POBRES RIDER

Secuela de Kamen Rider Pegasus

Idea original de Ninja Britten 11

Guión de Yuzu Araki

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Más tarde, luego de la fiesta y el partido de béisbol...

Eran exactamente las doce de la noche cuando las personas (Las que al menos no tomaron alcohol o que a pesar de ello tenían buena resistencia) decidieron limpiar el desorden en la sala del motojime y hasta acostar a Dokuro en un futon pero en eso, la pobre que estaba dormida con Hikari entre sus brazos se puso a protestar a lo que entre Candy y Akari que estaban en su transformaciones decidieron llevar a las dos jóvenes.

-¡No! ¡Ya no puedo! ¡Quiero morir!- Decía entre sueños la pelinegra, posiblemente estando soñando.

-Shhh... Silencio, gatita- Chitó Regulus a lo que alzó entre sus brazos a Strongest.

-Tía... Honoka...- Dijo la pequeña peliazul mientras que Arashi la cargaba entre sus brazos aunque en eso sintió un pequeño pellizco en su corazón, eso debido a su vida familiar aunque en parte por el tiempo que vivía con Honoka luego de vencer a Venenum.

La ninja metamórfica esbozó una pequeña sonrisa mientras veía a la dulce bebé en brazos.

-No te preocupes... Ya estamos cerca de tu tía- susurró el águila ninja.

Mientras las dos Riders estaban pensando a que lugar o habitación llevar a Dokuro y Hikari, en eso Mitsuko que era la hija del motojime como la "Esposa" de Candy estaba terminando de barrer lo último de suciedad que había en la sala hasta que terminó y en eso llegó su madre.

La mujer con una mirada indicó a su hija que fueran a hablar pero a solas, a lo que la pelirrosa decidió ir de inmediato.

Candy y Akari al notar eso fueron a escuchar sobretodo la ninja Rider que tenía un buen sentido del oído.

Mientras tanto, la señora Tamagawa se tropezó con algo y era la pequeña Sachi la cual estaba durmiendo como si no hubiera un mañana a lo que la adulta frunció el ceño y dijo a su hija.

-Mitsuko, llévate a esa niña para allá, rápido.

La chica asintió y alzó a la niña para llevarla a una de las habitaciones pero la joven se limitó a acostarla sobre uno de los sofás que componían el lugar y se fue a la salida de la casa, sin saber que Regulus y Arashi estaban escuchando.

Mientras tanto, a la salida de la casa Tamagawa estaban el motojime con muchas personas que llevaban lámparas eléctricas o esos cascos que usan los mineros y buena parte de ellas llevaban de esos platones de madera ovaladas y largas, casi si fueran esas vasijas que se usan en la minería.

-Muy bien chicos... Hay que ir en silencio- Susurró el motojime a lo que todos los presentes fueron obedientes.

El hombre esbozó una sonrisa mientras todos los demás hacían lo mismo.

-Muy bien muchachos, la diosa Nokotan ha llegado al inicio de mes como lo hace siempre. Y bueno, ¿Quieren ganar un poco de dinero?

Aunque no hubo respuesta, todos los presentes tenían desde sonrisas hasta miradas de total determinación.

En eso, la señora Tamagawa que estaba usando un casco de minero con linterna dijo a su hija que a pesar de su recién embarazo no podía ir con sus padres y con la aldea a lo que iban a hacer adonde iban.

-Muy bien, nos vamos- La mujer con una mirada algo temerosa le ordenó a su hija- Mitsuko, quédate con tu esposo y con el señor Arashi. No dejes que salgan de aquí.

-Pero madre, mi esposo y el señor Arashi no son malas personas.

-Lo sé, pero es que temo que si sepan de ello, creerán que nuestra diosa sea un monstruo y la matarán. Por el bien de nuestra diosa Nokotan es mejor que no vayan.

-Sí

-Bueno, nos vamos- Ordenó Jinbei a lo que su esposa y prácticamente la aldea fueron yendo en fila india pero en silencio como si debían estar precavidos de algo.

Mientras tanto, con Candy y Akari, ellas dejaron a Dokuro con Hikari en uno de los sofás no sin antes arroparlas con una cobija invocada por Arashi que demostraba que era alguien respetuosa y considerada con cualquiera que le agradaba. Las dos Riders fueron sigilosamente hacia Mitsuko la cual estaba a las afueras de la casa hasta dar con la dupla Rider.

-Inazuma-san, Arashi-sama...

-Mitsuko- La ninja metamórfica miró seriamente a la pelirrosa- ¿Me puedes decir a dónde fueron tus padres y la aldea? ¿Y quién es esa tal Nokotan?- Desde la experiencia, Arashi sabía que cuando se trataba de criaturas tratadas como divinidades no era para algo muy bueno.

La pelirrosa miró a las dos Riders sobretodo a Arashi quien a simple vista por su aspecto de águila tenía un aire de temor e imponencia a lo que la joven dio un profundo suspiro.

-Bueno. Verá, Arashi-sama...

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Mientras tanto...

En un lugar que parecía ser un gran río anexo a la vista panorámica de una montaña, estaban el motojime y los habitantes a su mando en pleno rio iluminando con sus cascos y lámparas mientras que a la lejanía estaban un pequeño grupo de ciervos y sobre ellos estaba sentada una joven castaña de ojos verdes, mirada tierna de gato y grandes astas de ciervo.

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Deidad de la aldea

Diosa Nokotan

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La supuesta diosa Nokotan estaba mirando fijamente a los aldeanos los cuales echaban sus platones o vasijas lisas sobre las aguas del río, colaban el contenido, echaban el agua lentamente sobre el río hasta dar con algo dorado y brillante.

Candy y Akari aprovecharon para volver a la normalidad mientras veían aquel escenario donde la gente colaba lo que llenaban en su vasija hasta dar con el contenido dorado y brillante bajo la mirada dulce como vigilante de la extraña niña con astas de ciervo.

-Ya veo. Es tal como nos contó Mitsuko-chan- Dijo la rubia y miró a su pequeña pelirroja- ¿Entonces conoces a esa chica ciervo?

-De hecho, conocí a una aldea de gente así- Respondió la pelirroja- Los conocí en Nara luego de que peleara con un ninja metamórfico y terminara muy mal herida. Fue ahí donde terminé en una aldea donde viven Shikanotsune. Me curaron y me trataron muy bien hasta me dieron mucha comida y un amuleto de la suerte para mi viaje.

(Nota de la autora: Shikanotsune se refiere a los hombre ciervo o youkais ciervo)

La pequeña Akari miraba fijamente a la diosa Nokotan la cual parecía tener una mirada tierna y amigable a pesar de ser una deidad.

-He oído que los ciervos son como criaturas divinas y en serio no mentían. Ver a esa chica se siente como si sintiera el calor que a veces hubiera anhelado en medio de mi viaje.

-Yo también. Dicen que ver a un dios te hace sentir muchas cosas pero como ella parece un dios gentil te hace sentir que estás seguro y protegido. Definitivamente esta aldea, no, todo el municipio de Hishikari será próspero gracias a ella.

-Sí, es verdad- Asintió la pelirroja menor- Por cierto, Kinjishi.

-¿Hm?

-¿No has pensarlo en decirle a Mitsuko acerca de su esposo?

La rubia calló por un buen rato hasta que habló con una cara de pesar.

-Sobre eso... El problema es que no sé como lo vaya a tomar. Entiendo que solamente quería ir con a presentarlo con su padre y luego tener una vida juntos pero... No me quiero ni imaginar el dolor que debe sentir y eso que tiene a su hijo no nato.

-Entiendo, pero sabes que esa mentira del matrimonio no les durará para siempre y deben actuar para darles esa impresión.

-Tienes razón.

Las dos chicas seguían mirando como los aldeanos sacaban oro en sus vasijas y las echaban a una gran jarra que había invocado la diosa Nokotan ya que la diosa estaba iluminando sus astas como si quisiera hacer pero no solo la diosa estaba presente sino que también estaban unas tres niñas pequeñas parecidas a ella pero con la diferencia de que dos de ellas tenían color de ojo diferente, morados, azules y rojos respectivamente.

Las tres pequeñas ciervo estaban junto a su madre la cual estaba viendo el oro que echaban los aldeanos. En eso, una de las tres criaturas miró de repente a las dos Riders, sobretodo a Akari a lo cual quedó de piedra al ver a la pequeña ninja del grupo.

Volviendo con las dos Riders, Candy y Akari estaban viendo lo que hacían los aldeanos cuando de pronto alguien se les acercó a lo que ambas chicas sintieron una extraña presencia hasta que se voltearon y dieron con alguien. No dudaron en ese instante en fruncir el ceño cuando vieron a una pelirroja de cabello corto, piel clara y ojos morados.

-¿Qué hacen?- Dijo la ronin escarlata mientras veía a sus dos compañeras como a los aldeanos y la diosa Nokotan.

La primera en hablar fue Candy quien miraba con el ceño fruncido como si se sintiera decepcionada.

-Ah, eres tú, yakunin. Están colando minerales.

-¿Ellos?

-Buscan oro.

-¿Oro en polvo?

-Sí. Así es.- Asintió Akari que estaba con el mismo gesto- El yacimiento que encuentran es el oro proveniente de la montaña que estamos viendo.

-¿Pero porque sus vasijas están llenas?

Arashi comenzó a explicar:

-Porque cada inicio de mes llega la chica ciervo que ves allí. Ella es la diosa Nokotan la cual es la deidad de los bosques que hay en el municipio y hasta guardiana de la naturaleza. El oro que encuentran lo echan en una jarra que está frente a la diosa Nokotan y ella transforma con sus astas el oro en insumos, generalmente en alimentos como elementos para el comercio.

-¿Comercio?

-Sí. Ellos a pesar de ser los habitantes del municipio donde está la única mina de oro existente en el país no son tenidos en cuenta ni por el Gobierno por lo cual aprovechan eso para mejorar su economía con el oro en polvo que encuentran en el río. Ellos solamente piensan en su bienestar y en su sostenimiento económico, no solo entre las otras aldeas sino que también con las ciudades cercanas sobretodo la ciudad de Ise.

Maki caminó un poco más hasta quedar en medio de las dos Riders con tal de ver bien dando con la vista panorámica de los aldeanos colando y hallando oro y luego echando el contenido en la jarra grande ante su diosa protectora.

-Ya veo. El municipio está protegido por esa deidad y de ahí tienen su buena economía y como consiguen oro en polvo, son ricos- Comentó la ronin escarlata mientras la pequeña ninja asintió- Todos ellos son intrépidos. Saben que si la alcaldía se entera o hasta el gobierno, serán castigados.

-Es mejor morir a que a veces coman y otras no- Candy miró a Maki con un gesto de burla- Los hijos de papi como tú no lo entienden.

-¿Cómo?

-Dicen que al vivir en el campo te hace tener una vida muy fácil que vivir en la ciudad pero no es así porque incluso también es duro- Dijo la rubia- Es difícil ser campesino. Tienen que soportar de todo. Sequías, inundaciones, impuestos anuales, epidemias. A los pobres los invitan a morir por donde sea que miren. No puedes vivir una vida normal sin cruzar puentes peligrosos. Mirálos, ¿No es lindo lo que ellos hacen en secreto y ante su diosa?

La ronin escarlata quedó en silencio a la par que seguía mirando a los aldeanos de Kuchiki y luego a la diosa Nokotan y sus pequeñas tres hijas las cuales estaban bien portadas al estar con su madre.

-Sí, puede que para ti esa gente se la da tener una extravagancia en sus comidas y negocio a pesar de ser una simple aldea pero como lo ves, ellos lo hacen para aliviar su pena acumulada y de la mano de su diosa- dijo la pequeña Arashi que sin mirar atrás decidió dar un salto hacia el río estando entre la gente que colectaba y entregaba oro.

Maki no tardó en comprender que de alguna manera las dos Riders sabían que ella por el momento estaba trabajando con su amiga Ryuko y por sus gestos fríos no lo tomaron muy bien.

-Leo... Yo...

-Shiki-san y Honoka-ya me hablaron de ti y hasta tenía una muy buena impresión de ti, en serio que sí- La rubia miró de manera seria a la pelirroja aunque sus ojos azules tenían ese pequeño de tristeza- Pero es tal como lo dije siempre, un rico siempre será un rico mientras que los pobres somos pobres.

La pelirroja bajó la cabeza mientras sentía que la amargura comenzaba a golpear su corazón a la par que Candy caminaba lentamente hasta quedar a espaldas de ella.

-Y bien, señorita yakunin, puedes informar a tu amiguita la daikan de esto pero no hagas de esta pobre gente unos criminales imprudentemente.- Se volteó para ver a la pelirroja con una mirada de profundo enojo- Pero si esa gente termina siendo asesinada, créeme que te voy a destrozar y hacerte pedazos, no me importa si lo haré frente a Honoka-ya y que me manche las manos pero hasta ella pensaría un poco lo mismo.

Otro golpe profundo en el corazón de Maki.

-Y si preguntas por Dokuro-chan, ella está durmiendo con Hikari-chan pero creo que luego de los que nos contó hoy en la tarde, ella no querrá verte ni en pintura. No sabes lo mal que está, tanto que se emborrachó mientras transmitieron el partido de béisbol. Como sea, buenas noches.

La rubia se disponía a irse cuando al fin fue interrumpida.

-¿Y a dónde vas?

La rubia sin mirarle al rostro a la pelirroja respondió.

-Al igual que tú tengo algo que investigar pero a diferencia de ti le hice una promesa a alguien y debo cumplir con mi palabra. No por algo, es parte de ser un Kamen Rider, ¿Verdad?

La rubia se fue a paso digno mientras que la pelirroja quedó sola y en silencio, en medio de la noche al otro lado de un hermoso río fluyendo a altas horas de la noche. Era evidente, su sola acción afectó a sus compañeras y a su maestra, las alejó de ella y hasta estaban profundamente decepcionadas. Y justamente cuando luego de seis meses, luego de pasar una aventura llena de buenos momentos como de vivir un tormento de tener que lidiar con una organización criminal salida de la nada, encontró a Honoka, quizás no encontró cura pero al menos Honoka estaría bien de salud y habría luchado y obtenido medallas Lost pero...

Terminó decepcionando a todas pensando que estaba haciendo algo bien.

Sobretodo a Blair... ¿Entonces era cierto que ella quería ser más que su compañera y amiga luego de todo ese tiempo?

Fue ahí donde la pobre pelirroja solamente bajó la cabeza, se sentó en el suelo y ocultó su cabeza entre las piernas. Lo demás desde su corazón harían el resto del trabajo hasta que terminara durmiendo.

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A la mañana siguiente...

Oficina del daikan de Hishikari

Hacienda Kikuchi

Eran eso de las ocho o nueve de la mañana, cuando Maki fue a la hacienda y alcaldía donde habló con su amiga Ryuko acerca de los aldeanos, del oro de la vieja mina y de la diosa Nokotan.

Pero ignoraban algo y es que en la hacienda del daikan estaban escondidas dos personas, una alta y una pequeña. Era un peliazul claro de cabello pincho y mirada rasgada mientras sobre sus hombros estaba una pequeña niña castaña de mirada dulce y ojitos morados. Ella era una de las tres hijas de la diosa Nokotan y el hombre que estaba con ella era nada más ni menos que el que alguna vez fue el Zodiart Osa Menor, Heita Tsukiyama, el esposo de Mitsuko.

¿Porque el ex-yakuza estaba con una de las hijas de la diosa Nokotan y dentro de la oficina del daikan?

Eso por ahora nadie lo sabe, pero lo único presenciable entre ellos era que ambos estaban ocultos en una habitación cerca de la oficina de la daikan escuchando la conversación de las dos féminas pero no era el único.

En el pasillo donde estaba la oficina, estaba otra sombra pero pequeña la cual escuchaba la conversación mientras que al frente de la puerta corrediza estaba una silueta siniestra que también parecía interesada en la conversación privada que tenían Maki y Ryuko.

Luego de unos minutos, la conversación entre ambas había terminado.

-Ya veo. Con que era el oro en polvo y la diosa del municipio. Es lo que pensaba.

-No quería que tus lentes estuvieran empañados, Ryuko.

La peliazul dibujó una sonrisa mientras negaba con la cabeza.

-No, te lo agradezco. Tenía dudas al respecto pero viendo que al final con que ellos lo hacían con la bendición de la Diosa Nokotan es un gran alivio para mí.

La ronin pelirroja estaba también con una sonrisa en el rostro, era obvio que su amiga de la infancia era buena persona y como tal comprendió y entendió la situación. Fue en eso donde recordó lo que le dijo Candy la noche anterior a lo que ella no dudó en solicitar a su amiga con respecto a eso.

-Por cierto Ryuko, quiero pedirte algo.

-¿Qué es?

-¿Podrías dejar ir lo de los campesinos?

-¿Qué?

-Es que ellos no están tomando el oro porque quieran darse lujos. Solo quieren mejorar su economía y vivir en paz con apoyo de la diosa Nokotan- La pelirroja se rascaba la cabeza pues se sentía incomoda en parte de que sentía que estaba haciendo algo mal a su amiga- Por supuesto, sé que eres libres de detenerlos cuando quieras, pero si es posible, no hagas criminales imprudentemente. No se trata de eso la política.

Mientras tanto, a las afueras de la oficina, aquella siniestra figura tenía en su mano lo que parecía ser una medalla morada con el rostro de un caballo pero con un cuerno largo.

-Gracias Maki, pero no haré algo hacia ellos. Después de todo es su bienestar y su economía- dijo la daikan con una cálida sonrisa.

-¿En serio, Ryuko?

-Sí, me haré cargo adecuadamente- Guiñó un ojo- Déjamelo a mí. No les haré nada malo.

La pelirroja no evitó llevarse una buena dicha de su vieja amiga, ya sentía que un peso se le había quitado encima aunque no sería fácil hablarlo con Dokuro y compañía, sobretodo con la primera quien no tomó nada bien anteriormente pero tan pronto como ellas lo entendieran y quizás con pruebas, ya estarían mejor y luego irían a la hacienda de los Wakana para ver a Honoka.

Y luego de eso, llevarla de regreso a Tokio junto con Keiji... Siempre y cuando Black Satan no haría de las suyas otra vez.

-Muchas gracias, Ryuko. Bueno, me retiro.

-Nos vemos, Maki.

Las dos amigas se despidieron y la pelirroja salió del estudio pero en eso se topó con nada más ni menos que...

-¿Aida-san?

-Ah, hola Nishikino-san, ¿Recién llegas?

-No, ya me voy de inmediato. Nos vemos, Aida-san.

-Nos vemos.

La Precure y la Rider se despidieron hasta que finalmente la pelimagenta entró en la oficina dando con Ryuko la cual estaba viendo la recompensa donde estaban las fotos de Maki y Dokuro.

-¿Y? ¿Qué pasó, Kikuchi-san?

-Tal como me lo dijiste la última vez- La peliazul miró a la pelimagenta con una sonrisa- Que ellos tomaban el oro pero siempre teniendo a la diosa Nokotan.

-¿Lo ves? Como te lo dije, ellos no hacían nada malo y si su deidad estaba de su lado es porque hacían las cosas bien.

Luego de un rato de silencio entre ambas hasta que Mana rompió el silencio.

-Por cierto, Kikuchi-san... Tengo una pregunta.

-Sí, ¿Cuál?

-Aparte de Nishikino-san, ¿Quienes vienen con ella?

La daikan no dudó en responder a su colega mahou shoujo.

-Creo que ella me dijo que viene con una tal Dokuro y que se encontró en el camino con otras dos ronin. Ellas van a una hacienda Wakana donde una chica llamada Honoka. Maki y ella son amigas ya que estudiaban en Tokio hasta hace seis meses.

-Ya veo...

-Por cierto, sobre lo que me contaste la última vez... Tú me dijiste fuiste casi asesinada a manos de un monstruo muy poderoso.

-De hecho fue por un monstruo llamado...- La pelimagenta se rascó la cabeza mientras trataba de recordar- ¿Metamórfico?

-¿Metámorfico? ¿Quieres decir que un ser que se transforma?

-Sí, supongo que sí. Jejeje- La joven dejó de reír en ese instante- Verás, yo y mis amigas peleamos contra un monstruo el cual nos dio mucho problemas, de hecho pensábamos que era un monstruo del Rey Egoísta y su hija Regina pero resultó ser algo diferente a lo que todas quedaron fuera de combate.

-¿Y solamente quedaste tú?

-Sí, peleé con todo con esa criatura hasta intenté purificar su corazón pero todo fue inútil y me hirió de muerte. No recuerdo casi nada debido a la terrible agonía que sentía pero hubiera jurado que alguien como si fuera un águila venida del cielo descendió y mató al monstruo y luego de eso me curó con todas mis amigas.

-¿Un águila?

-Sí, parece loco pero es cierto. Alguien parecido a un águila vino y me curó. Cuando recuperé la consciencia, había visto sus ojos y creo que eran una mezcla rara de emociones. Eran como si fueran desde odio, tristeza, determinación y hasta justicia. En un principio pensé que era otro monstruo pero solamente me preguntó si estaba bien y desde entonces estoy en deuda con ese águila.

-¿Y no has sabido su nombre o como era?

-Ya que lo dices...- Mana calló unos segundos para seguir recordando- Creo que tenía una shuriken en el pecho, pico dorado y ojos rojos...- Un rubor invadió sus mejillas- Y me parecieron muy lindos aunque me pareció que su voz era de chica.

-Un hombre águila con una shuriken en el pecho, de ojos rojos y tono juvenil. Eso es muy curioso.

-Lo sé, pero desde ese día estoy muy agradecida por haberme salvado la vida. Si no fuera por esa persona... Yo... Seguramente no estaría viva ni mucho menos hablando contigo y ni siquiera estaría buscando a mis senpais quienes desaparecieron misteriosamente desde que las comandantes Black y White fueron asesinadas. Muchas personas creen que es Nishikino-san pero no es así.

-Y sobre lo de Misuni y Yukishiro, ¿No sabes sobre su asesino?

La pelimagenta frunció un poco su ceño.

-Creemos que su asesina es otra chica mágica. No sabemos su identidad pero las fuentes que tengo me han informado que está aquí en la prefectura de Kagoshima y que trabaja para una organización criminal llamada Venenum.

-Ya veo... Con que esa esa organización. Pensé que había sido eliminada pero parece que resurgió de sus cenizas. Pero, ¿Y lo de Maki?

-Pareciera que la culparon con tal de querer dañar las relaciones que tenemos las Pretty Cure con los Kamen Rider, supongo que esos sujetos de Venenum investigaron muy bien a Nishikino-san y la culparon con el propósito de romper nuestra alianza.

-Ya veo...- La daikan había borrado su sonrisa luego de hablar con su interlocutora- Es una pena lo que le haya pasado a Maki luego de terminar su primer año en Tokio aunque a ella no le parece importarle eso. Tengo entendido que viajó por todo el país con tal de buscar a su amiga Honoka hasta que al final está aquí en una hacienda de la prefectura.

-...

-Siento envidia pero a la vez admiro a Maki por haberse planteado una vida y un camino diferente a lo que se pensaba según sus padres. Si ella es un Kamen Rider y en medio de haber pasado un calvario lidiando con los Shinsengumi por esos crímenes que nunca hizo hasta llegar aquí a Hishikari da a entender algo.

-...

Mientras tanto en el cuarto cerca de la oficina de Ryuko, Heita estaba con una ansiedad en su mirada mientras veía el filo del cuchillo de cocina que llevaba en su mano, posiblemente con tal de matar a alguien pero en eso la pequeña niña ciervo que estaba a su lado y de hermosos morados le hacía una negación con la cabeza.

Y mientras afuera de la oficina, muchas sombras se estaban agrupando en el pasillo mientras que la silueta más grande mantenía en su mano la medalla morada con el unicornio estampado en ella.

Y volviendo con Ryuko y Mana...

-¿Qué es, Kikuchi-san?- Preguntó la chica mágica.

-Yo al igual que tú fui salvada por alguien pero en mi caso fue un extraño Kamen Rider con cabeza de león y ojos azules y un león en su pecho. Un monstruo extraño trataba de matarme pero de repente ese hombre león apareció y lo derrotó con un singular estilo de pelea con sus manos y puños. Al igual que tú estoy agradecida con ese Kamen Rider y de no ser por él, yo estaría quizás en el infierno y...- Se rió un poco- Al igual que tú, me cautivó unos lindos ojos azules.

-¿En serio?

-Si, doy gracias a esos ojos azules a que estoy viva y de una sola pieza gozando de salud. Y es esa misma mirada que noté en Maki.

-¿A que te refieres con Nishikino-san?

-Que ella más que ser un Kamen Rider no solo es fuerte. Ella es un ser muy especial.

-¿Un ser especial?

-Ella no es de esas personas que obligan a que la gente la sigan con amenazas y el miedo como lo han hecho esa malvada organización Venenum en algunas regiones del país. Todo lo contrario, ella lucha por los débiles y los necesitados y si es posible luchará hasta la última de sus fuerzas con tal de ver un mundo mejor.

-Sí, creo que tienes razón. Nishikino-san sin duda alguna es una gran justiciera y me parece curioso que se ahora se llame Benimaru Akaza y su apodo de Rider es Beniyasha, digo, es linda y todo pero no creo que sea un demonio como ella se dice.

-Cuando eres ronin tienes que formularte en muchas cosas.

-Aunque... Me hubiera gustado saber un poco más sobre ese hombre águila, quizás su nombre, su edad, quizás como era por detrás de esa apariencia.

-Yo igual estoy con esa incertidumbre pero por ahora hay que seguir adelante ya que así es la vida.

-Sí, tienes razón.

Mientras tanto en el cuarto cercano, Heita estaba con cuchillo en mano mientras que la pequeña hija de la diosa Nokotan con su cabecita y con un lindo nun nun trataba de evitar lo que planeaba hacer pero el peliazul no le interesaba sus súplicas.

-Lo siento... Pero no lo aguanto más...- Rápidamente abrió y cerró la puerta.

Y de nuevo, en la oficina de la daikan, alguien tocó la puerta.

-¿Quién es?- Preguntó Ryuko en voz alta.

-Soy yo, Maki... Se me olvidó decirte algo- Dijo la voz que estaba al otro lado.

-Ah, pasa Nishikino-san- dijo la chica mágica.

La puerta se abrió y...

(...)

TRES DORITOS DESPUÉS...

Heita finalmente entró a la oficina con su cuchillo en mano pero por extrañas razones se estaba tambaleando y buscaba algo para apoyarse aunque no se le notaba el cansancio ni mucho ninguna herida.

-Ah... Malditas cáscaras de banano- Murmuró el peliazul.

El muchacho tan pronto pudo sostenerse logró ponerse de pie y caminar unos pasos para terminar en shock por lo que estaba viendo: Dos chicas adolescentes tiradas en el suelo ensangrentadas, rastros de sangre y lucha en todas partes y hasta el escritorio había sido allanado, posiblemente hubo hurto de documentos.

El peliazul estaba de piedra ante lo que veía pero de repente una risa estruendosa se escuchó esta vez en otro cuarto cercano a la oficina. El que era antes el Zodiart Osa Menor caminó lentamente hasta posar la oreja y nuevamente estaba sudando frío cuando escuchó una conversación.

-¿Escuchaste eso, cerebro de banana, digo, Tatsugoro?- Era la voz de una chica casi tirando al tono de timbre de una niña pequeña.

-Sí, escuché todo lo que dijeron la daikan y esa Precure de mierda- Ahora era la voz algo aguardientosa de un hombre adulto, esa voz era conocida para Heita- Matsuri, ¿Cómo pueden usar las tijeras las idiotas?

-¿Te refieres a Beniyasha y la princesa traidora Blair?- Rió la supuestamente niña- Hm, ¿Qué dices? Es que esas dos tienen habilidad. Y al parecer se han metido otras dos. Una de ellas fue una senpai mía y otra una enana de mierda.

-Ya veo... Ahora dizque que Leo está caminando por el sendero del Señor o una mierda así- dijo el adulto de voz de maleante yakuza.

Luego de unas risas entre ambos, hubo un pequeño rato de silencio.

-Es el momento, Hanabatake. Conoces el plan, ¿no?

-Sí. Pero no me llames así, ahora soy Tatsugoro.

-Bien, bien... Tatsugoro, ten.

-¿Eh?

-El documento que te prometí.

-¿Te refieres al documento de propiedad del municipio?

-Sí. Si queremos apoderarnos del municipio y de la mina, debemos tener algo avalado para lograrlo.

-Ya veo...

-Y ten esto también.

-¿Otra carpeta?

-Sí, el manifiesto que emitió el señor Amón para desalojar la aldea.

-Ya veo.

-Toma esto para cuando se logre.

-Si.

"Entonces la daikan no era malvada", Heita miró a uno de los dos cuerpos ensangrentados y luego caminó hacia él, era de una chica de cabello azul celeste y tomó su muñeca e hizo lo mismo con el otro que era de una chica de cabello magenta.

"Aún siguen con vida, tienen pulso pero las han herido muy malamente... Quien quieran que hayan sido son los verdaderos malos... Debo quitarles los documentos esos que tienen y llevarlos a alguna aldea del municipio... Tengo que evitar que esos sujetos de Venenum exterminen a todos y se queden con la mina"