Adicional 6.
La nobleza se mantuvo en silencio mientras Rias explicaba a los nuevos miembros, Asia e Issei para ser precisos, el problema en el cual se encontraba en esos momentos. No había pasado mucho luego de que Rizer se fuera, Grayfia seguía presente esperando en una esquina pacientemente a través de la charla. Saber que la pelirroja se encontraba en un matrimonio arreglado con alguien que era un completo idiota era angustiante, pero tener que enfrentarse a él junto a su nobleza que consistia de todas las Evil Pieces, 16 personas contando al propio Rizer.
Incluso con su desventaja numérica, todos estuvieron de acuerdo en ayudar a Rias a salir de su compromiso, la llama de la camaradería ardiendo en cada uno de sus pechos, causando que algunas lagrimas bajaran por los ojos del rey de la nobleza. Diez días no parecía mucho tiempo, pero tendrían que dar lo mejor de sí mismos para reducir la brecha que traía consigo enfrentarse a tres veces su mano de obra.
—Yo me quedaré a arreglar los detalles con Grayfia, ustedes preparen sus cosas, mañana iremos a un lugar especial para entrenar, dejaré que Akeno informe a Sona de momento.— limpiándose las lágrimas de los ojos, Rias dio órdenes como un líder nato, permitiendo que los miembros de su nobleza salieran de la habitación para prepararse antes de su enfrentamiento contra la nobleza Phenex.
Mientras caminaban por los pasillos hacia el exterior, Issei no pudo contener una pregunta que seguía rondando por su cabeza, así que habló con la segunda al mando del grupo, Akeno.— ¿Quién es esa mujer Grayfia? Ese bastardo de Rizer parecía tenerle miedo, suficiente para no atacarse.— por las palabras de Rias y su pequeña interacción, ese hombre nunca habría dejado pasar un insulto como ser pateado en el rostro tan fácilmente sin una buena razón.
Sin romper el paso, la pelinegra respondió tranquilamente.— Ella es la reina de Lucifer-sama, uno de los cuatro Maou's, ostenta el título de la mujer más fuerte del inframundo solo por detrás de Leviatan-sama.— la respuesta solo lo confundió más.
—¿Y que hace la reina de Lucifer aquí?— incluso con su poco conocimiento, recordaba que los líderes actuales del inframundo eran los cuatro Satan, demonios de clase suprema con poder muy por encima de demonios de clase alta como Rias.
—Sirzech-sama, el nombre de Lucifer-sama, es el hermano mayor de Rias, así que actúa como intermediaria en asuntos referentes a la casa Gremory.— el rostro de Issei se congeló en una expresión pétrea, su cuerpo moviéndose por instinto mientras asimilaba la información referente a su rey.
No había esperado que la chica pelirroja tuviera conexiones tan grandes en el inframundo, sabía que era de algún tipo de clase noble gracias a algunas conversaciones, pero tener vínculos con uno de los Maou estaba muy por encima de lo que había pensado en primer lugar. Pero realmente eso no cambiaba mucho, simplemente lo guardó como uno de esos datos que podrían ayudarle en el futuro y siguió con su camino pensando en que llevar para su viaje de entrenamiento.
Llevar las maletas de la mitad del grupo resultó un buen calentamiento para Issei, compartía la tarea con Koneko, pero ella no tenía problemas dadas las capacidades especiales de su Evil Piece, él, sin embargo, todavía se veía frenado ligeramente por el peso extra en su espalda, que estuvieran subiendo por el costado de una montaña considerablemente empinada no ayudaba exactamente, pero podía aguantarlo. El camino que seguían rápidamente dio paso a la cima de la montaña, y los ojos de los nuevos miembros de la nobleza se abrieron como platos al contemplar lo que se encontraba ahí.
Una gran mansión se alzaba a con dos pisos de altura, un pequeño lago artificial circular frente a este y un pequeño domo hecho de mármol a un lado. Era la vivienda de una persona rica sin lugar a dudas, su porte transmite elegancia y la decoración hacía que la billetera de Issei se sintiera vacía, ni siquiera sabía el precio de muchas de las cosas en este lugar e instintivamente sabía que en su vida podría permitírselo, afortunadamente, Rias tenia los gastos de su entrenamiento cubiertos.
—Desempaquen, comenzaremos nuestro entrenamiento inmediatamente.— sin un solo segundo que malgastar, Rias comenzó el último tramo hasta llegar a la mansión, sus compañeros siguiéndola con una determinación ardiente en sus ojos.
—Enfrentame con todo lo que tienes, Issei-kun.— Yuto alentó a su compañero mientras se batían en un duelo de espadas, una boken en las manos de cada uno para mantener el entrenamiento seguro.
—Asia está presente, deberíamos usar espadas reales para mejorar aún más.— Issei replicó mientras trataba de asestar un golpe al caballero que esquivaba cada uno de sus golpes con elegancia.
—No siempre podrás depender de Asia para curarte, aprende a evadir antes de nada.— para probar un punto, realizó una estocada que el castaño solo pudo desviar usando su propia espada, dejándolo abierto para recibir una patada al costado que le sacó el aire.— Toma tu postura nuevamente, tenemos que trabajar en tu punto ciego.— con un gruñido, Issei siguió sus instrucciones y reanudaron su entrenamiento.
—Así no, mirame.— la pequeña torre tomó una postura firme, su pierna izquierda por delante de la derecha mientras que doblaba el torso para poner su peso corporal en su puño derecho, y con un simple movimiento, dio un paso con su pie derecho, liberando un puñetazo que partió un árbol por la mitad.— Repite.— no dio más instrucciones.
Sintiendo una gota de sudor bajar por su nuca, Issei siguió los pasos de Koneko, tomando una postura rígida similar a la de la peliblanco, pero cuando golpeo un árbol, este simplemente se astilló en el punto de impacto.— No tengo la fuerza de una torre como tu, tampoco la experiencia, no puedo hacerlo.— con los ánimos abajo, el peón suspiro ante la inutilidad de sus esfuerzos.
—No se trata de fuerza o habilidad, necesitas creer que puedes hacerlo.— los ojos del castaño se iluminaron ligeramente mientras miraba el pulgar arriba que le dirigía la niña inexpresiva.— Tu puedes, pervertido.— eso arruinó un poco el momento, pero ahora no podía decepcionar a la chica menor.
Con ánimos renovados, siguió golpeando el árbol.
—Recuerden, el maná no tiene una forma predefinida, tienen que crear una imagen mental y traerla a la realidad usando tu poder mágico como catalizador.— la lección de Akeno que compartían tanto Issei como Asia estaba teniendo algunos progresos, podían manifestar el maná como esferas, pero era un paso más difícil el darle una forma, al menos para el tuerto, la ex-monja pudo fácilmente cambiar el orbe en agua.
Necesitaba traer algo imaginario a la realidad, algo en lo que su mente pudiera enfocarse y no perder el foco, así funcionaban los Sacred Gear, tomaban los deseos de sus usuarios para evolucionar, ahora necesitaba ese tipo de habilidad, necesitaba ser de ayuda para sus compañeros además de simplemente ser un buen peleador, necesitaba ser alguien en el que pudieran confiar.
—Ddraig, ayudame en esto.— murmuro para si mismo mientras la imagen mental del imponente dragón aparecía en su mente.
—[DRAGON BOOSTER SECOND LIBERATION]—
En respuesta a sus emociones, su Sacred Gear se manifestó en un brillo esmeralda que sorprendió a Akeno y Asia. La parte posterior del Boosted Gear fue destrozada cuando del interior de este emergió una nueva adición al guantelete, una segunda gema que brillaba intensamente junto a picos más estilizados alrededor del guante que le daban una apariencia más intimidante.
El ojo de Issei miró fijamente la gema nueva antes de mirar el orbe de agua que flotaba entre las manos de la chica rubia, conocimiento que no era suyo filtrándose en su mente.— Asia, déjame probar algo.— con una expresión confundida, la ex-monja simplemente asintió, poniendo su fe ciega en el castaño.
Apuntando al orbe de agua, recorrió mentalmente la nueva información sobre el uso de su Sacred Gear y realizó un comando verbal.— Gift.—
—[TRANSFER]—
En simultáneo, la voz e Ddraig resonó en la habitación cuando la energía que Issei tenía fue redirigida al orbe de agua de Asia, no había usado el Boosted Gear para mejorarse en el dia, pero todavia incrementó considerablemente el tamaño del orbe que ganó un brillo esmeralda.
—Puede que no sea bueno con la magia.— Issei apretó su mano izquierda con una sonrisa radiante.— Pero usaré este poder para ayudarlos a todos.— aseguró mientras veía a la rubia perder el control del orbe en sus manos, explotando y mojando a los presentes, resultando en la vista erótica de Asia y Akeno con sus ropas húmedas pegadas a sus cuerpos.
Koneko no se había equivocado, seguía siendo un pervertido.
Era de noche, el portador del dragón rojo navegaba entre los pasillos de la mansión en búsqueda de algo, o más específicamente alguien, estaba cansado luego del entrenamiento del día, pero su mente no podía tranquilizarse lo suficiente como para dormir. Fue gracias a su deambulación que notó a alguien sentado fuera de la mansión, un familiar cabello carmesí brillando bellamente bajo la luz de la luna.
Habiendo encontrado a su objetivo, salió de la mansión y se dirigió a la estructura de mármol donde se encontraba Rias leyendo un libro, en su rostro un par de gafas de lectura que enmarcaron su belleza. Ella estaba demasiado inmersa en su libro como para notar su acercamiento, por lo cual simplemente se apoyó contra uno de los pilares y miró a la luna con sentimientos encontrados.
No sabía cómo sentirse acerca de Rias, era su amiga y rey, algunos los llamarían amo y esclavo, pero ella no lo trataba de esa forma. La nobleza era una familia para ella, como si todos fueran hermanos, tanto Rias como Akeno actuaban como las hermanas mayores, él y Yuto se encontraron en el medio, mientras que Koneko y Asia serían las hermanas menores. Sus padres eran grandes personas que lo apoyaban en todo, incluso cuando no era más que un pervertido con hormonas alteradas, pero nunca antes se había sentido tan en casa como cuando tuvieron la fiesta de bienvenida a Asia.
Quería lo mejor para todos ellos, y sacar a Rias de su contrato matrimonial sería el primer paso para mantener esta familia unida, para eso necesitaba derrotar a Rizer, un demonio inmortal gracias a sus genes como descendiente de un Fénix. Alguien como él, un demonio recién reencarnado que no tenía experiencia real en una batalla no podía compararse a aquellos que nacieron bendecidos, solo era un pervertido con un arma fuerte, pero no podría sacarle el máximo provecho sin la guía correcta, y por mucho que le doliera admitirlo, ninguno de los miembros de la nobleza ostentaba el poder para derrotar a Rizer, ni siquiera Rias, quien se vio en la necesidad de exprimir al máximo los diez días que el hombre rubio les había dado para entrenar.
Era triste pensar que en estos ocho días restantes no lograron hacerse lo suficientemente fuertes como para vencer a Rizer, en la mente de todos, en el instante que perdieran el Rating Game la guillotina figurativa caería sobre el cuello de Rias, por eso todos daban lo mejor de sí, pero incluso Issei sabía que eso podría no ser suficiente, estaban en desventaja total, sin conocer las habilidades de sus enemigos, con menores números y la capacidad del rey enemigo de simplemente regenerarse de todo daño. Solo había sentido un poder que le hacía pensar que siquiera había una oportunidad de vencer a Rizer.
La imagen mental de ese hombre ciego, Madara Uchiha, apareció en su mente, causándole un escalofrío al recordar la presión aplastante que había hecho arrodillar incluso a su rey, ese tipo de poder podría funcionar. Rias no le permitiría acudir a él, de eso estaba seguro, ya fuera por orgullo o preocupación, pero si mencionaba a ese hombre se le negaría en el acto. Por eso tendría que ir solo, no pondría en riesgo a nadie además de si mismo, era todo lo que podía hacer como el peón, la pieza más débil en el ajedrez, desechable.
Era arriesgado, pero por su nueva familia, arriesgaría su vida y más.
Sin darse la vuelta, dejó caer al suelo una nota que había escrito con anterioridad, sin notar los ojos azules que miraban su retirada con algo de pesadez.
Fin del capítulo.
