Capítulo 5
Finalmente el día había llegado. Harry había pasado sus días entre evitar a Ron como a la plaga, consolar a Hermione, escribirle una carta a Viktor Krum diciéndole que Hermione ahora estaba soltera de nuevo (Harry no se hacía ilusiones de que Ron y su amiga se fueran a reconciliar, y esperaba que eso no pasara en realidad) y las visitas de Remus.
Entre los libros y la información que Remus le proporcionaba a Harry, se daba cuenta de que había mucho más en los géneros secundarios de lo que les habían explicado. Dentro de todo lo que había aprendido, Harry se dio cuenta de que al parecer, los Omegas estaban, digamos, en declive en el Reino Unido.
Había investigado sobre esto en la biblioteca y encontró que en las últimas décadas, había habido una gran disminución de Omegas en el Reino Unido, mayormente por migración durante la segunda guerra mundial muggle y el auge de Grindelwald. Luego de la caída del mago oscuro y durante los años de relativa paz, también hubo otra disminución de Omegas, no tan masiva como la anterior, pero que incremento con la llegada de Voldemort.
Incluso luego de la desaparición de Voldemort, la migración de Omegas continuo, aunada a una grave disminución en los nacimientos de Omegas. Harry pensaba que esa disminución en los nacimientos era lógica. Los Omegas eran del grupo más minoritario de los géneros secundarios. Los Beta eran la mayoría, y había un porcentaje del 20% de la población mágica que era Alpha. Solo un 10% de los nacimientos eran Omegas. Y de ese supuesto 10%, ahora solo había un 2% de la población mágica británica que era Omega.
Harry pensó que era un tema que podría discutir con Severus, dado que el hombre le había dicho que le gustaba investigar y escribir sobre temas interesantes, aunado a su contribución al mundo de los géneros secundarios, era algo que podían comentar durante su cita.
No era que lo admitirá mucho, pero Harry se sentía algo intimidado por Severus. Él era inteligente, mayor, con experiencia, tremendamente sexy y hasta el momento, fuera de su pasado, el hombre ante sus ojos, no tenía ningún defecto. Siempre estaba ecuánime y controlado en sus emociones, incluso no golpeo a sus padres cuando estuvieron diciendo esas cosas en la enfermería.
Harry estuvo al borde esa ocasión y aún no había recibido ninguna carta de sus padres, a pesar de que ya habían pasado casi cuatro semanas del hecho. Casi podía apostar que su padre y padrino estaban recorriendo todas las bóvedas familiares, buscando en las bibliotecas algo que disolviera su vínculo o cambiara su segundo género. Incluso ahora, con todo lo que sabía, no entendía cuál era el escándalo con ser Omega. Seguía siendo un hombre, seguía teniendo un pene funcional y toda la diferencia era que podía tener bebés.
No era una gran diferencia. Al menos en su cabeza.
Rápidamente, luego de todo lo que le dijo Ron, de lo que había aprendido y observado, Harry se dio cuenta de la discriminación que había hacía su segundo género. Era como lo que le había contado Hermione sobre el mundo muggle y la brecha laboral entre hombres y mujeres. De como se esperaba que las mujeres dieran a luz, se quedaran en casa y las que se atrevían a estudiar o trabajar o ambas cosas, eran juzgadas duramente y presionadas a demostrar que "merecían" el lugar en la universidad o su puesto de trabajo.
Remus le había dicho que había "ciertas" ideas alrededor de los roles que "podía" tener un Omega en su sociedad, pero Harry pensó que no era tan grave, hasta que empezó a escuchar murmullos alrededor suyo, y luego estaban los "lindos" artículos de El Profeta acerca de la "decepción" que significo para el mundo mágico, que su "Niño-Que-Vivió" fuera un triste Omega.
Hoy era el día de su cita con Severus y Harry se vistió casualmente con jeans sencillos y una camisa de manga larga negra, se llevaría un suéter verde Slytherin, solo por si hacía algo más de frío, pero esperaba que la cita transcurriera en un lugar tranquilo y quizás, podrían terminar la cita en la casa de Severus.
Así que, luego de terminar de arreglarse, fue hacia la oficina del director, ya que Severus le estaría esperando ahí para usar el flu.
Se topo con algunas caras conocidas en su camino a la oficina, incluyendo a Ron quién evadió su mirada al pasar y Harry imitó el movimiento, ignorando al que hasta hace unos días, había sido su casi hermano. No es que a Harry no le doliera perder esa amistad, pero creía en lo que le había dicho a Severus, una amistad que podía romperse así de rápido, no merecía conservarse.
Finalmente, con las manos algo sudadas y el corazón latiéndole como loco, Harry estaba subiendo en la escalera de caracol detrás de la estatua de Grifo, la oficina del director estaba al final, y se alcanzaba a oír el canto de Fawkes. En cuanto entro, pudo observar a su Alfa dejando su taza de té en el escritorio, mientras el director le sonreía beatíficamente cuando lo vio.
—Ah, Harry, pasa mi muchacho, estaba platicando con Severus sobre una nueva clase. Aunque estoy seguro de que tú ya sabías sobre ella—Harry se acercó al escritorio del anciano mago y le sonrió tímidamente—¿Qué opinas? ¿Crees que tendrá una buena aceptación? —.
—Creo que sí, pero requerirá un maestro adecuado, aunque si me permite el atrevimiento de dar una sugerencia—Albus sonrió y asintió—Pienso que debería darse como optativa desde Tercero y de esta forma, quienes no busquen una carrera donde sea necesario el conocimiento de Artes Oscuras, pueden dejarlo antes de los TIMOS—.
—Una sugerencia aceptable, ahora mis muchachos, sigan con sus planes, no dejen que cosas tan aburridas como el próximo calendario escolar los detenga. Severus, creo que podemos organizar una reunión la siguiente semana, si te es conveniente—.
—El miércoles estará bien Albus—Dijo Severus y luego tomo a Harry del brazo—Ahora, si nos disculpas…—.
—Adelante, adelante, mis muchachos. Vayan y diviértanse. Si se hace tarde Severus, es mejor que se quede en tu casa. Me sentiría más tranquilo—Luego de decir eso, Albus se metió uno de sus infames caramelos de limón a la boca y empezó a tararear.
Severus soló sacudió la cabeza y guío a Harry al flu gritando "Lacock Cottage", en cuanto las llamas se volvieron verdes, ambos hombres atravesaron las llamas y aterrizaron en una alfombra mullida que parecía algún tipo de piel, pero solo era estambre que daba la sensación de pelo.
Harry estaba asombrado por la casa en la que aterrizo.
Lacock Cottage, la casa que había rentado Severus, era una especie de fantasía de campo mezclada con elementos modernos aquí y allá. Harry vio una cocina completamente equipada, mientras una esquina de la sala había sido adaptada como una especie de estudio en miniatura y Harry observó el librero mágico donde cabría una biblioteca personal entera.
Su magia también logro sentir que había zonas de exclusión mágica en la cocina, en ese punto de la sala adaptado como estudio y había algunas más repartidas, seguramente donde había aparatos electrónicos.
Toda la casa tenía tonos cafés y verdes desde fuertes hasta tenues, pero estaban en equilibrio. Hary pensó que era una casa muy bonita, y que no le molestaría vivir ahí si Severus y él decidían vivir en ella. Y eso le recordó que aún no habían hablado sobre donde vivirían. Su pequeño o pequeña necesitaría espacio y vivir con sus padres no era opción.
Además, aún quedaba la duda de a que se dedicaría, ya que Harry no creía que debiera involucrarse en un trabajo de tiempo completo por si lo llamaban de alguna de las pruebas a las que asistió en el verano para los equipos de quidditch.
Severus permitió que Harry mirara por donde quisiera en lo que organizaba sus siguientes pasos, cuando todo estuvo organizado en su mente, convoco las llaves de su auto (que había rentado por toda su estancia) y le indico con un seco cabeceo a Harry que era hora de irse.
Ambos hombres iban en silencio en el auto, escuchando una estación de éxitos. A Harry le gustaba esta estación, ya que tenía varios de los grupos que Sirius escuchaba. A Harry le gustaba todo tipo de música (pero tenía debilidad por las bandas de su padrino) y se descubrió tarareando los coros de varias de las canciones conforme se acercaban al pueblo. La casa estaba algo retirada del mismo y tuvieron varias canciones antes de ver las primeras casas del pueblo.
Por fortuna para Harry, el pueblo tenía un bazar pre-navideño, ya que era un pueblo turístico y parecía haberse detenido en el tiempo. Las casas eran pintorescas y parecían casi medievales, podían verse letreros simulando ser antiguos, señalando el tipo de negocio: pub, herrería, abarrotes. Ambos hombres estaban en la plaza, y el brillo de las guirnaldas del oropel hacían imposible no ver el bazar instalado en ella.
Como siempre, ambos hablaban de todo y nada, Severus estuvo de acuerdo en la evaluación de Harry sobre qué Ron no podía seguir siendo amigo suyo y de paso, tampoco una pareja adecuada para Hermione, a quién Severus había evaluado (dado que solo la conocía intelectualmente) como una persona juiciosa y compasiva, con una inteligencia superior al promedio, que no haría una buena pareja con alguien que evidentemente quería llevar la voz cantante en una relación.
Harry sabía que Severus no le estaba diciendo lo que quería escuchar, ya que su relación estaba basándose en la confianza mutua y eso no podía existir sin sinceridad. Severus le estaba diciendo lo que observaba con crudeza, y sí, durante mucho tiempo, Harry estuvo seguro de que la relación entre su mejor amiga y su otrora mejor amigo, estaba más que condenada al fracaso. Eran simplemente demasiado diferentes, y eso era antes de saber los planes de Ron respecto al futuro de Hermione.
Ron era explosivo y solía actuar antes de pensar, mientras Hermione era más controlada y meditaba profundamente sus decisiones. Probablemente la ruptura entre ambos fue la única decisión medianamente visceral que Hermione había tenido en su vida.
Harry ya había elegido y comprado algunos artículos, Severus entonces propuso pasar a comer algo al pub. El local estaba abarrotado pero por fortuna había dos asientos al fondo del local. Hasta ahora, Harry pensaba que la cita iba bien. Había cierta normalidad dentro de su situación única y eso le hacía sentir feliz.
Si recapitulaba el último mes, podía ver que su vida había dado demasiados giros inesperados y haber tenido que salir de la burbuja de sus ideas preconcebidas fue un tanto shockeante. Era un omega, estaba embarazado y vinculado con su compañero destinado, esos eran los puntos positivos. En lo negativo estaba que sus padres no aceptaban a su compañero, su segundo género y su bebé, la escuela lo trataba diferente, excepto por los maestros y algunos de los alumnos y sus amigos cercanos, perdió a su "mejor amigo", y se dio cuenta del sesgo hacía los omegas.
Parecía haber más puntos negativos que positivos, pero Harry simplemente pensaba que tomaría las cosas como vinieran, no tenía sentido alterarse por lo que no podía cambiar directamente. La gente pensaría lo que quisiera independientemente de lo que hiciera o fuera. No podía "dejar de ser un omega", así que la opinión del público mágico no le interesaba. Sus padres, bueno, los amaba y siempre lo haría, pero no podía vivir su vida bajo las expectativas de ellos. Ron simplemente era un idiota y ya vería como sortear los prejuicios hacía los omegas.
Lo importante, a ojos de Harry, era que había encontrado lo mismo que sus padrinos, lo que sus padres dijeron ellos mismos sintieron. Una profunda conexión con alguien. No era amor en el sentido clásico, pero había algo fuerte e intenso entre ellos dos. Severus le atraía como un imán y lo hacía sentir cosas que no pensó podía sentir.
Comieron con tranquilidad y en un cómodo silencio, justo estaban en el postre y hasta ahora, todo parecía bien. Severus se levantó para ir al baño y Harry se quedó a solas mientras terminaba el pastel con helado, que le recordaba unas vacaciones que tuvo hace años con su familia unos años atrás.
Quizás fue porque estaba tan relajado que, aun cuando era una persona paranoica en ambientes desconocidos, no notó cuando un hombre relativamente joven se deslizo al asiento vació de Severus.
—Hola belleza, no eres de por aquí, ¿cierto? —Harry levanto su vista hacia el extraño. Era una persona más o menos joven, quizás algo más que sus padres, pero no tan joven como para estar cerca de su edad.
—No, no soy de aquí—Harry no quería que el hombre se sentara con él, pero hasta ahora, no había hecho nada desagradable como para ser grosero. Harry se decidió a ignorar al extraño, pero este parecía no entender la indirecta.
—¿Te gustaría un tour por el pueblo? Conozco muchos lugares—El extraño le sonrió con una sonrisa que tenía la intención de ser seductora pero a Harry le provoca desagrado.
Ahora Harry si estaba empezando a sentirse incómodo. El hombre claramente le estaba coqueteando pero Harry no quería sus atenciones. Aun sin el vínculo, Harry nunca fue alguien que cayera en los coqueteos baratos.
—No gracias, vengo con alguien—Harry dejó su cuchara y estaba haciéndole señas al mesero cuando el hombre le tomó la mano—Por favor, suélteme, señor—Le dijo Harry, casi gruñendo el "señor".
—Vamos gatito, no seas tan arisco—El hombre estaba por agarrarle la otra mano a Harry cuando sintió un apretón en su hombro izquierdo. Un doloroso apretón.
—Disculpe caballero—La voz de Severus tenía un tinte de peligro innegable—Pero me parece que está en mi asiento—.
El hombre vio a Severus y soltó a Harry por impulso, pero luego vio entre Severus y Harry, malinterpretando sus miradas—Solo estaba invitando a su hijo a un paseo. Soy casi un guía de turistas del pueblo—Le contestó el hombre con una sonrisa que seguramente a otra persona hubiera conquistado, pero no a Severus, quién tomo al hombre del cuello y lo levantó del asiento.
El hombre fue arrastrado hacia fuera del local, mientras Harry seguía a Severus. Sin miramientos, Severus empujo al hombre fuera y este se acomodó la ropa en cuanto se vio libre del agarre, bufando y mirando feamente a Severus—Dios, no sé cuál es tu problema amigo, pero creo que estás siendo un padre sobreprotector. Solo quería salir con tu hijo ¿Cuál es tu problema? —.
Severus le sonrió con una sonrisa sarcástica—Mi problema es que operas bajo la ilusión de que este joven y yo somos familia, cuando estamos en vía de serlo—.
—¿Qué? ¿No es tu hijo? —.
—En serio que eres denso. Él—Dijo Severus, atrayendo a Harry contra sí, abrazando protectoramente al joven en su brazo—Es MI PROMETIDO. ¿Entiendes? —Luego de que dijo esto, Severus atrajo a Harry en un beso posesivo que hizo que varios de los comensales que estaban de chismosos, se sonrojaran profundamente.
Cuando Severus rompió el beso, si lo hubiera desnudado y montado ahí mismo, a Harry no le hubiera importado en lo más mínimo. Si no fuera porque estaba firmemente sostenido en los brazos de Severus, Harry se hubiera convertido en una masa deshuesada.
—¡Qué asco! ¿Estás con un anciano? Qué horror, de haber sabido que te gustaban las canas, ni siquiera me hubiera acercado a ti—Dijo el extraño. Lo siguiente que supo el hombre, fue que el puño de Severus se conectó con su nariz.
Cuando cayó al suelo, el hombre alcanzó a protegerse con sus manos, pero eso hizo que la nariz dejará fluir libremente la sangre que produjo el golpe de Severus. El hombre iba a replicar el golpe con otro, pero al ver a Severus, no pudo evitar notar el aura de peligro y muerte, así que por una vez fue sensato y se alejó, rumiando sobre idiotas con mal gusto y ancianos fanáticos de las pesas y las nudilleras.
Harry no estaba seguro de que había pasado y apenas registro cuando fue arrastrado por inercia cuando Severus se movió hacia el pub, dejó un par de billetes de 100 libras en las manos del primer mesero que vio, diciéndole que se cobrara la cuenta de su mesa y se quedara el resto como propina por las molestias. Luego de dejar anonadado al mesero, Severus arrastró a Harry hacia la auto y partieron de ahí en un silencio tenso.
Pasaron varios minutos en que ninguno dijo nada y el ambiente era denso, como si cualquier chispa fuera a explotar en cualquier momento. Finalmente, ya lejos del pueblo y aún lejos de la casa, Severus se desvió hacia un camino rural que daba a una parte de bosque y se estaciono frente a un grupo de árboles que ya se coloreaban del naranja del atardecer.
Harry no estaba seguro de que estaba pasando, pero Severus seguía con las manos en el volante, mirando al frente como si estuviera petrificado, mientras el motor ya se había apagado. De repente, Severus dejó caer su cabeza hacia el frente, presionando la bocina con la frente y rompiendo el silencio con el ruido. Luego de unos segundos, Severus movió su frente hacia arriba del volante y permaneció así otro par de minutos antes de hablar.
—Lo siento—Dijo Severus, dejando a Harry más extrañado que nada—Disculpa mi arrebato de celos. Yo solo…—Suspiro—No sé qué me pasó. Regresé y vi a ese… imbécil, sonriéndote y yo solo quería arrancarle la cara. Me costó mucho controlarme para no matarlo ahí mismo—Harry volteó su rostro y miró a Severus mientras este seguía con su disculpa—Perdón, nunca quise que vieras ese lado de mí. Al menos no así. Soy celoso, y posesivo, y comprendería que ahora tuvieras dudas y yo…—.
Severus ahora era el que estaba extrañado, mejor dicho estupefacto. Su disculpa hacia Harry estaba siendo interrumpida por él mismo, quién lo estaba besando con un fervor que era extraño. No es que Severus se estuviera quejando pero no entendía de dónde venía esta pasión. Harry entonces se quitó el cinturón e hizo lo mismo con él de Severus, antes de mover el asiento del conductor y forzarlo hacia atrás, de forma que ahora había bastante espacio entre Severus y el volante.
Aun sorprendido, Severus observó cómo Harry se subía a su regazo, de forma que su erección rozaba su miembro. La acción fue tan sorpresiva que Severus tuvo que parar las atenciones de Harry—¿Qué estás haciendo? —.
—Besándote—Replicó Harry divertido.
—Eso lo sé, preguntó por qué. Pensé que estarías enojado—.
Harry rió entre dientes mientras movía sus caderas de forma que su erección rozaba el miembro de Severus, haciendo que este empezara a hincharse lentamente—Yo estaba tan preocupado por ti—.
—¿Por mí? —Aun en contra de su mejor juicio, Severus estaba disfrutando de los juegos de Harry sobre sus caderas—¿Por qué? —.
—Eras tan perfecto, centrado, un erudito y yo, estaba preocupado de no estar a tu altura—.
—No entiendo…—Harry movió su cadera contra la de Severus y su miembro erecto presiono aún más el miembro de Severus, haciendo que por fin se pusiera duro.
—Estabas celoso, ¿Entiendes? No eres perfecto, eres fabuloso, pero no eres perfecto. Tienes defectos y eso te hace aún más sexy, si eso es posible—Harry procedió a besar a Severus nuevamente.
Entre besos, Severus entendió que Harry estaba preocupado por su aparente "perfección" de carácter, lo cual no era cierto. Severus era posesivo, y celoso. Era leal hasta la muerte y esperaba lo mismo. Sus parejas anteriores le habían dicho que era demasiado intenso y se habían alejado de él, pero Harry… Harry encontraba una de sus mayores fallas de carácter, atractiva.
Luego de esa realización, Severus empezó realmente a disfrutar de las atenciones de Harry y procedió a cooperar con gusto en el delicioso frottage que estaba teniendo lugar. Luego de unos minutos, Severus saco su miembro e insto a Harry a hacer lo mismo, para luego frotar sus miembros desnudos.
Con sus dos manos, Severus procedió a masturbar ambos miembros. Ambos estaban en punto de ebullición y pronto ambos se vaciaron, mezclando sus semillas. Estaban sudados y pegajosos, pero esto… lo que ambos tenían, se estaba moviendo rápidamente en una dirección muy seria. Y ambos estaban de acuerdo en mover esa línea aún más rápido.
Apenas cruzaron el umbral de la casa, ambos hombres se estrellaron uno contra el otro y sus labios se unían en una danza frenética, buscando arrancarse gemidos de placer. Severus le quitó el suéter a Harry mientras ambos subían las escaleras, dejando rastros de ropa que se iban quitando con celeridad.
Cuando ambos llegaron al dormitorio, Harry apenas conservaba el pantalón y Severus los bóxers. Luego, Severus cargo a Harry y los metió a ambos en el dormitorio, cargando a Harry al estilo nupcial.
Harry fue depositado con cuidado en la cama y se encontró despojado de su última prenda y cubierto por el cuerpo de Severus, que también ya estaba completamente desnudo. La presión del cuerpo de su compañero sobre si, encendía algo en Harry que no había sentido antes con ninguno de sus novios anteriores.
Era como una brasa, que calentaba lentamente, sin arder, pero conforme fueron subiendo las caricias de Severus sobre su piel, esa brasa empezó a arder en serio. Las manos de Severus recorrían su cuerpo como queriendo conocer todos sus recovecos y sus labios enervaban todas sus terminales nerviosas.
Un gemido bajo y largo escapo de los labios de Harry cuando Severus tomo entre sus labios uno de sus pezones y empezó a mordisquearlo con delicadeza. Había algo punzante que impulso un respingo de su miembro erecto, esa punzada se repitió cuando su otro pezón fue también mordisqueado.
Harry entonces empezó a sentir humedad en su trasero. Había leído sobre eso en los libros de Remus. Su cuerpo estaba preparándose para recibir a su compañero dentro suyo. Igual que las mujeres muggle, estaba lubricando, y pudo sentir como su recto estaba dilatándose. Aun así, Severus, viendo el cambio en la respiración de su amante, llevó sus dedos dentro del esfínter de Harry, ayudando a distender aún más el canal, queriendo que esta experiencia fuera lo más placentera para él.
Harry arqueó la espalda cuando los dedos de Severus golpear su punto dulce y sintió el corrientazo de placer atravesar su cuerpo. Estaba completamente dilatado, sonrojado y sus pezones habían sido abusados deliciosamente.
Por eso, cuando Severus por fin lo penetró, Harry no pudo menos que maravillarse de que aquel miembro de verdad pudiera entrar en él. Parecían acoplarse a la perfección y las embestidas fueron suaves y calculadas.
Severus sintió que estaba en el cielo cuando entro en su amante. El calor húmedo y las estrechas paredes aprisionaban su miembro y sentía un placer indescriptible. Harry se veía hermoso, todo sonrojado y magullado, lleno de sus marcas de amor y con los ojos vidriados por el deseo.
No podía menos que besarlo y jugar con su lengua, imitando el acto erótico en el que estaban, con sus bocas.
Severus sabía que eran compañeros destinados, pero solo hasta este momento, comprendía en plenitud lo que significaba. Ya fueran las hormonas, algo subconsciente o como algunos decían, destino; no habría ningún otro compañero como Harry. Era perfecto para él.
Harry era curioso, increíblemente curioso. Dispuesto a comprender el mundo que le rodeaba, sin prejuicios. También era hermoso, con esos ojos como joyas y un cuerpo que podría hacer pecar a un santo. Pero lo más hermoso de Harry era ese corazón que dolía cuando veía una injusticia. ¿Cómo no amar a alguien así?
Harry, sintiéndose plenamente llenado por el miembro de Severus, por fin entendía lo que le había dicho Remus. No importaba la causa del vínculo. Su resultado era lo importante. No iba a haber otro hombre después de Severus, no con lo que estaba sintiendo en todo su cuerpo y dentro de sí. No es que no hubiera amado a sus anteriores novios, pero ninguno podía acercarse siquiera a lo que Severus le hacía sentir.
La forma tan dulce en que le estaba haciendo el amor, y a la vez apasionada. Los defectos que lo hacían imperfecto y a la vez, perfecto para él. Era un hombre inteligente, altruista aunque prefería no tomar el crédito y hacia todo con una intensidad que asustaba, pero no a Harry, ya que él era similar en ese aspecto. Todo su ser vibraba cuando estaba al lado de Severus y entendió la complejidad de su vínculo.
Ninguno volvería a estar completo sin el otro.
Cuando llegaron al clímax, y se desplomaron en la cama, con Severus aun encima suyo, Harry estaba más que satisfecho y las memorias de su celo se completaron. Fueron tres días igual de intensos que esta sesión. Severus amándolo a plenitud, dándole besos que sabían a dulce y había una cualidad casi mística en el acto.
No había palabras para describirlo.
Sin embargo, la energía que había estado tan alta cuando llegaron a la casa, estaba menguando con celeridad y el sueño estaba invadiéndolos ambos. Con un movimiento de muñeca, Severus los limpio a ambos, salió de Harry y se acostó a su lado, y dado que la habitación tenía encantamientos de calefacción, Severus solo acurruco a Harry contra sí y ambos empezaron a quedarse dormidos plácidamente.
Viktor Krum veía por la ventana de su habitación en la reserva de dragones en que trabajaba. Fue una suerte que su amiga Fleur estuviera saliendo con Bill Weasley, quien a su vez le hablo a Viktor sobre su hermano Charlie. Charlie le había dicho que los lugares en su reserva en Rumania estaban llenos, pero que sabía de una reserva en Hungría que podría tener vacantes.
Resulto que así fue y Viktor ahora estaba trabajando como "entrenador" de dragones. Seguro que ser parte de la selección nacional de quidditch de su nación había sido un honor, pero no podía ser un trabajo a largo plazo. No es que entrenar dragones fuera uno, pero le daba más margen de años antes de pensar en una carrera de escritorio, lo que en opinión de Viktor, era su versión de infierno en la tierra.
Estaba pensando mientras veía a los dragones volar a través de su ventana. Pensaba en una mujer tan indomable como ese colacuerno húngaro que llego hace días. Lo que muchos magos no entendían de los dragones es que uno no "domaba" a los dragones, uno les daba respeto, cuidado, afecto y con suerte, el dragón te encontraría digno de compartir su lomo.
Uno no domaba un dragón. El dragón lo elegía a uno y lo juzgaba digno.
Cuando conoció a Hermione Granger durante el Torneo de los Tres Magos, Viktor pensó que ella era una tímida gacela. Gratamente fue desmentido de su impresión inicial cuando la empezó a tratar. La chica era fuego puro e iba tras sus objetivos como un dragón embravecido persiguiendo a su presa o a un enemigo de su nido.
Era ferozmente leal a sus amigos, estudiosa, inteligente, mordaz cuando quería y tenía objetivos muy altos y la capacidad de llevarlos a cabo. Viktor pensó que la chica era hermosa de una forma salvaje.
A Viktor le disgustaban las fangirls que se desmayaban por su estatus de estrella y que esta chica lo conociera pero le fuera indiferente, hizo que perseguirla por una cita fuera aún más emocionante.
Su cita en el baile fue maravillosa y pudo descubrir otra faceta de esta chica que lo hizo caer aún más. Ella podía ser dulce como gacela. Ninguna chica podía tener tantas facetas, todas fascinantes como Hermione Granger. Incluso cuando tuvo algunos escarceos con su amigo, Harry Potter (muy buenos escarceos), nada se comparó a esa noche en que pudo llevar a Hermione al barco de Durmstrang.
La noche en que se enteró de que su diosa había sido virgen y que era una Beta. No es que a él le importara eso.
Viktor era un Alpha pero eso solo era una parte de lo que era. Sus padres ya se habían rendido de presentarle chicas Beta y alguno que otro Omega, viendo que su hijo parecía no querer casarse ni tener hijos. Lo cual era incorrecto. Viktor quería una mujer que pudiera seguirle el paso, incluso superarlo, y tener bebés con esa mujer salvaje y atrevida.
Cuando encontró a Hermione pensó que ella era la correcta pero entonces ella empezó a interesarse en el pelirrojo amigo suyo y él, viendo que ella había elegido al pelirrojo, la dejó ir, prometiéndole su eterna amistad.
Ahora las cosas habían cambiado y la carta que había recibido le decía dos cosas interesantes. La primera que su antiguo amante de ocasión y amigo, Harry Potter, se había revelado como Omega, estaba vinculado con su destinado y embarazado. La segunda cosa y la más importante para él, es que Hermione Granger, su amor perdido por su falta de acción, estaba libre del pelirrojo.
Quizás, un pequeño viaje a Inglaterra sería algo bueno. Podía aprovechar para visitar a su amigo Harry y felicitarlo por su vínculo, y ¿no sería descortés no invitarle una cerveza de mantequilla a su amiga Hermione?
Podrían decir cualquier cosa sobre Viktor, sobre su carácter y su ceño "aparentemente" fruncido, pero nadie podía decir que Viktor no era amable con sus amigos. Y Hermione Granger era una "amiga" muy especial.
Lo último que empaco Viktor en su maleta antes de partir al ministerio de Hungría por un traslador internacional, fue el anillo de su abuela. Esta vez, Viktor estaba decidido a decirle a Hermione lo que tardo en entender hasta que fue demasiado tarde: no había otra mujer para él, más que ella.
Corina estaba esperando a su amigo Remus, en aquel café muggle que a ambos tanto les gustaba. Cuando estudiaban en Hogwarts, Remus fue el único que pudo dilucidar el misterio alrededor de su nunca pronunciado apellido.
Corina estaba en Hufflepuff y había un tabú modificado sobre su apellido, por seguridad. El apellido de su familia ya había provocado algunos problemas menores, pero muy molestos y dado que la familia no podía moverse sin ser acosados por ello, solicitaron el tabú en el ministerio.
Aun así, lo malo del tabú, es que si alguien adivinaba la información, esta persona podía decir el apellido. Remus jamás lo dijo en voz alta. Este hecho por sí solo, hizo que Corina lo cobijara bajo su ala y cuando Remus resultó ser un Omega, Corina lo guio con los mismos libros que su "madre" la guio.
Corina y Remus se habían perdido un poco la pista cuando ella empezó a trabajar a tiempo completo en el negocio familiar, y Remus entro de lleno a su vida de casado. Ambos aún se escribían seguido pero sus temas eran casi intrascendentes… hasta hace unas semanas.
Remus le contó sobre el desastre que sucedió alrededor de su ahijado, Harry Potter. Como Sirius estaba siendo un idiota, igual que James. También le contó sobre lo extraño que estaba actuando Lily, la madre de Harry, y que incluso sus hijos estaban actuando extraño. Iris estaba dándoles el tratamiento del silencio a sus padres y tanto James como Lily parecían estar tensos todo el tiempo.
También le conto a Corina como Harry y Ron, amigos desde niños, habían terminado su amistad por los prejuicios de Ron. Remus estaba seguro de que muchos de esos prejuicios venían de casa y ahora no estaba seguro de que pensar sobre Molly y Arthur, a quienes siempre había considerado amigos. No estaba seguro de si debía visitarlos y hablar con ellos, o se encontraría en medio de una familia prejuiciosa que lo atacaría sin piedad.
Corina entonces le propuso que se vieran en el café de siempre y por eso, ahora estaba allí ella, con una taza de chocolate caliente llena de crema batida y chispas de chocolate con más jarabe de chocolate encima. Un par de minutos después, llegó Remus y lo primero que hizo, fue vaciar la mitad de la taza de chocolate, antes de saludar a su mejor amiga.
—Corina. Siempre tan guapa como siempre—.
—Y tú siempre tan adulador como siempre, pareces un "lobo" feroz—.
La conversación fluyo en los tópicos habituales de "¿Cómo estás? ¿Cómo te está yendo?" y etcétera. Luego la conversación se tornó preocupante conforme Remus hablaba sobre la obsesión de su pareja y amigo en cuanto a "cambiar" el género secundario de su ahijado. Corina sabía que eso no era posible, pero el hecho de que algo fuera imposible en ese momento, no quería decir que no pudiera dejar de serlo a futuro.
Le preocupaba más el hecho de las ramificaciones si esos dos conseguían su objetivo.
Corina escuchó todas las preocupaciones de su amigo y lo tranquilizó lo mejor que pudo antes de decirle sobre la organización de la que ella era parte. Antes de eso, le hizo prometer a Remus que no hablaría de su organización hasta que consiguieran su objetivo. Luego de la promesa, Corina le contó de cómo estaban ayudando a los Omegas de todo el Reino Unido.
Las respuestas a un misterio que había plagado años de la historia reciente, había sido revelado a Remus, y Remus no esperaba sinceramente esas respuestas. Corina le explico que todo tenía un motivo, y no estaban haciendo nada ilegal, excepto dos de sus miembros, pero no habían hallado una manera de proteger mejor a esos Omegas que mentir.
Remus pudo entender eso, luego de ver la reacción de sus amigos al género de su hijo.
—No puedo creer que jamás me di cuenta de que Albus y Poppy estaban metidos en esto—Dijo Remus luego de oír todo el plan.
—Albus tiene un interés personal en esto ¿Sabes? —Remus miró con interés a Corina, pero esta negó con la cabeza—No es mi secreto para contar, pero es algo muy malo lo que le pasó a Albus y al Omega que el conoció. Por eso Albus entró en esto. Poppy entró en esto luego de que alguien le lanzó un Confundus para cambiar un género de Omega a Alpha. Remus, es algo serio como nos tratan—.
—Lo sé, pero pensé que no había mucho que pudiéramos hacer—.
Corina sonrió como el gato Cheshire—Ese es el asunto ¿Sabes? Técnicamente, no estamos haciendo nada. Nos quieren tratar como si no existiéramos, entonces, les estamos dando eso exactamente—.
Remus sonrió con una sonrisa que los merodeadores conocían y temían. Mientras todos ellos habían sido bromistas, reconocían que cuando Remus sonreía así, se trataba de una venganza malévola y terrible. Corina también lo sabía, Remus estaba dentro y el Reino Unido iba a lamentar lo que le estaban haciendo a los suyos.
Si todo salía como esperaban, los Omegas estarían libres del estereotipo de "fábricas de bebés/amas de casa".
En otro lado, durmiendo profundamente, dos hombres ajenos al mundo dormían plácidamente, abrazados. Severus fue despertado cuando un Harry muy despierto, estaba frotándose contra su pierna entre sueños.
Despertó a Harry con besos, que hicieron que el joven sonriera de ser despertado de esa manera tan sensual. Su acoplamiento fue lento y dulce, pero el segundo acoplamiento después de ese, fue algo más intenso.
Una vez que recuperaron el aliento, Harry se dio cuenta de que ya era de noche y bastante más cerca de la madrugada que otra cosa. Severus por fortuna, tenía comida en la casa y le preparo la cena a su amante, mientras Harry preparaba té.
Ambos comieron en un cómodo silencio y Severus, viendo la incomodidad de Harry al sentarse, le paso una poción pata el dolor. La cara de alivio de Harry, fue todo lo que necesito Severus para saber que el dolor había remitido.
—Lamento mucho si te lastime Harry. Me contendré la siguiente vez… si es que quieres una siguiente vez—.
Por toda respuesta, Harry besó a Severus largamente y se sentó en su regazo. Luego de varios besos largos y profundos, Harry por fin hablo—¿Eso te basta como respuesta? —Severus asintió—Bien, porque quiero que esto se repita, muchas veces—Harry enterró su rostro en el cuello de Severus—¿Sev? —.
—Si, Harry—.
—Creo… creo que vamos a funcionar—.
Severus sonrió—Si, yo también lo creo. Creo que me voy a terminar enamorando de ti, y no solo porque tengas a mi hijo dentro tuyo—Dijo Severus, tocando el vientre aun plano de Harry—Eres un hombre muy especial y me encanta tu forma de ser. Puedo decirte incluso que mueves algo dentro mío, que me impulsa a querer conocerte aún más ¿Te sucede a ti? —.
Harry asintió—Creo que entiendo por fin lo que Remus dijo, sobre el vínculo. Sobre como la causa es lo de menos. Después de que estuvimos juntos, no puedo imaginarme con nadie más. Es como si por fin hubiera encontrado esa pieza que faltaba ¿Tiene sentido? —.
Severus sonrió aún más, eso describía perfectamente lo que él sentía. Era como si hubiera una pieza que ni siquiera sabía que faltaba y ahora se sentía más completo y feliz que nunca. Si, la causa del vínculo de destinados era un asunto complejo y no había una respuesta satisfactoria, no la había. Pero la causa era lo de menos, el resultado era lo importante, y tanto él como Harry, por fin estaban juntos.
—Tiene todo el sentido ¿Qué dices? ¿Puedes imaginarte casado conmigo? —Severus convoco el anillo de su familia. El anillo que su madre jamás pudo exhibir en su mano porque se fugó pero que él heredo de todos modos cuando sus abuelos fallecieron. Lo mostró a Harry y este lo tomo, poniéndoselo en el dedo anular de su mano izquierda de inmediato. El anillo de platino tenia un diamante enorme, rodeado de zafiros tan azules que parecían negros. dentro del diamante, se encontraba grabado con magia el escudo de la familia Prince. El anillo entonces se redujo a la talla de Harry, y este sonrió enormemente.
—Si, aceptó Severus. Me casare contigo—Severus entonces cargo a Harry en sus brazos y los apareció en la habitación—¿Sev? ¿Qué hacemos en la habitación? —Harry sospechaba pero le gustaba cuando Severus lo consentía.
—¿Tu qué crees? Voy a hacerle el amor a mi prometido—.
Las siguientes horas las pasaron haciendo el amor una y otra vez, durmiendo entre acoplamientos y comiendo de vez en cuando. Harry no regresó a Hogwarts hasta el domingo en la noche y tuvo que tomar bastantes pociones para el dolor porque sus músculos estaban adoloridos como si hubiera jugado varios partidos de quidditch seguidos, pero no cambiaría ese fin de semana por nada.
Apenas cruzó el flu, Hermione lo estaba esperando para sacarle todos los detalles jugosos de su cita, y para decirle a Harry que Viktor había venido de visita y esperaba verla en el siguiente fin de semana de Hogsmeade.
