III
Paz
Hateno era la aldea más meridional del antiguo reino, protegida por la muralla que presenció la última batalla de Link y el ascenso de Zelda, la ciudad que escondía a uno de los últimos sheikah capaces de entender la tecnología ancestral y así mismo una aldea que apenas había sufrido las consecuencias de la así llamada era de los campos llameantes.
Por ello para nadie pasó desapercibido la primera vez que un joven cubierto de heridas y cargando armas oxidadas entró a su pacífica aldea; con mirada férrea y voz determinada, respondió que iba hacia el laboratorio de los ermitaños sheikah que habitaban colina arriba. Pasaron dos días y el joven descendió, gracias a la encargada de la posada supieron que su nombre era Link, dijo ser un viajero y aparte de una cama simple, para pasar la noche, lo único que la gente logró saber de él es que antes del atardecer fue hasta la playa a recuperar el ganado que unos monstruos habían robado.
Un pago humilde fue todo lo que aceptó y a la mañana siguiente marchó en silencio.
La segunda vez que le vieron fue ya tres meses después, ahora con ropas mucho más cómodas que sus anteriores harapos y con armas que sin duda destilaban letalidad, Link saludó cortésmente a Uma que solía sentarse a un costado del camino y siguió su camino hasta el laboratorio, mas antes del atardecer pidió una cama en la posada Así comenzó un constante ir y venir de parte del joven viajero, algunas veces pasaba días, otras solo un par de horas, de vez en cuando jugaba con los niños que alucinaban al verle cargas sus cuidadas armas, ciertos días cocinaba mientras charlaba sobre el clima o la cosecha con Uma y su esposo, había días en que Iba a hablar con Bolsón quien aparentemente había detenido la demolición de la casa tras el puente por alguna razón, Link paso mucho tiempo en Hateno y aun así muy pocos saben realmente sobre él
El día que la casa tras el puente comenzó a lucir un letrero con su nombre, todo el pueblo se sorprendió, los rumores volaron y, sin embargo, como ya era costumbre a los días marchó en su caballo. Raro fue lo que la mayoría siempre dijeron al referirse al viajero, no solo parecía ser un aventurero, sino también uno afortunado como pocos, pues era innegable que el chico tenía riquezas, era cosa de ver sus ropas y armas cada vez más refinadas, no obstante, ello no parecía importarle, algo le llamaba siempre de vuelta al camino y la humilde gente de Hateno no lo entendía.
¿Por qué arriesgar su vida cuando aquí en su cálida aldea podía tenerlo todo?
Ninguno de los jóvenes con los que solía conversar ni mucho menos las madres chismosas pudieron siquiera imaginárselo.
—Espero encuentres finalmente aquello que buscas y ello por fin traiga paz a tu corazón. — fueron las palabras con las que se despidió Uma la última vez que Link estuvo en la aldea hace ya dos meses.
El joven se sorprendió, pero al ver como la amabilidad en el rostro de la anciana seguía presente, solo pudo agachar su cabeza ligeramente para afirmar.
…
Justo como la primera vez que piso aquella humilde aldea para nadie paso desapercibido la llegada de Link luego de meses de ausencia y sin duda que todos notaron a la chica que descansaba a lomos de su caballo mientras él caminaba frente a él sosteniendo sus riendas.
Todos le saludaron y recibieron un cortés asentimiento de su parte, pero solo una persona le hizo detenerse de su marcha colina arriba.
—¿Has cuidado bien de ti? — fue la pregunta de la anciana sentada a un costado del camino.
—Lo mejor que he podido. — fue su respuesta mientras se inclinaba para tomar las manos de la mujer entre las suyas. — Es bueno estar de vuelta.
La mujer sonrió ante la suavidad de sus palabras y con la misma le respondió.
—Es bueno tenerte de vuelta. ¿Has hallado lo que buscabas? — preguntó sin dejar de mirarle.
—Han pasado muchas cosas. — fue toda su respuesta.
—Ya tendrás tiempo de contármelas y también presentarnos adecuadamente. Ahora estoy segura de que nuestra vecina te espera con ansias colina arriba ¿No es así, héroe prometido?
Incluso Zelda dio un respingo al oírle mencionar aquel epíteto y aunque Link era conocido por su temple inamovible, no hubo forma de ocultar su sorpresa.
—La edad trae más que solo arrugas y huesos frágiles, a veces también ayuda a recordar cosas que nadie más recuerda, como la historia de cierto hombre que se dijo una vez volvería incluso de la muerte para cumplir su deber.
Zelda no lo vio, pero Link le sonrió con una gracia que nunca había visto.
—Ve. — fue todo lo que dijo la mujer para qué luego prosiguieran su camino.
Zelda contuvo su necesidad de respuestas ante lo sucedido, pues de algún modo prefería ser cautelosa con Link, pues no sabía cómo podría reaccionar ante su típica personalidad inquisitiva.
La sensación de que la persona frente a ella era la misma que conocía desde hace cien años y al mismo tiempo no, era algo con lo que lentamente convivía más y más, pero para su suerte él detuvo sus ideas.
—Antes de llegar hacia el laboratorio, he de advertirte que Purah no se ve exactamente como esperas. — dijo con calma el joven a mitad de camino.
—¿Qué quieres decir? ¿Algo malo le sucedió?
—No, al menos desde el punto de vista de su genio excéntrico. Creo.
Eso no le tranquilizó.
La princesa se removió incómoda ante las posibilidades, pero Link nuevamente le detuvo de hundirse en ello.
—De algún modo, logró crear una runa de rejuvenecimiento, pero algo salió mal y ahora luce como una niña de unos 6 años.
Su tono serio era innegable y solemne, pero lo dicho en sí era tan absurdo, que Zelda no pudo evitar decir.
—¿Es una broma? ¿Ella se rejuveneció hasta la edad de una niña por error? ¿En serio?
—Tan estúpido como suena es.
Zelda conocía a Purah, la había visto hacer cada irracionalidad posible con tal de probar alguna teoría suya; esa mujer era la definición de un genio excéntrico, pero de alguna forma esto era incluso demasiado loco para ella.
—No me lo puedo imaginar.
—Seguramente ella podrá explicarlo mejor, quizás. Aunque he de admitir que es algo tierno verla arriba de una silla mientras revisa una pila de papeles.
Una suave risa escapó de Link, aunque antes de que Zelda pudiera decir algo, el silbido de algo hizo que el joven se moviera en evasión para temor de la chica.
Fue una piedra.
—Y pensar que te ríes de las desgracias ajenas, Link. Yo que he sido tan amable contigo. —dijo una voz que ninguno reconoció, mas aquel apodo solo podía provenir de una persona.
Solo una persona en todo Hyrule tenía el nervio para llamarle así.
Zelda guío su mirada colina arriba y justo como cuando vio a Paya por primera vez, la persona delante de ellos era la viva imagen de alguien que debía ser una anciana.
Vistiendo un vestido azul oscuro cubierto de un abrigo largo blanco con detalles en rojo, frente a ellos había una chica que fácilmente lucía de unos dieciséis años.
—¿Purah, eres tú? —dijo Zelda mientras trataba de asimilar lo que veía.
—Creí que serías más alta. — dijo Link para que casi al instante una segunda piedra volará hacia él. Esta vez la atrapó.
—No quiero oír eso del hombre que creció a sus veinte años.
Link solo río con sorna para asombro de Zelda.
¿Él estaba bromeando con alguien?
—¿Entonces despertaste de pronto siendo una adolescente? — preguntó el rubio.
—Ojalá fuera tan simple de explicar. Vamos. — dijo dando la vuelta. —Tengo trabajo por hacer y aquí no lograré nada.
Ambos siguieron a la chica con extrañeza u al menos Zelda se sintió un tanto descolocada, pero no dijo nada y por su parte Link no parecía prestar atención sus inquietudes por el momento.
El laboratorio no había cambiado mucho desde lo que podía recordar, aunque ciertamente hace un siglo su interior estaba más ordenado, el efecto Purah, como alguna vez alguien le llamo; donde todo es un caos, pero de alguna forma eficiente.
—¿Dónde está Symin? — preguntó Link de no verlo en su habitual rincón.
—Lo envié a revisar el horno y hacer las compras.
—¿Sigues sin ir al pueblo?
—No tengo motivos para ir, tampoco quiero a todos encima de mí. — respondió mientras le daba la espalda buscando algo en su escritorio.
—Los niños extrañan ver a la abuela Purah correteando con la llama azul. — su tono fue tan plano como siempre, pero algo en la mención de la palabra abuela hizo que la chica se molestara.
Zelda sintió un ligero escalofrío, a Purah nunca le gusto que mencionaran su edad.
—A esta altura somos casi igual de viejos, técnicamente tienes unos ciento veintiún años ya. — No volteó ni siquiera mirarle y tampoco parecía molesta, realmente estaba concentrada.
—Es raro. — dijo Link con cierta melancolía. — No creí que viviría tanto.
—Volver de la muerte no es algo que muchos puedan lograr, Sir Link.
Su tono era serio y, sin embargo, no parecía haber ningún ápice de segundas intenciones en la mención de su ya olvidado título. De alguna forma, el ambiente entre ellos dos se sentía más confidente.
—De todas formas, ya habrá tiempo para pensar en ello, ahora tenemos cosas más importantes que hacer.
Finalmente, volteo hacia ellos y solo estiro su mano hacia Link en una petición clara a quien solo resoplo al saber lo que quería. La tableta pasó hacia sus manos con rapidez, la analizo, para luego pasar a Zelda y mirarla fijamente.
—Link, puedes irte. — dijo sin mirarle. — Y tú, desnúdate. — Le ordenó a la chica mientras le miraba con absoluta seriedad.
—¿Disculpa? — habló finalmente llena de desconcierto la princesa.
—Voy a examinarte. — fue todo lo que dijo la sheikah.
Link ni siquiera se tomó el reparo de cuestionar lo que pasaba, solamente salió diciendo que volvería en una hora.
—Purah…— dijo Zelda solo para ser interrumpida.
—Estuviste cien años encerrada junto a la encarnación del mal, no voy a dejar que salgas de aquí hasta que compruebe que no hay nada mal contigo.
Su tono era serio, y, sin embargo, sus ojos estaban llenos de una mezcla de alivio y preocupación. De pronto algo iluminó su mente.
—Estabas esperando nuestro regreso, a mitad del camino, sabías que vendríamos.
—Impa envió un mensaje. Sé lo que paso con Link y sé que mi hermana no quiere ver todo el panorama, pero también entiendo cómo se siente él. Link no es el hombre que solíamos conocer, aunque no sé exactamente cuánto de ello es verdad.
Zelda solo asintió la afirmación, eso era algo que ya sabía y, sin embargo, cada vez que era mencionado sentía pesar.
—Por cierto. — dijo la investigadora acercándose para de pronto envolverle en sus brazos. — Me alegra que estés sana y salva. He estado esperándote todo este tiempo, sabía que lo lograrías.
Las dudas se fundieron en la calidez de su vieja amiga.
…
Bolson le miró con cierta inquisición en sus ojos y fiel a su estilo preguntó sin dudar.
—¿Así que es cierto que has llegado con una jovencita de vuelta? — su tono era el de siempre, pero Link no pasó por alto la mirada llena de interés que le dio.
—¿Has terminado lo que te pedí? — fue lo único que dijo Link ignorando totalmente su pregunta.
—Dudas de nuestras capacidades, qué descortés. — fingió ofensa.
—Asumo que si tienes tiempo para chismes es porque mi casa está más que lista.
—Desde hace dos días, jovencito y si aún dudas de mis capacidades y las de mis trabajadores, entonces ven y comprueba por ti mismo la calidad de nuestra obra.
Link se abrió paso entre ambos hombres hacia su casa más allá del puente.
El letrero indicaba su propiedad y tras ella estaba su pequeña casa, no entro, solo le bordeo por la derecha para ver como aquel pequeño cuarto a un costado ahora él fácilmente del triple de su tamaño y de piedra.
—¿La madera que te di fue suficiente? — preguntó mientras abría la puerta de la ahora era su sala de baños.
—Sobraron exactamente dos bultos y todos los muebles quedaron de maravilla. — respondió el constructor.
Volvió hacia la puerta de acceso y entro sin mucha ceremonia, era su casa después de todo y una vez dentro solo miro hacia la izquierda donde su pared adornada con armas había sido reemplazada con un estante y artículos de cocina; continúo su inspección visual por el resto de paredes también libres de armas y finalmente volteó hacia la escalera, pero no era lo que había arriba lo que le importaba sino detrás. En el espacio bajo la misma escalera ahora había una cama junto con una repisa y un candelabro.
—Ahora parece más un hogar, en vez de una bodega con cama. — comentó Bolson.
Ciertamente, no usaba realmente su casa desde que la compró, más bien solo llegaba de paso a la aldea y solamente dejaba lo que no necesitaba en su casa para al día siguiente partir nuevamente.
—Creo que ahora resultará verdaderamente encantador para tu bella invitada.
La picardía en el comentario era obvia y Link no lo dejo pasar, aunque tampoco se tomó la molestia de vocalizar palabras, simplemente le dio una mirada gélida al hombre.
—Jefe, no le moleste. — intervino Karson.
—¿Yo? Pero si solo digo que dejamos este lugar tan bello que incluso una princesa podría vivir aquí. ¿No lo crees, Link?
Bolsón era una persona simple, le gustaba dar lo mejor en su trabajo, cobrar precios exorbitantes y por alguna razón, tocarle los nervios a Link.
Cosa que nunca había logrado del todo, para su suerte.
Bolson no era estúpido, mas tampoco era el más inteligente, sabía que Link no podía ser solamente un viajero y que el cambio en el paisaje de Hyrule los meses desde su primer encuentro se debían al joven. Por ello deducir quien era la chica, por quién pidió expresamente volver su casa un lugar acogedor no fue difícil.
—Lo es. — dijo finalmente el joven rubio para sorpresa de ambos. — Han hecho un buen trabajo, ahora podremos descansar a gusto. Tienen mi agradecimiento.
Eso fue inesperado, había recibido elogios, pero nunca de él, Link siempre miraba con cuidado el trabajo que le entregaban y solo asentía en aprobación.
Quería molestarle, quería causar que esa cara siempre inexpresiva se cubriera de vergüenza e incomodidad, ¿pero cómo podría luego de escuchar unas palabras tan honestas?
Finalmente, Bolson se rindió. Nunca entendería a Link.
—Solo espero que a tu bella acompañante también le guste. Recibir un cumplido de ella sin duda sería único. — dijo tratando de ocultar la sonrisa en su expresión.
—Te lo haré saber si es que lo hay.
Finalmente, luego un poco más de charla, Link quedó solo en su vivienda, recorrió el lugar con la vista y simplemente dejo salir un pequeño suspiro de alivio.
Aunque quedaba tiempo y también cosas por hacer.
…
Zelda tomó una bocanada de aire y exhaló lentamente, mientras con su mano izquierda alejaba el cabello de su espalda y con la libre cubría sus pechos.
—Una vez más. — pidió Purah mientras con cuidado posicionaba un estetoscopio de madera en su espalda.
—Expansión pulmonar normal. — dijo más para sí misma que para la princesa, para luego dar suaves golpes con sus dedos en tres lugares específicos. — Sonoridad normal a la percusión.
Zelda se mantuvo quieta y no hablo a menos que se lo pidieran, podía entender la preocupación de su amiga, pero Impa también le había examinado, aunque de forma mucho menos científica.
Primero fue su cabeza, sus ojos, oídos y boca, luego su corazón, pulmones y abdomen, seguido de sus extremidades y columna; ninguno presentó ninguna anomalía, ni siquiera presentaba rastros de anemia.
Purah finalmente se sentó mientras tomaba apuntes en una libreta y una vez Zelda estuvo completamente vestida preguntó.
—¿Cómo te sientes?
—Bien. Un poco cansada por el viaje.
—¿Y emocionalmente?
Hay cosas que no necesariamente se ven físicamente y con Zelda eso siempre había sido un tema a considerar.
—No es fácil despertar en un mundo donde todo lo que conocías se ha ido. — su expresión era melancólica. — A momentos siento que ni siquiera debería estar aquí.
—Has luchado cómo nadie, Zelda, de todos nosotros eres quien más merece ver cómo este mundo renace en paz.
—¿Y qué hay de Link? ¿Acaso no ha luchado más que yo?
—Princesa, Link merece la paz tanto como tú, pero vuestras luchas han sido distintas. Mientras tú mantenías encarcelado a Ganon Link tuvo que recorrer esta tierra aprendiendo quién era y cargando con una responsabilidad enorme, pero, aunque parezca duro, también pudo crecer como persona. Ya lo has visto, el chico ahora bromea e incluso es sarcástico cuando quiere. Sí, Link ha sufrido, pero tú también y por ello que estés aquí es más que merecido.
La rubia solo asintió.
—Pasaremos el invierno aquí, descansaremos. —comentó Zelda con calma.
—¿Y luego?
—Recorreremos el reino, quiero ver con mis propios ojos lo que ha hecho el paso del tiempo.
—Te sorprenderá lo poco que hay que ver y al mismo tiempo mucho que verás. Pero yo me preguntaba más sobre qué harás con Link.
—¿Eh? — dijo la chica obtusa.
Purah golpeó la mesa con ímpetu.
—Ya sabes. ¿Planeas por fin hacer que Link siente cabeza y finalmente romper tu cereza?
Zelda paso de la ignorancia a un rojo, entremezclando furia y vergüenza por igual.
—¡Purah! ¡Tengo diecisiete años!
—Ciento diecisiete años, para ser más exactos y aunque no fuera así en tus tiempos, nuestros tiempos ya estarías en regla para ello.
—Eso no es a lo que me refiero.
—¿Entonces qué? Van a vivir juntos. ¿No?
Para ese momento la sheikah estaba más disfrutando el molestar a la chica de lo que realmente le preocupaba la relación entre ambos jóvenes.
—Solo basta que le des un par de guiños y sonrisas pícaras y seguro cae por ti.
—¡Basta! Link no es así.
—¿Quién sabe? Lo único seguro sobre él es que le gusta comer y contigo tendría más que un festín.
Zelda intentó refutar, pero la risa de la "genia excéntrica" llenó el lugar y eso fue suficiente para hacerle salir del lugar sin mediar más palabras y con fuerte portazo.
Avanzo un par de metros sintiendo aún el rubor y de pronto solo escuchó una voz.
—¿Comenzó a hacer bromas de mal gusto? — Link se detuvo frente a ella a lomos de Kharon.
Ella simplemente asintió y Link tarareo una risa.
—Al menos ahora es una adolescente, no sabes lo perturbador que es oír a una niña hablar como lo hace ella.
Zelda solo negó y Link finalmente le tendió una mano.
—Vamos, aún es temprano y creo tenemos que hacer un par de compras.
Le ayudó a subir tras él y una vez estuvo segura a lomos del caballo, comenzó su carrera cuesta abajo.
Comentarios finales:
Saludos.
Bien, esta historia no está abandonada, el tema es que ser un adulto responsable, me quita cada gramo de ánimo y tiempo posible.
Este será un proyecto más lento de lo deseado.
La salida de TOTK también tiene que ver, pues obviamente ahora tendré que jugarlo hasta hartarme, pero la historia tiene gran parte de sus lineamientos listos, así que solo queda poder avanzar con ella.
Los primeros capítulos siempre son los más complejos para mí, siempre ideo cosas desde un punto medio y desde ahí voy hacia los extremos, esta no es la excepción, no obstante, decidí abordar temas más maduros aquí y de distintas formas, así que a pesar de estar marcada como contenido explícito recomiendo criterio al momento de leer.
Cómo dije en una nota anterior uso en su mayoría los nombres de personajes y traducciones inglesas, pues son las que suelo preferir, caso como de Hateno en vez de Hatelia y Bolson en vez de Karud y para este caso en específico el juego de palabras de todos los personajes relacionados con la constructora terminan en "son".
Purah es vez de Prunia también se debe a esto, aunque también porque es lo más parecido a su nombre en japonés que es Purua.
Los sheikah en general en BOTW tienen nombres relacionados con frutas o verduras, sí, cómo Paya (Apaya en latino) el caso de Purua viene de un anagrama de la pronunciación de Apple en japonés que sería "Apuru" me gustó como curiosidad y por eso preferí más el nombre en inglés desde que lo supe.
Y continuando con Purah, la idea de ella siendo una adolescente es algo que tuve hace un tiempo, pero para este momento Aonuma y su equipo ya me sacaron ventaja, pero bueno, hay algo en la forma como se expresa Purah que me gusta, es su forma de ser una niña y al mismo tiempo ser cruda como la anciana que es, cómo adolescente es peor según mi concepto.
Para este momento, el cuarto capítulo ya está en camino, pero tomando en cuenta que el viernes tengo que ir por mi copia del juego nuevo y luego partirle la madre a Ganondorf y salvar a la waifu… pues digamos que no puedo prometer constancia con la producción de capítulos. Espero comprensión.
Espero este capítulo haya sido de su agrado.
Cualquier duda, crítica o comentario será bien recibido.
Nos leemos.
J_Leblanc.
PD: Gracias por todo Artemiss, eres la mejor.
