Cbt1996: Hola linda. La mentira de Kag puede que sea un peso muy grande para ella más a delante, ya que ella solo sabia de un Inuyasha sin corazón que fue capaz de dañar a su mejor amiga, pero Inuyasha le esta mostrando un lado que no le mostraba a ninguna mujer y eso será un peso más a delante.
Inuyasha cuando sepa todo... ay x kami, no quiero ni imaginarme su reacción con Kag.
Saludos linda.
Kayla Lynnet: Hola linda. Creo que todas disfrutamos el "púdrete esmeralda" jajaja Inuyasha dejándola ahí, hablando sola, mientras la reina Kagome se burla en su cara jajaja.
La mentira de Kagome fue digna de novela mexicana jajaj con su toque de humor, Kag en modo abriendo un ojo jajaja .
Esos celos ya son señales de algo jajaja.
Saludos linda.
Karri taisho: Hola linda. Ay no, me haces sentir como Teresa mala jajaja. Kag tenía que inventar un buen drama si quería retenerlo sin llegar a tener sexo, pero la pregunta es, ¿hasta cuánto Kag podrá estar así sin tener sexo con ese kami griego? uff, además Inuyasha esta diiiiiiispuesto a darle su tiempo como si fuera niña virgen jaja.
Esmeralda, ella pasaba por ahí en el parque por casualidad, pero peor para ella porque se quedo sola mientras Kag se iba con el bombón jajajaja.
En este cap se vienen algunas cositas jaja.
Saludo linda.
Ginger Akasuna: Hola linda. Bella me halagas con tus palabras. Me hace muy feliz saber que te gusta cada vez más la historia, muchas gracias por leer y dejar tu lindo reviews, saludos linda.
Annie Pérez: Hola linda. La venganza prácticamente ya está tirada, ahora hay que esperar a ver que es lo que quiere el destino con ellos dos. Salidos linda.
Guest: Hola linda. Muchas gracias por leer y dejar tus bellos reviews, gracias linda, saludos.
Capítulo 15
Perspectiva de Inuyasha
Llegué a mi departamento y, sin prender luces, me dirigí al living para tirarme en el sofá y cerrar mis ojos. Después de ver una película con Kagome, la llevé a su auto para que ella regresara a su departamento. Me levanté del sofá y me fui al mini bar, me serví una copa y me la tomé de golpe, para después estrellar la copa en la pared.
- ¡Maldito bastardo! ¿Cómo fue capaz de hacerle eso a Kagome? ¡Hijo de puta! - grité a la nada
A Kagome le pasó lo...
Detuve mis pensamientos mientras me restregaba la cara con mis manos por la frustración y rabia, para seguir maldiciendo.
- Parece que hay muchos bastardos y zorras en este mundo.
¿Qué haría después de saber el pasado de Kagome? Jamás podría jugar con ella. Estaba claro que ella me gustaba, pero ¿estaba listo para una relación después de tantos años?.
Me di la vuelta, me miré en el espejo, y sonreí. La respuesta estaba clara: Kagome no había llegado a mi vida para ser una más de mis amantes. Ella era distinta y especial. Manteniendo mi sonrisa en mi rostro, caminé a mi cuarto con una sola cosa en mente: Kagome merecía una segunda oportunidad en la vida, y yo también.
Perspectiva de Kagome
Sábado por la mañana.
Llegué al departamento de Sango y toqué la puerta.
- Hola, Kag, pasa.
- Hola, Sango, gracias.
Llegamos al living y nos sentamos.
- ¿Café?
- Sí, gracias.
- Y bien, cuéntame, ¿Cómo te fue?
Le conté todo sin dejar ni un detalle fuera, mientras Sango me entregaba mi café.
- ¡Woooo! ¿Y se lo creyó todo?
- Sí, todo.
- Ay, no sé, hasta a mí me dio pena esa mentira.
- Sango, él miente más que yo.
- Sí, es verdad. ¿Y ahora cuál es el tercer paso?
- Mmm, ahora pues hacerme la chica dulce, la que no rompe ni un plato, hasta que él se enamore de mí.
- Kag, ¿tú crees que él va a aguantar mucho sin querer tener sexo contigo?
- No sé, Sango, pero es un riesgo que tengo que correr.
- Y también recuerda que está esa zorra de la secretaria con él. ¿Qué harás con ella?
Sonreí.
- Ella... Sanguito, hoy mismo me deshago de ella.
- ¿De verdad?
- Sí, ahora iré a la oficina de Inuyasha. Anoche, mientras estábamos en el cine, pude sacarle la dirección de su oficina, así que voy a verlo ahora.
- Vaya, y te vas a ver con ella, ¿verdad?
- Claro, de seguro que hoy sábado ella está ahí trabajando también.
- Bien, te deseo suerte, Kag.
- Gracias. Bueno, ya me voy.
- Vale, yo igual tengo que salir.
- ¿A dónde vas, Sango?
- Mmm...
- Sango...
La vi sonreír.
- Conocí a un chico, su nombre es Miroku.
- ¿Qué? ¿Cuándo?
- Kag, estabas muy ocupada con el idiota de Taisho para contarte.
- Perdón, Sango, pero tienes que contarme todo de él, ¿eh?
- Claro, pero recién lo conozco y quiero ir despacio.
- Sí, tienes razón. ¿Y a dónde vas con él?
- A tomar un café y después regresaré a mi departamento a terminar con la fiesta de Naraku.
- Ok, te deseo mucha suerte, amiga, y estaré temprano aquí en tu casa, ¿sí?
- Ok, Kag.
- Bien, ya me voy, adiós. - le di un beso en la mejilla.
- Adiós, Kag.
Cuando me fui, pasé por una cafetería y compré un café muy caliente. Subí a mi auto y me fui al trabajo de Inuyasha. Cuando llegué, apagué el auto y tomé mi café. Lo tanteé para ver la temperatura.
Mmm, está caliente, pero es soportable.
Me bajé y entré.
- Hola. - saludé al guardia. - Vengo a ver a Inuyasha Taisho.
- Hola, señorita. ¿Tiene cita con él?
- No, pero no hace falta. - saqué el teléfono de mi cartera, marqué su número y lo puse en altavoz.
- Hola, Kag.
- Hola, Inu, estoy en tu empresa. ¿Puedo subir?
- Claro, linda, sube.
- Ok, ahí voy. - colgué la llamada. - Ahora sí, ¿puedo pasar, señor?
- Claro, señorita, pase.
- Gracias. ¿Cuál es el piso?
- El último, señorita.
- Gracias.
Me fui al ascensor y subí al último piso. Cuando las puertas se abrieron, mis ojos vieron a la secretaria.
Bien, hora de actuar.
Llegué a su escritorio y, con mi sonrisa más grande, le dije:
- Oye, zorra, dile a tu jefe que estoy aquí.
- ¿Cómo me llamo?
- Zorra, ¿Qué acaso no lo eres, zorrita?
- ¿¡Pero qué mierda... Se cree para llamarme así!?
La vi levantarse y rodear su escritorio.
Bingo.
- ¿Cómo me llamo?
Y yo puse cara de confusión por si había alguna cámara que nos estuviera viendo, y seguí con los insultos.
- Te llamé zorra, perra, mujerzuela, es lo mismo, ¿no? - murmuré.
- ¡Eres una perra! - me gritó ella.
Y yo sonreí para pescar su mano y poner mi vaso de café en ella mientras sacaba mi teléfono de mi cartera y la volvía a mirar.
- Mira, secretaria de quinta, tú solo eres la zorra que se quiere quedar con el jefe, pero ¿Qué crees, mi cielo? Eso no va a pasar. - vi en su cara odio puro. - ¿Qué, la zorrita está enojada? No me hagas reír. Ni siquiera tienes los ovarios para tirarme el café encima porque eres una cobarde.
Y ella no lo pensó dos veces, me tiró el café encima.
¡Caíste idiota!
Pensé y grité lo más fuerte posible. Creo que exageré, pero me dio igual. Vi salir a Inuyasha de su oficina y se acercó a mí.
- Kag, ¿Qué pasó?
- ¿Qué le pasa señorita? ¿Por qué me tiró el café encima? ¡Shhhh! ¿Quema? ¿Por qué lo hizo?
- ¿Qué Esmeralda hizo qué?
- Jefe, yo...
- Silencio. - Inuyasha la interrumpió.
- Yo vine a traerte un café, pero ella se volvió loca, me insultó y me dijo que me fuera. Yo le entregué el café para sacar mi teléfono y llamarte, pero ella me lo tiró encima. Dios mío, esto me arde, estaba caliente.
- Jefe, yo no hice nada.
- Esmeralda, cállate. Kag, ¿estás bien?
- ¡No, quema!, ¡¿pero por que ella lo hizo y también me insultó!? ¡me gritó zorra y perra!. ¡Yo no merezco este trato!.
- ¡Eres una mentirosa, yo no hice eso!.
- Esmeralda, prepara tus cosas, estás despedida.
- ¡¿Qué?!
- ¡Ya me oíste, estás despedida!.
- Inuyasha, ¿puedo pasar a tu oficina? La ropa me quema.
- Claro, pasa.
Caminé a su oficina, no sin antes sonreírle a la secretaria. Y ella se lanzó encima mío para golpearme, pero Inuyasha la sujetó primero.
- ¡Ya basta, Esmeralda! ¡Sal de aquí antes de que llame a los de seguridad, y ya sabes cómo saco a las personas como tú!.
Lo último que escuché antes de entrar a la oficina fue un:
- Te vas a arrepentir de esto, Inuyasha.
- Sí, como sea, ¡largo!.
Cuando estaba en su oficina, seguí con mi plan. Me desabroché la blusa para dejar un lindo sujetador de encaje color rojo a la vista. Cuando Inuyasha entró, me hice la tímida.
- Perdón, Inu, es que la blusa me quemaba.
- No te preocupes, Kag. ¿Estás bien?
Perspectiva de Inuyasha
Cuando la tuve frente de mi tragué en seco al ver su sujetador.
- Inuyasha, ¿Qué haré? No puedo salir así a la calle.
- ¿He? Ah, si... - salí de mis pensamientos. - No te preocupes, Kag, siempre tengo ropa extra por si sale alguna reunión de última hora, ya te traigo una camisa, ¿si?.
- Esta bien, gracias.
Fui al cajón y tomé una.
- Ten. - se la extendí.
- Gracias.
Me di la vuelta para darle su espacio, sin embargo, moría por verla. Podía oír el sonido de las prendas deslizarse por su piel para ser reemplazada por mi camisa.
- Listo, ya puedes voltear.
Al darme la vuelta, quedé sin palabras.
Dios mio... le queda perfecta.
Por un segundo me la imaginé completamente desnuda, después de una noche de sexo, colocándose mi camisa.
- Inuyasha.
- ¿He? Dime, Kag.
- Inuyasha, ella me dijo que tú y ella... ¿es verdad?
Vi como sus ojos se opacaban con las lágrimas y me maldije por eso.
- Kag, ven, sentémonos en el sofá, ¿si?.
- No, seguro que tú y ella...
Solté un suspiro, ya que tenía razón.
- Bien, hablemos de pie. - ella asintió. - Kag, no te voy a mentir, antes de conocerte salí con muchas chicas y, una de ellas, fue Esmeralda, pero te juro que desde que te vi no he estado con otra mujer.
Me acerqué y sequé sus lágrimas. No entendía porque, pero me sentía como un bastardo por hacerla llorar.
- Inu... Inuyasha, ¿me estas diciendo la verdad?
- Te juro por mi madre que esa es la verdad. - y la besé, porque ya no soportaba más el no probar sus labios.
Ella me correspondió, pasando sus brazos por mi cuello mientras yo la abrazaba y la pegaba más a mi. El beso se volvió más apasionado al mismo tiempo en que mi mano se deslizaba por debajo de su camisa. Cuando estuve a punto de acariciar su bello seno, ella se separó algo sonrojada.
- Inuyasha, yo... yo aún no estoy preparada para hacer esto y menos aquí en donde has estado con otras.
Y en ese momento me di cuenta de lo que estaba haciendo. Quería tomar a Kag en mi oficina como si fuese una más de mis amantes. Nuevamente me maldije mentalmente, ella no se merecía eso.
- Perdón Kagome, no volverá a pasar, te lo prometo.
- ¿De verdad?
- Si, pequeña, ven. - la atraje, abrazándola.
Nos quedamos así un rato, hasta que ella se separó de mi.
- Inuyasha, ya me tengo que ir.
- ¿Por qué? Aún es temprano.
- Si, pero tengo que ver a unas amigas. Lo siento.
- No importa, ¿Cuándo volveremos a vernos?
- Mmm, ¿el lunes?
- De acuerdo, el lunes. - la besé nuevamente, despidiéndome. - Nos vemos el lunes, ¿si?.
- Si... el lunes.
La acompañé hasta su auto para que nadie le dijera nada por verla con mi camisa puesta.
Llegamos a su auto, volví a besarla y abrí la puerta para que ingresara. Nos despedimos con una sonrisa y se marchó. Me quedé ahí, observándola hasta que la perdí de vista. Regresé al edificio y me dirigí al guardia.
- Oye.
- ¿Si, señor?
- A partir de ahora Esmeralda tiene la entrada prohibida a la empresa. Si llego a verla por aquí, estarás despedido, ¿de acuerdo?.
- Si, señor.
- Bien.
Perspectiva de Kagome
Me fui de la empresa de Inuyasha algo confundida. Jamás pensé que me diría abiertamente que su secretaria era su amante y confesarme lo mujeriego que es. Ya no sabía qué pensar sobre Inuyasha; su comportamiento me confundía.
- No. - moví la cabeza, quitando esos pensamientos. - Inuyasha es malo y así tienes que seguir pensando, Kagome. No te dejes engañar por él
Me repetía a mí misma mientras doblaba en una cuadra. Sonreí al recordar que ya me había deshecho de la zorra de Esmeralda.
- Vaya, fue más fácil de lo que pensé, dije mientras tocaba mis labios. Pero enseguida dejé de hacerlo. - ¡Maldita sea! ¿Por qué tiene que besar tan bien ese hombre ? - de un grito de rabia.
*Continuará...
Si llegaron hasta aquí, gracias. Créditos de la ortografía: la bella Cbt1996. ¡Gracias, linda! ;)
Próximo capítulo: La fiesta de Naraku.
