Luces de Neón
Capítulo XX
Reinicio
Disclaimer: Los personajes de Naruto son propiedad de Masashi Kishimoto, esta historia es de mi total autoría no está permitida su publicación en otros sitios sin previa autorización. -Azulen-
M por Mature Content – (Lime / Soft Lemmon)
Ooc (Un poco, por el bien de la trama xD)
•••
Las pronunciadas ondas de cabello azabache se removieron sobre la almohada en sincronía con la somnolencia de su poseedor, un profundo bostezo emergió de su boca antes de empezar a sentir aquel incómodo cosquilleo en el brazo que lo obligó a despertar, giró el rostro adormilado en búsqueda del reloj más cercano encontrándose con un dispositivo desconocido reposando inanimado sobre una mesita desconocida anunciado las doce del mediodía y se percató de una perfectamente desconocida cabellera castaña y resopló incómodo apretando los parpados con sus ojos ónix fruncidos.
Se removió con cuidado de no interrumpir el profundo sueño de ¿Shizuka? ¿Shizuku? ¡Seiri! Eso era… ¿o no?
Se sobó el puente de la nariz con el sueño y la resaca aun pesándole en la cabeza y avanzando despreocupado de su desnudez hacia la puerta entreabierta del baño de la habitación para despejarse un poco antes de vestirse.
No tenía idea de cómo había terminado allí, ni donde estaba, llevaba la mitad de su vida viviendo en otros países y poco sabía sobre cómo moverse en Tokio.
-Oh… aún estás aquí, buenos días Shisui-san- saludó la desconocida su voz dulce y amable llegó a sus oídos sacándolo de su estupor y sin pudor alguno se adentró en la ducha paseándose frente a sus ojos completamente desnuda.
-Buenos días… ¿Seiri?- sonrió de medio lado su voz tambaleando al pronunciar su nombre con inseguridad.
Una suave carcajada se escuchó amplificada por la acústica del modesto baño antes de que la desconocida con ojos cerrados y haciendo espuma de su shampoo respondiera despreocupada.
-Eri- le corrigió risueña- me considero una persona hospitalaria así que déjame invitarte a desayunar- sonrió.
-No veo por qué negarme…- humedeció su labio superior con su lengua, observando a la castaña con una mirada sugestiva antes de sonreír de medio lado y volver sus pasos a la habitación.
Retirada la espuma de su cuerpo se permitió abrir sus ojos ambarinos para recorrer con lujuria la silueta masculina desnuda que le esperaba sentado en la cama con la mirada ónix recorriendo analíticamente cada curva de su cuerpo.
Aunque provenía de una familia de estirados Shisui jamás se había considerado así, en todas las familias debía existir una oveja negra, dentro del poderoso Clan Uchiha esa oveja definitivamente era él.
Por eso cuando llamó a su hermano Obito para desearle feliz navidad y este como regalo le anunció que le habían relevado de su responsabilidad con la familia anunciando que el idiota de Setsuna iría a Corea en su lugar por considerarlo poco experimentado en el "liderazgo" no hizo más que saltar de emoción como un niño pequeño.
Tokio se le antojaba tan divertida.
Enredó sus manos en el largo cabello de la mujer dando ligeros tirones, en su voz armoniosa los gemidos resultaban musicales, pocas veces repetía pareja y no acostumbraba a encontrarse con ellas al despertar.
Este había sido un agradable descuido de su parte.
Shisui quería disfrutar de la vida, hace demasiado tiempo que no tenía un descanso, estudios, viajes, estudios, prácticas, más prácticas, más negocios, más estudios odiaba esa vida, no odiaba a su familia, solo odiaba que todos eran unos adictos al trabajo y pretendían convertirlo en uno.
Vivir y morir por el dinero.
¿Qué sentido tenía?
Era una forma frívola de vivir la vida cuando él lo único que deseaba era paz y vivir viajando modestamente de sus dividendos heredados.
Como todo un vividor, como diría su hermano mayor.
Por eso cuando al detenerse en un semáforo y mirar a los costados distraídamente como una forma de matar el tiempo vislumbró la inconfundible cabellera rosada de Sakura Haruno dormitando tranquilamente en el coche de al lado acompañada de nada más y nada menos que de la recientemente descubierta némesis de su querido pequeño primito supo que la oveja negra del Clan Haruno era ella.
Siempre había considerado a Sakura una niña buena.
Una estudiante ejemplar.
Una bailarina talentosa.
Un pequeño ratón de biblioteca.
Pero al parecer los años no pasaban en balde y las personas cambiaban, jamás imaginaría a Sakura Haruno montándole cuernos a alguien, mucho menos a su primo.
Aunque no estaba si quiera seguro de que clase de relación tenían, solo sabía que algo tenían.
Sonrió de medio lado e hizo un ademán de saludo con sus dedos sin soltar del todo el volante cuando ella abrió los ojos de golpe mirándole con pánico de haber sido descubierta colocó un dedo sobre sus labios antes de juntar sus manos a modo de plegaria, el temporizador del semáforo marcaba cinco segundos antes del cambio de luz, bajó la ventanilla, Sakura imitó su acción.
-Tu no me viste y yo a ti tampoco- pronunció divertido y sacó su puño chocándolo con el de Sakura quien asintió con la sonrisa de una niña que ha sido descubierta en medio de una travesura.
Cerró la ventanilla despidiéndose ambos con un gesto amigable de su mano.
La luz cambió.
Que más da Sasuke nunca le cayó tan bien, a fin de cuentas.
•••
-¡Enzo!- exclamó Sasori alegremente bajando del coche y rodeando con sus brazos a un hombre mayor aunque se le notaban los años se conservaba muy bien, de cabellos completamente blancos y gruesas gafas de armazón ataviado en un overol azul con las bastas llenas de una mezcla de lodo y nieve.
-¡Sasori! Que alegría verte muchacho- lo apretó con fuerza entre sus brazos- ¿Es tu novia?- preguntó alegremente cuando la vio bajar tímidamente del coche.
-Ella es Sakura Haruno- sonrió sincero- Sakura, él es Enzo Nakamura, lo más cercano a una familia que me queda-rio suavemente.
-No digas eso, es triste- lo regañó mirándolo reprobatoriamente.
-Gusto en conocerla Haruno-san, no imaginé conocer en persona a la nieta de Isamu Haruno, eres la viva imagen de tu abuela.
Un escalofrío le recorrió la espalda forzando una sonrisa ¿Cómo es que ese hombre conocía a su abuelo? ¿Y a su abuela? Bueno mucha gente conocía a su familia…-pensó relajándose.
-El gusto es mío, solo Sakura está bien, Enzo-san- sonrió amable haciendo una breve reverencia.
-¿Qué los trae por aquí?- preguntó el mayor encaminándose hacia la preciosa casa tradicional japonesa que se alzaba imponente al final del camino que formaban las antiguas escaleras de piedra y la arboleda que rodeaba la propiedad.
-Sakura necesitaba algo de aire fresco y yo vine a solucionar las cosas que mi abuela dejó pendientes en el rancho, me dijeron que los documentos para el traspaso de la propiedad que debo firmar llegaron aquí-sonrió.
-No tienes que hacerlo Sasori-sonrió suavemente- ¿Por qué heredarle algo a un anciano como yo que tiene un pie en la tumba?
-Calla Enzo, es la voluntad de mi abuela, firmaré esos papeles aunque te mueras mañana-bromeó- permaneciste leal a ella hasta su último aliento mereces quedarte con el rancho que tanto has cuidado, después de esto quizás vuelva a visitarte alguna que otra vez.
Los ojos jade de Sakura recorrieron el lugar curiosos completamente ajena a la conversación de los hombres que caminaban delante, un precioso estanque congelado rodeaba la casa y algunos puentes tradicionales marcaban las diferentes entradas, se sentía dentro de una película de época.
-¿Te gusta?-sonrió
-Es precioso-suspiró soñadora sin despegar sus ojos del hermoso lugar embelesada.
-Voy a traerte en primavera entonces, te encantará- Sasori ingresó a la casa quitándose los zapatos en el engawa y depositándolos en una zapatera a su lado derecho, tomó del mismo lugar unas cómodas zapatillas dándole espacio para que ella repitiera su acción ofreciéndole unas zapatillas nuevas que obtuvo de uno de los cajones del aparador.
-No solíamos recibir visitas, pero la abuela siempre tenía varias de estas por si acaso- comentó inclinándose para ayudarla a desatar sus zapatillas deportivas y calzarse las adecuadas.
-Por favor, permítame llevar su maleta a la habitación Sakura-san, por aquí- señaló el camino con un suave movimiento de su cabeza y tomando su maleta sin opción a replicas.
Sakura siguió al hombre dócilmente mirando con genuina fascinación todos los cuadros en las paredes, al parecer a la abuela de Sasori le gustaba mucho el arte.
Y que buen gusto…- pensó.
Se preguntó de repente que clase de persona habría sido, la casa estaba perfectamente conservada y hermosa, era muy cálida, la decoración era elegante y exquisita con columnas de madera talladas.
-Oh, creí que dormiría en un futon tradicional- rio suavemente Sakura dejando su nuevo teléfono sobre la amplia cama.
-Sasori odia los futones, esta solía ser su habitación- sonrió el anciano sus ojos se cerraron con su expresión enternecida seguramente recordando a un pequeño Sasori corriendo por esos pasillos inundándolos de risas y travesuras- esta era su habitación- declaró.
-Ya veo, eso explica los juguetes de ahí- sonrió con ternura tomando entre sus manos un pequeño robot de una estantería alta.
-No toques eso- advirtió Sasori en un falso tono alarmado- es mi tesoro- la abrazó por la espalda sobresaltándola ligeramente y posó su mentón sobre su hombro sonriendo- ¿A que es linda?- preguntó al anciano sonriendo ampliamente.
-Ciertamente- rio el anciano en voz alta complacido- Bajaré al pueblo por alguna cosas, Sakura estás en tu casa- sonrió cerrando con suavidad la puerta corrediza.
-Puedes acomodar tus cosas, yo estaré en la habitación de al lado ¿sí?
-¿N-no… vamos a dormir juntos?- le miró confundida con un ligero sonrojo apareciendo en sus mejillas.
Sasori rió enternecido y acercó su rostro peligrosamente al suyo rozando su nariz con la de ella.
-Dime tu- susurró.
Una risilla nerviosa escapó entre sus labios y le apretó la nariz con sus dedos índice y pulgar divertida.
-No me molesta, no es como si fuera la primera vez que dormimos en la misma cama- rodó los ojos.
Sasori se dejó caer del espaldas sobre el colchón relajado con una sonrisa satisfecha.
-Si tu lo dices…- inspiró por la nariz profundamente- una parte de mi echaba de menos este lugar, se respira paz.
-Si, es… maravilloso- sonrió suavemente observando por la ventana la gran extensión de vegetación, fuentes y estatuillas tradicionales decorando el jardín- mi madre se volvería loca de felicidad aquí.
-En fin… estaré algo ocupado por aquí- se incorporó quedando sentado sobre la cama con una pequeña sonrisa amable dibujándose en su faz- si quieres puedes bajar al pueblo y dar una vuelta así no te aburres, no hay forma de perderse, y si necesitas que vaya por ti puedes llamarme.
Le besó suavemente en la sien sonrojándola, sintió cosquillas en la boca del estómago viéndole salir parsimoniosamente de la habitación.
Sasori estaba diferente.
No sabría decir en que sentido, pero había algo diferente en él, en su… ¿aura? Algo de él se sentía más suave, más dócil.
•••
-¡¿SAPPORO?!-tuvo que alejar el auricular de su oído para no quedarse sorda ante el grito de sorpresa de su madre.
-Si, lo siento mamá, las cosas con Sasuke no salieron bien…- su voz escapó de su boca como un susurro lastimero.
-Sakura… ¿Qué pasó?- su voz era maternal y comprensiva.
Tomó aire con profundidad, no iba a llorar más por ese asunto, era un tema zanjado, no podía contarle toda la verdad a su madre o se escandalizaría así que solo diría…
-Ah… lo hablamos y bueno… supongo que aun es muy pronto para él, no está pensando en una relación y fue muy honesto ¿sabes?- se forzó a sonreír para sonar más optimista- creo que él tiene razón y nuestra amistad es más importante.
-Pensé que Sasuke era un poco más listo, tendré que hablarlo con Mikoto…
-¡NO!- saltó- digo… no- repitió con suavidad suspirando profundamente mirando a sus costados algunos caballos que voltearon a mirarla curiosos- no le digas a Mikoto-san, no le des un disgusto ahora que está tan estresada con lo de la boda, mejor olvida esto mamá ¿Por qué mejor no se centran en organizar la boda? Será en primavera ¿verdad?
-Bien…-accedió conforme- sí, ella es un caos ahora mismo, estoy ayudándole a conseguir unas flores con las que está obsesionada- rio suavemente su madre- entonces ¿Por qué Sapporo? ¿No estás sola verdad?
-No, Sasori me trajo a conocer su rancho, dijo que necesitaba aire fresco y ahora mismo estoy un prado lleno de flores preciosas, te enviaré fotos luego, hay una playa muy cerca de aquí, aunque ahora mismo está todo cubierto de nieve y hay oleaje fuerte así que… no sé si iremos más tarde- parloteó más animada.
-Así que Sasori…- dijo con sospecha en su tono de voz- ¿Entonces tenías un plan b?- rio la mujer.
-¡No es eso mamá!- protestó- él…-sonrió sin querer- es distinto con él- se sonrojó.
-¡Te gusta!- afirmó su madre emocionada casi pudo verla saltar de la silla de su escritorio- pero cariño…-inició curiosa- solo quiero saber algo… tú y Sasuke parecían haber dado un par de pasos ya ¿Qué ocurrió? Y por qué de repente parece gustarte tanto Sasori ¿No tendrá algo que ver?
-No, Sasuke no me rechazó por celos, él no sabe lo que quiere mamá- se sinceró- y quiero encontrar a alguien que si me quiera- suspiró- quiero sentirme amada má…
-Ah… mi pequeña niña grande-suspiró la rubia en el teléfono- si las cosas con Sasuke están claras entonces tienes razón, hay momento de la vida en donde debes priorizar el amor que recibes cariño- aconsejó- ¿entonces Sasori y tú están saliendo?- indagó.
-N-no-negó aceleradamente- ¡arg! ¡Mamá! ¡Bien! Te diré la verdad, Sasuke arrancó mi corazón lo estrelló contra la pared y luego lo pisoteó ¿ok?- explicó dramática- me sentí tan tan mal… y tan avergonzada y tan estúpida- narró frustrada- pero no le digas nada ¿si? No le odies mamá… se que no fue su intención…- susurró apenada.
-Sakura- advirtió.
-Pero fue mi propia imprudencia ¿si? Ya lo entendí, lo aceptó… Sasori pensó que me haría bien cambiar un poco de aires un momento, pero volveré en fin de año ¿si?
-Entiendo…- suspiró decepcionada- pero Mikoto es enterará de esto.
-¡Que no!- exclamó con desesperación- ¡Mamá estoy confiando en ti! Deja las cosas estar- rogó- Mikoto-san y Sasuke no tienen la culpa no te enojes… además ya no me importa- mintió- fue un malentendido.
-Venga… no diré nada, pero compórtate ¿sí? Dale mis saludos a Sasori…- suspiró pesadamente en el teléfono- hablamos luego cariño, he quedado con Mikoto, escríbeme y envía fotos ¿sí? Besos.
Tres suaves timbrazos anunciaron el final de la llamada y Sakura inhaló y exhaló profundamente el aire en sus pulmones bajándose de la valla en la que se encontraba sentada guardando su celular en el bolsillo trasero de los pantalones vaqueros y paseo su mano suavemente por la crin de un precioso caballo que se le había acercado dócilmente.
-¿Tu me entiendes verdad?- le habló distraída.
El caballo relinchó y movió sus patas delanteras alegremente en una estática marcha que hizo a Sakura sonreír con sinceridad.
•••
Sasori tenía razón, era imposible perderse en un sitio tan pequeño, había como dos tiendas y ambas se dedicaban a vender cosas distintas, una pequeña farmacia, una oficina de correos, un mercado muy animado al final de esa calle y en el camino pudo apreciar muchas casas tradicionales un pequeño parque con niños jugando, había grandes extensiones de sembríos pero aún así el lugar era bastante austero, las personas no lucían infelices aunque parecían vivir con lo justo, veía señoras intercambiando verdura de sus huertos a través de las vallas que separaban algunas de las casas más pequeñas y cercanas al centro, en la tercera calle sus ojos se detuvieron en un pequeño edificio con una extensa fila de personas que parecían estar pasándoselo mal aguantando el frío, miró el reloj en su muñeca y eran casi las diez de la mañana, se acercó curiosa y pudo leer.
Dispensario médico
¿Era un centro de salud?
Se veía deteriorado, el cartel estaba a una ventisca de caerse y el aire frío soplaba muy fuerte bajo el pequeño y polvoso techo de policarbonato que les cubría del resplandor, eso explicaba por qué las personas lucían tan mal.
-Disculpe señorita… por favor no interrumpa la fila, llevamos mucho tiempo esperando- le habló una anciana tímidamente.
-Oh perdone, no era mi intención, solo estaba leyendo el cartel-hizo una suave reverencia con respeto hacia la mujer- ¿Por qué están esperando aquí fuera? Hace demasiado frío debe haber personas con afecciones respiratorias aquí…- habló en tono profesional.
-¡Hola! ¿Eres la practicante?- la mascarilla se arrugó un poco cuando sonrió amablemente una mujer en sus 30's asomando su cabeza por la puerta, se veía atareada- Ven por favor…
Sakura entró en el lugar y se sorprendió, la sala de espera era espaciosa, pero de todas las sillas solo unas cinco estaban en condiciones y siendo ocupadas por mujeres mayores como la anciana.
-Ten- le extendió una mascarilla- hay una epidemia de neumonía en el pueblo, por eso hay tantas personas mayores por aquí, también tenemos niños contagiados- empezó a explicar.
-Oh yo, lo siento- se disculpó atontada y temerosa- no soy la nueva pasante yo estaba dando un paseo y vi toda esta gente…- la mujer la miró sorprendida y apenada- pero soy residente de medicina en el hospital de especialidades de Tokio, me encantaría darles una mano aquí- sonrió tomando la mascarilla y colocándosela.
-¡¿De verdad!?- la miró ilusionada- Muchas gracias…
-Sakura Haruno- asintió con seguridad reanudando su caminata junto a la mujer.
-Un gusto, yo soy Hikari Nakamura, auxiliar de enfermería, te presentaré a la jefa- tocó tres veces antes de recibir un "adelante"
¿Nakamura? ¿Cómo Enzo-san?
-¿Es la nueva pasante?- preguntó seriamente la mujer firmando la prescripción y extendiéndola hacia un octogenario sentado en la silla de enfrente.
-Gracias doctora- sonrió el anciano.
-De nada, espero no volver a verlo por aquí- afirmó revisando un talonario sin mirarlas- era una mujer en sus 50's de cortos cabellos rubios que le llegaban a la altura de los hombros, ojos verdes severos ocultos tras un fino armazón, le recordaba demasiado a su tía Tsunade.
-Algo así…- sonrió nerviosa la mujer- ella es Sakura Haruno, pasaba por aquí…- explicó, la mayor la miró escéptica con una ceja elevada analizándola de pies a cabeza.
-Soy Sakura Haruno, residente de medicina del hospital de especialidades de Tokio, estaba pasando por aquí y Nakamura-san me confundió con una practicante, aunque bueno… no es ninguna mentira, estoy en prácticas solo que en otro hospital- rio nerviosamente intimidada por el aura imponente de aquella mujer.
-Haruno… que pequeño es el mundo…- sonrió de medio lado- la pupila de mi querida prima Tsunade.
Sakura abrió los ojos sorprendida, ahora entendía el abrasador parecido.
-¿Prima?- preguntó consternada.
-Si, por desgracia- amplió su sonrisa- un gusto, soy la doctora Aiko Takahashi y junto con Hikari somos el personal médico de este dispensario.
Sakura se sorprendió.
-Hay un hospital a media hora de aquí y pedimos que nos enviaran un residente para ayudar, como verás vamos apañadas-suspiró- si eres la protegida de Tsunade debes ser competente, te daré un voto de confianza ¿Has realizado inspecciones generales?
-Hai-asintió con seguridad.
-Bien- asintió conforme, toma el escritorio de la derecha y la camilla- señaló- Hikari organiza a las personas aquí dentro en una fila, toma sus datos y hazlos pasar.
La morocha asintió retirándose apresuradamente.
-El nombre del paciente y su historial aparecerán automáticamente en cuanto Hikari los pase a consulta, anota la prescripción aquí, yo la firmaré ¿Lo has hecho antes?
-Si, suelo ayudar a Tsunade-sama con los archivos médicos y paso la mayor parte del tiempo en medicina general y el departamento de diagnóstico-asintió con tono profesional.
-Perfecto, todos tuyos- asintió retomando su sitio tras su escritorio acomodando las gafas sobre el puente de su nariz.
El primer paciente llegó.
•••
-Se ve estresada Doctora Haruno- la picó Sasori asomando su pelirroja cabellera por la puerta del consultorio.
-¡Sasori! ¿Qué haces aquí?- se sobresaltó organizando las copias de las prescripciones de ese día en las carpetas.
-Escuché que una preciosa doctora pelirrosa del hospital de Tokio había llegado para salvar al pueblo.
-¡Pero miren a quien tenemos aquí!- exclamó la doctora a cargo saliendo del baño del consultorio con una toalla de papel desechable secando sus manos.
-Cuanto tiempo Takahashi-sensei-saludó Sasori con una sonrisa amable.
-¿Ya dejaste de ser tan enfermizo?- preguntó en tono burlón.
-Crecí alto y fuerte- bromeó- me temo que tengo que llevarme a la doctora Haruno, ella y yo tenemos una cena pendiente.
-Me parece bien- sonrió de medio lado- gracias por tu ayuda hoy Sakura, como podrás notar el hospital no hizo el mínimo esfuerzo por enviar a alguien, parece que caíste del cielo- relajó su expresión severa por una más amable.
-Es porque es un ángel- rio.
-Takahashi-sensei, aprendí mucho junto a usted hoy… me gustaría regresar a ayudar mientras esté en el pueblo- solicitó desviando tímidamente la mirada hacia su pies, una sonrisa tierna se extendió por los labios de la doctora.
-Gracias Sakura, estaré encantada de tenerte por aquí estos días- asintió y suspiró con cansancio- regresen con cuidado a casa escuché de un jabalí en los sembríos.
-¡Claro!- exclamaron ambos al unísonos despidiéndose con un gesto de la mano y salieron caminando del lugar, apenas eran las seis de la tarde, pero todo estaba absolutamente oscuro.
•••
-Tengo un ángel muy hablador- confesó como si nada luego de unos segundos de cómodo silencio escuchando el ir y venir de las olas.
La suave risa ahogada de Sasori la acompañó- ¿Un ángel hablador?
-Si, un ángel hablador- afirmó con determinación señalando algo invisible tras su espalda con la mirada desenfocada y entrecerrada.
Sasori rio con una mano en el estómago y una sobre la arena antes de tomar otro sorbo a su ¿séptima cerveza?
-¿A qué te refieres?
-¿Has escuchado de los números espejo?- le lanzo una ebria mirada misteriosa con una sonrisa socarrona.
-Uhm… ¿no?- respondió, una boba sonrisa pintada en su rostro, sus ojos se veían adormilados.
-No sé cómo vamos a volver a casa…- murmuró dubitativa tumbándose completamente sobre la arena y empezando a agitar sus brazos y piernas con intención de dibujar la figura de un ángel.
-Déjalo… Enzo vendrá por nosotros a medianoche…
-¿Somos cenicienta?
-No, pero hemos bebido desde más o menos las siete y honestamente solo quiero abrazar el inodoro esta noche… y a ti por supuesto…- su sonrisa relajada se ensanchó y cayó libre sobre la arena imitando el movimiento de Sakura- no acabaste de contarme sobre los números espejo…
Una sonora carcajada escapó de Sakura divertida por su comentario.
-Ah si si ¿Notaste que cuando miré la hora eran las 23:23?
-¿Eso que tiene que ver?
-Mucho… mucho…- afirmó ida abriendo los brazos hacia el cielo en amplitud- dicen que ver esa hora repetidas veces- repentinamente su expresión se tornó algo más seria con su mirada fija en las brillantes estrellas que en su mente parecían fusionarse con la oscuridad del mar - significa que es momento de avanzar, como… crecimiento personal- explicó cerrando los ojos con una sonrisa.
Dios
Estaba tan… borracha.
De nuevo.
El sonido del vaivén ligero de las olas los arrulló en la oscuridad de la noche y solo alumbrados por las luces de los astros Sasori buscó la mano de la chica entrelazando sus dedos sin dejar de sonreír completamente perdido.
-Es un ángel muy acertado- rio Sasori.
-Te lo dije es muy hablador- sus risas acompañaron el canto de las olas y a lo lejos las voces de las personas bailando y festejando en ese pequeño bar de playa eran arrastradas por el viento.
Aun así solo podían sentir que eran los únicos en su pequeño mundo otra vez.
A Sasori le encantaba esa sensación.
Amaba ser abrumado por la angelical presencia de Sakura.
Amaba a Sakura.
Sonrió incorporándose con algo de dificultad, sintió todo a su alrededor dar vueltas de una forma agradable y feliz.
-Yo solo conozco un ángel- musitó ayudándola a incorporarse y atrayéndola hacia sí posicionándose a su espalda y recargando su peso sobre sus brazos echando la cabeza hacia atrás relajadamente.
Sakura dejó su espalda reposar cómoda sobre el pecho masculino- ¿Quién es?- preguntó juguetona volteando hacia él.
-Obviamente tú- le dio un toque cariñoso en la punta de la nariz antes de besarla profundamente sonriendo contra su boca, la pelirosa le recibió gustosa sintiendo el cosquilleo en sus labios resultado de la cantidad de alcohol que había bebido esa noche, sintió el tenue sabor de la cerveza en la lengua de Sasori deslizándose sensualmente en su boca arrancándole un suspiro.
Se sentía en las nubes.
-¿Alguna vez tuviste sexo en la playa?- rio Sakura cuando se separaron para tomar aire.
Sasori rio con un brillo suspicaz en sus ojos avellana.
-Una vez… pero no fue una experiencia memorable…- murmuró repartiendo húmedos besos por su cuello níveo, el calor ascendió placenteramente por el cuerpo de Sakura provocándole morder ligeramente su labio inferior.
La pelirrosa rio divertida por las cosquillas que le provocaba- ¿Y quieres?- sonrió traviesa.
El brillo malicioso que cruzó los ojos de Sasori acercándose peligrosamente a sus labios encendió por completo sus lujuriosos deseos.
-Si es contigo siempre quiero…- murmuró rozando sus labios antes de volver a besarla con algo de rudeza deslizando una de sus manos heladas por debajo de su ropa hasta atrapar uno de sus pechos arrancándole un gemido- pero hay algo de gente y no creo que Enzo quiera sacarnos de la comisaría a estas horas- rio ante el bufido frustrado de la joven.
-Es cierto…- suspiró- es una lástima ¿verdad?- susurró coqueta, sus traviesas manos ascendiendo por su muslo.
-¿Qué estás haciendo?- Sasori rio sintiéndose completamente perdido por el alcohol.
Sakura se deslizó hacia su costado arrodillándose para mirarlo con intensidad, esos ojos verdes los acribillaron, lo encendía por completo verla tomar la iniciativa con esa mirada ardiente de deseo y su dedo índice sobre sus labios indicándole guardar silencio.
La mano de Sakura subió hasta su entrepierna abriendo el botón de su pantalón y la cremallera.
A la mierda la cárcel.
•••
Enzo suspiró decepcionado a verlos felices y tambaleándose, su protegido completamente descarriado con la botella en una mano y aquella chica que lo acompañaba en la otra.
Los ayudó a subir al asiento trasero de la camioneta resignado a tener que limpiar vomito eventualmente.
-Sasori…- sus ojos decepcionados pesaron sobre su pelirroja existencia que le sonreía con falsa inocencia como un niño atrapado a mitad de una travesura.
-Relájate Enzo- habló cantarinamente y sonrió - somos jóvenes… tenemos que vivir, así cuando tengamos tu edad nos reiremos muchooo…- y se carcajeó siendo secundado por una muy ebria Sakura.
-Sasori- canturreó la pelirrosa.
-Sakura- canturreó en respuesta.
El mayor los miró con reproche y abrochó sus cinturones de seguridad- por favor, no vomiten mi camioneta- advirtió con seriedad.
-Si abuelo…- sus ojos avellana se cruzaron con los azules del anciano a través del espejo frontal- gracias… abuelito…- suspiró cerrando los ojos y dejándose caer sobre el asiento.
Enzo sonrió con ternura.
-¡No te mueras Sasori!- lloriqueó la pelirrosa.
-Estoy bien… solo estoy mareado… para quieta- rio deteniendo sus manos que amenazaban con hacerle cosquillas.
Ambos rieron fuertemente.
Enzo suspiró resignado.
Cuando Chiyo le encargó cuidar de la integridad de su nieto rio con ganas, había visto crecer a ese niño tan serio y abstraído jurando que jamás sería un problema para él.
¿Dónde estaba ese niño?
-Oye Sak… volvamos en verano- murmuró entre sueños y el anciano se sobresaltó con la estruendosa carcajada de esa chica extraña.
-Dijiste que volveríamos en primavera…- cabeceó y se dejó caer sobre el hombro de Sasori adormilada.
-También…- suspiró antes de quedarse dormido.
•••
Cayeron juntos en la cama riendo a carcajadas, aunque se sentía realmente ebria al menos no se sentía tan mal como otras veces, en su mente bailaba el recuerdo de su promesa con la doctora del pueblo por lo que se incorporó tambaleándose hacia el baño y se abrazó a su viejo amigo el inodoro expulsando todo el exceso de alcohol no procesado de su sistema y cuando sintió toda la carga liberada abrió la llave de la regadera esperando que el agua se calentase mientras se desnudaba torpemente.
Dejó que el agua caliente la empapara por completo y el alivio fue instantáneo poco a poco sus fuerzas parecían renovarse y suspiró gustosa paseando la esponja por toda su piel tan concentrada que no se fijó en la intromisión de cierto pelirrojo hasta que sintió don fuertes manos apretando con delicadeza sus pechos y los finos labios recorrer la extensión de su cuello hasta su hombro izquierdo dejándole un camino de besos, un suave gemido escapó de sus labios sintiendo como una de las manos que acariciaban sus pechos viajaba descaradamente hasta su intimidad.
-Ah… Sas…sori…-suspiró entre jadeos sintiéndose sobre estimulada.
-¿Si Sakura?- susurró deslizando sus labios muy cerca del lóbulo de su oreja sin dejar de repartir besos y acariciar el pequeño botón que coronaba su feminidad volviéndola loca, en un firme movimiento la empujó suavemente atrapándola entre su cuerpo y los azulejos de la ducha dominantemente, Sakura se rindió al placer que sentía y atrapó sus labios en un beso profundo explorando su boca con su lengua separándose para tomar pequeñas bocanadas de aire mientras enrollaba las piernas con firmeza alrededor de la cadera masculina afianzándose con sus muslos, la boca de Sasori se deslizó apasionada por cuello descendiendo hasta los sonrosados pechos a causa del calor dejando pequeñas marcas violáceas.
Se miraron a los ojos y Sakura asintió comprendiendo la muda interrogación de su amante, Sasori se introdujo en ella con lentitud jadeando de placer al iniciar un vaivén lento y profundo, cerró la llave de la regadera presionando un poco más el cuerpo de Sakura contra los azulejos, incrementó el ritmo acelerándose embebido en los hipnóticos gemidos de quien si todo seguía viento en popa pronto se convertiría en su mujer.
Un pequeño grito de placer murió en la boca del joven de ojos avellanas cuando el potente orgasmo se apoderó de sus sentidos fruto del vaivén frenético de aquel chico que parecía tener un talento natural para satisfacerla carnalmente, apretó fuertemente los ojos hasta ver pequeñas luces de colores como si estuviera viendo las estrellas, el calor del agua, el fuerte orgasmo y el cansancio del día la habían dejado exhausta convirtiendo su cuerpo en una pequeña gelatina, pronto Sasori alcanzó el climax saliendo de ella y derramándose contra los azulejos, pegó su frente con la femenina tratando de regularizar su agitada respiración.
-Ah… eso fue genial- suspiró.
-Que inesperada sesión de sexo…- Sakura le acarició los cabellos pelirrojos y buscó sus labios sumergiéndolos en un beso suave y cargado de significado.
-No, eso es hacer el amor- susurró eróticamente contra sus labios volviendo a atraparlos en un beso más demandante que Sakura correspondió aferrándose con sus manos a su nuca mientras se deslizaba lentamente por su cuerpo hasta que sus pies volvieron a tocar el suelo.
Esa sería una larga y feliz semana.
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Notas de la autora:
Ufff por donde empezamos?
¿Comencé esta historia cuando tenía… 22 o 23? ¿Ha pasado un largo tiempo no? Estoy cumpliendo 27 este mes, a veces me pongo a pensar en lo increíble que es el paso del tiempo, los días, los meses y los años se pasan volando, hubo un momento de mi vida en donde estuve muy personalmente conectada con esta historia y las situaciones que vivía Sakura, pero muchas cosas han cambiado en este tiempo, sigo adorando esta historia como el día en el que empecé a escribirla, pero ya no estoy en la uni, es más renuncie a trabajar de lo que estudie y me aventuré a hacer lo que siempre quise xD Spoiler: Me ha ido genial. Solía ser de las personas que bromeaban con unirse al club de los 27 pero ahora que he llegado a esa edad no puedo estar más feliz y conforme con mi vida, cuando estamos en los tempranos 20's nos sentimos bastante perdidos, no sabemos que hacer, hay quienes están empezando la uni y quienes la están terminando, están los que se cambian de carrera una dos tres veces xD pero saben? Conocen al amor de su vida cada tres meses y cualquiera en una fiesta se siente como tu mejor amigo. Si estás pasando por ese extraño momento de tu vida, salta la ola, los momentos de crisis atormentan, dan mucha ansiedad y uno se pone mal, pero cuando pasa el tiempo la satisfacción de haberlo superado y haber podido con todo aunque tenias miedo, aunque todos te decían que no, aunque estabas lleno/a de inseguridad esa satisfacción no te le va a quitar nadie, duele cuando tienes miedo y estas empezando y fallas y te sientes de lo peor porque fracasas y sientes que estás condenado al fracaso pero no eres el único o única que está pasando por eso, hay mucha gente que se siete así porque estás en tus 20's y es el momento perfecto para fallar, para tropezar, para irte de cara o de trasero contra la vida, falla todo lo que puedas fallar porque solo así aprenderás, yo aún estoy en mis 20's y lo más importante que aprendí teniendo 22 es que los momentos de tristeza hacen a los de felicidad más dulces, teniendo 25 aprendí que es real que no hay mal ni bien que dure 100 años, la vida es cíclica estamos bien y estamos mal y se debe disfrutar y absorber todo lo que puedas de cada etapa, ahora casi con 27 he aprendido que amigo es una palabra muy fuerte no hay que usarla a la ligera, en mis tempranos 20s llamaba amigo a cualquiera ahora en mis tardíos caigo en cuenta de los pocos amigos que tengo actualmente pero son reales y valiosos, en fin esta es mi pequeña carta de cumpleaños para ustedes mis queridos lectores, espero que si llegaste hasta aquí alguna de mis palabras te haya dado consuelo si pasas por una situación difícil que sientes eterna, calma, respira.
Va a pasar.
Lo vas a superar.
Con cariño,
Azulen.
