Cbt1996: Hola, linda. Cómo ves, la familia Taisho conoce a Kaede hace años, por lo tanto, ella conoce a Inuyasha, Sesshomaru, Miroku y al desgraciado de Renkotsu, y todos le dicen abuela Kaede. Bueno, jamás supieron las chicas de ellos, pero Kaede dio las razones del porqué, jiji.

Mi Mirsan no se da cuenta de que están en medio de un huracán. Si no saben manejarlo, pueden sufrir, y no por ellos, sino por sus amigos. Las fotos pueden ser una gran sorpresa, ya que Miroku no vio fotos en el departamento de Sango. Recordemos que la linda Sango fue estafada por la empresa, Lindo tu hogar, jajajajajja.

Ahora saben por qué Miroku tenía miedo con esas llamadas de la loca de Shima. Le salió desquiciada, llamen al loquero para que se lleven a Shima, jajaj. Saludos, linda.

Kayla Lynnet: Hola, linda. Kaede en modo "respondiendo tus dudas antes que la autora", jajaja. Los Taisho se gastaron una fuerte suma de dinero para borrar todo, por eso mi Inu se quedó callado por vergüenza con Kag.

Inuyasha, una vez más a sufrir, y yo sufro con él, T_T. ¿Ahora ves su dolor?, pobre de él.

¡¿Pero, pero quéee!? ¿Cómo que la venganza no era buena? Si recuerdo bien, también dijiste que te gustaba que él sufriera jajaja ahora no me eches la culpa a mí solita porque más de una quería venganza, jajajaj.

Kaede le respira en la oreja y eso hace que Kagome no tenga salida. ¡Dios mío!

Las dos opciones que dices, cualquiera que tome, o si hay una tercera, nos confirma que más de uno saldrá lastimado, y yo sufro por eso.

Mirsan, la que más información tiene es Sango, recordemos que Miroku solo vio de vista a Kag en el bar, nada más, y no sabe quién es. Por eso él no sospecha nada. La que tiene más información es Sango sobre el amigo de Miroku. Pero la pobre está muy distraída y la cabeza la tiene un lío. Acuérdense, Sango en esta historia es el cable a tierra del grupo de amigos de Kagome, por eso ella ahora está pensando en todos, y es un peso que la está matando. Tarde o temprano tiene que sacar toda esa tensión, por eso no se da cuenta de que la verdad de todo está ahí enfrente de ella. Ojalá Miroku pueda quitarle algo de la tensión a nuestra Sanguito. ¿Cómo? Pues no sé, jiji.

Shima, la loca de Shima, es que esta mujer está para novelas supremas. Mira que hacer todo eso, y con las italianas haciendo perder un gran contrato y haciéndose la lisiada. ¡Por kami, qué miedo!, jajajaj.

Creo que más de una sueña con una paliza de Sanguito hacia Shima, jajaja. Saludos, linda.

Karri Taisho: Hola, linda. Así es, la sorpresa fue Kaede y la loca de Shima. Más abajo dejaré un post de Kaede y de Shima.

Kaede le confirmó que Inuyasha le dijo la verdad, y eso es algo que a Kag le va a golpear muy fuerte.

Kaede va a sufrir mucho porque Kag y Kikis son sus nietas, pero ella ve a Inu como nieto también. Y cuando todo esto se sepa, Kaede va a sufrir mucho. Y cuando los padres de Inuyasha lo sepan... ¡Ellos saben de las nietas, pero jamás las han visto! Madre mía, ¿qué hice? ¡Me muero!

Ahora Shippo en el colegio. Tendremos más participación de Rin y, para ser sincera, ya quería escribir más de ella, jiji, y de Souta y Shippo.

Sango no tiene fotos porque las tiene guardadas, porque fue estafada, jajajaj, por una empresa de quinta, pero Miroku, todo un héroe, ya arregló el problema, ¡tan divino él!

¡Woooo, buen punto! Miroku querrá defender a su amigo y Sango a sus amigas, eso puede ser peligroso para la relación del Mirsan. Veremos qué pasa más adelante.

Shima, la mujer más loca que hay. Esa loca no va a dejar a Miroku porque las locas como ella nunca cambian. ¡Dios mío! Tenemos una maldita zorra que es Yura, y ahora una loca que es Shima.

Me pregunto, ¿habrá más mujeres como estas dos en esta historia? Ojalá que no, jiji. Saludos, linda.

Annie Pérez: Hola, linda. Esa duda, Sango le va a ayudar a tomar una decisión a Kag, y veremos qué pasa con esa decisión, linda. Saludos.

Ginger Akasuna: Hola, linda. Sí, al fin apareció el Inuyasha que nos gusta. Y la tormenta de Kikyo y Kagome me golpea en la nuca, linda. Saludos.

Información de los dos personajes nuevos:

*Kaede Sato:

No sé si lo recuerdan, en el capítulo 3, en una charla de video llamada, Kikyo y Kag hablaron de su abuela Kaede. Bien, pues Kaede es solo abuela de Kikyo, pero no tiene el mismo apellido que Kikyo Tama, porque Tama es el apellido del padre de Kikyo, y Kaede es la abuela por parte de la madre de ella, por eso el apellido Sato.

Pero como había dicho Kaede, cuidó de Kag como cuidó de Kikyo, y por eso Kag es como su nieta. Y pasando los años, los demás del grupo de amigos de Kag también vieron en Kaede una abuela, y todos le dicen así, abuelita Kaede. También Inuyasha y Miroku.

Bueno, aclarado eso, sigamos con la información.

Kaede Sato: edad 80 años, es la directora del hogar "¡Viva los niños!". Ella tiene su casita ahí mismo en el hogar, por eso siempre pasa el tiempo con los niños y los domingos va al templo a pasarla con la familia.

*Shima Kawasaki:

Edad: 26 años.

Shima es una chica mimada por sus padres, que son de familia acomodada. Siempre le cumplen sus caprichos, aunque a veces sean una locura. Cuando sus padres le dicen que no, Shima los amenaza con quitarse la vida y así consigue lo que quiere de ellos.

Es una mujer ultra celosa al grado de ser peligrosa. Ella será un gran problema para Miroku y un grano en el culo para Sanguito. Y claro que sabremos más de ella en esta historia.

Bueno, eso es todo. Disfruten del capítulo mientras yo me voy muyyyyy lejos de que no me encuentren ¡Besos!


Capítulo 20

Perspectiva de Kikyo

Me estaba viendo en el espejo, comprobando cómo me quedaba mi vestido de gala verde, el cual tenía un escote mediano y un corte en la pierna derecha. Llevaba algo de maquillaje también. Tomé mi cepillo y me peiné.

Estaba en eso cuando mi teléfono sonó. Lo tomé y vi que era Naraku. Contesté.

- Hola, Naraku.

- Hola, bonita, ¿Cómo estás?

- Bien, ¿y tú?

- Bien, gracias. Pues te llamaba para desearte suerte con la reunión que vas a tener hoy en la noche con tu jefa.

- Gracias, qué gentil eres. Si todo sale bien, tendremos marca de temporada en Italia.

- Sé que te va a ir bien, Kikyo, eres el amuleto de la suerte de la señora Midoriko.

Sonreí por sus palabras.

- Naraku, no es para tanto.

- Claro que sí. Eres muy buena en lo que haces, y la señora Midoriko lo sabe, por eso jamás te deja a un lado. Sabe que sin ti su tienda no sería la misma.

- Naraku, eres muy amable.

- Solo digo la verdad, bonita.

Volví a sonreír por sus halagos, pero justo en ese momento golpearon mi puerta.

- Naraku, te tengo que dejar, mi jefa me está llamando.

- Claro, mucha suerte, Kikyo.

- Muchas gracias. Nos vemos en Tokio.

- Nos vemos, linda. Adiós.

- Adiós.

Colgué la llamada, pero aún seguía sonriendo. Naraku era un hombre muy lindo y amable conmigo, y Kag tenía razón, estaba muy guapo. Me sonrojé por lo último que pensé.

Pero en la puerta volvieron a tocar, y escuché a mi jefa.

- Kikyo, se te hace tarde...

Puse los ojos en blanco.

Pinche bruja.

- ¡Ya voy! - le grité, para tomar mi cartera de mano y caminar hacia la puerta. La abrí y le sonreí. - Estoy lista, vamos.

- Ya era hora, vamos.

Y nos fuimos. Pero algo andaba mal conmigo. Tenía un apretón en el pecho y no sabía por qué.

Perspectiva de Sango

- Adiós, Celeste.

- Adiós, doctora Taijiya.

Caminé hacia mi auto y me fui a mi departamento. Justo en ese momento me llamó Kagome. Tomé mi teléfono y contesté poniéndolo en altavoz.

- Hola, Kag.

- Hola, Sango. ¿Vienes en camino ya?

- Claro, en unos minutos estoy ahí, ¿sí?

- Vale, aquí te espero.

- Ok, adiós. - colgué para seguir manejando.

Cuando llegué, saludé al conserje y subí a mi piso. Al estar en el, me encontré a Kag recostada en mi puerta.

- ¿Me esperaste mucho, Kag? - le pregunté mientras la saludaba.

- No, hace poco. - me respondió, saludándome con la mirada perdida.

- ¿Pasa algo?

- Sí.

- Bien, entremos. - abrí mi puerta y entramos. Caminamos al living y nos sentamos. - Bien, cuéntame, ¿Qué pasó con Taisho? - ella me quedó viendo, y me asusté cuando noté que sus ojos se llenaron de lágrimas. - Por Kami, Kag, ¿Qué tienes?

- Sango, ¡soy una basura! - me gritó, tapando su rostro con sus manos mientras lloraba.

- Kag, ¡por el amor de dios!, ¡¿qué pasó?! - le dije, abrazándola e intentando que dejara de llorar.

- Oh, Sango, lo peor, lo peor...

- Kagome, me estás asustando, ¡ya dime qué tienes!

Perspectiva de Kagome

Traté de tranquilizarme para mirar a Sango y contarle todo. Tomé unas bocanadas de aire para empezar. Y... le dije todo.

Perspectiva de Inuyasha

- Miroku, ¿ya guardaste los discos duros?

- Sí, Inuyasha, ya tengo las copias guardadas.

- Genial, bien, ya me voy. Nos vemos mañana, ¿sí?

- ¿A dónde vas con tanta prisa, amigo?

- Voy a verme con Kag, vamos a cenar en mi departamento.

- ¿En cuál de los dos?

- Ja, qué chistoso.

- No, en serio. ¿En qué departamento llevas a la señorita Kagome, Inuyasha?

- A mi departamento. Al mío... donde vivo, ¿conforme?.

- ¿Y el otro?

Me encogí de hombros.

- Ese departamento hace mucho que no voy a verlo.

- ¿De verdad?

- Sí.

- ¿Desde cuándo?

- ¿Qué cosa?

- ¿Desde cuándo no vas a ese departamento?

- Mmm... Desde que conocí a Kag en el bar.

- Oh, amigo mío, estoy tan feliz por ti. - dijo, antes de abrazarme y darme besos en la cara.

- ¡Miroku! ¿Qué mierda estás haciendo? - lo empujé lejos de mí para limpiarme la cara. - Miroku, deja de hacer eso.

- Perdón, amigo mío, pero estoy tan feliz por ti. Y dime, ¿vas a vender ese departamento? Si quieres, yo me encargo de venderlo mañana mismo.

- No sé, Miroku.

- ¿Cómo que no sabes? Si la señorita Kagome llega a saber de ese departamento, no te lo va a perdonar, Inuyasha.

- Las llaves están ahí. El dinero que saques se lo das a la abuela Kaede, ¿de acuerdo?

- Como tú mandes, amigo.

- Bien, ya me voy. Adiós.

- Adiós.

- Miroku.

- ¿Sí?

- ¿Crees que es muy rápido si este fin de semana invito a Kag a la casa de mis padres?

- Inuyasha...

Miré a Miroku y él tenía lágrimas en sus ojos.

- Oye, idiota, ¿por qué lloras?

- Es de felicidad, amigo. ¡Y claro que me parece una buena idea!.

- ¿Tú crees? Bueno, Shippo ya la conoce y seguro le va a contar a mis padres.

- Shippo tiene que estar muy feliz, ¿verdad?

Sonreí porque era verdad.

- Sí, el enano está muy contento.

- Inuyasha, creo que este fin de semana es el correcto. No lo pienses tanto, solo hazlo, amigo.

- Gracias. Bueno, ahora sí, ya me voy. Adiós.

- Adiós.

Salí de mi oficina para dirigirme al ascensor, mientras sonreía.

Estoy seguro de que a mis padres les vas a caer muy bien, Kagome.

Perspectiva de Kagome

- Y eso es todo lo que pasó, Sango.

Le terminé de relatar. Le conté todo, lo del hogar de la abuelita Kaede, la boda y el pequeño Shippō. Mientras me secaba las lágrimas, volví a mirar a Sango. Pero ella tenía una cara de terror.

- Ka-Kagome, ¿me lo juras que es verdad todo lo que me contaste?

Asentí con la cabeza.

- Sí, Sango, todo... Todo era verdad y... ¡yo me comporté como una basura! - solté, golpeando mi frente con mi mano.

- Kagome, tranquilízate, por favor.

- ¡¿Cómo puedo hacerlo?! - me levanté, ya al borde del colapso. - ¡Sango, estoy jugando con una persona que es inocente! ¡Le estoy cagando la vida por segunda vez! ¡¿Cómo mierda tengo que sentirme si no es como una escoria?! Está bien... lo que le hizo a Kikyo no estuvo bien, pero él estaba ciego por el dolor. ¡Y esta maldita venganza nunca tuvo que haber empezado! ¡nunca! - grité. - Pero también está Kikyo... Dios mío, no sé qué hacer. No quiero traicionar a mi amiga, pero no quiero dañar a Inuyasha, él no se lo merece. ¡Dios, ¿Qué hago, qué hago?! —grité, ya colapsada, y caí de rodillas al suelo. No podía más con esto, era un peso que me estaba matando.

Sentí cómo Sango me abrazaba mientras me acariciaba el cabello, y yo lloré, soltando toda mi frustración y desesperación en llanto.

- Shhh, ya, Kag, tranquilízate, por favor, ¿sí?

- No puedo, Sango, no puedo. No quiero fallarle a Kikyo, pero no puedo hacerle daño a él, no puedo.

- Kag... - ella se separó de mí para verme a la cara. - Kag, háblame con la verdad, por favor. ¿Tú te enamoraste de Inuyasha Taisho?

Me quedé callada, mientras bajaba la mirada.

- Kag, por favor, dime la verdad.

Tragué fuerte para verla y más lágrimas cayeron por mis mejillas.

- Sí. - susurré. - Sí, Sango, me enamoré de Inuyasha y ya no sé cómo sacarlo de mi corazón. - lo confesé, mientras ella me abrazaba de nuevo. - ¿Qué hago? No sé qué hacer. No quiero lastimar a ninguno de los dos, ni a Kikyo ni a Inuyasha.

- Kagome. - me dijo, separándose un poco para mirarme con seriedad. - Esto tiene que terminar. Tienes que dejar de ver a Inuyasha y contarle la verdad a Kikyo. Ella es tu amiga, lo va a entender. Kagome, hoy mismo tienes que terminar con esta venganza, porque después va a ser muy tarde y vas a perderlos a los dos, Kagome.

Sus palabras me aterrorizaron.

¿Perder a los dos?

Pensé. El sólo hecho de imaginar el perder a mi hermana y a Inuyasha era algo que me dolía mucho. Cerré los ojos para tomar mi decisión. Kikyo era mi hermana, a quien le había jurado lealtad por siempre. E Inuyasha era la persona de quien me había enamorado como una tonta, pero él no se merecía a una mujer mala como yo a su lado.

Miré a Sango para hablarle.

- Sango, tienes razón. No puedo seguir con esto. Tengo que acabar con esta mentira. En un rato tengo que ver a Inuyasha, y me voy a despedir de él para no verlo nunca más. Él jamás sabrá que Kikyo y yo somos nietas de Kaede. No puedo permitir que se aleje de los niños. También voy a hablar con Kikyo y le diré la verdad. Ya no puedo seguir con esta venganza, ya no...

- Es lo mejor, Kagome. Las dos tienen que alejarse de Taisho o esto será peor.

- Sí, tienes razón. - le respondí mientras me secaba las lágrimas y miraba mi reloj de muñeca. - Ya es tarde, tengo que irme.

- ¿Irás a verlo?

- Sí, hoy será la última vez que vea a Inuyasha.

- Kagome, es lo mejor...

- Sí. - dije mientras me levantaba para caminar hacia la puerta. - Nos vemos, Sango. - le dije, abriéndola, pero ella me detuvo.

- Espera.

- ¿Qué pasa?

- Kagome, te acompaño.

- Eh, no, Sango. Tengo que hacer esto sola.

- Pero...

- Sango, de verdad no te preocupes. Hoy será la última vez que lo vea, ¿sí? - le di un beso en la mejilla y salí de su departamento para meterme en el ascensor.

Perspectiva de Sango

Vi cómo Kagome se marchaba, pero tenía un mal presentimiento, un muy mal presentimiento de que Kagome fuera sola.

Por Kamisama, Kagome, no vayas a cometer una locura.

Pensé mientras cerraba la puerta con el corazón en la mano.

- Cuídate, Kagome. - susurré.

Perspectiva de Kagome

Estaba afuera del departamento de Inuyasha. Llevaba puesta una blusa de tirantes color vino y una falda un poco más arriba de las rodillas, color negro. También unas botas color vino y mi chaqueta de cuero. No sé cuánto tiempo estuve allí afuera, pero sabía que no era suficiente para enfrentar a Inuyasha, aunque ya no podía hacer más tiempo.

Solté un suspiro y caminé dentro del edificio, acercándome al conserje.

- Hola, señor.

- Hola, señorita.

- Soy Kagome Higurashi. Vengo a ver a Inuyasha Taisho.

- Claro, el joven la espera.

- Gracias.

Caminé al ascensor y apreté su piso. Las puertas se cerraron. Sentí como si esas cuatro paredes se estuvieran apretando cada vez más mientras me acercaba a mi destino.

Perspectiva de Inuyasha

La mesa está lista, el pescado que cociné también, al igual que el vino blanco y el champán. Mientras prendía las velas, dejé la luz muy baja para dar mejor tono a las velas y puse música a bajo volumen.

Mientras me arreglaba la ropa (llevaba un pantalón gris, una camisa blanca y el cabello suelto) iba a tomar mi teléfono, pero en ese momento el timple sonó.

Caminé y abrí la puerta para ver a Kagome.

- Hola de nuevo, linda.

- Hola, Inu.

La hice pasar. Cerré la puerta y caminé hacia ella para abrazarla y robarle un beso. Sentí cómo ella pasaba sus manos por mi cuello mientras yo la apretaba más contra mi cuerpo. El beso se fue intensificando hasta que me separé un poco para susurrarle:

- Te ves hermosa, Kag.

- Tú... tú igual. - me respondió.

Nos separamos para tomar aire y nos quedamos mirando mientras ella me hablaba.

- ¿Qué cocinaste? Huele bien.

- Pescado. Ojalá te guste, pequeña.

- Estoy segura de que sí.

- Ven, dame tu chaqueta para colgarla.

- Claro, gracias.

Me pasa su chaqueta, la colgué y caminamos al comedor.

- Kag, ¿quieres algo de beber?

- Claro, gracias.

- ¿Champán?

- Me parece perfecto.

Caminé a la mesa, abrí el champán y serví dos copas.

- Ten. - le extendí una.

- Gracias.

- De nada.

Hicimos un brindis y bebimos el champán.

- Y dime, Inuyasha, ¿Cómo está Shippo?

- Ese enano está que no se cambia por nadie. Me llamó por teléfono diciéndome que ahora su cuarto es el que yo usaba antes.

- ¿De verdad?, tiene que estar feliz.

- Claro que lo está. Nosotros también queremos mucho a Shippo.

- Es un niño muy tierno.

- Claro que sí. Estoy seguro de que se llevará bien con Sota.

- Ah, sí, claro.

- ¿Quieres cenar, Kag?

- Sí.

- Bien, espérame aquí. Ya vuelvo con el pescado.

- Claro.

Perspectiva de Kagome

Lo vi caminar a la cocina. Yo me acerqué a la mesa mientras me tomaba de golpe mi champán. Luego me serví otra copa, la llené y me la tomé de la misma manera. Necesitaba juntar valentía para alejarme de él, y el alcohol era una buena ayuda. Cuando terminé lo que tenía en la copa, me serví la tercera y me senté para tomarla mientras esperaba a Inuyasha.

Lo vi llegar con la bandeja para servir.

- Huele exquisito, Inu.

- Me alegra escuchar eso.

Lo vi dejar la charola en la mesa y servirnos en los platos. Después, llenó dos copas de vino blanco.

- Bien, bonita, buen provecho.

- Gracias.

Me llevé un bocado a la boca.

Mmmm... el sabor era exquisito.

- Inuyasha, esto está delicioso. ¿De verdad lo preparaste tú?

- Oye, me ofendes. ¡Claro que sí!

- Perdón, es que está muy rico.

- Me alegra que te guste, pequeña.

Empezamos a comer mientras hablábamos del hogar y de Shippo.

- Kag...

- Sí, dime. - le dije mientras tomaba mi copa.

- Quisiera invitarte este fin de semana a la casa de mis padres.

Esas palabras me atravesaron como un cuchillo. Me tomé de un golpe mi vino y luego miré a Inuyasha.

- Eh... ¿me das más vino? - fue la torpe respuesta que di. Él me sonrió, pero no dijo nada, solo me llenó la copa. - Gracias. - susurré.

- Kag, perdón si fui muy rápido con mi invitación. Te pido disculpas.

- No, Inuyasha. - lo interrumpí. - No es eso, es que...

Maldición.

Pensé frustrada.

¿Qué mierda puedo decir?

- ¿Qué pasa, Kag?

- Tengo un caso este fin de semana. - solté, y me maldije por mentirle.

- Ah, entiendo. Bueno, no importa, será otro día, no hay problema.

- Claro, muchas gracias.

- Gracias a ti por estar aquí, Kagome. ¿Quieres bailar?

- Eh... sí. - le respondí mientras tomaba otro trago de mi copa. Luego me paré, pero me dio un ligero mareo.

- ¿Kag, estás bien?

- Claro, súper. - le dije.

Él me extendió la mano y yo la tomé. Caminamos a la sala para bailar. Inuyasha me tomó por la cintura mientras yo ponía mis manos en su pecho. Me apretó con delicadeza hacia él. Comenzamos a movernos al compás de la música. Mientras Inuyasha apoyaba su nariz en mi coronilla, me susurró:

- Tu aroma es exquisito, Kag.

Yo cerré los ojos porque se sentía tan bien estar así en sus brazos. Ser abrazada por él me hacía sentir en otro planeta. Sentir sus manos acariciar mi espalda, mientras mi respiración se hacia pesada por el calor de su cuerpo.

Por Kami, quería estar así por siempre.

- Kag, no sabes como estoy agradecido con la vida por haberte conocido.

Subí mi vista, mirándolo a los ojos y me desarmaron por completo. En ellos veía pura ternura. Desde el primer día había amado aquella mirada dorada.

- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, ¿sabías? - agachó su rostro para besarme y yo cerré mis ojos, correspondiéndolo.

Fue un beso tierno, pero poco a poco pude sentir la pasión que crecía entre los dos. Su agarre en mi cintura se hacía más posesivo y a mi me encantaba.

Sin dejar de besarlo, abrí mis ojos, encontrándome con los de él. Ellos tenían un brillo idéntico al oro y podía ver aquel deseo que emanaban. Por un segundo mi mente me gritó que me alejara, pero mi cuerpo no quería hacerle caso.

- Kag... - susurró mi nombre.

- Inu... Inuyasha... yo...

- Shhh, por favor, déjate llevar. Deja tus miedos atrás, deja que te cuide de ahora en adelante.

- Inuyasha, yo...

- Shhh, pequeña, déjame sanar tu corazón, así como tú sanaste el mío.

- Inu...

Mi mente era un caos, pero mi cuerpo se movía solo. Mis brazos rodearon su cuello y mi sangre cada vez ardía más, no sabía si por el alcohol o el deseo que me consumía.

- Kagome. - susurró mi nombre en mi oído mientras me daba pequeñas mordidas.

Y, para ese punto, ya me encontraba jadeando ante sus caricias.

Sentí como su mano acariciaba mi pierna mientras subía y se colaba por debajo de mi falda. Y gemí ante ese contacto.

- Mmm, Inuyasha...

- Shhh, déjame amarte esta noche, Kag.

- Inu...

Su mano tocó mi intimidad por encima de mi ropa interior y sólo allí noté lo mojada que estaba.

- Kag, yo se que me deseas igual que yo a ti... tu cuerpo me lo dice. - susurró cerca de mis labios, besándome con hambre, sin dejar de acariciar mi intimidad.

Mis caderas comenzaron a moverse solas. Entonces él lo hizo. Coló su mano por debajo de mis bragas, tocando mi entrada con sus dedos. Y yo gemí con mayor fuerza, pegándome más hacía él. Mis sonidos morían en su boca mientras sus dedos se adentraban más profundamente y mis caderas se movían con mayor rapidez sobre su mano.

Nuestras bocas se separaron, pero la suya se dirigió a mi cuello, besándolo y mordiéndolo. Hice mi cabeza hacía atrás, mordiendo mis labios.

Mi mente estaba en blanco. No pensaba en nada, sólo en el deseo que me estaba consumiendo. El deseo que profesaba por este hombre, al que amaba con locura.

- Kag, vamos a mi cuarto, hermosa. - susurró en mi oído.

Lo miré, notando el deseo en sus ojos, el mismo que yo estaba sintiendo. No pensé más, sólo actué. Me lancé en sus brazos, besándolo como si no hubiese un mañana.

Él me elevó y yo enredé mis piernas en su cintura, sintiendo como comenzaba a caminar en una dirección desconocida, pero ya no me importaba, sólo quería ser suya y sucumbir a esto que estábamos sintiendo y que, en el fondo, nos estaba matando.

Continuará...


Si llegaron hasta aquí, gracias

Créditos de la ortografía a la bella autora, Cbt1996. gracias linda.

¡Por todos los Kamis! ¡¿que paso aquí?!

Grito de desesperación por saber sus opiniones, mis amores. ¿quieren lemon o no quieren lemon? díganme ustedes y yo escribiré lo que ustedes quieran. Mmm ok. mentira jajajaj

El capitulo 21 ya está ello jijiji pero no recuerdo que fue lo que escribí jiji pero me gustaría saber que piensan de este cap. mis amores

Pd: Un consejo, jamás tomen alcohol cuando vayan al departamento de su novio por que el alcohol te borra la mente y te hace caer en tentaciones. ¿Será el caso de Kag? mmm, eso lo sabremos en el próximo capítulo, besos.