Una Batalla de Pretenciones.
Emilia me mira directamente a los ojos, mostrando determinación para abordar el tema. Yo, por mi parte, no quiero hablar de eso. No la he tratado mal, simplemente mantenemos una relación laboral.
—¿Podrías ser más amable con ella? —Emilia me mira con preocupación—. Sé que al principio fue dura contigo y cuando me lo contaste, me enfadé con ella. Pero después de ver su cambio y escuchar lo que pasó, no pude evitar alegrarme por ella.
Esta conversación ya la habíamos tenido antes, pero decidí compartir el motivo de mi actitud con Emilia, ya que ella me lo mencionó previamente. Por supuesto, no mencioné el intento de Rem de dejarme morir, pero sí compartí cómo fue esa semana para mí. Por eso, para Emilia es fácil decirlo.
—Se ha esforzado mucho por ti, pero últimamente la veo decaída, como antes. —Observo cómo las orejas de Emilia se bajan un poco—. No he tenido muchas oportunidades de hablar con ella debido a nuestras ocupaciones, pero he notado que ha pasado de ser radiante y llena de energía a mostrarse preocupada.
—El estrés puede ser una causa —añado tratando de encontrar una explicación.
Emilia niega con la cabeza y me mira directamente a los ojos.
—Una vez estaba en el primer piso, ya era bastante tarde por la noche, cuando escuché un ruido extraño proveniente del patio. —El tono de Emilia baja, mostrando tristeza—. Me acerqué sigilosamente y vi a Rem sollozando a través de una ventana.
Ugh, aunque no me sorprende tanto, me molesta ser la causa de su dolor. Después de todo, ella me ha salvado la vida en dos ocasiones, incluso cuando casi me mataron, fue ella quien intervino al final. Tal vez he sido demasiado duro con ella. Pero en mi interior, no puedo evitar sentirme así.
Mis emociones fluctúan y se vuelven más difíciles de controlar. No sé si es a causa del miasma o de alguna otra razón, pero hay ciertos sentimientos que se vuelven intensos. Quizás esa sea la razón por la cual el protagonista en la novela actúa de forma inexplicable en ocasiones, aferrándose a ideas y características de su personalidad.
—¿Estás segura de eso? —pregunto, buscando confirmación.
—Sí, sé que no te agrada, pero no me gusta verlos a ambos así. Después de todo, ¿no sería mejor hacer las paces? —me responde Emilia con sinceridad.
También he considerado esa posibilidad. Rem es alguien con quien podría llevarme bien, pero es esa sensación en mi corazón lo que me ha impedido hacerlo hasta ahora.
Emilia me ha revelado algo que desconocía. Sé que está fingiendo una sonrisa, soy experto en reconocer eso después de todo. Pero llegados a este punto, supongo que debo hacer algo por ella.
—Está bien —sonrío finalmente—, hablaré con ella y haremos las paces. A mí tampoco me gusta verla así.
Supongo que es mejor dejar de amargarme tanto. Además, tanto trabajo no me ha permitido pensar en las personas que me rodean. Ahora que Emilia me ha revelado esto, puedo aprovechar la oportunidad para hablar con Rem en profundidad. Le prometí a Rem que la ayudaría y la dejé en espera.
—¡Sí! —Emilia sonríe y comienza a caminar hacia el pueblo, levantando la mano en señal de despedida—. ¡Nos vemos por la tarde, no faltes!
Sin decir una palabra, me inclino en señal de despedida y continúo mi camino hacia la imponente mansión. A medida que la fase dos se pone en marcha, mis responsabilidades en el pueblo se reducirán, permitiéndome enfocarme en dos aspectos clave: la mejora de la máquina a vapor y las clases intensivas con Emilia antes de la llegada de Crusch, tal como está establecido en la novela.
Sin embargo, hay un problema importante que debo abordar: Puck. Necesito encontrar una manera de aprovechar su energía a nuestro favor sin causar daños al delicado equilibrio del ecosistema y al bienestar de los habitantes. En la serie, todo parecía idílico, pero sé que en realidad los cultivos se perdieron y la fauna sufrió debido al brusco cambio de temperatura. Miro al cielo y sonrío con cierta ironía, recordando que eso es solo una historia, mientras que aquí, en la cruda realidad, las consecuencias pueden ser devastadoras.
Si no logro fortalecer el pueblo y consolidar una fuerza sólida, me veré obligado a seguir los mismos pasos que se describen en la novela. Afortunadamente, tengo más recursos y estrategias a mi disposición en este momento, gracias a toda la preparación que he realizado. Confío en que el esfuerzo que he invertido hasta ahora dará frutos valiosos en el futuro. Por eso, estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario, incluso si eso significa que mi cuerpo se vea afectado.
Finalmente, llego a la majestuosa mansión y soy recibido por dos sirvientas y dos sirvientes, quienes son personas del pueblo que se postularon para trabajar aquí. Al principio, Roswall parecía escéptico acerca de esta idea, pero finalmente entendió que, al tener a los humanos en lugar de semihumanos, se requiere más personal para mantener en funcionamiento esta imponente residencia.
—Bienvenido de vuelta, señor Marco —expresan con reverencia mientras se inclinan ante mi presencia.
No puedo evitar sentirme incómodo con estas formalidades, considerándolas una trivialidad, pero lamentablemente, así es como funcionan las cosas y debo adaptarme, aunque me pese.
—Agradezco su amable recibimiento. Es un verdadero placer regresar a la mansión cuando cuento con trabajadores tan dedicados y serviciales como ustedes —respondo cortésmente.
Sin perder tiempo, inicio mi búsqueda en busca de Roswall, ya que aún tenemos pendiente discutir sobre los posibles compradores para la futura máquina a vapor. Aunque Roswall posee un vasto conocimiento en magia, en términos de física es similar a cualquier otra persona. En este momento, Beatrice probablemente sea la más experta en ese campo, por lo que considero necesario contar con su ayuda.
Una vez dentro de la oficina, Roswall me recibe con una sonrisa en su rostro, acompañado de Ram, quien se mantiene en silencio pero con una expresión atenta.
—Qué agradable sorpresa tener tu visita —exclama Roswall mientras deja una carpeta sobre su escritorio, listo para comenzar nuestra conversación.
Caminé hacia un sofá y me senté, observando el techo mientras organizaba mis ideas. Finalmente, decidí comenzar a hablar, consciente de la importancia de la fase dos de nuestro plan.
—La fase dos implica la comercialización de la máquina a vapor —anuncio, mientras mis palabras resuenan en la habitación.
Roswall, con su característica sonrisa en el rostro, responde con entusiasmo:
—Hay muchas persoooonas que se interesaaarían en ello, sin duda.
En ese momento, Ram se acerca a mí y me entrega unos documentos. Les echo un vistazo, revelando una lista de diferentes propietarios de minas, que son mi objetivo principal.
—Nuestro objetivo es monopolizar la industria por completo, por lo que necesitamos asegurarnos de tener suficientes recursos para la producción —explico con determinación.
En realidad, el trato principal de la máquina a vapor no sería por dinero, sino por una participación en su producción. Tomaríamos un porcentaje de acuerdo con los beneficios obtenidos, utilizando esos fondos para expandirnos gradualmente.
Los propietarios de las minas nos proporcionarían las materias primas necesarias, y nosotros les entregaríamos los productos manufacturados. Dada nuestra posición como los únicos fabricantes, estarían obligados a colaborar con nosotros.
Reflexioné brevemente sobre las similitudes de este modelo de negocio con el de un país que pregonaba la paz. Sin embargo, me centro en nuestros objetivos.
—Para consolidar nuestra posición, necesitamos obtener recursos de diferentes lugares. Actualmente, contamos con una abundancia de piedras lamicta en el bosque de Elior, un material de alto valor. Sin embargo, nos enfrentamos a la escasez de hierro y otros materiales que no producimos.
Consciente de la necesidad de formar un equipo de investigación, añado:
—En Lugunica, la familia Karsten es conocida por ser los principales exportadores de hierro —agregó Ram, brindando información valiosa.
Me percato de que tengo que profundizar mis conocimientos sobre Crusch, la dueña de la Casa Karsten y candidata al trono. Había tantos problemas que resolver.
—De ser así, sería pertinente establecer contacto con ellos, lograr un acuerdo para la producción a gran escala de las máquinas a vapor —decido en voz alta mientras me levanto de mi asiento—. Te encargo esa tarea, llevaré esta carpeta para leerla en detalle. En este momento, es crucial que te comuniques con los proveedores de los materiales que necesitamos, como el hierro, el carbón, los materiales para la producción de pólvora y, sobre todo, los materiales de construcción.
Roswall asinte, otorgándome permiso para marcharme. Salgo de la habitación y comienzo a caminar, pero soy detenido por un tirón en mi espalda.
—Marco, necesito hablar contigo —dice Ram en tono serio y con una mirada intensa.
Me volteo hacia ella, encontrando su mirada directamente. Le sugiero que busquemos un lugar más privado, así que ambos entramos en mi despacho, donde he estado trabajando.
—¿Qué quieres decirme? —le pregunto a Ram, sorprendido por su cambio de actitud repentino.
Ram se acerca a mí y me sujeta firmemente del traje, ejerciendo presión sobre mí. Retrocedo ligeramente, pero hago fuerza para mantenerme firme.
Ram me observa con enojo, y puedo sentir su ira palpable. Sé hacia dónde se dirige esto, aunque con Ram la situación se vuelve más complicada. Ella sabe cuáles eran las intenciones de Rem y, sin embargo, la defiende.
Bueno, son hermanas, y para Ram, yo no soy relevante en la ecuación.
—Te lo advertí, te dije que si volvía a ver a mi hermana así —dice Ram, afirmando su agarre—, no prestaría atención a las consecuencias.
Claro, ¿soy yo quien debe postrarse ante el maltrato que he sufrido? Nunca traté mal a nadie, nunca fui irrespetuoso, pero parece que todos esperan que mantenga una fachada de felicidad para hacer sonreír a los demás.
¡Qué estupidez!
Tomo sus brazos con fuerza, ejerciendo presión sobre ellos. No soy tan débil como antes, he entrenado y he adquirido un mayor entendimiento de la magia.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué me arrodille y te suplique que aceptes mi perdón por lo que casi me hace, que te diga que te perdono por esperar a que casi me mataran literalmente?
—Sabes que hubo circunstancias especiales —responde Ram sin importarle lo que suceda—. ¡Ahora que mi hermana está empezando a estar bien!
Aprieto con más fuerza sus muñecas, logrando que suelte su agarre. La gente cree que es fácil perdonar, que es tan simple como purificar el alma. Pero para mí no lo es, no puedo perdonar a nadie.
Cuando lo hice, lo lamenté con sangre.
—Sus circunstancias no justifican sus acciones. Yo no la obligué a ser mi secretaria, no la forcé a seguirme ni mucho menos a soportar mi actitud —le respondo, golpeando su pecho con mi dedo— ¡Fuiste tú! Te dije que no quería trabajar con ella, pero tú insististe.
Ram me mira con furia, apretando sus puños con fuerza, y parece estar al borde de hacer algo. Utilizo mi mana, canalizando la habilidad que Beatrice me enseñó, para transmitirle mi ira.
Ella no retrocede; Ram no es de los que se amilanan. Me mira con aún más furia.
—No somos enemigos, Ram. Es absurdo querer pelear.
Mentalmente, preparo mi hechizo de viento para contrarrestar sus hojas. No puedo crear barreras ni hacer cosas similares, así que mi única opción es esquivar. Mi magia está limitada por las leyes físicas, pero aun así poseo magias mucho más letales.
Ram es mucho más fuerte que yo, no tengo ninguna oportunidad de enfrentarla en una lucha a muerte. Afortunadamente, sé que ella no desea matarme, por lo que quizás tenga alguna oportunidad.
—Lo único que quiero es ver a mi hermana bien —dice, preparándose para atacar.
—Una relación basada en la hipocresía no es lo mío —respondo.
Ram se aproxima impulsada por el viento, lanzando un gancho en dirección a mi rostro, pero anticipándolo, piso el suelo y provoco que todas las hojas y objetos del lugar salgan volando violentamente en una ráfaga de viento.
Deteniendo su ataque, intento sujetarla de los brazos para inmovilizarla, pero a pesar de poner todo mi esfuerzo, la fuerza de Ram es mucho mayor que la mía y no logro derribarla.
Aprovechando que la tengo sujetada de los brazos, Ram lanza un rodillazo a mi estómago, haciéndome retroceder.
—No te creas tan importante, Marco. Solo porque las cosas estén yendo bien no te da el derecho de pisotear los sentimientos de mi hermana.
Claro, yo soy el villano en esta historia.
—¿Pisotear los sentimientos de tu hermana? —aprieto mis puños con fuerza— ¿Acaso escuchaste lo absurdo que acabas de decir?
Ram reacciona de inmediato y acerca su puño hacia mí, impulsándose con magia de viento y golpeándome en la cara.
El golpe me hace retroceder y siento como si hubiera sido golpeado por una bola de metal. Mi labio comienza a sangrar, pero me contengo. No puedo permitir que salga a la luz lo que hay en mi interior. Siento como si mi mandíbula estuviera a punto de desprenderse, todo debido a un simple golpe que causó tanto daño.
Debo mantenerme resistente.
—Eres un estúpido, Marco. Un sinvergüenza que cree estar haciendo lo correcto —dice Ram.
«Cálmate, Marco», me digo a mí mismo. Después de todo, ella no sabe nada de lo que va a suceder. Tengo muchas cosas que hacer y no debo perder el tiempo.
—Si, si eso es lo que quieres creer, está bien por ti. —Escupo sangre al suelo, intentando calmarme.
Ella simplemente desconoce el futuro. No es su culpa. Desconoce que es esa retorcida muestra de afecto de Rem lo que la llevará a sacrificarse en el futuro. Porque nadie puso un alto pensando que era una forma de amor.
«Cálmate».
—No haces más que causar problemas a todos desde que llegaste. —Ram me lanza una onda de viento que me envía chocando con la pared—. Eres un irresponsable.
«Cálmate, solo cálmate».
Ella no tiene la culpa.
Me levanto y miro a Ram a los ojos.
—Ahora tienes una expresión de cansancio. Eres un estúpido. Crees que asumir toda la carga será suficiente.
Ella no me ha lastimado de verdad. Si realmente lo deseara, ya me habría roto varios huesos o incluso asesinado. Después de todo, sigue siendo mitad ogro.
—Ram, hay cosas que no entiendes.
Ella tiene solo diecisiete años. No puedo obligarla a comprender. A esa edad, tener tanta fuerza, incluso sin su cuerno, es realmente asombroso. Sin duda, puedo entender por qué se le teme.
—¿Cómo te atreves a decirme que no me preocupe? Mi hermana ha llorado por eso. No puedo perdonarte por hacerlo.
Ram se acerca rápidamente hacia mí. Su velocidad es formidable y se nota que su entrenamiento ha dado sus frutos. Sin embargo, el cuerpo humano es frágil y hay zonas que no puedes defender.
En el instante en que ella lanza su puño, pongo mi brazo para atrapar el golpe. Un dolor indescriptible recorre mi cuerpo, pero no me detengo ahí. Con un golpe en su plexo solar, le saco el aire y Ram retrocede, ya que es algo que no importa cuán fuerte seas, te afecta.
—Escucha, entiendo que me he equivocado. Tratar así a una niña, sé que está mal.
Aprovecho la distracción para tumbarla al suelo. Probablemente, lo permite ella misma. Si quisiera, podría convertirme en una masa de carne. Ram no opone resistencia, simplemente se queda quieta. Por un instante, mis palabras parecen haberle llegado.
Ram entonces grita:
—¡Entonces, ¿por qué le dijiste eso?!
El grito de Ram resuena en mi conciencia. Después de todo, lo que está sucediendo es exclusivamente culpa mía.
—Te crees tan maduro, pero haces cosas tan estúpidas.
Ram comienza a usar su mana. Ella lanza un golpe de viento que me manda volando contra una pared. Al chocar, protejo mi cabeza con mi otro brazo, reduciendo el efecto del golpe.
—Crees que por ser mayor tienes que soportar toda la carga. Eres un arrogante, Marco. No sabes cuánto se preocupa la señorita Emilia cada vez que te ve.
—Ya lo sé, aun así, hay cosas que se deben hacer. —Suelto mi agarre y me levanto—. Esto no ha hecho más que empezar.
Limpio mi labio, que ya ha cerrado su herida. Intento hacer fuerza en mi brazo izquierdo, pero un dolor punzante lo recorre. Contengo las ganas de gritar, las ganas de caer arrodillado por el dolor.
—Tu hermana debe entender, incluso si es una niña, incluso si ha sufrido mucho. —Me acerco hacia Ram y extiendo mi mano para ayudarla a levantarse, pero ella la golpea.
—Mi hermana merece ser feliz —dice Ram, quien por primera vez parece mostrar un tono de lamento.
"Felicidad", dice. Esa felicidad la lleva a caer en coma en el futuro. La lleva a sacrificar su vida estúpidamente en innumerables bucles. Su idea retorcida de lo que es el amor la lleva a cometer esos actos. La lleva a tratarse a sí misma como una esclava y a descuidar su propio bienestar.
Así es el amor, dirían muchas personas. Es estúpido que una idea de amor te lleve a desestimar tu propio amor propio. Es repugnante.
Una cosa es amar y otra cosa es obsesionarse. El amor no es una forma de obsesión. Amar implica deseo, sí. Cuando controlas ese deseo, cuando no te excedes, cuando amas de verdad, quieres estar con esa persona, quieres sentirte bien a su lado, pero también entiendes que es por tu bienestar. Comprendes que aunque esa persona se vaya, tu vida continúa.
Yo he amado, y por eso sé lo que implica amar. También sé lo que es una obsesión.
—Sí, entiendo eso, por eso pondré fin a esto —digo a Ram, quien parece no comprender mis palabras.
Voy a hablar con ella, haré que me cuente todo y pondré fin a esto de una vez por todas. Es lo que debí hacer desde el principio.
—Tu hermana debe entender. Ella está superponiendo su visión sobre mí, pensando que su bienestar depende de cómo la trate.
Lo sé, lo sé porque lo he visto. No es simplemente que ella se sienta bien conmigo. Sé que Rem, aunque lo niegue, no ha hecho nada por sí misma.
—¿¡Sabes siquiera por qué!? —dice Ram, mirándome con furia.
—Sí, lo sé. —Aprieto mi puño—. Eso es algo que no debería suceder.
Ram me mira, su mirada parece haber comprendido lo que quiero decir.
—Sería más irresponsable darle algo que nunca va a obtener. Por eso, tengo que hacerle entender.
Ram mira hacia el suelo, que está totalmente desordenado de papeles. Su vista recorre el caos que hemos causado. Ram es inteligente, así que entiende lo que quiero decirle. Ella sabe que es por el bien de su hermana, aunque eso la haga sufrir.
Ram intenta acercarse a mí, pero luego sale de la habitación sin decir nada.
Ambas tuvieron que esforzarse por mantener un estado mental fuerte. Incluso Ram, que siempre aparenta ser tan firme, pierde el control cuando se trata de su hermana.
