¡Hola! ¿Cómo han estado?.

Sé que dije que volvería a mediados de Abril pero bueno... A veces la vida se pone complicada jajaja.

Antes de iniciar, me gustaría pedirles que me regalen algunos minutos de su tiempo para leer estas notas introductorias. Me gustaría hacer un par de aclaratorias previas debido a que esta historia va a tocar una temática que para muchos es bastante sensible: La Religión. No solo eso, sino que la historia tocará directamente el tema de los "Campamentos de Conversión". Considerando lo delicado del tema, preferí que la clasificación de este fic fuese M desde el principio.

Cuando escribí esta historia no la pensé a manera de ataque hacia una religión es especial. Es más, soy de las personas que creen que cada quién puede encontrar paz en la religión o creencia de su preferencia, así como en ninguna. Finalmente, la decisión de seguir o no una figura religiosa es individual. Aún así, no podemos negar que entre los seres humanos muchos tienen un fuerte componente de maldad en su interior, y tristemente muchos se escudan en ciertos códigos morales para causar daño a otros. En todas las religiones existirán personas bondadosas, pero también personas terribles con moral cuestionable. Entre los que no profesan religión alguna existen personas increíbles que actúan de manera correcta y amable sin esperar nada a cambio, pero también habrá personas nefastas. La tendencia a la maldad o a la bondad escapa del ámbito religioso y afecta todos los aspectos del ser humano.

Debido a la temática, la historia se desarrollará en el marco de una religión definida. En parte, es porque mucha de la documentación que existe acerca de estos campamentos está asociada a esa religión en especial. No es que no existan figuras similares en otras religiones, es solo que de esta se encuentra información más detallada acerca de esos hechos. Incluso, desde mi pequeña pero aterradora experiencia, sé lo complicada de esa manera de pensar referente al tema de la diversidad sexual entre muchos (no todos) los seguidores de esa religión.

Les reitero: Esto no se trata de un manifiesto en contra de una religión en especial. Es por eso que les pido encarecidamente que, quizá en los pocos comentarios que se reciban en esta historia, dejen fuera el debate religioso. A estas alturas, el mundo necesita personas más amables y respetuosas jajaja.

El comienzo de esta historia será un poco lento, pero creo que es necesaria esa explicación de ciertas dinámicas. Creo que escribir esto me dio la oportunidad de explorar un poco esa versión de la Precia sumamente severa que vimos en esa primera temporada, aunque fue también un proceso doloroso. Para muchos que han estado expuestos a las ideas que se desarrollarán en este fic, quiero que sepan que mi corazón está con ustedes, y desde luego entenderé si prefieren no leer esta historia.

La canción que aparece cerca del final, a manera de dato, es la versión acústica de "What a Beautiful Name" compuesta por Hillsong Worship. Por cierto, que curioso mes para empezar a subir esta historia. También, le extiendo un saludo a YukaiKraken por nuevamente acompañarme con ese arte tan precioso. Dicho lo anterior, manos a la obra. ¡Gracias por acompañarme en este nuevo viaje!

Disclaimer: MSLN ni sus personajes me pertenecen. Todo el crédito a sus respectivos autores.

Capítulo 1: Bienvenida al campamento.

A Nanoha siempre le habían gustado los viajes en carretera, quizá porque viajar por horas en un automóvil le recordaba a su niñez, cuando su padre aún vivía y, junto al resto de su familia, se embarcaban en una larga travesía recorriendo parajes solitarios por varios días para acampar y alejarse momentáneamente del estrés de la ciudad. Encontraba algo fascinante en atravesar esas carreteras que parecieran no tener fin, extendiéndose por kilómetros y kilómetros que pasaban por parajes desérticos y arboledas, y solía permanecer con la cara pegada al cristal, observando las maravillas de cada uno de esos paisajes como si el mundo se estuviese desplegando por primera vez frente a ella.

Esos árboles que colindaban la carretera que atravesaba ahora sentada en el asiento de copiloto del viejo automóvil de su hermana eran completamente desconocidos para ella y, aunque en otra ocasión los hubiese visto con inmenso interés, esta vez no podía evitar verlos con inmensa melancolía, e incluso algo de culpa invadiendo los recovecos de su mente.

Por primera vez estaba haciendo un viaje que odiaba, un viaje que no quería hacer en lo absoluto.

Y todo había sido por su culpa. Por causar demasiados problemas.

Porque eso era lo que había hecho. Preocupar a su madre, y causarle problemas por culpa de algo que sentía que no podía cambiar aunque lo intentara. Había intentado cambiar, había hecho lo posible por ocultarlo, pero por más que trataba y trataba no podía evitar sonrojarse cada vez que veía una chica bonita. Para no preocupar a su religiosa madre incluso había empezado a ir a la iglesia junto a ella los domingos, pero nunca se había imaginado que Carim Gracia, una chica de su edad que pertenecía al coro de la iglesia, terminaría posando sus ojos en ella, con todo lo que eso implicaba.

Como besarse tras el edificio de la iglesia luego del servicio dominical pensando que no serían descubiertas, solo para ser atrapadas en el acto por el pastor encargado de los estudios bíblicos juveniles.

Luego de todo el drama, lágrimas y admisión de culpabilidad, su consternada madre había buscado orientación con el pastor para que la ayudara a sanar esa terrible enfermedad que aquejaba a su hija más pequeña.

Como si eso fuese una enfermedad, entre todas las cosas.

La solución del joven pastor había sido bastante apropiada para los estándares de la congregación. El único capaz de sanar esas desviaciones provocadas por la influencia del maligno era Dios, y un periodo de retiro y oración extenuante en donde Nanoha abriera su corazón a la influencia del Salvador para poder ser curada por la fe. Afortunadamente, él conocía el mejor sitio para ese retiro.

Un campamento especializado en retiros de oración.

Su madre, con lágrimas en los ojos, la había inscrito en ese campamento. Nanoha se había negado, rotundamente. Había hecho pataletas, intentado razonar con su madre, tratado de explicarle que no tenía ningún tipo de enfermedad ni nada por el estilo, pero la presión de los pastores de la congregación sobre su madre era tan grande que, al ver la angustia en los ojos de la matriarca de la familia, no le había quedado más opción que aceptar.

Y así era como había terminado en ese automóvil junto a Miyuki, atravesando kilómetros de zonas boscosas para irse a rezar en el medio de la nada, rogando por un milagro.

Con pesar, miró nuevamente el panfleto que le habían entregado con una pequeña información acerca del campamento, lleno de personas sonrientes y con biblias en sus manos.

"Campamento de Verano Salvados por el Señor"

¿De qué rayos iban a salvarla? ¿De la inmensa culpa que habían grabado en ella al llamarla aberración?

Si fuera tan fácil dejar de ser lo que era desde hace un buen tiempo lo hubiese hecho, y así se estuviera ahorrando el escarnio al que la comunidad de feligreses de la congregación a la que asistía su madre intentaba someterla.

Frustrada, dejó escapar un largo suspiro, intentando no arrugar de la rabia el panfleto que tenía entre sus manos. Al subirse al automóvil para irse a ese campamento había decidido que le seguiría la corriente a su madre y a los pastores de la iglesia. Volvería al oscuro closet, rezaría y se comportaría como toda niña buena temerosa de Dios.

Y haría todo lo posible para poder entrar a una universidad lejos de su actual pueblo natal para poder rehacer su vida fuera del closet, en un sitio en donde todo su círculo social no quisiera apedrearla por pecadora.

Durante el resto del viaje permaneció en silencio, mirando a través del cristal de la ventana del asiento de copiloto mientras su hermana sintonizaba la radio en una emisora independiente, para musicalizar el viaje con algunas canciones tranquilas. Luego de una pequeña parada en una gasolinera para ir al baño y repostar combustible, continuaron viajando por algunas horas más hasta que, emplazado prácticamente en el medio de la nada, divisaron la entrada del campamento al que Nanoha iría.

Miyuki detuvo el automóvil en el amplio lugar que habían designado como estacionamiento, y Nanoha no pudo evitar sorprenderse al ver la cantidad de vehículos estacionados en ese lugar. Con una sonrisa agridulce, pudo ver como chicos y chicas que parecían tener todos edades similares a las suyas, lucían nerviosos y aterrados mientras caminaban a las mesas de recepción del campamento que habían instalado en la entrada del recinto. Logró ver muchas expresiones de rabia, sobre todo en chicos que parecían sostener sus mochilas y bolsos de viaje con ganas de lanzárselas de vuelta a sus padres, mientras sus acompañantes parecían avergonzados de tener que traer a sus hijos a ese lugar.

Pero también vio muchísimas expresiones de tristeza, y otras tantas de culpa.

Mientras Nanoha miraba hacia la fila de personas que esperaban por hablar con los orientadores, Miyuki sacó su bolso de viaje desde el maletero del auto y se acercó a ella, entregándole el equipaje.

Nanoha musitó una débil despedida pero, antes de alcanzar a avanzar, su hermana la tomó del brazo y la abrazó fuertemente.

- Quiero que sepas que no todos en la familia pensamos que tienes un problema Nanoha - susurró Miyuki a su oído, mientras la abrazaba - Sé que Mamá y Kyoka pueden ser un poco necios, pero yo no creo que estés enferma. Prométeme que serás fuerte, y que no dejarás que quiebren tu voluntad.

- Gracias Miyuki - murmuró Nanoha, conmovida - No sabes lo que significa esto para mí.

- Ahora ve - le dijo su hermana, palmeando ligeramente su hombro para darle ánimo - Mucha suerte.

Más animada, y con la tranquilidad de que al menos no se encontraba tan sola en el mundo, se despidió de Miyuki y corrió hacia la fila de ingreso. Más adelante en la fila los orientadores empezaron a dividir la fila en una línea para chicos y otra para chicas, así que Nanoha se apresuró a posicionarse en la línea de las chicas y esperó pacientemente a avanzar.

Cuando llegó su turno, no se imaginó que la orientadora que la atendería sería tan cercana a su edad como parecía serlo.

La chica que la esperaba en el mesón para verificar sus datos era rubia, con unos vivaces ojos borgoña que la miraban amablemente. Portaba en su rostro una sonrisa gentil, que solo se ensanchó al verla, como si estuviera intentando reconfortarla de alguna manera. Iba vestida con unos pantalones de mezclilla y una sencilla camiseta blanca que le daban un aire fresco y amigable, y, entre sus manos, sujetaba algunos papeles que parecían ser una copia del listado de ingresos.

- ¡Hola! - saludó la rubia, alegremente - Bienvenida al campamento de verano. ¿Cómo te llamas?

- Hola - murmuró Nanoha, haciendo todo lo humanamente posible por no sonrojarse ante la amabilidad de la chica - Soy Nanoha, Nanoha Takamachi.

Al escuchar su nombre, la chica se apresuró a revisar entre los papeles, para luego tomar un bolígrafo que tenía a su alcance y tildar el espacio junto al nombre de Nanoha.

- Nanoha, Nanoha ¡Acá estás! - exclamó la joven, al encontrar su nombre - ¡Bienvenida Nanoha! Mi nombre es Fate. Al ingresar, reúnete con el grupo de chicas que está hacia la izquierda - Agregó, señalando a esa dirección - Muy pronto llegará otra orientadora que les mostrará el lugar, y ella también te indicará a cuál cabaña te asignaron. ¡Nos vemos en el servicio de ingreso!

Nanoha nunca supo cómo alcanzó a decirle "Gracias" a la chica sin tartamudear, pero por una especie de intervención divina logró concretar esa tarea. Con pesadez, se acomodó el pesado bolso de viaje sobre uno de sus hombros y caminó hasta reunirse con el grupo de chicas que ya esperaba a un lado.

A medida que pasaban los minutos el silencio entre las chicas se mantenía, mientras se iban agregando nuevas caras al grupo a medida que las filas disminuían. Cuando la tensión parecía insostenible, una de las jóvenes del grupo, una chica rubia y con cara de pocos amigos, no pudo evitar soltar un comentario.

- Pff, no sé cómo pretenden hacer que no nos gusten más las chicas si somos sólo mujeres en el grupo - refunfuñó la chica.

Ante ese comentario Nanoha no pudo evitar soltar una carcajada y, al girarse, se dio cuenta de que todo el grupo reía animadamente de manera cómplice.

No encontraba fallas en la lógica de su compañera de campamento. ¿A quién se le había ocurrido esa brillante idea?

Muy pronto, la conversación que empezaba a desarrollarse entre las integrantes del grupo una vez la tensión se había roto fue interrumpida por otra de las orientadoras, quién se hizo llamar Schach, y tuvieron que permanecer en silencio mientras la mujer seguía con el protocolo de mostrarles las instalaciones del lugar.

Si algo no podía negar Nanoha era que, el campamento, aunque representaba algo con lo que no estaba de acuerdo, estaba emplazado en un sitio muy bonito. El perímetro estaba rodeado de frondosos árboles, y, a lo lejos, pudo también divisar un lago que era rodeado por algunos muelles. El lugar era definitivamente más amplio de lo que había creído, o al menos eso era lo que demostraba la caminata que tuvieron que realizar para poder llegar a la zona de cabañas en donde estaban ubicados los dormitorios del grupo femenino.

Pidiéndoles que esperaran en el centro del claro en donde se edificaban las cabañas, la mujer empezó a revisar en el listado que llevaba en su poder, llamando sus nombres en grupos de tres y asignándoles a cada grupo una cabaña. El grupo de Nanoha estaba conformado por una amable chica que parecía terriblemente asustada, de nombre Suzuka, y por la malhumorada chica que había hecho el comentario mordaz cerca de la entrada del campamento, de nombre Arisa.

Dentro de la cabaña estaban 3 pequeñas camas bien separadas, afortunadamente con un diminuto baño al fondo, mientras que el resto de la decoración consistía sólo en una mesa de madera en el centro de la estancia, en donde reposaban tres biblias y tres folletos con el programa de actividades que tenía preparado el campamento para el grupo.

Al dejarlas dentro de la cabaña para que pudieran instalarse, Schach aprovechó la oportunidad para informarles del servicio de bienvenida que se daría en el templo central, ubicado cerca de la entrada del campamento, además de indicarles que las luces se apagaban a las 21 horas exactas, por lo que idealmente tendrían que haber hecho sus oraciones antes de esa hora.

Nanoha tuvo que morderse la lengua para no soltar la risa ante el comentario de la mujer, pero la dejó fluir libre una vez la orientadora salió de la cabaña.

Mientras se instalaba, aprovechó de conocer un poco más acerca de sus compañeras de cuarto.

A diferencia de Nanoha, que venía de una familia de clase media, tanto Arisa como Suzuka venían de familias privilegiadas a nivel económico, pero muy temerosas de Dios. Hablando con ellas se dio cuenta de que la expresión temerosa de Suzuka se debía a qué era la primera vez que se veía en la necesidad de acudir a un campamento de ese tipo, y había sido enviada por sus padres ya que la chica les había planteado estar presentando dudas respecto a los verdaderos intereses amorosos que estaba desarrollando. De manera algo reciente, la pobre muchacha se había dado cuenta de que sentía más afinidad por las chicas que por los chicos y, en vez de intentar entenderla, cuando sus padres se enteraron de sus dudas decidieron enviarla al primer campamento de conversión con el que se toparon.

Para Nanoha también era la primera vez en ese tipo de campamentos, pero definitivamente ella ya tenía mucho más clara su orientación que la pobre Suzuka.

Arisa, por el contrario, era una veterana en los campamentos. Sus padres la habían enviado a ese como última alternativa antes de darse por vencidos con la temperamental rubia. Cabe destacar que cada campamento por el que había pasado, en vez de despertar en ella una atracción hacia el sexo opuesto, había encendido una llama de rebeldía que a esas alturas no sería apagada jamás.

Los minutos viajaron volando mientras conversaban y, muy pronto, tuvieron que prácticamente salir a la carrera de la cabaña al darse cuenta de que estaba por empezar el servicio de bienvenida.

Jadeando por el esfuerzo, ingresaron al templo central para darse cuenta de que muchos de los chicos ya habían ocupado los asientos traseros, dejando espacio justo en las primeras filas, a donde parecía que nadie quería acercarse.

Eso era lo que les pasaba por haberse tardado tanto. Si hubiesen llegado algunos minutos antes seguro lograban ubicar algún asiento en las filas traseras.

A regañadientes, caminaron hasta las filas delantera y se sentaron en los asientos disponibles de la fila, intentando no mirar mucho hacia el centro de la tarima.

Unos escasos minutos después, la puerta lateral se abrió y apareció una alta de mujer de cabello negro, enfundada en un vestido de igual color que la hacía ver tremendamente severa. Por unos minutos, posó su mirada en los jóvenes que la miraban aterrados desde las filas de asientos, y luego una sonrisa tenue apareció en su rostro.

Esa sonrisa no fue suficiente para desaparecer el temor de los asistentes. Hasta Nanoha estaba de acuerdo con el consenso al que habían llegado todos los jóvenes asistentes al campamento sin saberlo. Esa mujer era aterradora, y estaba rodeada de un aura peligrosa. Con su mirada, era como si les estuviera diciendo que más les valía obedecer las reglas, o si no tendrían que atenerse a las consecuencias.

Mientras algunos de los orientadores salían de la puerta lateral, ubicándose frente a los instrumentos y micrófonos que estaban distribuidos en la parte trasera de la tarima, la mujer habló.

- Bienvenidos sean aquellos que atienden al llamado del Señor - empezó a decir la mujer - Mi nombre es Precia Testarossa. Cuando fundé el campamento Salvados por el Señor lo hice para ayudarlos a ustedes, pobres almas descarriadas, a entender la grandeza del Señor ¡Oh Dios! y ayudarlos a encontrar nuevamente el camino. Sé que si abren su corazón y oran con fe, podrán alejarse de ese horrible pecado que los trae ahora ante Él.

Al escucharla, Nanoha no pudo evitar sentir náuseas. Alzando ligeramente la cabeza, logró ver como la expresión de culpa en Suzuka se agrandaba, así como la de muchos del resto de los asistentes. Cerca de ella, Arisa parecía apretar sus puños con fuerza.

Seguro la muchacha estaba controlándose con todas sus fuerzas para no decir algo que la metiera en problemas con la severa mujer.

- Solo Dios podrá liberarlos de ese horrible pecado. Solo Él los hará libres. Solo su gloria los hará salvos.

Haciendo una seña a un orientador, también bastante joven, que se había posicionado frente al piano, el muchacho empezó a marcar algunos acordes en el piano. Nanoha rápidamente reconoció la progresión de acordes que correspondía a una canción que solía escuchar mucho su madre. Independientemente de que no estaba de acuerdo con la manera de pensar de su madre, no podía negar que la canción era preciosa, y le daba algo de calma.

- Alcen su mano y oren - pidió Precia - ¡Oren por la salvación de su alma!

Mientras seguía sonando esa melodía en el piano, todos se apresuraron en hacerle caso. La mujer detuvo sus palabras por un momento y esta vez le hizo señas a otra de las jóvenes que se encontraban sobre la tarima, que rápidamente Nanoha reconoció como la rubia que la había recibido al inicio del campamento, quién se posicionó frente a uno de los micrófonos y, tomando una gran bocanada de aire, esperó por la leve inclinación de cabeza del pianista para empezar a cantar.

You were the Word at the beginning

One With God the Lord Most High

Escucharla hizo que un corrientazo la recorriera de pies a cabeza.

Your hidden glory in creation

Now revealed in You our Christ

What a beautiful Name it is

What a beautiful Name it is

The Name of Jesus Christ my King

Era la voz más hermosa que había escuchado en su vida.

Rápidamente, sus ojos se quedaron clavados en ella, como si de pronto todo su alrededor hubiera desaparecido para ella, y solo hubiese quedado ese ángel terrenal cantando una melodía que parecía tocar una fibra en su corazón que no sabía que tenía.

Fate, así le había dicho que se llamaba.

Fate cantaba con tanto sentimiento en su voz que, más que cantar, parecía que estuviera elevando una plegaria personal.

You didn't want heaven without us

So Jesus, You brought heaven down

My sin was great, Your love was greater

What could separate us now

What a wonderful Name it is

What a wonderful Name it is

The Name of Jesus Christ my King

Precia siguió predicando mientras Fate hacía una pausa en su canto, pero Nanoha ya no escuchaba ni una palabra de lo que decía esa aterradora mujer.

Se había quedado perdida en la emoción de la rubia que cantaba como si su alma estuviese rota y solo esa plegaria pudiese salvarla.

Se había quedado tan perdida en ese sentimiento, que horas después, con luz de la cabaña apagada y los sonoros ronquidos de Arisa llenando el pequeño espacio, no podía sacarla de su cabeza.