—Supongo qué ha pasado algo grave o no traerías esa cara —comentó el rubio en vista de qué Harry no expresaba nada verbalmente.

El azabache suspiró, tenía dudas acerca de cómo abordar el tema con Draco, sobre todo cuando el chico rubio formaba parte de la historia, y aunque no quería mentirle, tampoco pretendía ocultar lo qué estaba pasando.

—Es un poco largo, ¿tienes tiempo? —preguntó Harry.

—Sí, el transporte de hoy fue más rápido de lo normal y llegué temprano con Hermione, ella está en la cafetería con Ginny, y me hicieron el favor de cubrirme para salir a verte —explicó el rubio.

Harry sonrió ante la intención de Draco por verlo, le sonrió y tomó su mano antes de hablar.

—Durante el desayuno mi madre hizo un comentario por demás homofóbico y me hizo sentir mal por qué yo siento algo muy fuerte por ti —comentó Harry sin darse cuenta—, además mi padrino qué ha sido su amigo por años es gay, y mencionó qué aceptaría a sus amigos con preferencias sexuales diferentes pero no a su hijo

Harry sintió alivio al poder expresar su pesar con Draco, a quién por alguna razón sentía confianza, tal vez era por qué aunque no tuviera el recuerdo presente, lo conoció tiempo atrás y si hubieran convivido más no tendría dudas de qué se habrían visto cómo familia.

Por el contrario, Draco no sabía exactamente qué pensar, ni cómo reaccionar, había quedado absorto ante la confesión de Harry sobre sentir algo muy fuerte por él, por un instante creyó qué se trataba de alguna trecha de su mente, pero el estado de ánimo de Harry le obligaron a cuestionar la realidad qué vivía, casi podía sentir el profundo dolor de Harry, además él podía entender mejor qué nadie su situación, él había pasado lo peor gracias a su padre y si bien todo lo qué le dijo le había lastimado del alma más qué físicamente, seguía de pie.

—¿Sabes? Entiendo perfectamente por lo qué estás pasando, el sentimiento de rechazo por alguien de tú familia y más cuándo se trata de tus padres duele mucho —murmuró el rubio, de pronto sus ojos se aguaron y sintió un enorme nudo en la garganta.

Harry observó al rubio con aire preocupado, tenía la ligera noción de lo qué pasaba en su vida después de atar un par de cabos sueltos, no obstante se limitaría a sacar conjeturas de ello, no tenía pruebas y las ideas estaban muy a la deriva, y lo único qué él buscaba era consuelo, sentirse querido y apoyado por el chico qué le acelera el corazón.

—Veo qué compartimos más de lo qué pensé —comentó Harry.

Draco sonrió ligeramente sin mirarlo, parecía perdido en sus pensamientos.

—Me agrada eso —añadió Draco.

Harry se acercó a él, aun sin soltar su mano y posó la otra en el hombro derecho del rubio, el chico lo miró y entendió lo qué deseaba. Lo abrazó, esta vez más fuerte, el muchacho cerró los ojos, y se perdió en el calor de Harry, en su aroma y todas aquellas emociones qué llenaban su corazón. Nunca antes se había sentido así, era extraño y a la vez reconfortante, no obstante tenía miedo de volver a tener roto el corazón y no estaba listo para eso.

Harry sentía paz y seguridad estando con él, y a pesar de su temor con su madre, por no ser completamente heterosexual, era feliz, y eso contrarrestaba cualquier sentimiento negativo e inseguridad.

—Tengo qué irme —musitó Draco al cabo de unos minutos—, no es qué quiera pero…

—No importa, nos veremos para almorzar —dijo Harry.

El muchacho se apartó de los brazos de Draco y le sonrió.

—¿Estás tan seguro? —preguntó Draco, mirándolo con una ceja levantada.

Harry asintió, con una media sonrisa dibujada en sus labios, tomó la pequeña lonchera negra y abrió el cierre mostrando su contenido.

—Es nuestro almuerzo —dijo Harry.

—¿Qué? —preguntó Draco.

—Es un pequeño detalle qué hice yo mismo y…

Harry dudaba sobre la reacción de Draco al tomarse atribuciones qué no le corresponden, no obstante podría cambiar un poco la situación y qué el rubio no lo tomara a mal, además temía su reacción cuando le confesara qué tenían familia en común.

—... es una razón para verte —dijo.

Draco sonrió.

—Gracias —dijo.

—Es con mucho cariño —dijo Harry.

—Lo sé

Draco se levantó dispuesto a marcharse, pero antes de dar un paso, se inclinó hacía Harry, y dejó un suave beso en su mejilla. A pesar de tener enormes ganas de probar los labios de Harry, deseaba qué su primer beso fuera en un lugar y momento especial, al igual qué el azabache, sobre todo qué no los interrumpieran.

Noviembre avanzó con rapidez, el otoño resplandecía por toda Inglaterra, brindando un clima fresco y agradable.

La relación de amistad entre Harry y Draco se fortalecía cada vez más, el rubio agradecía enormemente la intención del azabache por no hacerle pasar hambres y era una razón más por la cuál admirar su enorme corazón y bondad con los demás, y qué a pesar de su primera impresión al conocerlo, no podía estar más equivocado al creer qué era uno de esos chicos del montón, buscando sobresalir llamando la atención de una manera peculiar, Harry no era así.

No obstante con el pasar de los días y la presión de Narcisa sobre Sirius y de él sobre Harry complicaba un poco más las cosas con Draco, el muchacho no había tenido oportunidad de abrirse completamente a él para contarle el inusual pasado qué ahora los unía, sobre todo cuando su madre lo buscaba con desesperación y él era el único qué conocía su paradero y qué veía a diario.

Harry no podía imaginar una vida sin sus padres, sin su protección, amor, dedicación, apoyo, diversión y todo aquello qué le brindaban James y Lily, por esa razón el corazón de Harry se envolvía de una profunda tristeza al saber qué su madre no estaba dispuesta a apoyarlo, y lo dejaba claro cada vez qué discutía con su padre en su intención por defenderlo, lo único qué lograba animarlo era ver a Draco cada mañana, compartir el almuerzo con él y poder sentirlo cerca, no obstante era consciente de qué el tiempo se agotaba y debía ser sincero con él. Por esa razón, Harry había citado a Draco en aquel edificio abandonado qué brindaba la vista del césped recién podado y a una salida poco concurrida hacía el estacionamiento, para hablar del tema de su familia de una vez por todas.

—Hola —saludó Draco.

Harry, quién se encontraba perdido en sus pensamientos se sobresaltó al escuchar la voz del rubio, y al verlo sonreír tan ampliamente cómo cada vez qué estaban juntos, el sentimiento de culpabilidad lo inundó.

—Hola —dijo.

Harry intentó sonreír, pero lo único qué logró fue una mueca de nerviosismo.

—El profesor Binns canceló su clase, ahora tengo hora libre, podremos hablar sin presión —dijo—, ¿tú tienes clase?

—Dentro de media hora, es la última —respondió y tomó asiento junto a él sobre la angosta acera.

—Creo qué tendremos algo de presión —se corrigió Draco—, en fin, ¿qué me querías decir?

Harry tomó aire, ordenó de nuevo sus ideas y abrió la boca para hablar.

—Primero que todo, debes saber qué yo no tenía idea de nada y supongo qué tú tampoco, y si no te comenté lo qué sucedía fue por qué nos estábamos conociendo en este plan… romántico —Harry se puso colorado y Draco soltó una pequeña risa.

—No estoy entendiendo pero tengo qué decir qué me agrada verte sonrojado —dijo Draco.

Harry balbuceó algo qué Draco no entendió, el chico respiró profundo y retomó la palabra:

—Cuando te conocí no tenía idea de tú identidad, tú manera de trabajar y sobre todo tú forma de ser —comenzó Harry.

Draco sonrió ante el recuerdo, si bien no había pasado mucho tiempo de eso, él sentía qué sí.

—Con el tiempo hemos aprendido a conocernos mejor, y nos hemos abierto el uno con el otro de una manera más profunda —dijo Harry.

—Necesitábamos conocernos para dar una opinión acertada del otro y creo qué lo hemos conseguido —añadió Draco.

Harry asintió, su estómago se contrajo dolorosamente a causa de los nervios, no tenía idea de cómo continuar, lo único claro en su mente era el temor a la reacción del rubio.

—Cuándo supe tú nombre el primer día qué te integraron al equipo de fútbol, presentía qué lo había escuchado tiempo atrás pero no recordaba dónde ni cuándo —continuó Harry—, pasó el tiempo y uno de los días en los que llegué a casa de mi padrino, lo visitaban dos familiares de él qué le pedían ayuda para dar con el paradero de su hijo

La sonrisa en los labios de Draco se fue borrando lentamente y a Harry le dio un escalofrío.

—La cuestión aquí es qué… —Harry tomó aire antes de seguir hablando—, mi padrino es Sirius Black, primo de tú madre, tío tuyo y de tú hermana

Harry no tuvo el valor de mirar a Draco a los ojos después de pronunciar la última palabra del relato, su corazón latía con frenesí y sus manos le temblaban, nunca imaginó vivir una situación así.

Draco intentó emitir algún sonido pero no le fue posible, su garganta la sentía seca y su respiración irregular. El único pensamiento lógico en su cabeza era qué todo el mundo estaba enterado de aquel desafortunado encuentro entre él y su padre. Sus ojos se llenaron de lágrimas a causa del dolor y la vergüenza, quería salir corriendo, pero sus piernas no le respondían, tampoco el resto de su cuerpo, había entrado en un enorme estado de shock. Dentro de su transe escuchó una voz familiar qué parecía lejana y distante.

Su conciencia se desvaneció.

Su cuerpo entero dolía, cómo si una aplanadora le hubiera pasado por encima, Draco emitió un quejido de dolor y abrió los ojos con dificultad, su vista se vio cegada ante una luz brillante qué si bien no era demasiado fuerte él sentía que sí. La cabeza iba a estallarle.

—Joven Malfoy, quédese quieto —dijo una voz de mujer mayor, la cuál Draco no reconoció.

—¿D-do-donde? —balbuceó.

—Shhh —lo silenció la mujer—, necesito estabilizar su presión, ya tendrá tiempo para las preguntas qué desee.

No recordaba nada, ¿qué había pasado?, era cómo si le hubiesen borrado la memoria mediante una máquina poderosa o un golpe fuerte, y ante su dolor de cabeza el golpe era la opción más lógica, ¿pero quién? ¿y cómo?.

Harry estaba inconsolable, todo era su culpa, algo dentro de su ser le advertía qué era mejor quedarse callado, y él no hizo caso, y por ello Draco se había desmayado después de haberle confesado qué tenían familia en común.

El muchacho se encontraba sentado, en la pequeña sala de espera, perteneciente a la enfermería de la universidad, con los brazos cruzados, las mejillas húmedas a causa de las lágrimas y un dolor indescriptible en el pecho.

—Toma, necesitas serenarte —dijo Hermione, y le tendió una botella de agua.

—Te hará sentir mejor —completó Ron.

Harry negó y volvió a derramar lágrimas, no tenía fuerzas para tomar la botella, la angustia qué sentía era mucho más grande de lo qué imaginó.

—Harry, no vas a conseguir nada si no te calmas, sé que es difícil pero no imposible —dijo Hermione.

Ron y Hermione habían llegado al lugar en el qué Harry se encontraba con Draco en sus brazos, intentando reanimarlo, sin obtener éxito, después de llamarlos y explicarles con dificultad lo qué ocurría y qué necesitaba ayuda, más tarde el rubio se encontraba en la enfermería siendo atendido por la señora Pomfrey, la mejor doctora de la universidad.

—Además necesitamos saber qué ocurrió —dijo Ron.

Harry sollozó lo más bajo qué pudo, si algo le ocurría a Draco jamás se lo perdonaría.

—Fue mi culpa —sollozó—, Draco me odiará y lo merezco

—No Harry, sea lo qué sea Draco va a comprender, él es una buena persona aunque tiene su carácter pero no encuentro alguna razón para qué te odie —aseguró Hermione.

Harry volvió a negar, tenía los ojos inyectados en sangre, un hilo de mucosidad salió por su nariz y Hermione le tendió un pañuelo para qué se limpiara.

—Tranquilo, respira —indicó—, eso, muy bien

Ron observaba a Hermione completamente admirado ante sus dotes de brindar calma, Harry hizo lo aconsejado por ella y cuando estuvo más tranquilo logró beberse el agua y recuperar la voz.

—Le confesé a Draco qué él y yo tenemos mucho más en común de lo qué imaginamos —dijo Harry.

—¿De qué hablas? —preguntó Hermione.

Harry les explicó de manera tranquila y detallada, sin dejar de derramar lágrimas lo qué le había contado al rubio aquella tarde.

Hermione quién se encontraba en cuclillas se levantó con expresión comprensiva y suspiró pesadamente.

—Ahora entiendo —murmuró.

—¿Qué cosa? —preguntó Ron.

Hermione sabía que no era asunto suyo contar la historia de Draco y qué su reciente estado de salud se debía a un cuadro de estrés post traumático.

—Su estado de salud, pero no me compete a mí contarlo, es tema de Draco —dijo Hermione.

—¿Es grave? —preguntó Harry.

—Quiero pensar qué no pero por favor no me hagas más preguntas, él decidirá si te cuenta más —concluyó.

Harry asintió confundido ante el comentario de la castaña, tampoco quería meterse en asuntos qué no le correspondía hablar con terceros.

—Sí, no te preocupes —dijo Harry y le sonrió comprensivo.

Antes de qué alguien agregará algo más a la conversación la doctora de apellido Pomfrey salió de la habitación en la qué Draco era atendido y caminó hacía ellos. Los tres chicos se pararon en fila con expresión preocupada, esperando a qué la mujer hablara.

—Chicos, su amigo se encuentra estable —explicó—, lo qué ocurrió fue qué le bajó la presión y por eso el desmayo —explicó.

—¿Y ya despertó? —preguntó Hermione.

—Sí, pero es necesario qué descanse un momento, también es importante qué no se vaya sólo a su hogar —dijo la señora Pomfrey.

—Lo puedo llevar en mi auto —ofreció Harry.

—Es una buena idea joven Potter —dijo Pomfrey—, por ahora lo mantendré en revisión y cuándo sea prudente, podrán irse

La mujer giró sobre sus talones, regresó a la habitación de Draco, y cerró la puerta blanca tras ella.

—Si él no quiere qué lo lleve no importa, usen mi coche —dijo Harry.

—Harry no te adelantes a hechos qué no sabes si ocurrirán, además no creo qué Draco rechace tu ayuda —consoló Hermione.

Harry quiso creerle, pero no estaba seguro, sentía el corazón hecho pedazos y una culpa enorme, recorriendo su ser.

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¡Hola! no sé si es muy tarde o temprano para publicar jajaja, en mi país (México) es la 1:45 AM, la razón por la cuál estoy aquí a esta hora es por qué durante el día se me complicó bastante publicar por una o por otra cosa pero no se me olvido y mucho menos se me pasaría, y agradezco mucho la paciencia. Pasando a la historia podemos ver qué Draco tuvo un colapso nervioso ante la información pues se desmayó y no es para menos, el tema de su pasado en algo muy sensible para él y su reacción no podía ser otra, además quería meter un poco de drama cuando supiera la verdad. Ya veremos qué sucede con Draco y Harry cuando hablen sobre ello... Muchas gracias por leer, nos vemos en la próxima 3 Ale 3