Capítulo 12
El jardín de su nuevo hogar estaba decorado con flores blancas de diversos tipos, pero en los que destacaban las rosas blancas y las gardenias. Como eran los puntos focales, el aroma no era tan abrumador como cualquiera esperaría. Harry pensó que el decorador que les recomendó Regulus era muy bueno. Todo en su boda estaba perfecto, desde el altar hasta la zona de la fiesta, todo era justamente como él y Severus habían imaginado este día. Bueno, casi perfecto.
A pesar de que sus padres no estuvieron, Harry no podía haber pedido una boda mejor. Sus "primos" y los gemelos Weasley, su tía y hermana, así como su vice-padrino Remus, estaban a su lado. Le había escrito a Hermione que no se preocupara por él y le hubiera gustado decirle más cosas, pero nadie debía saber dónde estaban exactamente y como Sirius nunca investigó donde residía Regulus o Fenrir, por ese lado estaban protegidos.
Había más gente del lado de Severus, además de los Black-Greyback. Eran gente bastante diversa y Harry fue presentado a cada uno de ellos luego de que terminó la ceremonia con sus sencillos votos y un casto beso, los apasionados los dejarían para más tarde. Los había casado un juez de paz y estaban actualmente en la zona de fiesta dentro del enorme jardín de su propiedad. Severus había pensado en que necesitarían espacio para el bebé y sus futuros hermanos cuando pensó en su futuro hogar. Ambos habían acordado que 3 bebés era un número ideal.
La fiesta duro varias horas. Tanto Harry como Severus estaban tan felices de finalmente poder llamarse esposos y ser una familia. Cierto que a ambos les hubiera gustado más el haber hecho las cosas de forma más fluida, pero nadie espera encontrar al amor de su vida y destapar una conspiración para someter a un sector entero de la población mágica. Solo fue mala suerte.
Como fuera, esa noche solo tendrían algunos besos y caricias, ya que Harry estaba justo en medio del noveno mes y ya no podía moverse tanto. Después de Navidad, Harry estaba seguro de que en esos pocos meses se había enamorado de Severus y Severus estaba enamorado de él. No era ese amor abrazador del que hablaban en los libros, pero tampoco era un amor tranquilo como riachuelo.
Cuando hablo de esto con Remus, Remus le dijo que para él, el amor de Destinados era como un mar en calma. Sabes que todo está bien mientras estén juntos y en paz, pero si uno de los dos sufría, el otro mataría por devolverle la tranquilidad y la paz al otro. Es cuando ese mar se volvía un mar embravecido y ninguna magia podía calmar un mar en ese estado.
Harry pensó que era una buena alegoría. Ambos decidieron huir de Inglaterra por qué harían todo para someterlos y continuar sin cambios, pero al hacer eso, sería como embravecer ese mar. Algo más cruento que las dos últimas guerras iba a estallar si no se hacía algo.
Por fortuna, las ciudadanías mágicas eran relativamente rápidas y en un par de semanas, todos los exiliados tendrían ciudadanías nuevas para evitar ser regresados al Reino Unido.
El tiempo pasó y los exiliados empezaron a vivir vidas tranquilas y normales. Los Alphas enlazados o emparentados con Omegas encontraron trabajos rápidamente, algunos parecidos a sus antiguos trabajos y otros en rubros que jamás hubieran imaginado. Los Betas encontraron que la oferta para ellas también era mucho mejor en sus países destino que en su país natal. Había una variedad de empresas que incluso trabajaban con muggles aunque con ciertas restricciones.
Los Omegas eran por mucho, los más felices con sus nuevas vidas. Muchos empezaron a buscar trabajos en aquellos rubros que les fueron vedados y pronto hubo Sanadores, Aurores y Jugadores de Quidditch Omegas, también Gerentes, Dueños de Negocios… no había un solo rubro que estuviera vedado. Lo que había eran reglamentos que tenían reglas bastante lógicas y fáciles de seguir.
Había toda una industria de pociones para ayudar tanto a Alphas como a Omegas con sus celos y ciclos hormonales que sería difícil para alguien ser discriminado por algo como su género secundario. No todo era perfecto, pero era mucho mejor que en el Reino Unido.
Dado que los familiares muggles estaban dentro del estatuto de secreto, solamente se les dijo los cambios pertinentes a las leyes que los afectaban. Muchos muggles ya habían encontrado nuevos trabajos y los que no, estaban en vías de encontrarlo. Si, tampoco era perfecto para ellos, pero las ventajas superaban con creces a las desventajas y muchos se sentían más libres que en muchos años.
Había unos pocos que extrañaban el Reino Unido, tanto mágicos como muggles, pero ambos estaban conscientes de que pondrían en riesgo a sus familiares y entonces buscaban como hacer de esto una situación más agradable.
En general, a los exiliados les estaba yendo muy bien, pero no a aquellos a los que dejaron atrás.
En Hogwarts, muchos familiares y amigos estaban sorprendidos de esto. No sabían qué hacer con lo que estaba sucediendo, mientras todo a su alrededor parecía estar en caos. En la casa Weasley, Molly estaba acongojada, pensando que había ayudado a que sus Gemelos pensaran que nunca podrían hacer nada bien en Inglaterra y su niña huyera para buscar un mejor futuro para su Colin. Ron estaba más bien pensativo y no le gustaba la dirección de sus pensamientos.
Sirius Black paso por varias etapas, primero culpo de todo a Snape, diciendo en voz alta en su casa vacía, que sin Snape, nada de esto habría pasado y que Harry habría encontrado un mejor Alpha. Cuando acabo con todos los insultos para Snape, paso a despotricar contra su hermano, quién seguramente fue el que le dio la idea de huir a Harry, no importaba que Harry desde navidad, no se hubiera vuelto a comunicar con sus padres. Al final, solo podía llorar mientras releía una y otra vez como Remus prefirió cortar sus lazos con él que permitir que sus hijos sufrieran en el Reino Unido.
Sirius sabía a un nivel consciente que Remus tenía razón. No hubiera desheredado a sus hijos si hubieran revelado sus verdaderos géneros secundarios, pero ciertamente hubiera empezado a buscarles pareja en vez de pensar en cambiar aquellas leyes que hasta el momento eran un rumor, que él sabía era verdad. La verdad es que Sirius nunca pensó en que aquellas leyes estaban mal. Estaba tan arraigado en su psique el "hecho" que nunca se preguntó por qué las cosas eran así.
Tal vez tuvo que ver la educación que le dio Walburga o el hecho de que tanto él como Remus entraron en sus roles con asombrosa facilidad. Nunca le pasó por la cabeza que habría Omegas que buscaban cosas diferentes a casarse y tener bebés con sus Alphas o Betas elegidos. Sin embargo, ahora estaba finalmente pensando en desde cuando eran las cosas así. En algún lado debió empezar todo esto y era muy probable que la historia que contó Albus a la prensa hubiera sido verdad.
Los Potter también estaban en su viaje de autodescubrimiento. Lily se preguntaba donde había empezado a tener estos pensamientos mezquinos. Cuando era joven, ella se aferraba a Petunia como un patito porque siempre vio a su hermana muy segura de sí misma. Petunia siempre había sido arrogante y altiva, pero eso era porque su madre siempre les dijo que debían enfrentar las cosas con la frente en alto. Petunia interpreto esto como tener cierta actitud.
Cuando entró en Hogwarts, todo era nuevo, emocionante y aterrador. Cierto que tenía a Severus ahí, pero no estaban en la misma Casa y Lily siempre había tenido a alguien a su lado, Petunia o Severus. Esta vez estaba sola. No podía acudir siempre a Severus e intentó hacer lo que hacía su hermana, ser arrogante, pero fracaso porque no estaba en su naturaleza ser así.
En vez de eso, empezó a intentar "ser parte de algo más", integrarse en la "manada" de leones y fue cuando empezó a torcerse su personalidad. Lily imitó los prejuicios contra los muggles, pero de forma mucho más diluida, ya que ella tenía esta imagen de chica buena y amable con todos. Fingió tanto esta actitud que terminó siendo parte de ella.
Petunia tenía razón con ella respecto a que empezó a ver a sus propios padres como menos que ella, pero no pudo parar. Por eso cuando se dio cuenta del grave error que cometió, tanto con Severus como con Petunia, no pudo disculparse y cambiar. Habían sido muchos años usando esa fachada y solo se había exacerbado después de casarse.
Lily siempre tuvo una buena relación con su suegra pero esta tenía algo mal a pesar de todo. Le enseño a Lily las tradiciones de los sangrepura y aunque era amable, había esos momentos en que soltaba cosas como "nacida de muggles", murmurando sobre cómo alguien como ella, seguro agradecía la oportunidad de integrarse a una familia más digna.
Euphemia tenía sus propios demonios respecto a la pureza de sangre, pero nunca fue su intención hacer sentir a Lily como menos. Era solo que romper el ciclo de esa educación era demasiado difícil y a veces esos pensamientos se filtraban en su cabeza y no tenía control sobre ellos.
Lily sin embargo, si escucho esas palabras y nunca supo que Euphemia había odiado su educación sangrepura, pero no podía abstraerse de ella totalmente. Así que interiorizo esas palabras como que Euphemia no la consideraba digna y añadió algunas posturas sangrepura en su mentalidad.
Nunca busco su maestría en Encantamientos porque las esposas sangrepura no hacían maestrías y ella no sabía que ese pensamiento era la razón. En realidad, se decía a sí misma que estaba bien no hacer su maestría, no escribir su libro, que su atención debía estar centrada en sus hijos y marido. En cierta forma, Lily quería complacer la idea que creía, eran los deseos de su suegra.
Lily tenía mucha culpa en sus hombros por lo de sus padres, por la idea que tenía sobre su suegra y trató de no poner ciertas cargas en sus hijos. Ahora sabía que esa era la única cosa que había hecho bien en todo este tiempo. Sus hijos eran extraordinarios y no se quedaron de brazos cruzados ante la injusticia, como ella había hecho y su esposo había hecho.
Y ese era otro tema que tratar. En el fondo, ella siempre había estado temerosa de los Omegas. No del género en sí, sino de la posibilidad de que ahí afuera hubiera un Omega destinado a su marido.
Ella y James se habían casado tan enamorados y el tiempo solo afianzo ese amor, pero siempre estuvo esa sombra de un Omega sin rostro que podría romper su familia en pedazos.
Cuando ese pensamiento la superaba y su ansiedad crecía, empezaba a fantasear con Severus, aquel hombre al que ella rechazo por un error juvenil. Debió ser más comprensiva y escuchar porque hacía las cosas, pero atacó directamente y le lanzó a Severus toda la culpa por su amistad fallida. Y ella no era inocente, ya había empezado a separarse de Severus y hacer caso a los prejuicios de Casas.
Ella estaba tan segura sobre Severus, que siempre pensó que el hombre jamás estaría en una relación con nadie o se casaría. En retrospectiva eso era idiota de pensar. Lily siempre pensó que menos que un Destinado, no había una relación que no pudiera romperse. Cuando surgieron las pociones para disolver los vínculos Alpha-Omega, ella supo que su teoría era correcta.
Luego de lo expuesto por Albus a la prensa, Lily entendía por qué los vínculos de Destinados eran sagrados para el mundo mágico mundial y se veía con muy malos ojos cualquier intento de disolverlos. No fue hasta que Lily leyó en el periódico los castigos por cualquier intento de disolución que entendió lo cerca que habían estado todos ellos de pisar Azkaban.
Incluso saber de un intento y no hacer nada para evitarlo, tenía una pena de al menos 20 años en la prisión. Y en los juicios era obligatorio el veritaserum, así que intentar mentir era imposible. James y Sirius hubieran sido condenados al Beso sin posibilidades de apelar. El pocionista que contrataron hubiera perdido no solo su Maestría, sino que lo hubieran condenado a cortarle las manos y cegarlo, restringirle su magia, dejándolo a merced del mundo muggle.
Aparentemente, casi nadie sabía de estas condenas, porque era un hecho casi impensable que alguien se atreviera a intentar disolver un vínculo de Destinados. Era ese tipo de cosas de "sentido común", que todos sabían.
Lily Potter ahora estaba sin saber a dónde dirigir sus pasos y pensó que un buen paso sería sincerarse con su esposo sobre sus temores.
Por el lado de James, este empezó a madurar. Si, por extraño que pareciera, James Potter estaba teniendo pensamientos maduros. Estaba pensando que había tenido todo mal desde el principio.
Cuando Lily y él se casaron, estaba tan feliz con su esposa que nunca advirtió las señales de ansiedad en su esposa. Había escuchado los murmullos en las fiestas donde decían que Lily era una hermosa Beta que se casó por encima de sus posibilidades y esperaban jamás apareciera el Omega Destinado de James.
James siempre pensó que era absurdo pensar en eso. Esos vínculos no eran tan comunes. El ultimo vinculo de Destinados conocido, había sido el de Remus y Sirius en ese momento y habían pasado al menos 12 años desde el último antes de ellos. Por eso se consideraban sagrados, por la rareza del evento.
Si bien no era imposible que encontrara a su Omega "Destinado", él nunca dejaría a su esposa sin nada. La protegería a ella y sus hijos. Aun así, James estaba seguro de que no había un Omega Destinado para él, ya que desde que vio a Lily, todos sus pensamientos fueron para ella. No podía imaginarse una vida sin ella, sin sus hijos.
Ahora solo le quedaba Lily.
Esa misma Lily que ahora estaba en la habitación con él, pidiéndole hablar. James cuanto más escuchaba, más furioso se ponía. No con Lily. Cierto que era su esposa la que tenía estas fantasías con aquel hombre, pero tampoco es que fuera solo su culpa. Él había contribuido al ignorar aquellos pequeños detalles disonantes en cuanto los notó.
Su esposa no era totalmente feliz con él y eso se debía a esa pequeña posibilidad de que hubiera un Omega ahí afuera, Destinado específicamente para él. James por primera vez supo la profundidad de su propio egoísmo. Ignoro esas pequeñas señales porque todo en su mundo era feliz. Por eso lucho tanto por cambiar a Harry a otro género secundario. En su mente las cosas volverían a su lugar apenas eso sucediera.
Ignoro esa pequeña voz que le decía que estaba siendo un idiota y en consecuencia, también ignoro las decisiones y sueños de sus hijos, los temores de su esposa y se concentró en mantener la fachada intacta. Lo cual fue un error muy grave, ya que los cimientos de su vida se estaban resquebrajando hasta que todo colapso.
Le sorprendió escuchar sobre su madre hablando así, hasta que recordó que su madre casi no hablaba de la abuela. Su padre solo le había dicho a James que había cosas que era mejor no recordar. Armando todo en su cabeza, pensó que su madre intento romper ese ciclo de educación sangrepura con Lily pero no pudo abstraerse totalmente y en cierta forma, pensaba que su esposa sufriría por casarse con él.
No estaba equivocada, pero James nunca pensó que cosas como la opinión pública afectaran a Lily. Ella siempre se había mostrado como una chica dura a la que todas las opiniones se le resbalaban. Ahora sabía que era lo que había aprendido a hacer por su hermana y aunque pensó que había fracasado en mostrarse siempre firme, era simplemente porque no parecía tan fría y arrogante como su hermana.
Pensándolo detenidamente, James se dio cuenta de que tal como dijo Petunia, ellos habían sido arrogantes y desalmados cuando se negaron a ir al funeral los padres de Lily. Podían haber hecho muchas cosas muggles para disfrazarse y sin usar magia, hubiera sido difícil que los localizaran. Ambos se arrepintieron de no haber presentado sus respetos pero a la vez, temían hacerlo por qué significaba que no eran las personas que creían ser.
Todo este asunto de mantener esta fachada de personas sin mancha había desgastado a la pareja y sus hijos, así como ellos mismos, estaban pagando las consecuencias de sus acciones. James estaba decidido a enmendar el camino y pensaba presentar una moción para abrir el libro de leyes y modificar los artículos que restringían a los Omegas. Quizás si las cosas cambiaban en el país, sus hijos regresarían y podrían disculparse con ellos.
Pero antes de eso, tuvo que tranquilizar a su esposa y perdonarla por tener estas ideas de un "plan b". Le garantizó a Lily que jamás podría casarse con otra persona, ya que desde que la conoció, supo que no habría un Omega para él en esta vida. Su vida, alma y corazón le perteneció a ella desde que la conoció y supo que nunca podría estar con otra persona.
Lily no pensó que James la perdonaría por tener estas ideas y eso le devolvió la esperanza de que al menos su matrimonio no se estaba tambaleando. Ella tendría que trabajar en sus inseguridades y James en tratar de entender que los cambios no eran algo malo y ambos deberían trabajar en aceptar que sus hijos tomaron sus propias decisiones y ellos debieron apoyarlos.
Si había una oportunidad de salvar a su familia, la tomarían. Ambos trabajarían en mejorarse a sí mismos y a su entorno para que cuando sus hijos decidieran volver, encontrar un mejor lugar del que se fueron.
Hermione Granger le había enseñado a Lavender como usar un celular y las dos improbables amigas se habían estado llamando seguido. Habían quedado de verse en un centro comercial ya que Hermione tenía algo que decirle a Lavender.
Cuando Lavender llegó, Hermione la dirigió a un café bastante tranquilo pero donde había cubículos que proveían cierta privacidad. Hermione había leído la carta que le dejó Harry y que incluía varias pistas.
La conclusión de Hermione fue la misma que cuando se soltó todo el pandemonio de la declaración del director y el posterior éxodo de los Omegas y sus allegados: el ministerio tenía la culpa.
Ya había habido una serie de artículos donde se relataban las teorías sobre qué Voldemort también había sido un Omega y una muy interesante entrevista a Bellatrix Lestrange quien dijo que si bien había matado a Peter Pettigrew, sido una mortífaga Omega y había intentado torturar a los Longbottom, la sentencia que le dieron a ella y los que participaron, fue excesiva. También contó lo de la profecía que lanzó durante su juicio y un nuevo escándalo estalló en el ministerio mientras ella como alumna de Séptimo, estaba graduándose y buscando empezar su vida laboral.
El escándalo del ministerio fue que había una desaparición masiva de profecías y nadie sabía dónde estaban. El ministerio era evidentemente dirigido por idiotas, si pensaban que nadie conectaría los puntos y no solo hubo artículos conspiranoicos en El Profeta y el siempre clásico de esas teorías El Quisquilloso.
Luna Lovegood, una rara Ravenclaw Beta que Hermione conocía vagamente, resulto ser la hija del dueño y editor de El Quisquilloso y la chica era buena escribiendo. Quitando toda la paja sobre animales raros e improbables, así como algunas conspiraciones menores que eran tan probables como Fudge usando otro sombrero que no fuera ese ridículo bombín verde, había 3 artículos de ese periódico que ciertamente planteaban puntos ríspidos y que El Profeta hizo eco de ellos en sus propias páginas.
El primer artículo relataba las líneas de tiempo de los dos últimos grandes Señores Oscuros, Grindelwald y Voldemort, como si era posible que fueran Omegas y como se veía el sistema de clases en cada época histórica de ambos hombres. El artículo incluso cito varias leyes vigentes en cada línea temporal que daban una mejor percepción de por qué ambos hombres tomaron rutas violentas.
Luego de la caída de Grindelwald, leyes de por si restrictivas, se volvieron aún más rígidas para aquellos "capaces de dar vida". Lo curioso que decía el artículo era la falta de pruebas de dichas leyes, más allá de algunos libros que varios sangrepura y mestizos donaron, y que habían estado en sus bóvedas, pero cuando Luna les solicitó pruebas de las leyes, recordaron que sus abuelos y bisabuelos habían guardado cosas en las bóvedas familiares.
Si bien no era como presentar un libro de leyes o una constitución mágica, si probaba que al menos existían esas leyes en esas líneas de tiempo. Eso no hizo ver bien al ministerio.
El segundo artículo era sobre cómo podrían haber surgido estas leyes y ahí fue donde sin saberlo, Luna dio en el clavo. El artículo empezó diciendo que lo que había dicho Albus Dumbledore sobre el origen de los géneros secundarios era cierto. Encontró pruebas de que si existió dicho mago, de un experimento fallido y los primeros nacimientos o manifestaciones de géneros secundarios empezaron a partir de la fecha de aquel experimento.
No se encontró ninguna prueba antes de aquella fecha, de que hubiera existido siquiera un mago o bruja con un género Alpha u Omega, ya que técnicamente, todos nacían Beta.
El tercer artículo fue quizás el más devastador para el ministerio, ya que si bien no era tan incendiario como los dos anteriores, mostraba la razón principal por la que los Omegas huyeron junto a los suyos. Este artículo era tan sencillo que Hermione estaba segura de que Luna sabía perfectamente el caos que iba a generar.
El artículo solo eran pocas líneas, pero acompañadas de gráficas, algo que los mágicos desconocían del mundo muggle pero que entendieron rápidamente. Ahí, sin necesidad de casi leer, estaban las pruebas de lo que el Ministerio y el mundo mágico le había hecho a un sector entero de la población y la razón de que muchos Omegas se fueran a buscar suerte fuera del país u ocultaran su género mediante varios métodos ilegales.
Eran gráficas de empleos y oficios comparando los 3 géneros secundarios.
Era tan abrumadora la evidencia y tan sencilla de entender, que muchos que desconocían este sesgo, se levantaron en armas contra el Ministerio y hubo un intento de irrupción en el mismo a pocos días de publicado este artículo.
No hubo bajas, pero varios magos y brujas pasaron la noche en las celdas de detención del ministerio y los aurores no se daban abasto para controlar los pequeños conatos de violencia en todo el Reino Unido.
Llego a tal punto este caos, que un representante real llegó al ministerio de magia y ahí pronuncio que su majestad estaba muy disgustada con la forma en que el Ministerio y su representante máximo, el Ministro de Magia, estaban manejando una situación donde todo un grupo de súbditos no encontraron más solución a sus problemas, que huir de la nación.
La Reina estaba instando al Ministerio a encontrar una solución o tomaría acciones.
El Wizengamot estaba llamando a una reunión de emergencia y muchas mujeres Beta empezaron a temer por su futuro. Hermione pensaba como muchas, que solo era cuestión de tiempo antes de que el Ministerio quisiera restringir a las mujeres Beta como amas de casa y caballos de cría antes que aceptar cambiar las leyes anti-Omega que ahora todos estaban seguros de que existían, pero el ministerio se negaba a aceptar su existencia.
Lavender escuchó a Hermione mientras esta lanzaba sus conclusiones y estaba muy tranquila. Para Hermione era extraño verla tan tranquila, ya que sabía que su amiga aunque quería ser madre, jamás dejaría que otras mujeres tuvieran ese destino como lo único a lo que pudieran aspirar.
Lavender sabía que a Hermione le parecería extraño verla tan compuesta pero no era porque no estuviera nerviosa. Había analizado esto muchas veces en su cabeza y pensó que Hermione llegaría a estas conclusiones. Su madre había estado frenética, pensando que tendría que huir con su hija a otro país y fue cuando Lavender le dijo con calma que hacer eso no ayudaría en nada.
Su madre miró a su hija como si estuviera loca, hasta que Lavender le pregunto cuando tiempo pasaría antes de que el Ministerio hiciera alguna locura como secuestras mujeres y hombres muggles, violarlos y luego obliviarlos para reproducirse y subir sus números. Su madre no pudo contestarle porque sabía que Lavender tenía razón.
Los Omegas huyeron porque casi todos estaban felices con el Status Quo, incluso los Betas que jamás supieron de este sesgo. Pero muchas mestizas y nacidas muggles ya habían probado la discriminación en el mundo muggle y sabían que estos magos no cambiarían sus costumbres tan fácil.
Los Omegas no podían pelear por qué nadie les creería si dijeran lo de las leyes restrictivas, pero la idea de que hubiera leyes que restringieran a las mujeres si existía en la cabeza de aquellas que probaron el mundo muggle y la mayoría no eran sangrepuras.
La mayoría de las mujeres en el Reino Unido eran mestizas o nacidas muggle y si ellas huían, solo quedarían las mujeres sangrepura y los magos sangrepura, quienes buscarían maneras aún más extremas para mantener el estilo de vida al que estaban acostumbrados.
Cuando Lavender terminó de escuchar a Hermione, ella aporto estos pensamientos que compartió con su madre y Hermione estaba asombrada de lo perspicaz que era su amiga. Y no pudo menos que estar de acuerdo con ella, al igual que la madre de Lavender cuando vio que su hija no era la chica tonta que ella creía era.
Una vez que terminaron sus cafés, Lavender dirigió a Hermione a un punto de aparición y las Apareció a ambas en su casa. La madre de Lavender ya las estaba esperando y había varios pergaminos con áreas ya marcadas y varias anotaciones en Post-its que Lavender le había conseguido en alguna ocasión.
Hermione estaba asombrada de lo que la familia Brown había conseguido armar en tan poco tiempo y les dijo que Viktor cooperaría con gusto en este plan. Lavender dijo que ya había hablado de esto con Ron y él estaba de acuerdo con apoyarlas.
Para Hermione fue una sorpresa que el siempre flojo Ron Weasley estuviera dispuesto a hacer esto por su nueva novia, pero nuevamente recordó que ambos habían sido muy diferentes y puesto poco de su parte para entenderse. Él era un mejor hombre gracias a Lavender y agradecía haber recuperado un poco de ese amigo que conoció en Primer Año.
Las tres mujeres enviaron cartas a todas las mujeres que creían apoyarían su plan o bien, al menos pensarían un poco sobre el.
En la Madriguera, Ron estaba alistando varias cosas que tenía que hacer para apoyar a su novia. Si bien pensaba que era un plan que solo se le habría ocurrido a Hermione, Ron sabía que su exnovia y su actual novia eran de hecho buenas amigas. Y aunque parecieran ser muy diferentes, era evidente que compartían muchas cosas en común.
Cuando Harry y él eran los mejores amigos, casi todo mundo creía que eran muy diferentes pero tenían tantas cosas en común, que era difícil que no se llevaran bien. Ron lamentaba mucho haber sido tan malo con Harry y luego ser tan terco para no disculparse. Habían sanado un poco su relación antes de que Harry huyera y le siguió regalando ropa para su pequeño hijo o hija en esos meses.
Ron nunca pensó que le gustara tejer, pero era bastante natural en ello. Su madre le dijo que era genial que tuviera habilidad y nunca lo hizo sentir que era algo solo femenino. Así que poco a poco, fue escribiéndole a su madre sobre cómo hacer ciertas labores hogareñas.
Cuando Ron supo todos los pasos para hacer un simple huevo frito o revuelto, pensó que los elfos domésticos de Hogwarts merecían un premio por hacer tanto trabajo solo a la hora de comer. Empezó a apreciar mucho más a su madre y pensaba ayudar más en la casa. No debió haber sido fácil criar 7 hijos y atender un esposo durante todos esos años.
Ron también pensaba apoyar a su mamá consiguiéndole un psicólogo. Su madre merecía hacer realidad sus sueños, ya fuera que aún quisiera sus sueños de juventud o quisiera uno nuevo, él vería como podía apoyarla y el primer paso sería conseguirle ayuda para que curara sus problemas psicológicos. Era evidente que toda esa ansiedad la estaba paralizando y haciéndole daño.
Pero antes de todo eso, primero quería garantizar que cualquier mujer pudiera escoger qué hacer con su vida. Ron no era tonto, era un estratega nato y su novia le había contado todos estos planes por una razón y Ron aportó algunas sugerencias que ella analizó y encontró brillantes.
Los gemelos habían dejado atrás algunas de sus libretas con varios de sus experimentos y si bien Ron no era bueno en pociones, su madre sí. Bill era bueno en matrices de runas, Charlie podría ayudarle con la Aritmancia y Percy era mejor en la política que él.
Ya había enviado cartas a sus hermanos y estaba seguro de que le ayudarían. Quizás si todo salía bien, verían cambios reales en el Reino Unido y sus hermanos, así como Harry, podrían querer regresar. Además, pensaba en lo que pasaría si tenía un hijo o hija Omega y no le gustaba el pensar que sus pequeños no tuvieran voz y voto en su futuro.
Una vez terminadas sus cartas y que alisto las cosas que Lavender le había pedido, Ron le pidió a su mamá si podían hablar y acompañados de un té, empezó a contarle el plan de Lavender.
Melinda Brown respiró profundamente antes de tocar a la puerta de su rival en El Profeta. Compartía las ideas de Lavender y Hermione de quienes podrían apoyar su plan, pero eso no quería decir que hacer esto doliera menos.
Rita Skeeter era la periodista más viciosa del Reino Unido pero era la que podía llegar a las masas. Sin embargo, el temor de Melinda fue infundado, ya que dentro de la oficina, una vez que la voz de Rita le dijo que pasara, estaba también una mujer rubia de aspecto soñador y una jovencita con ese mismo aire de ensueño.
—Rita, ¿Tendrías un momento? No quise interrumpir tu reunión—Rita enarco una ceja pero le hizo una seña de que cerrara la puerta.
—Creo que llegas en el momento justo. Aquí mi querida Pandora y su hija Luna me estaban diciendo sobre un plan en marcha para poner de rodillas al ministerio—Melinda miro a las mujeres de aire soñador con una cara de sorpresa enorme. ¿Acaso el plan se había filtrado? —Pandora me dice que su hija es una Profeta registrada pero no lleva sus profecías al ministerio desde que despertó su Don. Al parecer, la pequeña Luna le habló a su madre de una visión que tuvo sobre el Ministerio tomando decisiones, digamos… polémicas—.
Rita estaba enojada por la visión y no fue porque creyera que era improbable, sino porque era totalmente probable. Ella conocía mejor que nadie como era el Ministerio y sabía que la visión de esta chica era el futuro probable. Sin los Omegas, los sangrepura que controlaban el poder insistirían en tener a alguien a quien someter y que tuviera sus hijos. Así que el paso lógico era ir tras las mujeres Beta.
Pero si ellas huían a mejores campos, los sangrepura tomarían medidas mucho más extremas. Lo que fuera menos aceptar cambiar sus leyes, porque así eran sus egos de grandes.
—Ya… veo—Melinda se acercó al escritorio y convoco una silla para ella.
—No tema señora Brown. Se que todo saldrá bien. Crio una buena hija y tendrá éxito en todos sus planes—Melinda parpadeo hacia aquella extraña chica. Ella no había hablado mucho con Lavender sobre sus planes porque su hija había sido muy enfática en ser madre y esposa. Pero la mirada de esta chica indicaba que su hija tenía proyectos muy ambiciosos.
Melinda sentía que se estaba perdiendo mucho sobre esos planes y que quizás debería hablar pronto con su hija.
Pandora ignoro un poco la situación y hablo con Rita sobre los detalles finos del plan que le habían informado por una carta hace poco y Rita mostró su propia carta, indicando que todas las presentes estaban enteradas. Luna aporto ideas para contrarrestar las acciones que tomaría el ministerio, y dijo que Narcissa Malfoy y Fiorella Zabini aportarían gustosas a la causa. Lo vio en su visión.
Sin saberlo las otras tres mujeres, Luna estaba en lo correcto, ya que Hermione y Lavender recibieron las respectivas respuestas de ambas mujeres, diciendo que aportarían galeones cuando fuera necesario.
Todos los preparativos estaban listos y el día del quiebre definitivo para el Ministerio llegaría tan solo en un par de días.
