Es medianoche, la luna está en lo más alto, su luz pálida y espectral atraviesa la ventana de mi habitación, colándose entre el espacio vacío de las cortinas, iluminando levemente el suelo de madera bajo la ventana.

Miró en silencio desde el borde de mi cama, siento el llamado de la luna, suplicando suavemente que cumpla con mi deber. La idea de ignorar su llamado surge desde las profundidades de mi mente, pero el solo imaginar la mirada fría de él sobre mi, mientras me reprende por ignorar mis deberes me hace recapacitar y de mala gana me levanto de mi cama, no sin antes tomar por la funda el estoque que se encontraba a mi lado.

Suspirando y ajustando el estoque en mi cintura, recorro el tramo que me separa de la ventana. Mis movimientos son suaves y elegantes, mis pasos apenas hacen crujir la madera bajo mis pies aun cuando el taconeo de las botas gruesas que llegan hasta mis muslos deberían escucharse como un eco ruidoso en los confines de mi habitación.

Corriendo las cortinas hacia la derecha, dejo que la luz de la luna entre en mayor cantidad, iluminando mi habitación y por ende, a mi también. Sin alargarlo más, abro la ventana estilo francés y salto hacia el vacío.

La brisa nocturna acaricia mi rostro, algunos mechones de mi cabello junto a mi flequillo se sacuden durante mi descenso desde un quinto piso, cada segundo que pasa de caída el césped detrás de los dormitorios se acerca y yo solo me relajo, preparándome para aterrizar sobre mis pies.

Un aterrizaje suave y perfecto, hace un mes me habría roto las piernas pero ahora, debido al fortalecimiento de mi cuerpo por los ecos de sangre, apenas y sentí el impacto en mis talones, un segundo antes de que rodará hacia adelante sobre el césped húmedo. Al levantarme y sacudir los trozos de grama de mi ropa, escucho el crujir de las hojas y ramas. Volteo en su dirección, tomando la empuñadura de mi estoque observo como desde la cobertura de uno de los arboles del bosque de la academia, emerge una silueta humana que una vez deja las sombras se deja iluminar por la luz de la luna.

Su sombrero tricornio gris oscuro, de interior azul y decorado con una pluma roja, sobre su cabeza es lo primero que atrae mi atención, seguido por el pañuelo negro alrededor de su boca que unicamente deja al descubierto sus ojos verdes. Bajo la mirada, y a diferencia de noches pasadas, él viste una gabardina negra, un color que comparten el resto de sus prendas, empezando desde la camisa de botones, su pantalón y el par guantes adornados con placas desgastadas de un color dorado que le llegan hasta la mitad del antebrazo. Siendo así que lo poco diferente de todo su conjunto, sean sus botas de cuero de un tono marrón oscuro.

"Llegas tarde."-Dice él con voz severa, bajando el pañuelo de su rostro para revelar su rostro, enmarcado por dos largos mechones de cabello verde a los lados, cuyas mejillas se encuentran salpicadas por pecas.-

"Lo siento."-Me disculpo torpemente al inclinar la cabeza hacia él, incluso aunque lo conozco desde mi primer año de clases y he tenido que convivir a su lado por más tiempo desde hace un mes y medio, sigo sintiéndome nerviosa ante su presencia.-

"Olvídalo, solo date prisa y sígueme."-

Sin dar lugar a que la "conversación" continúe, Midoriya Izuku gira sobre sus talones y camina de regreso hacia la oscuridad del bosque. No teniendo otra opción más que seguirlo, me apresuro y con un trote suave logro alcanzarlo.

Caminamos por varios minutos hasta que llegamos a un claro, la hierba se extiende por todo el lugar mientras la luz de la luna ilumina su totalidad. En medio del claro, una lámpara antigua emite un brillo azulado mientras es adorada por cuatro criaturas humanoides, llamadas mensajeros que exhiben una piel pálida y extremidades delgadas que la primera vez que las vi no pude evitar asustarme. Y sin embargo aquí estoy, yendo hacia ellas como si fuera lo más normal del mundo.

Estando ambos frente a la lámpara y detrás de los mensajeros que emiten murmullos inentendibles, nos apoyamos sobre una rodilla y cerramos los ojos, dejándonos arrastrar por las frías y pálidas manos de los mensajeros, algo que me provoca un vacío en el estómago similar al que sientes cuando estás en el interior de un ascensor.

Un segundo después que el vacío desaparece de mi interior, abro los ojos. Ya no estoy rodeada de árboles, tampoco hay rastro del claro o de la lámpara y sus admiradores, en su lugar estoy de rodillas sobre un sendero de baldosas de piedra que conducen hacia una escalera, la cual rodea una zona elevada protegida por un muro cubierto de maleza y en cuya cima se encuentra una casa antigua, muy similar a una iglesia.

"Andando."-

Tomándome del cuello de mi camisa de botones, Midoriya me levanta sin esfuerzo. Eso fue grosero, y casi se lo hago saber pero no me atreví a decirlo en voz alta.

Soltando un suspiro de frustración y guardando mis reclamos, camino detrás de él nuevamente, mientras pasamos al lado de varias lápidas de piedra que bordean el sendero a mi izquierda, mientras a mi derecha veo un jardín de flores blancas. La vista se mantiene a ambos lados hasta que llegamos al pie de las escaleras de piedra, subimos por ella, cada escalon me acercaba a esa casa antigua de diseño victoriano.

Al término de las escaleras nos esperaba una puerta de madera oscura, la cual se abre en medio de un rechinido de sus bisagras, revelando a Doll. Una muñeca viviente de cabello plateado, pálida piel blanca de porcelana, con una expresión neutra que me recuerda a Kodai, vistiendo sus habituales vestimentas de estilo victoriano que la hacían ver como una sirvienta.

"Queridos cazadores."-Doll se inclina ante nosotros, tomando los costados de su vestido para levantarlo un poco.-"Sean bienvenidos."-

"Gracias."-Dijo Izuku con la mayor neutralidad posible.-

"Hola, Doll."-La saludo con una pequeña sonrisa y movimiento de mano, pero la muñeca viviente solo se hizo a un lado, permitiendo nuestro acceso.-

Cruzando la puerta y pasando de largo a Doll, me encuentro con algo a lo que aún no me acostumbro y que si tuviera la oportunidad de hablar con H.P Lovecraft le diría: tu no inventaste nada, todo lo que escribiste existe de verdad.

Para acto seguido, tomarlo de los hombros, arrástralo al sueño del cazador, mostrarle el cadáver de la presencia lunar y por ultimo, traerlo frente a esta entidad, la cual se encuentra organizando unos libros sobre la estantería del fondo mientras su forma real permanece oculta por un velo arcano que proyecta una apariencia diferente dependiendo de quien sea el observador. En mi caso, veo a mi madre con su largo cabello negro hasta la cintura, mientras viste un elegante vestido azul marino.

"Gran Cazador."-Izuku pronunció en un idioma antiguo y olvidado, el cual aun no soy capaz de aprender.-

"Gran Cazador."-Repetí yo, pronunciando esas palabras con respeto.-

Cabe mencionar que ambos nos inclinamos ante el autoproclamado, Gran Cazador. Rey o Reina de este reino de carácter onírico sumido perpetuamente en una medianoche de luna llena.

"Mis cazadores, no es necesaria tanta formalidad."-Escucho sus voz en mi cabeza, su voz es idéntica a la de mi madre. Incluido el tono y formalidad que ella usa siempre.-"¿Que tal se encuentran esta noche?"-

"Todo esta bien, Gran Cazador. Agradezco su interés en sus simples sirvientes."-Izuku dijo, nuevamente, fui incapaz de entender sus palabras.-

"¿Que te he dicho, Izuku? No eres mi sirviente, eres mi amigo, pero no continuaré con eso por ahora. Dime, ¿como le ha ido a tu aprendiz?"-

Al momento de la pregunta, la entidad con la apariencia de mi madre se gira hacia mi. Su mirada, a pesar de ser suave y amigable, ejerce una presión asfixiante; inconscientemente trague en seco por tener su atención. Y mientras el Gran Cazador continúa observándome, dirijo una mirada curiosa hacia Midoriya, esperando escuchar sus palabras.

"Lo ha hecho bien. Se ha adaptado más rápido de lo que pude imaginar, aunque aún me preocupa lo descuidada que puede ser. Eso le ha costado muchas muertes."-

Nuevamente, no sé qué fue lo que dijo. Realmente odio que use el idioma antiguo, me frustra no entenderlo, aunque ignorando eso note como antes de terminar su última frase, sus ojos verdes, ligeramente entrecerrados, se dirigieron hacia mí por un segundo.

Creo que no le gustó que lo viera.

"Dale su tiempo, incluso tu tuviste tus problemas al iniciar."-

Escuchar eso me tomo por sorpresa, Midoriya Izuku, el mejor cazador de esta generación a palabras de Doll tuvo problemas al iniciar. Es algo que no esperas escuchar, no luego de verlo en persona acabar con la vida de un wendigo de tres metros, tan rápido que apenas pude seguir sus movimientos, sin morir una sola vez.

"No necesitaba decir eso, Gran Cazador."-Esta vez lo dice en nuestro idioma, y él suena... ¿avergonzado? Vaya...es la primera vez que lo escucho mostrar otra emoción que no sea la apatía o molestia desde que lo conozco.-

Y ante su comentario, el Gran Cazador se ríe suavemente.

"Oh, hace tiempo que no te veía avergonzado."-Revela la entidad.-"Me trae tantos recuerdos."-Finaliza con tono nostálgico.-

"A mi también."-Murmura él por lo bajo, apenas logro escucharlo.-"Pero cambiando de tema, y pecando de ser entrometido e irrespetuoso, Gran Cazador, ¿por qué nos citó esta noche antes de dar comienzo a la cacería?"-Pregunta él con seriedad, pero siempre con ese tono respetuoso que entona al hablar con la entidad.-

"Sobre eso... "-Los ánimos de la entidad parecen decaer un poco.-"... Me gustaría discutirlo contigo en privado, por eso, Momo. Debo pedirte que te retires por ahora, perdon."-

"N-No se disculpe, Gran Cazador."-Digo rápidamente, escuchar a la entidad decir mi nombre de pila con la voz de mi madre se siente extraño a la par que me pone los pelos de punta.-"Con su permiso."

Sin decir nada más, vuelvo a hacer una pequeña reverencia y me dirijo hacia la salida ante la mirada de ambos.

Estando en el exterior doy un último vistazo hacia atrás, y antes de que la puerta sea cerrada por Doll, veo a la entidad acercarse a Izuku, extendiendo sus brazos hacia él, antes de atraerlo fuera de mi campo de visión.

El vacío en mi estómago vuelve a aparecer durante mi viaje de regreso, un segundo después que este desaparece abro mis ojos y me encuentro en medio de un callejón oscuro ubicado en algún lugar de Tokio en compañía de Midoriya. Definitivamente usar las linternas para moverse son el mejor medio de transporte existente. Ahora que lo pienso, ¿será posible replicar su funcionamiento con magia arcana?

"Hay que movernos. Doll informó la presencia de bestias por esta zona."-Su voz seria me sacó de mis pensamientos de inmediato.-

"Tu guía y te seguiré de cerca."-Midoriya asiente ante mi comentario y sin más charla, empieza a correr.-

Dirigiéndose hacia la escalera de emergencia del edificio a nuestra derecha, Midoriya salta hacia ella, aferrándose de los bordes de la valla e impulsandose con sus brazos, aterriza sobre la plataforma de metal para acto seguido correr hacia arriba, sus botas apenas hacen ruido a medida avanza y cumpliendo mi palabra, me apresuro hacia la escalera logrando imitar su salto, aunque casi me resbaló cuando mi mano no se aferró correctamente a la valla.

Dejando atrás mi ligero error de cálculo, logro llegar hasta la azotea donde Midoriya se encuentra esperándome. Al verme llegar solo asiente en silencio y vuelve a correr hacia adelante. Llegando al borde del edificio el salta en el último momento desde la cornisa, impulsando así su cuerpo hasta el edificio frente a él, donde aterriza suavemente con un giro sobre su espalda para luego continuar. Parece que está noche tendré que correr más que en las clases de Aizawa-sensei.

Saltando de azotea en azotea, con una gracia y velocidad sobrehumana sin emitir sonido alguno, mientras la luz de la luna y la ciudad iluminan nuestras oscuras ropas. Con cada edificio que dejamos atrás, adentrándonos aún más entre las áreas comerciales, el ruido de los autos y el bullicio de la gente se hace más notorio. Eso me preocupo, en el caso de una pelea contra las bestias en una zona concurrida, habrán muchas personas, tanto civiles como héroes profesionales, y si lo que Doll le dijo a Midoriya es verdad, la presencia de más de una bestia podría dar lugar a una verdadera tragedia.

Esto debido a que los héroes profesionales no son capaces de luchar contra las bestias, de hecho, ningún humano que no tenga la marca del cazador no puede hacerles frente. Eso me quedo muy claro aquella noche en que tuve mi primer encuentro con una bestia, siendo esta mi primera muerte y llegada al sueño del cazador, algo que jamás podré olvidar incluso si dejo de ser una cazadora.

"¿Hueles eso?"-Midoriya pregunta de pronto y se detiene a mitad de la azotea; sus botas se deslizan mientras su gabardina se balancea hacia adelante.-

Olfateando el aire un segundo, logro captar algunos olores, humo de tabaco, alcohol, basura, ese último me hizo fruncir el ceño debido a lo asqueroso que resultó ser, y el mas fuerte de todos...

"Sangre fresca...esta cerca."-

"Correcto. Parece que hemos llegado."-

Desenfundando su sable y daga que reciben el nombre de Rakuyo, Midoriya se dirige hacia el borde del edificio a una velocidad vertiginosa, antes de saltar, girar en el aire y lanzar una patada a la nada, impulsadose hacia el callejón, todo en menos de dos segundos. Quedandome pasmada por su habilidad, tardando un momento en procesar lo que vi, procedo a seguirlo mientras escucho un gruñido bestial, y antes de saltar hacia el callejón dirijo un último vistazo a la ciudad, desde lo alto de este edificio no puedo evitar preocuparme; estamos demasiado cerca de una zona concurrida.

Luego de aterrizar sobre un charco de sangre perteneciente a una pobre alma desafortunada, la cual salpicó mis botas, observó a Midoriya de pie frente al cadáver postrado sobre sus rodillas del licántropo, con un único corte en diagonal que inicia en el hombro, pasando por el esternón y viaja en línea recta por encima del pecho hasta finalizar en un costado del abdomen. Eso fue muy rápido, y eso que mencionó antes que aún no está acostumbrado a emplear a Rakuyo.

"Necesitas aumentar tu velocidad."-Dijo Midoriya, mirándome por encima de su hombro mientras limpia su sable y daga en el pelaje de la bestia.-"Si hubieras estado sola, un segundo más y ella también estaría muerta."-

Finalizó, señalando hacia un rincón del callejón con su daga, trazando una línea imaginaria que sigo con mis ojos hasta encontrarme con una mujer, la cual apenas y es visible entre las oscuras sombras de los edificios que nos rodean.

"Toma los ecos del licántropo, yo me encargo de la testigo."-Dijo en tono autoritario sin dejar lugar a discusiones.-

Mientras me acerco al licántropo, veo de reojo a la mujer, su expresión aterrada se mezcla con una desconcierto. No la culpo, yo estuve en su lugar luego de morir por primera vez y llegar al sueño del cazador.

"¿Quienes son?"-Ella cuestiona temerosa, su mirada intercala entre Midoriya y yo.-"¿Que era esa cosa? ¿Que quieren hacerme?"-

Cada pregunta es entendible y esperada. Las he escuchado varias veces desde que empezó en esto y aunque sean fáciles de responder, Midoriya tiene la regla autoimpuesta de negarse a responderlas.

"Cállate"-Con la amabilidad de una roca, Midoriya la toma del brazo derecho y la levanta, poniéndola de pie aunque las piernas de la mujer no paran de temblar como las de un venado recién nacido.-"¿Te mordio?"-Pregunto de manera brusca, al momento en que la hace abandonar la oscuridad de su escondite.-

"N-No"-Ella responde con miedo y me mira, puedo ver la súplica silenciosa por ayuda en sus ojos azules, ligeramente rojos por las lágrimas.-

"¿Algun rasguño?"-Pregunta Midoriya de nuevo, inspeccionando las heridas que la mujer tiene.-

"N-No creo"-

"Tuviste suerte."-Midoriya le dice secamente-"Dime, ¿conoces a esa persona?"-

Haciéndose a un lado, Midoriya le señala hacia un lugar del callejón. La mujer mira temerosa, sus ojos se ensanchan y por su reacción, es evidente que su respiración se corta antes de caer al suelo, vomitando por la grotesca escena.

"A-Akko-chan."-Pronuncia ella débilmente.-

"Parece que si."-Midoriya dice con ligero interés, al mismo tiempo busca algo en el interior de su gabardina.-"Bueno, sabe raro pero tómalo todo."-

"¿Q-Que?"-Ella pregunta desconcertada cuando levanta la cabeza hacia él, solo para ser tomada del rostro y forzada a mantener la boca abierta.-

"Hasta el fondo."-Destapando el vial en su mano, el cual contiene un líquido azul, Midoriya lo coloca sobre la boca de la mujer, vaciando su contenido por completo para luego obligarla a beberlo al cerrar su boca con su mano.-

Escucho como se atraganta por un segundo, sus ojos vuelven hacia mi en busca de ayuda pero solo la ignoro. Después de todo, tuvo suerte de que la mujer a medio comer en el otro extremo del callejón se haya llevado la atención del licantropo y no haya resultado mordida o rasguñada por el, de lo contrario, en el mejor de los casos estaria bebiendo otra cosa que es aun mas desagradable y en el peor caso, Midoriya ya la habría matado.

Así que ignorando a la mujer con cierto pesar, giro hacia el cadáver del licantropo y coloco mi mano, protegida por mi guante de cuero negro, sobre el cuerpo peludo de la bestia y acto seguido una niebla blanca emerge de interior para introducirse en mi cuerpo, causando un ligero escalofrío en mi espalda al mismo tiempo en que una ventana de estado, únicamente visible para los cazadores, salta frente a mis ojos.

-"[200 ecos de sangre adquiridos.]"-

"Son muy pocos."-No puedo evitar sentirme frustrada y decepcionada ante tan miserable cantidad.-

Al mismo tiempo, el cuerpo del licántropo empieza a descomponerse en una brea negra, cuyo intenso aroma a carne putrefacta inunda mis fosas nasales. Nota mental, le pediré a Doll una de esas máscaras de la plaga cuando regrese.

"No te quejes. Era uno de bajo rango"-Midoriya me regaña desde su lugar algo irritado.-"Bebelo de una vez."-Exige a la mujer, seguramente aún se niega a tomarse el brebaje.-

Parece que tomará un momento más, así que mientras él continúa con eso yo me dirijo hacia el cuerpo sin vida de la mujer identificada como Akko; sus ojos aún permanecen abiertos, carentes de brillo.

Agachandome a su lado, los cierro suavemente y a mi lado, brotando desde el suelo, un grupo de mensajeros aparece con una sábana blanca.

"Gracias."-Digo al tomar la sábana de sus pálidas manos y extenderla sobre Akko.-

Ante mi gratitud, los mensajeros asienten y se retiran tan pronto como aparecieron. Justo a tiempo para que Midoriya, cargando el cuerpo inconsciente de la mujer sobre su hombro aparezca detrás de mí.

"Termine. Ya es tiempo de irnos."-

"¿Que pasara con ellas?"-

"Casi lo mismo que la vez anterior; villano psicópata con tendencias caníbales ataca a dos mujeres, una de ellas muere, pero la otra logra escapar con una puñalada en el abdomen que la hace desmayarse."-Me respondió con total naturalidad, parecía ser su forma de solventar esta clase de casos en los que alguien tenía la dicha de sobrevivir-"Y debido al trauma de la experiencia, el que no recuerde casi nada será más creíble."-

"Tengo la sensación que ya has hecho esto antes...¿puedo preguntar si alguna vez este escenario a fallado?"-

"No y dudo que lo haga."-Dijo él-"Como sea, levántate y vámonos, tenemos una noche por delante."-

"Si...esta bien."-

Las horas pasan y la cacería continúa, varias bestias, todas licántropos de rango bajo, han caído por el filo de nuestras armas, mientras somos recompensados con una cantidad modesta de ecos de sangre hasta que limpiamos toda la zona, dejando únicamente una bestia herida que se escondió en el alcantarillado. Cambiando así nuestro terreno de caza de la bien iluminada ciudad a las asquerosas alcantarillas.

Sin duda alguna, moverse entre las alcantarillas es lo más horrible que he tenido que hacer. El agua pestilente que corre por los canales, las paredes húmedas que provocan un ambiente cálido y sofocante, la poca iluminación y los espacios cerrados hacen en conjunto una experiencia que no quieres repetir de nuevo, sin embargo aquí estamos, caminando por el laberíntico sistema de alcantarillas de la ciudad mientras rastreamos a un licántropo herido.

"Paso por aquí hace poco, parece estar huyendo hacia su guarida."-Midoriya dice frente a mí, sin siquiera voltear a verme.-

"¿Como estas tan seguro?"-

"Su aroma, es bastante intenso y se encuentra por todo el lugar."-Responde mientras continúa caminando. Aunque me pregunto cómo es capaz de detectar un olor tan específico en medio de tanta inmundicia.-"Puede que sea un licántropo de rango medio, pero si ya tiene un territorio y guarida establecida significa que ha estado vivo por al menos un par de meses."-

Al escucharlo hablar con tanta soltura, me hace olvidar que desde que nos conocemos al comienzo de nuestro primer año, esta imagen del Midoriya cazador, experto en bestias dista mucho del Midoriya taciturno que con el que comparto salón de clases.

¿Estas escuchando?"-El pregunta, enviándome una mirada severa por encima de su hombro.-

"S-Si, lo hago."-Respondo rápidamente.-"Es solo que me preguntab..."-

"No a mi."-Interrumpiendo mi excusa, él se gira hacia mí y señala hacia uno de los túneles del alcantarillado.-"Eso."-

Midoriya susurra para después guardar silencio. Tratando de captar el sonido que el menciona, cierro mis ojos y me concentro. De momento solo escucho el ruido causado por el flujo de aguas negras ahogando cualquier otro sonido, pero al concentrarme por unos cuantos segundos más el agua pasa a segundo plano. Escucho algunos chillidos de ratas cercanos, y muy a lo lejos escucho un gruñido, seguido de lo que parece ser otro más que se ve opacado por un ladrido.

"Los escucho...son más de uno."-Digo en voz baja, tratando de suprimir mis nervios ante la cantidad de gruñidos y ladridos que provienen de la misma dirección.-

"Lo que temía, encontramos una manada."-

Antes de que pudiera articular una palabra. Un grupo grande de mensajeros apareció frente a nosotros, cargando a duras penas el arma principal de Midoriya; Ulpian. Por lo que se, Ulpian fue creada por el mismo en el taller del cazador. Su apariencia es la de una ancla seriamente modificada, y para dar una descripción más detallada es necesario repasar las partes de una.

Empezamos con el ojo de arganeo, lugar donde se une la cadena y que está conectado al cuerpo principal del ancla, llamado caña, del cual forma parte el cepo, una barra de acero que lo cruza por en medio de madera horizontal y finalizamos con los brazos, los cuales se adhieren al fondo marino por medio de la uña o mapa, ubicado en sus puntas. Entonces, Ulpian tiene todo esto, pero adaptado para el combate contra las bestias.

Su ojo del arganeo se mantiene igual, pero la cadena es mucho más gruesa y densa, algo que comparte con la caña o cuerpo del ancla. El cepo está moldeado en las puntas, formando tres picos en cada extremo, uno horizontal que es el principal y dos verticales, apuntando hacia arriba y abajo, mientras que los brazos parecen las hojas de dos guadaña unidas por el comienzo de sus hojas, pero a diferencia de una hoja de guadaña convencional que está afilada por el borde interior, estas están afiladas por el borde exterior y para finalizar, justo donde los brazos se unen sobresalen varias puntas.

A primera vista, Ulpian parece una arma poco práctica, demasiado pesada y grande, casi de la altura de Midoriya lo cual no es poca cosa, viéndose así más como algo estético que algo útil y funcional, pero eso no es así. Al menos no en las manos de Midoriya, pues no por nada es su arma principal, incluso por encima de la maravillosa Rakuyo que tuve el placer de empuñar un par de noches atrás.

"Llevense a Rakuyo."-Midoriya pidió a los mensajeros, tomando la funda del sable y daga que la componen para dárselas y así tomar a Ulpian por en medio y llevarla por encima de su hombro; con la cadena enrollada alrededor del cepo.-"Y díganle a Doll que por si acaso informe a otros cazadores. Encontramos una manada y podrían haber más en otras partes de la ciudad."-

Emitiendo un sonido escalofriante, uno de los mensajeros asintio antes de esfumarse de nuestra vista.

"¿No habría sido mejor que me dieras a Rakuyo?"-

"No tienes la suficiente destreza con ella."-Mencionó, para luego señalar hacia mi estoque.-"Además, el manejo decente de tu arma junto a tu estilo de esgrima es suficiente para matarlos."-

"G-Gracias."-Por alguna razón, escuchar eso me avergonzó. Incluso siento mi corazón palpitar un poco más rápido ante sus frías, pero sinceras palabras.-

"Controlate un poco, escucho tu corazón latir como loco desde aquí."-

"Eh...y-yo, y-yo. No es lo que crees."-Balbuceo rápidamente, siento mi rostro arder de vergüenza.-

"Lo que digas."-Él se voltea hacia adelante mientras continuó mi balbuceo sin sentido.-"No perdamos más tiempo, acabemos con esto de una vez."-

"¡S-Si!"-

"No grites."-Su mirada irritada, puesta sobre mi me hace sentir pequeña.-

Realizó una estocada hacia arriba, la punta de mi estoque atraviesa por debajo la mandíbula del licántropo. Su sangre espesa cae sobre mi, curando mis heridas, en especial el zarpazo que cruzaba en mi pecho, al instante y restaurando mis energías mientras el brillo en sus ojos salvajes desaparece, y sus extremidades se vuelven flácidas. Con un suave movimiento hacia la derecha, tiro su cuerpo sin vida hacia un lado, cayendo sobre el cuerpo inerte de otro de sus semejantes para poder retirar mi arma y apuntar nuevamente hacia adelante.

Con mi campo de visión despejado, veo a otros dos licántropos de rango medio acercarse. Sus colmillos blancos y garras afiladas claman por obtener un pedazo de mi.

El primero de ellos, con una cicatriz sobre su ojo derecho de color blanco salta sobre mi, mientras el otro corre por mi derecha. Ante su ataque en conjunto, coloco mi estoque a mi costado y me deslizo por debajo de las piernas del licántropo tuerto, evitando su zarpado a la par en que realizó un corte profundo en sus piernas; la bestia cae al suelo bruscamente, aullando y gritando por el dolor de sus heridas. Al mismo tiempo, utilizó la hoja delgada de mi arma para proteger mi pecho de las garras del segundo licántropo, las cuales flotan a un par de centímetros sobre mi pecho, mientras me empuja un poco hacia atrás, aunque él no se detiene ahí.

Lanzando su cabeza hacia adelante el abre la boca en preparación de un mordisco, mostrándome las hileras de colmillos afilados antes de cerrarse a centímetros de mi rostro. La bestia gruñe, un sonido de baja frecuencia como el rugir de un motor escapa de su garganta antes de lanzarse en un segundo intento por arrancarme la cara; logró detenerlo y escapar de sus colmillos, pero mientras estoy en eso veo por el rabillo del ojo al licántropo tuerto que empieza a ponerse de pie.

Pensando en un plan de escape, miró hacia abajo. La rodilla del licántropo frente a mi salta a la vista y sin dudarlo la pateó con todas mis fuerzas.

Su rótula se quebró por completo y su rodilla se dobló hacia adentro, la bestia aúlla de dolor y retrocede un paso cojeando, antes de caer sobre su rodilla lastimada, dándome la oportunidad perfecta para encajar la punta de mi estoque en su entrecejo. Una última exhalación escapa de su boca y sus ojos rojizos se voltean hacia arriba, mostrándome la esclerótica blanca antes de caer hacia atrás, liberando mi arma de su cráneo.

Sacudo mi estoque hacia un lado, la sangre forma un arco en el aire y cae sobre el concreto, tiñendolo de su color carmesí y en medio de eso, mis ojos se fijan sobre el licántropo tuerto frente a mi que mantiene sus brazos a los lados, manos abiertas con sus garras duras y afiladas apuntando hacia mi.

"¿Que esperas?"-Le pregunto y él solo gruñe en respuesta.-

Pero antes de que alguno de los dos hagamos un movimiento, una sacudida acompañada por un estruendo lo hace tambalear junto a mi. Apartando la vista un momento, veo en la dirección de la que provino el estruendo, y ahi se encuentra Midoriya, de pie y al frente del cuerpo del licantropo de alto rango con Ulpian encajada profundamente en la caja torácica de la bestia, la cual yace incrustada en la pared de la amplia sala de máquinas que habían convertido en su guarida.

Y con toda seguridad podía decir que el jefe había muerto, a solo pocos minutos de haber empezado nuestra incursión a su nido. Y con un vistazo general observó la reacciones de los licántropos restantes, quienes instintivamente dieron un paso hacia atrás, incluido el tuerto que estaba frente a mí. De un segundo a otro todos habían perdido el impulso de luchar, ahora que su líder había caído solo eran una manada de bestias temerosas y Midoriya lo sabía mejor que nadie, pues tirando de la cadena de Ulpian, él la jaló hacia su mano, donde la atrapó como si fuese nada para luego lanzarla hacia el licántropo más cercano.

La enorme y pesada ancla se estrello contra la bestia, por un segundo pude escuchar sus órganos explotar junto al crujir de sus huesos antes de que su cuerpo se partiera en dos y cayera al suelo, provocando un ruido húmedo similar al de la carne siendo machacada por un martillo de cocina.

Los gruñidos de sus semejantes ante la muerte de uno mas de los suyos no se hicieron esperar mientras sus posturas amenazantes cambiaban a una precavidas. Sus orejas se retraen hacia atrás, sus bocas se abrían ligeramente mostrando sus colmillos y sus largas colas se escondían entre sus piernas a la vez que retrocedía lentamente en búsqueda de una salida.

Y mientras eso sucede, Midoriya recupera a Ulpian para luego observarme en silencio. Sus ojos verdes vagan por todo mi cuerpo, de pies a cabeza el me examina antes de abrir los ojos levemente, parece que quiere decirme algo pero antes de que mis sospechas sean confirmadas o negadas, él desvía la mirada hacia un licantropo que salto por su izquierda y en un segundo este cae al suelo, partido a la mitad por un corte en diagonal realizado por Ulpian.

"N-No dejes que ninguno escape."-Midoriya me ordena y luego desaparece en un estallido de velocidad. Al principio crei escucharlo titubear pero seguramente escuche mal debido a la distancia y los gruñidos que inundaban todo el lugar.-

"¡Si!"-Exclame en medio de un asentimiento, para luego girar hacia el licántropo tuerto que intentaba escapar torpemente.-

Siguiendo las órdenes del que se habia vuelto mi guía, me impulse hacia adelante con un salto y girando mi estoque entre mis manos, lo apunto hacia abajo, justo a tiempo para incrustarlo en la espalda del licantropo, perforando sus pulmón y haciendo que la punta sobresalga al frente. La bestia se sacude frenéticamente y con un firme agarre sobre la empuñadura, empujo mi arma hacia arriba.

Su carne se desgarra, sus huesos se parten durante el ascenso de mi estoque que obtiene su liberación cuando emerge del hombro de la bestia que cae al suelo, completamente impotente y a mi merced. Y asi, el licantropo encuentra su muerte bajo la suela de mi bota que se ensucia con su sangre y materia gris.

Retirando mi pie de su cráneo aplastado, observo hacia un costado. Los licantropos corren atemorizados hacia la salida, mientras lo que permanecen atrás son aplastados o cortados por Midoriya, quien no pierde el tiempo y los aniquila de un solo movimiento a la par que se desplaza de bestia en bestia haciendo alarde de su gran velocidad.

Repentinamente, el deseo de no quedarme atrás emerge desde las profundidades de mi interior y recordando las tácticas de terror psicológico empleadas por los humanos en el pasado, tomó el cuerpo sin vida del licantropo tuerto y con todas mis fuerzas los tiro hacia la entrada.

Su cuerpo hace una parábola en el aire antes de estrellarse con un ruido humedo, cortando el camino a sus semejantes que lo observan aterrorizados un segundo antes de voltear en mi dirección.

Estoy segura que lo último que vieron fue mi estoque balanceándose hacia ellos.

Un rato despues, la manada fue exterminada, sus cadáveres se amontonaban uno sobre otro para hacer la recolección de ecos más fácil mediante una reclamación en conjunto.

"[2,900 ecos de sangre adquiridos]"-

"[5,400 ecos de sangre adquiridos]"-

"[10,000 ecos de sangre adquiridos de Licantropo de alto rango]"-

"¡Diez mil ecos de sangre!"-No puedo evitar sorprenderme, era una enorme cantidad la que el Jefe había brindado.-

"No es para tanto."-Dijo Midoriya mientras mantiene sus ojos en el cuerpo en descomposición del jefe.-"Por cierto, quizás no sea el mejor momento para decirte esto pero tampoco lo era mientras peleas..."-

Extrañamente, observo como Midoriya voltea hacia un lado y rasca su mejilla por encima de su pañuelo, eso es muy raro. Parece nervioso, pero nunca se había puesto nervioso para reprenderme por mis errores.

"¿Eh? ¿Que sucede?"-Pregunto, un poco confundida por su actuar.-

"Tu ropa... "-Haciendo una breve pausa para toser en su puño, el se gira hacia mi. Sus ojos verdes en ningun momento se despegan de los mios-

"¿Que ocurre con mi ropa?"-Le pregunto nuevamente durante su breve pausa.-

"Veras... se daño durante la batalla y como no moriste, no se...restauro."-

"Es cierto no morí ni una vez"-Recordé con orgullo, aunque sentía que algo me faltaba.-"No morí ni una vez, no mori de una vez... "-

Repetí para mi misma, apoyando mi mentón sobre mi mano mientras mi ceño se frunce levemente al recordar la batalla desde el comienzo hasta que caigo en cuenta de que es lo que sucede exactamente.

Siento mis mejillas y orejas calentarse, mi corazón se acelera, mis ojos se abren y mi respiración se vuelve errática. Siento que me falta el aire cuando la presión natural causada por mi ropa en la zona de mi pecho no se encuentra por ningún lado. Temiendo lo peor bajo la mirada y los observo... el lunar que se encuentra sobre uno de ellos, casi puedo imaginarlo diciendo hola mientras mueve un brazo inexistente a manera de saludo alegre.

"..."-En silencio levanto la vista, Midoriya permanece ahi, su cuerpo parece estar rígido mientras me mira directamente a los ojos.-"¿Los vistes?"-

"...Si"-

El admite sin dudarlo un segundo. Mi corazón se acelera aún aún, estoy segura que mi rostro solo se volvió más brillante debido a la vergüenza mientras mis orejas y mejillas ardían como si estuvieran frente a una brasa, no lo pienso más, solo quiero morir así que en un movimiento practicado, desenvaino mi estoque y lo clavo en mi corazón.

Caigo al suelo, el sonido de mi propio cuerpo es lo último que escucho antes abrir los ojos y despertarme en el sueño del cazador. Doll se encuentra frente a una tumba, leyendo uno de los libros que le traje y ante mi llegada ella desvía su atención de su libro hacia mi.

"Bienvenida, cazadora. ¿Desea que repare sus ropas?"-

"Si...por favor."-Pido en un débil murmuro, para luego esconder mi rostro entre mis manos.-

De esa manera, nuestra noche de cacería terminó de manera "exitosa".