Capitulo 1: Azul
Hay cuatro cosas que usted necesita saber acerca de los monstruos.
Uno: que existen, y que sin duda los a visto en la noche sin darse cuenta, pero no siempre son los malos. A veces, todo lo que un monstruo quiere es vivir una vida pacífica. A veces, todo lo que un monstruo quiere es una oportunidad para vivir y trabajar al igual que los seres humanos. A veces, todo lo que un monstruo quiere es una chica a la que llamar su esposa.
Mantuve mis manos en el interior de mi chaqueta, mientras caminaba por la calle durante una tarde de Noviembre. Doblé una esquina y levante una bolsa de papel que se le cayó a una monja mientras caminaba.
"Gracias, señor." dijo ella mientras llevaba entre sus brazos cinco grandes bolsas de papel.
"¿Necesita ayuda?" Le pregunté.
"S-seguro".
Me tomó tres de las cinco bolsas y la ayudó a llevarlas a medida que avanzamos hacia su orfanato.
Dos: Mi nombre es Jon Talbain: Alto, moreno y bien parecido (poco modesto ¿no? ^_^ ). He caminado seis kilómetros para llegar aquí y al igual que la mayoría de las historias de terror, se trata de una mujer. Yo soy lo que podrían llamar un monstruo, un hombre lobo para ser mas específicos, no por elección, yo nací de esta manera. Aunque el mundo me llama por otro nombre: "Darkstalker".
Un Darkstalker es una persona con poderes, ya sea que el poder provenga de animales, o transformación, o cualquier otra cosa que un ser humano llame "raro". Ser un hombre lobo tiene sus ventajas: la fuerza súper humana y la capacidad de curación, velocidad, vista, oído, etc... .Pero sólo mientras que este en esa forma. En el momento en que llevo la piel humana soy como cualquier otro, con el pelo largo y blanco que ahora estaba siendo agitado suavemente con el viento. Mi ropa suelta debía de calificarme como alguien más de un hogar noble, cosa contraria a lo que soy.
La monja abrió la puerta del orfanato y la dejé a la cabeza, cerrando la puerta detrás de mí. Los niños corrían de izquierda a derecha, ninguno de ellos tenía padres, mas si una familia y un hogar. La monja me llevó a la cocina y entré, colocamos las bolsas en el centro de la habitación.
"Muchas gracias, Sr. .." comenzó la monja tratando de saber mi nombre poniendo las bolsas al lado mío.
"Talbain, y no es ningún problema". Le contesté sonriendo.
La cocina estaba bien de tamaño. Era lo suficientemente grande como para ocupar el lugar de dos dormitorios, la parte exterior de esta estaba rodeada por dos estufas, hornos de tapa plana, junto con varios armarios y estanterías. Las paredes eran de color blanco perla, todo estaba impecable, ni una mancha a la vista.
En eso se abrió una puerta y otra monja entró, con la espalda encorvada era jalada por un grupo de niños hasta que con su tierna vos les pido a los pequeños, como a modo de broma, que si podían salir a jugar afuera; accediendo estos fácilmente.
La mujer sonrió al bajar su capucha. Se recogió el pelo azul muy largo desde el interior de su túnica. Su pelo nos saludó antes de caerle por las caderas. Ella suspiró y se volvió hacia mí y la otra monja. Su rostro cambió a un gesto decepcionado cuando me reconoció.
Tres: Estoy enamorado de esa mujer. Su nombre es Felicia, no tiene apellido, ella también era una huérfana. Miré a la parte superior de su cabeza, pero sólo veo su pelo. Felicia sería un monstruo para usted o cualquier otro que la volteara a ver en su forma original, pero para mí ella era solo una mujer gato y nada mas, aunque muy hermosa en ambas formas a pesar de todo. Felicia puede mostrar uh ocultar sus rasgos felinos, yo ya la había visto en su verdadera forma hace mucho. Tuvimos una historia hace tiempo, pero eso es algo que no les contare ya que se trata de un tema complicado. Tenía una personalidad muy extrovertida e inocente, lo que podría explicar por qué me sentía tan atraído por ella.
"Felicia, aquí está el material que la madre Irene ordenado, todo excepto la menta ... Ella debe de estar afuera." Le dijo la monja.
"Gracias Fay, hoy es mi turno en la cocina." dijo Felicia mientras miraba hacia mí.
En eso La monja salió rápidamente cuando se dio cuenta de la posible historia que podía haber entre Felicia y yo.
Felicia comenzó a reírse tímidamente tapándose un poco la boca con la mano y se movió rápidamente para tomar los artículos de las bolsas de papel que estaban a mi lado. Pero yo antes de eso, tomé una bolsa y empecé a retirar los elementos antes de que Felicia tuviera que hacerlo.
"¿Qué estás haciendo?" me preguntó, todavía mirándome.
"Sólo estoy ayudando." Le respondí.
"¿Sabes lo que quise decir?, ¿qué estás haciendo aquí?, hay luna llena es esta noche." me dijo mirándome mientras se cepillaba un poco de su pelo de la cara.
"Sabes por qué estoy aquí", me quito la mochila que llevaba y sacó de ella un par de botellas de jugo y los colocó sobre el mostrador.
"Jon, ¿por qué sigues haciendo esto por mi?" Felicia puso un par de ollas en la estufa y se volvió a los mandos encendiéndola. "sabes que el mundo no puede aceptar a los Darkstalkers" me dijo bajando su cabeza.
"Nadie tiene que saber que lo somos." Yo le respondí con el mismo verso que siempre utilizo.
"Jon ... sabes que yo no puedo hacer eso, sabes que no sería feliz para ninguno."
En eso Me acerqué a ella y puse mis manos sobre su hombro. "Me gustaría ser feliz, pero solo estando contigo."
En eso nos miramos el uno al otro durante unos segundos, y sin darme cuenta creo que me empecé a acercar un poco a su cara. Ella no se movió, como si quisiera que la besara.
Pero en eso justo antes de que pasara algo, la puerta de la cocina se abrió y otra monja entró con una bandeja en las manos, deteniéndonos. Se quedó sin aliento cuando nos vio y rápidamente puso la bandeja sobre el borde del mostrador, se volvió y se marchó.
Suspiré cuando todo ese hermoso momento pasó.
"Lo siento Jon ..." dijo Felicia volviéndose y continuando la descarga de los alimentos.
Yo no dije nada, no quería reprocharle algo de que quizás después baya a arrepentirme, solo me dedique a abrir la puerta de la cocina para salir.
"Jon... Por favor, no te enfades". me dijo volteándose con una mirada triste en su rostro.
Cuatro: El monstruo nunca consigue a la chica al final.
"No lo estoy, estoy feliz de verte." Le contesté con una sonrisa y me dirigí a la salida.
Algunos niños corrían a mi lado mientras caminaba entremedio de ellos para poder pasar. Eché un vistazo a un grupo de monjas que se volvieron a mirarme. Fay, la monja a la que ayude, me hizo señas de adiós y me sonrió, yo asentí con la cabeza mientras cerraba la puerta detrás de mí.
Comencé mi vuelta a casa, me tomaría un par de horas volver, pero no me importaba. Vi a la mujer que no me podía amar, pero lo hizo por un momento, lo que era lo suficientemente bueno para mí.
