Disclaimer:Todos los personajes, así como lo que podáis reconocer pertenece a J.K. Rowling

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· Firme aquí Señor Malfoy y con esto terminamos. Recuerde que debe entregar su varita al salir, en un año se revisará su caso y si es favorable se le devolverá la varita. – Draco resopló; un año sin magia era mucho tiempo- además le recuerdo que su tutora de acogida donde deberá cumplir la condena de arresto domiciliario es…- el funcionario hojeó los papeles- ah si, Andrómeda Tonks. El refugio de Andrómeda Tonks.

· ¿Algo más?- preguntó el rubio impaciente; solo quería largarse de allí y tirarse en una cama a lamerse las heridas. La sentencia había resultado ser un auténtico asco: dos años de arresto domiciliario, un año sin magia y por si fuera poco le habían confiscado todos sus bienes hasta nueva orden; él no quería esto, el sólo quería dejar de sentir y pensar…dejar de existir-.

· Nada más Señor. Su familia estaba esperándole, les haré pasar.

· Yo no tengo familia.- el tono brusco del rubio hizo temblar al funcionario-.

· Perdón señor…creí que…bueno no importa; en ese caso deje su varita y le acompañaré a la red flu.

Hermione y Theo volvieron al refugio de Andrómeda con Lyra dormida en brazos de Theo. Hermione había quedado devastada al enterarse de que Draco no había querido verlas; Theo la había consolado, ya sabían cómo era Draco: Solo necesitaba tiempo.

Lo que Hermione ignoraba era que pronto se encontraría con él cara a cara. Theo había salido tan rápido de la sala de vistas cuando escuchó que era libre que no se había enterado que el arresto domiciliario sería en casa de Andrómeda y que Malfoy Manor había sido incautada por el ministerio.

Cuando entraron por la puerta se encontraron a una Andrómeda nerviosa.

· Pasad chicos…oh pobre niñita, estaría muy cansada para haberse dormido así-

Andrómeda acarició el pelo de la niña y cuando se disponía a informarles des llegada de su sobrino, una risa burlona hizo que Hermione se paralizará.

· Vaya…si tenemos aquí a la familia feliz- Draco bajó las ultimas escaleras y miraba a los recién llegados con superioridad-.

· Draco- el tono de Theo era duro- creo que no es momento para ironías; no hagamos que Andrómeda se sienta incómoda-.

· Por supuesto…amigo.- pasó por delante de ellos hacia la cocina, ni si quiera miró a Hermione y mucho menos a la niña que dormía en brazos de Theo-.

Hermione suspiró y miró con lástima a Andrómeda.

· Lo siento, recogeré mis cosas y las de Lyra y nos marcharemos cuando se despierte.- dijo la chica con un tono abatido-.

· De eso nada. Esta también es tu casa, deberá aprender a vivir contigo de nuevo. – Andrómeda sonrió con cariño- no dejes que su fachada te lastime. Tú lo conoces mejor que nadie, sabes cómo hacerle volver.

· En eso tienes razón, no hay nadie como Hermione para romper la capa de hielo que envuelve a un Malfoy- dijo Theo acercándose a las escaleras y riendo por lo bajini imaginándose los días que le esperaban a esos dos de nuevo bajo el mismo techo, el destino no podía haber acertado más - voy a acostar a esta señorita, pesa muchísimo.

· Vamos a tomar un té querida.- Andrómeda la animó a seguir hacia la cocina y Hermione alzó la cabeza; si Draco quería ignorarla que lo hiciese, pero con Lyra no. A Lyra tenía que respetarla o se las vería con ella-.

……….

……

……

Cuando Draco bajó las escaleras y se encontró la escena de Hermione, Theo y la niña dormida en brazos de él, sintió algo que le ardía en su interior.

No pudo ver el rostro de la niña pero ese color tan característico de su pelo hizo que se le revolvieran las tripas. Krum era moreno y Hermione castaña, no podían haber engendrado una niña con el pelo platino…o tal vez sí, que coño sabía él de genética.

Se maldijo así mismo por volver a tener un sentimiento así y por el rumbo que estaban tomando sus pensamientos. Así que solo pudo burlarse de ellos y desaparecer lo antes posible de su vista.

Salió al jardín y se tumbó en el césped. No le importaba el frío, lo único que quería era dejar de sentir ese fuego que había empezado a aparecer en su estómago.

Cuando Andrómeda le dijo que Hermione y la niña vivían ahí se sintió morir. ¿Cómo iba a encerrarla de nuevo en lo más oscuro de su mente si tenía que verla todos los días?

Maldita Granger. Una y mil veces...tuviste que aparecer a desmoronar todo de nuevo…

Cuando consideró que no quedaba nadie en la cocina se dirigió a su habitación. Se echó en la cama agotado, aún le quedaban dos años por delante en esa casa…miró el reloj de pared y marcaban las 6 de la tarde. Cerró los ojos intentando dormir, al menos así dejaría de pensar un rato y con suerte se perdería la cena y no tendría que compartir mesa con nadie.

Al cabo de unas horas, unas risas le despertaron. Correteo de pasos por el pasillo y la risa de Granger mezclada con otra más infantil.

Se levantó de la cama como alma que lleva al diablo y abrió la puerta de golpe.

-¡GRANGER! ¡HAZ CALLAR A ESA NIÑA!- sus ojos se posaron por primera vez en la niña que tenía delante suya que había empezado a temblar y lloriquear; un nudo se le hizo en el estómago, tenía unos ojos grises intensos. Su pelo a pesar de estar mojado reflejaba algunas ondulaciones y la cara de esa niña era como si estuviese viendo a alguien conocido-.

- Draco es solo una niña, la has asustado- Hermione fulminó con la mirada al rubio- ven mi amor, vamos a nuestra habitación.

Draco se había quedado paralizado, ni si quiera había parpadeado cuando la niña y su madre desaparecieron hacia su habitación. Esa niña le resultaba familiar, había algo en ella que le recordaba a tiempos mejores, tiempos felices. Cerró la puerta de un portazo y gritó de desesperación: esa niña era suya, no cabía duda. Era la hija que Hermione había protegido de Voldemort…la heredera de la profecía.

No. No podia ser…si reconocía eso, tendría que aceptar la versión que ella contó en el juicio…

¿Por qué si era así no le contó nada? ¿Por qué no confío en él para que las protegiese?

Cada segundo que pasaba fuera de Azkaban se le estaba haciendo un auténtico infierno; ahora era imposible encerrar a Granger en su mente, no después de haber visto la cara de esa niña…tenía que hablar con ella, necesitaba saber por qué decidió engañarlo de esa manera.

Salió de su habitación y se dirigió silenciosamente por el pasillo hacia la habitación donde dormían madre e hija. La puerta estaba entornada y podía ver cómo Granger peinaba el cabello de la niña; se acercó un poco más para escuchar mejor.

· Vale mami, te haré caso. No volveré a acercarme a la habitación de mi papá. – la niña se giró hacia su madre y Draco se retiró un poco por miedo a ser descubierto-¿Crees que cuando se encuentre mejor querrá conocerme?

· Estoy segura de que sí. Solo debemos darle un poco de tiempo, todo esto también es nuevo para él pero en cuanto te conozca no podrá vivir sin ti, como yo- Hermione empezó a darle besos a su hija por todo el cuerpo mientras la niña reía alegremente.

· ¡Mami! ¡Para!

· Ahhh soy un dragón que se quiere comer a Lyra ahhh- la niña se escapó de los brazos de su madre y comenzó a correr por la habitación mientras Hermione la perseguía-.

Draco se alejó de la puerta. La niña se llamaba Lyra…Hermione le había puesto el nombre de su constelación favorita. Otro motivo más para corroborar que era hija suya, además ¿Por qué iba a mentirle Hermione a su propia hija? La niña hablaba de él como su padre…él era padre.

Sintió vértigo. Había una persona en el mundo que volvía a tener su sangre, su sangre y la de Granger. Tenía una hija con Hermione Granger…

El linaje de los Malfoy volvía a tener un heredero. Y era una niña, por primera vez había nacido una primogénita niña. Soltó una carcajada, si su abuelo Abraxas levantase la cabeza…

· El tapiz…- murmuró para sí-.

Corrió escaleras abajo y entró a la biblioteca donde su tía conservaba el viejo tapiz de la familia Black. Buscó a su madre, una fina línea dorada desembocaba en él. Bajó la mirada y comprobó que a su lado había una linea plateada uniéndolo con Hermione Granger y justo debajo de los dos, una fina línea dorada terminaba con el nombre de Lyra Malfoy.