Capítulo 7.

El Shinju era un compañero de mente bastante molesto, durante los últimos tres días no había dejado de interrumpir su entrenamiento, trayendo consigo recuerdos que había enterrado en lo más profundo de su mente, cosas vergonzosas en su mayoría, impidiendo que pudiera concentrarse correctamente para aprender a utilizar la energía natural sin que el Shinju regulará completamente el flujo de energía natural, de momento, solo había avanzado al punto de poder usar un modo sabio imperfecto cuando estaba completamente inmovil, en el momento que movía un músculo la energía se filtraba fuera de su cuerpo, no solo perdiendo la energía natural sino también algo de su propio chakra.

Respecto a sus reservas de chakra, estas habían crecido significativamente desde que empezó a entrenar, la energía natural era procesada por las células de Hashirama a un ritmo acelerado gracias a sus emociones, permitiendo que recuperara una porción considerable de su chakra, se encontraba al 35% de su capacidad antes de absorber al Shinju y el Juubi, pero como el arbol habia señalado, no se sentía tan lleno como hubiera sido el caso en ese entonces, la capacidad de sus bobinas había aumentado a un límite desconocido.

La mujer gato había sido un ayudante bastante útil, con su dominio de sharingan todavía activo en ella, y la capacidad de reponer su chakra más rápidamente gracias al Shinju, Kuroka no podría escapar aunque lo intentara, la orden subyacente que había planteado en su cerebro para obedecerle era algo que las personas de este mundo no podían igualar. Incluso entre los hechizos de ilusión o control mental que Kuroka conocía, la subyugación total de alguien tan poderosa como la nekomata, un demonio reencarnado de clase alta, estaba reservado para seres de inmenso poder.

Ese pensamiento le recordó lo hilarante que era que una de las razas que más se enorgullecía de su linaje, al punto de crear una jerarquía basada en el derecho de nacimiento de uno, tuviera que recurrir a convertir a otros seres sobrenaturales en demonios reencarnados para mantenerse vivos, la natalidad de un demonio era extremadamente baja, así que no tenían otra opción, razón por la cual crearon las llamadas Evil Pieces, de las cuales Kuroka poseía una.

Estaba tentado de examinar la pieza, pero no tenía prisa por hacerse enemigo de los demonios, una tecnología capaz de revivir a los muertos, reservado en su mundo para usuarios del Rinnegan, seguramente tendría diversos métodos de contingencia en caso de que alguien tratara de manipularlas, tendría que aumentar su poder antes de intentar algo con las Evil Pieces.


Tras varios días seguidos de entrenar y escuchar al Shinju quejarse por el aburrimiento, Madara finalmente cedió, embarcandose en una visita a la ciudad de Kuoh para complacer el deseo de ver cosas nuevas del árbol milenario, aunque como había señalado con anterioridad, sus ojos incluso en su estado básico consumen una cantidad absurda de energía, por lo que tendría que reducir el tiempo que abría los ojos al mínimo. Por eso simplemente viajó a los puntos donde se reunían más humanos, donde creía que estarían los puntos turísticos más llamativos para tratar de calmar al ser en su mente.


[¡¿Oh? ¡Nunca había visto un sistema tan elaborado para mover agua en formas tan distintivas!]— el shinju aplaudió mentalmente, por raro que sonara, ante la visión de una fuente que disparaba agua al cielo para formar figuras extravagantes.

[La vida animal de este mundo parece muy débil, pero quizás con algo de chakra podrían crecer dos o tres veces...]— la voz murmuró siniestramente en la mente del Uchiha mientras veía a algunos animales del zoológico de Kuoh.


[¡Prueba esa cosa llamada helado, parece delicioso!]

—No sabia que podias compartir mis sentidos.— Madara suspiró para sí mismo mientras gastaba algo de dinero en un cono de helado.

[Obviamente puedo, estoy conectado a tu chakra y este fluye por todo tu cuerpo para mantenerte moviendo]— este ser que debería ser miles de veces más viejo que el infló su inexistente pecho como un niño orgulloso.— [¡Delicioso!]— al menos estaban de acuerdo en eso.


[¿Qué es lo que pensabas hacer cuando concretaras tu plan del Tsukuyomi infinito?]— la pregunta aleatoria hizo que Madara parpadeara mientras veía el atardecer sentado en el borde de un edificio.

—A qué viene la pregunta.— le parecía extraño que el Shinju tuviera interés en sus metas personales, aunque con su ansia de experimentar para matar el aburrimiento quizás era de esperarse.

[Tanto tú como Kaguya siguieron ese plan, una ilusión eterna que le mostraría a cada ser vivo en el planeta un mundo ideal, ¿Pero cuál era la finalidad de hacer todo eso?]— la pregunta parecía responderse a sí misma, pero el Uchiha no pudo simplemente dar esa respuesta.

El motivo por el cual había luchado contra todo el mundo para realizar el plan ojo de luna...

—Quería ver a mi hermano nuevamente.— las palabras se escaparon de su boca mientras veía el sol esconderse tras el horizonte.— Siempre soñamos con la paz, con un lugar donde podríamos vivir lejos de los conflictos de los clanes, pero murió antes de que siquiera pudiéramos iniciar.— su puño se apretó ligeramente, pero lentamente dejó ir la presión.— Cuando leí la tableta de piedra pense que podria cumplir nuestro sueño, pero realmente solo pensaba en una cosa.— con anhelo en sus ojos, Madara extendió su mano para cubrir los restos de la luz solar.— Quizás podría ver nuevamente a mi hermano y vivir en un mundo donde la paz reinará, en mi propia ilusión.— era más fácil hablar de este tipo de cosas con el Shinju por alguna razón, era un ser imparcial por lo que le importaba, impotente para cambiar el mundo por sí mismo.

[Ya veo...]— el ser se quedó en silencio junto a madara, ambos observando el inicio del anochecer tras los mismos ojos.— [Kaguya provenía de una raza de destructores de mundos, el clan de los Otsutsuki son parásitos que matan planetas para absorber sus vidas, y nosotros los Shinju somos el metodo para cumplir con sus ambiciones]— Madara escuchó en silencio las palabras del árbol.— [Yo no fui diferente una vez, una encarnación del hambre que buscaba alimentarse de la vida de tu planeta, pero algo cambió... cuando Kaguya llegó a tu mundo, ella no me absorbió, simplemente se comió mi fruto, y eso... me enfureció]— una vorágine de sentimientos conflictivos revoloteo en la mente del Uchiha, pero no permitió que le molestara, seguía escuchando.— [Se me había negado mi propósito, en ese momento no era más que un cascarón, con el resto de energía natural de tu mundo me transforme en lo que llamas Juubi y finalmente fui absorbido por esa mujer para detener mi alboroto, estaba realmente feliz, pense que finalmente cumpliria mi proposito, pero habia desarrollado mi propio ego... una mente como llaman los humanos]

[Una vez me fusione con Kaguya mi mente no desapareció, y pude presenciar el crecimiento de esa mujer como una autoproclamada diosa, el cómo guiaba a la humanidad con el poder que había conseguido de mi, en ese momento no pude identificar el sentimiento que creció dentro de mi, pero ahora puedo nombrarlo]— una pequeña pausa del ser hizo permitió que el viento chocara agradablemente contra la piel de Madara, sentimiento transmitido por su conexión al Shinju.— [Me sentí orgulloso, orgulloso de que un ser de destrucción como yo pudiera dar lugar a algo tan hermoso como lo era la civilización humana, gracias a Kaguya, tus antepasados pudieron prosperar en paz... pero luego la paranoia de que otros Otsutsuki encontraran ese mundo volvió loca a esa mujer]— la tristeza era clara en la voz del ser mientras rememoraba esos tiempos lejanos.— [Ella ideó el Tsukuyomi infinito para darles una muerte pacífica a la humanidad mientras incrementaba su poder para proteger ese mundo, sin darse cuenta que sus acciones lo estaban matando con sus propias manos]

—Entonces el Sabio de los Seis Caminos le puso un freno.— él conocía el final de la historia, esa era una de las pocas cosas de la tabla de piedra que pudo confirmar gracias a escritos de los Uzumaki, quienes eran parientes de los Senju, que junto a los Uchiha eran descendientes directos del propio Rikudou Sennin.

[Es más complicado que eso, pero es lo mismo]— no importaba realmente lo que había pasado, el resultado era el mismo.— [Entonces viví dentro de Hagoromo, hijo de Kaguya que luego sería llamado como el Sabio de los Seis Caminos... a lo que quiero llegar es... envidio a las personas como tu, Madara]— las palabras del Shinju lo tomaron por completa sorpresa.— [Yo que perdí mi propósito, incluso con el poder de un dios, me vi sometido a los deseos del resto, estaba orgulloso de lo que se podía hacer con mi poder, pero quería hacerlo con mis propias manos, tu, por otro lado, fuiste contra todo el mundo para cumplir tus ambiciones, sin importarte quien se encontraba en tu camino, eres un vivo exponente de la resiliencia humana]

El discurso del Shinju puso a Madara en un estado reflexivo profundo, ¿Realmente era como el árbol había dicho? Claro, luchó contra todo el mundo shinobi para tratar de concretar su plan, pero al final perdió, traicionado por su propia arrogancia al creer en las palabras de Zetsu. Y ahora se encontraba en este mundo diferente, sin propósito al que llamar suyo, solo vagando y preparándose para un conflicto, lo que siempre había hecho en su mundo. Las cosas no habían cambiado en lo absoluto, simplemente había perdido su camino, sin una meta a la cual aspirar y por la cual luchar, simplemente actuando como una máquina, existiendo.

—Te equivocas, no soy tan impresionante como me haces sonar.— se rió por lo bajo mientras la oscuridad se apoderaba del cielo.— Como tu, no tengo propósito.—

[Estas equivocado]— los ojos de Madara se abrieron ligeramente ante su respuesta.— [Se que sonará pretencioso y apresurado, pero luego de ver algunas de las maravillas de este mundo, puedo decir que me gusta, quiero hacer lo mismo que una vez deseo Kaguya, proteger el mundo para ver la belleza que la vida puede traer]— era extraño pensar en el árbol que una vez amenazó con destruir su propio mundo en varias ocasiones deseando la protección.— [Y en cuanto a ti... ¿Sigues teniendo el mismo sueño verdad?]— no sabía a lo que se refería, pero siguió escuchándolo.— [Deseas paz, entonces nuestros objetivos se sobreponen, ambos deseamos lo mismo]— ¿Deseaba paz para un mundo desconocido?— [Tu hermano y tú, ¿Ambos querían paz verdad? Entonces demuestrale que tipo de paz puedes construir, incluso si no es el mismo mundo, la paz es paz]

Madara se quedó sentado, con sus ojos mirando a la luna que comenzaba a emerger del otro lado del horizonte, una semilla de algo que no podía identificar arraigandose en su pecho ante las palabras del Shinju. No sabía si tenía razón o no, su ambición de paz fue puesta en los hombros de Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha, una vez que lo derrotaron a él y Kaguya, el plan ojo de luna desmantelado. No quería cometer el mismo error aquí, creando una ilusión de paz cuando simplemente mataría eventualmente la vida en el mundo, quizás podría encontrar otra forma de crear una paz de la cual su hermano pudiera estar orgulloso...

—¡Oye!— una voz ligeramente familiar llamó su atención desde abajo, sus ojos bajaron para encontrarse con la visión de un joven adolescente con cabello castaño y unos vendajes cubriendo su ojo derecho haciendo señas con sus manos, aunque por alguna razón al momento siguiente puso una cara avergonzara y simplemente siguió haciendo ruido.

Ese niño emitía una energía familiar, era la del chico que podía duplicar su poder de la reunión con los jóvenes demonios, también era el niño con el que chocó y al que siguió para matar el aburrimiento, su nombre era Issei si no mal recordaba. Sintiendo curiosidad, apagó sus ojos, dándose cuenta que lo había usado más de la cuenta, y saltó hacia abajo, resultando en gritos frenéticos del adolescente que pronto se detuvieron cuando aterrizó perfectamente sobre sus pies sin ningún ruido. Incluso ciego mantenía sus habilidades básicas como Shinobi.

—¿Qué buscas de mi, niño?— Madara alzó una ceja ante el atónito castaño, pero este pareció rápidamente recomponerse.

—¡Por favor, entrename!— la fuerza de voluntad con la que hablaba el chico hizo que una pequeña sonrisa apareciera en el rostro del Uchiha. Justo cuando buscaba una forma de cambiar el mundo, un demonio, parte del grupo de uno de los encargados de esta ciudad se presentaba para pedir su ayuda.

—Qué es lo que buscas conseguir.— la pregunta era nada más que una formalidad, ya se había hecho a la idea de entrenar al muchacho, y el Shinju estaba respaldando la moción baste fuerte en su mente.

—¡Voy a defender a mi familia!— otra respuesta noble de parte de este muchacho, quería ver qué tipos de cambios haría en este mundo con ayuda de su entrenamiento de Shinobi.

[Quiero ver esto, aunque no le muestres tus ojos, será más divertido que siga pensando que estás ciego]— no podía negar el atractivo de la sugerencia.

El Shinju era una mala influencia para Madara.

Fin del capítulo.