El canto de las aves y los primeros rayos de sol despertaron a Naruto. Confundido y con un camino de baba cayendo de sus labios, se apoyó en sus brazos para levantarse, volteando de un lado a otro. Entonces, un delicioso aroma llegó a los orificios de su nariz. Parpadeando por la luz, se percató de los ocho pescados que su maestra preparaba en una gran fogata.

-Buenos días. - lo saludó con una sonrisa.

El rubio asintió, adormilado.

-¿Tienes hambre? - tomó uno de los pescados y lo levantó hacia él. - Adelante, come uno.

El chico lo agarró de la vara que lo atravesaba, soplándole.

-¿Ya estás mejor, Hana-sensei? - la interrogó con dudas.

Ella afirmó, al mismo tiempo que Hinata bostezaba y despertaba, inclinándose hacia adelante.

-B-Buenos días. - dijo, antes de bostezar de nuevo y tallarse su ojo derecho.

-Coman los pescados que gusten. - pidió HanaYasha, poniéndose de pie y dando un par de pasos hacia los arbustos. - Ahora regreso.

Al desaparecer de la vista de los menores y entrando al pequeño claro, vio enternecida a Sasuke, acostado sobre la frazada lila, cubierto por su chaleco verde oscuro.

Después de haberla abrazado, volvieron al lugar y se recostaron para descansar. Ella en la frazada lila y él, en el tronco de un árbol. Sin embargo, cuando volvió a despertar, lo movió con cuidado hacia la frazada y lo recostó, poniéndole encima su prenda.

El recordar, como despertó de repente y quiso acompañarla de nuevo al lago, para atrapar unos peces, la hizo sonreír. Debía dormir. Por estar vigilando, sabía que no lo había hecho la mayor parte de la noche. Mucho menos, si tenía el pendiente de que sus heridas empeoraran.

A veces olvidaba que era una Hanyou. Que su cuerpo actuaba de forma diferente. Sin dejar de sonreír, se acercó al Uchiha y se arrodilló a su altura, moviéndolo un poco de su hombro izquierdo. Sus ojos negros se abrieron, parpadeando ofuscados hacia su silueta.

-¿Dormiste bien? - cuestionó en un suave tono, haciéndolo asentir.

Se levantó despacio. Bostezó y estiró sus brazos hacia arriba, tirando su chaleco a sus piernas.

-Vamos. - la joven tomó su prenda, colocándosela, y se puso de pie. - Hay que desayunar antes de volver a Konoha.

Él afirmó de nuevo. Se quitó de encima de la frazada, para envolverla, y se levantó, dejando el sitio, tal y como lo habían encontrado la noche anterior.

Regresando al campamento, HanaYasha sonrió al ver a Hinata y a Naruto disfrutando de los pescados cocinados por ella.

Sasuke le devolvió a la Hyuga la frazada, por lo que, al tomarla, la guardó de inmediato en su mochila, volviendo después a su desayuno.

Una vez que se giró, la kunoichi lo sorprendió, poniéndole frente a su rostro, uno de los pescados asados. Extrañado, lo tomó de la vara que lo sostenía y le dio un mordisco. El pedazo se deshizo con facilidad en su boca, aliviándolo después de lo que pasaron por culpa del diabólico marionetista.

-H-HanaYasha-sensei... - la llamó Hinata de pronto, obteniendo la atención de los presentes. - ¿P-Puedo preguntarte algo?

La joven asintió.

-¿P-Por qué tenía esa apariencia? - avergonzada, agachó la mirada. - Y-Ya sabe... e-ese poder... - temblando, bajó más el volumen de su voz. - ...c-con el que venció al demonio...

La Hanyou la vio con comprensión. Sentándose entre ella y Sasuke; parado frente a la fogata, apoyó sus brazos sobre sus muslos.

-Eso sucede... cuando me siento acorralada y creo que estoy a punto de morir. - respondió con sinceridad, agachando la cabeza. - Gracias a la sangre que heredé de mi padre y de mi abuelo, puedo convertirme en un Youkai completo. Controlarlo y volver a la normalidad. Sin embargo... - apretó los puños. - en esta ocasión, estaba tan enfurecida con Kugutsu, que algo se bloqueó dentro de mí y me impidió deshacer mi transformación.

Los chicos la vieron anonadados.

-Al menos... - levantó la mirada y sonrió. - hasta que escuché la voz de Sasuke.

Su declaración casi lo hace soltar su comida, poniéndolo nervioso.

-De no haber sido por ello, quizás habría hecho otra tontería.

-¡Eso no fue una tontería! - exclamó el Uzumaki, tirando enojado la vara con los huesos del pescado que comió. - ¡Estábamos en peligro y usted hizo lo posible por ayudarnos y protegernos, de verás!

-Naruto tiene razón. - prosiguió Sasuke. - Aunque nos desconcertara tu transformación, al final, nos ayudó a nosotros y a los aldeanos.

-Ya veo... - murmuró, incorporándose. - Pero, de todas formas, trataré de no volver a repetirlo. Y también... - hizo una pausa, sonriendo apenada. - ...les agradecería mucho que no le contaran sobre esto a nadie.

Los menores asintieron. Al terminar de desayunar, apagaron la fogata. Empacaron sus cosas y volvieron a Konoha.

PPPPP

Cinco horas después, el equipo 7 ya se encontraba a unos metros de la gran puerta de su aldea. HanaYasha bostezaba ruidosamente, teniendo las manos detrás de su cuello, a la vez que Hinata sonreía, caminando a su lado izquierdo.

Cuando notó que ambas estaban distraídas por una conversación que recién habían iniciado, Sasuke volteó hacia su sensei. No podía sacarse de la cabeza el "gracias" que le había dado, al estar abrazados en el lago.

Sintiendo como su corazón se volvía loco dentro de su pecho, agachó la mirada y volteó hacia los arbustos... hasta que Naruto se le acercó, dándole una palmada en su espalda y rodeando sus hombros con su brazo derecho.

-¡Hay que ir a comer a Ichiraku cuando lleguemos, de verás! - exclamó con una gran sonrisa, lo que lo hizo recordar las palabras que le dijo al protegerlo.

-Oye... - musitó, asegurándose de que las chicas siguieran distraídas. - ¿Cómo...?

-¿Cómo sé que te gusta Hana-sensei? - Naruto habló a un volumen igual de bajo que él, sonrojándolo de pronto. Se rio con discreción. - Se te nota a leguas. Incluso Sakura lo sabe.

Sasuke volteó con una mueca hacia el sendero de tierra por el que caminaban.

-¿Soy tan obvio? - preguntó enojado.

Naruto volvió a sonreír.

-Deberías decirle.

-No puedo.

-¡Vamos, anímate! - se separó de él y exclamó: - ¡Oye! ¡Hana-sensei!

El pulso de Sasuke se aceleró de nuevo cuando la joven Hyuga y la mencionada voltearon al mismo tiempo.

-¿Qué pasa, Naruto? - preguntó con curiosidad.

El chico, mientras tanto, corrió entusiasmado hacia ella.

El Uchiha no podía con todas sus emociones entremezcladas entre sí, viendo aquella interacción con una mueca, el corazón latiéndole rápidamente y la mitad de su cuerpo entumecido de la cintura para abajo.

Naruto le iba a decir su secreto. ¡Iba a traicionarlo!

-¡¿Quieres ir a comer ramen con Sasuke y conmigo?! - cuestionó, haciéndolo caer de inmediato al suelo.

-¡Claro! ¡Me encantaría! - aceptó la joven con una sonrisa. - Hinata, ¿A ti también te gustaría venir?

La menor asintió de inmediato, ruborizándose un poco y juntando los dedos índices de sus manos.

En eso, un par de shuriken salieron volando hacia el Uzumaki, por lo que los tres se agacharon y voltearon hacia atrás.

Sasuke se había recuperado de su caída, jadeando como si fuera un animal salvaje.

-NA...RU...TO... - lo llamó enfurecido, rodeado por un aura demoniaca que puso nerviosos a los presentes. De su bolsa de herramientas, sacó un kunai. - ¡Voy a matarte!

El rubio gritó estremecido, empezando a correr y a saltar entre los árboles y los arbustos que los rodeaban.

-¡No sé qué te hice, pero lo siento!

-¡Vuelve aquí, cabeza hueca!

HanaYasha y Hinata los vieron con gotitas de sudor bajando por sus cabezas.

De pronto, la Hanyou detectó un par de sonidos raros con sus orejas de perro. Al instante, saltó primero hacia Naruto, tomándolo con su brazo derecho y luego fue por Sasuke, rodeándolo con su brazo izquierdo.

Unos segundos después, varios kunai se clavaron en los troncos de los árboles. Hinata se arrodilló en el suelo y se cubrió la cabeza con sus brazos. Una vez que HanaYasha volvió con ella, dejando a los chicos a su lado, se posicionó frente a ellos y realizó una serie de ellos con sus manos.

Apareció un inmenso dragón de agua, empapando la zona boscosa. Acto seguido, realizó más sellos con sus manos y se sentó en el suelo, poniendo las palmas en la tierra mojada, para liberar un Jutsu de estilo de rayo.

Al instante, varias voces gritaron antes de desplomarse, desde las ramas de los árboles, hasta los arbustos. Cuando los rayos desaparecieron, cinco ninjas con uniformes grises y máscaras blancas de animales, aparecieron, rodeándolos en forma de círculo.

Sasuke frunció el ceño. Eran los cazadores especiales ANBU que servían a su bisabuelo Danzou. Justo cuando pensó en él, apareció frente a su maestra como un fantasma, chocando su bastón con fuerza en la tierra.

-¡HanaYasha Higurashi! - exclamó enojado. - ¡Quedas arrestada por haber usado un poder sobrenatural sin autorización!

-¡¿C-Cómo?! - cuestionó Hinata, asustada.

-¡¿Qué pruebas tiene, viejo?! - interrogó Naruto.

-No tengo porque darles explicaciones a unos niños. - declaró el anciano con frialdad, señalando a la Hanyou. - ¡Arréstenla!

No obstante, antes de que los ANBU pudieran obedecerlo, Sasuke se interpuso entre HanaYasha y Danzou.

-¡Si te la llevas, entonces también me llevarás a mí! - exclamó.

-¡A-A nosotros también! - siguió Hinata, tomando la mano de Naruto y colocándose a la izquierda de su compañero.

-Miren nada más. - Danzou se burló. - La poderosa demonio Higurashi escondiéndose detrás de unos mocosos.

-Mis alumnos son más valientes y fuertes que tú. - habló HanaYasha, frunciendo el ceño. - Un pobre anciano que necesita que los demás hagan su trabajo sucio.

El mayor de los Uchiha la miró con severidad.

-¡Pero, si lo que tanto quieres es que me convierta en tu prisionera, de acuerdo, lo haré! - exclamó con más fuerza, cruzándose de brazos. - ¡Con la única condición de que nadie tocará a mis alumnos y a Hinata!

-No estás en condiciones de suplicar. - dijo Danzou.

-No fue una súplica. - replicó la joven en tono gélido. - Fue una orden.

En esos breves segundos en silencio, el anciano percibió su sed de sangre, derramando una gota de sudor de su frente. Se giró, dándoles la espalda, y movió su bastón al caminar.

-¡Que nadie toque a los aprendices o habrá consecuencias! - bramó, dirigiéndose a sus subordinados.

Los hombres con máscaras asintieron, momento en el que HanaYasha se apartó de los chicos; no sin antes mirarlos por encima de su hombro izquierdo y sonreír.

-Estaré bien. Vayan a casa. - les dijo en complicidad, siendo escoltada por los ANBU hacia la sede subterránea de la fundación.

PPPPP

El corazón de HanaYasha latió con fuerza cuando bajó a la oscuridad, rodeada por los hombres de Danzou. Volteaba sus ojos dorados de un lado a otro. Raíz seguía siendo tan lúgubre como lo recordaba.

Tubos que transportaban agua y vapor hacían constantes ruidos desde el techo. Ahí mismo, yacían escasas rejillas que dejaban pasar solo un poco de luz del exterior.

De repente, los hombres que caminaban frente a ella se detuvieron. Habían llegado a su celda. Al escuchar cómo se abría su puerta, se encaminó en automático al pequeño cuarto grisáceo.

Había un catre de madera colgado de la pared contraria con cadenas a los lados. Un lavabo y un inodoro a su izquierda. No había espejos. Ventanas, mucho menos. Aunque otra rejilla le daba algo de luz desde el techo.

Finalmente, la puerta se cerró, dejándola en completa soledad. Suspiró. Se aproximó al catre y se sentó, apoyando su cabeza en su mano derecha.

Pasados unos 15 minutos, la puerta volvió a abrirse, dejando entrar a alguien a quien no había visto desde que se formaron los equipos de los aprendices.

-¿Itachi? - lo llamó insegura, levantándose.

Podía ver su capa de Akatsuki, pero no su rostro. Fue entonces que el aludido corrió hacia ella y la abrazó. Sentir su repentino calor le dio un escalofrío. Y oler un inesperado aroma de sus ropas, la puso tensa.

-¿Estás herido? Hueles a sangre.

-Tranquila, no es mía. - aclaró, separándose de ella.

-¿Cómo supiste que estaba aquí?

-Shisui me envió un pergamino.

En eso, sonaron un par de golpes en la puerta.

-Siento interrumpir. - comentó un ANBU, teniendo en su rostro una máscara blanca de oso. - Pero el juicio ya va a comenzar.

-¿Dónde será? - preguntó Itachi.

-En la sala 2-B. Todos ya están ahí.

-¿Todos? - cuestionó la joven, confundida. - ¿Quiénes?

-El consejo. Su acusación es muy grave, lady HanaYasha.

Frunció el ceño y apretó los puños por lo bajo. Cuando el ANBU se apartó de la puerta abierta, ambos salieron, viendo seriamente a otro grupo en el pasillo.

Por seguridad, uno de los hombres se aproximó a ella y le colocó en sus muñecas un par de grilletes. Tenían el kanji sello tallado en el metal, lo que significaba que si se atrevía a utilizar su chakra, algo malo le sucedería.

Permaneciendo con el ceño fruncido, caminó por el resto del corredor. Itachi y el ANBU con la máscara de oso iban detrás de ella. Al llegar a la sala, los guardias detuvieron al Uchiha.

-Solo puede entrar la acusada. Los civiles deben aguardar aquí.

-Estaré bien. - aseguró la Hanyou, sonriendo y girándose un momento.

Itachi la vio seriamente y asintió.

Entonces, las puertas se abrieron. La sala estaba fría, y más iluminada que cualquier otra habitación dentro de la fundación. Detrás de una mesa semi circular de madera, se encontraban los miembros del consejo de Konoha.

Los seis líderes de los clanes; sus padres incluidos, Hiruzen Uzumaki, Koharu y Homura Haruno. Al ver a los dos últimos ancianos, la joven no pudo ocultar su desdén por ellos, gruñéndoles mientras se dirigía detrás de un estrado.

Después de que Danzou entrara, la reunión comenzó.

En sus palabras, HanaYasha había manifestado en su última misión, un poder que nunca antes había sido revelado y explicado a los ahí presentes.

Por la forma en la que describía las circunstancias, la joven comenzó a sospechar que varios ANBU la habían estado vigilando.

Tal y como ella, Itachi y Taichi lo habían hecho en el pasado con otros Shinobi. Eso la sobresaltó. ¿Desde cuándo? ¿Por qué jamás pudo darse cuenta?

-¡Señorita Higurashi! - la anciana Koharu le gritó, despertándola de sus pensamientos. - ¿Cómo se declara?

-Inocente. - dijo, sin inmutarse. - Ese "poder siniestro", como lo llama Danzou-sama, fue lo que me ayudó a eliminar al Youkai que atacó esa aldea.

-¿Y porque se manifestó hasta ahora? - interrogó Homura.

-Puedo controlarlo a voluntad. Pero, en esta ocasión... - hizo una pausa, recordando la herida de Sasuke y el sharingan despertando en sus ojos. - ver a los aldeanos muertos me alteró.

-¿Por eso heriste a Naruto Uzumaki? - preguntó Danzou.

-Mi bisnieto está en perfectas condiciones. - aseguró Hiruzen. - Hace poco lo vi corriendo lleno de energía con sus amigos. No hay de qué preocuparse.

-Ese no es el punto. - replicó el anciano Uchiha, volteando de su antiguo compañero hacia la Hanyou. - HanaYasha es un peligro para sus alumnos y para nuestra aldea. Tenemos que encerrarla o habrá más incidentes.

-Nada de eso. - dijo Jiraiya, levantándose de su asiento. - HanaYasha solo recibirá una advertencia. Y si se vuelve a repetir, la suspenderemos de sus deberes. Como sensei y como kunoichi.

Fin del capítulo.