Disclaimers: Harry Potter, los personajes, los nombres y los signos relacionados son marcas comerciales de Warner Bros. Entertainment Inc., los derechos de autor de la historia "Harry Potter", pertenecen a J.K. Rowling; por lo tanto, son usados sin intención de lucro alguno, la historia paralela, al igual que los personajes originales, me pertenece en su totalidad, y no pueden usarse sin mi autorización, cualquier tipo de adaptación de esta historia está prohibida.


Todo el castillo estaba en completo movimiento, aún faltaban cosas por arreglar para la gran ceremonia que sería en un par de horas, la novia estaba vuelta una histérica ya que no podía creer que no estuviese todo listo, ¿cómo iba a casarse con el rey en un cuchitril como aquel? Se suponía que todo tendría que estar listo, sólo había ordenado que las flores fueran las últimas en ser colocadas para que no se marchitaran, de ahí, todo lo demás tendría que estar en completo orden y perfectamente colocado donde ella lo ordenó.

—Respira un poco –habló Scorpius con fastidio –contrólate o será un funeral en lugar de una boda –bufó.

—No sé cómo eso podría facilitarte las cosas –lo observó sobre su hombro –eres el príncipe heredero, el maldito príncipe heredero del reino del Oeste –bufoneó.

—Que tu futuro marido regirá –le recordó –por qué los dos sabemos, que papá solo es una marioneta en el trono, si el rey dice: baila, papá lo hará, los soldados del Oeste, ahora son de James.

—Oh –la princesa se giró hasta su hermano –ahora lo tuteas, dime ¿por qué tanta confianza con mi futuro esposo? –Sonrió.

Scorpius observó a su hermana acomodarse el vestido de su vientre plano, le sonrió de lado y caminó hasta él, que no pudo evitar poner cara de desagrado, sin duda ni en sus peores momentos, podría comprender como alguien, podría ver a su hermana de otra forma, como el rey lo hacía con la propia.

—Porque estoy encargado a la seguridad de la princesa Lily –informó.

—Ah, claro, una de mis acompañantes tiene ciertos rumores –se encogió de hombros –pensaba que podrías confirmarlos o negarlos para mí –sonrió observándolo por el espejo.

—No sé qué rumores –contestó en un tono casual.

—Bueno, estás al tanto de su compromiso con Lupin, ¿Cierto? –Cuestionó y el joven asintió –pues mi acompañante dice, que ha escuchado ciertos sonidos, provenientes de los aposentos de la princesa Lily –sonrió maliciosa –pero no han visto salir a su prometido de esos aposentos, más bien, ya sabes, Lupin a veces, ni siquiera está en el castillo, y que también ocurrió en la boda de Lorcan Scamander, eres su guardián, ¿es verdad?

—No son ciertos –informó –he cuidado de ella casi desde que llegué, salvo cuando tenía que ayudarte con la boda, las noches han sido silenciosas, ni siquiera ronca, al menos si lo hace, no es tan fuerte, contrario de otra –observó a su hermana.

—Cállate –le arrojó algo –el rey no se sentirá incómodo ante ello.

—Ojalá, son insoportables –se burló.

Druella siguió parloteando todo lo que pudo, mientras Scorpius observó a las acompañantes una vez que regresaron con lo necesario para terminar de arreglar a la chica, ninguna parecía capaz de llevar semejantes chismes, o eso creyó, hasta que vio a una mujer joven llegar apresurada, no había ido con ellos hasta ahí, había sido designada a ella en el reino del centro, suspiró.

—X—

El pasillo secreto de sirvientes estaba demasiado concurrido, pero para fortuna, una vez que la joven que había estado esperando apareció en aquel pasillo vacío, que daba al ala de las cámaras de la princesa Lily, la interceptó, la joven bajó la cabeza y se disculpó por atravesarse en su camino.

—Dime –la detuvo antes de que se escapara –¿desde cuando trabajas aquí?

—Me contrataron exclusivamente para servir a la princesa Druella –sujetó el mandil con fuerza.

—Sí, ¿quién lo hizo? –Preguntó.

—Ser –musitó.

—Mi hermana me dijo de los rumores, ¿quién te los dijo?

—Nadie –soltó apresurada, levantando la vista hasta él.

—Eso quiere decir, que entonces fuiste tú, quien los escuchó.

—No quiero meter a nadie en problemas, la virtud de la hermana del rey…

—Sé que no es de incumbencia de los demás, pero he custodiado esa puerta casi desde el momento en que llegué aquí, y no he escuchado tales sonidos –mintió, y supo que ella lo sabía, por el brillo en sus ojos.

—Repito, ¿quién te contrató para acompañar a la princesa Druella?

—El rey dispuso que…

El puñal de Scorpius fue desenfundado tan rápido, que la joven ni siquiera lo notó, su rostro permaneció un poco asustado, pero ni siquiera vio venir su destino, su cuello fue cortado de lado a lado, en un corte tan profundo, que podía verse el hueso expuesto, no tardó mucho para que su cuerpo cayera frente a él, se sacudió un poco en el piso, pero no lo suficiente como para que tuviera que completar el trabajo; El rubio puso mala cara ante las manchas de sangre.

—¡Santo cielo!

El tono fingido de sorpresa de Lysander Scamander no sorprendió a Scorpius, que volvió a enfundar su espada sin darle mucha importancia al cadáver a sus pies, se giró hasta el otro rubio, dándole una mirada de fastidio.

—Dime, ¿no quiso yacer contigo? –Se burló.

—No quiso hacerlo contigo –fingió pena.

—Ni siquiera dudaste un momento antes de cortarle el cuello, ¿qué hizo?

—Ese no es tu asunto –gruñó y trató de alejarse, pero Lysander lo evitó.

—Soy tu jefe…

—Yo solo sirvo al rey, y mi trabajo es cuidar de la princesa Lily –le recordó –y eso voy a hacer, sin importar lo que tenga hacer, y pienso cumplir con mi trabajo.

—No veo como asesinar a una joven inocente es proteger a Lily.

—Ese es tu problema, Lysander –lo observó con desdén –que no ves bien.

—Repite eso –lo sujetó fuertemente.

—No ves bien, las cosas se te están escapando, por eso mismo el rey terminó atándote en ese calabozo, y solo te soltó de ahí, porque la princesa Lily, preguntó por ti, y a pesar de eso, de todo lo que ellos puedan hacer por ti, tu maldita lealtad está en otro lado, maldito cerdo asqueroso –escupió a sus pies y se marchó.

—LHR—

Druella Malfoy era la mujer más feliz que hubiese sobre todos los reinos, iba del brazo de su hermano caminando hacia el altar, donde el rey James —el hombre más guapo sobre el mundo—, esperaba por ella para hacerla su esposa, la reina de los cinco reinos, y la madre de los próximos reyes, sin duda no había razón para no ser feliz sobre eso, no había nadie más destinado a tal grandeza más que ella, después de tantos años siendo despreciada por su padre, diciendo que jamás sería buena para nada, aunque sabía que era más capaz que su hermano para reinar, y al fin, estaba alado de un hombre fuerte y capaz, que sin duda vería todas sus capacidades y lo ayudaría a reinar todo.

Sujetó la mano de James cuando éste la extendió para sujetarla, para que giraran hasta el altar, donde el sacerdote esperaba por ellos, sonrió ampliamente, aunque el velo no lo dejaría verla hacerlo, apretó la mano del rey, y observó al hombre frente a ellos.

—Comencemos –ordenó James.

La joven Druella no escuchó gran parte de las palabras que se estaban diciendo, estaba demasiado feliz, demasiado contenta, observando al hombre frente al frente, que como siempre estaba serio, quizás podría estar tan emocionado también, pero tenía una reputación que cuidar, una reputación que podría dejar fuera de la habitación esa noche, una vez que yacieran juntos, ella podría demostrarle todo lo que era capaz de hacer y soportar por él, además, los rumores decían, que a James, realmente le gustaba el placer mutuo, así que no la forzaría ni la atormentaría en el lecho, como otros hombres lo hacían con sus mujeres.

Su corazón dio un vuelco cuando la comisura de los labios de James se elevó, un ligero movimiento a su lado la hizo voltear y poner mala cara, la princesa Lily no estaba llevando el vestido que le había enviado para la boda, no, en su lugar, llevaba uno completamente diferente, que la hacía resaltar mucho más de lo que se habría esperado de la campesina que era; su atención se alejó de la joven, una vez que vio a gente abrirse paso entre los nobles.

Sus ojos se abrieron de par en par, cuando hombres vestidos de gris, levantaron en el aire navajas y apuñalaron a algunos hombres, uno de los nobles, sujetó a la princesa Lily del brazo, pero más tardó en hacerlo, que el mismo James Sirius Potter, había llegado hasta él, colocado a su hermana en la seguridad detrás de él, tomado la espada que una mujer le ofreció, y partirlo sin dudarlo a la mitad, el estómago de Druella se revolvió al ver sangre, viseras y el olor espantoso de vómito y cosas más, así que volvió el estómago.

—¡Todo aquel que se atreva a conspirar contra su alteza real, el rey James Sirius Potter correrá la misma suerte! –Gritó un hombre de los que vestían gris –El silencio ya no existe.

Su mirada se dirigió a un par de sirvientes, y avanzaron hasta ellos, para terminar la masacre, los nobles que no habían estado involucrados en la traición estaban completamente sorprendidos de toda aquella masacre que había acontecido en la boda real, por la actitud del rey, todos supusieron, que había sido el mismo pueblo, quien defendía el reinado de James, y castigaría a todo aquel que se atreviera a estar en su contra.

—¿Estás bien? –Cuestionó James, y se giró de inmediato cuando el escándalo terminó.

—Sí, estoy bien –asintió Lily.

—Me alegra escucharlo –aceptó él, más tranquilo.

—Yo me encargo, majestad –sonrió Elisheva, sujetando a Lily.

—Si algo malo le ocurre a mi hermana, no hay brujería en el mundo, que te librará de mi ira, ¿está claro? –Cuestionó el rey.

—Mientras usted esté, alteza, nada malo le pasará a su querida hermana –le aseguró con una sonrisa traviesa.

James regresó hasta el altar, donde Druella se encontraba sola, el sacerdote salió detrás del altar una vez que él le ordenó que terminara con aquello, que no duró más de dos minutos, la felicidad había nublado a la ahora reina, tanto, que ni siquiera se había dado cuenta que solo faltaba que la nombraran como la nueva reina consorte, para terminar por completo la ceremonia.

James no se acercó para besarla, y por un lado fue bueno, porque estaba manchada de vómito, pero una vez que él dio por terminado aquel asunto, se dio cuenta de que la mayoría de los invitados —incluyendo al rey—, estaban manchados de sangre.

La princesa Lily fue escoltada fuera de la iglesia por su prometido y la pelirroja que no conocía, que hablaba tranquilamente con Edward Lupin de lo espantoso que había sido todo aquello, pero la joven hermana del rey, estaba aliviada de que el pueblo quisiera tanto a James, como para defenderlo de una conspiración como la que se había estado fraguando en el reino.

—¿Está bien, princesa? –Cuestionó Elisheva.

—Fue usted, quien le dio la espada al rey, ¿verdad? –La observó Lily.

—Así es –sonrió.

—Como si estuviese al tanto de lo que iba a pasar…

—Oh, no –negó Elisheva –cuidaba de la espada del rey, por tradición, un rey no puede ir armado al altar –informó –pero es James, así que dejó su espada a mi cuidado, por si algo pasaba.

—¿Por qué él dejaría su arma a su cuidado? Su única arma a su cuidado.

Elisheva hizo un mohín cómico, y se encogió de hombros, observando a Edward Lupin, así que la princesa observó a su prometido, exigiendo lo que fuera que la otra pelirroja no quería decirle, pero al parecer, el hombre era un cobarde y tampoco lo dijo.

—Ya que estamos en un lugar seguro, me iré –sonrió –que esté muy bien, princesa.

Elisheva la sujetó de las manos y la atrajo a ella, sin ser tan brusca y pegó sus frentes, cerrando los ojos un momento.

—No sabes lo afortunada que eres –musitó solo para la joven –has de traer prosperidad al pueblo y a los nobles –la abrazó fuertemente –pero para ello, tendrás que ver al cielo y al infierno al girar la cabeza tanto, que terminarás a los pies de Druella –sonrió con tristeza –pero su fruto, dominará por la eternidad –la besó en la frente.

Elisheva suspiró, se despidió de Edward con una sonrisa lúgubre y se perdió de vista demasiado rápido para el gusto de la princesa, que se giró hasta su prometido, en espera de una respuesta a una pregunta sin formular.

—Es una de las amantes del rey –le informó –de las más antiguas, su familia era… bueno, reinaban en uno de los reinos que James derrocó.

—Mató a la familia de la chica, ¿y ella se vuelve su amante? –Cuestionó furiosa.

—El rey tiene sus encantos, o eso dicen muchos –se encogió de hombros nervioso.

—Así que pudo tener muchos amantes, pero ella era una constante, ¿siempre volvía a ella?

—Bueno, princesa, Elisheva es la favorita del rey, cuando no quiere fiestas interminables con más de sesenta personas en las cámaras, ella era la elegida, siempre, complace al rey de formas que nadie más puede o se atreve a complacerlo.

Lily enfureció ante las palabras de Edward, no podía creer que su hermano hubiese llevado a su amante a su boda, no importaba nada, sin duda desconfiaba de esa mujer más que de nadie más en el reino, la quería muy lejos de su hermano, en otro reino de los que no eran regidos por su hermano, de ser posible.

—Tenemos que ir al banquete de celebración –informó Edward.

—Al banquete –se giró a observarlo incrédula –dígame, ¿Sinceramente cree que alguien estará de humor para asistir a algo así? ¡Después de lo que acaba de suceder en la ceremonia?

—No es que tengan ganas o no, princesa, la ceremonia religiosa se arruinó, más no el banquete, es protocolo asistir, después de todo, no es cualquier noble el que acaba de contraer nupcias, sino el mismo rey.

—Bien –gruñó enfadada.

La mano de su prometido se colocó en su espalda baja, pero le hizo quitarla, de una manera firme, de que no quería que la tocara con esa confianza, así que Edward se limitó a colocar ambas manos a su espalda.

—X—

El festejo de la boda real, estaba un poco opacado por lo que había ocurrido, James y Druella estaban sentados a lo alto, para que todo el mundo pudiese verlos, a Lily le sorprendió que su hermano no hubiese optado por cambiarse de ropa, seguía mostrando el mismo atuendo manchado de sangre, contrario de la ahora reina, Druella, que había cambiado su vestido por algo más sencillo, ya que se al salir de la iglesia, se había manchado de sangre.

Después de un rato, de que el ambiente estuviese bastante lúgubre, James se puso de pie y se aclaró la garganta, todo el mundo guardó silencio hasta la música se detuvo, él sonrió, tan encantador como siempre, aunque manteniendo su semblante impasible, de que podía ser muy paciente en algunas cosas, pero solo un movimiento en falso, y él podría terminar con todos ahí.

—Para todos ha sido una sorpresa lo que ha ocurrido durante la ceremonia –informó en un tono monótono –pero el hecho de que sigan aquí, debería darles la suficiente alegría para celebrar, al fin –elevó su copa de vino –ustedes no han sido parte de una conspiración en mi contra –les guiñó un ojo, y bebió del vino, invitando al resto a seguirlo.

Los ojos azules de James fueron intensos al ver a Lily seguir su ejemplo, sin importar que Edward Lupin estuviese a su lado, y para su entero placer, el tipo, parecía mantener perfectamente la distancia para con ella; así que hizo un ademán, la sinfonía comenzó a tocar, y él bajó las escaleras, fue hasta su hermana, que no dudó ni un segundo para sujetar su mano, y seguirlo hasta la pista, haciendo que los demás nobles siguieran su ejemplo, uniéndose a ellos a la pista.

—Sin duda tengo que aumentarle los pagos a ese sastre –informó acercándola más a él –ni siquiera la novia se ve tan hermosa como tú.

—Alteza –sonrió encantada por el halago.

—Digo la verdad, y creo que todos aquí opinan lo mismo, las mujeres te observan con envidia, y los hombres, sin duda envidiando a Lupin, queriendo estar en su lugar.

—Las mujeres me observan con envidia, porque estoy en estos momentos siendo sujetada por usted, bailando.

—Lo dudo –acarició su mejilla.

—Y en cuanto a los hombres, pueden ocupar el lugar de Lupin, no importa, porque ninguno quitará su lugar, majestad.

—¿Del trono o de tu cama? –Curioseo divertido.

—De ninguno –aceptó.

—Deberías controlarte un poco –sugirió –o no me interesará estar rodeado de todos estos nobles, y te tomaré aquí mismo –susurró en su oído.