¡Aquí vamos con la continuación de estos capítulos consecutivos!
Este es el segundo episodio de tres. Aquí habrá muchas charlas, como gran parte de los últimos capítulos. Lentamente nos vamos acercando al final de este primer arco y con ello iremos finalizando la presentación de la mayoría de personajes importantes que estarán presentes en el momento de la verdad (si hablamos de aliados, por supuesto). Pero sin irme tan lejos, primero tengo como objetivo formalizar esta relación antes de que acabe el arco. Por esa misma razón es que iremos trabajando los sentimientos de Ei con "ligereza" en los capítulos restantes.
No quiero aburrirlos más.
Pasemos con lo que todos están esperando.
¡Disfruta!
Era increíble.
Lo que estaba sucediendo era sencillamente increíble.
Aether se encontraba caminando en medio de la ciudad en construcción con Ei en sus brazos y nadie parecía prestarles atención. Incluso recién se daban cuenta de sus presencias solo una vez que pasaban prácticamente por al lado de ellos.
Ese simple acontecimiento asombroso se debía a que todos los transeúntes parecían hipnotizados por esa bella armonía placentera y relajante que emergía desde la taberna, en donde un gran tumulto de gente se había acumulado para entrar.
Ei y Aether se miraron entre sí por unos cortos segundos. Ambos parecían algo impresionados, pero de pronto una gran sonrisa se dibujó en el rostro de los dos. La Diosa ni siquiera necesitó decirle que se acercara lo más rápido posible para ver que estaba sucediendo.
Una vez que se encaminó entre toda la multitud, finalmente se pudo abrir paso y entrar a la taberna, para ver algo que los dejó a ambos sin habla.
Allí se encontraba Venti con su famosa arpa. Apenas estaba tarareando, y ese tarareo estaba perfectamente sincronizado con el melodioso sonido que producía su arpa. Alrededor de él se encontraban muchas personas aplaudiendo y bebiendo con alegría.
Increíblemente, un lugar totalmente vacío y deprimente se había convertido en una gran fiesta.
Todo gracias a un hombre.
Todo gracias a un Dios.
Aether y Ei por fin salieron de su perplejidad y se acercaron a paso lento. Una vez que Venti los encontró con su mirada, él tan solo sacudió el arpa con sus dedos una última vez para finalizar la canción.
"Los estaba esperando."
_ CAPÍTULO 9: CELOSA _
Una vez que Venti dejó el arpa a un lado, todo el ambiente se relajó. Ahora todos se encontraban charlando en sus respectivas mesas con suma tranquilidad, pero el acto principal se cernía solo sobre una de ellas.
"¡Haah!" Exclamó Venti con sumo placer cuando colocó su vaso vacío sobre la mesa.
La cena ya estaba servida. Lo curioso es que Aether y Ei ya habían comido todo, pero lo único que había acabado el bardo era la gran botella de vino.
Así es, se tomó una botella de 2 litros él solo, y ni siquiera Aether o Ei podían entender en qué momento lo hizo.
"¿Quieren que pida otra?" Preguntó Venti con una sonrisa dentuda.
"No gracias. Ninguno de los dos somos muy fans del alcohol." Respondió Ei con simpleza.
"Eso no es lo que él parecía demostrar hace unas horas." Comentó el bardo borracho con una mirada socarrona, haciendo que Aether se pusiera nervioso.
"¿Estuviste tomando?" Preguntó Ei con genuina sorpresa.
"Fue mi primera vez. Ya sabes, lo hice por eso…" La voz de Aether se apagó lentamente, recibiendo una mirada comprensiva como respuesta.
"Lo entiendo." La Diosa respondió con un lindo gesto cuando tomó su mano para reconfortarlo.
"¿Ella realmente lo sabe?" Preguntó Venti con una ceja alzada.
"Si, es decir no."
"¿No lo sé?"
"¡Por supuesto que sí lo sabes!"
"¿El alcohol se te subió a la cabeza?"
"Hmmm…" Venti tarareó con diversión al ver la interacción entre ambos. "Ya veo…" Concluyó con una leve sonrisa cuando enfocó su mirada en Aether.
La mirada que ambos compartieron fue más que suficiente para hacerle saber que él entendía la situación.
"En fin, me alegro de verte nuevamente." Ei retomó la palabra, esbozando su típica expresión pacifica cuando enfocó su mirada en Venti.
"¿Cuánto tiempo fue?" Preguntó el bardo.
"Un milenio, como mínimo." Aether no pudo evitar poner los ojos en blanco ante la cantidad de tiempo, aunque sin duda lo que más le sorprendió es que Ei dijera esa cifra como si no fuera nada. "Por lo visto, el tiempo no cura las malas costumbres. Quiero decir, vaya que bebes mucho."
"Y tú sigues siendo tan estricta y fría como siempre." Comentó Venti con suma gracia en sus palabras. "Pero prefiero eso a que seas alguien muy aburrida. Ya sabes, estoy hablando de esa persona…"
"¿Te refieres a Morax? Por lo menos es un hombre respetable." Alegó Ei con una ceja alzada.
"Ahora lo conocen con otro nombre tan aburrido como su pasatiempo." Comentó el bardo con ligero desdén cuando miró hacia otro lado, haciéndose el ofendido.
"Por lo menos ha cambiado su nombre solo una vez, no como cierta persona que se la pasaba cambiando sus nombres en el pasado para tener diversas aventuras con mujeres." La mirada perforante de Ei dejaba bien en claro que estaba hablando de Venti, quien se hacia el desentendido.
En estos momentos lo único que podía hacer Aether era mirar todo desde lejos, preguntándose si estos Dioses eran realmente amigos.
"Venti, ¿eh? Es un lindo nombre. Me gusta." Esa supuesta atmosfera hostil desapareció de inmediato tras las palabras de Ei.
"Tu nunca te cambiaste el nombre. Pero Raiden es perfecto, por la tormenta y eso, ya sabes." Comentó Venti con una sonrisa relajada que se volvió un poco profunda por lo que estaba a punto de decir: "Oye, realmente me alegro ver que te encuentras bien. Pensé que estarías destruida. No solo por lo de ahora, hablo de todo." Concluyó, su sonrisa había pasado a ser comprensiva.
"Bueno…supongo que lo he estado. Quizás sigo estándolo…" Las manos de Ei se aferraron con fuerza sobre la parte inferior de su vestido. "Pero ahora soy capaz de entender que todavía hay mucha gente que espera cosas de mí, y, sobre todo, que me quieren ayudar. Para ser sincera, no sé cómo devolverles el favor." La Diosa enfocó su mirada en Aether indeliberadamente, entregándole una sonrisa cubierta de cariño.
Venti observó la interacción entre ambos en silencio una vez más. Por lo visto, se sentía agradecido de que una vieja amiga fuera tan apoyada y ayudada por su nuevo amigo.
"Todos estaremos aquí para ayudarte. Y cuando te recuperes, estoy seguro que podrás devolver todo lo que te han dado, e incluso más." Comentó Aether con una gran sonrisa que trasmitió una gran cantidad de confianza y seguridad en Ei.
La Diosa llevó su mano involuntariamente al pecho de Aether. Era un típico gesto cariñoso que se había presentado entre ambos después de todo el tiempo que habían pasado juntos.
Pero era la primera vez que alguien ajeno a ellos lo observaba.
Y Venti era incluso más astuto que cierta zorra Yokai para estas situaciones.
"Por eso es que estoy aquí. Es cierto que vine para verte, pero también quiero que sepas que tienes mi apoyo total por lo que va a pasar en el futuro. No solo por ti, también me preocupa mi gente." Comentó Venti con seriedad, llamando la atención de los dos enamorados. "Dentro de poco todas las regiones tendrán que tomar un bando, y yo estoy seguro que este es el lado correcto." Tanto Ei como Aether tuvieron que sorprenderse ante tales palabras contundentes y realistas del Dios.
"Muchas gracias por tu apoyo, es realmente importante para nosotros." Comentó Ei con una leve sonrisa.
"Bien, habiendo aclarado esto…" Venti se aclaró la garganta, y en ese momento una expresión bastante peculiar adornó su rostro. "Tienes mucha suerte de estar junto a un hombre como Aether. Yo que tú nunca perdería la oportunidad de agradecerle y estar junto a él para disfrutar cada momento, incluso una vez que termines tu rehabilitación." El comentario hizo que Aether lo mirara algo interrogante, ya que habían sido demasiados elogios para su gusto.
"Lo sé, él es alguien increíble. Realmente tengo suerte y espero que nuestra amistad y compañía dure para siempre." Comentó Ei con una sonrisa inocente en su rostro, y Aether no pudo evitar mirarla con un leve rubor.
"¿Con que amistad?" Comentó Venti en un tono suspicaz, algo que llamó la atención de sus dos amigos. "¡Sabes! ¡Se me acaba de ocurrir una idea increíble!" El arconte chocó el puño contra su mano para hacer énfasis en sus palabras. "¡Sería increíble que Aether y yo profundizáramos aún más nuestra amistad con mis viejos hábitos!" El pequeño hombre enfocó su mirada en Aether, esbozando una gran sonrisa inocente y extravagante.
"¡¿Qué dices si en un par de horas nos divertimos con varias mujeres?!"
La primera reacción fue natural: Aether simplemente se ruborizó hasta la muerte.
Pero la segunda reacción…
"¡NO! ¿Por qué?" Ni bien escuchó la última frase, el ceño de Ei se frunció en un desconcierto absoluto y contestó al instante.
No sabía el motivo, pero un fuerte pinchazo la arrinconó sobre su corazón que se extendió por gran parte de su abdomen, por lo que solo le quedó llevar sus manos a su adolorido pecho al sentirse tan abrumada a causa de esas emociones repentinas, y, sobre todo, cubiertas de lamento.
"Primero lo niega y después pregunta." Pensó Venti con mucha gracia tras presenciar la reacción de Ei. "¡Es broma! ¡Es broma!" Al final, Venti bajó la tensión creciente con sus palabras y su risita característica.
Ei expulsó un gran suspiro que no sabía que estaba conteniendo.
"Por favor, no bromees con esas cosas. Ya tenemos suficiente con un mujeriego borracho…"
_ SALTO DE LINEA _
Relajatetera
Al día siguiente…
"¿Se divirtieron ayer?" Preguntó Yae, quien se encontraba leyendo unos papeles, como era habitual en estos días.
"Así es. Pensé que Ei se sentiría un poco incomoda por ir a una taberna, pero se la veía completamente tranquila." Respondió Aether, quien se limitó a observar lo que hacia la Yokai.
"¿Crees que haya algo que pueda incomodar a alguien que vivió por tantos siglos?" Yae detuvo su trabajo para hacer esa pregunta.
"Cada persona tiene sus cosas, no importa que tanto hayas vivido." Declaró Aether con un leve inclinar de hombros, sacando una pequeña risa por parte de la Yokai.
"Veo que te he enseñado bien." Comentó Yae con un poco de gracia. "Por cierto, ¿cómo fue ese pequeño reencuentro?"
"Para ser sincero, en un momento pensé que se iban a poner a pelear en medio de la taberna." Comentó Aether un poco nervioso ante los recuerdos. "¿Todos los Arcontes se relacionan de esa manera?"
"Por supuesto que no. Lo que sucede es que Ei tiene un temperamento y manera de ver las cosas muy diferentes a la mayoría. Aunque, controversialmente, también creo que es de las Arcontes más inmaduras que se haya visto nunca." Comentó Yae, haciendo que Aether pusiera los ojos en blanco.
"Creo que si ella te escuchara probablemente querría darte un golpe."
"Y la entendería. Pero es la verdad, y tampoco busco molestarla con eso." Respondió Yae con naturalidad. "Sus experiencias la han convertido en lo que es hoy. De hecho, creo que tú eres la única persona en la que ella ha entregado su confianza por completo. Por eso es que te parece raro verla actuar con otros, ya que ella solo es completamente genuina cuando está solo contigo." Yae se detuvo por unos segundos, para luego mirarlo con cierta intensidad. "Si tanto quieres saber acerca de su pasado, ¿por qué no se lo preguntas?" Aether tan solo se le quedó mirando en silencio tras escucharla.
"Supongo que no me mandaste a llamar solo para hablar de esto." El rubio desvió el tema, algo que no molestó a Yae.
"Tienes razón." Respondió la Yokai con una sonrisa. "En una hora enviaremos un grupo a Liyue para recaudar más novelas y libros técnicos. Teniendo en cuenta el buen paso que has dejado sobre esa ciudad, estaba pensando que sería buena idea enviarte como un intermediario. De esa manera, el procedimiento sería mucho más sencillo y menos costoso. Además de eso podrás relajarte un poco fuera de este ambiente." Declaró la mujer, para luego colocar ambas manos sobre sus mejillas. "Es un ganar-ganar, ¿qué me dices?"
"Creo que es una buena idea." Aether ni siquiera necesitó meditar la respuesta. "Además, necesito hablar con un conocido en Liyue. Estoy seguro que será de gran ayuda para el futuro." El comentario de Aether hizo que Yae entrecerrara sus ojos.
"¿No estarás hablando de Morax? Por lo que tengo entendido, él murió." Comentó la Yokai con severas sospechas.
"¿Y quien te dijo que había muerto?" Aether remató con otra pregunta, haciendo que las sospechas de Yae se transformaran en una carcajada.
"Definitivamente estás lleno de sorpresas, querido."
_ SALTO DE LINEA _
Liyue
Una hora más tarde…
Aether se detuvo en la entrada de la ciudad. Varios recuerdos volvieron a su mente en ese mismo instante. Estar cruzando ese puente que conducía a Liyue le hizo recordar la primera vez que viajó a estos lares con Paimon como única acompañante.
Ahora también se encontraba con ella, pero lo acompañaban diversas personas.
"¡INCREIBLEEE!" Uno de ellos se hizo notar cuando gritó esa palabra a los cuatro vientos y se fue atravesando el puente corriendo.
Aether y Paimon se miraron para carcajearse de Itto, quien claramente era el más emocionado en el grupo, junto con sus secuaces que no tardaron en seguirlo.
Una vez que recorrieron el puente y se estacionaron en el famoso puerto de la ciudad, la emoción de Itto y sus amigos ya parecía estar más controlada, quienes observaban cada rincón de las tablas de madera, como si cada cimiento de Liyue hubiera sido creado por un alienígena.
"¡Shinobu tenía razón sobre esta ciudad! ¡Su infraestructura es sorprendente!" Exclamó Itto con mucha emoción, recibiendo severos asentimientos por parte de sus amigos.
"¿Cómo les decimos que los materiales de construcción son exactamente los mismos, solo que utilizan colores y formas diferentes?" Paimon le susurró a Aether en el oído, quien simplemente negó con la cabeza ante las payasadas de los hombres.
"Por cierto, ¿a quien se supone que debemos esperar, amigo mío?" Preguntó el Oni, quien se acercó al viajero para abrazarlo del cuello.
"Es alguien que nos ayudará para este pequeño trabajo." Comentó Aether, para luego enfocar su mirada en un gran barco que se aproximaba al muelle. "Hablando de ellos…"
Itto y sus amigos se acercaron con curiosidad para saber de quien se trataba, mientras que Aether y Paimon se mostraron con sonrisas para recibirlos.
Del barco bajaron Beidou y Kazuha, quienes sonrieron instantáneamente al verlos.
Después de una larga presentación, el grupo ahora más abultado estuvieron visitando diferentes partes de Liyue para que Itto y los demás pudieran introducirse en la cultura de esta nueva región que era completamente desconocida para ellos. Aether también tuvo la oportunidad de saludar a viejos amigos, tales como Xianging, Xingchiu y Chongyun, quienes se encontraban rondando o trabajando en la ciudad. El rubio también se llevó varios saludos y miradas de los transeúntes y los dueños de las tiendas, ya que lo conocían muy bien debido a su gran reputación en Liyue. Eso también hizo que muchos prestaran atención a las personas que lo estaban acompañando.
"¡Fiuuu! Creo que ya es momento de trabajar. Paimon está muy cansada de flotar por todas partes." Ella comentó con una mirada agotada en su rostro.
"Paimon tiene razón. Es momento de ponernos manos a la obra." Comentó Kazuha, recibiendo un asentimiento por parte de todos los presentes.
"Si quieren yo puedo acompañar a este gran amigo para facilitarle el trabajo. Conozco varias tiendas que venden libros." Comentó Beidou con una sonrisa confiada cuando golpeó con el codo a Itto. "Y respecto a los libros técnicos… Es un poco difícil conseguir ese tipo de conocimiento a un precio accesible, especialmente si hablamos de algo en masa. Pero no se preocupen, conozco a la mujer perfecta que nos puede ayudar con eso." Su sonrisa confiada se transformó en una muy amigable tras sus últimas palabras.
"En ese caso, yo ayudaré a estos señores." Comentó Kazuha con una sonrisa cuando se unió a Akira, Genta y Mamoru.
"Tú ve con ellos, Paimon. Necesito hablar con alguien antes." Comentó el viajero, ganándose una mirada fastidiada de Paimon.
"¡Pero…!" Ella quería quejarse, pero al ver el rostro completamente serio de Aether decidió guardar silencio. "Humg, de acuerdo." Concluyó, un tanto reacia de separarse de su amigo.
Aether respondió a su manera cuando le sonrió, para luego mirar a todos.
"Nos vemos aquí mismo antes del atardecer."
_ SALTO DE LINEA _
Liyue
Unos minutos más tarde…
Aether se detuvo en frente del gran cartel que tenía la ostentosa vivienda. Parece ser que lo que estaba grabado en él lo hizo detenerse:
"Funeraria El Camino"
Aether volvió su mirada a la estructura. Su rostro se tornó completamente serio, pero cuando estaba a punto de dar un paso, algo, o más bien, alguien, lo detuvo.
"¿Ora, ora?"
Aether volteó su mirada tras escuchar algo raro.
"¿Ora, ora, ora?"
Aether volvió su mirada hacia el frente y tuvo que admitir que se asustó cuando una chica apareció en frente suyo de la nada.
"¡Mira a quien tenemos aquí!" Ella exclamó, aparentemente feliz de verlo. "¿Acaso vienes a entregar algún cadáver?" La aparente felicidad de la chica se transformó en una sonrisa algo morbosa.
"Buenas tardes, señorita Hu Tao. Solo estoy de visita, quiero hablar con el asesor." Comentó el rubio con una gota de sudor nerviosa ante la actitud tan extravagante de la directora funeraria.
"¿Quieres hablar con Zhongli?" Preguntó Hu Tao con mucha curiosidad. "Ahora no se encuentra por aquí. Tendrás que esperar un poco."
"No te preocupes. Tengo mucho tiempo libre." Comentó Aether con una sonrisa, entrando a la funeraria mientras era acompañado por una expectante Hu Tao.
"¡Si tienes tanto tiempo libre, entonces eso significa que podrás contarme todo lo que has estado haciendo desde que te fuiste de Liyue!" Exclamó la joven con su típica energía radiante.
_ SALTO DE LINEA _
Liyue
Unos minutos más tarde…
El té fue colocado sobre la mesa con cuidado ante la atenta mirada de Aether, quien observaba al hombre con cuidado.
"¿Querías hablar conmigo?" Preguntó Zhongli, quien observó al viajero con su típica expresión tranquila pero endurecida.
"Lamento haber venido sin avisar, pero es urgente." Esas palabras hicieron que Zhongli tomara de su té, indicando que tenía toda su atención. "¿Estás al tanto de todo lo que sucedió en Inazuma?"
"Es una lástima." Respondió Zhongli cuando colocó la taza sobre la mesa nuevamente. "Creo que en estos momentos no hay región que no se haya enterado de lo sucedido, pero nadie conoce los detalles con exactitud. Solo hay rumores." Ese comentario hizo que Aether observara su taza de té con cuidado.
"La historia es larga, puedo resumírtela." Su mirada se alzó tras decir esas palabras. "Todos ya saben de la guerra que había en esa región, pero no fue por eso que Inazuma se destruyó. Los Fatui se metieron hasta el fondo entre ambos bandos y cuando la cosa estaba a punto de explotar, la Arconte Cryo apareció para asegurarse de que la explosión sea aún más grande. Ella destruyó toda la ciudad y mató a más de la mitad de la población, solo por esto." Aether extendió su mano, y Zhongli observó en silencio como la Gnosis Electro se materializaba.
"Ya sabíamos que ella estaba en búsqueda de las Gnosis. Simplemente tendrían que habérsela entregado para evitar ese conflicto mayor. Después de todo, son inútiles en la época actual." Comentó Zhongli como si no fuera nada cuando volvió a tomar de su té.
"¿Crees que ella hubiera podido contra la Shogun Raiden sin utilizar su poder?" Zhongli abrió ambos ojos y su acción se detuvo en seco tras escuchar esa pregunta. "Es obvio que tus cálculos no funcionaron como habías predicho." El Dios lo observó en silencio tras escuchar sus palabras.
"¿Cómo se encuentra Raiden Ei? No creo que ella haya…" Después de unos segundos, Zhongli decidió preguntar.
"Descuida, ella está bien. Recuperándose, pero bien. Pude salvarla, al igual que la otra mitad de la población que tuvo la suerte de sobrevivir a la explosión masiva. Aunque, para ser sincero, si no hubiera sido por Ei, nadie hubiera sobrevivido." Aether respondió, haciendo que Zhongli colocara una mano sobre su mentón.
"Ya veo…" Susurró, para luego mirarlo con cierta incertidumbre. "¿En donde se encuentran los sobrevivientes? Todos pensaban que había sido una aniquilación absoluta."
"Están viviendo en mi tetera." Comentó Aether cuando invocó la Relajatetera frente a él. "También me encargué de los cuidados de Ei, a pesar de que ambos nos queríamos más muertos que vivos."
"¿Y su estado mental?" Preguntó Zhongli, haciendo que Aether lo observara con detenimiento.
"¿Te preocupa?"
"Por supuesto. Nunca fui capaz de entender esa Eternidad por la que tanto lucha, pero la conozco desde que era una Kagemusha. En esa época era alguien que estaba completamente obsesionada por el combate. Quizás por eso es que nos terminamos llevando bien." Comentó Zhongli con una pequeña sonrisa ante los recuerdos, muy, muy lejanos. "Es natural que te preocupes por tus amigos." Concluyó, volviendo a su expresión habitual, ganándose una leve sonrisa por parte de Aether.
"Lo entiendo perfectamente." El viajero agarró la taza con cuidado. "No debes preocuparte por ella. Es cierto que estaba destruida, pero pude contenerla y ayudarla lo suficiente. Ahora ella luce mucho mejor, y todo apunta a que no volverá a aislarse en esa espada." Aether describió con una sonrisa, obviando por completo el rostro completamente sorprendido de Zhongli.
"¿La ayudaste tanto tú solo?" Preguntó Zhongli, sus ojos estaban un poco más abiertos de lo normal, algo que confundió a Aether.
"¿Qué? Es cierto que Ei es muy terca, ¿pero quien no entendería la situación cuando los resultados están justo en frente de tus ojos? Solo un ciego no se daría cuenta que debe cambiar sus maneras." Declaró Aether como si no fuera nada, pero eso no bajó la sorpresa de Zhongli.
"Ei estuvo ciega durante siglos, hasta que llegaste tú. No me parece ninguna coincidencia." Comentó el hombre con una leve sonrisa. "Se nota que tienes un don para unir y ayudar a la gente."
"Solo hago lo que me parece correcto." Contestó el rubio con simpleza. "Además, creo que estás exagerando. Ei puede ser muy dulce y simpática cuando la conoces bien. Solo que… creo que todo el mundo puede tomar malas decisiones…" Comentó Aether con el ceño fruncido.
"Las personas malas pueden tomar buenas decisiones. Las personas buenas pueden tomar malas decisiones. Nadie nunca será blanco o negro, solo existen los grises…" Comentó Zhongli con sabiduría, para luego darle una probada a su té.
Ese momento hizo que ambos se presentaran en una pequeña pausa que pareció eterna.
"Volviendo al tema principal…" Zhongli retomó la conversación. "¿Qué es lo urgente de este tema?" Aether se puso serio tras escuchar esa pregunta.
"Ya lo sabes." Fue el simple comentario del rubio, haciendo que Zhongli frunciera el ceño.
"Que ella pueda controlar o no las Gnosis no significa nada. Entiendo que puede causar muchos problemas, pero sabes bien mi posición sobre este asunto."
"Entiendo que quieras mantenerte en el anonimato, y entiendo que quieres que los propios mortales se encarguen de los problemas. Pero esto no es un problema normal." Aether se puso de pie tras sus palabras. "Estamos hablando de una próxima batalla masiva. Nadie sabe lo que quiere Zarina. Incluso podría estar planeando atacar Liyue en algún momento."
"Ella ya tiene mi Gnosis." Declaró Zhongli con simpleza.
"¿Y eso realmente asegura que no atacará? ¿Acaso sabes lo que quiere hacer con las Gnosis? Si es así, entonces ilústrame con tu conocimiento." Zhongli no hizo otra cosa más que mirar hacia otro lado tras las palabras de Aether, quien no pudo evitar dar un suspiro. "Escucha, tanto tú como yo sabemos que la búsqueda de poder por lo general no trae nada bueno consigo. Quizás Zarina realmente esté planeando algo bueno, pero no lo sabemos, y ni siquiera quiere decirlo. Sabiendo esto, me gustaría saber si realmente quieres arriesgarte a la posibilidad de que tu gente se enfrente a una Arconte con todas las malditas Gnosis en su poder." Aether detuvo su discurso al notar que Zhongli estaba meditando sus palabras.
Fueron unos segundos realmente largos, pero el Arconte jubilado por fin le entregó una respuesta:
"Lo pensaré."
_ SALTO DE LINEA _
Liyue
Tres horas más tarde…
Aether observaba la oscura noche en silencio. Solo la mitad del grupo se había reunido, y el silencio entre ellos dejaba a entender con claridad lo que estaba sucediendo. Pero, si como eso no fuera suficiente, Paimon decidió quejarse, como era habitual en ella:
"¡¿Cuánto tiempo más nos van a hacer esperar?!" Exclamó la niña flotante con suma irritación.
"¿Saben algo? Tengo una ligera sospecha de lo que puede haber sucedido." Comentó Kazuha mientras observaba la enorme estructura lujosa flotante que se cernía sobre la ciudad.
"¿Estás pensando lo mismo que yo?" Aether lo miró de reojo, recibiendo un leve asentimiento por parte de Kazuha.
"¿Eh…?" Paimon tan solo miró entre los dos, sin entender nada de lo que estaban insinuando, y los amigos de Itto lucían igual de confundidos.
"Creo que iremos a darle una visita a Ninguang." Comentó Aether con una media sonrisa.
Al final, no tuvieron ningún tipo de problemas en subir a aquel lugar, ya que Aether era especialmente bienvenido por toda la ayuda que había brindado no solo a Liyue, sino también a Ninguang.
Los amigos de Itto se notaban muy impresionados ante el palacio flotante, ¿y quién no lo estaría? Cada rincón gritaba a mares que esta mujer era una de las entidades más ricas del mundo.
Finalmente, todos se encontraron con las personas que estaban buscando, aunque la situación era algo bizarra, ya que Beidou tenía un pie sobre el escritorio mientras lucia un rostro muy frustrado, a su lado estaba Itto que lucía bastante incomodo, y sentada detrás del escritorio se encontraba una Ninguang con los brazos cruzados y su típica sonrisa había sido reemplazada por un ceño fruncido. También había otras dos mujeres, pero ambas se veían bastante apartadas de la discusión.
"¡Vamos! ¡¿Qué tanto te cuesta hacernos esa ganga?! ¡Eres la mujer más rica del mundo!" Exclamó Beidou con fastidio.
"En primer lugar, no soy la mujer más rica del mundo. En segundo lugar, mi riqueza no se debe precisamente por estar regalando moras. Y en tercer lugar…" Los ojos de Ninguang se entrecerraron con ligero disgusto. "¿Puedes sacar tu pie de mi escritorio?"
"¡Solo es una pequeña ganga! ¡Prometo que te pagaré hasta el último mora!" Exclamó la mujer con una sonrisa, reafirmando su pie sobre el escritorio, algo que obviamente no le hizo mucha gracia a Ninguang.
"¿Así como me pagaste todas las demás 'gangas'? Todavía estoy esperando que me pagues ese medio millón de moras." Ese comentario hizo que Beidou se pusiera muy nerviosa y apartara el pie del escritorio.
"¡Pero esto no es por mí, es por mis amigos!" Ninguang tan solo la miró, indicando que eso tampoco le importaba demasiado.
Pero justo en ese momento fue cuando pudo ver que Aether se encontraba detrás de la pirata, por lo que una sonrisa se disparó en su rostro.
"Vaya, ¿qué los trae por aquí?" Preguntó Ninguang cuando se puso de pie, haciendo que todos miraran hacia atrás.
"Vinimos a averiguar porque Beidou e Itto se tardaban tanto." Comentó Aether, para luego esbozar una sonrisa. "¿Cómo has estado, Ninguang?"
"Todo ha ido perfecto gracias a tu ayuda." Comentó la Equilibrio Celestial con una dulce sonrisa. "Si me hubieran dicho que venían con él, entonces no hubiera tenido problemas para hacerles varias copias." Concluyó, enfocando su mirada en Beidou e Itto.
"¿Eh? ¿Tan rápido cambias de opinión?" Preguntó el Oni con sorpresa, quien increíblemente se había mantenido callado desde que llegó.
"Por supuesto. El último gran favor que Aether hizo antes de irse a Inazuma fue brindar ayuda vital a la construcción de esta Cámara de Jade que vigila toda la región. Uno de sus muchos favores, por cierto." Comentó la mujer, para luego enfocar su mirada en Aether. "Tengo muchos libros acerca de la arquitectura de Inazuma, pero no quiero perder esos documentos. Puedo hacer esos cientos de copias que me propusieron, pero será muy caro." El comentario hizo que Aether se cruzara de brazos con una sonrisa.
"¿Qué quieres a cambio?" Él preguntó, haciendo que Ninguang esbozara una pequeña sonrisa.
"Quiero que me cuentes que es lo que sucedió en la Isla Narukami con todo detalle." Comentó la mujer, recibiendo un asentimiento como respuesta.
"Será una historia un poco larga." Comentó cuando se acercó junto con los demás para tomar asiento.
Una vez que tomó asiento, Aether fijó su mirada en las dos mujeres que estaban sentadas a su lado.
"Shenhe, Ganyu." Aether hizo un leve asentimiento como saludo, y las dos mencionadas respondieron de la misma manera.
"Pensé que pediría moras." Itto le susurró a Beidou, haciendo que ella lo mirara.
"Ninguang siempre dice que la mora es solo un medio más para alcanzar el conocimiento."
_ SALTO DE LINEA _
Relajatetera
Un tiempo más tarde…
"¿No crees que están tardando demasiado?" Preguntó Sara, recibiendo una mirada de reojo por parte de Yae.
"Quizás tuvieron problemas para negociar. Creo que exageramos un poco con tener la variante 'viajero' de nuestro lado." Comentó la Yokai, pero sus dudas fueron disipadas cuando la puerta se abrió de manera repentina.
"¡Ya regresamos!" Exclamó Itto con una sonrisa triunfante, y detrás de él estaban todos los participantes de este encargo, quienes llevaban una gran cantidad de libros y documentos.
"Bienvenidos." Respondió Sara con su típica neutralidad. "¿Consiguieron todo?"
"Los libros de arquitectura y fundición estarán listos en unos días. Son muchas copias." Aclaró Aether, quien dio varios pasos hacia adelante.
Y fue en ese momento que se dieron cuenta de algo muy interesante, ya que una silueta desconocida se posó al lado de Aether.
_ SALTO DE LINEA_
Relajatetera
Unos minutos más tarde…
Una vez que todos se habían marchado, ahora Yae y Sara estaban sentadas frente a una mesa, y en el otro extremo se encontraba Shenhe, quien lucía tan tranquila y estoica como siempre.
El silencio entre los tres era más que palpable, pero ese momento fue roto cuando Aether hizo acto de presencia junto con cierta Diosa, que, como siempre, parecía estar disfrutando siendo cargada por él. Aunque ese momento quedó en un segundo plano cuando ella observó a la nueva invitada.
Aether recorrió todo el camino sin decir una palabra, colocando a Ei en su respectivo asiento, para luego sentarse junto a Shenhe.
"Entonces…" Yae fue la que rompió el silencio. "¿Esta señorita de nombre Shenhe quiere trabajar como una asesora diplomática entre Liyue e Inazuma?"
"Más como una asesora, solo trasmitiré los mensajes." Aclaró Shenhe, haciendo que las tres mujeres del otro extremo de la mesa se miraran entre sí.
"¿Por qué quieres tomar este trabajo?" Preguntó Ei con suma curiosidad.
"Para ser sincera, hace poco me introduje en el mundo de los mortales y mi comunicación no es mi fuerte. He estado buscando trabajo, pero hay muchas cosas que no entiendo, por lo que creo que este es un primer paso más sencillo al cual podré aprovechar para ganar experiencia." La declaración de Shenhe se ganó un silencio entre todas, que parecían estar debatiendo si aceptarla o no.
Tanto Ei, como Sara y Yae se enfrascaron en una conversación silenciosa mientras tomaban de sus bebidas.
"Por mi está bien." Aether rompió el silencio, ganándose la mirada de todas. "Ninguang es una mujer muy inteligente, y tenerla al tanto de todo puede ser de gran ayuda. Tenerla de aliada a ella es tener a Liyue de nuestro lado." Afirmó el rubio, para luego observar a la mujer de cabello blanco con una sonrisa. "Además, Shenhe es mucho más capaz de lo que parece." Concluyó, dándole varias palmaditas sobre la cabeza, a lo cual ella lo miró con cierta confusión.
Lo curioso fue ver como ella hizo el mismo gesto sobre Aether, dejando a todos en silencio. No fue por esa simple acción, si no fue por el hecho de que ella se había acercado excesivamente para hacerlo, por lo que el rostro de Aether estaba enterrado entre sus pechos.
"¡CRACK!"
Todos observaron con suma sorpresa como el vaso de Ei se había partido.
"Oh, lo siento." La Diosa se sintió un poco avergonzada mientras recogía los pedazos de vidrio en silencio.
Yae y Sara se miraron entre sí, entendiendo perfectamente lo que había sucedido, mientras que Shenhe y Aether tan solo la miraron con confusión.
"En ese caso, no hay nada más que discutir." El comentario de Yae rompió ese momento algo incómodo. "Te aceptamos como nuestra mediadora. Si quieres puedes vivir en la mansión."
"Acepto la oferta, y muchas gracias." Shenhe agradeció con su típica falta de expresión.
_ SALTO DE LINEA _
Relajatetera
Unos minutos más tarde…
"Podrías haberte hecho daño. Por suerte tienes una piel más dura que el hierro." Comentó Aether, quien se encontraba inspeccionando la mano de Ei con cuidado.
Ella parecía muy absorta ante la sensación que le brindaba ser tocada cuidadosamente por él, ya que las vendas siempre impedían ese momento.
"No sé lo que me sucedió, me sentí rara y de repente…" Comentó Ei, bajando un poco la cabeza ante el recuerdo.
"No te preocupes. No fue la gran cosa." Aether detuvo su inspección para entregarle una linda sonrisa, algo que sonrojó un poco a la Diosa. "Ahora si me disculpas, tengo que ver la carne." Comentó para luego encaminarse al horno, o eso es lo que había planeado.
"¡Espera!" Ei lo tomó del brazo para impedirle el movimiento, ganándose una mirada curiosa por parte de Aether.
"¿Qué sucede?"
"Quiero…quiero que sepas algo." Ei se mostró realmente tímida, algo que sin duda no era muy habitual en ella. "Yo…yo te aprecio, te aprecio mucho." Ella se ruborizó un poco tras esas palabras, ganándose una leve sonrisa por parte de Aether.
"¿Sabes? Todos me dicen que eres una mujer muy complicada de tratar. Pero yo no creo eso." Esas palabras llamaron el interés de Ei, quien no se esperaba esa respuesta. "E cierto que empezamos con el pie izquierdo, pero sin duda alguna eres la mujer más dulce y honesta que he conocido." Ei no pudo ocultar su sonrisa ni evitar cortar el contacto visual ante tan lindas palabras.
"Supongo que ellos tienen razón. Siempre fui alguien que no se enfocaba en otra cosa más que ser una gran artista marcial y en tener grandes combates. Nunca me relacioné mucho con las personas y por eso es que no tuve muchos amigos, y los pocos que encontré en el principio de mi camino…" Ei se detuvo tras recordar una parte del pasado, su rostro reflejaba lo lastimada que se sentía. "…Quizás Makoto fue la última con quien me expresé como soy en realidad. Pero, después de todo lo que tú y yo hemos pasado juntos…" Ei volvió a enfocar su mirada en Aether, y en sus hermosos ojos morados se reflejaba una gran cantidad de amor y confianza. "Después de que salvaras a mi nación, a mis deseos, y a mi misma…yo, simplemente…" Ei sintió como su corazón se aceleraba por lo que estaba a punto de decir: "Simplemente no quiero mostrarme distante. Yo quiero demostrarte lo agradecida que estoy, y, sobre todo, quiero demostrarte todo lo que mi importas. Porque tú…" Ei llevó una mano a su pecho cuando sintió que su cuerpo se calentó demasiado.
Era un sentimiento rebosante de esperanza que hace mucho tiempo no sentía, y él era la única causa del por qué ella se sentía tan viva.
"Porque tú me importas mucho."
Aether en un principio lucía un poco impresionado ante las palabras de Ei.
Su rostro, su expresión, sus ojos, el leve temblor en su cuerpo…
Todo decía que ella lo decía desde el fondo de su corazón.
Finalmente, Aether salió de su pequeño aturdimiento y le respondió con una sonrisa calurosa, algo que iluminó el rostro de Ei y la hizo sonrojarse.
"Tú también me importas mucho." Fue una respuesta realmente simple, pero Ei sintió que su mundo cubierto de esperanza y vida se iluminaba aún más tras escucharlo.
Aether se le quedó mirando en silencio al ver como ella abría su boca. Parecía querer decir algo, pero al final la cerró y lo único que hizo fue mirarlo en silencio. Él nunca notó que sus rostros estaban solo a centímetros y como ella tenía su mirada enfocada explosivamente en sus labios.
"La carne." Aether volvió a decir, y esta vez Ei no lo detuvo.
Fue bastante curioso ver como ella se sentía extremadamente confundida en el momento que Aether se apartó de su lado.
"¿Qué me está pasando?" Pensó la Diosa con gran incertidumbre al sentir que su cuerpo y alma estaban deseando estar junto a Aether con todo su ser.
Lastimosamente, su mente no estaba a la par con sus instintos.
"¡Ta-rán!" Cantó el rubio con una voz melodiosa cuando presentó una tabla de madera con una gran cantidad de carne. "¡Estás son las famosas tiras de carne de Liyue!"
Ei se limitó a observar como Aether colocaba la gran cantidad de carne bien sazonada y brillante sobre la mesa. Los ojos de Ei brillaron cuando el olor y el color dorado de la carne se hizo presente. Ella dejó salir un suspiro de placer cuando el aroma se instaló por completo en sus fosas nasales.
Ei tomó los cubiertos y Aether tan solo se dignó a colocarle la servilleta, observando completamente divertido las reacciones de la Diosa respecto a la comida.
"¡Esperen! ¡No dejen a Paimon afuera!" Exclamó el hada flotante cuando apareció por la puerta junto con Yae, Sara y Shenhe, quienes observaron el platillo con sumo interés.
"¿Qué es lo que huele tan bien?" Preguntó Shenhe, claramente confundida.
"Créeme que él hace las mejores comidas de todo Teyvat." Comentó Yae cuando se sentó al lado de Ei. "¿No estás interesado en convertirte en mi esclavo? Prometo pagarte muy, M-U-Y bien siempre que me sirvas estas cosas." Comentó la Yokai con un tono travieso, algo que claramente no le gustó a Ei.
"No seas grosera." Comentó la Diosa con ligero desdén.
"¿Grosera? ¿Cuándo?" Preguntó Yae, fingiendo inocencia.
Aether y Paimon se miraron entre si ante la rara interacción, para luego inclinarse de hombros.
_ ¡FINAL DEL CAPÍTULO! _
(¿es el final?)
¡Espero que lo hayan disfrutado!
Ya presenté a todos los personajes importante que quería presentar antes del momento crucial. Ahora seguro habrá un corto time-skip en algún momento antes de que termine este arco.
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Sin mucho más que decir, me despido.
¡Muchas gracias por leer!
Zhongli permanecía completamente en silencio. Aún se encontraba en la funeraria, y su mirada estaba completamente enfocada en la ventana más cercana. Por lo visto, la oscuridad de la noche y las estrellas lo estaban sumiendo en un pensamiento profundo.
"Oye, Zhongli, ya voy a cerrar." Comentó Hu Tao cuando asomó su rostro por la pequeña apertura de la puerta.
"Voy a quedarme unos minutos más. Descuide, yo cerraré." Aclaró el Dios, recibiendo un asentimiento como respuesta.
Hu Tao se le quedó mirando en silencio por unos segundos. Su ceja alzada decía todo, pero al final decidió no meterse en sus asuntos.
Una vez que escuchó como la puerta principal se cerraba, Zhongli volvió su mirada a las estrellas.
"Xiao."
Un hombre apareció junto a él a través de un torbellino ni bien su nombre fue mencionado.
"Reúne a todos los Adeptus. Diles que es urgente." Zhongli ni siquiera lo miró, pero supo que el mencionado lo estaba mirando con completa seriedad tras lo escuchado.
"Como usted diga." Así como apareció, Xiao desapareció, dejando solo a Zhongli una vez más.
Su mirada aún seguía enfocada en las estrellas, pero ahora había un ceño fruncido en su rostro.
