Miremos al Cielo
Lucario era un pokémon tranquilo y estoico, nadie pensaría que él sería del tipo romántico, pero helo ahí, con un ramo de rosas enanas amarillas entre sus patas y sudando frío, fue entonces cuando llegó Cinderace.
- ¡Hooo, que lindas flores! -exclamó el pokémon similar a un conejo.
Para Lucario no había sido fácil aceptar que se había enamorado de su mejor amigo, en especial porque era un macho como él. No era fácil pero tal vez esa sería la última vez que lo vería y no quería guardarse nada.
Había sido difícil vivir durante casi un año en compañía de ese pokémon, con Raboot había logrado entablar una fuerte amistad, pero al evolucionar ambos todo cambió haciéndolo caer en un espiral de emociones que lo habían llevado hasta ese preciso momento. Era el Campeón Mundial y sabía que Ash pensaba tomar caminos separados con Goh, por lo que su posibilidad de volver a ver a Cinderace era muy baja, era su última oportunidad, un pokémon frío y calculador como él lo sabía más que bien.
- Gracias, son para ti -dijo este apartando la vista avergonzado.
- ¡Gracias! Aunque tú eres el que debería recibir flores señor Campeón Mundial -dijo Cinderace pegándole con el codo mientras se burlaba.
- E-eso vendrá después -se excusó él, luego lo miró con determinación-, solo quería darte un regalo de despedida, además… -lo miró de abajo hacia arriba, el pokémon sonreía abiertamente- quería saber si tienes alguien especial en tu vida.
- ¿Alguien especial? -preguntó sin perder la sonrisa, la verdad no comprendía la pregunta.
- Sí, tú sabes, alguien que cuando lo veas te haga sentir feliz y pienses en esa persona todo el tiempo -dijo Lucario empezando a avergonzarse.
- Mmmm… -Cinderace se puso pensativo- ¿Hablas como Goh o como Lopunny?
- ¡¿Lopunny?! -dijo alarmado.
- Síii~, sabes -se empezó a sentir avergonzado y juntaba reiteradamente las puntas de sus índices mientras bajaba la cabeza-, yo tenía la sospecha de que me gustaban las chicas, pero hace un par de días vi pasar a una Lopunny y me dije "¡Eso! ¡Ese es mi tipo!" Fue una gran revelación.
Lucario estaba de piedra, se sentía completamente derrotado, a su amigo le gustaban las conejitas.
- Que bueno saberlo, jajaja -rió él.
- Si eso era todo me tengo que ir, gracias por las flores -se despidió con la mano y una sonrisa antes de ir corriendo junto a su entrenador.
En ese preciso momento Lucario cayó al suelo en cuatro patas, ¡Se había enamorado de un chico hétero!
Pasaron los años y Lucario nunca pudo olvidar del todo a ese Cinderace, viajó por varias regiones al lado de Ash y Pikachu, no tenía una razón real para superarlo, por lo que su actitud hostil hacia otros pokémons se había vuelto peor, fue en ese momento de su vida que llegó a Kalos.
Lucario nunca olvidará aquel día, era como cualquier otro, su compañero había encontrado a una chica que sería su acompañante en el resto del viaje, eso lo aliviaba un poco porque sabía que Ash no sabía de direcciones. Él salió de su pokéball y vio a ese zorro amarillo alto y esbelto, quedó mudo del asombro.
- Un gusto conocerlos, mi nombre es Delphox ¿Y ustedes? -preguntó amablemente el pokémon.
- Dragalge, no es necesario que me dirijas la palabra -fue cortante el pokémon de tipo veneno.
- Lucario -alcanzó a decir el pokémon que por fuera mantenía su semblante serio, pero por dentro no podía evitar admirar la belleza de ese Delphox.
Delphox se puso un mechón rebelde detrás de la oreja.
- Un gusto conocerlos, este de aquí -tomó a Pangoro del brazo, este no quería cooperar- es Pangoro, no se dejen intimidar por su aspecto, es muy agradable cuando lo conoces.
- Qué hay -saludó refunfuñando Pangoro.
- Tan solo queríamos decirles que es un gusto ver nuevas caras, ¿Llevan mucho con Ash?
- Dos años -contestó Lucario.
- Pocos meses, perdí la cuenta -Dragalge realmente no quería congeniar con ellos.
Delphox manteniendo la sonrisa pero frunciendo levemente el ceño dijo:
- Bueno, tan solo quería darles la bienvenida, nos vamos a ver bastante seguido de aquí en adelante entonces, hasta luego -dijo y se marchó arrastrando a Pangoro.
"¡¡¡Es muy lindooooo!!!" festejó por dentro Lucario.
Los días siguientes Lucario trató de crear conversaciones casuales con Delphox.
- ¿Te gustan las cosas picantes? -preguntó él un día que lo vio comer baya Tomato.
- No mucho, pero a veces se me antojan -contestó este.
- Qué bien -dijo este incómodo y se fue del lugar mientras se le aceleraba el corazón, él no lo sabía, pero esas cortas conversaciones hacían que Delphox poco a poco fuera sintiendo una gran simpatía por él.
Otra cosa que notó Lucario de Delphox era que gustaba contemplar el cielo.
A veces Delphox se pasaba horas en silencio disfrutando de la vista, Lucario sabía que ese era un momento especial para Delphox por lo que varias veces se lo había quedado viendo sin saber si acercarse, ese día Delphox había elegido una colina bañada por los rayos del atardecer.
Después de contemplar al pokémon zorro un rato Lucario estaba listo para volver con su entrenador, fue en ese momento que escuchó su nombre.
- Lucario, puedes sentarte a mi lado si así lo quieres -dijo este sin apartar la vista del cielo.
Lucario acortó la distancia y se sentó a 50 centímetros del pokémon dorado, en ese momento se permitió observar con más detalle el lugar.
Delphox había elegido una colina cubierta de una incipiente capa de pasto que se negaba a morir a causa del invierno, en ese minuto él estaba observando cómo atardecía, ese día habían nubes altas en constante movimiento lo que les otorgaba un aspecto de tapiz con agujeros.
- Cuando veo este tipo de cielo siento que mis preocupaciones desaparecen -dijo él.
- ¿Puedo saber por qué? -preguntó Lucario, Delphox elevó la mano al cielo.
- Cuando veo esas nubes tan altas, tan inalcanzables, imagino que esas son mis preocupaciones, que vuelan lejos de mi alcance de manera que puedo analizarlos sin temer que estos me hagan daño -explicó.
- Eso es muy profundo -mencionó él, pero entendía perfectamente bien a lo que se refería, esas nubes, altas y turbulentas, nunca les harían daño al igual que las preocupaciones que a veces se sentían distantes.
Ambos quedaron en silencio contemplando el cielo, nadie quiso decir nada más, fue cuando sus entrenadores los llamaron que supieron que era el momento de despedirse de aquella mágica vista.
Faltaban pocos días para la Exhibición Pokémon, pero para Pawmi eso no era importante, ella tenía sus problemas ya que no era capaz de dejar de pensar en Pikachu. Delphox sabía cómo reconocer a una pokémon enamorada con solo mirarla, por lo que entabló una conversación con Pawmi donde le contó cómo había sido su primer amor.
- Siento que lo que tú sientes es parecido a lo que yo siento… pero con un toque melancólico -dijo Pawmi ligeramente triste.
En aquel momento Delphox no pensó mucho en ese comentario, pero aquella tarde estuvo carente de color, hacía frío y caía una leve llovizna, sentía frío al encontrarse mojada, pero en el fondo no le importaba mucho, fue en ese momento que alguien le puso una manta encima.
- Gracias -dijo acomodándose la manta, Lucario se puso a su lado.
- Tan solo pensé que debías tener frío, sé que eres un tipo fuego pero es imposible que puedas entrar en calor con el pelaje mojado -dijo él.
Delphox le dedicó una sonrisa.
- Muchas gracias -agradeció genuinamente el pokémon zorro.
Lucario miró al cielo.
- ¿Te sientes mal? Parecías ausente -comentó el de tipo acero.
- Sí, hoy le conté a Pawmi sobre mi primer amor -explicó el pokémon zorro.
- No suena como un recuerdo agradable -dijo Lucario captando la amargura con la que Delphox dijo esas palabras, el rostro del pokémon de tipo fuego se tensó.
- ¿Alguna vez es un buen recuerdo el primer amor cuando este termina en un corazón roto? -preguntó.
Lucario miró al cielo acomodándose mejor.
- No lo creo, pero es parte de lo que somos -reflexionó él.
Delphox rió un poco, Lucario se giró para ver la bella escena de su rostro sonriente.
- Tienes razón -dijo este, luego le puso una mano sobre la que estaba usando de apoyo- muchas gracias Lucario, sé que puedo contar contigo.
Lucario sintió que se le aceleraba el corazón, por esto miró al cielo nuevamente, en el horizonte se podía ver una franja de claro color celeste.
- Mañana va a despejar -dijo.
Delphox miró al horizonte sin mover su mano de posición.
- Tienes razón, mañana será un buen día -coincidió.
Al día siguiente efectivamente amaneció despejado, ese fue el día del combate de Ash contra Valeria, cuando el entrenador volvió al Centro Pokémon Lucario fue atendido ya que quedó debilitado, el primer pokémon que se encontró cuando salió de la sala de recuperación fue a Delphox.
- ¿Estás bien? Pikachu comentó que recibiste de lleno una Carantoña -dijo este preocupado.
- Sí -rió incómodamente-, solo fue un golpe fuerte y me fui a negro, realmente no me acuerdo de mucho más, jajaja.
- Ash debería tener más cuidado contigo, nunca se sabe cuándo una herida puede dejar secuelas -dijo este refunfuñando.
- No pasa nada, mis huesos son de acero, solo una vez he quedado con secuelas reales de un combate -explicó Lucario.
Delphox lo miró sorprendido.
- ¿Cómo fue? -preguntó.
Lucario cerró los ojos, una serie de tentáculos aplastaban su cuerpo estando él en su débil cuerpo de Riolu, le dio un escalofrío.
- Tentáculos, muchos tentáculos -dijo tiritando.
- E-entiendo, no es algo bonito de recordar -entendió el pokémon de tipo fuego.
- Pero ya no es algo con lo que sueñe muy seguido, en general está superado -fue optimistas.
- Seeeh… -Delphox vería a través de su mentira- Oye, ¿Quieres que te saque algo del bufet? Estoy segura de que debe haber alguna baya que te guste… ¡Espera! ¡Déjame adivinar! -con sus poderes psíquicos Delphox hizo levitar, sin que nadie se percatara, una baya aranja que depositó en las manos del pokémon sorprendido.
- ¿C-cómo…? -él estaba tan sorprendido que no sabía qué decir.
- Eres de gustos clásicos ¿O me equivoco? Nada es más clásico que una baya aranja -dijo este sonriendo con total seguridad en su elección.
Lucario se la metió a la boca en un solo movimiento, Delphox vio como el jugo caía por la comisura de sus labios mientras masticaba la baya, riendo un poco le limpió el jugo con el dorso de su muñeca.
- Si tenías tanta hambre debiste decírmelo, te habría sacado más -rió.
El corazón de Lucario se aceleró ante el tacto del suabe pelaje dorado contra su mejilla, una enorme sensación de vértigo lo hizo caer al suelo derrotado mientras sus latidos inundaban sus oídos, Delphox lo miró sorprendido con esos bellos ojos carmesí, Lucario en un acto insólito tomó la mando del pokémon dorado.
- Con una estoy bien -aseguró él sin ser capaz de verlo a los ojos, acto seguido se levantó del suelo y lo miró con determinación -, muchas gracias, alegraste mi día.
Delphox aumentó de temperatura por el rubor, para Lucario esto no pasó desapercibido.
- Cu-cuando quieras -dijo este.
- Entonces me retiro -dijo y fue al encuentro de su entrenador.
Delphox tuvo que sentarse mientras todavía estaba sobrecargado de energía térmica.
"¿Qué le voy a hacer?" se preguntó dejándose sentir sobrepasado.
El día de la Performance de Delphox Lucario insistió en estar fuera de su pokéball. Sentado, con los brazos cruzados, veía una y otra presentación sin entender del todo qué era lo especial de aquel evento.
Cuando Delphox subió al escenario todo los ruidos desaparecieron y quedó absorto en la magia que emanaban sus movimientos, ni siquiera comprendió hasta que salió al exterior que habían ganado.
- Pawmi lo hizo fenomenal -comentó con cierta amargura Pikachu mientras su entrenador esperaba fuera del salón de eventos.
- S-sí -no quería hacerle ver que no había prestado atención a ningún miembro del equipo salvo Delphox.
- ¡Serenaa! -Ash fue al encuentro de su compañera, Lucario ya sospechaba que algo raro estaba pasando entre esos dos, tanto el aura como sus sonrisas y risas constantes lo había hecho sospechar del verdadero motivo por el que habían iniciado ese viaje.
Empezó a llover y tanto entrenador como pokémon entraron a resguardarse, Lucario estaba empapado por lo que se dio una buena sacudida al entrar en el centro.
- Ufff, espero que Serena no se moje mucho -comentó Ash.
Al reencontrarse los humanos ambos tuvieron una pequeña discusión, nada de qué preocuparse ya que hicieron rápidamente las pases, después jugaron juegos de mesa y se fueron a dormir, fue el perfecto momento para que Lucario hiciera su movimiento.
Con cuidado el pokémon usó su aura para contactarse con el único ser de ondas superiores del lugar.
"Ven al techo, necesito hablar contigo" dijo con su aura y recibió una energía a manera afirmativa, de un movimiento salió de la habitación y subió al techo, fuera acababa de parar de llover y en el centro del cielo nocturno se alzaba una luna llena enmarcada por grandes nubarrones negros.
Lucario esperó contemplando a la luna, estaba embelesado por su belleza, pero aun así supo cuando un pokémon se sentó a su lado, a unos 40 cm de distancia.
- Me relaja contemplar la luna llena -comentó él.
- A mí igual, es como si todas las fibras de mi cuerpo viajaran a otra realidad donde estamos solo yo y la luna.
Se quedaron en silencio durante unos minutos disfrutando de la mágica energía lunar.
- ¿Para qué me llamaste? -preguntó su acompañante, Lucario giró la cabeza para contemplar el bello perfil del pokémon zorro.
- Tan solo quería decirte que tu actuación fue mágica, nunca había visto a alguien usar el fuego de esa manera -dijo este.
- Han sido muchos años de práctica, en un inicio pensaba que era obra de mi vara -de su pelaje sacó una vara con un listón rosa-, pero ahora sé que soy yo.
Lucario se quedó un par de segundos mirando la vara, hacía tiempo que una duda cruzaba su mente y ver ese listón rosa había hecho que una ola de ansiedad inundara su cuerpo.
- Tal vez suene un poco inoportuno pero… ¿Por qué un listón rosa? -preguntó Lucario.
Delpox tocó con dulzura el viejo moño.
- Fue un regalo de Pangoro y Serena, mi antigua vara, con la que evolucioné, la rompió Pangoro cuando era un pequeño Pancham y yo una Braixen, fui muy tonta en ese momento, sentí que todo mi mundo se desmoronada al ver rota mi vara, pero Pancham buscó otra y Serena le puso un listón, la idea era que se diferenciaran y funcionó -rió.
- E-espera, ¿"tonta"? no debería ser "tonto" -corrigió Lucario por fin empezando a atisbar la realidad.
- Sí "tonta", en femenino, ¿No sabías que era una chica? -preguntó esta divertida.
El mundo de Lucario se cayó en pedazos, como su primer amor fue un chico había asumido que era gay, pero ahora ya no sabía qué era, ¡¡SE HABÍA ENAMORADO DE UNA CHICAAA!!
La cara de sorpresa de Lucario empezó a preocupar a Delphox.
- ¿Hay algún problema en que sea una chica? -preguntó ella preocupada pero manteniendo la serenidad.
- No, digo sí, digo, ¡¡¡Haaa, no séee!!! -Lucario puso ambas patas sobre el rostro derrotado.
- ¿Quieres hablar del tema? -preguntó ella siendo muy empática.
- Es solo, yo creí que era gay, pero eres una chica y ya no sé qué pensar de mí, -luego la miró muy de cerca sorprendiendo a Delphox- ¿Sabes qué pasa conmigo por que te sigo viendo y sigo pensando que eres linda?
Delphox pasó de la sorpresa a la risa.
- E-es solo… yo también pienso que eres lindo, aunque a mí siempre me han gustado los chicos -admitió ella.
Lucario fue consciente de su error y se sonrojó suficiente como para que Delphox lo notara, esto la hizo reír más mientras se doblaba sobre su abdomen sin poder contenerse.
- Mira, esto te lo digo por experiencia propias -dijo esta cuando se pudo calmar, con una gran sonrisa en el rostro tomó la mano derecha de Lucario entre las suyas-, hay que conocernos mejor, tal vez un par de citas y ahí definimos qué hacer, esta es tu primera vez enamorándote de una chica ¡Está bien!, ¿Antes te enamoraste de un chico? ¡No le veo el problema!, encuentro bueno hablar de este tipo de cosas -admitió ella siendo extrañamente comprensiva.
- ¿Cuál es la trampa? -Lucario sentía que ella no podía ser tan comprensiva.
- Ninguna, me gustas mucho y realmente quiero que esto funcione, no encuentro algo malo que te gusten los chicos, es más, tengo la sospecha que un buen amigo mío comparte tus gustos, pero es muy tímido como para admitirlo -dijo esta pensando en cierto pokémon blanco y gris.
- ¡Está bien! -se convenció Lucario poniéndose de pie en un salto- más adelante definiré una hora y fecha, no quiero que nuestros entrenadores sospechen, seguro Ash se burla.
Una descarga de adrenalina recorrió el cuerpo de Delphox, un amor secreto, eso realmente la hacía sentir feliz.
- Como tú digas -aseguró ella, Lucario la ayudó a pararse.
- Entonces cuenta con eso -dijo este sonriendo, más tarde le caería la teja de todo lo que había dicho y definido esa noche y se sentiría sumamente avergonzado.
Juntos bajaron con cuidado por el techo mojado dejando atrás una luna llena cargada de energía que había sido capaz de disipar la nubes de lluvia con su sola presencia.
Al día siguiente fue cuando Lucario realmente sintió pánico, por su pokéball había visto a Goh llegar junto a Ash y eso solo significaba una cosa… Cynderace.
- ¡Chicos, salgan! -ordenó Ash tirando todas sus pokéballs al aire, pero la de Lucario cayó sin abrirse- ¿He? -se preguntó Ash cuando no lo vio salir, dentro de la pokéball Lucario, pegado contra la pared, se negaba a salir- ¿Qué pasa amigo?
- ¡¡¡Ash creo que encontré unoooos!!! -lo llamó Goh, Ash decidió guardar a Lucario, luego se preocuparía de eso.
- ¡¡¡Ya voyyyy!!!
El resto de la tarde Lucario se negó de salir de su pokéball, tan así que Cinderace no se dio cuenta de que Ash llevó 6 pokémons a la aventura, en su pokéball Lucario se preguntaba "¡¿Qué rayos hago ahora?!". Llegó la hora de comer y no tuvo más opción que salir de su pokéball, fue en ese momento que fue tacleado por Cinderace que lo abrazó con mucha fuerza.
- ¡¡Amigo, no te había visto hace taaaanto tiempo!! -dijo Cinderace, unas llamas azules empezaron a emanar calor a sus espaldas- ¿Hueles a quemado amigo? -preguntó el pokémon.
- ¡Delpox! ¡La alfombra! ¡¡La alfombraaa!! -le llamó la atención Tinkaton, justo en ese momento Cinderace se giró para encontrarse dos ojos carmesí fulminándolo con la mirada.
- Lucario, amigo, ¿Qué hice para que ese tipo me odio? -logró preguntar antes de que Delphox lo hiciera levitar con Psíquico y lo dejara un par de metros separado de Lucario con ella entremedio, esto al menos hizo que se apagaran los Fuego Fatuo.
- ¿Cuáles son tus intenciones niño lindo? -preguntó ella.
- N-nada señor, solo es mi forma de comunicarme con Lucario ¿Verdad? -preguntó este temblando ante tan imponente pokémon tipo fuego.
Lucario por su lado se estaba debatiendo cómo reaccionar a esto, por un lado quería ponerse del lado de Cinderase y calmar a Delphox, pero otra parte de su ser deseaba pelear por la relación que estaba forjando con el pokémon de tipo fuego-psíquico; es por esto que se mantuvo en su lugar sin moverse ni un centímetro.
-¡¡¡Lucario!!! -Cinderace estaba desesperado al notar su indecisión.
- Por favor no armen una pelea aquí -pidió Wigglytuff poniéndose entre los pokémons, luego una oscuridad cruzó su rostro-, háganlo afuera, les aseguro que sus entrenadores no se darán cuenta.
- Bien, síganme ustedes dos -dijo la pokémon haciendo levitar al par.
Afuera ya había caído la noche, el cielo estaba oscuro por las densas nubes y corría un viento helado que presagiaba un gélido invierno, Wigglytuff se puso en la mitad de la cancha de entrenamiento siendo ella el árbitro.
- Bien, las reglas son fáciles, nada de movimientos vistosos y pierde el primer debilitado, ¡¡Comiencen!!
Aunque descolocado, Cinderace empezó a correr pateando un Balón Ígneo, quería acabar rápido con este conflicto sin sentido, fue y acertó el primer golpe, pero para su sorpresa Delphox lo miró con una candente mirada de determinación, ella hizo surgir siete Fuegos Fatuo que Cinderace tuvo problemas en esquivar, se dio cuenta muy tarde cuando una llamarada lo mandó a volar.
- ¡¡Oye, eso va contra las reglas, es un ataque muy vistoso!! -exclamó el pokémon conejo.
- No sé a qué te refieres, apenas se vio nada, ¡¡Sigue el combate!! -gritó Wigglytuff.
- ¡¡¡Mierdaaaa!!! -gritó el pokémon al esquivar otra serie de Fuegos Fatuo, de todas formas su cerebro procesaba todo rápidamente ideando una estrategia.
En un tercer movimiento de Fuego Fatuo Cinderace usó Ataque Rápido para esquivar, y aprovechó que era invisible para los ojos de cualquiera y dio una Doble Patada, acertó haciendo mucho daño a la pokémon de tipo Fuego-Psíquico, lo que no esperó es que ella, aún recibiendo el golpe usara Lanzallamas lo cual dejó a ambos pokémons heridos y cansados.
Por su lado Lucario no sabía qué hacer, por un lado estaba muy emocionado al ver a ambos pelear, pero por otra estaba aterrado "¿Qué pasa si alguno de los dos sale realmente dañado?" Apenas pensó en esas palabras algo en su interior hizo clic.
- ¡¡Delphox, tú puedes!! -gritó suficientemente fuerte para que la escuchara, por suerte el Centro Pokémon estaba cubierto de aislante de ruido, ningún entrenador se dio cuenta.
Delphox apartó la vista unos segundos de su rival para ver sorprendida a Lucario, fue en ese momento que Cinderace se acercó rápidamente listo para acertar una segunda Doble Patada, pero en ese momento pareció que todo se detenía, Lucario y Wigglytuff quedaron sorprendidos al ver cómo Cinderace no se movía y la arena del suelo parecía flotar, de un segundo a otro al rededor de Cinderace surgieron cinco cadenas moradas hechas de Fuego Fatuo, gritó de dolor mientras era elevado varios metros y luego calló quedando debilitado.
- ¿Qué rayooos? Digo, ¡La ganadora es Delphox! -dio fin a la batalla Wigglytuff, luego tomó a Cinderace en brazos y se lo llevó al interior del edificio, justo en la puerta miró a ambos pokémons como diciendo "Ustedes no vieron nada" y entró, ella sabía usar las máquinas de reanimación, ni la Enfermera Joy se enteraría de esa batalla.
Delphox miró desafiante por donde había desaparecido Cinderace.
- ¡¿Estás bien?! -preguntó Lucario, ella tenía un par de magullones bajo el pelaje, lo sabía bien, pero el dolor no era tan importante.
- ¿Ese era tu primer amor? -preguntó ella con tono desafiante.
- S-sí, no era mi intención ocultarlo -admitió él.
Ella suspiró aliviada.
- Con razón creíste que tenías una oportunidad, su forma de ser da para pensar que le gustas, cualquiera lo habría malinterpretado -admitió ella por fin mirándolo a los ojos, en ese momento Lucario realmente se dio cuenta de los veinte centímetros de diferencia que tenían, verla pelear seriamente había hecho que cambiara su perspectiva de las cosas pero no en un mal sentido.
- Nunca creí que supieras pelear tan bien -admitió con un tono de admiración.
Delphox sonrió ante el alago.
- Todo radica en el control, como pokémon del tipo Fuego tiendo a ser temperamental e impulsiva, pero por el tipo Psíquico soy fría y calculadora, juntos dan un par de fuerzas que constantemente se repelen, que constantemente están peleando por el poder, por eso me enfoco en ser amable y empática, no soy perfecta, nadie lo es, pero todos podemos pelear por ser mejor.
A Lucario esas palabras le hicieron mucho sentido, en general no se había planteado seriamente cómo el tipo acero y el tipo lucha eran similares en principios, pero uno carecía de emoción, mientras que el otro eran pura adrenalina.
- Te entiendo, yo también tengo mi batalla, nunca sé cómo expresarme, no soy bueno con las palabras, me cuesta expresar mis emociones -explicó él, luego la miró con ojos brillantes-, ¡Pero eso no cambia que quiero pelear por esto! -gritó con vehemencia.
A Delphox le brillaron los ojos, acto seguido una lágrima rodó por su mejilla izquierda, al darse cuenta bajó la cabeza y se tapó la cara con ambas manos, Lucario estaba por disculparse cuando ella en un gesto le dijo que esperara, ya más calmada le dijo.
- Me hace muy feliz -y sonrió genuinamente.
Lucario no sabía qué más decir, por lo que decidió dejar hasta ahí el intercambio de emociones, fue en ese momento que una fría ráfaga de aire recorrió su cuerpo generándole un escalofrío.
- Vamos adentro, tal vez ya se dieron cuenta de que no estamos -dijo Lucario.
A Delphox le brillaron los ojos con una luz azulada.
- No lo creo -admitió ella.
Lucario se puso a reír.
- Tienes toda la razón, están tan entretenidos que no se han dado cuenta, parece que están hablando de los gustos de Pikachu -comentó él sonriendo abiertamente.
- A veces no entiendo qué le ven a ese pokémon -admitió ella correspondiendo la sonrisa.
Pasaron las semanas y los meses, Lucario había sido muy cuidadoso a la hora de juntarse con Delphox, ver cómo automáticamente el foco fueron Pawmo y Pikachu por un mes entero cuando se supo que eran pareja fue suficiente para que ambos pokémons cánidos no quisieran que lo suyo fuera conocido.
Fueron muy cuidadosos, aprovechaban las noches, mientras todos dormían, de pasear bajo la luz de la luna y hablar de anécdotas de su día a día, casi nunca hablaban del pasado y eso para Lucario estaba bien. Él no quería que sus glorias pasadas fueran tema de conversación a diferencia de cierto pokémon amarillo con mofletes rojos, él disfrutaba del presente, de la bella luna, de las estrellas, de la pradera o campo helado, todo al lado de Delphox a quien encontraba la pieza más mágica de aquel rompecabeza que eran las veladas juntos.
Era nuevamente luna llena, la tercera que pasaban juntos, ninguno había querido acelerar las cosas, tenían una vida por delante para definir aspectos de su relación que ahora no parecían importantes.
Fue un accidente, Lucario tocó la mano que Delphox usaba para apoyarse sobre la gran roca en el filo de las montañas en que se encontraban, él dudó, siempre dudaba cuando se trataba de ella, pero al final acortó un poco más la distancia que los separaba, ella sin decir ni una sola palabra se acomodó y dejó que él se apoyara sobre su hombro y lo abrazó por la espalda.
Pequeños pasos, uno a la vez, sin prisa, sin miedo, tan solo disfrutar de aquellos pequeños momentos que hacían única su relación.
Era un día normal dentro de todo, Ash llevaba una semana siendo el Campeón de Kalos, Serena era la Reina y esos dos habían oficializado su relación. Todo se veía bien hasta el punto que ambos se habían dado un tiempo para relajarse hospedándose en un hotel de aguas termales, la idea fue de Palermo ya que había sido un mes muy cansador con el tema de la coronación y la Liga, por lo que los pokémons y sus entrenadores disfrutaban de las piscinas al aire libre.
Sigo diciendo, era un día como cualquier otro, al menos eso pensaba Lucario, pero al despertar y recibir su plato de comida vio que Delphox no quería comer, es más, no miraba su plato, estaba sentada sobre el suelo viendo al horizonte con expresión perdida.
- ¿Qué le pasa a Delphox? -preguntó Ash.
- Es el aniversario de la Catástrofe de la Liga y Zygarde, todos los años se pone en duelo en este día -explicó ella.
- ¿Por qué? -preguntó él.
- No estoy segura, solo lo hace -explicó la entrenadora de Delphox.
Lucario estaba preocupado, pero no sabía qué hacer, en esos últimos siete meses habían mantenido su relación en secreto por lo que no podía simplemente acercarse y preguntarle.
El resto del día Lucario no pudo concentrarse en su entrenamiento, hasta el punto que recibió una Acua-Cola de lleno.
- ¿Estás bien amigo? -preguntó Ash al ver al pokémon herido, luego miró hacia donde se había quedado observando Lucario, no muy lejos de ahí Delphox estaba sentada bajo un árbol mirando al cielo con unas margaritas en las manos- ¿Estás preocupado por ella? -luego ideó una solución- No es necesario que entrenes hoy, acompáñala.
Lucario le dio una mirada de agradecimiento a su entrenador y, levantándose con calma del suelo, caminó lentamente hasta ella. Al llegar a su encuentro se sentó a su lado y esperó a que ella quisiera hablar.
- Parece que va a llover -fueron sus palabras mientras admiraba el vasto cielo celeste con esporádicas nubes blancas y grises.
- Eso parece -dijo él.
Delphox esperó a estar lista para hablar de sus problemas con Lucario por lo que, después de un largo silencio, empezó a hablar.
- Tal vez nadie te lo ha contado pero además de Goodra Ash tenía otro pokémon en su equipo de Kalos, él era un Greninja -explicó esta rememorando su pasado-. A Greninja lo conocí como un Froaki en el Laboratorio del Profesor Ciprés, siempre fue del tipo introvertido, pero yo sentía un gran afecto por él. Un día él se escapó y conoció a Ash, yo pensé que nunca lo volvería a ver pero Serena me eligió y, al encontrarse nuestros entrenadores, iniciamos nuestro viaje juntos.
Pasó el tiempo y de a poco me fui enamorando de ese pokémon, como Fennekin era bastante abierta con mis sentimientos, luego evolucionamos y como Braixen empecé a sentir una mezcla de emociones tan fuerte que guardé para mi esos sentimientos, al final él alcanzó su tercera tapa evolutiva y me sobrepasó…
Antes se daba tiempo para compartir conmigo, pero él empezó a fijarse más en el entrenamiento, se volvió alguien más frío y confiable a la hora de estos, nunca defraudó a su entrenador, pero yo me quedé sola.
Delphox miró al cielo con los ojos cubiertos de remordimiento.
- Yo quería declararme, me estaba armando de valor cuando ocurrió la Catástrofe de la Liga y Greninja fue clave a la hora de ganar, no encontré el momento después de eso para acercarme a él, al final de la Liga fue reclutado por Blandito y Z2 para ser el protector de Kalos, no me pude despedir -explicó, acto seguido miró al cielo con nostalgia y remordimiento, sus labios temblaban mientras hacía un esfuerzo por no ponerse a llorar-. Cada aniversario de la Catástrofe de la Liga pienso en él, en las cosas que quise decirle y simplemente no pude.
- ¿Te arrepientes? -preguntó Lucario.
Los ojos de Delphox se llenaron de lágrimas, las nubes en el cielo cada vez se tornaban más grises y hostiles, pero de la misma forma que la lluvia nunca llegó, ninguna lágrima rodó por sus mejillas.
- Solo a veces. Este día, el aniversario de la Catástrofe, no puedo dejar de pensar en él y los remordimientos pesan más de lo habitual -explicó ella-, solo quiero estar sola en este día y recordar.
- Está bien -dijo él pero no se movió de su lugar.
En silencio pasaron el resto del día observando el cielo, el silencio era una constante en su relación y ambos lo apreciaban.
Los días continuaron y Delphox poco a poco fue dejando atrás el recuerdo de Greninja, ella se centró en su entrenamiento y en algunas noches se juntaba con Lucario, el haberse abierto con él había sido positivo para su relación ya que desde ese momento había sido más fácil hablar del amor, del pasado, presente y futuro.
- Sabes, yo no sabía qué era sentirse querida y respetada por igual hasta que te conocí -mencionó ella.
Lucario estaba entre sus brazos en aquella bella noche despejada de luna nueva.
- Yo no sabía qué se sentía amar tan profundamente a alguien -admitió él.
- Sí… -suspiró Delphox- no se siente lo mismo cuando el amor no es equilibrado -explicó ella.
- A veces no comprendo a Pikachu y Pawmo -admitió él.
- Ellos son jóvenes y su vida es corta, nosotros estaremos muchos años más en este mundo que ellos -admitió Delphox.
Delphox era conocido por ser un pokémon longevo, su esperanza de vida media eran cien años, por su lado Lucario no viviría tanto pero se había puesto la meta de llegar a los cien.
- ¿Qué piensas sobre la muerte? -le preguntó.
- Es parte del ciclo de la vida -dijo ella-, saber que un día dejaremos este mundo hace que queramos hacer valer cada segundo.
A veces Lucario tenía esa rara sensación de que Delphox era mucho más vieja de lo que realmente era, ella en momentos como aquel demostraba poseer una sabiduría que sobrepasaba lo que se pudiera esperar de cualquier pokémon de seis años.
- Me gustas -dijo él más para si mismo que para que ella lo escuchara, ella lo miró y le dedicó una amplia sonrisa.
- Tú también me gustas, espero vivir muchos años más a tu lado -admitió esta.
Lucario pegó su frente a la de ella, esa era su forma de transmitirle todos esos sentimientos que no podía decir con palabras.
- Yo igual -admitió él, luego un pensamiento se cruzó por su mente, se sonrojó mientras miraba hacia el lado-, en momentos como estos me gustaría besarte.
A Delphox le subió la temperatura, eso le sacó una carcajada a Lucario.
- Qui-quiero que sea especial -admitió ella-, quiero recordar ese momento cómo algo mágico.
Lucario empujó un poco la cabeza de la pokémon zorro.
- Confía en mí, hay tiempo, no tenemos por qué apresurarnos a hacer algo para lo que no nos sentimos listos -dijo este.
Delphox se separó de él y recostó su cabeza en el hombro del pokémon de tipo acero, cerró los ojos mientras respiraba el cálido aire veraniego.
- Gracias Lucario -dijo ella.
Lucario con cuidado la recostó sobre su regazo, ella agradecida hizo un ruido de gusto y cerró los ojos.
Las noches de luna nueva eran especiales, tal vez la luna llena fuera una dadora de vida, pero la luna nueva permitía apreciar sin ninguna restricción el manto de estrellas que cubría sus cabezas.
Lucario decidió esperar a que ella se despertase, mientras se permitió quedar perdido entre ese manto de estrellas que iluminaban el cielo nocturno con una luz solo vista en aquellas noches.
El pokémon de tipo acero sonrió mientras pensaba cómo el pasado y el presente se juntaban en ese preciso momento, y de la misma forma que las estrellas eran un reflejo de lo que ya se fue, él pensó en todos esos pequeños momentos que lo habían llevado a conocer a Delphox.
Al cabo de un rato él también quedó dormido con una sonrisa en los labios y una expresión de genuina paz.
La vida volvió a su ritmo normal. Al cabo de dos meses, Serena y Ash, quienes ya portaban sus nuevos títulos, tomaron la decisión de comprar una casa rodante que les sirviera para refugiarse en el caso de que lloviera o nevara mientras estaban en su viaje, también era ideal para llegar más rápido de un lugar a otro y tenía mejor infraestructura para cuidar el pelaje de los pokémons de Serena, había sido muy caro comprar algo así pero el tiempo haría que valiera la pena.
Los pokémons rápidamente se acostumbraron al nuevo medio de transporte. Los viajes, aunque más rápidos, seguían poseyendo las mismas rutinas que cuando viajaban a pie.
Estaban en medio de un bosque de la ruta 15 cuando Lucario lo sintió, levantó la cabeza mientras sus orejas captaban el origen de la perturbación.
- ¿Qué pasa amigo? -preguntó Ash, pero este no escuchó y salió corriendo, al cabo de un rato se encontró con una enorme raíz maligna haciendo estragos en el bosque, Lucario se puso en posición de combate cuando esta fue rebanada por un Shuriken de Agua, frente a él apareció Greninja mientras la raíz caía muerta.
- ¡¡Maestro!! -saludó Lucario, fue en ese momento que Greninja se dio cuenta de su presencia.
- Hola Lucario, ¿Has estado bien? -preguntó- sentí tu energía en Kalos hace un tiempo, no esperé que nos encontráramos.
- Yo tampoco me lo esperaba -contestó él.
- ¿Cómo ha estado Ash? ¿Ganaron ese gran combate? -preguntó con su impasible voz.
- ¡Sí! Ahora es el Campeón Mundial, además hace poco adquirió el título de Campeón de Kalos -lo puso al día.
- Que bien, tal vez un día vaya a verlo -dijo este.
- Otra cosa que pasó fue que se reencontró con Serena, ahora son novios -explicó este, Greninja le dio la espalda y empezó a analizar la raíz-. También conocí a sus pokémons, Delphox sería muy feliz si pudiera verte nuevamente.
- Eso va a ser imposible -dijo este sin cambiar su forma de hablar mientras analizaba el flujo de energía de la raíz.
- ¿Por… qué? -esto lo dijo lentamente su aprendiz.
- No hay nada que hablar -explicó el de tipo agua-siniestro.
- ¡Pero ella quiere! ¿No es suficiente motivo? -preguntó Lucario alzando la voz.
- Yo no quiero -zanjó el tema Greninja.
En ese momento Lucario recordó la melancolía en la mirada de Delphox al hablar de sus recuerdos con Greninja, esto enojó a Lucario.
- ¡Para ella eras muy importante! ¡¿Por qué no arreglar las cosas?! -insistió el pokémon de tipo Acero, esto sorprendió al de Agua.
- Porque no es importante, tengo cosas que hacer, ella lo superará sola -contraatacó Greninja.
Lucario había llegado a su límite y se puso en posición de combate.
- Hagamos una apuesta, si te venzo te disculparás con Delphox por todo lo que hiciste, si tú ganas lo dejaremos pasar -dijo este.
Greninja se levantó y se puso en su posición de combate.
- ¿Realmente crees que podrás ganarme? -preguntó este en su refinada pose.
- ¡Ya lo veremos! -dijo su aprendiz.
Lucario usó Doble Equipo y cientos de Lucarios aparecieron, de un rápido As Aéreo todos fueron eliminados por su contrincante, justo a tiempo para recibir un Puño Bala, el pokémon retrocedió un poco, sonriendo miró a su aprendiz.
- Veo que has mejorado -dijo este haciendo aparecer dos Shurikens de Agua.
Ambos pokémons pelearon en una mezcla de cuerpo a cuerpo con distancia, cerca los golpes eran principalmente Corte contra Puño Bala y apenas se abría una oportunidad el rival contestaba con un Shuriken de Agua o una Aura Esfera, ninguno cedía y eran capaces de recibir el menor daño posible cada vez que se acertaba un golpe, era obvio que la pelea duraría horas.
La perturbación en la energía fue suficientemente fuerte como para que un pokémon, no muy lejos de ahí, se diera cuenta.
Ninguno de los dos pokémons estaba cansado al cabo de media hora de combate, heridos estaban listos para impactar otro Shuriken de Agua con Aura Esfera, cuando ambos ataques estaban por colisionar se elevaron por el cielo rompiendo una rama que calló pesadamente, ninguno de los dos entendía qué pasaba hasta que dos ojos brillantes aparecieron entre la oscuridad del bosque, ambos se posicionaron listos para atacar cuando un pelaje dorado fue visualizable.
- ¡¡Detente maestro!! -pidió Lucario pero este lanzó un Shuriken de Agua, de un solo movimiento este fue desintegrado por el calor de un movimiento de fuego, ante todos salió Delphox.
- Lucario, Greninja -saludó con un movimiento de cabeza-, no me esperaba encontrarlos aquí, ¿Pueden explicar qué estaban haciendo?
El silencio se extendió, fue en ese momento que Greninja trató de escapar, pero una lenguas de fuego lo encadenaron al suelo.
- No sabes cuántas ganas tenía de hablar contigo -dijo ella con una sonrisa amenazante, se acercó hasta quedar a un par de centímetros de su rostro, ella era más alta de lo que él pudiera haber imaginado.
- Delphox, no es necesario todo esto, libérame -pidió con su calmada voz.
- No, solo escucha -lo cortó, intercambiaron miradas-. ¿Por qué no te despediste?
- No tenía tiempo, fue algo muy repentino -respondió el de tipo agua.
- Mientes, pudiste darte el tiempo de despedirte y no quisiste ¿Por qué? -preguntó ella.
Bajo esa firme mirada roja Greninja se sentía completamente amedrentado, al final sintió que no tenía de otra que rendirse.
- No quería que tuvieras la oportunidad de confesarte -admitió este.
Delphox hizo un ruido con la lengua y se alejó un poco.
- ¿Por qué no querías eso? Sabes cuánto te quería -dijo esta.
- Por eso mismo, eras como una hermana para mí, simplemente no podía corresponderte -respondió Greninja.
- ¿Crees que no lo sabía? -preguntó ella poniendo una mano en su cadera, este la miró sorprendida- Era joven y hormonal, pero tu forma de tratarme dejaba ver que no sentías eso por mí, era necesario que me confesara para que pudiera liberarme de ese peso. No sabes… -se le cortó la voz, esto sorprendió a Greninja- no sabes cuántas veces quise volver en el tiempo y despedirme de ti, decirte a la cara que me gustabas, recibir una respuesta clara. Todos estos años he vivido con el remordimiento, con la confusión, no sabes cuánto costó aceptar que tú no sentías lo mismo, pero más costó dejar de pensar en ti.
Greninja todo ese tiempo había vivido huyendo de esa conversación, nunca pensó en cómo lo había vivido Braixen, en ese momento entendió por qué Lucario insistió en iniciar una pelea.
- Lo lamento -se disculpó genuinamente.
Delphox deshizo las cadenas de fuego.
- Te disculpo -respondió ella sin perder la compostura-. Ahora ve con Blandito y Z2, siento que te llevan buscando un rato.
Greninja se sobó las zonas del cuerpo quemados por las cadenas de fuego.
- Entonces te deseo lo mejor como Reina de Kalos Delphox -luego miró a Lucario-, cuida de ella -pidió antes de dar un salto y perderse en la vegetación.
Delphox cayó al suelo completamente agotada, lágrimas de alivio corrían por sus mejillas, Lucario se hincó para estar a su nivel y le puso una mano sobre la espalda, ella se recostó disfrutando de su apoyo.
- Lo hiciste genial, nunca había visto a mi maestro en aprietos -admitió este.
- Tú lo conocías ¿Por qué no lo mencionaste? -preguntó ella con cierto alivio en la voz.
- No se dio la oportunidad, luego, cuando supe de tu pasado con él, consideré que no era el momento -admitió este.
- Gracias por pelear por mi -agradeció ella acomodándose mejor.
- No podría haber hecho otra cosa, eres muy importante para mí, no podría dejar pasar esta injusticia -admitió él.
- Eso es algo que me gusta mucho de ti -dijo antes de caer dormida por el cansancio y el alivio que estaba experimentando, Lucario se acomodó mejor dejándola recostada sobre sus muslos, le puso un mechón detrás de la oreja antes de darle un beso en la frente, ella sonrió en sueños.
Lucario miró al cielo, en ese momento estaba de un claro tono celeste con nubes blancas. El pokémon sonrió imaginando que esas nubes blancas eran una metáfora de cómo Delphox por fin se había liberado de todos esos oscuros pensamientos que la atormentaban, sonrió genuinamente mientras ponía ambas manos como apoyo y se recostaba mirando el vasto cielo, en lo más profundo de su ser sabía que días mejores se avecinaban.
Cada cierto tiempo Serena y Ash detenían la casa rodante en algún descanso lejos de la carretera para entrenar, mientras Ash paseaba por los alrededores buscando a posibles entrenadores que quisieran retarlo, Serena preparaba sus Performances, ser la Reina de Kalos significaba abrir eventos y aparecer en televisión, por lo que debía esforzarse para superar las expectativas de sus seguidores.
Los pokémons de Serena estaban nerviosos porque estaba por llevarse a cabo una Fiesta de Baile en ciudad Fractal, a diferencia de la que habían asistido Ash y compañía en el primer viaje que hicieron por Kalos, este estaba pensado para que las antiguas Reinas de Kalos y la Reina vigente en el cargo se conocieran.
Dentro del itinerario del evento estaba estipulado que la Reina presentara una Performance a los invitados, al Baile de las Reinas (cómo se llamaba el evento) estaba permitido llevar hasta a tres acompañantes por lo que el número de invitados oscilaba por las 250 personas, no eran tantos como en la Clase Maestra, pero la presión era inmensa ya que era su carta de presentación a las que en algún momento podrían ser sus mentoras.
Serena había tratado de invitar a Clemont y Bony pero ellos estaban ocupados con sus nuevos cargos de Alto Mando y Líder de Gimnasio, es por esto que habían optado por invitar a Cilan y Alicia.
Delphox y Lucario pidieron ser los chaperones de Serena y Ash, por su lado Alicia llevó a su Ambipom y Cilan a su Simisage.
- ¿Eres diseñadora de moda? -preguntó Delphox en un momento a Ambipom.
- Sí, sólo pásame un par de tijeras y un molde, ¡Yo lo corto! -dijo orgullosa la pokémon.
- Eres impresionante -dijo Simisage.
Lucario, con un corbatín en el cuello, se sentía muy fuera de lugar. Delphox le había dicho que ella quería participar en el evento, por eso había pedido a Ash que lo llevara en vez de Pikachu, pero en ese ambiente tan refinado y lleno de pokémons que buscaban hacer vida social se sentía fuera de lugar.
- Sabes, he viajado por todo el mundo, hay pocos lugares que no conozco -dijo con orgullo Simisage en otro momento.
- De verdad -Ambipom estaba muy interesada.
- Sí, mi lugar favorito…
Delphox notó que Lucario estaba haciendo un gran esfuerzo por mantenerse tranquilo en ese lugar, pero un tic en la oreja lo delataba, fue por eso que le tomó la mano y le dedicó una sonrisa.
- Chicos, vamos a salir un rato, necesito tomar aire -dijo esta y guio a Lucario hasta la terraza, esta daba al jardín detrás de la lujosa mansión que poseía rosales y otras flores además de una fuente en el centro y caminos que morían en esta, todo esto era inalcanzable para ambos pokémons que se encontraban en un segundo piso.
- ¿Mejor? -preguntó ella cuando vio que Lucario volvía a respirar con normalidad.
- No creí que fuera tan abrumador estar en esa fiesta -admitió él y se posó en la baranda de mármol blanco, Delphox lo imitó.
- Sabes, estuve pensando preguntarte esto desde hace mucho tiempo pero ¿Te gustaría hacer público lo nuestro? -preguntó ella, esto sorprendió a Lucario.
- ¿Estás segura? ¿No te molesta ser el centro de atención? -preguntó él.
Delphox se puso a jugar con sus dedos.
- Sí me molesta, pero con el tiempo pasará -luego lo miró con determinación-, ¡Pero quiero también pasar mis días a tu lado!
La noche había sido su escudo durante ese año, pero también había sido su prisión, Lucario lo sabía bien porque también había empezado a sentir el peso del manto negro.
- Entonces estoy de acuerdo pero… ¿Qué somos? -preguntó él.
- No estoy segura -admitió ella viendo el jardín cubierto de luciérnagas-, tan solo quiero no tener miedo de expresarte mi amor cuando estemos acompañados.
Todavía no se habían besado, pero apreciaban mucho su tiempo juntos, su relación era rara, pero tampoco sentían que calzara con ningún nombre, es por eso que Lucario dijo:
- Tú eres mi compañera de vida -dijo este, ella lo miró extrañado.
- ¿No es como si dijeras que soy tu pareja? -preguntó ella.
- ¿Quieres ser mi pareja? -contraatacó el pokémon de tipo Acero.
El silencio se extendió mientras Delphox reflexionaba.
- No todavía, es demasiado pronto, hay mucho que hacer antes de decidir algo así -respondió y Lucario sonrió abiertamente, esto sorprendió a Delphox quien muy pocas veces lo había visto sonreír.
- Entonces estamos de acuerdo -luego miró al cielo, en este se apreciaba una pequeña y distante luna llena-, quiero que seas mi compañera de vida porque quiero vivir mi vida a tu lado, quiero crecer junto a ti, madurar a tu lado y todos los días conocer una nueva faceta de tu ser, ¿Te parece bien?
Delphox a estas alturas sabía que era del tipo que se emocionaba fácil, con cuidado se limpió una lágrima que había rodado por su mejilla.
- Por siempre y para siempre sí -dijo esta.
"Si ayer tuviste un día gris
Tranquila, yo haré canciones para ver
Si así consigo hacerte sonreír
Si lo que quieres es huir
Camina, yo haré canciones para ver
Si así consigo fuerzas pa' vivir
No tengo más motivos para darte
Que este miedo que me da
El no volver a verte nunca más
Creo ver la lluvia caer
En mi ventana te veo, pero no está lloviendo
No es más que un reflejo de mi pensamiento
Hoy te echo de menos
Yo solo quiero hacerte saber
Amiga, estés donde estés
Que si te falta el aliento, yo te lo daré
Y si te sientes sola, háblame
Que te estaré escuchando
Aunque no te pueda ver
Aunque no te pueda ver
De tantas cosas que perdí, diría
Que solo guardo lo que fue
Mágico tiempo que nació un abril
Miradas tristes sobre mí se anidan
Y se hacen parte de mi piel
Y ahora siempre llueve, porque estoy sin ti
No tengo más motivos para darte
Que esta fría soledad
Que necesito darte tantas cosas más
Creo ver la lluvia caer
En mi ventana te veo, pero no está lloviendo
No es más que un reflejo de mi pensamiento
Hoy te echo de menos
Yo solo quiero hacerte saber
Amiga, estés donde estés
Que si te falta el aliento, yo te lo daré
Y si te sientes sola, háblame
Que te estaré escuchando
Aunque no te pueda ver
Aunque no te pueda ver"
Alex Ubago, "Aunque no te pueda ver".
Epílogo
Habían pasado los años, las canas ya se podían ver entre su pelaje, ambos pokémons abrazados en la mecedora del porche de la casa entre praderas verdes veían a sus entrenadores jugando con sus nietos, Vera y sus hijos habían ido a visitar a sus padres, esto había gatillado que Samuel y Dalia se unieran en aquel cálido día a finales del verano para ver a sus padres en su aniversario de matrimonio número cuarenta.
Desde su ubicación Delphox y Lucario podían ver a Dalia y Pawmont rezando en la tumba de Pikachu y Pawmo, ambos habían vivido una vida apacible juntos y habían sido padres ejemplares, por su lado Delphox tenía entre las manos un huevo.
- ¡Mamá! -llamó un Fennekin macho después de estar jugando un buen rato con su entrenador, un niño de diez años de piel ligeramente morena, ojos castaño azulado y cabello rizado de color castaño oscuro, bajo sus mejillas tenía unas marcas en forma de rayo- ¿Cuánto le falta a mi hermano por nacer? No quiero perderme su nacimiento pero Kou quiere iniciar ahora su viaje.
- Fennek, -su madre lo vio con infinito cariño- sé que esto es importante para ti, pero es importante que estés al lado de Kou cuando inicie su aventura, de la misma forma que yo dejé mi hogar para conocer el mundo y encontrar mi lugar es tu turno de hacerlo, -luego le dedicó una gran sonrisa- te aseguro que tu padre y yo estaremos en esta misma montaña cuando vengas a visitarnos.
- P-pero -insistió Fennek.
- No tienes nada de que preocuparte Fennek, puedo sentir que el aura de tu hermana es fuerte, seguro nacerá sin problemas, la estaré entrenando mientras tú no estés, así podrán combatir como hermanos -le aseguró.
Fennek sonrió abiertamente mostrando sus brillantes dientes blancos.
- Entonces cuento contigo papá -se lo encargó, justo en ese momento Kou llamó a su pokémon, este dio un paso hacia el lado, pero se giró un último momento para sonreírle a sus padres-. Nos vemos.
- Adiós cariño mío -se despidió Delphox.
- Disfruta de tu viaje -se despidió Lucario.
Con estas palabras el pequeño pokémon zorro amarillo bajó corriendo las escaleras para ir al encuentro de su entrenador, en ese momento vieron cómo Serena con su cabello color miel liso por las canas y Ash quien empezaba a presentar las primeras se despidieron de su nieto.
Ya más tranquilos ambos pokémons se mecieron en el columpio disfrutando de la brisa primaveral, luego miraron al cielo cubierto de nubes blancas.
- Creo que mañana será un día soleado -mencionó Delphox.
Y con estas palabras desearon lo mejor para su hijo.
