Disclaimer
No tengo los derechos de pokemon, estos pertenecen a Nintendo y Game Freak, esta obra es únicamente para fan y sin fines de lucro, solo puro entretenimiento y espero lo disfruten tanto como yo disfruto de escribirlo.
Saben, siempre que me preguntan cómo inició todo este maldito embrollo nunca puedo dar una respuesta exacta o precisa. Pero para empezar, primero creo qué debería decirles que es extremadamente complicado recordar con lujo de detalles cómo inicio mi turbulento viaje por Johto y Kanto, aunque lo más acertado sería empezar hablándoles sobre lo que sucedió hace un par de años atrás…
Este largo y ajetreado camino desde que decidí volverme entrenador pokémon empezó de manera oficial hace alrededor de tres (3) años atrás, más específicamente el día de mi cumpleaños número once (11). En ese preciso momento, yo era un chico no tan común o corriente, dando mi nulo interés en ser entrenador, ni mucho menos deseaba salir para emprender un viaje en busca de las medallas de la región para eventualmente entrar a la liga pokémon. Así eran las cosas y así yo era realmente feliz.
Aunque, siendo aún más sincero, la mayor parte de mi infancia la dediqué, cómo cualquier chico de mi edad, estudiando, haciendo uno que otro deporte, navegando por internet, escuchando música, leyendo historietas y jugando videojuegos. Sin embargo, y para regresar al tema en cuestión, mi mundo dio un repentino giro de ciento ochenta grados un veintiuno de julio, cuando mi madre junto con mi padre me hicieron entrega cómo regalo de cumpleaños un boleto de entrada para el evento más importante el cual involucra a los entrenadores mas fuertes y hábiles de las regiones de Kanto y Johto.
Asumo qué a esté punto ya saben a qué evento me estoy refirieron, ¿verdad?
Bueno, dicho evento se trata del afamado torneo de la liga pokémon, mismo qué, desde su creación, se realiza en un pequeño pueblito conocido cómo Indigo Plateau o Meseta Añil, lugar localizado al noreste de la región de Kanto al colindar directamente con el Monte Silver.
Pero nuevamente no nos adelantemos a los hechos. Aquí antes quisiera también confesar que mi desinterés por ser entrenador pokemon en ese entonces se debía a diversos factores que al día de hoy encuentro un tanto ridículas y hasta exagerados, más, ya sea para bien o para mal, estos en su momento tenían todo el sentido del mundo para mi.
Cuando tenía alrededor de seis (6) o siete (7) años de edad, yo era considerado un chico con muchísimo talento para las batallas pokemon, llegando inclusive a ser considerado una especie de genio para el combate. Gracias a esta habilidad innata que tenía, pude conquistar varios torneos infantiles sin ninguna dificultad. Digamos que a mi favor tenía un buen ojo para entrenar, crear, encontrar y ejecutar estrategias en situaciones de presión a pesar de mi corta edad.
Sin embargo, lastimosamente para mí, me entere a las malas que toda habilidad trae consigo una que otra desventaja en otros ámbitos. En esté sentido, y muy a pesar de que la mayoría de chicos y chicas de mi edad desean ser entrenadores pokémon, yo comencé a odiar el hecho de que por mi talento las demás personas en New Bark, incluyendo varios de mis amigos más cercanos, empezaron a tratarme de forma muy diferente a antes de entrar en estos torneos y ganarlos.
Con el pasar de los meses y luego de los años la situación llegó a mejorar un poco a mi favor, pero a cambio me volví apático ante el concepto de ser entrenador cómo tanto había soñado en el pasado, poco a poco alejándome de aquello que me apasionaba para de ese modo dejar todo ese tema de lado y enterrado. Ahora, de un momento a otro, el solamente observar las batallas permaneció cómo uno de mis pasatiempos preferidos, mas yo prefería evitar a toda costa participar o involucrarme directamente para no llamar la atención.
Pero en fin, regresando al tema anterior, para llegar a Indigo Plateau me vi forzado a viajar por un par de horas en el afamado tren magnético, mismo que partía desde la gran estación en Ciudad Goldenrod y que tenía cómo destino final Ciudad Saffron en la región de Kanto. Posteriormente a esto, y cuando finalmente llegue a esta concurrida metrópolis localizada en el corazón de la región vecina a mi natal Johto, el mejor amigo y compañero de trabajo de mi padre me recibió en aquella estación del tren, mismo quien, con ayuda de su Alakazam, me teletransporto sin problemas junto con mi equipaje en las afueras de Indigo Plateau.
He de confesar que cada vez que recuerdo el caluroso sol de ese dia, la vívida y casi palpable tensión del ambiente, y la gran multitud de nerviosos entrenadores de todas partes de Kanto y Johto, siento muchísima nostalgia y hasta se me pone un poco la piel de gallina. Chicos y chicas de todas las edades, compartiendo un mismo sentimiento al estar al final de sus respectivos viajes con el único objetivo de coronarse por sobre los demás cómo el o la entrenadora más fuerte de todos.
En sí, las reglas del torneo eran bastante simples. Todo entrenador que tuviera al menos ocho (8) medallas de gimnasio, ya sea de la región de Kanto o de Johto, se ganaba automáticamente el derecho a inscribirse al torneo. Posterior a esto, y cuando finalmente se cerrará el periodo de inscripción, darían inicio las rondas preliminares de eliminación directa, las cuales consistían en batallas entre los entrenadores sólamente utilizando tres (3) pokemon hasta que quedaran solo treinta y dos (32) participantes. Una vez se llegaba a esté número, se volvían a organizar más combates con los entrenadores restantes, pero esta vez dándoles la oportunidad de utilizar un equipo completo compuesto de seis (6) pokemon.
El vencedor de dicho torneo se ganaría entonces el derecho a una única posibilidad de retar, en una fecha posterior, a la Élite Four, también conocida como el Alto Mando. Ellos son un selecto, respetado y temido grupo de cuatro (4) poderosos entrenadores, de ambas regiones, elegidos cuidadosamente por la Asociación Pokémon, ente regente y encargado de todo lo relacionado con la organización del torneo, además de también elegir a los líderes de los diferentes gimnasios alrededor de todo el mundo. Si la memoria no me falla, el Alto Mando de Johto y Kanto estaba conformado por la reina del hielo, Lorelei, el eterno combatiente, Bruno, la oscura y sabía Agatha, y por último pero no menos importante, el maestro de los dragones, Lance.
En dado caso de que el ganador del torneo de la liga pokemon pudiese vencer a todos y cada uno de los miembros de la Élite Four en combate, entonces esta persona sería proclamada oficialmente cómo el nuevo y vigente campeón de ambas regiones por los próximos tres (3) años, cosa que es el mayor prestigio y honor a cual un entrenador puede aspirar. Cómo dato curioso, muy pocos han sido los entrenadores capaces de salir victoriosos contra el Alto Mando a lo largo de la historia. Solo un pequeño puñado de campeones han sido capaces de lograr tal hazaña.
Ahora bien, luego de formar una larga fila para la validación de mi boleto a la entrada de Indigo Plateau, pude dejar mi equipaje en un modesto hotel localizado al sureste, lugar en el cual mis padres se tomaron también la molestia de reservar una comoda habitacion para que pudiese pasar la duración del torneo sin problemas. Posterior a todo esto, y tras presenciar en vivo el vistoso desfile ceremonial de apertura el cual pasó a través de la calle principal del pueblo, opté entonces por caminar al estadio principal en dónde se llevarían a cabo la mayoría de los combates de la ronda preliminar. Sin embargo, muy para mi mala suerte al encontrar un puesto vacío en el ala oeste, solo una entre al menos ocho batallas logró despertar una pequeñísima chispa de interés en mí por sobre las demás.
La batalla en cuestión era la de una peculiar, pálida, alegre, voluptuosa y hermosa chica de cabello castaño claro, quién tenía puesto en ese momento un gran sombrero blanco, mismo que poseía lo que parecía ser el diseño de una pokebola en la parte de enfrente. Ella utilizó de manera magistral a un Blastoise para vencer sin problemas a los tres (3) pokémon de su oponente que consistían en Golem, Noctowl y Vileplume.
-¡LA GANADORA DEL COMBATE ES BLUE SATO DE PUEBLO PALETA!- Se escuchó comentar, con ánimo y energía, una voz femenina por el altoparlante alrededor del estadio. Esta, sin lugar a dudas, era la inigualable voz de Mary Anderson, la famosa Dj y presentadora de un popular programa de radio que se transmite todos los viernes.
El resto de la mañana transcurrió con extrema rapidez al seguir observando uno a uno el resto de combates. A pesar de no disfrutar del todo de cada una de las batallas que observaba, alternando entre los combates en el estadio principal y los demás en los otros aledaños, podía sentir lentamente como dentro de mi se esparcía un cálido sentimiento de tranquilidad y alegría.
Mi estómago, por su parte, decidió en ese preciso momento rugir en señal de protesta por la falta de alimento, lo que me llevó a levantarme de mi asiento una vez culminó otra ronda de combates, estirando aquí mis entumecidos músculos al dirigirme a un pequeño puesto de comida rápida, cerca de una de las tantas entradas del estadio, en dónde vendían palomitas de maíz, gaseosas, golosinas variadas, "Hot Dogs" y hamburguesas.
-Una hamburguesa doble con queso, por favor-. Pedí enérgicamente tras esperar alrededor de un minuto y medio por mi turno, luego de acercarme y pagar al vendedor encargado, el cual, ni corto ni perezoso, me entregó mi pedido dentro de una envoltura de papel.
Girando ahora mi cuerpo al dar un par de pasos para alejarme del relativamente concurrido puesto de comida rápida, no pasaron ni quince segundos de haber tomado mi pedido cuando de repente un chico alto, delgado, paliducho y de cabello puntiagudo de color castaño, choca descuidamente de frente contra mi al estar aparentemente distraido al caminar, ocasionando al instante no solo que la hamburguesa y su envoltorio cayeran al suelo al rodar y deshacerse por completo, sino qué además esto termino por atraer las curiosas miradas de varias personas qué estaban en los alrededores.
-¡Fíjate por dónde rayos vas, enano!- Exclamó agresivamente el chico en cuestión, evidentemente irritado al aplicar un firme y despectivo tono de voz. -¡Por poco y ensucias mi ropa!-
-¿Es que acaso eres un Zubat? Mira por donde caminas, idiota-. Repliqué con extrema molestia, frunciendo el ceño mientras miraba estoicamente mi comida regada por el suelo a pocos centímetros de mis zapatillas. -Ughh, d-demonios.-
-Tch, esa no es forma de hablarle a tus mayores, maldito enano insolente.- Vocifera el sujeto con molestia, desprecio y notables aires de superioridad, a la vez que peinaba de manera algo exagerada su cabellera. -Se nota que no sabes con quién estás lidiando aquí.-
-Heh, pues no me interesa en lo más mínimo quién rayos seas. Pero de lo qué estoy completamente seguro es qué tendrás qué pagarme una nueva hamburguesa doble.-
Al escuchar mi respuesta, el chico se puso tan rojo como un Scizor y, sin darme tiempo alguno de reaccionar, este me tomo por el cuello de mi suéter al empujarme y haciéndome caer contra el suelo, cosa qué llamó aún más la atención de más de uno de los presentes en los alrededores al plasmar ahora sus miradas sobre nosotros.
-Vaya, vaya, Green… ¿No te parece qué molestar a un niño de esta manera daría una muy mala impresión del nombre de tu familia?- Se escuchó decir una voz algo grave y con extrema seriedad, justo detrás del chico de cabello castaño y puntiagudo. -Esa no es forma de comportarse en este de todos los lugares. Vamos, ¿qué crees qué diría tu abuelo sí viera la forma en cómo te estás comportando ahora mismo?-
Cómo por acto reflejo, el chico qué respondía al nombre de Green giró lentamente su cuerpo para observar cara a cara a la persona quien hizo aquel comentario con una visible mezcla entre nostalgia, molestia y rebeldía. -Hmph… No nos vemos desde hace un mes atrás desde lo sucedido en Saffron, ¿y lo primero qué haces al encontrarnos es regañarme? Tch, esto es tan típico de ti, Red. Nunca cambias.-
-¿R-Red…?- Termine por repetir mentalmente y con muchísima extrañeza, fijando automáticamente mi atención sobre el recién llegado al permanecer aún sobre el suelo. -Ese nombre creo que se me hace conocido.-
A simple vista, Red aparentaba ser un joven entrenador al menos dos o tres años mayor que yo debido a su tamaño y voz. Pero, además de su contextura atletica muy similar a la de Green, este poseia expresivos ojos de un incandescente color rojo fuego, cabello oscuro y opaco semi largo que complementaba al tener sobre su cabeza una visiblemente desgastada gorra de color negro con detalles en dorado, extremadamente parecida al caracteristico diseño de una "ultra bola", y también un simpatico y risueño Pikachu sobre su hombro, pokémon quien observaba atento la situacion que se desarrollaba frente a el.
-Vamos, Green. Se que todos aquí estamos un poco tensos e irritables debido a este torneo. Pero ese no es motivo suficiente cómo para maltratar a un niño y desahogar tu frustración con él de esa forma.- Advierte entonces Red cómo réplica. -Siempre te he dicho que debes de hacer algo al respecto para controlar ese mal temperamento que tienes.-
-E-Esperen un momento, yo tengo once (11) años.- Informe con fervor, mirando a ambos entrenadores con malhumor al entonces levantarme del suelo por mi propia cuenta. -Técnicamente ya no soy un niño. Yo soy perfectamente capaz de defenderme y también de-...
-Ese enano insolente fue quien chocó contra mi, Red. Yo no tengo culpa en esto.- Denunció rápidamente Green, cruzándose luego de brazos. -Además-...
-Por favor, Green. Yo vi lo que sucedió y tú tuviste la culpa al chocar con él por estar distraído pensando en quien sabe que cosas-. Testifico ahora Red, soltando un exagerado suspiro y apuntándome con su dedo índice. -Solo disculpate con el chico y olvidemos esto, ¿de acuerdo? Hagamos cómo sí nada de esto pasó y ya está, problema resuelto.-
-¿En serio, después de todo lo que pasamos juntos, le creerás a este enano insolente antes que a mi quien se supone es tu mejor amigo desde la infancia?- Pregunta Green con evidente incredulidad antes de mirar directamente a los ojos tanto de Red cómo también de su Pikachu. -Se supone que tu me conoces mejor que nadie. Y sí, obvio hemos tenido nuestras diferencias en el pasado, pero a pesar de todo somos amigos y-...
-Y es precisamente por que te conozco demasiado bien que decidí creerle a él.- Responde Red al mantenerse calmado y dibujando aquí una tímida sonrisa. -Además, ya te dije que yo vi con mis propios ojos qué fue lo que sucedió. La culpa de esto es tuya, amigo mio. Ahora, solo disculpate con-...
-Tch… ¡Ya tuve suficiente de esto! ¡No tengo tiempo para perder con perdedores y novatos!- Expresó Green con aún más agresividad y acidez que antes, estando ahora tan rojo cómo un tomate. -Ahora mismo lo que necesito es ir y prepararme para mi próximo combate. Ya luego saldare cuentas contigo, Red. Solo espero que no hayas olvidado nuestra promesa.-
-Siempre la tengo en mente, Green. Te prometo que haré todo lo posible para veremos y combatir en la final.- Reconoció el de oscura cabellera, manteniendo su sonrisa en su rostro a la par que Green nos daba la espalda al comenzar a caminar y desaparecer entre los varios curiosos que llegaron a observar todo lo sucedido cerca del puesto de comida rápida.
-¿Red y… Green?- Repetí mentalmente con angustia y muchas más dudas que respuestas. -Hmmm… Por alguna razón estos dos (2) me resultan extrañamente familiares. Incluso tengo la ligera impresión de haber leído o escuchado sus nombres en algún lado…-
-Oye, uhhh, ¿te encuentras bien?- Cuestiono Red tras un par de segundos más, posicionando aquí su mirada sobre mi persona al girar su cabeza en mi dirección. -Por cierto, ¿serías tan amable de decirme cual es tu nombre?-
-Descuida, estoy bien. Y mi nombre es Gold, Gold Ethan Tsubasa y soy de New Bark.-
-Ohhh… ¿Con que eres de la región Johto?- Pregunta retóricamente Red con interés, poco antes de que este tomara mi mano derecha para estrecharla con firmeza en un apretón. -Bueno, cómo supongo que escuchaste, mi nombre es Red. Yo soy de Pueblo Paleta en la región de Kanto, y este en mi hombro es mi fiel compañero de viajes.-
Con obvia timidez asentí ante Red y Pikachu, tragando luego algo de saliva. -Uhh… Mucho gusto y gracias por lo de hace un momento.-
-Tranquilo, no tienes porqué preocuparte por eso. Pero de todas formas te pido disculpas por la estúpida actitud de mi amigo Green.- Manifiesta Red con pesadez y vergüenza en el tono de su voz. -Digamos que él es un poco "tosco" con las personas que no conoce, más te puedo asegurar de primera mano de que Green tiene un buen corazón, la mayor parte del tiempo. Solo que este torneo nos tiene a todos bastante, uhhh… irritables, y la presión que tenemos todos los participantes es extremadamente alta.-
-Sí, eso ya lo note y en cierta forma los comprendo.- Exprese antes de expulsar un exagerado y sonoro suspiro cargado de resignación, inmediatamente antes de darle un último vistazo a mi hamburguesa en el suelo. -O sea, no lo culpo por estar distraído o tenso, pero al menos me hubiese gustado que el repusiera mi hamburguesa.-
Otra sonrisa llegó a posicionarse automáticamente sobre el rostro de Gold ante mi comentario. -Ohhh… Entonces por eso no tienes de qué preocuparte, Gold.- Asevera Red con firmeza, tratando al mismo tiempo de restarle importancia a lo sucedido. -En ese caso yo mismo me encargaré de todo esto. Ahora solo sigueme, ¿está bien?-
-¿H-huh...?-
-Yo tomaré el lugar de Green y responderé por la comida que el te tiro.- Denuncia Red con calma al guiñar uno de sus ojos. -En otras palabras, yo me ofrezco para invitarte a comer en compensación por lo sucedido con Green.-
Preguntas iban y venían dentro de mi cabeza ante dicha propuesta salida de la nada. -Espera… ¿estás hablando en serio?- Cuestione con escepticismo y apatía, levantando al mismo tiempo una de mis cejas en clara señal de suspicacia. -P-Pero yo-...
-No tienes de qué preocuparte, Gold. Yo pagaré por todo sí eso es lo que tanto te preocupa. Además, creo que esto es lo menos que puedo hacer para compensarte.-
En cuestión de un solo y pequeño parpadeo, rápidamente cruce mis brazos por inercia al medir todas y cada una de mis opciones ante lo expresado por Red. Está en sí era una propuesta demasiado buena o generosa cómo para ser real, por lo que aceptarla sería lo más sensato. Pero-...
-¿Y bien?- Volvió a expresar Red al ajustar su gorra sobre su cabeza mientras intercambiaba miradas con su Pikachu. -¿Aceptas o-...?-
-De acuerdo, tu ganas.- Replique al suspirar con resignación. -Pero déjame decirte antes que esto no te saldrá para nada barato. Eso te lo puedo garantizar.-
Red volvió a sonreír despreocupadamente. -Hahaha, pues eso es lo de menos. El dinero no es problema para mi.-
En compensación por lo sucedido con Green, Red me guió a un lujoso restaurante ubicado a un par de cuadras del estadio principal. La comida que nos sirvieron era todo un placer para el paladar. Cómo aperitivo nos dieron un enorme platillo mixto de carnes, acompañando nuestro platillo principal conformado por papas fritas, filete y ensalada.
Alrededor de media hora después, ambos salimos al amplio patio trasero del restaurante, lugar en donde Red decidió enseñarme el resto de su equipo con el cuales tenía planeado ganar la liga pokémon tras sentarnos en unas banquetas en el extremo derecho del lugar. Ellos eran Venusaur, Snorlax, Lapras, Espeon, Aerodactyl y por último su fiel Pikachu.
-Vaya… Nada mal. Por lo que veo todos tus pokémon están perfectamente bien entrenados.- Comente con asombro, inspeccionando más de cerca a los pokémon de Red. -A decir verdad, no puedo notar ninguna debilidad aparente en ellos. Esto es sorprendente a más no poder.-
-Hehe, pues eso es gracias a todos los años de entrenamiento y las aventuras que pasamos juntos para llegar hasta este punto.- Informa Red. -Sin ellos, yo no estuviese aquí ni tampoco creo que sería la persona que soy hoy en dia.-
-Sabes, puedo notar que tanto Venusaur cómo Snorlax y tu Lapras están todos entrenados específicamente para soportar todo tipo de ataques. Su fuerte obviamente son los contraataques directos y precisos cuando el oponente se descuida. Mientras que Espeon, Aerodactyl y Pikachu aparentar tener un entrenamiento enfocado en abusar de su rapidez al atacar y aprovechar los puntos débiles.-
En el acto, el semblante de Red cambió por completo de un sonrisa a una expresión repleta de asombro. -A-Así es. Estas en todo lo correcto.- Afirma anonadado el de Pueblo Paleta, parpadeando un par de veces al mirarme de pies a cabeza con perplejidad. -¿Pero cómo rayos es que pudiste ser capaz con una sola mirada de-...?-
-Pero hay algo que no logro entender del todo. Por más que lo intento, no le encuentro sentido alguno.-
-¿Algo que no logras entender del todo?- Repitió ahora Red, luego de alzar inconscientemente una de sus cejas. -¿De que se trata?-
-Todos ellos están en su última fase evolutiva, a excepción de tu Pikachu ¿Alguna razón en especial?-
-Ohhh… Pues la respuesta a eso es bastante facil.- Advierte Red, buscando entonces en el interior de la mochila que cargaba en su espalda para sacar de aqui una pequeña pero brillante esfera de color amarillo, misma la cual aparentaba desprender diminutas rafagas de luz. -Este objeto de aquí es conocido cómo una Light Ball (Bola Luminosa). Se dice que esta es extremadamente rara de conseguir al punto ser considerada cómo una especie de mito urbano entre los entrenadores más veteranos.-
-¿L-Light Ball?- Repetí prácticamente de forma instantánea. -Ok, nunca antes había escuchado hablar de ese objeto, ¿pero que tiene que ver eso con que-...?-
-A eso iba, Gold.- Expuso Red al interrumpir mis palabras. -Cómo dije antes, este se considera cómo un mito urbano, así que no es de extrañar que nunca antes hubieses escuchado de él. Pero en resumen y también para ponerlo de un modo más sencillo, este objeto es una esfera condensada de energía pura con propiedades eléctricas que es capaz de canalizar e incrementar por encima de sus límites el poder de ataque de los Pikachu, siempre y cuando este tenga un vínculo realmente fuerte con su entrenador.-
Una transitoria pausa, de poco menos de una decena de segundos, ocurrió aquí tras todo lo expresado por Red. -Ohh… Ok, creo entonces entender el punto al qué deseas llegar. Pero aún así, con la ayuda de esa esfera, ¿tu Pikachu sería capaz de llegar al nivel de poder de su forma evolucionada?-
-Heh, pues supongo qué eso tendrás qué descubrirlo por tu propia cuenta cuando veas mi próximo combate.- Propuso Red en contraposición a mi pregunta. -Se qué quizás él no lo aparenta, pero Pikachu es extremadamente fuerte y capaz. No por nada estoy aquí en la liga pokémon.-
-Uh-huh, eso puedo notarlo a simple vista.-
Posterior a mi comentario, nuevamente el semblante de Red cambió al endurecerse de un momento a otro. -Por cierto, Gold, ¿me darías ahora la oportunidad de hacerte una pregunta un poco más personal?-
-De acuerdo. No tengo inconvenientes con eso.-
-¿Qué fue lo que te trajo a este lugar exactamente?- Cuestionó entonces el de Pueblo Paleta con curiosidad al mirarme de pies a cabeza de reojo. -Dime, ¿acaso eres un entrenador o algo por el estilo?-
De manera prácticamente automática, termine negando con rapidez. -En lo absoluto. No soy entrenador, ni tampoco tengo la más mínima intención de serlo.- Informe sin titubear y en un tono de voz algo cortante, bajando luego estrepitosamente mi mirada sobre el pasto bajo mis pies.
-¿En serio?- Preguntó Red con incredulidad y escepticismo. -Eso es un poco difícil de creer por la forma tan natural en la que acertaste sobre el entrenamiento de mis pokémon con tan solo mirarlos por un par de segundos. Tu tienes un don bastante raro y pienso qué serías un excelente entrenador en un futuro sí así te lo propones.-
Otra corta pausa se suscita en la conversación, misma qué Red utiliza para volver a mirarme a los ojos. -Sabes, en algún momento muy en el pasado sí quise ser un entrenador pokémon para seguir los pasos de mi padre y posteriormente superarlo.- Comente con apatía, molestia y nostalgia, pero sin subir del todo mi mirada al continuar observando el pasto. -Pero para responder a tu pregunta, el motivo por el qué estoy aquí se debe a qué hoy, lo creas o no, es mi cumpleaños. Cómo regalo mis padres me dieron un boleto de cortesía para presenciar todo el evento de la liga pokémon.-
-Woaa… Espera, espera un momento. ¿En serio hoy es tu cumpleaños?-
Ni corto ni perezoso, termine por asentir lentamente. -Así es.- Murmure cómo respuesta, exhalando un largo suspiro al mirar ahora nuevamente a Red y a sus pokémon. -Hoy es mi cumpleaños número once (11).-
Una efímera sonrisa se posó sobre el rostro de Red. -En ese caso, creo qué lo más conveniente sería darte un regalo.- Anunció rápidamente el de Pueblo Paleta, quitándose en ese momento su desgastada gorra al colocarla luego sobre mis manos. -Se qué quizás esto parezca poca cosa, pero está gorra a lo largo de todo mi viaje siempre me trajo muy buena suerte. Asique toma esto cómo un pequeño obsequio para qué siempre tengas suerte desde ahora en adelante.-
-Y-Yo… Ehhh… Muchas gracias… ¿S-Supongo…?-
-Hahaha, sabes Gold, tú me recuerdas mucho a mi mismo cuando tenía tu edad. Quizás fue obra del mismo destino el que tu y yo nos encontráramos aquí.-
-¿Huh? ¿En serio crees eso?-
-Así es. Yo empecé mi viaje un poco después de cumplir los doce (12) años junto con Green y otra compañera llamada Blue. Nosotros nos embarcamos en un viaje con el consentimiento y a petición expresa del famoso profesor Samuel Oak.-
-¿Blue? Ese nombre me suena conocido-. Dije rascándome la parte posterior de mi cabeza. -Hmph…-
-Si no me equivoco, hace cómo una hora atrás ella tuvo un rápido combate en el estadio principal al utilizar únicamente a su Blastoise para derrotar a todos los pokémon de su oponente.- Admitió Red tras cruzarse brevemente de brazos. -Estoy bastante seguro qué tuviste qué haberla visto.-
-Ahhh… ¡Ya creo recordarlo!- Exclamé enérgicamente. -Curiosamente la batalla de Blue fue la única de entre tantas qué vi la cual pudo captar por completo mi atención e interés. El resto de batallas qué observé fueron bastante aburridas en mi opinión.-
-Pues dejame decirte entonces qué ella es igual de fuerte qué Green o qué yo.- Confesó luego Red en un tono de voz más relajado. -El profesor Oak fue la persona quien nos dio ese pequeño empujón final para qué todos quisiéramos salir de viaje cuando el creó la primera versión móvil de la pokédex hace ya tres (3) años atrás.-
¿Acaso ese no es el sujeto qué habla junto con Mary en su programa semanal de radio en Ciudad Goldenrod?-
-Es correcto. Pero, aparte de su programa de Radio y de también ser el abuelo de Green, el profesor Oak es un científico bastante reconocido a nivel mundial por sus muchas investigaciones sobre los pokemon. Inclusive en su juventud él fue uno de los pocos campeones en la historia de la liga pokemon quien logró vencer al Alto mando de su época.
-E-espera, espera. ¿En serio aquel científico ganó la liga y también es el abuelo de ese cretino?-
-Así es, Gold. Oak fue quien me entregó a Bulbasaur en su momento cómo mi primer pokemon. Luego de eso, junto con Green y Blue antes de salir en nuestro viaje, todos prometidos qué algún día alguno de nosotros conquistaría la liga pokemon y también vencería a la Elite Four.-
-Ok… Ya entiendo un poco mejor de tu pasado y esas cosas, ¿pero qué tiene todo eso qué ver con qué yo te recuerde a ti? Porque, para ser honesto, no veo alguna relación cómo para qué pienses de esa forma.-
-La respuesta es sencilla, Gold. Yo a tu misma edad no tenía la más mínima idea de qué era lo qué deseaba hacer o conseguir con mi vida. O sea, ser entrenador pokemon no estaba entre mis planes, ni mucho menos el viajar por todo Kanto para recolectar las medallas de gimnasio.- Confiesa Red ahora en un tono nostálgico y condescendiente. -Todo esto fue algo qué ocurrió de la nada y de manera repentina para mi. Green, por su parte, siempre quiso ser entrenador debido en gran parte por la influencia de su abuelo, además de qué él admiraba con locura a ciento entrenador legendario oriundo de Johto, mientras qué Blue desde muy pequeña siempre amo jugar y pasar divirtiéndose junto con los pokemon de sus padres. Ella, de un momento a otro, decidió convertirse en entrenadora cuando un verano se fue a Ciudad Lavender para convivir con su padrino.-
-Hmm… Vale, ¿pero podrías ser un poco más específico? ¿Cómo terminaste siendo entrenador sí eso nunca estuvo entre tus planes? No lo entiendo…-
-Esa es una muy buena pregunta, Gold. Y, aunque no lo aparente ahora, yo era uno de los pocos chicos en Pueblo Paleta quien no había pensado lo más mínimo en su futuro. La gran mayoría de mis amigos o demás chicos de mi edad deseaban ser entrenadoras, mientras qué el resto se inclinaba por otro tipo de profesiones. Más yo en ese momento solo quería seguir viviendo feliz y sin preocupaciones junto con mi madre. Digamos qué en cierta forma me gustaba dedicar mi tiempo a estudiar y ayudarle en los quehaceres y ese tipo de cosas. Incluso en algún momento pensé en estudiar algún tipo de carrera en la universidad o algo por el estilo cómo leyes, qué sé yo. Pero el convertirme en entrenador es una decisión de la cual, en retrospectiva, no me arrepiento hasta el dia de hoy.-
-¿Y por qué?-
-Porque viajar te hace cambiar tu perspectiva de la vida y de las cosas en general, lo quieras o no.- Admitió animadamente Red, sin perder la sonrisa. -Curiosamente, tú y yo provenimos de los pueblos más pequeños de nuestras respectivas regiones. Ni Paleta ni tampoco New Bark demuestran cómo es en realidad este mundo. Solamente al salir y viajar es que puedes ver lugares únicos y hermosos, conoces personas que jamás olvidarás, y ,lo más importante de todo es que puedes llegar a forjar amistades las cuales valen más que todo el dinero en el mundo. Además, y no es por alardear, pero gracias a que me volví entrenador es que finalmente el Equipo Rocket fue derrotado de una vez y por todas.-
-¿Huh?-
-Ohhh… Hehehe, creo que hable un poco más de la cuenta.- Murmuró tímidamente Red, rascando nerviosamente la parte posterior de su cabeza y claramente avergonzado por su desliz. -Se suponía no debería hablar sobre ese tema…-
-E-Espera un momento… ¡Ya sé porque tu nombre y el de Green me resultan tan familiares!- Manifesté enérgicamente, antes de mirar fijamente a Red a los ojos. -Ahora todo tiene sentido. Ustedes fueron los que vencieron a Giovanni en la cima del edificio de la corporación Silph en Ciudad Saffron. Yo recuerdo haber escuchado sobre este tema hace un par de meses atrás por mi padre y también por las noticias.-
-Blue también ayudó a derrotar a Giovanni.- Aseveró el de Pueblo Paleta, aún bastante avergonzado y ruborizado. -Pero el punto al que deseaba llegar es que jamás, ni en mis más alocados sueños, imaginé estar aquí dónde estoy. Creeme, tampoco pensé que terminaría ayudando a derrocar a una de las organizaciones criminales más famosas del mundo. Todo esto fue gracias a que me volví entrenador, así qué quizás tú algún día escuches ese llamado dentro de ti.-
-¿Volverme entrenador?- Pensé dándole vueltas a esa idea dentro de mi cabeza. -Hmph… -
-¡ATENCIÓN A TODOS LOS ENTRENADORES, LA PRÓXIMA RONDA DEL TORNEO ESTÁ A PUNTO DE INICIAR!- Informó enérgicamente la carismática voz de DJ Mary, por una serie de altoparlantes aparentemente colocados por todo alrededor de Indigo Plateau. -¡RED TAJIRI DE PUEBLO PALETA Y ARTHUR CONRAD DE CIUDAD CELADON, REPORTENSE EN LA RECEPCIÓN NÚMERO UNO (1) PARA SU BATALLA EN EL ESTADIO PRINCIPAL EN DIEZ (10) MINUTOS!-
-Bueno, supongo que ya es el momento de retirarme.- Denuncia alegremente Red, antes de estirar un poco su entumecido cuerpo al levantarse de la banqueta en dónde yacía sentado. -Si deseo ganar mi próxima batalla, entonces tengo que ir a prepararme.-
-Uhh… Red.-
-¿Si?-
-Muchas gracias por todo esto y también por hablar conmigo con tanta honestidad.- Murmuré en voz baja y con vergüenza, segundos antes de agachar mi cabeza en señal de respeto. -Creeme que nunca me espere algo cómo esto. Pero aprecio que te tomaras la molestia de reponer mi comida. En verdad, muchas gracias, Red.-
Ante mi respuesta, Red utilizó su puño derecho y luego súbitamente lo chocó contra el mío. -Hehehe, descuida, Gold. Ya te había dicho que no hay problema. Pero solo espero que vayas a ver mi próximo combate, ¿de acuerdo?. -Advirtió alegremente el de Pueblo Paleta, a la vez que regresaba a todos sus pokémon a sus respectivas pokebolas. Acto seguido, Red se dio media vuelta y empezó a desplazarse hasta la salida del patio del restaurante. -Hasta la vista, Gold. Espero verte pronto.-
-Eso tenlo por seguro.- Comente en respuesta, para después mirar la gorra que recién me habían regalado. Poco después, y cómo acto reflejo, me coloque la misma sobre mi cabeza, solo que con la visera hacia la parte trasera de mi cabeza, dejando un mechón de cabello largo sobre mi frente.
Un par de minutos más tarde, y cuando finalmente encontré un asiento disponible para poder observar la batalla de Red, pude notar cómo ya a su oponente le restaban solamente dos (2) pokémon, mientras que el de Pueblo Paleta tenía aún en el campo cómo primer pokémon a su Pikachu.
-¡Rhyperior, utiliza Giga Impact (Giga Impacto)!- Ordenó agresivamente un sujeto fornido, calvo, de tez bronceada, y quien respondía al nombre de Arthur según los datos presentados en ese momento en la pantalla gigante localizada en la cima del ala oeste del estadio principal. -¡Acaba con esa rata amarilla!-
-¡Pikachu, contraataca con Grass Knot (Hierba Lazo)!- Exclamó ahora Red sin titubear y con visible tranquilidad y confianza. -Ya sabes qué hacer, amigo.-
Haciendo caso a lo ordenado por su entrenador, el pequeño pokémon de tipo eléctrico colocó rápidamente sus patas delanteras en el suelo y luego este empezó a brillar y a recubrirse de una peculiar aura de color verde. Rhyperior, por su parte, se dispuso simplemente a correr en dirección a Pikachu para terminar con él. Pero, justo cuando el pokémon de tipo tierra se colocó a escasos metros del pokémon de Red, el pasto que estaba debajo de él se enredó con sus patas haciendo que perdiera el equilibrio y posteriormente cayera de forma bastante estrepitosa debido en parte a su peso y gran tamaño.
-Mientras más pesados, más fuerte y dolorosa es la caída.- Comente mentalmente al ver lo sucedido. -Utilizar Grass Knot en un pokémon tan pesado cómo Rhyperior siempre es una buena estrategia. Red definitivamente sabe lo que está haciendo.-
-¡Pikachu, terminalo con Iron Tail (Cola de Hierro)!-
-¡D-Demonios… Rhyperior, levántate y esquiva!- Ordenó Arthur con desesperación y al ver que su pokémon estaba a duras penas consciente. -¡N-No puedes dejar que te golpee!-
Pero por desgracia, fue demasiado tarde para él. Rhyperior era demasiado pesado como para poder esquivar el ataque de Pikachu, quien ya estaba a escasos metros de su objetivo. Ahora, de manera rápida, precisa y en un solo movimiento, el pokémon eléctrico golpeó ágilmente con su cola al pokemon de tierra en su cabeza, lo qué ocasionó qué Rhyperior no pudiese continuar con la batalla al yacer inconsciente sobre el campo.
-Grrr… Rhyperior, regresa.- Gritó su entrenador, bastante malhumorado al regresar a su pokémon para que descansara, arrojando luego otra pokebola al campo. -Es tu turno ahora Machamp, no me defraudes.-
Luego de que se abrió la pokebola de Arthur en el campo de batalla, se formó ante los ojos de los miles de espectadores que estaban en el estadio un fornido y musculoso pokémon de color grisaseo, mismo el cual poseía cuatro (4) enormes y fornidos brazos a los lados de su torso.
-Pikachu, creo que es el momento de terminar con esto de una vez por todas.- Propuso confiadamente el de Pueblo Paleta. -¡Utiliza Volt Tackle (Tacleada de Voltios)!-
El pokémon de Red asiente con la cabeza y, sin perder el tiempo, comienza a correr en dirección a Machamp. Alrededor del cuerpo de Pikachu se empieza a formar una inmensa cantidad de electricidad, misma que echaba chispas por doquier de forma violenta. Todo el estadio estaba en silencio, incluyéndome a mí. Era ahora obvio y hasta palpable el nerviosismo que transmitía todo el público presente.
-M-Machamp, necesito que lo esquives y luego utilices Close Combat (Combate Cercano).- Ordenó nerviosamente Arthur, mientras observaba cómo el pokémon de Red se acercaba cada vez más. -De lo contrario, este será nuestro fin.-
Instantes después de la orden de Arthur, Pikachu, sin mucho esfuerzo, y gracias a su abrumadora velocidad, embistió en el pecho a Machamp antes de que este pudiera ejecutar su ataque o pudiese inclusive reaccionar del todo. El impacto en sí produjo un gran estruendo y seguidamente se generó una explosión que llenó todo el campo de una espesa capa de humo que hacía difícil poder observar el resultado del choque.
Varios incómodos segundos llenos de incertidumbre pasaron lentamente. Poco después, el humo se disipó y se pudo empezar a ver cómo el Machamp de Arthur aún seguía tranquilamente de pie, en contraposición del Pikachu de Red, quien estaba ahora a escasos cinco metros de su oponente con una expresión de dolor, aparentemente debido a la gran cantidad de chispas eléctricas que aún se desprendían de su cuerpo.
-¡Machamp, utiliza Terremoto!- Ordenó Arthur. -¡Acaba con ese maldito Pikachu!-
Pero el pokémon no reaccionó a la orden de su entrenador y simplemente se quedó perfectamente inmóvil. -¿Machamp, qué rayos te pasa?- Preguntó Arthur con evidente preocupación, mientras miraba agresivamente como su pokémon no respondía ni reaccionaba del todo. -¿Qué demonios estás esperando? ¡ATACALO, AHORA!-
Milésimas de segundos después, Machamp cerró sus ojos y se dejó caer rendido al suelo. Ante esto, el árbitro del encuentro, estando esté a un costado del campo de batalla, levantó una de las dos (2) banderas que sostenía en sus manos en dirección a Arthur en señal de que el ganador era Red. Ahora, y cómo por reflejo, el público enloqueció y empezó a aplaudir con euforia y alegría.
Red estaba entusiasmado y se notaba en su resplandeciente y sonriente rostro. Él alzó su brazo derecho en señal de triunfo y luego corrió en dirección a Pikachu para celebrar su victoria.
Posteriormente, el torneo prosiguió su curso sin problemas, y en cuestión de un par de horas más, Red logró avanzar a la final venciendo contundentemente a todos sus otros oponentes. Lo único que faltaba ahora era el resultado de la otra semifinal, misma que pondría frente a frente a Green contra Blue. Solo era cuestión de tiempo para saber quién pelearía contra Red en la gran final.
