¡Aquí me presento con un nuevo capítulo!

De seguro se verán cosas interesantes a partir de ahora, ya que en este momento comienzan ciertas ideas muy divertidas. Probablemente se vengan ciertas intervenciones y nuevos personajes en el futuro.

Como no hay reviews, vamos a pasar directamente al capítulo.

¡Disfruta!

La oscuridad comenzó a disiparse cuando Aether abrió lentamente los ojos. Lo primero que notó fue el característico color café de la madera en el techo. El viajero no tardó mucho tiempo en confundirse un poco ante esto cuando se sentó en la cama. Esa confusión se disipó cuando observó a un costado y vio como cierta Diosa dormía plácidamente a su lado.

"Me quedé dormido." Comentó Aether cuando dejó caer su cabeza sobre la almohada una vez más. "Yae me pidió ayer que la ayudara con la nueva editorial." El viajero recordó su primera labor en este día cuando lucía una mirada agotada.

No era por el cansancio. Simplemente le daba mucha flojera tener que actuar como una especie de líder o/y héroe para esta gente, ya que, como se había mencionado anteriormente, él prefería ser un simple benefactor desde las sombras.

Esas preocupaciones quedaron en un segundo plano cuando enfocó su mirada en Ei una vez más, y le fue imposible ocultar esa pequeña sonrisa.

"Es muy linda cuando duerme." Pensó Aether involuntariamente al ver como Ei tenía su rostro recostado hacia un lado mientras su hermoso cabello desordenado se esparcía sobre toda la almohada y las frazadas, pero el punto que más atractivo le daba era esa expresión de completa relajación mientras que sus labios posaban entreabiertos.

Al verse atrapado a si mismo admirando a la Diosa, Aether negó con la cabeza para luego colocar una mano sobre la mejilla de la mujer con la intensión de despertarla.

"Ei, Ei despierta." Aether le susurró en un tono dulce mientras movía su rostro con delicadeza para no despertarla con brusquedad.

"Ruumgu…" Los balbuceos de Ei fueron inentendibles mientras sus cejas se fruncían un poco.

"Vamos, despierta." Aether encontró todo esto muy divertido de repente al ver una faceta algo graciosa de la Diosa que antes no conocía.

"Aether…" El balbuceo de Ei fue más entendible cuando su ceño fruncido cambió a una leve sonrisa.

"¿Sabes quien soy? Entonces será mejor que te levantes o no habrá desayuno." Aether pensó que molestarla un poco haría que se despertara de inmediato, pero grande fue su sorpresa cuando sucedió otra cosa.

De hecho, la sorpresa fue más que gigantesca.

La mano vendada de Ei se contrajo por un corto segundo, para que luego comenzara a moverse ante la mirada conmocionada del viajero.

"¡Ei!" Una vez que Aether pudo reaccionar, la felicidad se disparó en su rostro y las intenciones de despertarla se volvieron más bruscas. "¡Despierta, esto es increíble!" Exclamó con gran emoción, ya sin notar como la mano de la Diosa continuaba acercándose a él.

"¡Tu mano, puedes mover…!" Su arrebato se silenció de inmediato al sentir como la mano de Ei se colocó sobre su mejilla y lo acarició con cariño.

"Aether…" Ella volvió a llamarlo entre sus sueños cuando movió su otra mano para abrazarlo sobre la espalda, y así acercándolo mucho más a ella.

Al sentir su calor, la sonrisa de Ei aumentó un poco más. El caso de Aether fue exactamente igual, quien no pudo evitar sonreírle con cierto amor al sentir como la Diosa le acariciaba la mejilla inconscientemente.

Aether colocó una mano sobre la de Ei y la observó en silencio. Sus intentos de despertarla habían cesado por el momento.

En ese momento, una idea se le cruzó por la cabeza.

"Quizás debería dejarla dormir unos minutos más."

_ CAPÍTULO 7: NO AMISTAD _

"Es bueno ver que está mejorando, gran Shogun-sama." Comentó Sara cuando agachó su cabeza en señal de respeto.

"Gracias por acompañarme hasta la salida, sé que ambas aún están muy ocupadas." La Arconte asintió con su cabeza de forma amable ante la presencia de Yae y Sara, quienes la estaban escoltando en la salida principal de la mansión.

Había una vista bastante novedosa sobre ella, ya que ahora no iba cargada en los brazos de Aether. Ahora eso había sido reemplazado por una silla de ruedas que contaba con la ayuda de su nuevo amigo inseparable.

"No es como si compartir un par de minutos contigo sea sinónimo a hundirnos bajo toneladas de papeleo. Además, realmente quería ver esta nueva mejora en tu salud." Respondió Yae, y en esta ocasión no había rastro de sus típicas burlas en sus palabras.

Ella realmente estaba contenta de poder ver a su amiga mucho mejor.

"Kokomi dijo que con el gran avance demostrado podría restaurar el control completo de su cuerpo en unas cuatro semanas como máximo." Agregó Aether, recordando como Kokomi estaba muy impresionada ante lo acontecido.

"Cuatro semanas para todo lo que has enfrentado no parece mucho tiempo, ¿no es así?" Preguntó Yae cuando se cubrió la boca con su mano para tapar esa pequeña sonrisa en sus labios.

"Por supuesto. Esto está lejos de afectar a la Gran y Todapoderosa Narukami-sama." Sara asintió con su cabeza, demostrando su absoluta devoción y confianza en su Arconte y maestra, como era habitual en ella.

"Gracias por preocuparse." Ei les respondió con una sonrisa antes de enfocar su mirada en Aether. "¿Nos vamos?" Aether le respondió con un leve asentimiento cuando se dieron la media vuelta.

Yae y Sara observaron en silencio como la pareja se marchaba del sitio, hasta que la gran puerta doble se cerró.

"Ahora mismo tenemos mucho menos trabajo que el inicio. ¿Crees que es adecuado dejarla sola con él?" Preguntó Sara con el ceño fruncido. "No es que no confié en él. Solo…"

"Te preocupa la gente, lo entiendo." Respondió Yae cuando la miró de reojo. "Pero debes tener en cuenta una cosa…" la Yokai enfocó su mirada a la salida principal vacía una vez más.

"No hay nadie que pueda mantenerla más segura que él, y viceversa."

"¿Viceversa?"

Aether y Ei observaron el panorama por unos cortos segundos. Había unas largas escaleras que conducían hacia abajo en donde se encontraban los civiles, pero la extrema cercanía de la mansión hizo que muchos transeúntes comenzaran a detenerse para observar a las nuevas caras. Incluso algunos los señalaban con una expresión cubierta de asombro.

En cuestión de segundos los murmullos y la multitud no tardó en rodear la peculiar bajada de la mansión, y eso solo puso más nervioso a Aether.

"¿No estás acostumbrado a esto?" Ei hizo que se distrajera un poco cuando colocó su mano vendada sobre la suya.

"El reconocimiento es normal, solo que nunca me vieron como algo cercano a un Dios. Esto es nuevo y muy, muy raro." Comentó Aether con mucha vergüenza.

"Descuida, recuerda que estoy contigo." Comentó Ei con una sonrisa cuando apretó un poco su mano para reconfortarlo, algo que sin duda lo tranquilizó un poco.

"De alguna forma siento que nuestros papeles están invertidos en estos momentos. Tú deberías estar nerviosa, no yo." Declaró Aether con una sonrisa un tanto apenada.

"Ya estoy acostumbrada a este tipo de miradas, tanto malas como buenas, y en gran parte se lo debo a Sara y a muchos otros humanos que conocí en el pasado. No sé que clase de reacción tendrían respecto a mi en estos momentos, pero ya hay muy pocas cosas que puedan sorprenderme en esta vida." Concluyó la Diosa, recibiendo un torpe asentimiento por parte de Aether.

"Si tu lo dices…" Aether comenzó a bajar las escaleras, algo que no fue precisamente cómodo por la condición de Ei.

Una vez que llegaron a los escalones inferiores, la respuesta de los civiles no se hizo esperar cuando comenzaron a aplaudirlos. Esa demostración de respeto, aprobación y admiración iban dirigidos a ambos por igual, algo que dejaban ver muy claro ya que los más cercanos le daban la mano o compartían un saludo amistoso con ellos.

Aether no pudo evitar responder a todo esto con una gran torpeza, mientras que Ei demostró su gran profesionalismo de figura venerada ya que no se mostró incomoda en ningún gesto hacia su persona.

La fila fue realmente larga, mucho más larga de lo que Aether hubiera deseado, pero al final pudieron abrirse paso entre la multitud. Eso no significaba que había terminado, ya que una gran cantidad de preguntas los abrumaron, aunque Ei pudo responder a casi todas de inmediato.

Aether ya se había olvidado de todas las veces que le habían agradecido. Para su suerte el tumulto y la conmoción del momento fue solo eso, un momento. Un momento largo, pero al fin y al cabo ya había terminado.

Ahora las personas los miraban y murmuraban entre sí, dándoles el suficiente espacio mientras ellos curioseaban en diferentes tiendas y la infraestructura del lugar. Era normal notar a Aether interesado en la infraestructura de Inazuma ya que no había conocido mucho la ciudad por obvios motivos, pero era realmente impresionante observar que Ei parecía igual o incluso más ilusionada que él, aunque su siempre faceta relajada lo ocultaba a la perfección. Aunque ese momento de entretenimiento y curiosidad dio un giro interesante cuando se detuvieron enfrente de un negocio a medio construir. Allí se encontraba un hombre que lucía algo desesperado mientras hablaba con el siempre tranquilo Kaeya quien lo escuchaba con los brazos cruzados.

"¡Por favor, solo necesito un poco más de moras!" El hombre le rogó casi de rodillas, y Kaeya tan solo cerró sus ojos.

"Lo siento, pero no estoy a cargo de estas cosas. Aún así, puedo enviar el mensaje para las encargadas y ellas verán que hacer." Comentó Kaeya mientras observaba estoico al hombre que parecía estar a punto de llorar.

"¿Por qué necesitas más moras?" Ei se metió en la conversación cuando llegó junto a Aether.

"Es muy grato verla en persona, Shogun-sama." Kaeya inclinó su cuerpo de forma glamurosa como muestra de respeto, mientras que el otro hombre prácticamente se puso de rodillas para saludarla. "En cuanto a esta pequeña situación, será mejor que se la explique mi amigo." Concluyó, enfocando su mirada en el vendedor.

"¡Es-es un honor poder conocerla! ¡Y-y a usted también!" Exclamó el hombre cuando junto sus manos como si estuviera rezando, haciendo que Aether pusiera los ojos en blanco mientras que Ei respondió con un simple asentimiento. "¡Mi nombre es Tomoki, soy un vendedor ambulante de Inazuma que había venido a la ciudad para asentarme con una tienda…!"

"Relájate. Respira con tranquilidad, te escucharemos mejor así." Comentó Aether con una gota de sudor nerviosa ya que Tomoki estaba hablando tan rápido como Eminem.

"¡Tienes razón! Tienes razón, lo siento. Es que sus presencias y mi condición financiera…" El vendedor tomó mucho aire y dio un gran suspiro para relajarse. "Intentaré ir directo al grano." Tomoki se puso de pie. "Verán, como ya saben, la rehabilitación del mercado a abierto nuevamente las puertas al comercio con moras. El problema radica en que, al ser un vendedor ambulante y no un residente común, no se me ha asignado ni una mora para sostener mi negocio. Entiendo sus políticas y las respeto, pero…"

"No puedes trabajar si tu tienda aún no está construida." Ei cerró la idea al ver la estructura a media construir. "¿Qué tipo de mercancía vendes?"

"Aún lo estoy evaluando, pero pensé que lo mejor sería comenzar con algo que ningún gran negocio tiene." Tomoki se metió en la tienda para rebuscar algunas cosas hasta que sacó unas pequeñas botellas de plástico negras con círculos blancos que tenían una tela blanca bajo un listón celeste. "Esto es leche de dango. Es un postre que se elabora añadiendo una cantidad exacta de dango glutinoso a la leche."

"Eso suena interesante." Las habilidades culinarias de Aether se despertaron tras escuchar tan rara invención.

"Pienso lo mismo. Es de lo más interesante." Ei respondió de la misma manera, aunque sus intenciones se desviaban más ante la posibilidad de probar tan extraño postre.

"¿Quieren probarlo?" Preguntó Tomoki con una sonrisa.

"¿Trajiste moras?" Ei observó a Aether, quien asintió.

"¿Eh? ¡Pero no necesitan pagar!" Exclamó el vendedor, sus nervios se notaban a simple vista.

"Nada es gratis en esta vida, muchacho. Aprovecha las oportunidades que te brindan." Comentó Kaeya cuando apoyó una mano sobre el hombro de Tomoki. "Que sean tres." Concluyó, recibiendo un torpe asentimiento por parte de Tomoki.

El hombre rebuscó en su tienda a medio terminar para sacar otros dos nuevos frascos.

"Son 4500 moras en total." Comentó el hombre con cierto nerviosismo cuando les entregó el postre.

Ese nerviosismo pasó a un segundo plano ya que la sorpresa lo invadió al ver como Aether levantaba su mano y una gran cantidad de moras se invocaban justo encima de ella. Tomoki aceptó el dinero sin problemas y los tres probaron la bebida al mismo tiempo.

Aether y Kaeya fueron los primeros en dejar el embace a un lado, quienes se observaron sin expresión, algo que puso muy nervioso al hombre.

Para su suerte, alguien salió a su salvación.

"¡Está rico!" Exclamó Ei con una dulce sonrisa en su rostro. "Me aseguraré de hablar con Yae, pero no te daremos moras. Lo que haremos será habilitarte un pequeño puesto para que puedas vender tus productos así logras terminar de construir tu tienda." Declaró Ei con su típico tono neutro, pero pacifico, recibiendo un asentimiento muy alegre por parte del hombre.

"¡Eso suena perfecto! ¡Muchas gracias, Todapoderosa Narukami-sama!" Gritó Tomoki con una profunda reverencia, haciendo que la gente de alrededor observara al hombre con detenimiento.

"Kaeya, si encuentras más situaciones parecidas de ahora en adelante quiero que apoyes a estas personas de la misma manera. No importa cuantos sean, tenemos mucho espacio libre entre estas islas, y estoy seguro que Yae y Sara no tendrán problemas con esto. Si encuentras otros tipos de problemas, ven a hablar conmigo para que lo solucionemos." Declaró Ei, recibiendo una reverencia como respuesta.

"No se preocupe, Shogun-sama. Me haré cargo de todo." Concluyó, recibiendo un leve asentimiento por parte de Ei.

"Entonces ya nos marchamos. Aún debemos hacer una cosa." Comentó Aether.

"Que disfruten su estadía." Kaeya se despidió con un saludo normal, mientras que Tomoki se puso de rodillas para despedirlos, algo que volvió a poner nervioso a Aether.

"¿Acaso Yae te encomendó algo?" Una vez que estuvieron alejados de la multitud, Ei le preguntó con suma curiosidad.

"Hoy mismo volvió a instalar su famosa editorial. Quiere saber si todo está en orden."

"¿Hablas de la editorial de libros? Nunca he entendido su fascinación por las novelas…"

"Deberías leer alguna ahora que vas a tener mucho tiempo libre por tu condición."

"Supongo que no pierdo nada en intentarlo."

"Por cierto, no sabía que podías arreglar problemas sociales con tanta habilidad. Me impresionaste."

"Eso solo fue un pequeño problema. Si algo como eso te impresionó, entonces mi hermana te hubiera dejado con la boca abierta."

Su charla amena se cortó de raíz de un segundo al otro. Aether no necesitaba ser un genio para saber el motivo, solo con ver el rostro algo decaído de Ei era más que evidente.

"Mi hermana siempre fue muy buena y confiable para los humanos, principalmente porque nadie era capaz de entenderlos tan bien como ella." Comentó Ei con gran nostalgia al recordar los viejos tiempos.

"Hum, creo que te estás menospreciando. Estoy seguro que puedes convertirte en alguien muy confiable si te lo propones." Comentó Aether en un intento de distraer las memorias alborotadas de la Arconte.

"Si yo fuera tú, no apostaría a eso." Aparentemente dicho intento funcionó, ya que Ei se veía más alegre.

"Si yo fuera yo, entonces apostaría mis brazos." Aether se inclinó de hombros, ganándose una leve risita por parte de la Diosa.

"Eres muy bueno para hacerme reír, eso te lo concedo." Comentó Ei, quien no pudo negar lo reconfortante y divertido que era charlar con el viajero.

"Supongo que debería tomar esas palabras como un gran cumplido. Quiero decir, no debe ser fácil hacer reír a una persona tan fría y antipática que hace unas semanas quería matarme."

"¡Oye!"

"Por lo visto, también soy bueno para molestarte."

_SALTO DE LINEA_

Relajatetera

Unos minutos más tarde…

"¿Cómo te encuentras, Shigeru?" Ei preguntó una vez que llegaron al establecimiento, y el recepcionista no pudo evitar sorprenderse un poco al notar que la mismísima Arconte había ido a verlo.

"¡Es un gran placer poder verla de nuevo, Shogun-sama! La señorita Yae me había dicho que estabas en rehabilitación y otros detalles. Me alegra mucho ver que te encuentras mejor, y estoy seguro que esas palabras son compartidas entre todos los habitantes de su reino." Concluyó con una mano sobre su pecho para indicar que lo decía de corazón.

"Muchas gracias, yo también me alegro de verte." Comentó Ei con su clásica expresión pacífica. "Yae dijo que quizás necesitabas ayuda en algunas cosas, así que envió al viajero y yo decidí acompañarlo." La Diosa reanudó la conversación importante, recibiendo una mirada un tanto conflictiva por parte del hombre.

"Las cosas no han ido mal, pero es mucho trabajo para un solo hombre, ya sabes…" Shigeru dejó que las palabras se hundan, y ninguno de los dos necesitó ser muy inteligente para entender a que se refería. "Pero, omitiendo eso, todo lo demás ha ido bien." Agregó el hombre, volviendo a su sonrisa. "Es cierto que aún faltan una gran cantidad de libros y variedad porque mucho material fue destruido, pero no es algo de lo que deberíamos preocuparnos por ahora ya que la gente esta más centrada en asentarse en su hogar."

"De acuerdo, entonces haremos que Yae lleve un pequeño grupo a las demás regiones para que puedan reclamar algunas copias." Comentó Aether.

"Esa es una buena idea." Shigeru asintió. "Creo que sería lo único que tengo para pedirles."

"Muy bien." Aether sacó una pequeña libreta para anotar el pedido. "Entonces ya nos marchamos."

"¡Espera!"

Aether ni siquiera tuvo tiempo para girar a Ei, ya que Shigeru casi salta de su puesto para tomarle un hombro.

"¿Qué sucede?" Preguntó Aether con una ceja alzada.

"¿Puedo hablar contigo en privado?" La pregunta hizo que Ei y Aether se miraran entre sí.

Una vez que estuvo dentro del local, el viajero pudo notar que las estanterías estaban algo desordenadas. Solo con ver las pilas de libros que estaban desparramadas en diferentes direcciones ya te daba una pista de la razón del desorden.

"¿Quieres ayuda para recolocar las novelas? No era necesario que me arrastraras en secreto para pedirme eso." Comentó Aether con los ojos en blanco.

"No es eso. En realidad, es un encargo mucho más delicado." Shigeru susurró las últimas palabras, como si tuviera miedo de que cierta Diosa lo escuchara.

"Soy todo oídos." Aether no dudó en responder cuando se cruzó de brazos.

"Como ya sabes, todos admiramos mucho a nuestra Arconte, es una gran figura para nosotros. Por eso es que quiero hacer algo especial." El viajero tan solo asintió con cierta confusión, ya que no entendía a donde quería llegar. "La cuestión es que sabemos muy poco sobre ella, así que siempre había querido hacer un libro sobre ella, pero nunca me atreví a preguntárselo…"

"¿Quieres que haga ese libro por ti?" Aether le preguntó, sus deducciones se mostraron certeras cuando una sonrisa nerviosa emergió en Shigeru.

"No necesito que escribas el libro. Conque me entregues la información y los detalles ya es más que suficiente." Aclaró el hombre al instante.

"De acuerdo, entonces-"

"¡Espera! ¡También necesito fotos!" Shigeru lo interrumpió con un grito, algo que extrañó profundamente a el viajero, algo que el hombre notó por lo que no tardó en aclararse la garganta. "Las fotos son la pieza clave para que el producto sea de calidad. El estimulo visual es mucho más importante que un simple título." Aclaró con un tono mucho más relajado.

"Ya veo…" Aether asintió con cuidado, observando las reacciones algo extrañas del editor. "En todo caso, necesitaré ciertos puntos de enfoque."

"Entiendo lo que quieres decir." Comentó Shigeru cuando comenzó a rebuscar entre unos libros. "Puedo darte ciertas anotaciones como referencia. Estoy seguro que eso será suficiente." Comentó el hombre cuando comenzó a garabatear con mucha energía, hasta que finalmente le tendió el papel. "¿Tienes alguna pregunta?" Le consultó Shigeru, viendo que Aether se había quedado mirando el papel sin moverse.

"¿Por qué yo?" Aether alzó su mirada del papel, observando como Shigeru se ponía un poco serio.

"Shogun-sama es una gran figura para nosotros, y por esa misma razón es que se ve tan lejana. Creo que la única persona que tiene una relación real con ella es la señorita Yae, pero es casi tan inalcanzable como ella." De pronto, Shigeru alzó su mirada y observó a Aether con gran respeto. "Pero, de alguna forma, un humano al igual que nosotros se transformó en alguien muy cercano a ella durante estas semanas, lo sé gracias a la señorita Yae. Por eso creo que eres el único en que le puedo confiar esto." Concluyó, su emoción se desbordó un poco cuando junto sus manos con la de Aether.

"Solo era una pregunta, no necesitabas tomártelo tan en serio…" Comentó el viajero con los ojos en blanco al ver la pasión y la convicción que se plantaron en los ojos de Shigeru.

"¡Cuento con tu ayuda!" El editor exclamó con una gran sonrisa cuando el agarre en la mano de Aether se transformó en un apretón de manos.

"Claro." Fue la simple respuesta de Aether.

Una simpleza que lo llevaría a una gran cantidad de problemas y malentendidos en el futuro.

_SALTO DE LINEA_

Relajatetera

Varias horas más tarde…

Una vez que Aether salió del local, Ei le preguntó con su típica curiosidad habitual, y su sorpresa no se hizo esperar al enterarse de que su nuevo y tan preciado amigo se encargaría de escribir un borrador para posteriormente transformarlo en un libro, un libro que hablara únicamente de sus preferencias como persona, mujer, y, sobre todo, Arconte.

Después de esa pequeña charla, Aether dejó que Ei y Yae se pusieran al día de ciertas cosas y se fue a hacer su entrenamiento matutino.

De esta manera llegó la noche, y ellos se reunieron una última vez.

"Todavía me resulta increíble que puedas controlar una Gnosis a tu voluntad." Comentó Ei mientras comía, y, de hecho, se le veía bastante satisfecha por haber retomado el movimiento de sus manos. "Hablando de eso, ¿se lo dijiste a tus compañeros de entrenamiento?" La Diosa dejó os cubiertos en la bandeja y observó a Aether con interés, quien se encontraba sentado en una silla al borde de la cama con su propia bandeja de comida.

"Aún no, tampoco creo que sea necesario." El viajero comentó con naturalidad sin detenerse a mirarla, era obvio que estaba muy centrado en su comida. "Hablando de ellos, ¿crees que puedes hablar con Yae o Sara para que les acepten la participación en los trabajos pesados? Itto dice que es algo de no creer que lo mantengan excluidos de algo tan importante con las ganas que tienen de ayudar."

"No lo sé…" Comentó Ei, observando la carne jugosa con detenimiento. "Si Yae y Sara tomaron la decisión de prohibirles ese tipo de trabajo debe ser por algo."

"No entiendo por qué se negarían a aceptar ayuda de una banda tan famosa e importante para Inazuma." Esas palabras hicieron que Ei lo mirara con una mezcla de interés e incertidumbre.

"¿Disculpa?" La pregunta de la Diosa hizo que Aether despegara la mirada de su plato, fue una vista bastante graciosa ver como un fideo se quedó colgando de sus labios, aunque haya sido algo momentáneo.

"La gran Banda Arataki, ya sabes…" Al ver que Ei lo miró con aún más incertidumbre, el viajero también comenzó a confundirse. "Su jefe es Arataki Itto, un personaje muy famoso dentro de Inazuma."

Al escuchar ese nombre, Ei parpadeó y su rostro se iluminó un poco mientras continuaba degustando su cena, como si por fin hubiera encontrado la respuesta a esta incógnita.

O por lo menos, eso es lo que pensó Aether.

"¿Quién?"

El rubio casi se cae de su asiento tras escucharla.

"¿En serio…?" Fue lo único que pudo decir, y solo tuvo que ver como Ei volvía a parpadear un par de veces con suma confusión para saber que ella no estaba mintiendo. "¿Sabes qué? Olvídalo." Aether volvió a centrarse en su pasta a la boloñesa, y Ei imitó su acción con su respectivo plato de camarones salteados.

Ambos continuaron comiendo en silencio hasta que llegó el momento de la verdad.

"Muy bien." Aether colocó las bandejas sobre la mesita de luz más cercana, para luego enfocar su mirada en Ei. "Comencemos con ese libro." Comentó Aether con una sonrisa cuando convocó un daguerrotipo.

"¿Serán las fotos primero?" Preguntó Ei, observando como Aether instalaba el producto en un estante alto con sumo cuidado.

Ei tuvo que aguantarse un poco la risa al ver la postura extremadamente bizarra cuando Aether se colgó del armario, ya que parecía un simio luchando con su banana.

"Primero hagamos lo más molesto, aunque no necesitamos hacer todas las fotos hoy." Aether dejó su trabajo por un corto segundo para mirar a Ei. "No se la razón, pero ese tipo quiere muchas fotos tuyas en ese libro." Concluyó, para luego continuar con su labor.

"¿Y como debería posar?" Preguntó Ei, sintiéndose ligeramente inquieta.

Era normal, ya que nunca había hecho nada referido al modelaje.

"Bueno…" Aether pegó un pequeño salto para caer al suelo. "No es que quiera ofenderte, pero solo puedes mover la parte superior de tu cuerpo, así que necesitaras mi ayuda con esto." El viajero declaró cuando se acercó a ella y le extendió las manos.

"No es como si me molestara." Comentó ella con una leve sonrisa cuando juntó sus manos con la de Aether, quien no tardó en hacer fuerza para arrastrarla hacia él y cargarla como una princesa.

Era algo que venían haciendo hace semanas, por lo que no era raro para Aether. Por eso le fue difícil notar ese pequeño detalle de como Ei lo abrazaba con mucho cariño mientras acomodaba su rostro sobre su pecho.

Pero, como dije, fue difícil, no imposible.

Una vez que Aether terminó de acomodar la cama, su mirada astuta se fijó en una Ei que estaba disfrutando mucho del abrazo, probablemente mucho más de lo que debería hacerlo.

"¿Tanto te gusta dar abrazos?" Ei abrió sus ojos y un tenue rubor se disparó en su rostro al ser descubierta.

"¿Cuándo te diste cuenta?" Preguntó ella con cierta timidez.

"Tus brazos me están apretando con mucha fuerza, es muy difícil no notarlo." Comentó el viajero con gracia, haciendo que Ei desviara su mirada.

"¿Eso significa que no sabe que lo he estado haciendo en cada oportunidad que se me presentaba?" Ella susurró para sí misma.

"¿Qué?"

"¡Nada!"

Después de ese pequeño momento incomodo para la Arconte, Aether preparó toda la escena para sacar muchas fotos. En cada una de ellas yacía Ei sobre la cama en diferentes poses con diferentes peinados y gestos.

En un principio la Diosa se veía algo insegura, pero fue tomando confianza a medida que el tiempo pasaba, y eso hizo que Aether sonriera.

Una vez que la sesión finalizó, Aether decidió continuar con la última parte del trabajo de hoy.

"Ahora pasemos a las preguntas." Declaró el rubio al mismo tiempo que examinaba una hoja de papel.

"Estoy lista." Ei respondió con su paciencia habitual.

"Todos los Arcontes son los gobernantes de sus respectivas regiones. No son solo gobernantes, sino también son Dioses." Aether alzó su mirada para observar la reacción de Ei. "Teniendo esto en cuenta, ¿qué tanta diferencia emocional puede haber entre un Arconte y sus habitantes? O si quieres una pregunta más simple de entender, ¿existe tanta diferencia entre los sentimientos de un Dios y un humano? ¿Cómo es que ustedes perciben esas emociones?"

"Hum, creo que es una pregunta algo engañosa…" Comentó Ei cuando juntó sus manos, pensando en la respuesta con cuidado. "Es cierto que los Arcontes, o más bien, Dioses, tienen un estilo de vida diferente a los humanos, solo necesitas ver la esperanza de vida entre una raza y otra. Pero…" Ei hizo una pequeña pausa, para luego fijar su mirada en Aether. "Pero mi calidad de vida sigue siendo muy parecida a la de ustedes. Quizás no entienda por completo los sentimientos y las emociones que trasmiten y transitan los humanos, tanto buenas como malas. De todas formas, eso no quita el hecho de que compartimos más cercanía de lo que todos creen. No solo yo, sino todos los Dioses en general." Aether se le quedó mirando en silencio tras la respuesta, haciendo que Ei se pusiera un poco nerviosa. "¿Quizás no fui muy concisa?" Ella preguntó, y Aether no tardó en negar con la cabeza.

"No, todo lo contrario. Es una respuesta perfecta." Comentó Aether con una sonrisa dentuda, para luego comenzar a garabatear en un papel. "¿Por qué crees que los humanos ven más diferencia de lo que realmente existe?" Aether hizo otra pregunta mientras continuaba escribiendo.

"Creo que se debe principalmente a que nos ven en dos diferentes extremos. Hay muchos humanos que nos ven como algo glorioso, como algo muy lejano, como un ángel guardian, como un deseo. Mientras tanto, hay otros que nos ven con descredito, como algo muy repugnante, como un monstruo, como una pesadilla." Ei alzó su mirada tras recordar las diferentes y numerosas experiencias en su vida. "Lo que quiero decir es que no hay un punto medio: para ellos eres una figura prestigiosa y ultra venerada o eres la representación de la destrucción y el lamento. Y todo es por un simple hecho: el poder." Aclaró la Diosa con una mirada pacífica. "Han existido tantos humanos despreciables y tantos humanos que se les consideran héroes. Pero ninguno de ellos se les venera como a los Dioses por algo tan simple como la diferencia de poder." Ei observó a Aether para terminar su veredicto. "Este poder atrae una gran cantidad de admiración u odio. La admiración y el odio atraen el miedo, y el miedo atrae una cantidad de respeto desmedido. Ese respeto desmedido les hace creer que somos muy diferentes, cuando en realidad no lo somos." La Diosa concluyó su discurso, recibiendo un asentimiento por parte de Aether.

"Veo que te estás tomando esto con mucha seriedad." Respondió el rubio con una sonrisa mientras garabateaba a toda velocidad.

"Bueno, debo admitir que es interesante poder hablar de esto con un humano." Respondió Ei con una sonrisa.

"Eh, si, seguro…" Aether se detuvo por un segundo, ya que le parecía curioso que ella aún siga pensando que es un humano después de todo lo que le demostró.

El viajero negó con su cabeza y dejó esos temas sin importancia para otro momento.

"En fin, pasemos a la siguiente pregunta..."

La ida y vuelta duró mucho más de lo que ellos hubieran imaginado, y, por supuesto, ese dichoso libro iba a ser mucho más grueso de lo que Shigeru pensaba, para su satisfacción.

Pero lo realmente importante radicó en la última pregunta de la noche.

"Bajo mi punto de vista, la felicidad y el miedo son sentimientos naturales que comparten todos los seres vivos, quizás omitiendo a cierta vegetación." Ei terminó de responder mientras se detenía a mirar como Aether continuaba escribiendo a gran velocidad.

"En ese caso, ¿qué puedes decir acerca del amor?" La pregunta tomó un poco por sorpresa a Ei, quien se detuvo a pensar en una respuesta.

"El amor es demasiado abstracto, ya que tiene muchos significados. En lo personal amo a mi gente, amo a mi ciudad, amo el concepto de la Eternidad…" Ei hizo una pequeña pausa y sus manos se volvieron a juntar una última vez. "Pero, no estoy segura que pueda entender el concepto del amor romántico." Esas palabras llamaron el interés de Aether, y eso se demostró cuando detuvo sus garabatos para observar a la mujer.

"¿Qué quieres decir con eso?" Preguntó Aether con mucha curiosidad, una curiosidad que encubría un malestar silencioso.

"Para empezar, nunca me he enamorado, y tampoco creo que lo haga en el futuro." Tras la respuesta de Ei, Aether no pudo evitar bajar un poco su cabeza, como si esas palabras lo hubieran hecho pensar profundamente. "En lo personal nunca he visto o escuchado historias de Dioses enamorados, por lo que quizás esa sea una de las pocas diferencias que tenemos con los humanos. Probablemente se deba a que no estamos obligados a reproducirnos para que el número de nuestra especie siga creciendo, y esa independencia hace que nuestra especie haya rechazado ese tipo de sentimientos." Concluyó Ei con una sonrisa, una sonrisa que cambió casi de inmediato al ver la expresión algo incrédula en el rostro de Aether, quien no estaba moviendo ni un musculo.

"No puedes amar…" Susurró Aether estático mientras observaba el papel.

Aunque fue un susurro, el silencio absoluto en el lugar hizo que Ei pudiera escucharlo.

"¿Sucede algo?" La Diosa se preguntó con cierta preocupación al ver el raro estado en el que se encontraba su tan preciado amigo.

Al notar que estaba preocupando a Ei, Aether la observó por un corto segundo para luego sacudir su cabeza.

"No es nada, solo me sorprendiste." Comentó Aether con una sonrisa.

El rubio no tardó en bajar su mirada para seguir escribiendo, y en ese momento Ei supo que algo raro estaba sucediendo.

Después de todo, es la primera vez que ve como la sonrisa de Aether se esfuma tan rápido como aparece.

"Bueno, eso es todo." Aether se puso de pie, y la sonrisa volvió a él cuando miró a Ei. "Por cierto, ¿recuerdas sobre la novela que iba a comprarte?"

"Oh, lo olvidamos." Comentó Ei, su parpadeo indicaba que se sentía algo rara ante los cambios de semblantes tan repentinos de Aether.

Pero, esta vez no era una sensación rara que era agradable o muy cálida.

Ahora era una rareza cubierta de incertidumbre.

"No del todo." Aether le arrojó el libro, a lo que Ei apenas fue capaz de atraparlo ante la sorpresa. "Quizás debería haber hecho esta especie de entrevista primero, así hubiera podido elegir mejor." Comentó con cierta incomodidad al mismo tiempo que se frotaba el cabello.

"¿Por qué lo dices?" Preguntó Ei en el momento de abrir el libro.

"Su genero es romántico. Pensé que te gustaría, pero…"

"¡Eso es perfecto!" Exclamó la Diosa con una sonrisa, sorprendiendo un poco a Aether. "De esta forma quizás pueda comprender este tipo de emociones." Ella culminó al mismo tiempo que comenzó a leer la primera página.

"Bueno, yo…huh…" Ei lo observó con cierta incertidumbre al notar su indecisión.

Finalmente, Aether se dio la media vuelta, y le entregó una última mirada antes de marcharse.

"Nos vemos mañana, supongo…" Concluyó con cierta vacilación cuando cerró la puerta, dejando a Ei con las palabras en la boca.

"Pero ni siquiera me arropaste…" Se susurró la Diosa cuando observó que aún tenía las ropas puestas.

_SALTO DE LINEA_

Relajatetera

Dormitorio de Aether…

El viajero recostó su cuerpo con suma pesadez sobre la cama. Su mirada se estacionó sobre el techo de madera mientras se mantenía en total silencio.

"Ella no puede enamorarse, no puede…" Aether repitió la frase dos veces sin despegar su mirada del techo.

En estos momentos estaba recordando su simpatía, su cariño, sus ojos, su calidez…

Básicamente, él estaba recordando la belleza infinita que esa Diosa guerrera e irónicamente pacifica poseía.

Ella era digna de ser llamada Diosa.

Era una belleza que deslumbraría a cualquiera.

"Genial…" Aether rodó sobre su almohada cuando se llevó una mano a su pecho adolorido.

Cuando pensaba en ella antes, se sentía muy bien.

Cada vez que iba a dormir siempre pensaba en ella desde que se reunieron. Como se sentía feliz, lo había ignorado.

Pero ahora…

Ahora no se sentía bien.

Era todo lo contrario.

Por eso es que ya no podía ignorarlo.

O más bien, se vio forzado a comprender ese insignificante sentimiento.

"Nunca pensé que podría recibir un golpe de realidad tan fuerte después de todo lo que viví." Aether reveló la mitad de su rostro, denotando una expresión neutra.

Su mirada volvió hacia el techo y su mano reposó sobre su cuello ante esa leve sensación de ahogamiento.

En esos momentos fue cuando recordó las palabras de Ei.

"Ella tiene razón, el amor es muy abstracto. Hubo muchas ocasiones en las que creí estar enamorado, pero en realidad fue un gusto tan efímero como la vida de una abeja sin su aguijón…" Pensó Aether con una sonrisa irónica mientras se frotaba el cuello en un pobre intento de alivianar ese ahogamiento producido por la presión que ejercía la tristeza de ese dichoso "golpe de realidad".

Como último acto, su mano se guio hacia su rostro para tapar sus ojos, como si estuviera decepcionado de sí mismo.

Y así, las últimas palabras de esa fría noche resonaron en aquel dormitorio:

"Y cuando creí que solo iba a ayudarla, cuando simplemente quería construir una simple amistad, después de todo eso…al final…"

"Al final, terminé enamorado de una Arconte."

_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _

(en realidad no)

¡Espero que lo hayas disfrutado!

Como pueden ver, este será la pequeña inyección de drama antes de que ambos se conviertan en pareja.

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Sin nada más que agregar, es hora de dejarlos con esta escena final.

¡Hasta la próxima!

"Oh, ¿eso quiere decir que nuestro amigo en común se ha metido en muchos problemas?" Una voz algo infantil resonó sobre la taberna poco bulliciosa.

"Me sorprende que no estés tan sorprendido después de escuchar toda la historia." Ayato colocó la bebida sobre la mesa con cuidado, para luego cruzarse de brazos. "¿Debería suponer que él se mete en problemas muy a menudo?"

"¡Je, supones bien!" Exclamó el pequeño hombre cuando colocó su bebida vacía justo al lado de su arpa. "Pero, por lo que me dijiste, las cosas no hicieron más que comenzar." El sujeto tarareó para si mismo ante la atenta mirada de Ayato. "Quizás debería hacerle una pequeña visita para darle a entender que tiene mi apoyo." Concluyó con una sonrisa, algo que Ayato respondió de la misma manera.

"Las canciones de un bardo caerían bastante bien en un momento de tanta conmoción…" Comentó Ayato mientras jugaba con el líquido del vaso de madera. "Puedo ordenar una visita, ¿cómo es tu nombre?"

El desconocido amplió su sonrisa tras escuchar esa pregunta.

"Tengo muchos nombres, pero casi todos me conocen como Venti."