía su propio camino. Algo que definitivamente Narcisa no aceptaba.
Sin embargo, a pesar de la tensión con su madre y el nuevo peso que llevaba sobre sus hombros, Draco siempre encontraba un espacio en su vida para estar con Erin. En los días previos a su regreso definitivo a Hogwarts, Erin sintió que había llegado el momento de compartir con él parte de la verdad sobre Lucas, su hijo. Sabía que era una conversación delicada, pero también crucial para lo que venía.
Ese día, Draco llegó visiblemente molesto. Su madre, aunque él ya era mayor de edad, seguía teniendo control sobre ciertas decisiones debido a su estatus como ex-Mortífago. Para cualquier decisión importante, se requería la autorización de un supervisor, y Narcisa había rechazado firmar un documento clave, algo que había enfurecido a Draco. Mientras Erin firmaba el papel que solucionaría temporalmente el problema, sus ojos se encontraron con los de Draco.
Pero lo que Erin veía no era al joven herido que estaba frente a ella. En su mente, lo veía como el niño del que una vez se había alejado, aquel niño lleno de inocencia y potencial, al que había querido proteger de un mundo cruel. Antes de estampar su firma, Erin decidió hablar con una sinceridad que no había mostrado antes, con la esperanza de que sus palabras le dieran a Draco la fortaleza que necesitaba.
—Te prometo que haré lo mejor para ti, Draco —dijo con voz firme pero suave—. Aunque eso implique sacarte del programa si alguna vez es necesario. Lo más importante para mí es darte la oportunidad de ser tú mismo, con todos tus errores y aciertos. Y que sepas que siempre estaré aquí para apoyarte, pase lo que pase.
Draco la miró, sorprendido por la honestidad de sus palabras. Había hecho promesas antes, jurado lealtades y llevado la Marca Tenebrosa, pero nunca había sentido un compromiso tan real y auténtico como el que sentía en ese momento. Por primera vez, sintió que alguien estaba verdaderamente dispuesto a verlo.
Erin tomó una respiración profunda antes de mencionar a su hijo. —Hay algo más que debes saber —dijo, su voz temblando ligeramente—. Tengo un hijo, Lucas. Espero que lo conozcas... —Su mirada se suavizó, aunque una sombra de preocupación cruzó su rostro al mencionar al padre de Lucas—. Y sobre su padre... —Erin hizo una pausa, sabiendo que tendría que mentirle al rubio por el momento, hasta que las circunstancias fueran más seguras.
Draco escuchó en silencio mientras Erin le contaba sobre Lucas, absorbiendo la información con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Erin le dio la versión oficial, sobre Simon Pierre omitiendo detalles cruciales para proteger a Draco y evitar cualquier riesgo adicional que pudiera surgir en la comunidad mágica.
Poco antes de asumir su nuevo rol en Hogwarts, Erin organizó una pequeña reunión para presentar a Draco a Pierre y Lucas, ellos habían ido, para instalarse en la casa durante el mes que ella estaría en Hogwarts adaptandose. En un ambiente acogedor, en la casa que Dumbledore les había prestado, Draco fue recibido por Pierre y Lucas, quienes mostraban una mezcla de curiosidad y timidez.
—Draco —dijo Erin, sonriendo— te presento a Pierre. —Pierre se acercó y estrechó la mano de Draco con una cálida sonrisa. Luego, Erin se volvió hacia el niño—. Y este es Lucas, mi hijo. Ambos han sido la parte más importante de mi vida.
Lucas, con sus ojos que reflejaban los de Erin, extendió su mano en saludo, mientras Draco la aceptaba, notando la inocencia y la fuerza que emanaba del niño.
Viendo que Draco estaba haciendo el esfuerzo de conectar con ellos, Erin aprovechó el momento para hacerle una oferta importante, ser el padrino de Lucas…cuando se graduara como Auror.
(Fin Flashback)
En la entrada principal de la Hogwarts, Erin estaba lista para despedirse de Pierre y Lucas. Poppy, quien sería la niñera de Lucas durante las primeras horas, los había acompañado para asegurarse de que todo estuviera en orden y sobre todo ver de mas cerca al hombre que era la competencia de Severus, le parecía algo tan peculiar, en ese hombre perfectamente arreglado.
Pierre se agachó frente a Lucas, mirándolo con afecto. Le dio un abrazo cálido, sosteniéndolo un poco más de lo habitual. —Pórtate bien, ¿de acuerdo? —le dijo Pierre con una sonrisa—. En cuanto termine de instalarme, te llevaré conmigo para que pasemos un tiempo juntos.
Lucas, que había pasado un mes entero con Pierre, por lo que por mucho que el mago se hubiera quejado en sus cartas con Erin de no poder salir y tener encuentros con otros mago embriagarse o hacer algunas de esas cosas a las que erin se refería con moral cuestionable había amado convivir con Lucas, lo mas cercano que tenía a un hijo con él, lo abrazó de vuelta con fuerza. En ese momento, olvidándose de la situación y siguiendo su instinto natural, Lucas lo llamó "tío Pierre" en lugar de "papá."
Erin sintió una punzada de alarma y rápidamente miró a Poppy, esperando que no hubiera escuchado. Pero antes de que pudiera reaccionar más, Pierre se levantó y la abrazó también. Mientras la sostenía, le susurró al oído con una sonrisa juguetona: —Solo tú puedes descifrar si lo que tienes con Snape es solo atracción o algo más, déjate llevar —dijo, haciendo una seña que ellos dos compartían, antes de subir al carruaje.
Poppy, observando la escena con una sonrisa amable, había captado más de lo que Erin esperaba. Sin embargo, se limitó a sonreír para sí misma, guardando el pequeño secreto. Mientras el carruaje se alejaba, Poppy puso una mano reconfortante en el hombro de Erin. —No te preocupes, querida. Lucas está en buenas manos, y tú también- aseguró y dejó que la mujer se fuera con Lucas.
-te veré a la hora de la comida, cariño, se bueno con Poppy-aseguro y todavía un poco alterada, pero agradecida por la comprensión de Poppy. Sabía que,al menos por ahora, si la bruja infería algo estaba a salvo.
Erin llegó al invernadero justo a tiempo para organizar los materiales para su clase de Herbología. Después del fin de semana más largo que había tenido en mucho tiempo, se dijo a sí misma que lo mejor que podía hacer era concentrarse en su trabajo, al menos para no pensar en Severus Snape,. Con suerte, las clases del día serían lo suficientemente absorbentes como para mantenerlo fuera de su mente... al menos hasta la noche, cuando tendría que compartir guardia con él.
Pero el destino tenía otros planes. Apenas había comenzado a acomodar las plantas en sus macetas cuando escuchó la puerta del invernadero abrirse sin previo aviso. Sabía perfectamente quién era sin siquiera voltear. Ese maldito hábito de Snape de entrar al invernadero sin pedir permiso.
Erin sintió una oleada de frustración y sarcasmo brotar en su interior. Sin pensarlo, lanzó un comentario mordaz mientras ajustaba una maceta. -Parece que la habilidad de solicitar permiso es algo que aún no has desarrollado, Severus.-Erin quiso morderse la lengua ¿ahora le diría por su nombre de pila? que imbécil.
Snape, con su típica expresión impasible, no se inmutó ante el tono de Erin -Trataré de solicitar permiso a partir de hoy de todo lo que toque o tome... y que tenga dueño- respondió, su voz suave pero cargada de insinuación.
Erin sintió un calor subir por su cuello al instante, entendiendo perfectamente a qué se refería. Quiso responder con algo igual de agudo, pero las palabras parecían escapársele. En lugar de eso, el calor en su interior no sabía si era por enojo u otra sensación la llevó a girarse bruscamente hacia la ventana más cercana, fingiendo que necesitaba aire fresco.-hasta que no tenga un pergamino sobre mi escritorio con su solicitud, no lo creeré- mencionó con un tono menos mordaz del que quería, pero cuando intentó abrir la ventana estaba atascada.
Antes de que pudiera siquiera pensar en cómo forzarla, Snape se acercó por detrás, Sin decir palabra, él colocó una mano sobre el marco de la ventana Erin sentía el calor del cuerpo de Snape justo detrás de ella, su proximidad haciendo que el aire se volviera aún más pesado, podía percibir cada movimiento mínimo de él su respiración controlada, el leve roce de su túnica al moverse, mientras ambos hacían presión sobre la ventana sintió una vez más como sus manos se cernían sobre la madera, y aunque no la tocaba, sus dedos se crisparon ligeramente sobre el marco, como si estuviera luchando internamente por mantener la compostura. Su pecho casi rozaba la espalda de Erin, creando un campo de tensión eléctrica entre ellos que la hacía sentir aún más acalorada, un calor que no tenía nada que ver con la temperatura del invernadero.
Mientras permanecía inmóvil, los pensamientos de Erin giraban sin control. Las palabras de Pierre resonaban en su mente, como un eco persistente: "Solo tú puedes descifrar si lo que tienes con Snape es solo atracción o algo más." Se había reído en ese momento, descartando la idea con una sonrisa nerviosa, pero ahora, con Snape tan cerca, no podía evitar preguntarse si Pierre tenía razón.
¿Es esto solo atracción? Erin se preguntaba, su corazón latiendo con fuerza, ¿O había algo más?
Al fin la ventana se libero y Erin se giro para encontrarlo de frente el silencio entre ellos era casi insoportable, cargado con todo lo que ninguno de los dos se atrevía a decir. Erin sintió un nudo formarse en su garganta, queriendo romper el silencio, pero temiendo lo que podría salir de su boca si lo hacía. La tensión en su propio cuerpo reflejaba la de Snape, como si ambos estuvieran atrapados en una danza no declarada, una donde ningún paso estaba definido.
Finalmente, Erin reunió el coraje para moverse, alejándose apenas un poco de la ventana, dándole a ambos un respiro. -Gracias-murmuró, su voz apenas audible.
Sus ojos se encontraron, y por un breve segundo, todo el caos en la mente de Erin pareció detenerse. Pero en ese instante, supo que Pierre tenía razón. Solo ella podía descifrar lo que realmente sentía, pero no aquí, no ahora, no cuando cada fibra de su ser estaba tan tensa que sentía que podría romperse.
El aire fresco entró, pero el calor entre ellos no se disipó. Erin podía sentir la proximidad de Snape, la tensión palpable que los envolvía. Su mente estaba en caos, queriendo decir algo, cualquier cosa, para romper el silencio que se había vuelto demasiado denso. Pero, al igual que la ventana antes de abrirse, las palabras se quedaron atascadas, y Erin solo pudo quedarse quieta, sintiendo el latido acelerado de su corazón resonar en sus oídos.
Erin mordió su labio inferior, sintiendo cómo la intensidad de la situación crecía con cada segundo que pasaba. Miró a Snape directamente a los ojos, consciente de que, a diferencia de la última vez, no estaba ebria ni cansada. De hecho, estaba más lúcida que nunca, y aun así, la intensa sensación de querer besarlo se apoderaba de ella.
Balbuceó, tratando de encontrar las palabras correctas. -Sobre lo de la otra noche…-comenzó, pero antes de que pudiera continuar, Snape la interrumpió con una frialdad que cortó el aire entre ellos.
-Descuide..- dijo con esa voz grave y controlada, -no eres la primera mujer casada que me utiliza por la soledad...-
Las palabras de Snape fueron como un balde de agua helada que cayó sobre ella, No estaba comparándola con Narcisa Malfoy ¿o si?, el calor en su interior descendió a niveles astronómicos. La indignación y la frustración se mezclaron con la humillación que sentía al escuchar lo que él había dicho. Sin pensarlo, puso una distancia física amplia casi como un reflejo instintivo de la rabia que bullía dentro de ella.
Sin saber qué la impulsó, respondió con una voz firme y cortante -No te preocupes, ya fui bastante 'atendida' anoche, asi solo tendras que atender de una mujer sola...- La palabra 'atendida' estaba cargada de un sarcasmo que no podía ocultar. -Ahora, profesor Snape, a menos que quiera tomar una clase de Herbología, le sugiero que se retire del invernadero-
Snape, por su parte, pareció analizarla durante un segundo, sus ojos oscuros observando cada detalle de su expresión, cada matiz de sus palabras. Pero, finalmente, no dijo nada más. Con un movimiento lento y deliberado,asintió, su capa negra ondeando detrás de él mientras se dirigía hacia la puerta.
-Por cierto Dune,dígale a su noviecito que si trata de ocupar su Legeremancia conmigo de nuevo, se encontrara con una sorpresa desagradable y si, le cobraré, la guardia, hoy pretendo salir…- dijo, su tono casi indiferente, pero había algo más en su voz, algo que Erin no pudo descifrar. Y luego, sin mirar atrás, salió del invernadero, dejando a Erin sola con sus pensamientos y la brisa fresca que aún entraba por la ventana.
