Capítulo 1.
La luz se había desvanecido de los ojos de Madara, durante toda su vida vivió en la oscuridad del mundo ninja, asesinando, engañando, tramando; pero nunca había estado en una oscuridad absoluta como ahora, sus ojos de los cuales estaba orgulloso, el Sharingan, herencia de su antepasado y más tarde el Rinnegan, el punto culmine del poder ocular, todo esto se le había sido arrebatado cuando la diosa conejo tomó posesión de su cuerpo.
Su cuerpo se había transformado en uno de Otsutsuki, una raza de otro mundo que si bien era compatible con los humanos realmente tenían poco que ver en el resto de rasgos. Sus ojos se habían vuelto el Byakugan mientras era usado como un recipiente para Kaguya, ojos diametralmente opuestos a los suyos, por lo cual, una vez fue liberado del control de la diosa cuando esta fue sellada, sus ojos recibieron el peor de los daños, dejándolo ciego.
Ya había experimentado la ceguera antes, el uso del Mangekyou Sharingan tenía ese terrible precio, y para mantenerse al día con su viejo amigo tenía que usar todas las cartas en su mano. Durante un par de semanas vivió con ceguera, ese fue el tiempo que le tomó dejar de lado su disgusto por la idea de implantarse los ojos de su hermano, cuando estás en una guerra y eres responsable de la vida de todo un clan no puedes dejar que pequeños límites Morales te detengan por demasiado tiempo.
Fue gracias a este tiempo ciego junto a sus casi inigualables habilidades como Shinobi que pese a su ceguera pudo notar perfectamente el acercamiento del único hombre que logró respetar en toda su vida. Habían pasado tanto tiempo juntos, fuera y dentro del combate, hasta el punto que sus oídos simplemente podían distinguir su patrón de caminata de otros.
Tenía los ojos abiertos, pero no podía ver nada, eso no evitó que pudiera ver claramente la cara de Hashirama cuando se paró a su lado. No lo estaba viendo realmente, simplemente tenía una imagen vívida de su mejor amigo en sus memorias.
Está sería la última vez que se verían probablemente, ya había engañado a la muerte durante demasiado tiempo, metiéndose con el balance del mundo hasta el punto de casi destruirlo, su destino era incierto, pero estaba seguro que cuando su cuerpo finalmente de marchitara luego de la extracción del Juubi terminaría en algún tipo de infierno.
—Mi viejo amigo.— la voz de Hashirama resonó por el campo de batalla.— Este es el final de nuestra batalla.— una pequeña sonrisa, casi imperceptible, se abrió paso por el rostro del hombre tirado en el suelo.
—Me equivoque Hashirama, mi método para alcanzar la paz fue derrotado por el tuyo.— la amargura de la derrota había desaparecido del corazón del fantasma de los Uchiha hace algún tiempo, simplemente quería felicitar a su viejo amigo por su victoria.— Nunca entenderé el razonamiento detrás de tus acciones, pero realmente no importa, ese es el tipo de persona que eres.—
El sonido de Hashirama rascándose la mejilla hizo que Madara soltara una pequeña carcajada.— Solo seguí mi instinto, pero está victoria no tiene nada que ver conmigo.— la felicidad en la voz del primer Hokage era palpable mientras se negaba a aceptar el halago.— Nosotros los viejos fósiles solo servimos como combustible para las nuevas generaciones, esos niños fueron quienes te derrotaron, no yo.— ante sus palabras, las imágenes mentales de un chico rubio y un chico pelinegro le llegaron al Uchiha mayor.— La voluntad de fuego es lo que te derrotó.—
—Esa filosofía…— Madara se quedó pensativo durante un segundo.— En ese entonces pensé que eras ingenuo, pero ahora veo mis errores, incluso use una forma retorcida de tu voluntad de fuego en mi propio plan.— ahora un chico con cicatrices concéntricas en el rostro apareció en la mente del hombre derrotado.— Retorcí a Obito para que continuará con mi voluntad, y falle, incluso en mis métodos nunca pude superarte.— su siguiente carcajada fue interrumpida cuando escupió una bocanada de sangre no muy saludable.
—Este es nuestro último adiós Madara, la paz está en el horizonte, espero que eso sea suficiente para satisfacerte.— el tono agridulce en la voz de Hashirama hizo reflexionar al Uchiha mientras empezaba a perder la consciencia lentamente.
Paz.
Ese fue el objetivo que buscó toda su vida luego de perder tantos familiares en las guerras de clanes y haber visto la tableta de piedra. Sus métodos diferían drásticamente, uno buscaba la paz por medio del entendimiento, el otro a base de control, no estaban destinados a coexistir, pero al final del día…
—Estoy satisfecho, Hashirama.— una sonrisa genuina se abrió paso por el rostro de Madara.— Puede que no sea la falsa perfección del Tsukuyomi infinito, pero la realidad es imperfecta, los humanos somos imperfectos, no existe tal cosa como una paz perfecta, de eso me acabo de dar cuenta.— incluso si no significaba nada dado que había perdido su vista, Madara cerró sus ojos, manteniendo su sonrisa.
—Que la paz te alcance en la otra vida.— que lo último que escuchará antes de su muerte fuera la voz de su único y verdadero amigo era poético, quitando el hecho de que estuvieran destinados a pelear tarde o temprano, su amistad era genuina, sin necesidad de algún destino guiando sus manos.
Madara Uchiha, el arquitecto detrás de la cuarta gran guerra ninja murió en ese momento.
Poreso la confusión se apoderó de la mente de Madara cuando no se sintió diferente en lo absoluto.
Sabía cómo se sentía la muerte, había estado muerto durante varias décadas antes de ser resucitado, y su primera experiencia de muerte fue totalmente diferente a lo que sea que estuviera pasando esta vez. El dolor que sentía en cada una de sus células no había desaparecido, su cuerpo estaba pesado y su chakra estaba al borde del agotamiento, pero nada más estaba pasando. Por instinto se movió ligeramente, pero se detuvo cuando notó un cambio en el terreno debajo suyo.
Cuando regresaron a las naciones elementales habían caído en uno de los muchos cráteres resultantes de la guerra, cráteres de tierra muerta, pero cuando movió su cuerpo notó una sensación punzante en sus brazos desnudos. Su cabello largo cubría su espalda, pero estaba seguro de que si este no estuviera en el camino la misma sensación estaría presente en su espalda.
El Uchiha movió una de sus manos pese al dolor agonizante y cerró el puño contra el suelo. Esa sensación punzante, no al punto de ser dañina pero presente, era indiscutiblemente pasto. Centrándose más profundamente extendió sus sentidos. Aunque embotellados por su cuerpo exhausto, sus sentidos le transmitían una información desconcertante.
El aire estaba limpio. No exactamente, había una extraña sustancia que le picaba la nariz, pero el olor a fuego y muerte no estaba presente, el sonido también era disonante, hojas crujiendo, ramas agitándose, animales moviéndose, nada de lo que sentía tenía sentido. Por costumbre abrió sus ojos para tener una mejor vista de sus alrededores, pero simplemente parpadeo al ser recibido con la oscuridad.
Seguía ciego.
Ese era otro desarrollo extraño, cuando murió no tenía ojos, se los había dejado a Obito para que lo resucitará en el futuro con el Rinne Tensei, pero todavía podía ver en la otra vida, ahora mismo seguía ciego como el momento antes de su supuesta muerte. La presencia de Hashirama y el resto de combatientes que estuvieron presentes durante la batalla también se habían esfumado. No era un ninja sensor como Hashirama, pero ninguno de los presentes estaba tratando de ocultar sus chakras, y tanto el niño Uzumaki como el Uchiha eran faros vivientes, incluso un civil podría sentir sus presencias si no se contuvieran.
Su mente recorría cientos de escenarios para responder la duda de que había sucedido y donde se encontraba, pero finalmente su cansancio le había pasado factura. Shinobi legendario o no, luchar contra dos semidioses, ser recompuesto a nivel celular y tener una bestia de poder infinito extraído de su cuerpo habría matado a alguien de menor estatus hace años, pero afortunadamente para Madara, su cuerpo simplemente apagó su cerebro para recobrar su energía, cortando sus pensamientos para un momento posterior.
La siguiente vez que Madara recuperó su mente no se permitió quedarse de brazos cruzados en el suelo sin hacer nada. Su cuerpo todavía dolía como el infierno, pero el dolor era fácil de ignorar cuando se enfocaba en una misión. Su chakra se había regenerado ligeramente, pero había notado con algo de curiosidad como sus índices de recuperación de chakra se habían reducido dramáticamente.
No sabía cuánto tiempo había estado dormido, pero su estimación era de un par de días si la rigidez de sus extremidades era un indicativo. En ese tiempo solo una fracción de su chakra se había regenerado, para alguien con su control de chakra no sería un inconveniente al realizar jutsus simples, también sus bobinas podían almacenar cantidades obscenas de chakra, así que una recuperación lenta sería esperada.
Eso sería cierto para cualquier otra persona, pero Madara desde pequeño siempre había contado con una tasa de recuperación de chakra anormalmente alta, solo una noche de sueño resultaría en un tanque lleno para el día siguiente, incluso si había entrenado hasta el agotamiento el día anterior.
En el mejor de los casos, ahora se encontraba con un 5% de su capacidad máxima de chakra, todavía estaba dentro de los rangos de un Jounin, pero para un monstruo como él que vivía diariamente con niveles casi divinos hacía que su cuerpo se sintiera más pesado que nunca. Esto dificultó ligeramente su exploración del nuevo lugar. Ya no tenía el Senjutsu de Hashirama que había robado antes de absorber a los Bijuu's, por lo cual sus sentidos básicos eran la única forma de orientarse actualmente.
Cómo ex-shinobi de Konoha era especialmente fácil distinguir los tipos de árboles simplemente por el tacto, un trozo de corteza era suficiente para marcar su ubicación en un mapa, desafortunadamente los árboles a su alrededor eran completamente nuevos para él, su intento resultó inútil, pero no dejo de tantear los árboles mientras se movía, todavía estaba ciego y cualquier señal que pudiera estar grabada en un árbol sería de mucha ayuda. Sus oídos no eran de ayuda tampoco, con el aumento de chakra era capaz de escuchar medio kilómetro a la redonda, pero no había más que sonidos de vida salvaje.
Mientras tanteaba el terreno usó su mano libre para recorrer su cuerpo, instantáneamente notó que la cara de Hashirama todavía estaba presente en su pecho, era un rasgo distintivo que podría fácilmente delatarlo como quien era realmente. No sabía dónde se encontraba o porque estaba ahí, tampoco tenía idea de que hacer de ahora en adelante.
Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha habían sellado a Kaguya, y como efecto colateral derrotándolo, su última charla con su amigo le hizo ver que realmente no le importaba como se alcanzaría la paz, ¿Qué objetivo tenía que cumplir ahora que el camino hacia la paz sería forjado por las manos de sus sucesores espirituales?
Madara se detuvo en medio de lo que suponía era el bosque donde había despertado, su mano tocando un árbol mientras fruncía el ceño pensativo. ¿Este lugar era su penitencia por tratar de forjar una falsa paz? No tenía la respuesta, pero si se encontraba con algún otro ser, especialmente humanos, el rostro en su pecho podría eliminar cualquier vis de comunicación posible.
Con un pensamiento y aplicación de chakra el árbol que estaba tocando comenzó a doblegarse a su voluntad, el Mokuton era una habilidad aterradora en combate, pero también tenía otros usos. El árbol comenzó a ser absorbido en su cuerpo, deshaciéndose en tiras finas de madera que se entrelazaron para crear una camiseta de rejilla de madera alrededor de su torso, no era cómodo en lo absoluto, pero su estructura lo ayudaría a cubrir el definitivamente anormal rostro humano en su pecho.
Con la solución temporal, siguió su camino hacia delante.
Le tomó varios días de caminata lenta cambiar de ubicación, en estos días comprobó que su recuperación de chakra de había atrofiado de alguna forma, probablemente debido a la extracción del Juubi, estimaba que le tomaría alrededor de un año completo recuperar su chakra al 100%, eso sí utilizaba cantidades moderadas de chakra en ese intervalo de tiempo.
Volviendo a temas más importantes, finalmente había llegado al borde del bosque donde había aparecido, sin su vista no podía describir lo que estaba frente suyo, pero con su audición mejorada podía finalmente escuchar los signos de civilización. Pero eso no sería exactamente correcto, podía escuchar humanos, pero el resto de sonidos eran completamente ajenos a lo que conocía, sonidos metálicos y maquinaria eran producidos en masa desde la ubicación frente suyo, también el olor que le picaba la nariz desde el bosque ahora se había amplificado, causando que casi se ahogara con su saliva en el momento que salió de las profundidades del bosque. Estaba usando su chakra para filtrar el aire, si no se acostumbraba a el extraño agente que estaba flotando en el aire entonces su suposición sobre recuperar su chakra en un año estaría más cerca de año y medio.
Los días también le habían permitido refinar su camisa improvisada de árboles, seguía teniendo textura de madera, pero había eliminado las imperfecciones para hacerla parecer más una pieza uniforme, el uso de chakra para darle una flexibilidad comparable a la tela también facilitó su movilidad. Como Shinobi, la flexibilidad y agilidad lo eran todo, por eso la ropa reveladora o francamente escandalosa era preferida por shinobis experimentados, en su caso no tenía ese lujo debido a la cara de Hashirama en su pecho, pero la flexibilidad todavía era indispensable.
Había dado algunos pasos luego del final del bosque, y había notado una clara falta de estos para ayudarlo a guiarse. No era realmente necesario, sus habilidades shinobis le permitirían salir de cualquier situación resultante de su falta de visión, pero en territorio desconocido la prioridad número uno era mantener ocultas sus capacidades lo máximo posible. Con esto en mente decidió seguir el juego sobre su obvia discapacidad actual.
Usando Mokuton nuevamente, hizo crecer una rama del suelo, luego, la pulió hasta que tomó la forma de un bastón común y corriente, no era ni de lejos comparable al bastón de los seis caminos que una vez había blandido, pero haría el doble propósito de ayudarlo a moverse y disfrazarse como ciego al mismo tiempo que serviría como un arma sorpresa, pocos shinobis utilizaban bastones como armas, así que podría conseguir la ventaja usando sus habilidades como maestro de múltiples armas en caso de que una batalla fuera inevitable.
Con esta medida de contingencia, inició su camino hacia aquel lugar que mostraba señales de civilización.
Debido a su ceguera, reconocer el lugar donde se encontraba era extremadamente difícil, la distribución de los caminos era extraña, las personas solo caminaban en los bordes de lo que podía suponer eran caminos largos. Por el medio de estos escuchaba claramente esos sonidos de maquinaria que había notado desde afuera, pero ahora podía distinguir los sonidos de personas viajando junto a estos.
Era la misma relación que se tendría cuando escuchaba a viajeros en un carruaje, pero la velocidad con la que desaparecían de su rango de audición era superior a cualquier carruaje empujado por caballos con los que se había encontrado, el hecho de no escuchar caballos tampoco hizo más que aumentar su confusión. Los sonidos metálicos apuntarían a métodos de transporte distintos, pero no recordaba alguna vez haber escuchado sobre tales métodos. Aunque había estado muerto durante mucho tiempo y solo fue revivido en el medio de la guerra, así que esto simplemente podría ser un desarrollo natural.
Las personas a su alrededor, por otro lado, eran extrañas. En los pocos minutos que había pasado recorriendo el lugar se le habían acercado múltiples personas ofreciendo su ayuda al notar que estaba ciego, había declinado, pero la extraña hospitalidad le pareció difícil de creer, tampoco eran trampas, no detectaba ninguna fluctuación en sus ritmos cardíacos o tonos de voz, simplemente eran personas con buena voluntad.
Ahora estaba cada vez más curioso sobre dónde se encontraba.
Durante un par de días Madara siguió viajando por el pueblo, creando un mapa mental del lugar por si alguna vez era necesario. No sé había encontrado con ningún signo de shinobis, los sonidos de personas corriendo sobre techos o trepando paredes que asociaba con una aldea Shinobi no estaban presentes, por lo que dedujo que se encontraba en una aldea no militarizada, aunque esto no evitaba que estuviera en guardia.
Algo que había notado luego de mucho tiempo era la falta de necesidades fisiológicas. No había comido o bebido en alrededor de una semana, pero su cuerpo no hacía más que mejorar físicamente al mismo ritmo que su chakra se regeneraba, era un desarrollo interesante que tendría que investigar en un futuro cercano.
Había hecho una base improvisada en medio de un parque cerca del centro de la aldea, las personas no se aventuraban en las profundidades de este así que fue simple utilizar su ninjutsu para crear una pequeña choza de madera y tierra donde ocultarse. Este lugar servía también como almacén, usando sus habilidades había tomado algunas cosas de los bolsillos de personas que pasaban a su lado sin que estos lo notaran, el dinero era lo más frecuente, pero una vez consiguió un extraño dispositivo rectangular que no paraba de hacer ruido, por lo cual lo destruyó en caso de que fuera peligroso.
El hecho de que su chakra se recuperará tan lentamente le impidió investigar el lugar donde se encontraba eficientemente, los clones de sombra eran costosos incluso para él, y no tenía otros métodos para conseguir información rápidamente sin su Sharingan. En su estado de ceguera podría pasar por alto algún método de detección que no conocía, después de todo la humanidad avanzaba rápidamente para contrarrestar los viejos métodos, en su tiempo muerto quizás habrían desarrollado métodos para descubrir si alguien se había infiltrado en alguna instalación importante.
No le quedaba más remedio que usar el método más antiguo y fiable de espionaje, disfrazarse como un civil.
Le costó integrarse en la aldea donde se encontraba, o mejor dicho ciudad. Luego de un mes de vagar por el lugar había recopilado una cantidad significativa de información. Se encontraba en un lugar llamado ciudad Kuoh, no era importante que le resultará desconocido, las ciudades se creaban y destruían con gran frecuencia incluso en sus tiempos, así que un lugar desconocido era de esperar. Su base de operaciones se encontraba en el centro de un parque, no era una ubicación preferible, pero haría el trabajo.
Lo que más llamó su atención fue la falta de mención sobre shinobis en lo absoluto, incluso las regiones más lejanas del mundo tendrían la mención de shinobis al menos una vez en todo el tiempo que estuvo rondando la ciudad, ya fueran avistamientos, niños jugando a ser shinobis o los propios shinobis yendo ya sea de paso o en misiones. Tampoco había notado el uso de chakra en lo absoluto.
Estás nuevas migajas de información añadían a una imagen confusa del lugar donde se encontraba, no habían shinobis y la tecnología era extraña, más de una vez había escuchado a personas comunicarse a través de dispositivos similares al que había destruido con anterioridad, eran similares a radios, pero parecían contar con funciones más allá de la comunicación si los diferentes sonidos que había escuchado de estos eran algo por lo que pasar.
Estaba en un lugar extraño, ciego y sin un motivo por el cual seguir luchando. Este lugar parecía pacífico, nada de la información que había captado indicaba violencia más allá de los típicos pandilleros que existían en todos lugares. ¿Ese lugar era algún tipo de infierno? La paz que tanto había buscado, pero quitándole la visión para no poder ver su sueño hecho realidad. Quién hubiera diseñado este infierno tenía un sentido de humor retorcido, pero no había mucho que pudiera hacer, había perdido, la paz estaba en manos de Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha, ahora solo le quedaba seguir adelante.
Si esto pudiera considerarse una segunda oportunidad de vivir… entonces honraría la memoria de su hermano Izuna, y viviría en la paz que juró en su tumba.
Fin del capítulo.
