SenHaku Week – Agosto 2024 del Grupo Senku & Kohaku

Día 6

Tema: Pérdida de memoria

Título del fanfic: Incómodo momento

El sol apenas se notaba a la lejanía, tiñendo el cielo de unos característicos tonos anaranjados y rosados, el día había pasado sin mayor inconveniente, lo que había permitido que Senku y Kohaku se encontrasen en el laboratorio. Los demás miembros del club se habían ido debido a la hora y, por ende, estaban "por fin solos", algo que no solía ser frecuente para ella, siendo su novio un científico que no tenía tiempo para el romance.

"¡Ja! ¡Hasta que lo hice mío!" —pensó emocionada ella, sonriendo para sus adentros mientras veía trabajar al joven de cabello blanco-verdoso.

Él estaba en total silencio, mientras terminaba algún experimento, ella ojeaba las distintas maquinas e intentaba no molestar, el ambiente estaba en silencio casi sepulcral, apenas opacado por el zumbido suave de aquellas costosas maquinas en funcionamiento. ¿Cuánto tiempo tendría que esperar para que su novio se desocupara?

La rubia se puso a su lado, mirando cómo él trabajaba con curiosidad, pero también con una característica energía que apenas lograba contener, dado que era una ocasión especial; era su aniversario, estaban juntos desde el segundo año de preparatoria, por lo que habían optado por tener una "cita", que comenzaría tras la finalización del más reciente proyecto de su amado… o al menos era lo que Kohaku esperaba.

El problema era que ella estaba aburriéndose y no quería seguir esperando, y mucho menos si empezaba a pensar en lo que las diestras manos de Senku solían hacerle cuando estaban solos.

"Soy una pervertida" —pensó divertida.

—Senku, ¿ya casi terminas? —preguntó ella con tranquilidad, pero sin poder ocultar una sonrisa maliciosa al pensar en que pudiera distraerlo un momento, tal vez—. ¿No deberíamos estar yéndonos a tu casa? —preguntó más coqueta.

—¡Kukukuku! Tranquila, leona, no desesperes, ciertamente quiero hacerte muchas cosas, pero… dame un momento, que estoy haciendo algo realmente emocionante —habló emocionado Senku, con sus ojos puestos en los compuestos que mezclaba con precisión quirúrgica—. Ademas, ya casi termino… prometo que la espera valdrá la pena y que te gustará lo que haré —aseguró con convicción y una sonrisa psicópata.

Esa sonrisa que tanto le encantaba.

—No me digas leona —se quejó ella, quien siempre había sentido mucho disgusto por ese apodo, pese a ello, decidió abrazarlo por detrás, ya que realmente anhelaba el contacto físico con él—. ¿No prefieres jugar con otra cosa? —sugirió a su oído, buscando provocarlo.

El cuerpo de Senku se movió como si hubiera experimentado un escalofrío, lo que hizo que Kohaku sonriera maliciosa y empezara a acariciar su abdomen con sus manos.

Sin embargo, como era de esperarse en un contexto como el que estaban, Senku volcó un poco más de líquido del que debía, cosa que pareció molestarlo un poco, porque a continuación habló, a modo de regaño:

—Leona, aquí no, dame unos minutos más, por favor. —Su voz sonó más ronca de lo normal, haciéndola sentir un escalofrío y se apartó de él.

Kohaku rio lo más silenciosamente posible, por haber concretado su objetivo, y comenzó a pasearse por el laboratorio, mirando con más atención aquellas maquinas, de modo que Senku pudiera finalizar lo que estaba haciendo más rápidamente.

Ella no entendía del todo el funcionamiento de las diferentes cosas en el lugar, pero él siempre se esmeraba en explicarle y algunas cosas ya lograba recordarlas con su excelente memoria. No podía negar lo fascinante que le parecía que su novio pudiera trabajar con esa maquinaria compleja y hacer todas las cosas que regularmente hacía.

Empezó a pensar en el funcionamiento de cada cosa y en el hecho de que estaba a solas con el científico al que todos habían considerado hasta cierto momento como un "anti-amor" y no podía negar que el lugar la hacía sentir como si, en lugar de tratarse del laboratorio de la escuela, fuese algo más… ¿mágico?

Su andar se vio frustrado por una de las bancas que había en el lugar, que logró que su mano se desviara para agarrarse de la mesa en busca de no caer, aunque accidentalmente derramó una solución que Senku había dejado al borde de la mesa, la misma que goteaba un líquido de aspecto peligroso.

—¡Kohaku! —gritó Senku, su tono más alarmado de lo habitual.

En ese momento, en lo que fácilmente podría haberse considerado como un abrir y cerrar de ojos, Senku se abalanzó hacia la botella, la cual igualmente continuó su descenso hacia el suelo. Además, no calculó bien su movimiento, tirando algunas cosas que ella no logró identificar por lo rápido que sucedió todo y lo rápido que se dispersaron los gases en todo el laboratorio.

Como consecuencia de todo, en lugar de protegerla, uno de los aparatos tan importantes del laboratorio cayó, pero ella no podía ver prácticamente nada porque sus ojos estaban cerrados del ardor causado por los gases del lugar. Aunado a ello, experimentaba un ataque de tos que no contribuía en lo más mínimo a tranquilizarla.

Se escuchó un estruendo en medio de todo lo que pudo percibir que cayó de las mesas, pero no estaba segura de qué había pasado.

Necesitaba que el humo dejara de afectarle los ojos para poder hacer algo, de modo que prefirió correr hacia las ventanas para ventilar el lugar y ayudar a que el humo saliera más rápido.

Ardía, dolía, era horrible esa sensación. Siguió tosiendo, pero en ese momento se percató que no escuchaba nada que le indicara que Senku la estuviera buscando, lo que la hizo preocuparte.

—¡Senku! —Kohaku corrió hacia donde había visto a su novio por última vez, con su corazón latiendo fuertemente.

Y fue ahí que se dio cuenta de que le habían caído algunos de los equipos encima.

Kohaku tomó rápidamente el pedazo de metal para alejarlo de Senku, para lo que fue necesario utilizar su fuerza, permitiéndole así sacar a Senku del lugar, al tomarlo en brazos mientras temblaba con algo de pánico.

No entendía bien lo que había pasado, pero Senku se veía inconsciente y el humo todavía no se había despejado del todo.

Debía pensar rápido, ¿qué le había dicho Senku sobre las emergencias?

Recordó el breve entrenamiento de primeros auxilios de su novio (y un poco de lo que había aprendido en la escuela), y trasladó a Senku con cuidado de no mover demasiado el cuello hacia uno de los sofás aledaños, y posteriormente fue a buscar el botiquín de primeros auxilios.

"Necesito asegurar que el cuello esté bien posicionado e intentar que me responda" —pensó mientras rebobinaba lo más básico y acomodaba a Senku en el sofá.

Había algo en ver a alguien como él tan vulnerable que le aceleraba el corazón, pero ella sabía lo que debía hacer, la escuela había enseñado lo básico y Senku también había complementado esas enseñanzas con sus increíbles conocimientos.

La joven se arrodilló a su lado, acariciando su cabello blanco con apenas una ligera mancha roja debido a la pequeña cortada que se hizo con aquel metal que cayó en su cabeza y observó cómo su respiración se estabilizaba poco a poco.

"¡Ja! Debe haber aguantado la respiración antes de que le cayera todo encima… Senku es increíble" —pensó emocionada, sin dejar de verlo.

—Senku... —susurró, su voz cargada de preocupación y cariño, mientras se encimaba al joven científico, invadiendo su espacio personal lo suficiente para quedar a centímetros de su cara.

De repente, el joven se llevó la mano a su cabeza, pasándola por su cabello blanco-verdoso y empezó a moverse ligeramente, parecía que estaba volviendo en sí, aturdido, pero al menos estaba bien.

Kohaku suspiró tranquila, alegrándose de que su novio estuviera sano.

Senku entreabrió los ojos, moviéndolos directamente hacia ella, posando aquellos ojos de color rojo en ella, esos ojos que tanto le encantaban.

Era demasiado hermoso, pero también se veía bastante aturdido.

Notó que él ponía especial atención sobre su cuerpo, el cual estaba casi pegado al de él, mientras la miraba fijamente.

Después de un corto balbuceo, que lo hizo sentir que evidentemente algo estaba mal, Senku habló.

—Lo siento, amanai, pero en este momento no estoy enojado por tu muerte —dijo poniendo su cabello blanco hacia atrás—. En este momento, estoy muy cómodo en este mundo… —Hizo una pausa—. ¿Quién eres? ¿Estoy soñando? ¿O es que estoy en el cielo? ¿Qué clase de ángel es el que tengo frente a mí?

La chica lo miró sorprendida.

¿Quién era esa chica? ¿Por qué no la recordaba? ¿Qué hacían en ese laboratorio? ¿Por qué había tanto humo? ¿Qué estaba pasando?

Realmente Senku tenía demasiadas interrogantes y sabía que habría pocas respuestas disponibles.

Quería intentar encajar lo poco que podía interpretar de lo que estaba pasando, pero su mente parecía estar atravesando una fuerte laguna.

Además, el laboratorio en el que estaban no se parecía a ninguno que él hubiera visto antes.

—¿Qué día es hoy? ¿Dónde estoy? —preguntó Senku, aún con la cabeza dando vueltas.

Vio el uniforme que llevaba puesto, no parecía un uniforme de su escuela y mucho menos de secundaria.

Se supone que él estaba en segundo de secundaria, pero todo apuntaba a que no era así. Trató de concentrarse en recordar lo que había sucedido, pero seguía teniendo lagunas mentales sobre eso.

—Senku, ¿estás bien? —susurró la muchacha desconocida, ¿cómo sabía su nombre?

Pudo sentir su aliento rozando sus mejillas, estaba muy cerca, pero parecía muy interesada en él, como si lo conociera.

"Pero… ¿cómo?" —pensó él, nuevamente intentando recordar.

Un fuerte dolor de cabeza la hizo notar que eso no sería viable, pero estaba esa chica… era muy bonita, demasiado para lo que Senku acostumbraba a ver… ¿la conocía realmente?

—¿Quién eres? ¿Por qué me tratas como si nos conociéramos? —él posó sus brazos alrededor de ella, intentando parecer más confiado.

El cuerpo de Senku parecía estar reaccionando instintivamente ante la cercanía y el calor de Kohaku, pudo sentir como el corazón de su amado palpitaba con fuerza en su pecho.

—Eres muy bonita, leona, pero… debes apartarte —habló el científico con un deje de arrogancia y llevando su dedo meñique al oído.

Las mejillas de la rubia se tornaron de color carmesí al notar el nuevo comportamiento de su novio, queriendo aprovechar la oportunidad, aunque sintiera algo de culpa, para saber hasta qué punto ella podía provocarlo en esa extraña situación.

"¿Quién iba a pensar que sería tan gracioso verlo así tan… vulnerable?" —pensó Kohaku con una sonrisa divertida.

Siguió con su plan y se acercó un poco más al joven, quien se encontraba todavía en el sofá, logrando así acercar sus pechos sobre el cuerpo del científico, para que pueda sentirlos. En asociación, Senku hizo un movimiento que otro jadeo, además de algún quejido debido al golpe.

—Por favor, quítate —pidió él, entre jadeos, con un deje de culpa en su voz.

—No —respondió Kohaku, aprovechando para besar el cuello de Senku, mientras sentía una ligera dureza creciendo entre ellos.

—Lo siento —dijo Senku, apenado, mirando hacia abajo.

Ella miró en la misma dirección que él estaba mirando y notó la erección del joven científico y sonrió burlona.

Kohaku no podía negar que ver la prominente erección de Senku la hacía sentir un profundo deseo de tenerlo dentro de ella, de modo que llevó su mano al muslo del científico, y empezó a subir lentamente, al tiempo que observaba cómo la cara de él empezaba a reaccionar y esa sonrisa de asco característica de él empezaba a aparecer.

"¡Ja! ¿Y es que tampoco recuerda que dejó de ser un anti-amor el año pasado?" —pensó con diversión Kohaku.

—Tranquilo, Senku… —susurró ella con una voz baja y sensual. Seguidamente, le mordió el cuello, mientras pasaba su mano por encima de la erección de él, estimulando sobre la ropa más de lo que se podía.

Senku la miró con horror y señaló:

—A ver, leona extraña, no te conozco y me estás tocando de este modo, ¿qué clase de loca acosadora eres.

Kohaku lo soltó y lo miró con disgusto. ¿Cómo se atrevía a llamarla así?

—¡Ja! ¡Te he dicho un montón de veces que no soy una leona!

Él la miró con confusión.

—Nos conocemos, ¿cierto? —preguntó él, sorprendido.

Ella asintió.

—¿Eres mi novia? ¿En qué mierda estaba pensando cuando me busqué una novia? ¡Tantas cosas importantes! ¡Tantos experimentos! ¡Mi meta de ir al espacio! ¿Acaso me volví loco? —chilló preocupado.

—Tal vez —sugirió Kohaku, divertida, intentando sentarse sobre él, pero en ese momento él la apartó como pudo y la miró fijamente.

—No quiero esto, lo siento, leona. Debo volver a mi casa —dijo simplemente—. ¿Sigo viviendo en el mismo sitio? Pediré a mi padre que me lleve con un doctor —expresó levantándose y en ese momento vio cómo Senku se apretaba la cabeza con fuerza.

—¡Ja! ¡Puedo llevarte yo misma! Tu padre está en el espacio en este momento, Senku, pero no lo recuerdas…

Él la miró sorprendido, pero en ese momento se desmayó.

Kohaku decidió que debía llevarlo lo antes posible con un doctor.

¡Y así termina esta historia! Espero que les haya gustado, es del Día 6 de la Semana SenHaku, aunque estoy entregando tarde, porque, bueno, he estado un poco atareada y aparte estoy leyendo los libros de Brandon Sanderson.

En fin… como saben, los personajes de Dr. Stone no me pertenecen, pertenecen a Inagaki y Boichi, yo solo los uso para mis fines macabros.

Los amo mucho y espero que puedan dejarme comentarios, que me motivan a seguir escribiendo.