Capítulo 4

Escape

BLOQUE DE CELDAS 2180, ESTRELLA DE LA MUERTE

Un tenso silencio envolvía a los prisioneros rebeldes mientras esperaban, conscientes de que su éxito era incierto. Ta'al y R3-L9 trabajaban en silencio en la terminal instalada en una de las celdas, cada uno inmerso en su tarea. Kennan Taanzer, uno de los prisioneros, afirmaba ser un Jedi y aseguraba haber recibido una visión sobre lo que debían hacer. Aunque Ta'al no estaba convencido de sus afirmaciones, sabía que en su desesperada situación no podían descartar ninguna posibilidad. Si el plan de Kennan funcionaba, podrían salvar a más soldados rebeldes de lo que él y Riij habían planeado.

Ahora, parecía que lideraban un auténtico ejército. El número de prisioneros dispuestos a unirse a su causa había crecido considerablemente desde que se corrió el rumor de un motín y un escape masivo liderado por los agentes rebeldes.

—Es hora —anunció Kennan repentinamente, rompiendo el silencio que había reinado durante más de media hora—. Todos ya saben lo que deben hacer. Ha llegado el momento de actuar. ¡Que la Fuerza nos acompañe!

A una señal de Ta'al, R3 inició los scripts previamente preparados. Mientras tanto, los demás prisioneros tomaron las armas que habían conseguido y se dirigieron hacia el hangar 84G, donde Riij y Jowdrrl estaban aterrizando con su lanzadera.

Los programas de Ta'al comenzaron a tomar el control de varios sistemas clave de la Estrella de la Muerte. En una de sus pantallas secundarias, Ta'al vio una imagen del radar con las naves en todo el sistema, mientras que en el puente principal solo verían una grabación previamente preparada. Con el tiempo, los imperiales se darían cuenta de los cambios y sus expertos en seguridad informática los revertirían. A pesar de sus habilidades como corta-códigos, Ta'al sabía que no podía hacerse con el control completo de la Estrella de la Muerte de esta manera. Además, los sistemas de control del reactor y del superláser parecían ser independientes y estaban fuera de su alcance para sabotearlos. De todos modos, esto les daría una ventaja crucial durante unos minutos.

Increíblemente, en la pantalla del radar aparecieron varios cazas Ala-X, tal como Kennan había predicho. Los Ala-X de la Alianza se acercaban y ya estaban combatiendo contra los cazas TIE que patrullaban la zona. Ta'al verificó que las comunicaciones imperiales estaban desactivadas, y R3 conectó las comunicaciones codificadas de los rebeldes a sus propios altavoces.

—Adelante, X2 —sonó la voz del general Kota a través de los altavoces de R3—. Necesitamos que averigües más sobre esta nueva estación de combate imperial y rescates a los prisioneros retenidos en el interior.

A pesar del caos reinante, Ta'al quedó asombrado por la precisión de las visiones de Kennan. Este le había revelado que Kota llegaría a bordo de la Sombra Furtiva, una nave invisible al radar gracias a sus sistemas de ocultamiento. La voz de Kota confirmaba su presencia.

Tomando el micrófono de la consola, Ta'al habló con urgencia.

—General Kota, aquí Gancho Celestial. Agradezco su llegada. Hemos obtenido información valiosa que debemos llevar de vuelta a la Rebelión, pero necesitamos su apoyo para cubrir nuestro escape.

La respuesta de Kota fue firme y decidida.

—Entendido, Gancho Celestial. No nos iremos sin ustedes. Pero primero debemos encargarnos de las defensas enemigas.

Después de un breve momento, Kota continuó dando instrucciones a sus pilotos.

—¡Patrulla de combate enemiga, enfrenten a esos cazas TIE! —Luego, pareció dirigirse específicamente a uno de ellos—. Esta es tu primera misión bajo mis órdenes, X2. ¡Que la Fuerza te acompañe!

Ta'al se preguntaba quién sería ese misterioso X2. En la pantalla del radar, observó cómo los rebeldes se enfrentaban a los cazas TIE con relativa facilidad.

—Ese fue el último de esos TIE, X2. ¡Es hora de llevar la lucha al enemigo! Aborda ese Destructor Estelar, X2 —resonó nuevamente la voz de Kota—. ¡Podemos utilizar su cañón de ataque orbital para destruir las defensas láser de la Estrella de la Muerte!

Los Ala-X desaparecieron de la pantalla mientras se unían al icono del Destructor Estelar. Ta'al intentó acceder a los sistemas de computadora del destructor.

—¡Buen aterrizaje! ¡Ahora, usa el cañón de ataque orbital para destruir esos láseres!

Se escucharon disparos láser, probablemente provenientes de X2 y su equipo, mientras luchaban contra los soldados que defendían el destructor estelar.

—Lo que sea que el Imperio tenga planeado con esta estación de combate, no puede ser bueno para la galaxia en general —murmuró Kota con preocupación.

—Le aseguro que no lo es —respondió Ta'al, un poco sorprendido por la falta de información de Kota—. Por eso nuestra misión es tan importante.

Era evidente que Kota no había pasado por su oficina para ver todo lo que su equipo ya había descubierto. Sin embargo, las explicaciones detalladas tendrían que esperar. Ta'al observó con fascinación mientras sentía la Estrella de la Muerte temblar bajo el fuego del cañón orbital del Destructor Estelar. X2 y su equipo estaban haciendo un buen uso de las armas del Imperio.

—¡Esa fue la última de esas defensas láser! —anunció Kota—. Ahora los escudos de uno de los hangares están fuera de servicio. ¡Es hora de abordar esa estación de combate, X2!

PASILLOS CERCANOS AL HANGAR 84G, ESTRELLA DE LA MUERTE

Mientras tanto, Katarra, liderando el ejército de prisioneros fugados, avanzaba rápidamente hacia el hangar. La voz preocupada de Ta'al resonó en sus comunicadores, advirtiéndoles sobre la proximidad de los soldados de asalto.

—¡Cuidado, se acercan hacia ustedes! —les alertó Ta'al.

Katarra y sus hombres ya habían percibido la presencia enemiga y se refugió en una esquina, descargando una lluvia de disparos de bláster sobre los soldados de asalto. No se molestó en responder, sabiendo que Ta'al no comprendía el idioma de rugidos de los wookiee. Los estruendos de los blásteres hablaban por sí solos.

No obstante, otro soldado rebelde tomó la palabra en su lugar.

—¡Los hemos encontrado!

—No he logrado bloquear las comunicaciones de la 501 —se disculpó Ta'al—, pero puedo interceptarlas. Escuchen esto.

A través del comunicador, se escuchó la voz del oficial imperial dirigiéndose a sus soldados.

—Atención Hangar 84G, hay un motín en la prisión en curso. La 501 se dirige a realizar una inspección exterior. Únanse a sus compañeros de escuadrón en el hangar y aplaquen este motín.

—Gracias por la advertencia, señor —respondió el rebelde a Ta'al.

Katarra rugió órdenes en shyriiwook, mientras el soldado rebelde traducía para aquellos que no entendían su idioma.

—Debemos atraer a los soldados del hangar para que Riij y Jowdrrl puedan escapar antes de que lleguen los refuerzos imperiales de la 501.

El grupo de prisioneros siguió avanzando hacia el hangar, convirtiéndose en un torbellino de resistencia. Los disparos de bláster resonaban en los pasillos mientras los rebeldes luchaban con valentía contra los imperiales para crear una distracción.

De repente, una potente explosión sacudió el hangar, sumiendo a las filas enemigas en el caos y la confusión. Uno de los wookiees había lanzado detonadores térmicos, generando una destrucción que dificultaba la movilidad de los soldados imperiales.

En la lanzadera, Riij notó que ya no los estaban rodeando y verificó su pistola bláster. A pesar de la superioridad numérica y de armamento del enemigo, sabía que era su oportunidad de escapar. Jowdrrl y él se lanzaron hacia la acción, esquivando los escombros y los disparos de bláster en un audaz intento de llegar hasta Katarra y el resto de los prisioneros rebeldes que aún resistían.

Abriéndose paso entre los escombros y los disparos de bláster, evitando enfrentamientos directos con los imperiales, lograron finalmente reunirse con Katarra.

—La lanzadera que usamos para ir al Intrépido no puede saltar al hiperespacio. Es inútil como medio de escape —explicó Riij.

—Ya encontraremos otra nave. Nuestros refuerzos también vienen en camino —dijo Ta'al a través del comunicador de Katarra—. Ya casi termino de copiar los datos que queríamos llevarnos.

—Las fuerzas rebeldes convergen en el Hangar 84G. No podemos permitir que ninguno escape. Defiendan el hangar —se oyó decir al oficial imperial cuando llegaron los refuerzos.

—«Debemos retroceder al bloque de celdas y agruparnos con Ta'al» —rugió Katarra, que ya había vuelto a disparar contra el enemigo.

Riij y Jowdrrl asintieron y, junto con Katarra, comenzaron a retroceder lentamente hacia el bloque de celdas. Los demás prisioneros rebeldes los siguieron, cubriendo su retirada y disparando a los soldados de asalto que los perseguían.

—El Hangar 84G está asegurado —informó el oficial imperial en la comunicación interceptada—, el motín se originó en el bloque de celdas 2180. Vayan allí y aseguren ese bloque de celdas.

Eso no era bueno, habían rastreado la ubicación de Ta'al. Debían llegar al bloque de celdas y protegerlo hasta que los refuerzos rebeldes llegaran.

BLOQUE DE CELDAS 2180

Mientras esperaba que se completara la grabación de todas las copias de los datos de la Estrella de la Muerte a los que había logrado acceder, algo que no se había atrevido a iniciar antes por temor a ser detectado, Ta'al se esforzaba por ayudar en la lucha en el hangar y también a los refuerzos externos que habían traído Kota y X2.

X2 se acercaba en su Ala-X.

—¿Qué sucedió con tu hermano, X2? ¿Sigue sirviendo al Imperio? —preguntó Kota mientras X2 combatía contra los cazas TIE—. Falon Grey fue mi aprendiz. Me hubiera gustado cuidar de ti.

Ta'al no entendía a qué se refería Kota, pero comenzó a buscar datos relacionados en las bases de datos de la Estrella de la Muerte mientras observaba cómo el Ala-X de X2 aterrizaba en otro hangar de la estación. Allí tampoco parecía haber naves disponibles para escapar, y pronto llegaron más soldados de asalto.

—Estás a bordo —felicitó Kota—, ¡pero debemos movernos rápido! No podrás eliminar a todos los soldados estacionados aquí. ¡Lucha para abrirte paso!

El consejo del general Kota parecía acertado. A través de una cámara de seguridad, Ta'al pudo observar a X2 luchando contra una interminable cantidad de soldados hasta que logró colarse en una sala de conferencias vacía. Su búsqueda había arrojado un resultado y Ta'al reprodujo el mensaje en el proyector holográfico de esa sala de conferencias.

—Aquí X1, reportándose, comandante —dijo el holograma—. Estamos casi listos para transportar el Láser Tributario a su ubicación... Adelante, comandante. ¿Comandante?

—¡Así que tu hermano sigue con vida! —exclamó Kota sorprendido—. No hay tiempo para reflexionar sobre eso ahora. ¡Los soldados de asalto se dirigen a tu ubicación! Ve a la sala de control del superláser. ¡Crearemos una distracción!

Ta'al sabía que el superláser aún no estaba operativo, pero eso no importaba. Ya había preparado órdenes falsas que deberían distraer a la flota de destructores estelares durante unos minutos. Además, no le costó mucho cargar un programa de entrenamiento en la sala de control para que X2 y Kota vieran una simulación de cómo sería la Estrella de la Muerte en pleno funcionamiento. Sin embargo, antes de que X2 pudiera crear esa distracción, interceptaron otro mensaje dirigido a los soldados de la 501.

—Uno de los rebeldes ha logrado obtener los planos de esta estación de combate —dijo el oficial—. No podemos permitir que esos planos salgan de aquí. Envíen a sus tropas a capturar al rebelde y devolver los planos a nuestras fuerzas.

«¡Maldición!», pensó Ta'al. Habían descubierto su presencia. Justo cuando acababa de completar la copia de los datos. Sin embargo, había creado múltiples copias y las distribuyó entre los soldados rebeldes. Eso debería confundir a los imperiales y asegurar que al menos una copia pudiera escapar.

Aunque no era un experto en combate, Ta'al tomó un bláster y se unió a la lucha en el bloque de celdas, enfrentándose a los soldados imperiales que intentaban recuperar los planos. Los rebeldes lucharon con valentía, pero los imperiales estaban bien armados y entrenados. Ta'al se preguntó cuánto tiempo podrían resistir antes de que los refuerzos imperiales los superaran.

Desde la distancia, Ta'al observó a Adson Gallamby, otro soldado rebelde, luchando con frenesí contra los imperiales. Adson sostenía un bláster en una mano y la pequeña unidad de almacenamiento que Ta'al le había entregado en la otra, decidido a protegerla hasta el último aliento.

Adson se movía ágilmente, esquivando los disparos de los soldados imperiales mientras avanzaba hacia la salida. Los imperiales parecían quedarse un paso atrás, incapaces de detener el avance del soldado rebelde.

Sin embargo, uno de los soldados imperiales logró acertar en el brazo de Adson, haciendo que la unidad de almacenamiento saliera volando de su mano. Adson luchó con ferocidad por recuperarla, pero fue abatido antes de poder lograrlo.

Los soldados imperiales se abalanzaron sobre el cuerpo del soldado rebelde, buscando la unidad de almacenamiento que había caído cerca de él. Finalmente la encontraron y la recogieron triunfantes.

—Buen trabajo, los planos están asegurados —los felicitó el oficial—. Los prisioneros han capturado la sala de control de fuego. No deben permitir que dañen el cañón principal.

Ta'al, aunque entristecido por la pérdida de Adson, sabía que no podía rendirse. La lucha continuaba y aún tenían copias adicionales de los datos robados. Los soldados de la 501 se dirigían a la sala de control de fuego, donde esperaba que X2 pudiera mantenerlos ocupados durante unos minutos cruciales. Con su propia copia de los datos en mano, R3 y Ta'al se dirigieron hacia otra celda fortificada que habían preparado para resistir.

SALA DE CONTROL DEL SUPERLÁSER

Después de un arduo y sangriento camino, X2 finalmente llegó a la sala de control. Había eliminado a todos los soldados que se interponían en su camino, pero su cuerpo estaba exhausto y lleno de heridas.

—Eso es. ¡Ahora, vamos a usar su propio poder en su contra! ¡Utiliza esa súper arma para acabar con los destructores estelares enemigos, X2! —exclamó Kota a través del comunicador.

X2 se acercó a la consola principal y revisó los sistemas de seguridad y los controles del superláser antes de comenzar a operarlos. Dirigió la mirada hacia uno de los destructores estelares que aparecían en la pantalla del simulador y disparó. La pantalla mostró cómo el destructor explotaba, destruido al instante con un solo disparo.

—Este superláser es más poderoso de lo que podríamos haber imaginado —dijo Kota, impresionado por lo que había presenciado a través del vínculo telepático con su aprendiz—. ¡Y aún no está completo! Debemos informar al Alto Mando de la Alianza.

Si Ta'al y Riij hubieran estado escuchando, además de aclarar que lo que veían era solo una simulación, les hubieran explicado que el Alto Mando ya había recibido las descripciones de Ackbar y estaba al tanto de las capacidades de la Estrella de la Muerte.

Los soldados de la 501 irrumpieron en la sala de control del superláser, con sus blásters preparados para disparar. X2 y su equipo estaban preparados para este momento y listos para luchar. Sin embargo, las fuerzas imperiales eran abrumadoras y rápidamente los rodearon.

Aunque X2 no portaba un sable de luz, su entrenamiento y habilidades Jedi le otorgaban una velocidad y precisión sobrehumanas. Avanzaba por el pasillo, esquivando y repeliendo los disparos de los soldados imperiales que intentaban detenerlo. Propinaba patadas y puñetazos que hacían volar a los soldados e incluso les arrebataba sus armas para usarlas en su contra.

Sus hombres luchaban a su lado, disparando y esquivando, pero los soldados de la 501 parecían inagotables.

En medio del combate, X2 divisó una oportunidad de escape. Con un gesto de su mano, indicó a sus hombres que se retiraran y abrieran camino hacia su próximo objetivo. Aprovechando la distracción de la batalla, X2 y su equipo se abrieron paso a través de los corredores de la Estrella de la Muerte.

—¡Encuentra y libera a esos prisioneros, X2! Los necesitaremos en las batallas por venir —ordenó Kota.

Con determinación, X2 lideró a sus comandos por los pasillos y las salas, preparándose para el siguiente enfrentamiento.

BLOQUE DE CELDAS 2183

El grupo de prisioneros liderado por Katarra y Riij había regresado justo a tiempo para escuchar el mensaje del oficial de la 501 que R3 había interceptado.

—La sala de control de fuego es nuestra. Los rebeldes se han infiltrado en el Hangar 85G y se preparan para escapar en una de las lanzaderas. Vayan al hangar y derriben esa lanzadera antes de que despegue.

El equipo que habían enviado a ese hangar estaba funcionando como distracción.

En ese momento, la puerta se abrió y X2, junto con sus comandos rebeldes, entraron rápidamente.

—Es un milagro que algunos de esos prisioneros hayan sobrevivido a los métodos de interrogatorio enemigos… —comentó Kota.

X2 abrió las puertas de las celdas, y los prisioneros empezaron a salir.

—¡Gracias, X2! ¡Pero tendrás que destruir su rayo tractor si vamos a tener alguna esperanza de escapar de esta cosa! —dijo Riij, informándole sobre uno de los pocos sistemas que Ta'al no había logrado controlar a través de la red informática—. Los controles del rayo tractor están cerca. ¡Te ayudaremos a llegar luchando hasta allí!

X2 asintió y, junto con sus comandos rebeldes, se preparó para luchar contra las fuerzas imperiales que se interponían en su camino hacia los controles del rayo tractor. Los disparos láser llenaron el aire mientras los soldados de la 501 intentaban detener su avance.

X2 desató su destreza en el combate, disparando con precisión a sus enemigos con su rifle bláster pesado, junto a sus comandos, mientras cubría el avance de la columna de prisioneros rescatados.

HANGAR 85G

Los soldados de la 501 avanzaron hacia el hangar, armados hasta los dientes y listos para detener a los rebeldes antes de que pudieran escapar. Al llegar, se encontraron con algunos prisioneros amotinados abordando una lanzadera. Los soldados imperiales abrieron fuego y el aire se llenó de humo y chispas mientras se desataba una encarnizada batalla. Los rebeldes lucharon con todas sus fuerzas para mantener a raya a los soldados de la 501, pero finalmente fueron superados en número y los imperiales lograron destruir la lanzadera.

—Bien hecho, soldado. Nadie escapa de la Estrella de la Muerte —oyeron la burla del oficial de la 501 a través de R3.

SALA DEL RAYO TRACTOR

Finalmente, el grupo llegó a la sala donde los controles del rayo tractor se encontraban al borde de una pasarela que cruzaba un profundo abismo. La batalla estaba en pleno apogeo, pero gracias a la distracción del hangar 85G, el número de soldados imperiales era relativamente bajo.

Los disparos láser llenaban el aire mientras X2 y sus compañeros se enfrentaban a los soldados de la 501 con valentía. Las explosiones resonaban en la sala, y varios soldados de ambos bandos cayeron por el precipicio de metal debido a la fuerza de los detonadores térmicos.

Con determinación, X2 avanzó hacia los controles del rayo tractor, protegido por sus compañeros que luchaban a su lado.

—¡Apaga ese rayo tractor, X2! —ordenó Kota a través del comunicador, transmitiendo la urgencia de la situación.

Los rebeldes redoblaron sus esfuerzos y, finalmente, lograron repeler el ataque y desactivar el rayo tractor. Ahora, las naves que iban a capturar podrían escapar de la Estrella de la Muerte.

—El rayo tractor se ha deshabilitado temporalmente. ¡Buen trabajo! —felicitó Kota, aliviado por el éxito de la misión—. Todo despejado, X2. ¡Sal de ahí!

Ya casi no quedaban soldados enemigos en la zona. En ese momento, Kennan Taanzer se acercó a Riij y Ta'al con solemnidad.

—Aquí es donde nos separamos —dijo Kennan, su tono reflejaba la gravedad de la situación.

—¿Estás seguro? La ayuda de otro jedi nos sería muy útil. Tiene que haber otra forma —dijo Riij, ya lo habían discutido antes, pero creía que valía la pena insistir.

Pero Kennan tenía claro su camino.

—La tarea que les espera no será fácil —admitió Kennan—. Pero ese no es mi destino. La Fuerza me guía hacia un camino diferente. No seré el primero en sacrificarse para que ustedes puedan seguir luchando. Solo les pido que aseguren que mi sacrificio no sea en vano.

Pocos minutos después de la partida de Kennan, R3 transmitió las palabras del oficial de la 501 a través de sus altavoces:

—Soldados, hay un jedi en el hangar TIE. Es la fuente de esta rebelión. Destruyan a este hombre, ahora.

HANGAR TIE

Kennan se adentró en el hangar TIE, con los sables de luz gemelos en sus manos, saltando con agilidad entre los cazas TIE. Sus rápidos y precisos movimientos crearon cortes en las naves enemigas, esperando entorpecer cualquier intento de persecución.

La audacia de Kennan no pasó desapercibida para los soldados de la 501, quienes se acercaron rápidamente. Ante su llegada, Kennan les dedicó un saludo, el mismo gesto que ofrecería a otro jedi en un duelo de entrenamiento

Con sutiles movimientos de sus sables, desvió los primeros disparos sin apenas esfuerzo. Luego, comenzó a correr y a refugiarse entre los cazas TIE, aprovechando los disparos de los soldados para dañar aún más las naves enemigas.

Luchó con maestría, haciendo uso de sus habilidades en la Fuerza para desarmar y derribar a sus oponentes. Sin embargo, la superioridad numérica de la 501 era abrumadora. Aun así, Kennan no cejó en su empeño, consciente de que cada segundo que lograra retenerlos allí, significaría más tiempo para que los demás rebeldes escaparan.

Pese a su valentía, Kennan se encontraba superado en número y no pudo vencer a todos los soldados de asalto imperiales. No obstante, continuó luchando con ferocidad, obligando a los soldados a retroceder y manteniéndolos ocupados. A medida que se acercaban más soldados, Kennan se retiraba a la siguiente fila de cazas, desviando los disparos y enfrentándolos con sus sables de luz.

Finalmente, un soldado de la 501 logró alcanzar a Kennan en el hombro derecho. Aunque herido, Kennan no se detuvo, siguió luchando con una determinación renovada. Mientras más soldados se aproximaban, Kennan se preparó para su último enfrentamiento. Con un rápido giro, desvió los disparos y se lanzó contra los soldados. Eliminó a algunos, pero finalmente fue abatido por el fuego enemigo.

En su caída, Kennan pensó en sus compañeros que se estaban preparando para escapar en otro hangar. Con un último suspiro, cerró los ojos y se unió a la Fuerza.

HANGAR 81G

El grupo de rebeldes finalmente llegó al hangar indicado por Ta'al en el mapa y encontraron que las dos lanzaderas clase Centinela seguían donde las habían visto, listas para transportar a todo el grupo. La esperanza de escapar brillaba ante ellos.

Mientras se preparaban para abordar, R3 volvió a reproducir las palabras del oficial que dirigía a la 501.

—Se ha destruido al líder rebelde. Nuestros refuerzos pueden encargarse desde ahora. El levantamiento ha sido aplastado. Bien hecho, soldados. Lord Vader va a estar muy complacido con su desempeño —felicitó el oficial imperial.

Vader no estaría tan complacido cuando se enterara de que estaban escapando, pensó Ta'al.

—No te olvidaremos, Kennan Taanzer. Ni a Adson Gallamby. Ni a ninguno de los otros. Que la Fuerza los acompañe —dijo Riij con solemnidad.

—Estás perdiendo el elemento sorpresa, X2. ¡Vayan a una nave y hagan su escape! —los azuzó Kota por el comunicador.

—Tenemos que salir de aquí ahora —dijo X2—. Todos a la lanzadera, ¡vamos!

Tan rápido como pudieron los rebeldes fueron abordando las naves, y preparándolas para volar, mientras los comandos de X2 enfrentaban a los pocos soldados imperiales que quedaban en la zona.

Riij y sus compañeros se aseguraron de que todos estuvieran a bordo antes de despegar y dejar atrás la Estrella de la Muerte. Los rebeldes habían logrado una victoria crucial al destruir el rayo tractor y escapar con los prisioneros.

Los motores rugieron mientras las lanzaderas se elevaban en el aire. X2 y sus compañeros se prepararon para cualquier desafío que pudiera surgir en su camino. La Estrella de la Muerte se desvaneció rápidamente detrás de ellos mientras se dirigían hacia la relativa seguridad del espacio.

—Esta Estrella de la Muerte realmente es una invención temible —reflexionó Kota mientras su nave también se ponía en camino—. ¡Debemos encontrar la forma de destruirla!

Riij y Ta'al regresaron a la base rebelde en Polis Massa. Los prisioneros que se habían fugado con ellos y habían resultado heridos, recibieron atención médica. Entre los demás, muchos ya habían sido agentes de la Rebelión, y estaban volviendo al servicio activo. Muchos de los wookiees, por ejemplo, habían vuelto a Kashyyyk, y Katarra había reasumido su papel de líder de la resistencia local. El reencuentro entre ella y su padre, Tarkazza, resultó especialmente emotivo. Otros reclusos liberados, se fueron a intentar rehacer sus vidas, aunque también algunos se sumaron a la Rebelión como nuevos reclutas. Rahm Kota y X2 se fueron a enfrentar sus propias misiones contra el Imperio.

En la Estrella de la Muerte, Tarkin prefirió fingir que nada de todo esto había sucedido. Ordenó borrar cualquier evidencia que pudiera haber quedado registrada, prohibió a los pocos testigos que quedaban hablar del asunto y se esforzó por desacreditar los escasos rumores que circulaban. De hecho, cuando poco tiempo después encargó a Daala la investigación sobre la destrucción del Intrépido, ninguno de los dos mencionó el reciente motín y escape.

PALACIO IMPERIAL, CORUSCANT

Por su parte, Vader retiró a la 501 de la Estrella de la Muerte. Sin embargo, durante un ataque a una base rebelde en el remoto planeta Jabiim, descubrió información relevante: parecía ser que un moff imperial era el traidor que había filtrado información clasificada a los rebeldes.

—Me preocupa que estos rebeldes conozcan demasiado acerca de la Estrella de la Muerte. Hemos descubierto evidencia que revela que es el moff Kalast el que ha traicionado su confianza —informó de inmediato al Emperador.

—Ni siquiera alguien de su rango podría averiguar todas las capacidades de la Estrella de la Muerte —respondió el Emperador, con una mirada fría y calculadora—. Me he asegurado de que los planos estén divididos en secciones. Ninguna de nuestras bases tiene más de un segmento en ningún momento.

—Se preocupa demasiado, Lord Vader. Lo único que averiguarán los rebeldes es que no tienen esperanza contra el poder de la Estrella de la Muerte —intervino Tarkin, que había sido invitado a participar de forma holográfica en la reunión.

—Ya veremos si su fe es bien merecida una vez que haya sido puesta a prueba, Tarkin —declaró el Emperador, sin inmutarse—. Mientras tanto, asegúrese de que no se entregue ninguna otra información clasificada a los rebeldes. Tráiganme a este moff Kalast.

Después de una serie de escaramuzas en la órbita del planeta Atzerri, las fuerzas de Vader lograron aprehender al traidor moff Kalast.

—El moff Kalast fue muy comunicativo... justo antes del final —comentó el Emperador con una sonrisa maliciosa—. Al parecer, Tarkin, los bothans han elegido un lado en este conflicto.

—¿Qué quiere que haga, Su Majestad? —preguntó Tarkin, servicial.

—Nada. Continúe con la Estrella de la Muerte. Yo me ocuparé personalmente de esto… —concluyó el Emperador con la voz llena de determinación.

PUERTO ESPACIAL DE DREV'STARN, BOTHAWUI

Vader había intentado reunir una flota para respaldarlo, pero el Emperador Palpatine desechó la idea. Descendió al planeta en una lanzadera clase lambda. La solitaria nave, con su apariencia engañosamente inofensiva, aterrizó con gracia en una plataforma del puerto espacial, mientras un grupo de bothans se postraba de rodillas, mostrando respeto y sumisión. El Emperador emergió de la nave, rodeado de sus leales guardias imperiales, irradiando majestuosidad.

—Bienvenido a Bothawui, Su Majestad. ¿A qué debemos este gran honor? —pronunció el líder bothan, con un dejo de nerviosismo en su voz.

—Su deslealtad al Imperio es la razón de mi visita —fue la inesperada respuesta del Emperador, llena de desdén hacia los bothans.

Sin previo aviso, el Emperador desató el poder del lado oscuro de la Fuerza. Unos relámpagos crepitantes surgieron de sus manos, consumiendo al grupo de bothans que yacían arrodillados ante él. Los gritos desgarradores llenaron el aire mientras el Emperador manifestaba su ira implacable.

Continuando su avance, el Emperador atacaba sin piedad, haciendo uso tanto de su sable de luz como de sus habilidades sobrenaturales en la Fuerza. Tanto los bothans en su camino como los edificios que encontraba se convirtieron en víctimas de su furia desatada.

—Se han ganado la furia del Imperio. No vuelvan a traicionarnos, o el costo será aún mayor la próxima vez —proclamó el Emperador, dejando en claro su intención: mostrar a los bothans el grave error que habían cometido al desafiar al Imperio.

La escena quedó envuelta en un ominoso silencio mientras el Emperador, satisfecho con su contundente demostración de poder, se retiraba. Los bothans supervivientes, atónitos y temerosos, contemplaban los estragos que el Emperador había dejado a su paso. Era un impactante recordatorio de la fuerza avasalladora y despiadada del Imperio en respuesta a cualquier intento de traición.

Los bothans habían sido testigos de la furia desencadenada del Emperador y ahora debían enfrentar las consecuencias de sus acciones. Pasaría mucho tiempo antes de que los bothans se atrevieran nuevamente a desafiar al poderoso régimen imperial y apoyar a la rebelión.

Primero el moff Kalast, y después los bothan, el Emperador estaba dispuesto a acabar con todos los amigos de la Alianza Rebelde. Y muy pronto, la Estrella de la Muerte lo ayudaría a hacerlo más rápido.


Nota del autor

Este capítulo completa mi teoría de que la escena del motín vista en Battlefront II (2005), y la misión de reconocimiento de Battlefront: Elite Squadron, muestran partes de la misma batalla desde distintos puntos de vista.

Kennan Taanzer viene de los cómics de Dark Times, es idea mía usarlo como la identidad del jedi que la 501 enfrenta en Battlefront II.

X2 debe usar una simulación y no el verdadero superláser para no contradecir los rumores vistos en la novela Estrella de la Muerte.

Lo de el moff Kalast y el ataque a Bothawui viene de Empire at War.