N/A: Todos los personajes, así como lo que podáis reconocer pertenece a J.K. Rowling.
Flashback 9
Ha llegado la hora. Están a punto de volver y tenéis que sacar la profecía de la mansión cuanto antes.- Snape susurraba con la cabeza metida dentro de la chimenea.
Avisaré a la Orden.- Kingsley lanzó un patronus no verbal-Nos vemos esta noche, recuerda la señal y Severus…ten cuidado.-
Snape sacó la cabeza de la chimenea y se dirigió al tercer piso.
Llamó a la puerta de la habitación de Malfoy.
Tengo que salir- Draco lo miró con indiferencia –
¿Quieres mi permiso? No soy tu niñera- gruñó -
A veces se me olvida lo inmaduro que llegas a ser. Niñato estúpido -Snape apreciaba a Draco, de verás que si pero a veces no soportaba su arrogancia. - Presta atención, si no vuelvo en dos días dile a Granger que avise a su contacto y os marcháis juntos cuando vengan a buscarla.
Estás más loco de lo que creía. No me iré con esa sangre sucia a ningún sitio- Snape lo cogió del brazo con firmeza y mirándole a los ojos fijamente le gritó - ¿CUANTAS VECES TENGO QUE DECIRTE QUE EN MI CASA NO SE INSULTA A LOS HIJOS DE MUGGLES? …- y casi como en un susurró murmuró – No me hagas repetírtelo.
Draco tragó saliva. Nunca había tenido miedo de Snape pero era la única persona que lo protegía en este momento y él siempre había sido un cobarde; sabía que necesitaba a Snape para no volver a ser torturado por el Señor Tenebroso.
Un Malfoy siempre se adaptaba para sobrevivir y si tenía que dejar de usar ese insulto lo haría…por el momento.
Está bien, dos días sin noticias tuyas y me largo con Granger donde quiera que me lleven.
Exacto. Sin preguntas, sin trampas.
Lo he pillado Snape. Pero si desapareces… ¿Qué va a pasar con mi madre? - A Draco eso era lo único que le importaba; Si Snape desaparecía o moría ya no tendría a nadie que le ayudase a recuperar a su madre.
No te preocupes por eso ahora mismo. Esta noche uno de mis objetivos es traerla junto a nosotros. Sólo te pido que sigas mis indicaciones.
Malfoy asintió. – Ten cuidado Severus…quiero volver a ver ese pelo grasiento mañana.
Snape le dio la espalda y sonrió.
A pesar de su fachada, Draco sólo era un chico de 18 años que había sido manipulado a lo largo de los años por su padre. Le habían transmitido unas creencias sobre la importancia de la pureza de la sangre desde que nació y el mundo en el que se movía giraba en torno al poder de su familia. Una familia que ahora estaba rota y a punto de desaparecer.
Bill y Charlie Weasley esperaban junto con Kingsley a que Snape diera la señal. Desde su posición podían ver la entrada trasera de la mansión Lestrange; debían entrar por ahí para acceder a las cocinas que bajaban a los sótanos y de ahí a las mazmorras.
Kingsley suspiró. Era una misión arriesgada debido a las propias protecciones de la casa, Severus había insistido tanto sobre la nueva profecía…Tenían que averiguar de que se trataba, ni el propio Severus sabía en su totalidad de que se trataba. Voldemort era desconfiado, nunca contaba sus planes al cien por cien, aunque fuese su siervo más Leal…Voldemort siempre se guardaba un as bajo la manga.
Kingsley miró su reloj, marcaba las doce en punto.
Es casi la hora- susurró a los chicos- Snape no puede tardar mucho más. Estad atentos.
Bill y Charlie Weasley miraron al frente, sin apartar la vista de la mansión.
Bellatrix se retiró el pelo de la cara. Llevaba horas torturando a su cuñado, no cabía en sí de gozo. Torturar siempre había sido su pasatiempo favorito y lo disfrutaba aún más si a quien tenía que torturar era el despreciable, débil y traidor de su cuñado…
¿Cómo se atrevía volver a buscar al amo? En la batalla de Howarts solo supo lloriquear y buscar al patético de su hijo. Pensó en su hermana, un pequeño escozor surgió en su interior…
Ay Cissy…si tu marido no hubiese sido un débil renegando dos veces del amo…ahora tendré que matarte a ti también, hay que limpiar el apellido Black.
Lucius Malfoy se estremeció al escuchar el siseo de una serpiente acompañado de unos pasos sigilosos. Cerró los ojos y suspiró, había llegado su hora.
