El Misterio de sus Ojos
Prólogo:
Un panqueque voló por los aires cayendo en una sartén, con gran habilidad puso el producto terminado en el plato con frutas y yogurt. Con una sonrisa, el hombre sacó la miel traída de Poni Meadow sabiendo lo mucho que le gustaba a su esposa. Llevó dos platos, uno sin miel para él, a la mesa en donde lo esperaba una mujer viendo fijamente la pantalla de un portátil.
¡Cuánto amaba verla con esa expresión! Sus ojos enamorados lo distrajeron del pequeño Rockruff que negaba soltarle el pantalón de su ropa de dormir con sus mordiscos juguetones, arrastrándolo en todo el salón.
—Amor, traje el desayuno, comemos ahora, ¿sí? —el hombre dejó el plato a su lado y le dio un beso rápido en la mejilla, pero al notar a su esposa tan preocupada mirando la pantalla, se alarmó—. Amor, ¿pasa algo?
Su pregunta pareció sacarla de su trance, la mujer cerró el portátil e ignoró por completo su desayuno recién preparado para ver a su esposo fijamente.
—Cielo, algo está mal en Unova, —la mujer la vio alertada—. Tenemos que ir.
Capítulo 1: Sentimientos encontrados
Un grito de pura determinación recorrió el cielo despejado de aquella mañana. Un rugido, el mensaje de un guerrero que estaba listo para afrontar el próximo reto. No habían olas lo suficientemente grandes para callarlo y el mensajero entregó su declaración de guerra al destino. Nadie lo detendría, nadie podría silenciarlo cuando su espíritu se prendía en llamas con la misma intensidad que el mismísimo Heatran y…
—¡Barry! —gritó Lucas desesperado,—. ¿Podrías dejar de gritar así? ¡Nos van a tirar por la borda si no te callas!
—Sabes que interrumpir mi grito de guerra te puede costar una multa de ciento cincuenta mil, ¿verdad? —cuestionó Barry molesto.
—¿No eran ciento treinta y cinco mil? —preguntó Lucas recordando la última vez que su amigo lo había "multado" por el mismo delito.
—Estamos entrando a una nueva región y recuerda que el dinero en Unova tiene un diferente valor al de Sinnoh, necesito adaptar la diferencia dependiendo del territorio, —Lucas jamás se dejaba de sorprender por lo elaborado que podía ser su mejor amigo con sus multas imaginarias—. Es matemática simple, mi amigo.
Respirando profundo, Barry se preparó para continuar con su grito de guerra y lo único que pudo hacer Lucas para poder quedarse a su lado fue ponerse un dedo en cada oreja. Siempre que Barry estaba nervioso, el rubio afrontaba sin temor los desafíos, eso ya lo sabía.
Pero cuando estaba extra-nervioso, entendía que necesitaba un diferente método para prepararse y el papá del muchacho, el famoso Palmer Jericor de la Frontera de Batalla, le había enseñado a gritar como guerrero para acumular la valentía adentro de él. Aunque lo hubiera hecho unas miles de veces durante su viaje por toda la región Sinnoh, Lucas admitía que seguía sin acostumbrarse.
Ambos amigos se encontraban en un barco camino a Unova, pues la campeona de Sinnoh, Cynthia, los había invitado para que la acompañaran. Sin embargo, no solamente iba un rubio descontrolado y un moreno con demasiada paciencia, los acompañaba también una persona más quien seguramente estaría en otra parte del barco con Cynthia.
Dawn… —pensó Lucas suspirando con curiosidad, la había conocido al principio de su viaje Pokemon con Barry cuando se presentó como la ayudante del distinguido Profesor Rowman. Siempre hubo algo en ella que llamó mucho su atención y una de esas cosas era obviamente su linda apariencia. Cabello negro brillante que aparentaba ser azul bajo el sol, ojos azulados y profundamente oscuros y una estatura tan pequeña que ya había sufrido crueles burlas por parte de Barry.
Al principio solamente pensó que era una cara bonita con una actitud insoportable, admitía Lucas, pues Dawn podía ser más mandona que Barry (¡y eso era decir mucho!). Dawn era alguien quien le encantaba presumir lo que sabía y muchas veces terminaba regañando a Lucas por cualquier excusa que se le pudiera ocurrir.
¿Por qué usaron los Pokemons que estaban en el maletín? ¿Por qué vas tan desabrigado cuando estamos cerca de invierno? ¿Por qué vas tan abrigado cuando estamos en verano? ¿No deberías de comer algo más sano que sopas instantáneas? ¿Cómo es posible que comas tantas sopas instantáneas cuando te encanta cocinar?
Sólo para nombrar alguno de sus múltiples regaños que había sufrido Lucas.
Había algo diferente en ella desde hace un tiempo. Lucas había terminado su viaje hace un par de años y desde entonces trabajaba con el Profesor Rowman como uno de sus ayudantes recolectando información extra de algunos Pokemons con trabajos de campo. Sabía que su trabajo principal era asegurarse que ningún Pokemón salvaje los atacara ya que no era tan bueno estabilizando los instrumentos que usaban como Dawn. Lucas sabía que su trabajo con el profesor era prácticamente nulo si se comparaba con lo que hacían los demás ayudantes.
Dawn siempre sobresalía del resto cuando Lucas los veía trabajar. Ella era en verdad una chica talentosa cuando la veía ocupada: no se quejaba, tampoco le gritaba a Barry, solamente se quedaba concentrada observando dato tras dato y después apuntaba todo en un pequeño cuaderno. Tenía letra bonita y era organizada, tampoco desprendía tanto estrés en el laboratorio como lo hacía afuera de él y entre todos los adultos que los rodeaban, era la más amistosa y paciente.
—¡Lucas! —gritó Barry sacándolo de sus profundos pensamientos con una fuerte sacudida.
—¿Qué?
—Amigo, deja de estar con esa cara, ¡das miedo! —Barry sabía que su amigo podía perderse entre sus pensamientos, pero habían ocasiones en donde los ojos grises de Lucas se vaciaban por completo y contemplaba a la nada como un tipo de espectro perdido.
—Me lo dice el que estuvo gritándole al mar abierto por más de cinco minutos seguidos, —comentó molesto Lucas.
—Lo mío inspira determinación, —declaró Barry señalándose a él mismo con su pulgar, después señaló a su amigo con menos optimismo—. Lo tuyo da miedo.
Con una mueca molesta, Lucas intentó ignorar a su amigo y después se retiró a su camarote con la excusa de querer dormir por el resto del viaje. Barry no lo detuvo ya que quería continuar acumulando valor con su grito de guerra y sabía que su amigo podía ser un obstáculo.
Lucas caminó por el barco con pereza y mientras caminaba dejó escapar un largo y fuerte bostezo que lo obligó a cerrar sus ojos. Su camino se vio interrumpido cuando se topó con la misma chica que había logrado perderlo en pensamientos curiosos y analíticos.
—¡Hola Lucas! —dijo Dawn tranquilamente a su amigo con una sonrisa.
—Hola Dawn… —respondió el muchacho sin saber que más decir.
—¿Cómo estás? Es raro verte caminando por ahí sin Barry.
—Él está en la cubierta acumulando valentía con su "grito de guerra" y yo estoy alejándome para que no me tiren de la borda con él, —comentó Lucas cansado, no había logrado dormir bien con tanto movimiento en el barco pero por lo menos su amargura había logrado sacarle una pequeña risa a Dawn—. ¿Qué hay de ti?
—Cynthia me prestó este libro, se ve muy interesante, —respondió Dawn muy feliz mostrándolo, lo hizo tan rápido que Lucas no tuvo tiempo de leer el título antes de volverlo a esconder bajo su brazo—. Ahorita iba a la borda para leerlo bajo el sol, pero si ahí está Barry gritando como loco no creo que pueda leerlo tranquila, ¿verdad?
—Bueno, aunque no estuviera Barry es imposible encontrar un lugar tranquilo aquí, —Lucas encogió sus hombros—. Siempre hay niños gritando por todas partes queriendo tener batallas contigo…
—Eres un gruñón amargado, —respondió Dawn riéndose.
—Un gruñón que se irá a dormir la siesta, —poniendo dos dedos sobre su frente, Lucas se retiró con una media sonrisa perezosa—. Adieu.
—Espera, no te puedes ir a dormir, —ahí apareció el tonito de regaño que tanto conocía de Dawn—. Si duermes ahora, no te acostumbrarás al horario de Unova y estarás cansado cuando lleguemos.
—Me tomaré el riesgo, —respondió Lucas despidiéndose una vez más de Dawn.
—Ven conmigo a la cubierta, —la propuesta de Dawn logró despertar al muchacho—. Te puedo prestar algún libro que traje yo o podríamos platicar.
Era una propuesta de lo más tentadora para Lucas, no supo por qué se sintió tan incómodo con eso pero actuó sin pensarlo y rápidamente le dijo que no con la excusa de no haber dormido bien por culpa de Barry.
—Ese Barry… —dijo Dawn con un murmullo molesto, era natural que no se llevaran bien siendo tan diferentes—. Te sigo insistiendo que no deberías dormir pero tampoco quiero que andes sonámbulo cuando lleguemos a Unova. Si no puedes dormir en la noche, solo recuerda que te lo dije.
—Lo haré, —Lucas rápidamente se alejó de Dawn y caminó con un paso acelerado a su camarote.
Supuestamente había ido a su camarote para tomar una siesta, pero después de haber visto a Dawn, ¿cómo podría dormir tranquilo? No sabía por qué se sintió tan nervioso de acompañarla a la cubierta, había tenido un raro ataque de pánico y lo que más le confundía era un extraño sentimiento de culpa que lo invadía su estómago cada vez que pensaba en ella en ese preciso momento.
¿Por qué se sentía tan culpable de imaginársela en la cubierta? Seguramente estaría sentada en esas sillas raras reclinables, esas de plástico con mallas coloridas. También estaría leyendo atentamente el libro de Cynthia —el cual se imaginaba que sería algo de mitología de Pokemón en Sinnoh— ignorando el resto del mundo, como siempre hacía cuando leía algo. Notó que llevaba un vestido corto y tal vez se broncearía con el sol que había después del medio día, se preguntó si estaría usando bikini y…
Es por eso que me sentía tan culpable, ¡soy un patán! —concluyó sonrojado Lucas tapándose la cara con las sábanas de su cama. El sol entraba fuertemente por las cortinas y por más que se revolcó una y otra vez sobre el colchón, no logró dormir tanto como hubiera querido. Por más que pensaba que no debía de pensar en Dawn de manera tan ruda, su mente seguía encontrando rutas para llegar a esas imágenes.
Dawn leyendo en bikini, Dawn sonriéndole desde la piscina, Dawn invitándolo a sentarse a su lado en las sillas. Siempre la había considerado una cara bonita, pero siempre miraba caras bonitas en otras mujeres. Por Arceus, ¡Cynthia era la mujer más bonita que jamás había conocido! ¿Por qué seguía imaginándose a Dawn en esos lugares cuando podía fantasear con Cynthia? ¿No sería eso más sano y apropiado? ¿Por qué estaba pensando así de Dawn?
Terminó durmiendo sin soñar nada hasta que Barry entró para avisarle que Cynthia los esperaba en la cubierta en media hora.
—Si llegamos tarde, seguramente nos multará con millones, ¡rápido! —dijo Barry quien se empezó a quitar la camisa para cambiarse.
Lucas agarró ropa más presentable de su maleta y después de un largo baño helado, se vistió con un conjunto más apropiado para Unova. A comparación de Sinnoh, el lugar donde visitaban hacía mucho más calor y viajaban en pleno verano. Con unos pantalones que le llegaban hasta la rodilla grises y una camisa de manga corta roja, Lucas salió del camarote con Barry para encontrarse con la campeona en la cubierta.
En su viaje había pasado mucho tiempo con ella, al principio no la había reconocido por su falta de atención y la tenía ubicada como la mujer bonita que siempre se encontraba de vez en cuando que le daba buenos consejos. Con el tiempo la fue conociendo mejor y sabía que se sentía un poco atraído por ella, era casi imposible no estarlo. Incluso Barry que pasaba la mayoría del tiempo fantaseando con batallas y otras cosas épicas reconocía sentir atracción también.
Jamás había sobrepasado a una etapa poco saludable, siempre se quedó al nivel de ser una atracción platónica. Era como sentirse atraído por la mejor amiga de tu hermana mayor o tener una profesora muy bonita en el colegio. Sabes que es imposible y solamente aceptas la amistad.
Fueron a la cubierta y el sol ya se encontraba en el horizonte, encontraron a Cynthia y a Dawn hablando en la baranda, seguramente charlando del libro que le había prestado. Lo primero que notó Lucas era que Dawn llevaba puesto un vestido diferente al que tenía al medio día y se detuvo antes de encontrar otro camino en su mente descontrolada.
—Buenas tardes señoritas, hemos llegado, —dijo Barry presentándose con confianza, introduciéndose a la conversación.
—Tarde, como de costumbre, —respondió Dawn con una sonrisa.
Y fue así como le echó leña al fuego y Barry rápidamente saltó para empezar a molestar a Dawn. Mientras los dos Glameows se peleaban, Cynthia le hizo una mueca a Lucas para que la siguiera lejos de la discusión. El muchacho la entendió rápidamente y la siguió tranquilamente.
Se detuvieron frente a la popa del barco en donde se podía ver a la perfección el sol que se empezaba a ocultar y a la distancia pudo distinguir unos rascacielos que supo que le pertenecían a la ciudad Castelia. Su destino estaba cerca.
—¿Estás disfrutando el viaje? —le preguntó Cynthia.
—Bueno, no hemos llegado a Unova así que no podría decirte, —respondió Lucas con una sonrisa—, pero sí. Por ahora todo ha estado bien.
—Qué bueno.
Continuaron viendo el atardecer, todo se extendía como un lienzo perfecto con una suavidad en el viento que era simplemente magnifico. La armonía entre los colores, la calidez del ambiente y el salado aroma del mar lograron perder a Lucas en el momento. No pensó en nada, ni tampoco en nadie.
—Dawn me contó que ahora trabajas para el profesor, —dijo Cynthia interrumpiendo su momento de contemplación—. ¿Qué clase de trabajo haces si ya lograste registrar cada Pokemón de Sinnoh con tu Pokedex?
—Los ayudo con cosas extras, —respondió Lucas.
—Sí, con "cosas extras" sé a que te refieres, —Cynthia se rió un poco, al parecer sabía lo insignificante que seguramente sería el trabajo que hacía Lucas comparado con el de Dawn y los demás ayudantes de Rowman—. Básicamente pasas el rato esperando a que salga alguna tarea donde puedas contribuir. No me mires así, lo sé porque pasé por lo mismo.
El muchacho sabía que la campeona había ayudado al Profesor Rowman a recolectar datos cuando era joven (bueno, seguía siendo joven pero más de lo que era ahora), pues muchas veces se lo había comentado.
—¿Me sacas este tema por algo? —preguntó Lucas incómodo.
—No, solo me parece gracioso lo parecidos que somos en algunas cosas, —comentó Cynthia tranquilamente—. Cometí errores y me gustaría compartirte dos o tres consejos que aprendí para evitarte malos ratos.
—Te escucho.
—Está bien hacer lo que quieras hacer, pero no olvides que en algún punto tendrás que empezar a tomar responsabilidades y decidir seguir un camino.
—¿Me dices esto por haber rechazado el puesto de campeón? —preguntó Lucas, no quería tanta responsabilidad cuando le ganó a Cynthia en una batalla.
—Parte sí, pero la verdadera razón es porque he visto cómo Barry y Dawn ya tienen un plan para su futuro, —respondió la mujer—. Barry se quiere volver más fuerte para poder ser parte del Battle Frontier junto a su padre y Dawn seguirá con sus estudios para continuar trabajando con el Profesor Rowman. ¿Qué hay de ti Lucas?
No quiso responderle, ya que no sabía qué decir. Lucas era un entrenador que todos decían que tenía un talento incomparable, había logrado obtener las ocho medallas de los gimnasios de Sinnoh y también logró vencer la Liga Pokemón con gran astucia e inteligencia. Había logrado obtener el título de campeón y también jugó un papel fundamental en la lucha en contra del Team Galactic.
Tantas promesas habían frente al muchacho para el futuro y aun así se sentía más perdido que nunca. Siempre intentaba evadir esos pensamientos poco placenteros y se concentraba en cualquier distracción que tuviera en su alcance. Era abrumador y sofocante pensar en el futuro.
—No lo sé, —dijo finalmente.
—Lo imaginé, por eso te invité aquí con tus amigos en estas vacaciones, —confesó Cynthia, el cielo ya se tornó lo suficientemente oscuro como para que prendieran las luces del barco—. Espero que estando tranquilo con tus amigos logres decidir alguna nueva meta. No te digo que seas campeón si no quieres, pero piensa en el futuro y deja de hacerlo a un lado para después.
Lucas le hubiera encantado agradecerle a Cynthia, pero su inmadurez y orgullo no se lo permitieron. Lo encontró molesto y muy desconsiderado de su parte, como si necesitara a alguien más quien le presionara con el mismo tema. Su mamá ya le hablaba de esto por lo menos dos veces a la semana, Barry se lo comentaba siempre y Dawn tentaba el tema con un tono muy cuidadoso.
Tuvieron una refacción ruidosa en donde Barry y Dawn continuaron discutiendo por cualquier cosa (hablaban de una serie que la asistente decía que era muy predecible para su gusto) mientras que Cynthia y Lucas comieron en silencio. En unas horas llegarían a Castelia en Unova y habían decidido pasar las últimas horas disfrutando los últimos Poffins que probarían en las próximas semanas.
Los Poffins eran un postre típico de Sinnoh que no se preparaban en todas partes. Todos parecían disfrutarlo, pero Lucas solamente pensaba que estaban algo secos y que les faltaba un poco más de canela. Cynthia sabía que estaría molesto con ella y le pareció bien que se sintiera así, ya tendría tiempo en Unova para tranquilizarse. Parecía tener tanto en su cabeza que seguramente estaba perdido.
Notas del Autor: Esta historia fue escrita para Trainer Manuel Baez, espero poder hacer updates semanales pero siempre soy de la opinión que la calidad es más importante que sacar cosas rápido :)
Gracias por leer y sus comentarios. :)
