Una Mañana llena de Sentimientos.
El despertar de mi conciencia me sumerge en un escenario desolador. La fría y húmeda mañana se cierne sobre mí, impregnando cada fibra de mi ser con su gélida presencia. El sonido implacable de la lluvia que cae sin piedad se entrelaza con mis pensamientos, recordándome la crueldad de este fatídico día.
Cada vez estuve al borde de la muerte, enfrentando innumerables peligros. No es que me falte la capacidad de rehacerlo, pero la idea en sí es aterradora.
Volver a pasar por todo esto no solo aumentaría la dificultad, sino que también pondría en riesgo la detección de mis engaños por parte de Puck. Ya que conozco mucho más sobre este mundo.
Me vería obligado a abandonar mis ambiciones y asumir el papel de un simple trabajador, resignándome a la impotencia de presenciar los acontecimientos sin poder intervenir. No quiero seguir el mismo papel que el protagonista de la novela.
Aunque, por otro lado, para el protagonista esto no sucedió.
La sensación abrumadora de impotencia ante la masacre, el sufrimiento y la pérdida que presencié no será más que una carga agobiante que cargaré sobre mis hombros.
Entonces recuerdo el rostro de aquella madre.
Entonces recuerdo los cadáveres de las personas.
Los que no pude salvar.
Los que dejaré morir.
El peso de la responsabilidad y la inevitabilidad de las tragedias se convierten en una carga insoportable sobre mis hombros, amenazando con aplastar mi espíritu. Siento nauseas, todo lo que hice al comienzo fue por triunfar, sí, pero hacerlo acosta de la vida de inocentes.
En medio de esta tormenta interna, una pregunta emerge con fuerza:
¿Qué camino debo elegir?
¿Aceptar la repetición, renunciar a mis ambiciones y someterme a la impotencia, o trascender los límites y encontrar una manera de cambiar el destino impuesto?
En este punto crítico de mi historia, mi decisión será el faro que guíe mi camino, aunque los peligros y la oscuridad acechen a cada paso que dé.
El miasma de la bruja, esa fuerza tenebrosa y asfixiante, parece haber alcanzado su límite en su avance. Un atisbo de alivio se apodera de mí al notar que mi puerta, ese umbral sigue en pie, exhalo un suspiro de serenidad.
Parece que, al menos por ahora, puedo respirar con mayor calma.
Al sentarme en la cama, mi mirada se posa sobre Rem, que reposa en una silla cercana. Su cabello celeste, normalmente radiante como el cielo despejado, parece perder su brillo bajo la lluvia implacable que cae hoy.
La expresión en su rostro delata un decaimiento evidente, sus ojos hinchados y su semblante apagado.
Me gustaría convertir este momento en un oasis de serenidad, llenarlo de instantes encantadores que borren las penas y devuelvan la sonrisa a su rostro.
Pero a quien miento, ella intentó matarme. No puedo hacerlo, además.
La responsabilidad que cargo pesa sobre mis hombros, recordándome que cada instante de pereza o distracción puede ser pagado con un alto precio.
Es difícil aceptarlo, pero he aprendido a la fuerza que ignorar las advertencias y sumergirme en la negación solo conduce a la muerte y al sufrimiento de aquellos que me rodean.
Cada vez que desvié la mirada de la cruda realidad, las consecuencias fueron devastadoras. Ahora, enfrento la realidad de que nuevamente estoy atrapado en un ciclo nefasto.
Condenado a revivir tragedias pasadas.
Es momento de tomar acción, de confrontar la verdad y de luchar contra el destino que amenaza con repetirse.
El tiempo apremia y no puedo permitirme otro error.
Comenzando con el pueblo.
Roswaal lo hizo para que yo ganara su confianza, quizás, por no haber interactuado con ellos anteriormente.
Dejo suavemente la mano de Rem, liberándola de mi agarre, y me pongo de pie con determinación. Me doy cuenta de que todavía estoy vestido con una bata, una imagen que ya no refleja mi verdadero yo.
No seré más un simple sirviente, un títere en las manos de aquellos que se aprovechan de la inocencia y la ignorancia.
La realidad me golpea con una fuerza abrumadora. ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¿Cómo pude anhelar sumergirme en este mundo, a pesar de conocer la vileza que lo habita?
Me quito la bata con gestos decididos y, en silencio, me visto con mi ropa habitual. Afortunadamente, he mantenido mi vestimenta limpia y en orden.
Aunque, si lo analizo detenidamente, me doy cuenta de que Roswaal también ha causado la destrucción de sus propias generaciones, condenándolas a un ciclo de cambio de almas depravado y macabro.
Su repulsiva sed de amor y control ha arrasado con todo a su paso, dejando un rastro de destrucción y desesperación.
La sensación de repugnancia se adueña de mi ser, llenando cada fibra de mi ser con un desprecio profundo hacia este ser abominable que se esconde bajo una fachada de amabilidad.
No puedo quedarme de brazos cruzados mientras el mal se perpetúa y las vidas son sacrificadas en aras de su siniestra ambición.
La idea de que Roswaal podría encontrar redención es una ilusión absurda.
Un ser psicópata como él carece de la capacidad de comprender la maldad de sus acciones. En su retorcida mente, todos sus actos están justificados y no importa cuántos cadáveres se amontonen a su paso.
No puedo permitir que continúe existiendo. Su muerte se ha convertido en una necesidad imperante. Esperaré el momento oportuno, cuando ya no pueda servir a sus propósitos egoístas, para acabar con su vida.
Lo mataré, lo mataré cuando deje de ser útil.
Lo mataré.
Cuando estoy por salir de mi habitación Rem reacciona, abriendo los ojos. Al ver que no estoy en la cama dirige su mirada a la puerta.
La mirada entre Rem y la mía se encuentran en un momento de profunda conexión. Sus ojos, ahora vidriosos, revelan el torrente de emociones que atraviesan su ser.
Una solitaria lágrima se desliza por su rostro, pero su sonrisa persiste, aunque cargada de tristeza. En este instante, su expresión es un espejo de mi propio estado interior: desequilibrado, atormentado por la rabia y las náuseas que me consume.
Respiro profundamente, tratando de encontrar la calma que tanto necesito en este momento caótico. Debo ser racional, poner mis pensamientos en orden.
La frustración que siento por las acciones de Roswaal amenaza con nublar mi juicio, pero sé que no puedo permitir que eso suceda.
Cada decisión que tome ahora tiene que ser calculada, estratégica.
Intento expulsar la ira de mi cuerpo con un suspiro largo y profundo. Solo así podré encontrar la claridad mental que necesito para enfrentar los desafíos que se avecinan.
Aunque la culpa me consume por ser en parte responsable de las acciones de Roswaal, sé que dejarme llevar por la emotividad solo empeoraría las cosas. La frialdad y la objetividad deben ser mis aliadas en este momento crítico.
—Buenos días. —Mi sonrisa hacia Rem es cálida y reconfortante, tratando de transmitirle confianza y tranquilidad en medio de la angustia que nos rodea.
Rem me mira a los ojos, entonces se seca las lágrimas y asiente diciendo:
—Si, buenos días, Marco.
Su respuesta, aunque cargada de tristeza, indica que he logrado ganarme su confianza. Es un pequeño consuelo en medio del caos que nos rodea, un rayo de esperanza en este oscuro camino que hemos recorrido juntos.
Regreso a la cama y me siento, preparándome para dar el siguiente paso en esta situación incierta. Siento la responsabilidad de actuar, de hacer algo por Rem, quien me ha salvado en dos ocasiones.
Es un acto de gratitud y también de reciprocidad, una forma de demostrar que valoro su ayuda y protección.
Si, solo por haberme salvado dos veces.
—Entonces...
Antes de que pueda articular mis pensamientos en palabras, Rem me interrumpe. Su voz suena quebrada, llena de remordimiento y pesar. Toma mis manos con fuerza, desviando la mirada hacia el suelo. Sus lágrimas caen sobre nuestras manos entrelazadas, y siento el peso de su culpa en el aire.
—Perdón, perdóname, Marco. Si yo no hubiese actuado así, si hubiese ayudado desde el comienzo. —Afirmando el agarre de su mano, ella impone sus emociones sobre mi—. Si tan solo yo hubiese actuado mejor.
Sus palabras se detienen, esperando tal vez que la condene o la insulte por su supuesta responsabilidad en la tragedia. Sin embargo, mi voz se mantiene serena y desprovista de emoción cuando respondo a su confesión.
—Si eso no hubiese pasado, quizás más personas se habría salvado. —No hay reproche en mis palabras, solo una aceptación de la realidad que nos ha tocado vivir.
Reconozco que, de haber tomado decisiones distintas, quizás más vidas se hubieran salvado. Pero en este momento, señalar culpas no nos llevará a ninguna parte.
La reacción de Rem ante mi respuesta es comprensible. Espera que la culpe, que la insulte por su supuesta negligencia. Pero en lugar de eso, trato de mantener la calma y la objetividad en mis palabras.
—Pero ya no lo hiciste. Ya lo hecho, hecho está. —Alzo la mirada hacia Rem, tratando de controlar mis propias emociones.
Mi rostro puede reflejar una mezcla de frustración y contención, pero mi objetivo principal es transmitir calma y estabilidad en este momento de incertidumbre.
—No podemos retroceder en el tiempo y alterar lo que ya ha sucedido. Es una verdad difícil de aceptar, pero necesaria para avanzar. —En el momento que lo digo, esas palabras se clavan en mi interior, intentando quebrar el caparazón que tengo en mi corazón.
Rem levanta su mirada hacia mí, quizás buscando en mi expresión alguna señal de cómo reaccionaré ante sus palabras. Sabe que no puedo negar la realidad, que mis palabras llevan una carga de verdad que debe enfrentar.
Hay cosas que no tienen solución.
Mi odio hacia ella.
Mi odio hacia Roswaal.
Con determinación, trato de calmar el tumulto emocional que nos rodea. Rem, al verme, sacude su cabeza negando con fuerza, su delicado cabello se sacude junto a ella, permitiéndome ver ambos ojos, completamente apagados y destrozados.
Sus labios tiemblan mientras las lágrimas no paran su camino. Ella desvía su mirada nuevamente, ojeando hacia el pueblo por la ventana de mi habitación, sin embargo, solo se puede ver la gran lluvia cayendo.
Rem, entonces, con una voz apagada y entre sollozos dice:
—Eso no es cierto, si yo hubiera...
En contraste, yo, sin ninguna vacilación en mi voz, le respondo.
—Él hubiera no existe.
Es una forma de recordarnos a ambos que debemos centrarnos en el presente y en los pasos que daremos hacia adelante. Es una forma de decirme que lo que estoy haciendo tiene un propósito.
Esas palabras cierran la boca de Rem, quizás porque reconoce la verdad que hay en ellas.
—Rem, él hubiera no existe. No hay espacio para las lamentaciones o las fantasías de cómo podrían haber sido las cosas. Lo que hiciste no va a cambiar, las vidas ya están perdidas y si te culpas por ello entonces solo queda aceptar la realidad, y buscar la manera de enfrentarla de la mejor manera posible.
Mi intención es ser un punto de apoyo para Rem en este momento.
Aunque mi odio hacia ella y hacia Roswaal arde en mi interior, sé que debo controlarlo y canalizarlo hacia acciones constructivas. Debo pensar con claridad y tomar decisiones fundamentadas para proteger a aquellos que aún están en peligro y evitar que más vidas se pierdan en esta vorágine de tragedia.
Rem despeja su mirada de la ventana y me fulmina con una furia espontánea. Sus emociones explotan y ella me mira, no con rabia hacia mí. Ella desea ser el objetivo, desea que el odio que siente por sí misma lo sientan los demás hacia ella.
Abriendo los labios con fuerza intenta decir algo, sin embargo yo no se lo permito.
—No, no he terminado. —La tensión en la habitación aumenta a medida que continúo hablando con Rem—. ¿Buscas perdón? ¿Buscas que las personas te perdonen para entonces tu poder perdonarte?
No estoy dispuesto a dejar que evada la realidad y se sumerja en su propio dolor y culpa.
—Las vidas perdidas ya no se pueden traer de vuelta, y por mucho que desees cambiar el pasado, eso es imposible.
Rem, con lágrimas en los ojos, baja la cabeza, sintiendo el peso de sus acciones y el alcance de las consecuencias. Pero no la dejo escapar tan fácilmente. Suelto su mano y subo su mentón nuevamente, obligándola a enfrentar la realidad de frente.
Por primera vez, cambio el tono de mi voz, mostrando firmeza y molestia.
—Mírame cuando te hablo.
Rem me mira sorprendida, forzosamente intenta mirar a otro lado pero luego su mirada se fija en mí. Todo su semblante fuerte con el que me acosó se ha perdido, solo dejando un manojo de tristeza y melancolía.
—Te quedas en el pasado, deseando poder cambiarlo pero como no es posible, vives tu vida soñando. ¿Cierto?
Rem cierra sus ojos, ladeando su cabeza con energía. Ella niega todo, intentando no aceptar la realidad de su ser.
—Las palabras de consuelo y el perdón no traen de vuelta a los seres queridos perdidos, ni los sueños cumplen los deseos sin esfuerzo y determinación. —Suelto su mentón para dirigirme a sus hombros, sosteniéndolos con firmeza—. Quiero que comprendas que debes enfrentarse a tus propias expectativas y deseos, tu vida no debe girar únicamente en torno a complacer a los demás. La fortaleza y la dirección deben provenir de tu interior.
Rem intenta liberarse de mi agarre, pero aplico más fuerza, mostrando mi determinación de que escuche y asimile mis palabras. No estoy dispuesto a dejarla huir de esta confrontación necesaria.
—Si quieres pagar por tus pecados tienes que seguir adelante, si quieres hacer algo por las familias que sientes que dañaste. Si quieres hacer algo por las personas que crees que lastimaste, entonces tienes que seguir viviendo.
Es importante que comprenda que necesita tomar responsabilidad por sus acciones y decisiones, dejar de vivir en la sombra de las expectativas de los demás.
En estos momentos pude decirle lo que quería oír, simplemente decirle que no merece lo que está sucediendo y que es una gran persona, que se aprecie a sí misma y esas basuras.
Esas no son cosas que se dicen porque si, son cosas que tienes que creer por ti mismo.
Soltando sus hombros, me levanto y tomo un poco de distancia, viendo a Rem, que aún sentada intenta contener su lamento.
—Tu eres quien crees que eres, si quieres seguir fracasando entonces sigue viviendo en tu pasado. —Entonces extiendo mi mano, en señal de un nuevo inicio, solo entonces añado—: pero si quieres avanzar, cumplir tus metas, pagar por tus pecados y seguir adelante buscando tu propia felicidad toma mi mano.
La habitación se llena de un silencio incómodo mientras Rem procesa mis palabras. No le he dado la respuesta que esperaba, no le he ofrecido un consuelo fácil y vacío. En cambio, le he recordado que la responsabilidad de su vida y felicidad recae en ella misma.
La verdad duele, pero ese dolor es el que te hace más fuerte. Hacerla vivir una mentira, hacerla vivir a costa de una obsesión.
Me parece algo irresponsable.
Rem entonces intenta levantar su mano, temblorosamente esta se mueve por el aire, en dirección hacia la mía. A punto de hacer contacto, ella se detiene usando su otro brazo.
—De verdad... ¿Yo lo merezco? —la mirada de Rem se clava en mi boca, esperando escuchar las palabras que confirman su valía y merecimiento.
A pesar de sus lágrimas y su deseo de dejar atrás su estado actual, Rem sigue aferrada a su pasado y a sus propias inseguridades.
"Si, lo mereces." Debo decir ahora, tal como decir que voy a estar con ella y demás. Ese es el camino que me lleva a su muerte.
Por eso, en su lugar le digo:
—Eso no lo decido yo. —Aun con mi mano levantada, hago una sonrisa sin dejar de verla a los ojos—. Eso lo decides tú. Si quieres merecerlo, si quieres seguir adelante, si quieres ser feliz. Esas no son cosas que yo pueda decidir por ti, el merecer no es algo que se otorgue externamente, sino que es algo que tu misma debes creer y buscar.
Sigo extendiendo mi mano hacia ella, ofreciéndole apoyo y compañía en su camino hacia la redención y la felicidad. Pero es ella quien debe dar el primer paso, quien debe tomar la decisión de merecerlo y luchar por su propia transformación.
Rem me mira con incredulidad, sorprendida por la respuesta que acabo de darle. El ambiente está cargado de emociones, y la lluvia que cae afuera parece reflejar la intensidad de nuestra conversación.
No hay una respuesta fácil ni una solución inmediata, pero es importante que Rem comprenda que su destino está en sus propias manos y que solo ella puede decidir si merece buscar la felicidad.
La decisión final recae en Rem, y ahora depende de ella si quiere seguir viviendo en el pasado o dar los pasos necesarios para cambiar y encontrar su propio valor y felicidad.
—Yo... ¿Lo merezco? —Rem intenta articular las palabras, pero su voz se quiebra en un susurro angustiado. Frustrada consigo misma, aprieta los puños y se golpea suavemente el rostro. El impacto, aunque leve, deja una marca roja en su mejilla—. Entiendo.
Un cambio se refleja en la mirada de Rem.
Sus ojos vidriosos parecen haber vislumbrado algo, mientras sus manos temblorosas y su semblante decaído luchan por encontrar una fuerza interior
—Aunque en este momento no lo crea, sé que anhelo la felicidad como cualquier otra persona.
Rem se levanta de su silla, erguida y firme, clavando su mirada en la mía.
—Pagar por mis pecados no implica ser miserable, ¿verdad? —pregunta con determinación, buscando confirmación en mis ojos.
—Puedes pagar por tus pecados y aun así encontrar la felicidad. Lo que mereces o no mereces se vuelve irrelevante cuando te enfocas en perseguir tu propia felicidad —respondo, transmitiendo serenidad y confianza.
—Pero ¿aún si nadie me aprecia.?
Rem intenta seguir hablando, pero la interrumpo.
—Te equivocas en algo. Hay personas que te quieren, o al menos te aprecian. No sé con cuántas personas has hablado, pero al menos Emilia tiene una buena opinión de ti. No sé qué piense Roswaal u otras personas en tu vida. Pero entre todos ellos, hay una persona que te ama incondicionalmente desde que está a tu lado, ¿verdad?
En ese preciso momento, Ram abre la puerta con una sincronización perfecta. Rem se queda boquiabierta al ver a su hermana, quien le sonríe con ternura.
—Tengo que estar de acuerdo contigo. No hay nada en el mundo que ame más que a mi querida hermanita.
—¡Pero yo! ¡Lo que te he hecho! —Rem se siente abrumada por la culpa y el remordimiento.
Ram salta hacia ella y la abraza con fuerza, como si hubiera esperado este momento durante mucho tiempo. Quién sabe cuánto ha anhelado ver a Rem liberarse finalmente por su propia voluntad.
—Lo sé, lo sé todo. —afirma Ram con convicción, dejando en claro que sus palabras están desprovistas de reproche.
Rem abre los ojos al escuchar las palabras de Ram. Esas palabras que ha escuchado una vez antes, palabras que no buscan reprocharle nada. Un destello de esperanza se enciende en sus ojos mientras se separa de su hermana por un instante.
—Hermana... Yo... lo siento tanto por todo lo que te he hecho pasar. No merezco tu amor y comprensión después de todo lo que he hecho.
Ram la mira con ternura y le acaricia el rostro, con una voz cálida, esta intenta hacer llegar su amor a Rem.
—Rem, hermanita, nadie es perfecto y todos cometemos errores. Pero eso no significa que no merezcas ser amada y perdonada. A pesar de todo, siempre te he amado y te seguiré amando. Estoy aquí para ti, pase lo que pase.
Las lágrimas vuelven a brotar en los ojos de Rem, pero esta vez son lágrimas de alivio y gratitud. Por primera vez en mucho tiempo, siente que hay esperanza y que no está sola en su lucha.
Las hermanas se abrazan nuevamente, dejando atrás el peso del pasado y abriendo paso a un nuevo comienzo.
Aunque el camino hacia la felicidad y la redención no será fácil, juntas enfrentarán los desafíos que les esperan y se apoyarán mutuamente en su búsqueda de una vida plena. En ese instante, se separa brevemente de su hermana.
Mientras Rem se acerca a mí, vuelvo a extender mi mano, mostrando mi compromiso hacia ella. Con determinación en sus ojos, Rem toma mi mano con firmeza.
—Habrá muchos obstáculos en el camino, momentos de tristeza y alegría. No puedo prometerte que estaré presente en todos, pero mientras esté aquí, te apoyaré, y espero que tú también me apoyes de la misma manera.
—Sí, por mí misma —responde Rem con convicción—. Porque merezco ser feliz, ¿verdad?
Una sonrisa ilumina su rostro mientras inclina ligeramente la cabeza, mostrando sus ojos llenos de determinación. A diferencia de mí, ella ha encontrado una firmeza en vivir en este mundo.
Sin embargo, siento una sensación de distanciamiento, una soledad que no puedo evitar. A pesar de ello, sonrío hacia Rem, tomo su mano con fuerza y concluyo con estas palabras:
—Siempre que desees ser feliz, lo serás incluso en medio de las mayores catástrofes.
Suelto su mano y les doy espacio a ambas para que hablen. Me quedo fuera de la habitación, pero entonces noto que una pequeña figura se acerca hacia mí.
