La Serenidad de la Rutina.
Me encuentro cómodo trabajando aquí, aunque llevo poco tiempo, la experiencia ha sido bastante agradable. Sin embargo, por otro lado...
—¡Agh! —un repentino dolor atraviesa mi hombro.
Después de un momento de shock por el repentino dolor en mi hombro, me siento en la cama, tratando de calmar mi agitada respiración. Reviso mi hombro, pero no encuentro ninguna herida de bala visible.
Es extraño, como si la sensación hubiera sido puramente emocional.
Para distraerme, tomo un vaso de agua que dejé cerca para cuando despertara. Intento ignorar la sensación de asco que me embarga. Supongo que todo el estrés acumulado ha comenzado a afectarme de alguna manera.
Dirijo mi mirada hacia la ventana, pero aún no hay señales de que amanezca. Mi cuerpo tiembla incontrolablemente, como si la experiencia hubiera sido increíblemente real.
Me pregunto si estos efectos perturbadores podrían atribuirse al miasma que me rodea, o si tal vez estoy perdiendo la cordura.
Decido sentarme en mi escritorio y comenzar a escribir un resumen del arco dos. Leer y anotar información me ayuda a enfocar mis pensamientos y planificar los siguientes pasos que debo tomar. Aunque mi cuerpo aún está tembloroso, me esfuerzo por concentrarme en la tarea que tengo frente a mí.
En este arco argumental, el protagonista conoce a las personas de la mansión y muere a manos de Rem la mayoría de las veces. Eso ya está, asumo yo, solucionado. Mientras no me aleje de la mansión, Rem no me va a poder asesinar.
El problema es la segunda parte, el ataque de las mabestias. No tengo forma de prevenirlo, por lo que leí, fue debido a que removieron un cristal y gracias a esto secuestraron a los niños.
Pero la verdad es que es causado por Meili, la domadora de mabestias.
Eso significa que no hay una forma correcta de evitarlo sin generar sospechas. Además, Roswaal es el culpable de este ataque.
Aprieto mi puño con fuerza. Después de todo, tener que sufrir por culpa de un psicópata no es agradable.
Me doy cuenta de que tengo que actuar según sus deseos por ahora, para evitar que tome medidas más drásticas en mi contra. Sin embargo, veo una oportunidad en su error. Si el libro no revela que ya conozco la historia, entonces tengo la ventaja. Utilizaré su dinero para crear cosas y acumular poder.
Cuando tenga suficiente influencia, le mostraré que no tiene otra opción más que seguirme.
Sé que para él, estas pruebas son simplemente una artimaña para convertirme en su peón. Pero aquel a quien verdaderamente debes temer es aquel que no solo cumple, sino que supera tus expectativas, porque cuando eso sucede, las cosas pueden dar un giro peligroso.
Una vez completado el resumen, cojo mi celular y busco los planos de una máquina, una máquina que podría representar un punto de inflexión en nuestra era.
La emoción me embriaga al pensar en la posibilidad de obtener el monopolio sobre algo tan trascendental. Sin embargo, antes de avanzar, me percato de la necesidad de investigar si estas creaciones ya existen en este mundo. Sería imprudente embarcarme en el desarrollo de algo que ya ha sido inventado.
Puede que parezcan insignificantes, pero guardar estas cosas en aquel entonces ha resultado ser la mejor decisión de mi vida. Tal vez carezca de riquezas materiales, pero atesoro conocimientos y recursos de un valor incalculable.
Con una sonrisa en mi rostro, casi olvidando por completo que prácticamente no he dormido nada, me encamino hacia la ducha, dispuesto a empezar mi día de verdad. No hay nadie despierto, y si Rem así lo deseara, podría eliminar cualquier amenaza que represente para él.
Sacudo la cabeza negando esa idea, pues en este lugar, las promesas tienen un peso inmenso.
Siendo sincero, no disfruto de los baños calientes, ya que en lugar de revitalizarme, solo me sumen en un sopor más profundo.
No creo que aquí cuenten con sistemas de tuberías avanzados. Supongo que simplemente utilizan una palanca para liberar el agua y que esta fluya hacia las plantas o algún otro lugar.
Sigo investigando, pero de repente me enfrento a un problema más acuciante. ¿Cómo diablos puedo activar esta ducha? En estos momentos, carezco de la menor idea de cómo hacer que empiece a expulsar agua.
Mi cuerpo está pegajoso por el sudor y sería extraordinariamente incómodo esperar a que alguien más se bañe para pedir prestada el agua.
Navego por la habitación buscando una solución, y por fortuna, en una esquina, diviso un balde de madera con agua en su interior.
Observo si el agua está estancada, pero parece estar en condiciones normales. «Qué suerte», pienso mientras toco el agua y noto que está helada, lo cual es perfecto para mí.
Afortunadamente, en este mundo existe el jabón, algo que Ram me mencionó ayer y que me llenó de alegría. Aunque no alcanza la misma calidad que el que conocemos, su aroma proviene de plantas y aromáticos, y, obviamente, carece de las mismas propiedades desinfectantes que teníamos en nuestra época. No obstante, sin duda, es un avance significativo.
Supongo que esto se debe a que aquí no prevalece una dominación religiosa. No se encuentran en tan mala situación como podría haberme imaginado.
Tengo la impresión de que, a pesar de vivir en una era medieval, poseen conocimientos variados en comparación con nuestra época. No obstante, persiste la incertidumbre que me consume, ya que me cuesta aceptar que me encuentro en medio de una historia.
Tendría más sentido si alguien viniera del futuro, como el creador. Prefiero creer en esa posibilidad a asumir que estoy atrapado dentro de una historia.
Tras concluir mi baño y vestirme con el uniforme, me dirijo hacia la cocina. El diseño de la casa es interesante: el primer piso es para los sirvientes, el segundo y tercer piso son para los invitados, y el cuarto piso está reservado para las personas importantes, como Roswaal y Emilia.
Es sorprendentemente similar a la estructura de un edificio real. El sótano aquí se utiliza como almacén, por lo que la cocina se encuentra en el primer piso, lo cual facilita la tarea de cocinar.
En mi camino hacia la cocina, me doy cuenta de que una de las puertas diagonales a la mía comienza a abrirse. Había olvidado por completo que en ese lado se encuentran las habitaciones de las mujeres. Una leve risa escapa de mis labios ante el pensamiento que acaba de cruzar mi mente.
Resulta irónico que en este país, quién gobernará sea una mujer. Parece que aquí no existen ideas tan retrógradas como las que solíamos tener en tiempos pasados, y eso es algo positivo.
La primera cosa que veo salir de la habitación es su cabello, un tono de azul celeste. Ella bosteza ligeramente mientras camina hacia fuera, aun vistiendo su pijama. Su apariencia es tierna, con una expresión despreocupada y ligeramente adormilada. A diferencia de cómo suele verme habitualmente, en este momento parece una persona normal.
Rem se frota los ojos, y yo camino lentamente, tratando de evitar que se percate de mi presencia. No quiero arruinarle la mañana. Sin embargo, como si hubiera olido algo desagradable, los ojos de Rem se abren de golpe, mostrando una mirada de sorpresa o tal vez de sospecha.
«¡El miasma!» Aceptando mi derrota, miro a los ojos a Rem, quien ya se ha despertado totalmente, dirigiendo una mirada fría hacia mí. Pongo mi mano en la parte trasera de mi cabeza, rindiéndome ante mi mala suerte y sonrío incómodamente.
—Buenos días, supongo que te levantas temprano.
Rem no me responde, en cambio, avanza hacia mí con una aura amenazante.
—¿Qué haces despierto a esta hora? —le pregunto.
Rem me mira con enojo, su mirada emana peligro constante, como si cada palabra equivocada pudiera hacer que mi cabeza ruede.
—No pude dormir, así que decidí bañarme y cambiarme. Además, todavía están los platos de la noche por lavar. Aprovecharé para hacerlos y comenzar a trabajar.
Odio tener que dar explicaciones de esta forma. La comprendo, sí, pero sentir tanto temor solo por su presencia me causa enojo. Ya es suficiente con tener que hacer estas tareas estúpidas, no necesito lidiar con su actitud.
Rem me mira fijamente, tratando de hacerme perder la compostura, pero no cedo. Aunque sienta miedo, no puedo dejar que me domine.
—Ya veo, entonces está bien. Al menos veo que te levantas temprano para trabajar —dice Rem mientras se encamina hacia el baño.
Respiro aliviado. Sabía que se levantaba temprano para despertar a Ram, pero realmente me tomó por sorpresa.
Aquí no existen relojes en particular, pero hay un método para indicar si va a amanecer, anochecer, si es de tarde o de noche. El tiempo aquí es igual que en la Tierra; veinticuatro horas, por lo que se divide en fracciones de ese mismo tiempo.
El día se divide en doce horas luminosas y otras doce horas oscuras, sumando un total de veinticuatro horas en un día.
Para guiarse, usamos un cristal vidente similar a un reloj: desde el mediodía hasta las seis de la tarde muestra el elemento viento en verde, y para las siguientes seis horas luminosas es fuego, mostrado en rojo.
En las primeras seis horas oscuras es agua, en azul, y en las últimas seis horas oscuras es tierra, en amarillo.
Las tonalidades cambian con el día y el cambio de hora, pero la verdad es que es bastante inexacto y complejo. Después de todo, ¿qué voy a decir? ¿Nos vemos en color verde oscuro?
Emilia me explicó que no hay una forma particular de expresar una hora exacta, por lo que los planes se hacen generalmente en los puntos medios y extremos de cada color.
Los meses, por otro lado, son similares a los de nuestra época, con doce meses que suman un total de 365 días en un año.
Todo esto me hace preguntarme cómo funcionan el día y la noche, especialmente con la existencia de estaciones, países desérticos y un país ártico. Supongo que lo que llaman Od Laguna tiene algo que ver con ello. Tendré que preguntarle a Beatrice al respecto.
Cuando finalizo la tarea de lavar los platos y limpiar la cocina, me doy cuenta de que ya ha amanecido. Es hora de preparar el desayuno, pero me encuentro con un problema: no tengo los medios para hacerlo. Observo a mi alrededor en busca de ingredientes y descubro pan, verduras y huevos. En cierto modo, aquí disponemos de algo similar a una nevera, gracias a un cristal capaz de mantener la temperatura baja.
A pesar del deseo de Rem de que no entre en la cocina, decido ignorarlo y comienzo a pensar en las posibilidades que tengo a mi disposición. Si combino estos ingredientes con mis conocimientos de mi mundo anterior, podré lograr una eficiencia sorprendente.
Decido preparar una ensalada con tomate, lechuga, cebolla y pepino, a la que añado un toque de limón y, para mi sorpresa, un poco de aceite de oliva. Es evidente que Roswaal es adinerado, así que no me extraña que tenga estos ingredientes de alta calidad.
Mi ensalada está casi lista, pero me falta la proteína. No estoy seguro de si los sirvientes pueden consumir carne, así que opto por cortar unas rebanadas de pan y sacar tres huevos.
Sin embargo, surge un problema: no puedo utilizar fuego para cocinar. Justo en ese momento, una figura angelical entra en la cocina. Su caminar es elegante, su postura es majestuosa y emana una aura de superioridad mientras me observa.
—¡Jeh! Debes estar deseando que aparezca si me miras de esa manera —bromea con un cabello rosa que ondea en el aire, adoptando una pose de poder y mirándome como si fuera un ser inferior.
Me acerco a Ram con entusiasmo, a pesar de que ella me mira con una sonrisa burlona. Sé que está deseando que le pida ayuda, ya que demostré ser competente en mis labores el primer día. Pero no importa, el hambre me impide concentrarme y estoy decidido a vengarme de esta situación.
—Oh, señorita —le digo mientras me arrodillo—. ¿Podría hacerme el inmenso favor de utilizar su gracia y habilidad mágica para calentar una sartén?
La miro con determinación, tratando de mostrar mi cortesía hacia ella. Conozco la debilidad de Ram: le encanta que la necesiten para algo, a pesar de ser algo holgazana y no disfrutar mucho de sus deberes. Sin embargo, le agrada cuando otros le piden ayuda.
Ram me mira y resopla con orgullo.
—¡Je! Parece que necesitas la ayuda de esta bella sirvienta.
Y así, con la promesa de un desayuno en proceso, mi día empieza con un toque de emoción y un toque de intriga en este extraño mundo al que he llegado.
Ram se dirige hacia la estufa con determinación. El simple contacto con el cristal hace que este comience a calentarse, y poco a poco, empieza a brillar, irradiando calor hacia la parrilla de metal que sostendrá el sartén. Es un espectáculo hipnotizante.
La mirada de Ram se cruza con la mía, y puedo ver en sus ojos un destello de orgullo mientras sigue la broma con facilidad.
—Gracias, señorita. Guardaré este favor en mi corazón por la eternidad.
Me levanto, agradecido con Ram por su ayuda. Ella también ha estado interviniendo entre Rem y yo para calmar el ambiente, y eso merece mi sincero agradecimiento.
Preparo la comida para los tres, y espero que aprecien el esfuerzo que puse en ello. Aunque Rem conoce el sazón de Roswaal y Emilia, no quise arriesgarme a preparar algo que no les gustara. Opté por un plato sencillo para nosotros tres.
A pesar de que me dijeron que no cocinara, no pude evitarlo.
El aroma de pan tostado, huevos revueltos y ensalada llena la cocina. Es un platillo común, nada fuera de lo común, pero el olor es delicioso. Afortunadamente, Roswaal es rico, y su cocina está repleta de especias e ingredientes exquisitos.
Ram me mira con ansias, y puedo percibir su hambre, aunque ella trata de ocultarlo.
Cuando termino, sirvo cuidadosamente un plato para Ram y lo acompaño con un pocillo de leche.
—Ten, un desayuno lleno de energía.
La cocina tiene una mesa destinada para que los sirvientes coman, así que dejo todo preparado para que Ram y Rem puedan disfrutar.
Ram percibe el aroma de la comida y parece anhelarla, pero no se atreve a comer sin Rem. Espera su llegada, y decido hacer lo mismo, aunque admito que no estoy deseando su presencia.
Finalmente, Rem aparece y el ambiente se vuelve tenso de inmediato. Siento temor por su reacción, pero no estoy dispuesto a continuar así.
—Preparé el desayuno, quedó bastante sabroso —le digo, forzando una sonrisa.
Rem me mira impasible y dirige su atención hacia la mesa donde está la comida. No puedo saber qué está pensando, pero supongo que el simple hecho de que yo haya cocinado debe resultarle desagradable.
Sin embargo, eso no me importa en lo más mínimo.
Ram insta a Rem a sentarse, y ella obedece. La comida no tiene mal aspecto en absoluto, al menos desde mi perspectiva, pero el rostro de Rem muestra claramente su disgusto. Sus gestos, su expresión corporal, todo indica que preferiría pasar hambre antes que probarla.
Afortunadamente, Ram está aquí.
Ram mira a Rem y, con sus cubiertos, toma un pedazo de ensalada y lo lleva a la boca. En ese instante, siento cómo la tensión en el aire se disipa. Al principio, Rem intenta resistirse, pero la deliciosa fragancia de la comida comienza a seducirla.
No puedo evitar sonreír ante esta pequeña victoria. Después de todo, preparar una ensalada no es precisamente una tarea complicada, pero sé que debe estar deliciosa para lograr este efecto en Rem.
Los ojos de Rem se abren con sorpresa, como si no pudiera creer lo que está experimentando. Quizás pensó que mis palabras sobre cocinar eran pura palabrería, pero ahora está probando la realidad de mis habilidades culinarias.
Después de unos segundos de resistencia, Rem finalmente se rinde y empieza a comer. Sus expresiones cambian de incredulidad a cierta satisfacción, y me siento satisfecho de haber logrado que disfrute de la comida.
Pero su mirada sigue clavándose en mi
Disfrutaré mi comida a como dé lugar, recojo mis platos y me retiro del lugar sin decir una palabra. Camino hacia el patio, donde la luz del sol comienza a iluminar con fuerza.
El aire puro y la brisa fresca me envuelven, y me doy cuenta de que este lugar es mucho más cómodo que la mansión.
Termino mi comida tranquilamente y luego regreso a la cocina para lavar los platos. Rem estaba ocupada cocinando para los demás, y veo una pila de platos sucios que me indica claramente cuál es mi siguiente tarea.
Supongo que Ram se fue a atender a Roswaal, así que solo estamos Rem y yo.
Rem me ayuda a activar el cristal que expulsa agua, lo que hace que lavar los platos sea mucho más sencillo. Trabajamos en silencio, pero siento que estamos estableciendo un pequeño vínculo, una comprensión mutua, a través de nuestras acciones.
Cuando termino de lavar los platos, me encamino hacia la salida de la cocina. Después de todo, tengo otras responsabilidades que cumplir. Antes de cerrar la puerta, Rem me dice sin mirarme a los ojos:
—Gracias por el desayuno.
Su agradecimiento suena un tanto seco y desprovisto de sentimiento, pero me doy cuenta de que es un paso adelante. Tal vez Ram la haya instigado a decirlo, pero no puedo evitar reconocerlo como un progreso.
Al salir de la cocina, me dirijo a mi habitación. Ahora tengo que poner en marcha mi plan para la biblioteca. Aunque ya tengo el diseño de la trampa en mente, me gustaría contar con la ayuda de Beatrice para perfeccionarlo.
Sé que no puedo pedírselo directamente, así que decidiré dejar la trampa lista y esperar a la noche para observar qué sucede.
Por la tarde, antes de encontrarme con Emilia, busco la lista que Rem me escribió y me dirijo hacia la oficina de Roswaal. Al llegar, Roswaal me saluda y comenta con su característica forma de hablar irritante:
—Veo que te has acostumbrado al traba~~ajo.
Aunque su tono sigue siendo molesto, trago mis ganas de mostrar mi frustración y en su lugar, le respondo con una sonrisa.
Sé que mi tiempo en este mundo está lleno de desafíos, pero estoy decidido a enfrentarlos con paciencia y determinación. Cada pequeño avance, como el de Rem esta mañana, me acerca un paso más a mis objetivos.
—Sí, puedo encargarme de todas las labores que no involucren magia. Es frustrante sentirme tan inútil en esta situación. —Suspiro, decepcionado por mi falta de habilidades mágicas.
Ram, con su característica sonrisa burlona, resopla y se burla de mí:
—Deberías acostumbrarte a esa sensación, después de todo, eres completamente inútil en eso. —Ram me mira con arrogancia.
Sonrío, anticipando ese comentario, y mientras me dirigía a este lugar, ideé una respuesta ingeniosa:
—¡Ja! No creo que tú seas la indicada, señorita experta en cocinar papas al vapor. —Le lanzo una mirada victoriosa.
Así era como solíamos interactuar, como dos rivales amigables. Puede que parezca hostil, pero ninguno de los dos lo toma en serio.
Ram retira su sonrisa, gira la cabeza y puedo escuchar claramente la señal de mi victoria del día, mi pequeña venganza por lo ocurrido esta mañana.
—¡Tsh!
Si no fuera por la presencia de Roswaal, probablemente habría continuado molestando a Ram.
Sin embargo, no puedo permitirme hacerlo frente a él. Roswaal observa nuestra interacción con una sonrisa satisfecha y, sin decir una palabra, dirige su atención hacia una carta que sostiene en sus manos.
Después de leerla, comenta:
—Ya ve~~o, será un poco complicado conseguir esa arena, ya que tendremos que importarla de Kararagi, ya que en Lugunica no la hay. Sin emb~~argo, tengo un conocido que puede ayuda~~rnos, así que no será un problema.
Le explico a Roswaal sobre el hormigón y cómo es un material altamente resistente y relativamente fácil de producir en masa. En respuesta, Roswaal me proporciona información valiosa:
—Todas las constru~~cciones grandes utilizan Lamicta de tierra para fortalecer sus cimientos. Sin embargo, esto aumenta significa~~tivamente los costos, lo que lo hace inaccesible para la mayo~~ría de las personas. —Roswaal sonríe con satisfacción—. Si esto funciona de ma~~nera similar, será un gran produ~~cto para vender.
Un Lamicta de piedra es un tipo de cristal que controla un elemento específico. Roswaal me explica que los Lamicta no solo producen el mat0065rial del elemento que poseen, sino que también pueden cambiar su uso a través de una fórmula mágica en su interior. En otras palabras, me está diciendo que estos cristales se pueden programar.
Me doy cuenta de que la magia en este mundo no es tan simple como pensaba. Aunque en la actualidad no utilicen tecnología tan avanzada, el potencial es impresionante. Si logro comprender cómo funcionan esas fórmulas, podré mejorar las máquinas en mi mundo.
—Eso es bueno, ya que para produ~~ucir este material necesitamos temperaturas extremadamente altas.
Roswaal asiente con entendimiento y continúa:
—Entonces necesitaremos un mago de fuego. Afortunadamente, en esta mansión, hay varios que pueden controlarlo.
Sé que Roswaal es capaz de usar magia de fuego, pero no estoy seguro de quiénes más lo son. Roswaal me mira con una expresión dudosa y luego agrega:
—En esta mansión, aque~~llos que pueden usar magia de fuego son: el espíritu Puck, la señorita Emilia y, por supu~~esto, yo.
Tres personas en la mansión pueden controlar la magia de fuego, aunque hasta ahora había visto a Puck y Emilia usar principalmente magia de hielo. Dependiendo de Roswaal para esta tarea, me siento aliviado.
Sin embargo, Roswaal cambia su expresión, me mira fijamente como si estuviera escudriñándome. Cuando parece haber terminado, cierra los ojos y dice en voz baja:
—Aunque ahora somos cuatro usuarios.
Mis ojos se abren con sorpresa ante sus palabras. Hasta donde sé, los demás no tienen la capacidad de utilizar múltiples tipos de magia, por lo que parece imposible que haya alguien más.
Roswaal, lentamente, señala con su dedo en mi dirección:
—Felicidades, Marco, eres el cuarto usuario.
Mi asombro no tiene límites ante esta revelación. La idea de que yo, un forastero en este mundo sea un usuario de magia es completamente inesperada.
Sus palabras me golpean con fuerza, haciendo que retroceda unos pasos. ¿Un usuario de magia? No tiene sentido. Yo no debería tener acceso a la magia, después de todo, no pertenezco a este mundo.
Me quedo preguntándome si la extraña sensación que experimenté todo el día de ayer fue en realidad mi puerta hacia la magia creándose, o si de alguna manera siempre ha existido dentro de mí.
Intento buscar respuestas en la expresión de Roswaal, pero su rostro revela poco más que misterio.
—No tiene sentido —repito en voz alta—. Como mencioné antes, en mi tierra natal no existe la magia ni nada parecido. ¿Cómo es posible que alguien sin ningún vínculo con la magia tenga una afinidad hacia ella?
Roswaal se encoge de hombros, su mirada perdida en el infinito.
—Lamentablemente, no puedo ofrecerte una respuesta a esa pregunta. La magia en este mundo es un misterio en constante evolución, y a veces, el destino nos reserva sorpresas inexplicables.
Comprendo que, al igual que el protagonista de esta historia, yo también tengo la capacidad de usar magia.
Sin embargo, la habilidad que poseo parece estar restringida por el miasma, lo que limita su utilidad. Pero al contrario del protagonista, quien nunca se esforzó por entrenar su control mágico, yo estoy dispuesto a aprender y, con suerte, desbloquear todo mi potencial.
Siento una oleada de emoción recorriendo mi cuerpo mientras considero las posibilidades que la magia puede ofrecer. Aunque mi habilidad no es tan estratégica como la del protagonista, el poder del fuego es una fuerza formidable que puede ser utilizada en combate de manera efectiva.
—No importa —le digo a Roswaal, tratando de mantener la calma—. Gracias por revelarme esta verdad. Ahora que sé que puedo usar magia, no me sentiré excluido del resto.
Miro mis manos, intentando sentir una conexión con la magia, pero por el momento, soy incapaz de hacerlo. Decido que sería prudente buscar la ayuda de Puck, el espíritu que reside en esta mansión. Si se niega a ayudarme, tendré que utilizar el favor que quedó pendiente.
Respecto a los detalles sobre los otros materiales necesarios, decido mantenerlos en secreto por ahora y dejarlos como una sorpresa final. Me inclino respetuosamente ante Roswaal y Ram.
—Si me disculpan, me retiraré para prepararme para continuar con las lecciones de la señorita Emilia.
Roswaal me despide con una sonrisa, mientras que Ram evita mi mirada. Cierro la puerta tras de mí y, finalmente, dejo salir toda la emoción que he estado reprimiendo.
Mi cuerpo tiembla de anticipación al considerar las posibilidades que la magia ofrece.
Después de todo, ¿quién no ha soñado alguna vez con tener el poder de la magia? Este deseo no conoce límites de edad; es un anhelo universal que todos hemos acariciado en algún momento de nuestras vidas.
Entro a la sala de estudios de Emilia, y al verme, ella se levanta de su asiento con una sonrisa burlona.
—¡Buenos días, profesor! —Emilia me saluda con entusiasmo.
De inmediato, siento un hormigueo que recorre todo mi cuerpo. Casi como si me hubieran añadido cuarenta años de golpe, la miro con una expresión incómoda.
—Tengo veintitrés años, no soy tan viejo aún.
Emilia se ríe un poco y saca un cuaderno para escribir. Dado que yo no puedo leer, tengo que confiar en todo lo que Emilia me dice, y ella en lo que yo digo.
Hoy quiero adentrarme en sus conocimientos, quiero descubrir cuánto sabe sobre diversos temas. A lo largo del día, le hago preguntas poco a poco, comenzando con temas fáciles y avanzando a medida que responde. Mi objetivo es evaluarlo todo detenidamente.
Comenzamos hablando de política, y le cuento sobre las diferentes formas de gobierno en mi mundo.
—Ese socialismo parece muy bueno para todos —dice Emilia con una sonrisa emocionada.
Interiormente, lamento haberle hablado de eso.
Rápidamente, le explico los pros y contras de cada doctrina política. Al hacerlo, me doy cuenta de que no tiene conocimientos en economía. Parece haber estudiado principalmente historia y cómo funciona el sistema noble en su país.
Estudiar la historia es importante, pero omitir temas económicos es un error.
Luego, paso a las ciencias exactas. Dado que no tiene conocimientos en economía, no espero mucho, y no me sorprende descubrir que solo sabe hacer operaciones matemáticas básicas.
—Entonces, conoces todas las operaciones básicas, pero no estás familiarizada con métodos aritméticos más complejos —le digo.
—Sí, sobre esa "estadística", nunca lo había escuchado —responde Emilia.
Aunque en su mundo no usen formalmente la palabra "estadística" y carezcan de conceptos como los porcentajes, existen registros y datos recopilados en diversas áreas que podrían servir de base para futuros análisis.
Esto indica que eventualmente alguien podría desarrollar el campo de la estadística en este mundo, o quizás ya esté en proceso en lugares comerciales.
Esta información es valiosa y podría ser un punto importante en mi futura conversación con Roswaal. Si le muestro la utilidad de la estadística, podría convencerlo de que me permita encargarme de la parte económica de la mansión.
Él confía en mí, y si su libro indica que estoy capacitado, no tendré que seguir trabajando como sirviente.
Apenas llevo dos días aquí, pero ya estoy harto de esta situación.
Luego, inicio una conversación sobre Física, pero en este mundo, no existe realmente una comprensión de esta ciencia.
¿Por qué les importaría si constantemente están desafiando las leyes físicas?
Su percepción es intuitiva, creen que este lugar es el centro del universo y que los astros en el cielo giran en torno a ellos.
También mencionan siete elementos: Agua, Tierra, Fuego, Aire, Luz, Oscuridad y un séptimo llamado "maná". Claramente, hay errores en considerar la luz y la oscuridad como elementos, ya que la luz carece de materia y la oscuridad es simplemente la ausencia de luz.
En cuanto al maná, es un concepto que no comprendo, por lo que no puedo juzgarlo adecuadamente.
—Para ti, saber esto no será importante, así que solo te explicaré lo básico en su momento —le digo a Emilia.
No espero que Emilia se convierta en una experta en física o ingeniería, pero con que comprenda los conceptos fundamentales, me sentiré satisfecho.
Además, carezco de los medios para demostrar estos conceptos, por lo que solo puedo afirmar lo que sé. Mi principal inquietud radica en si las constantes físicas en este mundo son idénticas a las de la Tierra, ya que esto podría tener profundas implicaciones.
Continuando con la biología, los conocimientos sobre esta materia son vagos. Se reconoce la existencia de diversas especies de animales, pero apenas están comenzando a catalogarlas según sus características.
En lo que respecta a la anatomía, sus conocimientos son limitados.
Saben de la existencia de órganos, pero carecen de comprensión sobre las causas de las enfermedades o el funcionamiento de los órganos más allá del corazón, pulmones y estómago.
Me pregunto si mejorando nuestros conocimientos médicos podremos potenciar nuestras habilidades curativas. Quizás solo los curanderos puedan profundizar en este campo. O eso espero.
En cuanto a la química, no llegamos a un acuerdo. Algunos mencionaron a los alquimistas, pero su número se ha vuelto escaso.
—Si se trata sobre mezclar cosas, los alquimistas debería ayudarte —indica Emilia.
A pesar de que la magia eclipsa la química en este mundo, estoy convencido de que su desarrollo es esencial para la humanidad. La química nos permite desentrañar los secretos de la materia y liberar su potencial transformador.
Consideraré pedir a Roswaal que busque y contrate alquimistas.
Respecto a la retórica y la capacidad literaria, mis comentarios son limitados debido a que no se leer o escribir. Aunque la habilidad de Emilia para hablar puede mejorar, tanto en profundidad como en léxico, estoy seguro de que avanzará con esfuerzo y práctica.
Al darme cuenta, el atardecer se acerca. Hemos pasado toda la tarde aquí, y ha sido sumamente productiva.
—Buen trabajo. Esto me ayudará a organizarme mejor para explicarte —le digo a Emilia, que responde con un tono burlón:
—Sí, señor profesor.
Su nerviosismo hacia mí parece haber disminuido considerablemente, y creo que no fue en vano lo que hicimos ayer.
—Nos vemos mañana. Debo preparar la cena y luego recibiré clases de escritura de parte de Ram.
—Gracias por todo —Emilia me sonríe mientras me ve salir del lugar.
Me adentro en el misterioso mundo de los pasillos entre las puertas de la mansión, ansioso por activar mi instinto y desvelar el secreto que se oculta tras una de ellas. Cierro mis ojos, reflexionando sobre cuál podría ser la correcta, pero no logro percibir ninguna señal especial.
Tal vez la primera vez fue solo un golpe de suerte.
O quizás se debe a mi falta de afinidad con la magia Yin, algo que el protagonista domina a la perfección.
Abro varias puertas, pero ninguna de ellas me responde. Esta mañana pude acceder, así que debe ser que no estoy concentrándome lo suficiente.
Decido cerrar los ojos nuevamente, enfocando todo mi ser en rememorar la sensación que experimenté cuando la puerta me condujo hacia la biblioteca.
Es un olor, lo sé.
Un ligero perfume a libros viejos siempre precede a la entrada.
—¡Aquí! —exclamo emocionado.
Me encamino hacia una puerta y, al abrirla, me embriaga el aroma de los libros, una fragancia que se intensifica al entrar. Al observar a mi alrededor, descubro frente a mí una montaña de libros apilados de manera desordenada.
La curiosidad me impulsa a avanzar y averiguar qué está sucediendo, pero la montaña de libros es tan vasta que no puedo ver más allá de ella.
Cuando finalmente llego, la escena se despliega ante mis ojos. Una diminuta figura, normalmente apática ante todo, está completamente absorta examinando el plano que le entregué esta mañana. Sí, es un plano de una máquina de vapor.
La máquina que desencadenó la primera revolución industrial.
