Hola de nuevo
Como ya se habrán dado cuenta, esta historia no tiene mucha trama, pero si demasiado contenido adulto, de seguir leyendo, pues encontrarán que esté sigue abundando.
Gracias a Xtabay74, por leer y aguantar tanta espera. Y a tengoku no namida, por dejarme tanta motivación.
No gano dinero con estos fics, pero ah cómo me divierto :D
Dimensiones desconocidas
Definitivamente, su ex marido se encontraba por encima del promedio de estatura, y también respecto al tamaño de sus atributos. Así que Hermione se encontraba acostumbrada a ser embestida sin ningún tipo de cuidado por un armatoste de más de 20 centímetros.
Así que, técnicamente, se sentía por encima de cualquier cosa que pudiera portar el hurón dentro de su ropa interior.
Oh si, estaba preparada para 20 centímetros de largo.
Pero nada la tenía preparada para la inverosimilitud de más de 15 centímetros de ancho (porque obviamente lo midió después y claro, eran 17 centímetros, ni más ni menos).
Inclinada cómo estaba sobre el escritorio, no le fue posible resistir la tremenda invasión a su intimidad, literalmente hablando. Su último pensamiento coherente fue para insonorizar y sellar la habitación con un despliegue de magia sin varita, que no había logrado nunca antes.
Pero tal despliegue le sirvió para que su invasor se detuviera un momento, tal vez impresionado por la posible amenaza de esa magia volviéndose en su contra o quizá sorprendido por el terrible alarido que emitió a continuación.
-Espera... Malfoy...
-Vamos Granger, ¿es demasiado para ti?
-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-
La sonrisa burlona se le quedó congelada y se convirtió en una mueca sobre la cara del rubio, cuando, cierta parte del cuerpo de Hermione lo comprimió, obligándolo a inhalar y gruñir en lugar de moverse salvajemente.
-El tamaño no importa Malfoy... si no que no seas un bruto desconsiderado que...
Draco decidió empezar a moverse en ese momento, no solamente para hacerla callar, si no también porque deseaba demostrarle que tan hábil se consideraba en estos menesteres.
Dio gracias a Merlín por que ella había silenciado la habitación o de lo contrario, toda la plantilla de su ejemplar proyecto nuevo la estaría escuchando, con esos gemidos de gata en celo que no se detenían.
Extendió sus manos para sujetarla y estas aferraron esos senos tan deliciosos que lo habían hecho caer en tentación. ¿Acaso él se había comportado de una forma tan asilvestrada en otra ocasión? No.
No en el trabajo y menos con empleadas. Esa era su norma. Pero ninguna había sido Granger. Sólo por ser ella lo había provocado hasta el punto que ahora estaba follándola salvajemente sobre el recién adquirido escritorio.
Desde que la había visto en ese elevador, con ese atuendo tan seductor, despertó todos sus instintos predadores. Su voz, no era como la recordaba; cuando interrumpía a los profesores no usaba ese tono tan bajo y tan sexy que uso al saludarlo. Tampoco había visto nunca su cuerpo tan claramente, sin esas poco favorecedoras túnicas del colegio. Se veía incluso más apetitosa que en aquel lejano baile de navidad. Aquella era una hermosa adolescente, esta fiera de rojo en el elevador, era una apetecible mujer. Tan apetecible que su perfume estaba actuando sobre su cerebro cómo una poderosa droga o poción aletargante. El golpe de gracia fue verla inclinándose casi hasta tocarlo cuando ambos rieron de una tontería, y notar que sus pezones eran deliciosamente visibles, aún sobre su ropa.
Ella empezó a rogar, y Malfoy ignoraba que era lo que ella estaba pidiendo. ¿Que se detuviera? ¿Que le diera más despacio? ¿Que la dejara marcharse?
La cabeza del hurón estaba hecha un lío, sin embargo, las manos de la castaña se extendieron hacia sus caderas y lo jalaron más cerca, clavando sus uñas en un claro mensaje.
Más fuerte, más adentro.
Salió de ella para no hacerle daño, y le dio vuelta sobre el escritorio. Entonces la vio, semidesnuda, con los senos expuestos y la falda en la cintura, además de las pupilas dilatadas y el cabello esparciéndose por la brillante superficie del escritorio. Alzando sus manos tratando de traerlo de nuevo a ella.
Ese poema, ese canto salvaje tocó algo profundo en su cerebro; tan profundamente en tu conciencia que el golpe dolió incluso en su pecho.
Pero esa descarada sirena seductora no le daría tiempo para asimilar que le estaba pasando, claro que no. Así se lo hizo notar rodeándolo con sus largas piernas, enfundadas en negras y sedosas medias, y con esos tacones de infarto, se aseguró de acercarlo a ella, clavándoselos en en trasero.
La tomó entonces por la cintura, y ella se enderezó un poco para verlo. Pudo ver el momento en que lo notó. Oh sí, claro que lo notó. Abrió los ojos un poco desorbitados y la boca los siguió en sorpresa. Esa era la reacción que él esperaba. Sorpresa y respeto por su dragón.
Granger estaba a punto de hacer uno de sus listillos comentarios, por lo que se apresuró, adelantándose, y se introdujo en su apretado canal, cálido y resbaladizo. Tuvo que sujetar la base de su "dragón" con su mano izquierda, para no atravesarla de lado a lado. Draco era muy consciente de que sus dimensiones, tan amplias, eran desconocidas para la mayoría de las mujeres.
Y maldito fuera si lastimaba a Granger con su dragón.
Sin embargo, contenerse era demasiado difícil. Sobretodo con el cerebro a punto de arder envuelto en el aroma de la castaña.
Cuando ella volvió de ese shock inicial (con ojos en blanco y todo), se dio cuenta de que se estaba conteniendo y extendió sus pequeñas manos para aferrar las suyas.
-Tómame Malfoy, no te contengas.
Dijo con su nueva voz baja y sexy, así que Draco no pudo hacer otra cosa que obedecerla; se introdujo en ella hasta que sintió cómo lo apretaba completamente y empezó a moverse.
Ella emitía un gemido ronco en cada nueva embestida, que él se encargaba de comprobar besando su garganta, para asegurarse de que sus sonidos fueran de placer. Disfrutó las uñas de la castaña, clavándose en su espalda, ignorando, igual que ella, que ambos habían quedado desnudos mágicamente en algún momento.
Repentinamente, Granger estalló en un orgasmo devastador que los sacudió a ambos. Draco apretó los dientes sintiendo los músculos internos de la castaña lo absorbían y casi lo arrastraban a su propia culminación.
El ritmo se volvió frenético, ambos se sacudían desesperadamente, como si intentaran fundirse definitivamente uno en el otro y prolongar el climax en el cuerpo de ella. La fricción acumulada estaba generando no sólo calor, una curiosa luz empezó a brotar en el punto en donde sus sexos se unían.
Pero ninguno se percató, porque estaban mirándose a la cara y besándose de forma intermitente.
-Merlín Hermione, no podré aguantar mucho más.
-a-a-a-a-a-a-a-
Millones de colores estallaron detrás de sus ojos entrecerrados. Definitivamente eso que recorría su cuerpo en convulsiones se trataba de un orgasmo en toda regla. Nada que ver con el inútil pelirrojo que la había acusado de frigidez antes de engañarla.
Pero el pensamiento dedicado a su ex marido murió rápidamente, porque las oleadas que barrían su cuerpo y lo sacudían una y otra vez no le dejaban mantener una idea fija, mucho menos algo que no tuviera que ver con el magnífico exponente del sexo masculino que se sacudía sobre ella poseyéndola.
Luego, el le dijo, en un tono de casi una súplica, que estaba a punto de explotar.
Y ella, como no, la mejor bruja de su generación, no pudo pensar más que en sentirlo terminar dentro. La idea de sentirlo disparar (disparar, qué idea tan salvaje) su semilla en su interior la llevó a aferrarlo más fuerte con sus piernas. Aprisionarlo, por si acaso, para que él no tuviera alternativa.
-Granger, no aguantaré más.
Como única respuesta, ella lo besó en la boca, succionando su labio inferior, en el momento en que el trató de salir de ella.
-Hermione, por favor.
-Dentro Draco, lléname de ti.
Se aferró a él, con brazos y piernas y él, en respuesta arremetió con fuerza en su interior. Lo sintió palpitando y luego descargando algo deliciosamente caliente en su vientre. Mientras él gruñía en su oído, el climax volvió a su cuerpo, con el calor y las nuevas sensaciones se agitó junto con él. Abrazados, húmedos y muy desnudos, cayeron lentamente al piso cuando las piernas del hurón fallaron.
-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-
Mientras caminaba fuera de la empresa, agradeció a todos los poderes mágicos por poder salir de la oficina el hurón con la misma apariencia con la que entró. Bueno, quizá estaba más ruborizada y le faltaba una prenda que no se había molestado en restaurar a su atuendo.
Salió, apenas despidiéndose de la solícita Magnolia que aguardaba en la recepción. Claramente, la mujer estaba un poco asustada por el tiempo que había pasado en la oficina del "jefe".
Se alejó, rumbo al punto de aparición, dudando si avisar a Ginny y Luna que tenía una "situación" que requería una reunión urgente, con abundante helado de chocolate y vodka; o primero tomar un largo baño, para eliminar los restos de la locura que la había dominado y tomar una poción anticonceptiva de emergencia.
Llegó al punto de aparición en el momento en que la puerta de la empresaria se abría tras ella, y el sonido de su aparición no le permitió escuchar al alto rubio que salió llamarla por su nombre.
-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-
Llegando a este punto, que es el final, estoy dudando entre continuar con esta idea o definitivamente dejarlo por la paz.
Así que lo dejaré a petición de ustedes, que hacen el favor de leerme. Si alguna quiere continuar, o siente algún cabo suelto, sólo deje su review.
Saludos
Pandora
