Algunas aclaraciones sobre como funciona el omegaverse en esta historia:
Feromonas:
-Los omegas pueden oler las feromonas únicamente de los alfas y los alfas pueden oler las feromonas de los omegas y percibir las de los otros alfas.
Enlace:
-El enlace es para toda la vida, este se puede dar de dos maneras: por mordida en la nuca durante el sexo (pudiendo ser sin consentimiento) o por fuertes sentimientos recíprocos, el enlace se manifiesta como una mancha rojiza en la nuca del omega sin importar el método.
-Los alfas y omegas enlazados no pueden ser provocados por las feromonas de nadie más que de su pareja, ni pueden provocar a los demás. No pueden tener sexo con otras personas ni pueden mantenerse a una larga distancia por mucho tiempo, ya que de lo contrario sufrirían ansiedad de separación llevándolos en el peor de los casos a la muerte.
Embarazo:
-Los hombres beta pueden embarazar a hombres omega (aunque la posibilidad es baja), y no pueden embarazar alfas.
-Los alfas pueden embarazar a omegas y alfas.
-Los omegas pueden embarazar a hombres omega.
-El embarazo dura en total seis meses.
Supresores:
-Se toman diario para regular las feromonas y el celo de los omegas, eso no quiere decir que no emitan feromonas o no tengan su celo, sino que minimiza estas dos situaciones para que la vida del omega sea más llevadera.
-Hay supresores especiales para no emitir prácticamente nada de feromonas y para casi no percibirlas, sólo que no deben de ser tomadas en exceso ya que podrían causar infertilidad.
Celo:
-Los omegas entran en celo una vez cada tres meses, y dura de uno días, pueden entrar en celo si un alfa lo provoca y este celo duraría el tiempo que el alfa lo provoque.
-No hago mención del rut de los alfas porque es irrelevante en la historia.
Tampoco hago mención de las mujeres ya que también son irrelevantes en la historia, creo que toqué todos los puntos necesarios, si no puse algo seguramente es porque no es importante y si sí lo fuera lo estaré aclarando conforme avance la historia, eso sería todo.
Capítulo 1 - En un mundo de alfasREVISADO Y SUBIDO
En el mundo hay un porcentaje más alto de alfas y betas que de omegas, la mayoría de personas que poseen la capacidad de embarazarse y dar a luz son mujeres, y en ocasiones un poco menos comunes son hombres.
Isagi Yoichi formaba parte de ese pequeño porcentaje, lo cual era un poco desfavorable y no sólo por el hecho de correr el riesgo de embarazarse sino porque ser un omega conllevaba muchas más cuestiones negativas.
Empezando por el hecho de tener una estatura más baja con respecto a la mayoría de personas de su entorno, siendo éstos usualmente delgados y careciendo de fuerza, además de necesitar tomar supresores para regular su ciclo de celo el cual era toda una incomodidad, ya que era como estar con fiebre pero a su vez teniendo un insaciable deseo sexual.
O bueno, eso es él había escuchado, ya que nunca había tenido que pasar por eso gracias a los supresores que tomaba, los cuales anulaban por completo los síntomas y la emisión y recepción de feromonas. El insumo de dichos supresores especiales se debía al entorno en que Isagi se desenvolvía el cual estaba repleto de alfas.
Él sabía bien que no podía abusar de dichos medicamentos, ya que tomarlos de manera prolongada podía llegar a afectar su salud e incluso dejarlo infértil, pero mientras éste no tuviera una pareja estable que pudiese ayudarle a controlar sus feromonas, dejar la medicación era totalmente impensable.
Sobre todo porque en este momento él se encontraba fingiendo ser un beta, debido a que estaba participando de un proyecto llamado Blue Lock, el cual tiene la finalidad de crear al mejor delantero de Japón, y como era de esperarse, la mayoría de los chicos que se encuentran encerrados allí son alfas.
Ya que los alfas son quienes en la mayoría de los casos ocupan puestos de deportistas profesionales, sobre todo en el fútbol ya que se solía discriminar mucho a los omegas en este deporte. Y solían ser alfas ya que éstos poseen cuerpos más fuertes, resistentes y grandes, y los omegas por el contrario, eran quienes contaban con menos oportunidades deportivas y laborales.
Pero a él nada de esas cosas le fastidiarían su plan, ya sea el ciclo de calor, la desventaja física o la debilidad ante feromonas alfa, ya que su sueño de convertirse en el número uno de Japón era lo único que importaba, así que no quería que lo vieran como menos por haber nacido como el "género débil".
Apenas habían transcurrido los primeros días desde que Blue Lock había iniciado, para su suerte su equipo, el equipo Z estaba conformado por un omega, siete betas y tan sólo dos alfas. El primer partido había concluido ya, por lo que Isagi se encontraba en el comedor cenando lo mismo que todos los días, natto.
-Hola Isagi, ¿puedo sentarme contigo?- dijo una varonil voz, mientras tomaba asiento al lado de su compañero de equipo, era Kunigami Rensuke, un alfa -¿Estás comiendo natto otra vez?- preguntó curioso.
La conversación fluyó con normalidad, a lo que el más alto le agradeció por el pase que lo había hecho marcar un gol durante el partido anterior, gracias a dicho gol consiguió puntos suficientes para canjearlos por un filete de carne, por lo que procedió a pedir uno y compartirlo con el falso beta.
A Isagi le llenaba el corazón saber que existían alfas tan amables como él, de enlazarse con una pareja le gustaría alguien que se le asemejara un poco, al menos en la personalidad, ya que Kunigami era muy atento, servicial, justiciero y además de eso olía bien, a pesar de no poder percibir por completo las feromonas ajenas podía olerlas sutilmente. También admiraba que su compañero no las utilizara con la finalidad de someter a nadie, ni tan siquiera durante los partidos para provocar a los rivales.
Además de que él también era atractivo físicamente, tenía un cuerpo grande y fornido, llegando a medir casi un metro con noventa centímetros. "Tal vez cuando ya no tenga la necesidad de fingir ser un beta podríamos comprobar si somos compatibles" pensó, podría resultar en que llegasen a tener mucha química y podría resultar siendo el amor de su vida, quien sabe.
El omega soñaba con encontrar una pareja destinada o alguien con quien enlazarse, que lo tratara bonito, alguien con quien compartir toda su vida. "¿En qué tontería estoy pensando?, si pienso estas estupideces estando bajo supresores ¿qué podría pensar si los dejara o cambiara la dosis y tuviera mi celo"- pensó avergonzado.
-Deberíamos ir a dormir, ¿pasa algo? tienes la cara roja- preguntó amablemente. -¡Nada!, no pasa nada, yo iré al baño antes de dormir, adelántate por favor- dijo poniéndose en pie y huyendo rápidamente en dirección contraria.
El segundo partido había acabado, era ya de noche y todos se encontraban durmiendo ya que estaban exhaustos, pero el peliazul no podía parar de pensar en el placer que le había provocado destruir a Niko, por lo que dormir se estaba haciendo una tarea imposible.
Se levantó de su futon y se dirigió hacia la sala de monitoreo, con la intención de ver la grabación del partido, y entonces, al entrar en la sala estaba su compañero pelirrojo, Chigiri, con quien no había tenido la oportunidad de charlar mucho. Éste se encontraba sentado sobre un cojín en el suelo observando el partido.
-¿Quién está ahí?... ahh Isagi eres tú- dijo como si se hubiese quitado un peso de encima. -Hola, ¿tú tampoco puedes dormir?- preguntó tomando asiento a su lado -te noté un poco preocupado cuando entré a la habitación, ¿pasa algo?-.
Los grandes ojos del contrario se abrieron, después de hacer una pequeña pausa silenciosa contestó -No lo entenderías, tú eres un beta...- la tonalidad de la respuesta fue un tanto fúnebre. "Así que era por eso que Chigiri se mantenía apartado de los demás" pensó.
-Un omega corre muchos riesgos, y sobre todo en un lugar como este en donde estamos encerrados con muchos alfas... si te soy sincero me dan un poco de miedo y asco, nunca sabrás si uno se te acerca con intenciones sinceras o si solamente te quiere utilizar, de ser posible preferiría estar con un beta- explicó mientras cepillaba su cabello con sus dedos.
-Quiero creer que los alfas de nuestro equipo son buenas personas, pero está en su naturaleza atacar, así que de todas formas tengo que estar alerta-. El contrario entendía por completo su preocupación, ya que él pasaba por lo mismo, sobre todo cuando topaba con alfas tan agresivos como Barou no podía evitar pensar: "¿mis supresores estarán funcionando correctamente?, ¿qué pasa si me fallan y provoco a un alfa?".
-Ya veo, debe ser difícil- dijo empatizando con el sentir de su compañero. A Isagi le hubiera encantado poder contarle la verdad y así apoyarse mutuamente, pero apenas tenían poco de conocerse y no podía arriesgarse, él definitivamente no quería ser menospreciado por ser un omega.
-No tienes idea, es un infierno estar en celo y aunque tome mis supresores estos no lo disminuyen mucho, y lo peor es que no falta mucho para mi próximo ciclo. Se supone que los omegas debemos darle aviso a Ego para que nos encierre en una habitación hasta que el celo haya acabado, por lo que se supone que estaremos siempre protegidos, además de que si en los equipos se considera que hay alguna clase de peligro, el omega tendrá su propia habitación privada o compartida con betas-. respondió mientras continuaba manipulando sus largos cabellos.
"Ya veo, así que si hay medidas para proteger a los omegas, ¿debería entonces hacérselo saber a Ego?... no, no quiero mostrar debilidad, total a mí el ciclo de celo no me llega por mis supresores" pensó. -Entonces creo que estarás siempre seguro, espero que puedas acercarte más al resto del equipo, son buenos chicos- respondió sonriendo.
La segunda selección estaba por dar inicio, Ego procedió a dar las indicaciones para esta nueva etapa, y entonces salió el primer jugador dispuesto a avanzar hacia la siguiente fase, este chico tomó un balón, y procedió a realizar el tiro más hermoso que Isagi hubiese visto en su vida y antes de poder comprender lo que acababa de ver, este mismo chico realizó un segundo tiro.
Ambos balones chocaron en el aire, demostrando así su increíble control y supremacía. Su cabello era negro con tonalidades verdes con un largo flequillo que cubría su atractivo rostro, tenía unas largas pestañas tupidas decorando el borde de sus ojos turquesa, y su cuerpo era delgado pero tonificado.
Estas características sumadas a su alta estatura y el ligero olor de sus feromonas, dejaban en claro que era un alfa y de los más superiores. El aroma que Isagi percibía no era ni similar a ninguno que hubiera conocido antes, era delicioso, mientras más lo olfateaba más podía fuerte llegaba hasta sus fosas nasales, causándole un ligero mareo.
Si él no estuviese tomando supresores, definitivamente hubiera entrado en celo. -He terminado de calentar, abran la puerta- dijo soberbiamente. Este chico no era como Kunigami, a él no le importaba fastidiar a los demás con sus feromonas, era arrogante y se veía como alguien difícil de tratar. Procedió a entrar por las puertas y éstas se cerraron, entonces en la pantalla superior apareció su nombre, Itoshi Rin.
