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7
Un personaje animado
Un je ne sais quoi
Haruka
"Dibuja un personaje…"
Frente al lienzo en blanco Haruka daba pequeños toques a sus labios con la punta del pincel. Conocía muchos personajes, pero ninguno le inspiró para pintarlo, y tampoco se creía con la capacidad. Michiru era la artista, la había visto bosquejar y pintar muchas veces pero no por eso aprendió alguna técnica, y menos luego de haber tomado una sola clase con ella en su taller para infantes.
. . .
—Señorita Kaioh —llamó uno de los pequeños alumnos de Michiru en la clase.
—Sí, dime Masanori —respondió ella.
—Creo que su novio se volvió loco —el infante apuntó a la ventana.
El resto de la clase rio no sólo por el comentario, sino porque Haruka hacía aspavientos fuera del aula.
—No puede ser que le guste —dijo Haruka en el jardín bajo la sombra del árbol mientras esperaba a que la clase terminara, sostenía su teléfono mirando un episodio de la serie Arcane. Al ritmo de la música electrónica, Haruka lanzó golpes al aire—. Apuesto a que sin esos guantes no eres nada —se quejó de la pelirroja protagonista en la pantalla; poniendo pausa observó al personaje—. De verdad que no lo entiendo. Pigmea, ex-convicta tatuada…
Apenas dijo eso, el teléfono vibró en su mano.
"Michiru".
—¿Hola? —Respondió.
—¿Por qué no te nos unes? —Preguntó Michiru desde la ventana, la clase entera se asomaba con ella.
—Ah…
—Estás asustando a los niños desde allí.
—¿Prefieres que los asuste desde adentro?
Michiru sonrió.
—Vamos, puedes aprender algo. O podrías ayudarme siendo un desastre para elevar su autoestima. Nunca te he visto dibujar nada, anda, por esta vez...
—¡Sí! ¡Sí! —Gritó el grupo infantil.
Haruka alzó la ceja.
Minutos después, instalada en la parte de atrás del salón, Haruka meditaba frente al lienzo blanco.
—¿Haruka? La clase terminó —dijo Michiru—, ¿aún no puedes decidirlo? Sólo tienes que dibujar un personaje cualquiera, como… la coneja zorra de Beastars que sé que te gusta.
—Haru no es una zorra… La ninfomanía es normal en los conejos, no es su culpa.
Michiru rio por lo bajo; Haruka entonces lo consideró y dijo:
—Bueno, ella tiene… un je ne sais quoi. Pero no soy fan de la zoofilia.
Michiru continuó riendo. Haruka se lo estaba tomando demasiado en serio, ni siquiera apartaba la mirada del lienzo para hablarle, sino que esperaba a que este le hablase. Michiru entendió el sentimiento.
—Bueno, puedes continuar en el estudio en casa si quieres.
Haruka no reaccionó.
—¿Señorita Kaioh? ¿Puede venir un momento por favor? —Interrumpió otra educadora desde la puerta.
—Ah, sí, ya voy. Bueno, supongo que te quedarás aquí otro rato, espero no tardar —Michiru se dirigió a la puerta, después, se volvió—. ¿Sabes? Por qué no intentas dibujar al único personaje con el que te permitiría ser infiel. Como sabes que me gusta Vi… —refirió a la pelirroja de Arcane.
—Todavía no entiendo por qué te gusta esa liliputiense.
Cubriéndose los labios con discreción Michiru rio.
—Tiene un... "je ne sais quoi" —entrecomilló con los dedos devolviéndole la frase—. Y en su defensa, Caitlyn usa tacones, no es su culpa —dijo con una sonrisa y Haruka sonrió con ella—. Pero en serio si dibujas a esa coneja creeré que tienes un problema.
Haruka rio de lado pero tampoco lo negó.
—Ahora vuelvo.
Michiru la dejó a solas. Haruka frunció los labios y ladeó la cabeza contemplando el lienzo.
—Un personaje que me guste…
Con la idea en mente sacó el teléfono de su bolsillo y buscó entre las imágenes. La tendencia fue clara, ni siquiera lo había notado, era más que evidente: era obvio. Resopló con una sonrisa.
Consiente de su habilidad, estaba segura de que no podría hacer el dibujo de memoria, así que seleccionó la imagen y colocó el teléfono sobre otro caballete a la altura de sus ojos, y con carboncillo en mano, comenzó a trazar.
—Haru… —dejó Michiru sin completar desde el marco de la puerta, mirando a Haruka no quiso interrumpir, parecía haber encontrado su musa. "¿Quién será?" Se preguntó, y la observó esbozar.
El largo y rubio flequillo de Haruka caía sobre sus ojos verdes. El color de sus ojos se veía aún más intenso. Michiru no recordaba haber visto a Haruka tan concentrada en algo. Su mirada era fija, tenaz, penetrante, parecía haber hallado claridad. Una gota de sudor corrió en su frente.
Michiru caminó por el salón sin apartar la mirada. Con cuidado colocó un caballete y un nuevo lienzo, y en el más absoluto silencio, comenzó a retratarla. El sonido del carboncillo contra el lienzo fue lo único que se escuchó en el aula.
Al llegar a casa, Michiru dejó ambas piezas una junto a la otra.
—Nunca lo hubiera imaginado... —dijo Michiru apreciando las obras con una mano en el mentón.
—¿Qué cosa? —Preguntó Haruka—. ¿Que pudiera dibujar?
—Que te gustara Miorine Rembran.
Haruka se hundió en hombros, paseándose indiferente desabotonó su camisa.
La pintura del perfil de Miorine Rembran de la serie 'The witch from Mercury', con su cabello corto y plateado en un traje de príncipe azul, observaba con seriedad a la pintura de Haruka dibujando detrás del caballete. Ambas miradas parecían encontrarse. Para Michiru ese par, era ahora una colección inherente.
—Nunca te había visto tan abstraída en algo como cuando la pintabas —dijo Michiru—. Te veías tan...
Posándose detrás de Haruka, Michiru llevó las manos delante terminando de abrir su camisa, jalándola desnudó su hombro y lo cubrió con besos. Con media sonrisa Haruka se volvió a ella, con ambas manos sostuvo su rostro y depositó un cálido beso en sus labios. Michiru mordió su labio con travesura y con el pulgar Haruka acarició su mejilla.
Besos y caricias las llevaron pronto a la habitación, la ropa de Michiru fue la primera en caer; todavía en pantalón, Haruka la condujo a la cama explorándose entre sí, y en medio de febriles roces, Haruka de repente se detuvo.
—Disculpa, debo... —dijo alejándose de a poco de los labios de Michiru—, debo ir al baño, ahora vengo, perdón, perdón...
"No me malentiendan..."
Haruka se levantó y entró en el cuarto de baño cerrando la puerta, con teléfono en mano abrió las búsquedas recientes:
"...amo a Michiru, es hermosa y muy sensual pero..."
Haruka buscó su imagen favorita, no sabía por qué le placía tanto. Era un fan art de Miorine, con las manos a la altura de sus hombros se ceñía a sábanas blancas. El flequillo le cubría los ojos, su rostro estaba sonrojado y su dentadura apretada. Su espalda se curvaba y sus pechos se alzaban, estaba sudorosa y parecía temblar, las manos de Suletta Mercury sostenían la estrechez de su cintura y entre sus piernas la presionaba contra su cadera. La imagen no mostraba desnudos ni era una escena explícita, era la sola idea lo que la excitaba. Y eso era suficiente.
Haruka admiró la imagen durante un par de minutos, observó cada línea, recorrió el cuerpo de Miorine como lo haría con sus manos hasta sonrojarse.
"Como dije, no me malentiendan..."
Haruka abrió la puerta y apagó la luz, volvió a la cama con Michiru y dejó el teléfono en la mesa de junto, con un beso retomó su lugar entre las piernas de su mujer. Abriendo los ojos durante el beso, dirigió la mirada hacia el teléfono, aún podía ver la imagen en él.
"Amo a Michiru. Pero Miorine… tiene un je ne sais quoi..."
