Capítulo 8: Alianza letal

PALACIO DE JABBA, TATOOINE

Después de haber entregado los planos recuperados en Danuta, Jan Ors y Kyle Katarn se encontraron acompañando a una agente rebelde en una negociación de vital importancia. Encontraron a Jabba el Hutt sumido en una vorágine de actividad, reformando su palacio en Tatooine. Ahora que se alzaba como el líder supremo incontestable del clan Desilijic, había abandonado el viejo palacio de Nal Hutta para transformar su fortaleza en el desértico planeta en su base principal. Cada rincón del palacio de Tatooine vibraba con una nueva vitalidad mientras esclavos y mercenarios se movían a su alrededor, dando forma a la visión ambiciosa de Jabba.

Con una reverencia elegante, Bria Tharen se inclinó ante la imponente figura de Jabba. Era un ritual que los hutts exigían, un signo de sumisión que no pasaba desapercibido en su corte. Sin embargo, en su postura y en sus ojos brillantes, Bria logró transmitir una confianza férrea y una determinación inquebrantable.

—Gran Jabba, como seguramente ya ha sido informado, nuestra operación en Ylesia ha sido un éxito rotundo —dijo Bria—. Hemos rescatado a los peregrinos, asegurado la preciosa especia y arrasado con las instalaciones del clan Besadii. Todo esto ha sido posible gracias a su inestimable respaldo, su magnificencia.

—Cierto, el golpe a Besadii ha consolidado el poder de mi clan Desilijic —respondió Jabba con una risa grave que resonó en el lugar—. Pero debo admitir que me encuentro ligeramente decepcionado. Esperaba que, en lugar de entregar toda esa valiosa especia a la Alianza Rebelde, hubieran considerado mis propios intereses.

—Y, es precisamente por esa razón que estamos aquí, Excelencia —respondió Bria con voz firme—. Reconocemos su interés en la especia y entendemos su valor. Nosotros hemos asumido riesgos significativos y hemos pagado un alto precio en vidas para lograr esto. Por lo tanto, consideramos que merecemos una parte proporcional de las ganancias. Sin embargo, tanto usted como yo sabemos que la especia tiene un mayor valor para su imperio del crimen que para nosotros. Estamos convencidos de que estaría dispuesto a adquirirla a un precio razonable. La Alianza Rebelde necesita recursos financieros para continuar nuestra lucha contra el Imperio...

—Las intrigas entre la Alianza y el Imperio no son mi preocupación —interrumpió Jabba con una pizca de desdén—. ¿Por qué tomar partido cuando puedo negociar con ambas partes y obtener mayores beneficios?

Bria mantuvo su mirada, sin titubear ante la perspicacia del hutt.

—Por supuesto, prosigamos con las negociaciones entonces —respondió Bria con firmeza—. Estamos dispuestos a ofrecer una cantidad sustancial de especia. Nuestro objetivo es lograr un acuerdo beneficioso para ambas partes, excelencia. Tal como hemos demostrado, puede confiar plenamente en nuestra palabra.

—Los contrabandistas en Nar Shaddaa no opinan lo mismo —dijo Jabba con una resonante risa burlona.

Bria no podía negar la verdad en las palabras del hutt. Lo que le habían hecho a los contrabandistas había dejado una marca, y tal vez nunca recuperaría la confianza de Han Solo. Pero recordaba el propósito detrás de su acción, la necesidad imperiosa de financiar la Alianza Rebelde, eso era lo más importante. Y considerando la reputación del hutt, él no tenía ningún derecho a sermonearla.

—Cumplimos con todo lo que le prometimos a usted, excelencia. Desde luego, no puede esperar que tratemos a unos simples contrabandistas igual que a un noble hutt —respondió en un tono adulador—. Permítame ofrecerle unas muestras de la mercancía: andris, ryll, carsunum y, por supuesto, brillestim de primera calidad.

Mientras Jan y Kyle presentaban los contenedores, Bria mantuvo su atención en Jabba. La sala estaba cargada de tensión y anticipación, sabiendo que la decisión del hutt no se tomaría a la ligera. Cuando los contenedores se abrieron, revelando la riqueza de su contenido, Jabba se adentró en una evaluación minuciosa.

—Aquí están las cantidades de cada especia, junto con los precios que ofrecemos —dijo Jan, entregándole un cuaderno de datos—. Como puede ver, su majestuosidad, hemos traído una oferta altamente favorable para usted. Sin embargo, requerimos que se pague al contado, sin demora.

Los bulbosos ojos de Jabba recorrieron los datos en la pantalla del cuaderno de datos con una lentitud calculada, como si disfrutara de ejercer su poder en el ambiente. Sin embargo, su semblante cambió gradualmente, revelando una expresión de deleite que no pasó desapercibida para Jan y Bria.

—Trae al contador Mosep, ¡rápido! —le dijo a un guardia gamorreano. El guardia porcino salió corriendo a cumplir la orden.

Jan miró a Bria con una sonrisa. El plan estaba funcionando tan bien que Bria se preguntó si deberían haber solicitado un precio más alto.

—Sí, es una oferta muy generosa. Aprecio que hayan venido directamente a mí en lugar de considerar a otros competidores, como el Sol Negro —dijo el hutt—. De hecho, me siento tan agradecido que he decidido agregar un pequeño incentivo a su favor.

Las palabras del hutt resonaron en el aire, creando un momento de sorpresa y desconcierto en Bria. No había anticipado que Jabba se mostrara tan magnánimo en su trato.

—No era necesario, noble Jabba, pero aceptamos su generosidad inesperada con humildad —respondió Bria, genuinamente sorprendida por el giro de los acontecimientos.

—Bien dicho —dijo riendo Jabba—. La recompensa es información: Sol Negro está vendiendo grandes cantidades de una nueva droga al Imperio.

—Apreciamos enormemente su información, su enormidad. Nuestros agentes investigarán y tomarán medidas en consecuencia —respondió Bria con gratitud.

Desde su posición, Jan Ors observó la escena con atención, notando el juego de intereses que se escondían detrás de las palabras de Jabba. Era evidente que el hutt estaba intentando manipularlos para su propio beneficio, el Sol Negro se había convertido en su principal rival tras la caída del clan Besadii. A pesar de eso, no podían negar que la información podría ser importante para la Alianza.

El trato con Jabba el Hutt los había sumergido aún más en el mundo turbio y peligroso de las operaciones criminales, lleno de secretos y engaños. Pero, en ese momento, estaba concentrada en un asunto diferente. Bria Tharen tenía otros objetivos y misiones por delante, mientras que Jerell estaba esperando el dinero que estaban obteniendo de Jabba para continuar su investigación en Ralltiir, y ahora se sumaba investigar la venta de drogas del Sol Negro. Jan y Kyle tendrían que separarse temporalmente para abordar todas estas responsabilidades, mientras el panorama en constante cambio de la galaxia los desafiaba.

CASA CANTHAM, CORUSCANT

Kyle Katarn se puso a investigar las acciones del Sol Negro, y siguiendo la pista, llegó directamente a Coruscant. Allí, entre las sombras de la capital galáctica, había descubierto que el Sol Negro, era una red de crimen que tejía su corrupción en los mismos cimientos del poder imperial.

La princesa Leia, en su cargo de representante de Alderaan en el Senado Imperial, era en secreto la principal agente rebelde en Coruscant. Ella le proporcionó fondos para que pudiera contratar a Rianna Saren, una habilidosa mercenaria twi'lek, con el objetivo de investigar un almacén relacionado con el Sol Negro. Rianna demostró una eficiencia sorprendente; en cuestión de horas, su droide le transmitió información crucial sobre los turbios embarques que el Imperio estaba adquiriendo en secreto de los delincuentes.

En ese momento, Kyle esperaba en un discreto balcón en los niveles inferiores de la embajada de Alderaan. Era una entrada sigilosa, diseñada para evitar miradas indiscretas y vigilancia no deseada.

La twi'lek finalmente apareció, y Kyle la recibió con un asentimiento de aprobación. Era consciente del valor de la información que ella había obtenido y la audacia que había mostrado al adentrarse en terreno peligroso.

—Has hecho un buen trabajo. Ven conmigo —instó Kyle, liderando el camino hacia el interior del edificio.

Rianna lo siguió, maravillada por la enigmática bienvenida que estaba recibiendo. Tras unos pasos, llegaron a una oficina donde Leia los aguardaba, su presencia irradiando una mezcla de sorpresa y reconocimiento.

—Así que tú eres Rianna —expresó Leia, mostrando su admiración en lugar de ofrecer un saludo formal—. ¡Atacar al Sol Negro! No todo el mundo es tan audaz.

Rianna asintió, sorprendida por el tono directo de Leia.

—Ahora te van a estar buscando —advirtió Kyle, su tono indicaba una preocupación sincera—. No estarás a salvo en Coruscant.

—Puedo manejarlo —respondió Rianna, con confianza.

—[Tienen razón, Rianna] —intervino Zeeo, el droide de seguridad de Rianna, pitando en respaldo de las palabras de Kyle.

—Podemos usar a alguien con tu talento —ofreció Leia.

—¿Quiénes? —preguntó Rianna, mostrando desconfianza.

—La Alianza Rebelde —respondió Leia con orgullo.

—¡La Alianza! Entonces existe de verdad —exclamó Rianna asombrada ante la confirmación.

—La resistencia es real —explicó Leia—. Y también el peligro que enfrentamos. No tenemos mucho tiempo. ¿Te gustaría duplicar tu tarifa?

—Te escucho —dijo Rianna, considerando la oferta de Leia.

—El Imperio trabaja en un proyecto militar secreto —informó Kyle, antes de compartir su más reciente descubrimiento—: El rastro de la cadena de suministros lleva a una nave de investigación agrícola en Alderaan.

—¿Una nave civil en un planeta pacífico? A mí no me suena como una ubicación imperial —comentó Rianna, frunciendo el ceño.

—Ahora lo es —afirmó Leia—. Un vigo del Sol Negro ha capturado la nave. Algo está pasando, y necesitamos saber lo que es.

—No lo sé —dijo Rianna, pensativa.

—Sé cuánto odias al Imperio —dijo Leia, mirándola fijamente—. Pero estás trabajando sola. Estás afuera.

Las palabras de Leia resonaron en el interior de Rianna, y se dio cuenta de que tenía razón. Estaba cansada de luchar sola.

—Y ¿tú puedes meterme dentro? —preguntó Rianna.

—Así es… —afirmó Leia sonriendo con determinación—. Te necesitamos. Di que aceptas el trabajo.

—Lo haré —accedió Rianna, aceptando el desafío con valentía, consciente de que su decisión marcaría un giro crucial en su vida y la llevaría a unirse a la lucha de la Alianza Rebelde.

Después de recibir los datos de Rianna, Kyle volvió a colaborar con Lynia y el Dr. Blissex. Los tres se enfrascaron en el análisis minucioso del material que él había traído de Danuta. Pronto, otro dato emergió de la información: el Imperio estaba recurriendo a una rara aleación conocida como mirkanite, extraída de Mustafar, para fortalecer elementos cruciales de la Estrella de la Muerte.

Finalmente, recibieron un nuevo archivo de datos de Rianna, y el holocomunicador de Leia sonó con urgencia.

—El Imperio ha estado enviando algún tipo de droga orgánica a Mustafar —informó Rianna, después de explicar cómo había desmantelado el laboratorio.

Leia dedujo rápidamente el propósito de las drogas.

—Deben estar utilizando las drogas para aumentar la producción —murmuró Leia con una mezcla de frustración y astucia.

—¿La producción de qué? —preguntó Rianna, desconcertada.

—Nuestros espías indican que están produciendo aleación mirkanite, un material utilizado en la tecnología turboláser de alta potencia.

—No lo entiendo —dijo Rianna, todavía confundida.

—Eso no importa en este momento —respondió Leia, no había tiempo para explicaciones detalladas sobre la Estrella de la Muerte—. Lo importante es que has ayudado a la Alianza. Sin las drogas, las fábricas del Imperio sufrirán. Tal vez nuestras fuerzas puedan aprovechar esta situación para penetrar en la instalación. Enviaré a Kyle a Mustafar de inmediato.

—¡No! Envíame a mí. Estoy más cerca —propuso Rianna, ofreciéndose para la misión.

—¿En serio? —dijo Leia, asombrada, pero agradecida—. En ese caso, dirígete a Mustafar. Infíltrate en la fábrica y busca puntos débiles en la instalación. Ayúdanos a encontrar la forma de detener sus operaciones.

Después de que terminara la comunicación, Kyle miró a Leia.

—Si Rianna va a encargarse de la fábrica de Mustafar, será mejor que yo me reúna con Jan y volvamos a la base Grenna —sugirió Kyle—. Lynia y el Dr. Blissex querían nuestra ayuda para interpretar los datos, y será más fácil en persona que por holollamadas.

—Tienes razón, Kyle —concedió Leia—. No te preocupes, confío en que Rianna podrá manejar la situación en Mustafar. Yo estaré aquí para brindarle apoyo. El equipo de Gancho Celestial comprende cada vez mejor el diseño de la Estrella de la Muerte, y tu contribución podría proporcionar las partes que nos faltan para encontrar su punto débil.

Poco después, Rianna volvió a llamar a Leia para informar que tuvo éxito en destruir la fábrica de Mustafar, y liberó a varios esclavos wookiees mientras lo hacía. Sin embargo, no aceptó que Leia le asignara otro trabajo. Después de eso, pasó mucho tiempo sin que Leia tuviera noticias de ella. Cuando finalmente recibió otra llamada holográfica de Rianna, fue en circunstancias de lo más inesperadas.

—Princesa Leia, no lo vas a creer, pero te estoy llamando desde una enorme estación espacial que el Imperio ha estado construyendo en Despayre —exclamó Rianna, la urgencia en sus palabras palpable incluso a través de la transmisión holográfica.

Leia se sintió aliviada de tener noticias de Rianna después de tanto tiempo, pero un escalofrío recorrió su espalda al reconocer a la estación de la que hablaba.

—La Estrella de la Muerte —murmuró, pronunciando el nombre para mostrar que ya sabía de lo que estaba hablando—. ¿Cómo llegaste allí?

—Es una larga historia… —comenzó Rianna.

A lo largo de varios minutos, Rianna detalló su búsqueda de venganza personal contra Kheev, su encuentro en Tatooine con un campo de esclavos imperiales del Sol Negro, a los que liberó, su captura y cautividad en Despayre, para terminar con su escape a la Estrella de la Muerte. Allí, fue testigo de una conversación entre Kheev y Vader, donde se le encomendó a Kheev la misión de ir a Danuta en busca de los planos actualizados de la estación. Y luego, presenció la devastación cuando la Estrella de la Muerte destruyó el planeta-prisión de Despayre.

Las palabras de Rianna dejaron a Leia sin aliento. Era una secuencia de eventos peligrosos y emocionantes que parecían sacados de un relato de héroes y villanos. Pero lo que más preocupaba a Leia era la confirmación de que la Estrella de la Muerte estaba operativa y que su capacidad destructora se había desplegado contra un planeta entero.

—No es posible —exclamó Leia, llena de incredulidad y horror.

El silencio llenó la conexión holográfica mientras Leia asimilaba la magnitud de la tragedia.

—Lo vi con mis propios ojos —afirmó Rianna, su voz llena de determinación—. Han destruido todo un planeta en cuestión de segundos.

—No podemos lanzar un ataque directo contra la estación de combate —dijo Leia, ya lo habían intentado y habían fallado—. Pero necesitamos esos planos, Rianna. Enviaré nuestros agentes a Danuta de inmediato.

Leia comenzó a trazar un plan en su mente, pensando que tendría que llamar a Polis Massa para pedirle a Kyle Katarn que volviera a Danuta en busca de estos planos actualizados. Sin embargo, Rianna se ofreció antes de que pudiera terminar de formular sus pensamientos.

—Déjame ayudar —dijo con determinación—. No sirvo de nada aquí. Este lugar está lleno de tropas imperiales. Seré más útil en Danuta, junto a los demás rebeldes.

Leia asintió, sintiendo una mezcla de gratitud y preocupación por la audacia de Rianna.

—Encuentra un camino hacia Danuta. Infíltrate en la nave de Kheev si es necesario. Debemos actuar con rapidez —instruyó Leia, su voz mezclando preocupación y confianza.

—Comprendo —respondió Rianna con valentía.

Antes de que la comunicación se interrumpiera, Leia sintió la necesidad de advertir una vez más a Rianna sobre los peligros que la esperaban.

—Cuidate, Rianna. Y ten cuidado de Vader y de Kheev. No subestimes su capacidad para la crueldad —advirtió Leia con preocupación.

—Te contactaré cuando llegue a Danuta —respondió Rianna con confianza en su voz.

La espera, en la estrechez de la incertidumbre, se convirtió en una tortura para Leia. Un nudo de angustia se anudaba en su pecho, apretando con fuerza sus emociones. La necesidad de noticias, cruciales para la supervivencia de la Rebelión, se había convertido en una presión asfixiante. También habían perdido el contacto con sus agentes en Ralltiir, y ese ominoso silencio era otra nube negra en el horizonte.

Las palabras de Kyle resonaban en su mente, habían sido claras sobre la peligrosidad de la base de Danuta, sobre la fortaleza inquebrantable del Imperio. No tenía dudas de que habrían reforzado sus defensas y elevado la alarma a niveles nunca antes vistos. Leia solo podía aferrarse a la esperanza, a que la confianza de Rianna estuviera justificada.

Finalmente, el holocomunicador destelló a la vida. La imagen de Rianna se materializó, en sus ojos se reflejaba una mezcla de fatiga y victoria, una historia de desafíos superados. Los saludos iniciales fueron efímeros, dando paso rápidamente a la narrativa de lo que había ocurrido. Los detalles comenzaron a desplegarse, una narración vívida que pintaba un cuadro épico de su escape atrevido de la Estrella de la Muerte, de su penetración en las entrañas mismas de la base imperial en Danuta y el enfrentamiento climático con Zarien Kheev, el esclavista que simbolizaba todo lo que era detestable en el Imperio.

El relato de Rianna era una montaña rusa de emociones, una saga de valentía que dejaba a Leia con el corazón en la garganta. A medida que las palabras de Rianna avanzaban, Leia apenas podía contener su ansiedad. Al final, no pudo evitar interrumpirla.

—Rianna… ¿Tienes los planos? —preguntó, ansiosa. Sus palabras eran casi un ruego, cargado con la gravedad del destino de la Alianza Rebelde.

—Sanos y salvos —respondió Rianna con un matiz de triunfo y satisfacción. No obstante, el informe adjunto a la transmisión también dejaba en claro que Zeeo, su fiel droide, había sufrido daños considerables en la batalla.

El corazón de Leia latía con fuerza mientras absorbía la noticia. Era como si un peso aplastante se desvaneciera de sus hombros, reemplazado por una mezcla de alivio y esperanza renovada.

—Ven a casa —le dijo simplemente Leia, dejando escapar un suspiro de alivio y esperanza.

Leia desconectó la comunicación, permitiéndose una sonrisa tranquila. Sabía que el camino que les aguardaba era tortuoso y plagado de obstáculos, pero personas como Rianna en sus filas les daban una oportunidad real.

Ojalá estos nuevos planos de la Estrella de la Muerte estuvieran lo suficientemente detallados como para que el equipo de Gancho Celestial finalmente pudiera encontrar esa vulnerabilidad que buscaban. Con cada victoria, grande o pequeña, el Imperio veía su poder erosionarse. Y aunque la lucha era implacable, la determinación de los rebeldes ardía más fuerte.


Nota del autor:

La primera parte es una especulación basada en Han Solo: Amanecer Rebelde, que además intenta presentar un breve resumen de la parte relevante del ataque rebelde contra Ylesia.

Mosep Binneed es el nimbanel que usaba el nombre de Jabba en los viejos cómics de Marvel.

El resto es la historia de Star Wars: Lethal Alliance, pero vista principalmente desde los puntos de vista de Kyle y Leia, y tratando de enlazar con todo lo demás.

Las novelas cortas de Dark Forces indican que Jan Ors recién conoce a la princesa Leia en la época de la Nueva República, así que no pudo haber acompañado a Kyle cuando trabajó con ella en Coruscant.