Pasada la medianoche, el aire helado empujó con fuerza las nubes, ocultando la luna por breves instantes.

En ese lapso de tiempo, un ANBU se introdujo en la habitación de Sasuke, impulsándose desde un árbol para entrar por la ventana abierta, con sus cortinas moviendose a un lado.

Encontrándolo dormido en su cama, sacó un kunai y, sin piedad, lo apuñaló en repetidas ocasiones. Según Danzou, no habría ningún problema, ya que lo harían pasar como suicidio.

No obstante, al darse cuenta de que solo había un conjunto de almohadas, retrocedió desconcertado y volteó a todas partes.

De pronto, sintió un fuerte golpe en su costado izquierdo. Sasuke lo atacó a sus espaldas con su chidori, haciéndole un roce no letal. Mientras el ninja caía, el sharingan brillaba en sus ojos por los destellos de su técnica.

-No puedo quedarme aquí. - pensó, deshaciendo el chidori y acercándose al armario de la habitación.

Ahí, sus ropas y sandalias se encontraban limpias y colgadas. Con prisa, se deshizo de la piyama que le colocaron al estar internado y, ya con sus prendas de color negro, acostó al ANBU en la cama y salió por la ventana.

Danzou, oculto entre los árboles y sin quitarle su ojo sano de encima, ordenó con frialdad a sus subordinados:

-Mátenlo.

Los ANBU no podían dudar o dar su opinión. Así que, en silencio, y con una gran pena en sus corazones, saltaron tras el hermano menor de Itachi.

Gracias al sharingan, Sasuke se dio cuenta de que lo seguían, por lo que tuvo que esconderse rápidamente tras una pared rocosa, junto a la gran cascada del rio Nakano.

Rezaba para sus adentros que no lo encontraran, dándose cuenta de que era un grupo de ocho personas quienes lo seguían. Chasqueó la lengua.

Sabía que su bisabuelo se había enojado por rechazar su invitación y por haber, supuestamente, provocado el incendio en el distrito de su clan. Sin embargo, jamás creyó que llegaría tan lejos como para cazarlo como un animal.

De pronto, al dar un paso hacia atrás, sintió una mano tocándole el hombro derecho, por lo que, asustado, se giró.

En cuanto sus atónitos ojos negros chocaron con los ojos dorados de InuYasha, su boca fue tapada con su mano, recibiendo un ademán de su parte para que guardara silencio.

Al verlo mejor, el chico se calmó y afirmó con la cabeza. Pasados unos segundos, en los que el Hanyou no dejaba de mover sus orejas de perro, para localizar a los ANBU, finalmente, apartó su mano de él.

-Necesito tu camisa. - pidió en voz baja.

Sasuke obedeció, quitándose la prenda y entregándosela sin dudar.

-¿Qué piensa hacer?

-Le haré creer a esos idiotas que estás muerto. - respondió. - Así dejarán de seguirte y podrás irte de Konoha.

Comprendiendo mejor la situación, Sasuke también se quitó sus sandalias y su banda ninja.

-Esto lo volverá más creíble.

InuYasha, recibiendo los objetos, bufó sonriente.

-¡Revisen el rio! - escucharon de pronto.

-Rápido, escóndete ahí. - dijo el Hanyou, señalando la pequeña cueva oculta tras la cascada y entregándole su camisa roja de las ratas de fuego. - Volveré por ti, así que no te muevas.

Saliendo del estrecho lugar, saltó hacia la orilla del rio. El muchacho, mientras tanto, se sentó en la tierra y se cubrió con la prenda roja. Su calor le recordó al chaleco de HanaYasha.

PPPPP

Sintiendo una fuerte brisa en su rostro y en sus mechones, Sasuke abrió con pesadez los ojos. ¿Dónde estaba? ¿Qué había sucedido? Confundido, se apoyó en las palmas de sus manos y se levantó, percatándose de que estaba volando sobre una criatura amarilla de gran tamaño.

-Qué bueno que despiertas. - habló InuYasha, sentado a su derecha y con el viento ondeando su largo cabello plateado. - Nos falta poco para llegar.

-¿A dónde?

-Al templo de Mushin. Te esconderás ahí hasta que decidas qué hacer de ahora en adelante.

Al instante, sus pensamientos se dirigieron al hombre de la máscara anaranjada.

-Lo buscaré... - dijo molesto, llamando la atención de InuYasha. - ¡Buscaré a ese tipo y lo haré pagar por la muerte de mis padres y de todos!

Al ver el sharingan en sus ojos, recordó la época en la que él también buscaba vengarse de Naraku, por la muerte de Kikyo y por las otras desgracias que provocó en las vidas de sus amigos.

PPPPP

A la mañana siguiente, todos en Konoha ya se encontraban hablando sobre el acto tan impulsivo que había cometido Sasuke Uchiha, al lanzarse desde la cascada del rio Nakano.

Sus compañeros, los chicos que asistieron con él a la academia ninja, no podían creerlo. Sabían que tarde o temprano su propia maldición lo destruiría. Pero jamás imaginaron que sería de esa forma.

Intentando encontrar una explicación, Sakura y Naruto salieron de sus casas y se reunieron en la oficina de sus abuelos, donde algo turbio estaba pasando.

Danzou Uchiha, el bisabuelo de su compañero, estaba exigiendo que no se le realizara ningún tipo de ceremonia por su abrupta muerte.

-¡ES MUY INJUSTO! - exclamó Naruto, al escucharlo, entrando de golpe por la puerta y sorprendiendo a Jiraiya y a Tsunade. - ¡¿POR QUÉ SASUKE NO SERÁ ENTERRADO CON SUS PADRES Y SUS AMIGOS?!

-¡Abuelita, por favor! - pidió Sakura, volteando hacia la mujer de ojos color miel. - ¡Tiene que haber una manera!

-No la hay. - habló Danzou con severidad. - Por el pecado que cometió, ese pequeño bastardo no merece estar con mi familia.

Los menores lo vieron con sus ojos sin brillo, sintiendo que una parte de sus corazones se había roto.

-Vamos, tienen que salir. - comentó un ANBU, obligándolos a ir a la puerta.

-¡No! ¡Abuelito, haz algo! - exclamó Naruto, desesperado.

Jiraiya apretó sus ojos cerrados y frunció el ceño.

-¡Abuelita!

Tsunade se mordió el labio inferior, aguatando las ganas de ir con su nieta y abrazarla.

La puerta se cerró.

PPPPP

-¡MALDICIÓN! - bramó el rubio con furia, golpeando el tronco de un árbol; cubierto de nieve, con su puño derecho. - ¡No puede estar hablando en serio! ¡Sasuke también merece el descanso eterno, que le den una sepultura digna como a todos los demás! ¡NO ES JUSTO!

Detrás de él, Sakura lloraba a mares, cubriéndose sus manos con su rostro.

¿Si hubieran visto las señales y hubieran pasado más tiempo con él, habrían evitado su destino?

De pronto, un ligero soplo de viento llamó su atención, obligándolos a girarse.

-Vengan conmigo. - pidió Daika Higurashi, incorporándose luego de haber saltado desde las ramas de los árboles.

La pelirrosa se limpió las lágrimas y caminó con Naruto a lo profundo del bosque. Cuando llegaron a un pequeño claro, el Hanyou señaló a su izquierda.

-Las tumbas del señor Fugaku y la señora Mikoto están por allá. - aseguró.

Con prisa, los muchachos atravesaron unos arbustos y unos bultos de nieve, comprobando que estaban detrás del cementerio que Danzou había mandado a hacer, para todos aquellos que murieron en el trágico incendio del distrito de su clan. El lugar era perfecto. No era llamativo ni tan visible. Ahí, podrían construir sin problema, un altar para recordar a su amigo.

-Gracias. - comentó Sakura, volteando hacia Daika.

Él asintió, viendo con curiosidad, como se aproximaban a un árbol dentro del claro y colocaban rocas y pocas flores que conseguían hallar en los alrededores. Siendo cubiertas por el estilo de cristal que poseía el Hanyou.

Y, para culminar, tomaron un pedazo de madera, y escribieron en él, Sasuke Uchiha, colgándolo en el tronco como si fuera un amuleto, usando un kunai y una cuerda. Daika también lo cubrió con estilo de cristal.

-Aquí estamos, amigo. - habló Naruto, sacando un kunai y cortándose la palma derecha de su mano. - Y nunca más, volverás a estar solo. Te lo juro.

Extendiendo el brazo, dejó caer unas gotas de sangre en la nieve que rodeaba el altar. Al ver eso, Sakura tomó el arma y también se cortó, repitiendo lo mismo que el rubio. Daika entornó los ojos. Agarró el kunai de la pálida mano derecha de Sakura y pasó su filo en la palma de su mano izquierda.

-Yo te juro... - dijo el chico de cabello negro platinado. - ...que cuando mi hermana despierte, la traeré aquí y le diré la verdad.

Naruto y Sakura asintieron con sus palabras, al mismo tiempo que el aire frío los rodeaba y levantaba sus cabellos.

"Hasta la fecha, todos creen que Sasuke está muerto..."

FFFFF

-...pero, la verdad... - dijo Kagome. - es que nosotros lo escondimos en el templo del señor Mushin para protegerlo de Danzou.

-Le diré a Hachi que te lleve. - habló InuYasha, volteando hacia su hija. - Pero debes alistarte ahora para no levantar sospechas.

HanaYasha asintió. Se levantó por su cuenta y se acercó a las escaleras. No obstante, al tomar la barandilla a su izquierda, Kagome la detuvo, sacando de la manga derecha de su camisa blanca su rosario negro, sorprendiéndola.

-Megumi nos pidió que te lo diéramos y te dijéramos la verdad cuando nos preguntaras por Sasuke. - extendiendo sus manos hacia ella, se lo colocó alrededor de su cuello, activando un hechizo colocado por la guardiana.

Su cuerpo se sentía liviano. Como si no hubiera estado postrada en una cama por más de 3 años. Además, también podía sentir como su chakra crecía en su interior. Y su apariencia volvía a ser la misma. Su cabello negro ya era plateado y también contaba con sus garras y colmillos.

-Eso significaría... que tu memoria ya estaría recuperada.

Terminando de transformarse, la joven la vio con dulzura. Bajó un escalón y la abrazó. Luego de unos segundos, subió las escaleras y se encerró en su alcoba.

Ahí, cambió el kimono blanco que le habían dado en el hospital, por una camisa de mangas largas y pantalones negros, pegados a su figura.

De su armario, sacó unas sandalias en forma de botas, que llegaban por debajo de sus rodillas, un haori rojo, largo, de mangas cortas, y un portaherramientas que ató alrededor de su muslo izquierdo.

En ese mismo lugar, encontró su banda ninja. Sacándola por un momento, reflejó su rostro en la placa... viendo los ojos de Itachi y los de Sasuke. Agachó la mirada. La dejó en su lugar y cerró el armario.

Volteó hacia el escritorio. Del segundo cajón a la derecha, levantó un collar de una pequeña caja.

FFFFF

-Es un amuleto para alejar la tristeza. Acabo de ganarlo en un juego, pero quiero que tú lo tengas.

FFFFF

Apretó el medallón metálico, con el símbolo de un círculo y un relámpago en su interior. Tomando la cadena de los dos extremos, se la llevó al cuello y se la ató debajo de su rosario.

Asegurándose de que no le faltara nada, se miró por el espejo de cuerpo completo junto al escritorio. Su cabello estaba demasiado largo. No podía creer que fuera capaz de caminar sin tropezarse con él.

Del portaherramientas, sacó un kunai y con un movimiento certero, se lo cortó, dejándolo a la altura de su cintura. Observándose de nuevo por el espejo, asintió.

Tomó a colmillo sangriento; apoyado en el mueble, y volvió a abrir la puerta de su cuarto. Al hacerlo, sus padres la sorprendieron con una mediana mochila azul oscuro, llena de comida, pergaminos y otras cosas.

-HanaYasha. - la llamó su padre. - Como el líder del clan Higurashi, te ordeno que busques a Sasuke Uchiha y lo regreses a donde realmente pertenece. - suspiró y relajó su expresión. - Pero, como tu padre, te pido que tengas cuidado y vuelvas a nosotros con vida.

Agradecida, la Hanyou se llevó la mochila a sus hombros y los abrazó con fuerza.

-Muchas gracias por apoyarme y por haber ayudado a Sasuke. - susurró, ocultando su mirada en sus hombros. - Los amo.

-Y nosotros a ti. - dijo Kagome con una sonrisa, pasando su mano por encima de su cabello plateado.

-Hachi te verá en el lado este de la aldea. - comentó InuYasha, luego de separarse de ella.

La joven asintió, volviendo a su cuarto y saltando desde el borde del balcón... sin percatarse de que una rata hecha de tinta negra había escuchado todo.

PPPPP

Pasados unos minutos, en los que saltaba sin parar por las ramas de los árboles, HanaYasha consiguió llegar a los límites de Konoha. Sin embargo, el inesperado ataque de algunos kunai detuvo su trayecto, obligándola a pararse en medio de un claro, rodeada por un grupo de 10 cazadores ANBU, arrodillados en las ramas de los árboles.

-¡HanaYasha-senpai! ¡Por favor, reconsidere su decisión! - le pidió una joven, escondida tras la máscara de un perro.

-¡No queremos lastimarla! - insistió otro, llevando la máscara de un ave.

De un segundo a otro, la Hanyou desapareció de la vista de todos y comenzó a golpearlos de uno en uno, usando solo la fuerza de sus manos y pies.

Los que quedaban, intentaron patearla, golpearla o clavarle un kunai. Pero, para su gran sorpresa, ella los encerraba en un genjutsu y les devolvía sus ataques el doble de fuerte.

Culminada la batalla, la Higurashi les dedicó una última fría, con el sharingan en sus ojos, antes de perderse en la oscuridad de la noche.

Unos segundos después, Sai apareció en el lugar, viendo inexpresivo a sus camaradas caídos en el suelo y los arbustos. Entornó los ojos. Ninguno estaba muerto. Levantando la mirada, saltó hacia las ramas de los árboles.

PPPPP

-¡Bienvenidos a la arena Umineko! - anunció con entusiasmo un hombre vestido en elegantes kimonos, parado en medio de una impecable lona blanca. - ¡Donde cualquier ninja puede llevarse mucho dinero!

Las personas del público gritaron emocionadas.

-¡En esta esquina, el maestro de las burbujas, Utakata!

Señalando a su derecha, apareció repentinamente un chico de cabello y ojos castaños, vestido con un kimono azul, amarrado con una cinta anaranjada en la cintura.

-¡Y en esta otra, nuestro campeón actual, la perdición de los ninjas novatos...!

Señalando a su izquierda, apareció en un destello de rayos, un muchacho escondido tras una máscara blanca, con dos franjas rojas en las mejillas y dos aberturas oscuras en los lugares de sus ojos. Sus ropas; una camisa sin mangas, pantalones, sandalias y una fina capa, eran de color negro.

-¡...el cuervo relámpago!

La gente enloqueció con su aparición, gritando más, vitoreando más.

-¡¿Están listos?! - cuestionó el presentador, subiendo y bajando su brazo derecho. - ¡Comiencen!

Utakata sopló un sorbete de bambú que llevaba consigo, expulsando burbujas de diferentes tamaños. No obstante, el otro muchacho las destruyó de golpe con un solo movimiento de su espada, dirigiéndose en automático hacia él y tirándolo al suelo con otro ataque.

Las personas gritaron emocionadas por su rápida victoria, decepcionando al joven de cabellos castaños. Entonces, cuando quiso levantarse, su oponente guardó su espada y le extendió su brazo derecho.

Anonadado, Utakata aceptó su gesto, incorporándose con su ayuda. Para su mala suerte, antes de que pudiera darle las gracias, él decidió retirarse, siendo sorprendido por el anfitrión de la pelea, el cual, puso sobre sus manos un costal lleno de dinero.

-Pero... yo no gané... - dijo Utakata, apenado.

-Ese chico siempre hace lo mismo. - le aseguró el hombre, sonriendo hacia una de las salidas de la arena. - Divide el dinero del premio con sus oponentes y luego se va.

PPPPP

Ya en el interior de un oscuro pasillo, los pasos del muchacho enmascarado se volvieron parsimoniosos... al menos, hasta que se topó con un joven, un año mayor que él, apoyando su espalda en la pared y cruzado de brazos. Cabello blanco. Piel pálida. Ojos purpuras.

-¡Estuviste genial en tu pelea! - lo halagó, mostrándole sus picudos dientes.

El muchacho, en respuesta, lo ignoró y siguió caminando.

-¡Oye, espera...!

-Lo que sea que vayas a pedirme, la respuesta es no.

-¡Vamos, ¿Así me vas a dar las gracias por todo lo que he hecho como tu representante?! - preguntó, entre enojado y triste. - ¡Además, el que quiere pedirte un favor, es el príncipe de la región del viento, no yo!

Al escuchar aquello, el enmascarado detuvo su paso y se giró hacia el peliblanco.

-Y no es por ser chismoso, pero la suma de dinero que te ofrece, es realmente jugosa. - agregó con otra sonrisa, sacando de sus ropas el pergamino, con el símbolo del palacio de Suna.

De mala manera, el muchacho de ropas negras se acercó a él y se lo quitó en un movimiento rápido.

-Tienes suerte de que tu cuerpo sea de agua, de otra manera ya estarías muerto por leerlo.

-Solo sigo el protocolo. - excusándose, se encogió de hombros, al mismo tiempo que su acompañante con máscara abría el pergamino. - Por la cantidad de enemistades que has hecho aquí, alguien podría intentar...

-Suigetsu.

-Eh... si, ya me callo. - murmuró nervioso, viéndolo con una gotita de sudor bajando por su cabeza.

Concluyendo su lectura, el desconocido bufó.

-Dile a Kankuro que acepto. - comentó, lanzándole de nuevo el pergamino al peliblanco y caminando por el pasillo. - Pero en lugar de dinero, quiero información sobre el hombre que se está haciendo pasar por un miembro de Akatsuki.

En los agujeros de su máscara, el sharingan brillaba con profundos deseos de venganza.

Fin del capítulo.


Saga 2: Los recuerdos perdidos.

O COMPLETA O


AVISO

Aqui termina la segunda saga de la historia. La tercera saga tardará un poco más en salir, porque necesito ajustar todavia varios detalles.

Por ello, y también porque necesito dibujar unas imágenes pendientes (y un cambio en la portada) esta historia entrará en un HIATUS DE TRES SEMANAS.

Y a partir de la tercera saga, las publicaciones serán UNA VEZ POR SEMANA TODOS LOS MIÉRCOLES (ya no serán de tres veces a la semana). Aunque, de ser posible, me gustaría que me pusieran en un comentario, en qué día de la semana les gustaría que se actualizara la historia. Volveré de vez en cuando a leerlos.

Muchas gracias por haber llegado hasta aquí! Nos vemos el 18 de septiembre con un nuevo capítulo!

ATTE. Iruma Blackstar. 23 de agosto de 2024.